Disclaimer: los personajes de Slam Dunk no me pertenecen, sino a: Takehiko Inoue

I'll Survive

By: Seymour

Chap 2:

Y finalmente lo tenía frente de él. Allí cara a cara pero solo había un problema: Hanamichi no parecía reconocerlo. No pudo evitar que una carcajada se escapara de sus labios. Era lo único que no se esperaba. Se esperaba gritos, asombro, palidez en el rostro del pelirrojo… hasta había pensado en la posibilidad de recibir algún golpe pero nunca pensó en que Hanamichi no le reconociera.

Capaz tenía el cabello un poco más corto de lo que solía usar en la preparatoria, capaz la ropa lo hacía ver diferente… ¿y por qué no? Los años también habían pasado para él. Se llevó una mano hacia su frente y en particular hacia sus cabellos en claro signo de frustración pero fue en eso que se topó con la gorra que llevaba puesta. ¡Ah! Tal vez por eso no le reconocía. Se la quitó de inmediato. Había sido algo a lo que se había tenido que acostumbrado a usar. Conforme iba ganando reconocimiento en el universo de la NBA se tenía que camuflar para no ser 'asediado', y fue por eso que una simple visera fue lo único que se le ocurrió como posible solución a dicho problema.

"d'aho" dejó escapar de sus labios.

Mientras por su lado, el alto pelirrojo no pudo más que abrir sus ojos en expresión de asombro. "¿Ru… Rukawa?"

"bingo" Y si, ese había sido el gran momento: Sakuragi ya era consciente de que Kaede Rukawa había regresado a Japón pero... ¿y ahora qué?

"¿qué haces aquí?" fueron las únicas palabras que brotaron de aquellos carnosos labios luego de un instante de silencio en donde tanto uno como el otro se analizaba con la mirada, siendo los únicos sonidos que cortaba tan densa situación: el sonido del balón y uno que otro esporádico grito.

Rukawa meneo su cabeza hacia un costado mientras ganaba segundos pensando una posible respuesta. ¿Qué responder? Eso iba a ser difícil, sí, pero antes de que pudiera meditar las palabras adecuadas, su viejo él se ocupó de la respuesta "¿desde cuándo debo de darte explicaciones de lo que haga o deje e hacer con mi vida?" y sí, maravillosa respuesta… eso si su idea era comenzar 'mal' con el pelirrojo. Nota mental: se auto golpearía cuando tuviera la oportunidad.

"…" Por su lado Hana fijó su mirada en la del morocho. Nunca se hubiera esperado volver a ver a Rukawa. O sea, no era que el hombre tuviera acceso denegado a Japón y que una vez que se fue a USA nunca más regresaría… sino que nunca esperó que se presentara ante él justamente. Extraños giros del destino, demasiado malos por cierto. Y esas palabras. Tan características de él. "bueno, entonces si no tenes nada que hacer o decir retírate, estás interrumpiendo el entrenamiento"

"cuando me contaron que eras el nuevo entrenador me sorprendí mucho… nunca te hubiera imaginado en este tipo de trabajo… nunca te creí demasiado paciente"

Hanamichi solo lo observaba. ¿Y quién era para venir y decirle si era capaz o no de ser entrenador?

Mientras, en la duela, el entrenamiento seguía con su curso… o al menos eso se intentaba. Pero uno a uno -lentamente- cada muchacho fue deteniendo su juego. Era imposible que la figura del recién llegado no llamara la atención de nadie. Hasta se había formado cierto aglutinamiento en la entrada del gimnasio, y para no romper con la tradición, la mayoría de las personas eran muchachas.

"a caso ese no es…?" murmuró una de ellas algo incrédula ante lo que sus ojos creían estar observando.

"sí… no hay duda, es él" secundó un muchacho que andaba medio colado entre tanta niña.

No había duda, se trataba de Kaede Rukawa ¿Cómo no reconocerlo si la vitrina estaba atiborrada de fotos y recortes periodísticos sobre el? Sería una deshonra si los mismos alumnos de la preparatoria Shohoku no conocieran al famoso basketballista de la NBA que en sus años de juventud cursó allí mismo, que caminó por esos mismos pasillos, que jugó en la misma cancha y que hasta durmió en esa misma terraza. En fin, no cabía la posibilidad de que nadie no lo reconociera… o sí, el pelirrojo no lo había echo.

"¿pero que hace con Hanamichi?" y si, tal como Rukawa lo había sospechado. Casi no había respeto por parte de los muchachos hacia su 'entrenador'.

"¡HEY!" se escuchó un grito que regreso a todos a la realidad. Los que antes observaban a los dos mayores conversando, y los mismos dos hombres que antes se encontraban observando uno a otro, todos voltearon al lugar donde el 'grito' provino para así encontrarse con dos muchachos yéndose a las manos.

Sakuragi identificó a los dos chicos, y olvidándose de la existencia de Rukawa salió como tiro hacia el lugar, allí en medio de la duela. "¡ALTO!" exclamó pero ninguno de los dos se detuvo. Aunque no era una pelea demasiado pareja, uno más bien golpeaba y el otro recibía.

"Sei" intervino finalmente el pelirrojo tomando de la cintura del muchacho más pequeño y quitándoselo de encima al que se encontraba debajo. "dije que te detuvieras" sentenció con voz claramente autoritaria.

"pero... pero ese desgraciado me estaba tocando" acusó mirando a los ojos a Hanamichi "¿cómo no querés que le pegue?"

El otro muchacho se incorporó y se sentó, sosteniéndose con un brazo mientras que con su mano libre se sobaba el mentón "culpa mía: no es, con esos shorts solo pide a gritos 'toquenme'" dijo en su defensa con una sonrisa socarrona.

Todos enmudecieron. Todos conocían muy bien que el entrenador Hanamichi tenía cierto 'favoritismo' hacia el muchachito llamado Sei. ¿Pero quien no lo tendría? esa apariencia tan desprotegida y débil solo lograba que todos le quisieran proteger… u otras cosas. Pero la gran sorpresa que a pesar de ese aspecto físico, su carácter era totalmente diferente: tenía un carácter de los mil demonios; y siempre, en todos los entrenamientos, Sei repartía puñetazos al primero que intentara hacerse el gracioso con el. Y Sakuragi no se hacía esperar para darle su 'merecido' a quien osaba hacerlo.

"por algo te dije que te pusieras los pantalones largos" sentenció Hanamichi mientras lo depositaba en el suelo. El muchachito, quien se veía como una delicada muñeca en brazos de un gigante lo observó con el entrecejo medio fruncido, para luego separar sus labios y susurrar un caprichoso "no es justo" y sin más, salir corriendo hacia los vestuarios.

Y a pesar de que el muchachito sea dueño de unas 16 primaveras, su comportamiento era únicamente comparable con la de los niños de kinder.

Hanamichi dejo escapar un gran suspiro de sus labios, refregó sus sienes y luego de serenarse fue detrás del muchacho.

"y allí van de nuevo" susurró uno de los muchachos. Todos suspiraron. Rukawa por su parte solo observaba curioso todo lo que sucedía ¿qué había sido todo aquello? Y lo más importante¡Hanamichi lo había dejado allí olvidado!

Rukawa volteó su vista y se dio cuenta que había un muchacho junto a él. No sabía por qué pero aquel joven le recordaba un poco al sub capitán Kogure. Los lentes, quizás. "siempre es lo mismo" le dijo el chico mientras se volteaba para observarlo, con un gesto de entre seriedad y gracia.

"…" muy bien. No tenía ganas de hablar con nadie, pero como dicen 'la curiosidad mató al gato' Y realmente quería saber quien era aquel muchachito al que Hanamichi prestaba tanta - por no decir demasiada- atención. "muy seguido, eh?"

"si… Sei es un poco consentido… y el entrenador siempre le concede sus caprichos" se encogió de hombros "O sea, no es que lo culpe… todos lo hacen… pero es que siempre anda armando algún escándalo en los entrenamientos y Sakuragi debe de ir por detrás de él para hacerlo regresar a la práctica. Por lo general tardan como 15 minutos."

"oh…." Rukawa volvió su mirada hacia la puerta de los vestuarios. Había sido una mala idea preguntar. Había demasiadas cosas que podía hacerse en 15 minutos o menos.

- - - -

Desde aquel acontecimiento en el gimnasio habían pasado ya 3 días. Rukawa se había retirado sin esperar a que el pelirrojo saliera del vestuario en compañía del muchachito. La verdad, no había sido muy buena idea ir a buscarle a su lugar de 'trabajo'. Las pocas palabras que intercambiaron no fueron demasiado significativas… ni amables. Necesitaban hablar, sí, pero eso no iba a ser posible con 'público' por eso lo mejor sería hacerlo en privado. ¿Y qué mejor que darle una visita a Hanamichi en su propia casa?

Había salido de su departamento a eso de las 19hs pero a pesar de la seguridad con la que había salido, parecía que conforme a cada paso que avanzaba hacia destino, lentamente esa confianza se iba desvaneciendo… por ello mismo prefirió retrasar lo más que pudo la visita. Dio unas vueltas por aquí, unas por allá pero siendo ya casi las 21:47 de la noche, se enfiló a destinó.

Estuvo parado frente aquella puerta por quizá unos 5 minutos. Quizás más, quizás menos. Respiró hondo, se alisó las ropas y se detuvo justo cuando sus manos estaban acomodando las mangas de su sweater. No recordaba estar tan nervioso desde quien sabe cuando. Contó hasta tres y finalmente presionó el pequeño botón haciendo sonar un estridente sonido dentro del departamento. Aguardó unos segundos, minutos… dos, tres, cuatro… nadie atendía. ¿A caso no estaría? Tocó nuevamente.

Nada.

Iba a tocar nuevamente pero sintió unos pasos bastante escandalosos aproximarse "Ya va" escuchó una voz que le avisaba desde el interior departamento, pero no era ninguna voz conocida. Por sobre todas las cosas: obviamente, no era la voz de Sakuragi.

Y cuando ese fundamental echo rondaba sus pensamientos, la puerta se abrió de par en par, dejando ante él la figura delgada de aquel muchacho. Ambos demostraron clara sorpresa en sus rostros, y por más que Rukawa intentó disimularla simplemente no pudo. Se quedó mudo.

Observándolo.

Dentro de toda la extrañeza que le producía la situación conocía al muchacho… era el chico con el que se había cruzado aquella vez en el parque, aquel que era demasiado 'amigable' con Hanamichi, y el muchacho por quien el pelirrojo parecía tener cierta 'debilidad'. ¿Qué significaba todo aquello?... y para empeorar las cosas aún más, el muchacho estaba en la casa de su 'profesor' a las… ¿casi 10 de la noche? Y… y… sus ojos se detuvieron en el detalle más importante de todo: el muchacho estaba vistiendo, apenas, una camiseta demasiado grande… remera que le quedaba fácil unos 15 cm por sobre la rodilla. Y una remera que por sobre todas las cosas¡era de Hanamichi!

¿Cómo lo sabía? Instinto.

"¿necesitas algo?" escuchó aquella vocecita melodiosa traerle a la peculiar realidad.

"…" tardó unos segundos en acomodar sus ideas y formular algo coherente en su cerebro "si, Hanamichi"

"…" El muchachito lo observó intensamente. Y luego de unos minutos estando en la puerta, ambos en silencio, lo dejó entrar. "ahora lo busco" dijo mientras se iba por uno de los pasillos. Luego lo vio retroceder unos pasos hasta que regreso nuevamente junto a él "¿departe de quien?"

"Rukawa, Kaede Rukawa" sentenció mientras se sentaba cómodamente sobre uno de los sillones de cuero negro. Si. Había logrado recuperar la compostura.

El muchacho volvió a desaparecer. Aguardó unos minutos… pero a pesar de todo lo concentrado en tratar de ser ese él que era frió y calculador realmente no lo lograba con el escándalo que se estaba llevando acabo en algún lugar del departamento.

"Te dije que no entres cuando yo me este bañando" si, esa era la voz del pelirrojo… y por lo que 'deducía' se estaba bañando… y el chico había entrado. Un gruñido se escapó de sus labios.

- - - -

Y así era. Tal cual Rukawa lo suponía. Sei se había apresurado a recorrer deprisa con sus pies descalzos aquel pasillo que lo conducía a la habitación de Hanamichi, y más especialmente a aquel cuarto de baño donde el pelirrojo estaba tomándose una ducha.

Al entrar, el vapor golpeo su rostro y sintió la humedad en todo su cuerpo. "Hana" susurró en voz baja mientras se acercaba a la tina de baño y corría un poco la cortina para poder escabullir su cabeza.

El pelirrojo obviamente sorprendido no pudo más que exclamar un grito y luego un "¿qué haces acá¿Cuántas veces te dije que no entres cuando me estoy bañando?" El niño sonrió con picardía "Hana, no vería nada que no haya visto antes" y acto seguido le guiño un ojo cómplice.

"………." Hanamichi le hizo señas que retrocediera mientras tomaba las cortinas para cubrirse con ellas "¿qué pasa?"

"ah! Sí… hay alguien que te vino a ver" le dijo inocente mientras iba retrocediendo hasta toparse con la puerta y dejarse deslizar por ella hasta quedar sentado en el suelo con sus piernas contra su pecho y rodearlas con sus brazos.

"… ajá… ¿y quién es?" dijo mientras volvía a su tarea de quitarse el jabón del cuerpo.

"mmmm…" echó su cabeza hacia atrás, elevó su mirada para observar el techo y posó uno de sus dedos índice sobre sus labios. "Pues es él" susurró

"… ¿él¿Él, quién?"

"Hana…" le decía con cierto deje de fastidio "vos sabes de quien te hablo, de 'él'. Rukawa, Kaede Rukawa" dijo intentando imitar el tono con el que se lo había dicho el hombre que estaba en la sala.

Las manos de Hana se quedaron donde estaban, allí, sosteniendo su cabeza. Se quedó inmóvil. ¿A qué había ido a su casa?

"¿qué le digo?" La voz de Sei le sirvió como para salir de su trance. Balbuceo un par de frases incoherentes, hasta que finalmente le dijo "dile que me espere" y sin más, el joven se puso de pie y salió de allí.

Caminaba lento por el pasillo, de echo se había quedado unos minutos con su espalda reposando sobre la puerta del baño pero esta vez del lado exterior. No era tonto. Obviamente había sabido de quien se trataba apenas le abrió la puerta. De hecho, esa misma vez en el gimnasio ya sabía de quien se trataba. Por algo había armado el pequeño escándalo con Youta… pero eso era su secreto.

"Hana dijo que en seguida viene" le anunció mientras también se sentaba en el sofá individual que estaba justo frente al de Rukawa.

El hombre de cabellos oscuros lo observó. Desde el día en el gimnasio ese muchacho no le había agradado para nada. ¿Cómo decirlo¿Instinto una vez más?

"te debes de estar preguntando que hago acá ¿verdad?" escuchó aquella frase como si le hubiera leído la mente. Y eso lo ponía aún más nervioso.

"la verdad, sí"

"me lo imaginé, además… se ve en tú cara" le hablaba sin prestarle demasiada importancia, y le importaba poco y nada si aquel hombre le consideraba maleducado. Sabía que Rukawa estaba receloso hacia él, y a su joven ser tampoco le caía bien el hombre mayor. En esa situación era mas importante la trenza que estaba haciendo con sus cabellos que el observarle al hablar. Aquel hombre representaba un cierto 'peligro', sí, pero ninguno demasiado grande. "pues vivo aquí" sentenció finalmente

"… con Sakuragi¿tú profesor?" Intentó recalcar aquel pequeño detalle.

"Sí, con Sakuragi, mi profesor… mi amante" y fue recién allí que finalmente se dignó a clavarle la mirada en la de Rukawa. Clavarla en aquellos ojos azules que eran como un reflejo de los propios. Y sin duda, esa última palabra había logrado el efecto planeado. Rukawa se había quedado mudo, literalmente hablando.

La situación se había tornado realmente incómoda. Expresiones simplemente contrastantes. Uno con una gran sonrisa de satisfacción y hojeando una revista mientras tarareaba alguna cancioncilla. El otro, sentado, con el ceño fruncido y con miles de cosas pasándole por la mente.

"¿a qué viniste?" la voz de Hanamichi se escuchó de espaldas a Rukawa. El morocho, como resorte. Se giró hasta toparse frente a frente a Sakuragi. Allí estaba, recién salido del baño. Aún, algunas gotas corrían por su rostro…. Su cuello… y muriendo en la tela de la remera. "¿Rukawa, qué querés?"

Saymour says: Muy amables por los reviews, y muchas gracias por leer el fic. Espero este capítulo haya sido de su agrado.