I Will Survive

by: Seymour

Chap 5:

Rukawa quien se había mantenido con la mirada gacha con aquellos 'innecesarios' recuerdos a los que recurrió Hanamichi levantó su vista hasta toparse con aquellos fieros ojos miel. Pálido y con respiración algo alterada.

"¿creías que no lo sabía?" preguntó Hana mientras se impulsaba para ponerse de pie "Rukawa, déjate de chiquilinadas… somos dos adultos ya, por favor" pasó de él encaminándose derecho hacia la puerta de salida "y a diferencia tuyo, yo soy responsable… así que regreso a mí trabajo que es ser el entrenador de estos chicos. No se si te lo pensas tomar en serio o solo es por martirizarme… pero si es solo una cosa sin importancia tú cargo de 'profesor ayudante': no regreses" y una vez dicho todo lo que tenía por decir, Hanamichi salió de aquella habitación.

Rukawa luego de reaccionar se encontró solo en el vestuario.

¿Cuándo habría salido Hanamichi?

No se dio cuenta pero si de algo estaba seguro era que: Sabía de su lesión...

Frunció el ceño.

¿Y cómo demonios se enteró de eso? No tenía idea.

O sea, había habido en USA un rumor de que su parcial retiro del juego profesional era debido a una lesión pero sus representantes se encargaron de 'camuflar' y 'desmentir' aquella noticia alegando que el retiro que realizaba Kaede Rukawa se debía a que creían necesario que el joven se tomara sus merecidas vacaciones. ¿Y qué mejor que regresar a su tierra natal? Allí podría descansar sin ser asediado por tantos periodista ni parecidos.

Hum… pero eso lo inquietaba. Bueno, no era que el que sepa o no influyera en sus 'planes' pero lo había tomado de sorpresa… y decirle que había regresado por él como que ya no daba. Bueno… sabía que era una mentira 'parcial'… pero si la situación lo hubiera ameritado se lo hubiera dicho. ¿O ya se lo habría hecho?

Estuvo así un buen rato. Maquinando. Pensando. Todo se venía abajo... y una sola pregunta recurría a su mente:

¿Cómo lo supo?

Porque el hecho de que Hanamichi lo supiera le resultaba peculiarmente sorprendente.

Pero de pronto, sus neuronas hicieron 'click'. Hizo que sus dedos se escurrieran entre sus cabellos y luego sonrió. Siempre había que buscarle el lado positivo a las cosas... y que Hanamichi supiera sobre su lesión solo implicaba una cosa: se interesaba por él y siguió paso a paso su vida durante ese tiempo que los separó.

Si, gran autoconclusionista... pero era engañarse con eso o... nada.

Pero de que cabía esa posibilidad, la cabía.

Igual tampoco quería engañarse. Los medios expresivos y la globalización le desalentaban un poco su teoría. Artículos sobre su lesión había ocupado lugar en varias columnas de diarios y revistas deportivas de América como de Japón. Capaz no tantas en Japón pero ya que Kaede Rukawa era uno de los máximos exponentes en representar a su país en tierra americana ameritaba algún que otro artículo.

Pero sea donde sea lo haya leído eso implicaba que Hanamichi leyó artículos referidos a él. OH, sí... eso llenaba de esperanzas a su ingenuo ser. Por más que el pelirrojo acabara de decirle que su presencia no era algo más que del pasado... sabía muy bien que eso no era tan así porque: si uno quiere dejar algo atrás tendría que corta todos los lazos posibles relacionados con esa cosa o persona. Ni tendría que interesarse lo más mínimo por su 'bienestar'.

En el rostro de Rukawa se figuró una gran sonrisa... hasta daría miedo ser testigo de ella.

"cuándo va a darse por vencido y dejará de acosar a novio me pregunto yo" escuchó cierta vocecita que desafortunadamente ya le era extremadamente familiar, demasiado para su gusto.

"pues... déjame pensarlo" cerró sus ojos y fingió una gran deliberación interna que no duró más de 5 segundos "... nunca" y esa última palabra si se aseguró de decirla viéndolo a los ojos, con una mirada que decía más que mil palabras …o insultos.

"oh... estas despechado... comprendo" se movió agraciadamente para luego finalizar sentado justo frente de Ru, cruzó sus piernas delicadamente, apoyó su codo sobre la rodilla y su rostro de porcelana sobre la palma de la mano, observando al hombre frente a él " te golpeo la cruel realidad…¿se acabaron tus 5 minutos de fama?" señaló con sus ojitos azules el tobillo de Rukawa para luego sonreír angelicalmente " te encontraste solo e infeliz…entonces, un día te levantaste y dijiste 'regresaré a Japón y buscaré a Hanamichi'"

Dios, cada vez que lo conocía un poco más se daba cuenta que esa apariencia del niño bueno no concordaba para nada con la personalidad y las palabras envenenadas que brotaban de aquellos labios. ¡Lobo disfrazado de cordero! De seguro Hanamichi había sucumbido ante aquella fachada, otra explicación no había.

Y lo más triste de todo era que… más o menos así había sucedido.

"pues... unos cinco minutos bastante largos aparentemente..." lo observó. No iba a dejarse influir por aquel niño. El mismo tenía la lengua más áspera.

"..." frunció un poco su ceño "¿cree que es competencia contra mí 'SEÑOR'?... Hana es un poco... ¿cómo decirlo? ... hum... ¿cree que le podrá 'complacer'...?" sonrió una vez más "ya sé, por qué no le pregunta a Sendoh... él le puede dar una detallada explicación de las 'necesidades' a satisfacer de nuestro pelirrojo en cuestión" sonrío.

"..." le había dado justo en el blanco. Si alguien más le mencionaba sobre Sendoh, iría a matarlo... y más que seguro que Hanamichi, si escuchara a ese mocosillo, lo mataría por andar ventilando 'cosas' tan personales.

"creo tendrá una muy buena oportunidad para ello cuando vayamos al amistoso en Ryonan" sonrió para luego ponerse de pie. "no se la pierda, eh" dijo mientras se asomaba por la puerta antes de cerrarla y dejar nuevamente a Ru en aquella habitación, a solas. Tal como minutos antes lo había echo Sakuragi.

¡Dios! Ese niño... lo quisiera desaparecer pero no. Debía de serenarse. No ganaba nada enfadándose. Debía de mantener la tranquilidad, la compostura. No dejarse llevarse por las emociones (en preferencia). Él era un adulto y debía comportarse como tal.

Sacudió su cabeza, respiró hondo y finalmente salió de allí.

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Y sí, como siempre el tiempo pasaba así uno no quisiera… La semana había llegado prácticamente a su fin pero si Rukawa había pensado que del 'acoso' hacia Hanamichi solo obtendría beneficios había estado muy equivocado. No habían cruzado palabra más allá de lo estrictamente y forzosamente necesario, el pelirrojo lo esquivaba y evitaba al pelinegro. En simples palabras: Sakuragi lo estaba i-g-n-o-r-a-n-d-o.

Pero bueno ese ignorar no tuvo el 100 de efectividad ya que por azares del destino logró acercarse a Hanamichi y 'sin querer' rozarle la mano. Si, era una bobería con lo que se conformaba pero el solo hecho de ver la expresión de Hanamichi al sentir el contacto de ambas pieles solo le podía confirmar una cosa: tenía una oportunidad.

Y no se iba a dar el lujo de desperdiciarla.

Igual, otras cosas más logro rescatar de esa semana que estuvo como profesor ayudante. Los presentes jugadores de Shohoku tenían potencial. Y no tardó demasiado en darse cuenta cuales eran las figuras destacadas y animándose a arriesgar, los 5 titulares:

El primero era Akagi, Nobu. Sí, Akagi… el solo verle le produjo el erizar de su nívea piel. Era el mismo retrato que el ex capitán de Shohoku, aquel temido n°4… Takenori Akagi. Efectivamente tenía algún tipo de lazo familiar y ese era ser primos de sangre. Una gran sorpresa… la contextura física era casi la misma. En lo único que diferían era en la personalidad. Este muchacho era más manso que un tierno cordero. Una combinación realmente bizarra.

El segundo, Dai… de quien cuyo apellido no recordaba en el momento. Era el capitán del equipo. Muchacho de tercer año, alto, de cabellos oscuros, de carácter fuerte… era bueno en el juego, tenía técnica pero no completaba para nada la idealización de la mente de Rukawa en referencia a un 'capitan'. De hecho, era el muchacho que había tenido el encontronazo con Sei el primer día que fue a ver a Hanamichi en el gimnasio.

Sei…. Sei era otro de los buenos jugadores más allá que le costara admitirlo. Había observado a cada muchacho objetivamente así que no podía negarlo, el pequeño era ágil y escurridizo. Habilidoso. Y no diría más porque no tenía ganas.

Y los otros dos muchachos restantes era una pareja de simpáticos gemelos. Haro y Haru. Esos dos simplemente eran un espectáculo a ver en la cancha. Siempre le había llamado la atención los gemelos… o sea, no esos gemelos en particular… sino los gemelos en general. El simple hecho de haber dos personas iguales, idénticas, le parecía una cosa realmente extraordinaria por parte de la madre naturaleza. Obviamente esa igualdad siempre se limitaba lo físico.

Pero bueno… hasta ahí llegaba su análisis.

Debía de dormir, mañana era el 'esperado' partido. Esperado por él más por razones personales que por cuestión de juego. Mañana vería a Sendoh… lo que implicaba que Hanamichi también lo hiciera…

Hum, le desagradaba la idea.

Pero a mal paso, darle prisa. Se giró para quedar boca abajo, abrazó a su almohada y luego se dejó atrapar por los lazos que le tendió morfeo.

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En otro hogar de Kanagawa, un muchacho pasaba sin demasiado interés las hojas del libro que tenía entre sus manos. Sin duda algo aquejaba a su ser… o mejor dicho perturbaba, disgustaba… el simple ceñir de sus cejas podía decirlo. ¿La razón? El regreso de cierto ex – jugador de Shohoku, Kaede Rukawa. Eso frustraba sus planes… porque por más que todo el mundo creyera lo que creyera. Él solo sabía que lo que sentía por Hanamichi y NO era simple enamoramiento infantil. Ni confundía el sentimiento de 'amor' con el de 'agradecimiento'. Capaz 'amor' era una palabra algo exagerada pero él nunca se había sentido así con nadie. Y no era un niño.

Los años que vivió en el orfanato y el poco tiempo que vagó lo hicieron crecer a golpes. Era solo un sueño tener un hogar cálido donde era amado y cuidado. Un sueño que se convirtió en realidad gracias a Hana.

Desde que comenzó a vivir con Hanamichi tuvo que aprender que no todo eran malas personas ni que debía vivir a la defensiva las 24 hs del día.

Pero eso no implicaba que dejaría de lado su política de vida. Había aprendido que para sobrevivir no debía de preocuparse por los demás, que debía de ocuparse de su propio bienestar. Nadie más pensaría en él, ni su madre lo hizo. Ella ni dudo siquiera 5 segundos sobre el destino que depararía aquel pequeño bebé que abandonaba una tarde de otoño.

Capaz ese desamor que sufrió a lo largo de sus 12 o 13 años le llevó a ser el tipo de persona que era. Pero la naturaleza era sabia. Eso lo había escuchado por algún lado, y con los años se dio cuenta de que era cierto. Si bien había sido abandonado, la 'sabia' naturaleza le había dado algo a lo cual aferrarse… y de lo cual sacar provecho. No es que fuera narcisista pero la realidad era la realidad: él era 'lindo' y eso describiéndose humildemente.

Sacudió su cabeza frenéticamente, haciendo que las puntas de su cabello golpearan su níveo rostro. "pasado, pisado" se dijo a sí mismo para luego golpearse las mejillas con sus manos.

Hanamichi había aparecido como milagro de la vida ante él. Hanamichi era bueno. Era el ser mas bueno que había conocido en su vida. Lo ayudó desinteresadamente. Se ocupó de él. Le cuidó. Le dio un hogar y ahora se estaba ocupando de brindarle una educación. 'De formarlo y darle las herramientas para que él mismo pudiera construirse su futuro'. Esas habían sido las palabras de Hana una noche.

Rió.

Ese rostro tan serio no quedaba en Hanamichi, le gustaba mucho más cuando reía tontamente…

"Y ahora siento lo que siento" se dijo para si mismo mientras se abrazaba a sus rodillas… pero lo peor del caso no era eso. Lo peor era el retorno de esa persona. Eso no estaba en sus planes porque en sus planes Hanamichi era suyo. "y de nadie más"

Resuelto se puso de pie cual resorte; y descalzo, como era costumbre, recorrió los pasillos en busca del pelirrojo para encontrarlo en la sala leyendo el periódico. Se acercó sigiloso, por detrás, para luego en sorpresa rodear con sus delgados brazos el cuello de Sakuragi, posar su mentón sobre aquel hombro y decirle "booh"

Hana, más asustado por el sorpresivo abrazo que por el susurrado booh, volteó su rostro para observar al muchacho. "Sei…"

Y si, rostros a escasos centímetros de distancia. Hormonas traicioneras lograron que las mejillas del pelinegro hirvieran y sumiso como nadie lo creería, desvió su mirada.

"deberías estar durmiendo ya… mañana hay partido y debes estar descansado" explicó Hana mientras lo tomaba de la pequeña muñeca del muchacho y lo obligaba a posicionarse frente de él "y abrigarte" acotó finalmente al ver la figura "tu cabello esta húmedo aún" frunció un poco el ceño "pareces niño pequeño" dijo resignado, poniéndose de pie y dejando en claro la diferencia de ambas contexturas físicas. Y antes de que Sei pudiera darse cuenta se encontraba de regreso en su habitación.

"pero…."

"pero nada, es hora de dormir Sei… recuerda que mañana hay que levantarse temprano y tú eres un… dormilón…"

"bueno, me iré a dormir entonces" susurró acercándose a Hana y poniéndose de puntitas de pies junto al pelirrojo "pero antes…." Rodeo con sus brazos el cuello de Hanamichi una vez más "el beso de las buenas noches" y así, antes de que Hanamichi pudiera reaccionar Sei posó sus labios sobre los labios del pelirrojo.

Fue un beso fugaz, un beso corto, un beso inocente.

Sei se separó rápido, sonrió y antes de que Hana pudiera decir algo le dijo "buenas noches" y apresurado se metió en su cama "apaga la luz por favor" le pidió.

Hanamichi salió de aquella habitación rozando sus labios con las yemas de sus dedos. Algo se le estaba comenzando a escapar de las manos…

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La mañana no tardó en llegar.

Y como era costumbre para el equipo de Shohoku, se debían de encontrar en la puerta de la preparatoria para luego, todos juntos, partir rumbo al destino en cuestión.

Pero si había algo con lo que se caracterizaba Shohoku era que iba con hinchada propia. Aunque era más que nada otra excusa para que un grupo de ex – jugadores se reuniera a recordar aquellos tiempos dorados de su juventud.

Así era como además del presente equipo de basket se encontraban esperando: Akagi, Mitchy, Kogure, Ryota, Ayako, Haruko, Yohei y la gundam. Estaban todos, o casi todos… solo faltaban tres personas: Rukawa, Hanamichi y Sei.

"… todavía no comprendo como es que Sakuragi es el entrenador" se cuestionaba Akagi "… y que a pesar de los años que ya lleva en el puesto siga llegando tarde"

"miren, miren… allí viene Rukawa" señaló uno de los actuales jugadores de Shohoku. Y así era, efectivamente, el hombre de cabellos negros se asomaba a la distancia. Tranquilo. En su antigua bicicleta, esa maltrecha y con tantos golpes. "… ¿ah?... esta llendo directo a unos botes de…."

Y sí, haciendo merito a sus años de juventud, Rukawa se fue directo contra unos botes de basura.

"ouch" dijeron algunos de los muchachos, otros rieron y otros no podían creer que los rumores de su ídolo eran ciertos… que se quedaba dormido andando en bicicleta y quien sabe contra que se estrellaba.

"ehm…. ¡Miren! Allí vienen Hanamichi y Sei" señaló Ayako toda emocionada. Así que todos los rostros que se encontraban observando al caído Rukawa voltearon para ver hacia donde la mujer apuntaba.

Y sí, allí venían. Hanamichi al trote con Sei a la espalda, como niño pequeño.

"Oh, parece que Sei tiene sueño aún" acotó Ayako con ojitos soñadores.

Ya nadie se sorprendía.

"yo pienso que Hanamichi consciente demasiado a ese niño" dejó escapar como comentario Mitchy mientras posaba su brazo sobre los hombros de su pareja. "Sei se esta convirtiendo en un malcriado…."

"yo pienso lo mismo" acotó Dai cruzándose de brazo, aunque nadie le hizo demasiado caso. Solo Mitchy le observó de reojo.

"malcriado o no, ES DIVINO!" Y Ayako se tomó sus mejillas con sus manos mientras sus ojos comenzaban a brillar.

"la perdimos" suspiró Haruko, resignada al igual que el resto.

Y sí, Ayako era otras de las personas que habían sucumbido ante la adorabilidad de Sei. En los primeros tiempos Hanamichi le había pedido ayuda a ella en relación al pequeño así que la mujer se encargaba de llevar al niño de compras y demás necesidades adolescentes dado que Hana no tenía paciencia para ese tipo de cosas… ni cualquier otra.

"Lamentamos la tardanza" se disculpó Hanamichi una vez junto al resto.

"ñam… ñam… perdón" susurró Sei mientras se aferraba más al cuerpo del pelirrojo lo cual causó que Rukawa observando desde la distancia se pusiera de pie, tomara su bicicleta y en menos de dos segundos estuviera junto al resto.

"yo también, lamento la tardanza" dijo a todos. Mientras clavaba la mirada en cierto muchachito que muy gustoso descansaba sobre aquella amplia y musculosa espalda.

"bueno, ya que estamos todos… ¡VAMOS!" ordenó Akagi añorando sus tiempos de capitán pero como nadie quería llevarle la contra, lo siguieron.

Fueron la estación de tren y de allí no pararon hasta estar frente a la escuela Ryonan

"llegamos" susurró uno de los gemelitos.

Sei mientras, ya de pie junto a Hanamichi, tímidamente con su dedo meñique buscó y se hizo de uno de los dedos de Hanamichi. Aferrándose delicadamente a él. Pero Sei ni se inmutó ni se volteó a ver a Hana, simplemente se mantuvo viendo al frente… en cambio Hanamichi si lo buscó con la mirada al sentir el agarre pero no hizo nada para evitarlo o huir de el.

Y Ru, también vio el acto… y si creía que eso era demasiado algo le hizo recordar que TODO podía empeorar…

"bienvenidos muchachos, bienvenidos a Ryonan" escucharon una voz

Sendoh


Seymour says: Ok, fin del capítulo 5. Me tardé, lo sé. Sorry n.ñ? Excusas: frustración, bloqueo, exámenes… etc… fue una multicausalidad de sucesos 9.9

Pero bueno, espero este sea un capítulo de su agrado. Muchas gracias por seguir leyendo, se aprecia. Si alguien tiene sugerencias… las escucho XP

Ah, Chap enteramente dedicado a mi querida Hika ToT.