Capítulo 16: "Cuando los ángeles lloran"
"Tú no puedes…"
"Sé que no, pero, Hisoka merece tanto amor, ese mismo que nos hemos encargado de no darle"
"Todo a su debido tiempo…" – dijo dándole la espalda al pequeño ángel.
"¿A su debido tiempo¿La muerte es su debido tiempo?" – reclamó airado a Miguel…
"Sabes que ni nosotros mismos podemos descifrar su voluntad, incluso sacrificó a su propio hijo, su único hijo…"
Gamaliel no supo que decir, y no entendía nada de lo que estaba pasando, la persona que más amaba estaba en un grave peligro, y no tenía la certeza entera de que ese tal Tsuzuki realmente amara a su niño de ojos verdes… No podía arriesgarse a nada, no, aún al precio de su existencia…
"Además, intentaste transformarlo en algo etéreo, dicho de otra manera, ibas a romper más de mil reglas" – Gamaliel se encogió un poco en si, y pensó que aún así, lo que intentó hacer valía toda la desgracia del mundo.
"¿Me vas a dejar pelear?"
"¿Quieres que te deje hacer una tontería!"
"No es una tontería…" – dijo y un cristal luminoso cayó de sus ojos al vacío…
"No llores"
"Déjame solo"
Miguel desapareció, dejando rastros de luz dorada a su paso…
"Dios, me gustaría que tú personalmente me dijeras por qué lo que siento está mal, que no a caso, es el deber de un ángel…
Eso me llenaría bastante, y sabes, no me importa no ser nada al final de los tiempos, con permanecer en su memoria, con que una última vez repita mi nombre me sentiré amado, pues al final de todo, la gloria estará en haberle salvado la vida…"
"Muraki… es mejor te vallas de aquí…" - defendió Tsuzuki.
Muraki hizo caso omiso de la advertencia de Tsuzuki, y con pasos lentos se aproximó a los shinigamis, Tsuzuki, abrazó fuerte a Hisoka, dejándolo seguro en su lugar y aceptar el duelo que Muraki proponía. Tsuzuki se dirigió hacia él, y lo siguiente, tomando en cuenta que sus palabras anteriores fueron para ofrecer su ayuda, fue demasiado canalla, casi como un golpe bajo…
Usó todo su poder para atestar un golpe terrible en Tsuzuki que lo dejó totalmente derribado, y sin ninguna oportunidad para detener la siguiente acción de Muraki. Corrió a donde Hisoka, y éste último, aún sin comprender del todo que estaba pasando, fue atrapado por la sombra blanca…
Muraki lo apretó con una fuerza tremenda, el chico luchaba por liberarse, hasta que por fin fue derribado, y usando su poder en el oji verde, comenzó a torturarlo. Los recuerdos de aquella noche venían de nuevo a su mente con más intensidad y claridad, pues de nuevo sentía el mismo dolor. Tsuzuki se puso de pie y fue directo a donde ellos, Muraki, percatado de tal acción, no le dio importancia y siguió aún peor…
"¡DÉJALO!" – gritó Tsuzuki desesperado. Muraki hizo caso omiso…
"No entiendes niño… así es el dolor, cuando entra y cuando sale…"
"No eres humano, nos mentiste… ¡Ah!" – y Hisoka comenzó a llorar…
"No lo soy… tienes razón… pero espero recuperar algo de humanidad…" – y acto seguido, soltó a Hisoka quien cayó inconciente. Muraki se puso de pie y vio a Tsuzuki, sin embargo, el oji violeta venía encarrerado para írsele a golpes, no detuvo su intención y no se detuvo hasta no ver esa piel blanca teñida de rojo, cuando por fin su rabia se hubo consumada, lo dejo, pero como era de esperarse, los puños no eran nada para Muraki, nuevamente estaba en pie.
"Me voy, pero nos veremos en la batalla como aliado, tú me lo vas a prometer…" – se fue, y en su corazón solo había una necesidad más, además de la ya cumplida, ver de nuevo a su ángel de las respuestas.
"Hisoka… despierta, no te apartes de mi…" – lo recogió del piso y lo abrazó, con el calor de Tsuzuki, pronto el oji verde despertó del trance.
"Tsuzuki…"
"Mi amor, estás bien, sólo dime, que fue lo que ese miserable"
"Me curó…" – dijo sin poder creerlo.
"¿Qué!"
"Lo que oyes, retiró la maldición de mi cuerpo, sentí de nuevo como aquella noche, como todo mi cuerpo ardía en dolor, pero, ya no está, mira mis manos…"
Hisoka extendió sus brazos a Tsuzuki y sonrió… Fue un momento increíble, sus ojos centelleaban, sus labios majestuosos por el gesto y el amor llenaba todo rincón, muy a pesar del ambiente a muerte, muy a pesar de todo Tsuzuki podría jurar que ese era el día más feliz de su vida.
"Vamos a Janitzio, ahí se ha reunido toda la gente, tal vez ahí sea la pelea final" – dijo Tsuzuki y esta vez no pudo evitar posar sus labios en los de Hisoka, el más pequeño aceptó gustoso y jaló a Tsuzuki del cuello para estar lo más cerca posible…
"Te amo, no lo dudes" – dijo Hisoka y se pusieron en marcha.
La tristeza aún llenaba sus corazones por la pérdida de Anara…
"No importa en donde estés, desde aquí te seguiremos amando"
Eran los pensamientos que le dedicaban a su tesoro, un daño irreparable. Ya se aproximaba la media noche, hora en la que Behemoth había prometido pelea…
De pronto el ambiente se inundó de oración, pues todas las personas del pueblo sabían que algo malo estaba por comenzar, y que el primer presagio de muerte fue el que ocurrió con Anara en el lago, sin embargo, algo místico sentían acerca de Tsuzuki y Hisoka, y cuando los vieron llegar, la esperanza renació.
Sin embargo, se estaban olvidando de enormes detalles, era primero de noviembre, y en unos momentos más, un ejército de almas se uniría a la escena, y más aún, los ofrendas estaban puestas, no habría marcha atrás. A pesar de todo, la hospitalidad de los pueblerinos se hizo presente, ofrecieron de inmediato ropa a los semidesnudos shinigamis, hacía un poco de frío, mínimo no pelearían a medio vestir…
"Hisoka, que tal si utilizas tu campo de fuerza para protegerte y a estas personas, yo peleare, tú ya has tenido demasiadas emociones fuertes hoy…"
"Y me crees un idiota, estás loco si crees que te voy a dejar solo…"
"Es que le prometí a Muraki que él me iba a ayudar en tu lugar"
"Primero muerto" – Hisoka accedió de mala gana.
"Como tú digas, es un trato hecho"
"Pero si hay peligro voy en tu ayuda"
"Es una promesa"
Seguro de que los ángeles cuidarían a las demás almas, se trasportó de nuevo a las orillas del lago, y ahí, aún con el torso desnudo, estaba Muraki…
El doctor sonrió…
"Ver para creer" – dijo Tsuzuki
"Te entiendo, es aún mucho pedir que confíes en mi, pero ten por seguro que a pesar de tus investigaciones, sé más de Behemoth que tú…" – se detuvo, pues una hermosa melodía empezó a escucharse…
Una gaita sonó a lo lejos, después violines, suaves, clamando los derechos que pertenecen al mundo espiritual y poco a poco y con más claridad ahora se escuchaban las voces de miles de niños, luego, sus mismos pasos, y así, también los mayores se unieron a la canción:
"Dame una isla en el medio del mal, llámala libertad…
Dime que el viento no la hundirá…
Nada particular….
Que mi historia no traiga dolor, que mis manos trabajen la paz, que si muero sea de amor…
Nada particular… ¡Canta fuerte hermano!"
"Ahí están, Behemoth no tardará…"
"Pero ahí también están ellos" – señaló justo al frente de la isla…
Siete fulgurantes figuras, casi como llamas: Miguel, Rafael, Gabriel, Zadquiel, Uriel, Samuel y Jofiel; y he aquí lo que ocurre cuando a un ángel le es permitido sacar fuerzas de sus lágrimas.
Las nubes se violentaron y se unieron al llanto de los ángeles, esas milagrosas gotas de fortaleza, crearon una para los seres espirituales, sellando así su camino y su canción…
Bueno, es todo lo que puedo escribir por el momento, creo que el fic se alargó más de lo que yo esperaba, y mil gracias a todas por sus reviews: Nohely, Kotori, Yatta, Aguila Fanel, Forfirith-Greenleaf, Nadeshcka, Aliss-chan, La Trinidad del Caos, Dark-san, Liuny, Senko-kun, y la personita a quien va dedicado esto, Dark Kenji Fujisaki.
¡Besos y buena vibra!
Ryu.
