Antes que nada, quisiera pedir disculpas por tanto tiempo ausente, son muchos cambios los que han sucedido en mi vida, tantos y todos juntos que a veces se me olvidan cosas, si, cosas como este fic.
En fin, no sé realmente si mi manera de escribir ha cambiado, no sé si siga teniendo una pésima ortografía o peor aún, si los últimos capítulos de esta historia les gustaran o los seguirán leyendo, no lo sé, pero la realidad es que me siento feliz y en paz después de unos meses, y para ser sincera, este es mi regalo, volver a un sitio en donde encontré fuerzas, fe, amistad, creatividad, talentos escondidos...
Como sea, sigo aquí...
Capítulo 17: "Feel"
"Ven y toma mi mano, hay que contactar la vida, aún cuando no estés seguro del papel que te ha tocado vivir..."
"Pero no hay ángeles para atrapar nuestras lágrimas..."
"Dios sólo quiere que seas un mejor hombre"
"Ángel de las respuestas, a mi me parece en realidad que eres el ángel de la magia"
Muraki volvió de sus recuerdos, y a su derecha, la mirada color violeta, clavada en su hombro, tal vez exigiéndole que pusiera más atención a los sucesos más próximos.
"Debería convocar a los doce dioses..."
"Prácticamente es su guerra, solo somos dos demonios más, o híbridos sería mejor pues... Olvídalo, tal vez esa sea solamente mi descripción"
"Tú sabes" – Y al instante volteó a ver a Hisoka, le guiñó e hizo señales indicando que Muraki estaba loco...
A pesar de que se acercaba la hora, el espectáculo era maravilloso, tantas voces, tantas risas, podría jurarse estar en un carnaval, no en un matadero. Las esencias, sus aromas, los espíritus, sus vidas de nuevo; todos esos dones fundiéndose con el agua del lago, con sus reflejos, con las estrellas y el cielo; era demasiada belleza junta, como estar recostado en las arenas de una playa y sentir todo lo que el ser amado siente, y ver su cara en el cielo, sentir su piel en la brisa, oír su voz en el viento y saber que está junto a ti...
¿Sería la última vez que estarían juntos? Puede ser... Al menos ya había sentido la dicha de besar sus labios, y quizá esa fantasía en la playa se hiciera realidad en el más allá, así puntualizaba Tsuzuki.
Una última mirada atrás antes de encarrerarse al centro del lago, a esa misteriosa isla a pelear por el equilibrio del mundo, quizás del universo entero.
Pero como la peor de las escorias, Behemoth apareció por sorpresa, arrasando la pequeña isla y aquellas almas que saciaban su sed de amor, y sin quererlo, todos presenciaron la metamorfosis, como esa bestia infernal se convertía en un ente fuera de los límites humanos de la maldad, confuso, frío, calculador. En lo que parecía ser su rostro, habitaban unos ojos, que en realidad conformarían las semillas de la crueldad; su piel parecía tener textura como de arena negra.
"Me inclino ante ustedes y les suplico a los doce dioses que me protegen. La espada del cielo, el acero viviente de la nada, en el colmillo color de plata¡aparece ante mí Tigre Blanco!"
Y al instante ordenó que atacara a su rival, pero para su sorpresa, el Tigre Blanco fue envestido con gran facilidad y un gran trueno se escucho, el cielo se iluminó a todo lo ancho.
"No puede ser, esta muy débil, casi aniquila a un dios..." – dijo Tsuzuki bastante sorprendido.
"No entienden, es mi tiempo, por fin he ganado una batalla a ese que llaman Dios, que por cierto¡dónde está en estos momentos!" – dijo con voz desquiciada.
"Con todos nosotros" – respondió Rafael.
"Somos el fuego que alguna vez liberó al pueblo de Dios de sus opresores" – dijo Miguel.
Los arcángeles brillaban cual estrella solar, lidereados por Miguel, tomaron cada cual su espada y comenzaron a dispersarse, siguiendo una trayectoria que rodeaba al demonio, pero este último al verse amenazado, dirigió su ataque al que parecía ser el menor de todos, Uriel, y sin pensarlo dos veces, Tsuzuki convocó a Suzaku.
"Me inclino ante ustedes y les suplico a los doce dioses que me protegen. ¡Aparece ante mi Suzaku!"
Y el fénix absorbió el ataque dirigido al ángel, que al parecer no se perturbó en momento alguno y siguió su camino.
"¡Tsuzuki!" – gritó Hisoka y sin dudarlo, corrió a donde el oji violeta, no podía soportar verlo pelear ante una fuerza a la cual no iba a poder vencer, nunca...
"Nunca ganarás, y si eso pasa, da lo mismo, quiero estar contigo"
"Padre amoroso, es malo mi sentir... Sólo quiero que sea feliz, al final del día, seguro no quedará nada de tu creación, no quiero ser pesimista, pero la ayuda de sobra es indispensable..."
El silencio reinó unos segundos, hasta que por fin el pequeño ángel comprendió el mensaje que Miguel trataba de transmitirle...
Sacrificó a su único hijo...
"Por todos... Así sea"
"Las llamas de la oscuridad tomen la forma de una serpiente celestial y desciendan en mí. ¡La llama de la Serpiente!" – gritó Tsuzuki.
Behemoth atacaba a diestra y siniestra a cuanto se le pusiera en frente, ningún hechizo de Muraki servía de algo, ningún dios de Tsuzuki aguantaba la pelea, incluso él mismo ya había sido derribado varías veces...
"¡Que molestos son ustedes! Debo eliminarlos de una buena vez, pero de todos, tu eres la peor de las plagas – señaló a Tsuzuki – tú y todos tus sortilegios..."
Formando una pirámide, en la base, con cuatro aristas estaban Rafael, Gabriel, Zadquiel y Uriel, formando la punta estaban Miguel, Samuel y Jofiel; las luces eternas. Las personas del pueblo veían con lágrimas en los ojos como el milagro no podía realizarse, cuestionándose si esta era la voluntad de Dios, ver caídos a sus guerreros celestiales de luz... Y peor aún, ver en las profundidades de un ser maligno a sus seres querido, preferible mil veces en el infierno que formando parte del demonio mismo.
Con toda su ira, con todo su odio, invoco a los fuegos eternos del averno, a los sentimientos más insanos de sus colegas, y con toda esa locura por dentro, conjuró contra Tsuzuki...
"Supongo que es mi fin..."
"¡Tsuzuki, no me dejes solo de nuevo!"
Volteó, sólo para ver esos ojos tristes que de vez en vez le hacían reír, no quería mostrar un rostro derrotado, quería mostrar amor eterno.
La expresión boquiabierta de Muraki lo decía todo, el impacto fue estruendoso, fuego rojo y negro por todos lados, tanto como recibir la peor de las condenas...
Hisoka estaba igual, atónito, no llegó a él, sólo vio como todo alrededor moría...
"Nunca le dije cuanto lo amaba..."
"¡TSUZUKI!"
Y Behemoth, triunfal, como si hubiera matado al hijo de Dios...
Los arcángeles, confiados, la fe mueve montañas, y porque no trasladarnos a confines distintos, la fe mueve el tiempo...
"Amor real, siente el poder del amor real..." – dijo Gamaliel, que cubierto por sus alas, hizo que la furia del ataque de Behemoth se desvaneciera, mostrando a un Tsuzuki intacto. Hisoka estaba feliz, incluso lloró de emoción...
"Fui egoísta con mi deber, sólo te quería proteger a ti, mi amado Hisoka, cuando mi deber es velar por el mundo... Por eso el murió por todos, no sólo por un amor, por alguien. Así somos los ángeles...
En donde esté oraré para que tu Behemoth encuentre tu libertad, para toda la eternidad..."
Y así, Gamaliel silenció su voz, que instantes atrás fue un hilo débil; poco a poco comenzó a perder estabilidad en el aire y cayó al lago, ya convertido en luces que parecían estrellas.
"Gracias Gamaliel, yo también te amo" – dijo Hisoka y en seguida fue donde Tsuzuki.
Y al fin el milagro ocurrió, todo el trabajo de los arcángeles al fin fue remunerado, la lluvia se detenía y un inmenso has de luz bajaba del cielo, iluminando la noche fría, con forme iba tocando el cuerpo de Behemoth, iba destruyéndolo, y al ir ocurriendo eso, las risas, los colores, los aromas, las vidas, las espíritus volvían a donde era su lugar...
Incluso, se alcanzó a distinguir a la pequeña Anara, quien feliz se elevaba al cielo, en busca de una estrella, las más azul y brillante de todas. De igual forma, se alcanzó a distinguir Jared, cuya sonrisa ahora era hermosa, sin maldad ni nada que recordara ratos malos.
Y en el firmamento, abriendo sus alas en señal de bienvenida, un coro celestial de ángeles cantaba alabanzas y glorias para el universo.
La gente poco a poco entraba en calma...
"¿Crees que en el Enma puedan borrar esos recuerdos tan horribles?" – preguntó Hisoka.
"No creo que sea necesario, yo preferiría no olvidar que vi ángeles"
Y ahí, a lo lejos, Tsuzuki se despedía del que una vez fuera su guardián, igual Muraki, sabía perfectamente que pronto le llegaría la hora.
Unas semanas después...
"Xel-Ha es hermoso Tsuzuki, como supiste de este lugar..."
"Era de todo lo que hablaba con Jared, pero tú te enojabas a lo tonto"
"Bueno, ahora nada no separará..."
Ahí, sentados uno junto al otro, con la brisa en sus rostros, tomados de la mano, mirando el cielo, platicando; por fin la vida les traía un maravilloso regalo: su amor mutuo.
"Por cierto, no te pregunte, ahora que no tienes la maldición, como sientes"
"Como humano"
"Crees que algún día podamos hacer el amor" – dijo mientras acariciaba una de sus mejillas.
"Puede que tal vez hoy..."
Mil gracias a todas, no vemos en el próximo:
Nee-chan, Nohely, Kotori, Yatta, Aguila Fanel, Forfirith-Greenleaf, Nadeshcka, Aliss-chan, La Trinidad del Caos, Dark-san, Liuny, Senko-kun, y la personita a quien va dedicado esto, Dark Kenji Fujisaki.
