Ámame a la Luz de la Luna
Elsa Gabriela
¡Yay! Capitulo número siete! Por fin lo subooo! Por fin sabremos que paso con Kouga y cual es su pasado! Lamento muchisisisisimo la tardanza! Pero estaba de viaje y tenía también que actualizar para Las ConsecuenciasPero bueno, espero que todos me disculpen! Agradezco a las dulces y gentiles personas que me han dejado un Review... aqui les respondo...
(1.) Han-Ko: Gracisa por firmaaar! Yay! Me alegro que te haya gustado el capitulo anterior, y no te preocupes, Inuyasha recibira un castigo... no se como, pero lo hara! Lo juro! Hehehe gracias de nuevo, cuidate mucho y que estes bien, suerte, chao!
(2.) lintu: Gracias por firmaar! Wuhu! Y tienes razón, Inuyasha es un estupido... pero recibira una lección igual que Ayame... :) hehehe gracias y espero te guste este cap. lamento la tardanza pero estaba de viaje! Mil gracias, suerte y cuidate, chao!
¡Voila! Termine. Buneo lectores, les pido que dejen un review para saber si les gusta o no mi historia y para saber si tiene una duda o sugerencia! Gracias!
Pasando al fic...-ADVERTENCIA: FANS DE AYAME NO LEAN ESTO! gracias!
Gozen este capitulo!
Cuando Aome se hubo calmado, y las lagrimas dejaron de brotar de sus ojos cafés. Kouga se permitió el lujo de respirar. Había estado guardando la respiración por la cercanía del cuerpo de su amada al suyo. Pero ella se había alejado cuando el dolor se había calmado en su cuerpo.
A decir verdad, Aome sentía que un gran peso, como el de una montaña, se había ido de sus hombros. Una sensación de alivio, felicidad y tranquilidad invadían su triste alma. Sus ojos sin expresión se permitían el lujo de brillar. Pero la sonrisa en su rostro aún no alcanzaba su mirada. Necesitaba un motivo para hacerlo, y ese aún no lo encontraba...
- Kouga... ¿que ocurrió contigo¿porque no sonríes¿que paso con el seguro príncipe que me amo por años?
La voz de la joven, fue apenas y un susurro, el cual fue escuchado solamente por el lobo. Los ojos azules voltearon a ver la luna llena que se abría ante ellos, bañándolos en su luz color plateada. En otro época el hubiera salido a aullarle, en forma de tributo para que su gente fuera protegida del mal y su amada estuviera bien. Pero los tiempos habían cambiado, y el ya no era el mismo...
Una caída en desgracia es la perdición de los nobles.
- Después de aquella última batalla con Naraku, volví al lado de mi prometida, Ayame. No quería contraer nupcias con aquella mujer, pero la promesa que yo le hice cuando era pequeña la llevo ante los ancianos que consideraron que tenía que cumplirla. ..
xXxXxXx Pasado xXxXxXx
El día era gris, triste. El bosque estaba silencioso. Y en una cueva cerca de un cascada se estaba llevando acabo una conferencia. Los presentes se miraban uno a los otros, con ojos vacilantes y llenos de dudas. Al frente un tribunal de ancianos hablaban silenciosamente entre ellos, de vez en cuando sus miradas se cruzaban con las de un lobo que esperaba tranquilamente, sentado frente a ellos, una respuesta.
- ¿Crees
que tenga que casarse con ella? –
- Yo
creo que si. –
Esos eran los chismes que circulaban por la pequeña sala. Pero nadie podía saber la verdad, hasta que los jurados decidieran el destino.
- Levántate, Kouga, Príncipe de las tierras del Este. Los ancianos y superiores hemos llegado a un acuerdo.
El mencionado personaje se había parado. Dando a mostrar su aura de seguridad y la confianza en su mirada. No temía a la decisión, pero probablemente renegaría si fuese lo contrario a sus opiniones. Así que cuando Kichs, el lobo más viejo de todos, anuncio el veredicto, sintió que el mundo caía sobre el, aplastándolo.
- Cuando era más joven hiciste una promesa a la princesa del Norte. No permitiremos que se dañen las buenas relaciones que llevamos con nuestros vecinos por tu inmadurez. Por lo tanto, has de contraer matrimonio con ella mañana. Para que la guerra que tu haz creado termine de una vez. Ella será tu princesa, y futura reina, tu serás coronado Rey cuando un hijo haya florecido de esta unión.
Kouga que era un joven independiente y con mente propia, no podía creer la sentencia que se dictaba ante el. Pues de que otra forma llamarlo, si era algo que él no quería hacer. Su corazón le pertenecía a otra dama y era incapaz de tocar a otra mujer sin pensar en traición y adulterio, por lo tanto supuso que no llegaría a ser Rey en una buena cantidad de años, pues la que amaba no estaba comprometida ya con el hombre que había sido su rival, y su corazón era libre, pero tras la batalla final con Naraku había dejado de visitarla, por temor a llevar acabo acciones que al día siguiente se arrepentiría, y comprometerían el futuro de su gente.
- Aome...- el joven se permitió decir su nombre por última vez mientras soltaba un suspiro de tristeza. Abandono la sala sin mirar a la gente que había en ella, ni siquiera a su prometida que bailaba y gritaba como una quinceañera en plena fiesta.
Los ruidos y murmullos pasaron inadvertidos por sus oídos, las miradas de compasión no fueron detectadas por su cuerpo, el cual caminaba en estado depresivo. Nadie se acercó a consolarlo, pues nadie sabía el porque de su dolor. Solo dos lo conocían, Ginta y Hakkaku, aquel dúo que siempre lo siguió y que tuvo la oportunidad de conocer a la sacerdotisa, pero ellos habían sido enviados al territorio del Norte a informar del veredicto.
Kouga estaba solo a pesar de estar rodeado de gente.
Cuando la luna llena apareció en el cielo nocturno, y el se encontraba solo en el bosque, pensó en la que amaba... los sueños y planes que tenía con ella se destruían conforme los minutos pasaban. Su ojos pudieron liberar las lagrimas que había contenido desde la mañana.
- Con cada lagrima que derramó dejo lo que pudo haber sido... –
Esa era la verdad. Y en su interior, su corazón se retorcía de dolor; su mente maldecía a los ancianos. Ya no podía hacer nada, pues una vez que el consejo a llegado a un acuerdo, nada puede hacer que cambien de opinión; Solo Dios sabe que paso por sus mentes cuando le concedieron a Ayame su deseo más profundo realidad.
Descendió del árbol en donde estaba sentado, y regresó a la cueva. Aquella noche no hubo aullido a la luna, y todos los miembros de la tribu se cuestionaban entre si, miedo en sus voces pues su futuro Rey no había pedido por seguridad y bienestar.
- Kouga
debe estar devastado... – Ginta comentó a su mejor amigo,
mientras observaban la figura andante del príncipe, la cual
se acercaba a ellos con una lentitud incomparable... una tortuga lo
pudo haber vencido.
- Claro
que lo esta. El siempre amo y amará a la señorita
Aome.
Una estrella fugaz pasó en la noche. Y cuatro personas la vieron. Tres coincidieron en deseo, pero una no. Aquellas tres fueron Kouga, y sus dos amigos: quienes pidieron por piedad y esperanza para que en un futuro el pudiera casarse con Aome; y aquella persona fue Ayame, la princesa del Norte que anhelaba el titulo de Reina.
Al parecer, la princesita no era tan dulce como ella aparentaba ser. Y su ambición y deseo llevarían la perdida de su futuro esposo.
xXxXxXx Fin de Pasado xXxXxXx
- Al
día siguiente nos unimos en Santo Matrimonio. Bebimos de la
misma copa, y entregue a ella su corona de futura reina y el titulo
que llevaría. Coloque un anillo en su dedo frío, y la
ceremonia terminó. Nos besamos, pero yo no fui capaz de
devolverlo con la misma calidez y amor con que ella me besaba. En
realidad me sentía enojado, frustrado e impotente.
Cuando
abandonamos aquel ritual y nos encaminamos a donde pasaríamos
la noche de bodas, lo único que pude pensar fue...
"Mi
vida a dejado de ser mía."
Kouga calló. Y Aome pudo ver que unas cuantas lagrimas querían brotar de aquellos ojos que ella había llegado a amar. No sabía que palabras utilizar para consolarlo, así que lo abrazó, fuerte. Y entonces, aquel seguro hombre lloro en su hombro. Y ella también... Nadie debía de pasar por un matrimonio forzado.
Ella limpio sus lagrimas con sus manos, acariciando aquel rostro triste. Sus manos temblaban ante el contacto físico con aquel joven, pero ella no se pudo controlar y besó su frente. Un gesto maternal que hizo brillar su corazón de esperanza.
- Por favor, Kouga. Permíteme ayudarte con tu dolor, cuéntame tu historia para poder consolarte y brindarte mi hombro y mis cuidados.
Aquellas palabras eran casi una declaración de amor, y el joven respondió ansioso a su pedido.
- Las cosas aparentaban ir bien. Y creí que tal vez y el matrimonio con Ayame no sería tan malo. Pudo llevar la noche de bodas con una pasión falsa que nadie, ni siquiera ella, notaron. Así que ya había cumplido con mis deberes maritales...y todo debía de marchar perfectamente. Pero, no esperaba la actitud ambiciosa de Ayame, y mucho menos sus mentiras que me llevaron a donde ahora estoy...
xXxXxXx Pasado xXxXxXx
En las habitaciones privadas de los esposos, futuros reyes, una discusión tenía lugar. No fuerte ni grave, pero una que desesperaba al joven esposo.
- Kouga...
¿cuando seré Reina?
- Cuando
tengamos un hijo.
- ¡Falta
mucho!
- Paciencia,
entonces.
- Pero
quiero ser Reina. ¡Quiero que me reconozcan!
Sin palabras se quedo el príncipe. Pues este no conocía aquel lado oscuro de la dulce niña que había conocido hacía años. Suspiro. La miro fríamente a los ojos... se dio media vuelta y abandono la recamara. No estaba de humor para terminar la platica.
- Maldito... mientras siga evadiendo mi cama en las noches jamás seré Reina, y entonces no podré ser rica y tener poder. Tengo que hacer algo... pues se bien que ese desgraciado no me ama.
Ayame murmuró, viendo a su alrededor de manera calculadora. Por los últimos meses había intentado en vano llevar a Kouga a su cama. Pero este siempre inventaba algún pretexto, y esto la estaba desesperando, pues aún no estaba embarazada.
Las noches eran frías y Ayame necesitaba un cuerpo que la calentara, su esposo no sería ese hombre, claro estaba, así que fue en aquel momento que comenzó a engañarlo: Con un amigo suyo de la infancia que era muy ambicioso, y que estaba enamorado de ella.
- Kosanfu,
puedes salir. Kouga se ha ido. Una vez más a rechazado mi
cama. Lo he hecho enojar y necesito urgentemente tener un hijo, si
no, jamás podremos llevar nuestros planes acabo. –
- Eso
se puede arreglar, querida.
En la oscuridad de la habitación, pues las velas habían sido apagadas, el amante besaba a la princesa. Acariciando su cuerpo, quitándole su vestimenta que la cubría, y en un verdadero silencio, se amaron los dos.
Nadie los interrumpió. Y nadie jamás lo haría. Aquellas visitas estaban tan bien planeadas, que nadie jamás sospecho, o eso ellos creían, pues Kouga siempre lo supo, incluso cuando cayó en desgracia y aquel hombre ocupo su trono.
xXxXxXx Varios meses después xXxXxXx
- ¡Es un varón!
La comadrona exclamo alegre. Ayame que estaba en la cama, con las sabanas manchadas de sangre, respiraba rápidamente, estaba empapada en sudor por el esfuerzo pero había valido la pena. Pues ella era ahora Reina. A su manera.
- Te felicito, esposa mía. Has hecho un buen trabajo. Mañana lo llevaremos ante los ancianos para que nos reconozcan nuestro derecho a ser Reyes. Por fin tendrás las riquezas a tus pies. –
Kouga la beso en la frente. Mientras sostenía a aquel pequeño en sus brazos. Su mirada contenía orgullo, pues era el creía que era el padre de aquel recién nacido. Pero la verdad era otra, y no tardaría en llegar...
Kouga en el año que había pasado al lado de Ayame había cambiado, tanto en aspecto físico como mental. Pues había dejado de creer en el deseo que pidió la noche antes de casarse. Aome no era más que un recuerdo... un recuerdo de la buena vida que el había dejado. Pues su querida esposa Ayame no lo dejaba en paz, siempre pidiendo más: dinero, joyas, poder, ropa. Y se quejaba constantemente de cualquier pequeña actividad domestica. Si le pedía alguien que le ayudara a recoger plantas, ella rechazaba al instante diciendo que una Reina no hacía esa clase de Trabajos. Así que Kouga tenía que hacerlos, para no crearse enemigos.
- Kouga...¿que
ha ocurrido contigo? - Una vez su mejor amigo Hakkaku le pregunto.
Estaban viendo el amanecer, y se percato que Kouga estaba más
callado que de costumbre.
- No
lo se. Ayame es tan distinta...que no puedo siquiera esforzarme en
intentar quererla un poco.
Aunque esas palabras no respondían a la pregunta de su amigo, fueron suficientes para darle un vistazo al estado en que el príncipe se encontraba. Quería ayudarlo, pero no sabía como, y la señorita Aome había desaparecido... pues no la había podido encontrar en la aldea en donde ella vivía.
- Todo
saldrá bien...- El había dicho al lobo cuando Ayame lo
llamo.
- Espero
que lo digas sea verdad...ya no puedo más.
Aquellas memorias eran borrosas, y traían un dolor a su corazón, el cual se destruía día a día.
Soltó un suspiro aquel joven seguro... deposito al bebé en los brazos de su esposa y se alejo. Partiendo a buscar a los ancianos para informarles la noticia. Y para reclamar el trono que su padre le había dejado al morir. Pero cuando entro en la sala, no pensó que sería exiliado de su propia reinado.
- Hemos escuchado las noticias, joven príncipe. Y nosotros cumpliremos el veredicto que hace tiempo dictamos. En una semana ustedes serán coronados.
xXxXxXx Fin de Pasado xXxXxXx
- Después
cuando la corona caía sobre mi cabeza, y yo colocaba la de
ella. Mi destino fue sellado con tinta. Y ella que había
estado planeando aquel momento desde que nos casamos, solamente me
lanzó una sonrisa malvada... aquella fue la primera indirecta
de mi caída.
Jamás debí de haberle hecho
aquella promesa.
- ¿Sabias
de sus infidelidades?- Aome pregunto lentamente...
- Si.
Sus mano se volvieron puños que temblaban de furia. Su mirada sin expresión se torno roja. Y Aome temió que perdiera el control sobre sus impulsos, así que lo volvió a abrazar, tranquilizándolo con su delicado aroma.
- Gracias, Aome. Déjame terminar, pues apenas llega el como llegue aquí.
El viento soplo, mandando flores volando por los aires. La luna se escondió detrás de una nube que paso, pero las estrellas estaban atentas a la historia de traición e infidelidad que se desarrollaba ante ellas.
xXxXxXx Pasado xXxXxXx
- Esposa
mía, por fin eres mía. Espero y estés
satisfecha. –
- Y
lo estoy... solo que una persona me impide alcanzar mi sueño...
- ¿Quien?
- Alguien
muy cercano a mí. Pronto lo sabrás.
La duda y el miedo invadieron sus sentidos. Pues últimamente su gente lo miraba con rechazó y cierto odio en sus miradas. No sabía a que se debía, pero tenía la intuición que su esposa estaba detrás de ello... y tenía miedo a las consecuencias. Y por si las dudas se preparo, invocando a sus dos mejores amigos que hacía tiempo no hablaba con ellos, para crear un plan.
- Ginta,
Hakkaku. ¿Saben que ocurre aquí? Ultimamente la gente
me ve con despreció, y yo no recuerdo haber hecho algo malo.
- No
sabemos, Kouga. Lo lamento... pero sabes, tengo un presentimiento y
no es algo bueno. En todo caso, todavía quedan algunos lobos
que no te guardan rencor y están preocupados por tu seguridad
y bienestar. Pues esa Ayame tiene un aura oscura.
- Gracias,
amigos.
Se alejo de ellos, seguro de que todo saldría bien. Y que sus amigos lo apoyarían en todo lo que el necesitara si las cosas llegasen a salir mal.
Aquella noche hubo luna llena, y el aullido lo hizo el amante de Ayame, Kosanfu. El desgraciado ser que lo reemplazaría.
Cuando el sol apareció entre las montañas los colores pasteles se juntaban en el cielo, formando una vista única. Ayame se levanto temprano, y se vistió. Colocando su peor atuendo, se despeino, y coloco un poco de maquillaje morado alrededor de su ojo. Su amante, Kosanfu estaba a su lado, con un aspecto falso de preocupación. Y Kouga dormía... tranquilamente en la cama que compartía con su esposa.
El acto en escena estaba listo. Los personajes preparados para desarrollar su terrible plan.
- Ahora, que empiece la función...- la voz aguda de la reina anunció en un susurró. Y las cosas se pusieron calientes.
El amante se
coloco al lado del Rey, y preparo su mano para golpearlo, suavemente
pero lo suficientemente duro como para despertarlo y hacerlo
reaccionar agresivamente, tal y como el esperaba.
PAM
El ruido de
vidrio destruyéndose despertó a todos los lobos que
habitaban la cueva. Se acercaron a la habitación de donde el
sonido provenía. Y se asustaron cuando vieron a Ayame salir de
ella con lagrimas en los ojos, nadie notaba que eran falsas. Kosanfu
ya había desaparecido tras un pasadizo secreto y actuaba el
papel de asustado. Kouga, mientras tanto, no sabía que
ocurría, pero sus ojos estaban rojos y sus manos en puños.
Todos los presentes se enojaron con su Rey, creyendo que había
golpeado a su esposa, y se lo llevaron a un calabozo que tenían.
El pobre príncipe aún no sabía la tragedia que
se aproximaba.
xXxXxXx En el juicio xXxXxXx
Habían pasado algunos cuantos días desde aquel incidente. Y Kouga no tenía idea del porque estaba en aquella horrible prisión. Ninguno de los guardias le dirigía la palabra y lo llamaban "abusivo". Sus amigos no tenían permitido entrar así que no podían darle una razón.
Entonces, la puerta de su celda se abrió y entro un lobo, fuerte y musculoso ... con una mirada que te hacía temblar. Este tomo a Kouga por su cuello, empujándolo con crueldad hasta el tribunal. Camino a el, la gente le gritaba insultos... y el solo pensaba: "Por Dios, soy el Rey y el pueblo me Odia...¿que he hecho?"
Entro en una sala bastante familiar, y fue que recordó que ahí los ancianos le habían dicho que tenia que contraer matrimonio con Ayame. Su mirada navego por el mar de gente que estaban presentes, pero no encontró ninguna cara familiar, sus dos mejores amigos habían sido enviados a una "misión" lejos de la cueva. Así que no estarían para defenderlo del horrible crimen del que sería culpado.
- Su
Alteza Kouga. Su esposa dice que usted la maltrata¿es
cierto? –
- Jamás
la he tocado más que cuando tenemos relaciones lo cual es
algo no muy frecuente
- ¡Miente!
Ancianos, no esta diciendo la verdad, Vea mi ojo y las cicatrices en
mi cuerpo. – Ayame exclamo indignada, con una voz llena de coraje
y falsa tristeza.
Hubo un silencio rotundo en la sala. Y luego exclamaciones de enojo contra el Rey. Las cosas no marchaban bien y Kouga temía lo peor. Entre la conmoción y los gritos de la sala, el cruzo miradas con ella y supo la verdad.
- Maldita Ayame, tu has planeado todo esto... –
Murmuró y espero su destino. Ayame había jugado bien sus cartas, y el pagaba. Ella quería poder y muchas riquezas y el solo quería tener paz y seguridad en su tribu... sus planes contradecían los de ella, y la única forma de llevar los suyos realidad era por medio de engaños a la gente y un poco de excelente actuación.
Cuando el sol se escondió detrás de las montañas el veredicto estaba declarado y él fue exiliado.
Regresó a su habitación por sus pocas pertenencias personales, y después abandono el lugar donde había nacido y crecido. Sus camaradas de guerra ni siquiera se mortificaron en escuchar su lado de la historia, y fue entonces que supuso que Ayame les había lavado el cerebro con las cortadas y sus falsas lagrimas.
- Reinaremos
juntos. –
La reina murmuró
al oído de su amante, quien ahora vestía elegantemente,
y sostenía su mando en la suya.
- Me has rechazado por no ser como tú... condenada estarás.
xXxXxXx Fin del Pasado xXxXxXx
- Y de esa forma llegue a donde ahora estoy. Permanezco no muy lejos de donde tu vives con Ginta, Hakkaku y unos poco lobos, aquellos que me siguen siendo fiel y no tragaron las mentiras de Ayame. El reinado que mi padre me cedió me llevó a mi ruina, y a ella la llevo de la ruina a la gloria.
Su voz expresaba traición y dolor. Y Aome que no podía creer que hubiera tanta maldad y ambición en el corazón de alguien, rompió en llanto mientras sujetaba su cuerpo al suyo.
- ¿Por qué lloras, querida?
El se permitió el lujo de usar aquel apodo que solía usar con ella. Aome lo miró fijamente a los ojos, cruzando los colores café y azul, y le dijo con una voz que llena de compasión y tristeza..
- No debiste de pasar por algo así. Lamento no haber estado para ayudarte.
Kouga se conmovió por las palabras de la joven, unas cuantas lagrimas escaparon su triste mirada, y entonces una verdadera sonrisa se apodero de su rostro. La sacerdotisa se sorprendió y sonrió también, y esta vez...
Las sonrisas eran verdaderas.
Aquella noche
llovieron estrellas en el cielo. Y los dos jóvenes
permanecieron unidos, dejando que el dolor se fuera y su corazón
se llenara de alegría. Las cosas irían mejor, y el
deseo que el príncipe había pedido hacia mucho tiempo
se estaba empezando a volver realidad... la doncella que cuidaba
niños tristemente había encontrado el amo y la seguridad y confianza volvían a él conforme sentía una esperanza de ser corresponido en su corazón.
Ahora solo debía admitirlo la dama, y después... hacer la guerra por el honor de Kouga, por la vida de sus mejores amigos: Sango, Miroku, Shippou y Kirara y al final, mandar a Inuyasha a otra época a dejar una carta a su familia.
¿Que tal?
¿Les gusto?
Hemos ya visto el pasado de Kouga y Aome. Ahora hay que ver que harán al respecto y como su relación se desarrolla en amor! Wuhu!
No olviden dejar un lindo y super review para saber lo que ustedes piensan!
Gracias,
Elsa Gabriela
