Disclaimer.- Ver capítulos anteriores. No soy ni rica, ni rubia ni tengo tres hijos.

Aviso:

SI NO HAN LEÍDO HARRY POTTER Y EL MISTERIO DEL PRINCIPE, NI SÉ PARA QUÉ SIGO PONIENDO UNA ADVERTENCIA SI YA ESTÁIS BIEN ADVERTIDOS.

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Fic: El viaje de los Horcruxes

Capítulo 07¿A dónde crees que vas?

Por: Lunis

- ¿Y ahora, -dijo Ron- Qué hacemos?

Les llevó un rato pensar qué era lo que harían para destruir el Horcrux, pero un recuento de lo que sabían que se había hecho anteriormente no era mala idea, ya que el diario de Regulus Black no ofrecía ningún consejo sobre cómo hacerlo.

- Bien¿qué sabemos sobre la destrucción de Horcruxes? -preguntó Hermione, en tono que sugiere "tomemos notas".

- Dumbledore rompió de alguna forma la piedra en el anillo, -dijo Ron- y Harry le clavó el colmillo de basilisco al diario... ¿No mencionó cómo destruirían el guardapelo, Harry?

- No, simplemente íbamos paso a paso y nunca supo que era un Horcrux falso... - contestó Harry, comenzando a pasearse por la habitación.

- Mhmhmh, en ambos casos, el Horcrux ha tenido que ser roto o fracturado para que ya no sirva como recipiente -dijo Hermione, pensativa.

- El colmillo de basilisco podría ser efectivo de nuevo, el problema es conseguirlo, -dijo Ron- a menos que decidamos crear uno nuevo, y no creo que incluso hagrid sea tan tonto.

- Colmillo de... ¡Lo tengo! -exclamó de repente Hermione, haciendo que tanto Ron, que estaba tumbado en el suelo boca abajo, como harry, que estaba dando vueltas haciéndole un hoyo al suelo, saltaran- Podemos recrear el efecto del colmillo de basilisco...

- Hermione¿estás loca? -le dijo Ron- eso suena como hacer un juguete muggle -Hermione le había estado explicando en días anteriores sobre los juguetes muggles que imitan a objetos reales, sobre todo las armas de juguete.

- No, piénsalo, Ron, -insistió la muchacha- tenemos un objeto punzo-cortante, eso sería el colmillo, y le añadimos e veneno, que podemos hacer echando a perder alguna poción complicada... es simple, y podríamos intentarlo... -añadió, mirando a Harry.

- ¿Y entonces se lo clavamos y el horcrux se destruye? -dijo Ron, sentándose- Hermione, no sabemos lo que le hizo Dumbledore al anillo y mira cómo quedó su brazo.

- Yo le clavé el colmillo al basilisco y no me pasó nada... -dijo Harry, metiendo sus manos a los bolsillos del suéter- pero no creo que un cuchillo con veneno sea igual... tiene que haber algo más...

- Pero Dumbledore no era el elegido, tú sí -añadió Hermione- pero tienes razón, debemos recrear exactamente el efecto que causaste en el diario, -sacó su varita y conjuró pergamino, pluma y tintero de la nada- veamos, el colmillo se te había clavado en el brazo y estabas a punto de morir, lo sacaste y se lo clavaste¿verdad?

- Le clavé la espada, el colmillo se me clavó en el brazo y me lo saqué, luego Fawkes lloró en la herida y esta sanó -dijo Harry, algo sorprendido por la frialdad con la que Hermione estaba tomándolo, por supuesto, ella no había estado allí, ni visto a Ginny más y más cerca de la muerte a cada instante. El sólo recuerdo le causaba escalofríos, pero ahora lo afectaba más- luego Fawkes me trajo el diario y yo le clavé el colmillo.

- ¿No pensarás envenenar a Harry, verdad? -preguntó Ron, mirando fijamente a Hermione, quién tomaba notas con rapidez de secretaria- Porque conseguir lágrimas de fénix es igual de fácil de conseguir que el colmillo de basilisco.

- Por supuesto que no haré que Harry se envenene, -contestó ella, casi sin hacerle caso- pero debemos recrear todo lo más fielmente posible. ¿En qué estabas pensando cuando le clavaste la espada?

- No estaba pensando, -dijo Harry- ni siquiera sé cómo se me ocurrió hacerlo, sólo lo cogí y lo hice...

- Mmmmk... -dijo Hermione, anotando todo y rascándose la barbilla con la pluma- y... a parte de eso... ¿qué sentías en ese momento?

- No sé, -soltó Harry, que empezaba a sentirse como mono de feria- creo que todo me daba vueltas¿pero qué tiene que ver eso?

- Todo, Harry, -dijo ella, dándole aquella mirada sabelotodo que le daba cuando Harry aún no se animaba a pedirle a Ginny que saliera con él- porque tú tienes el "poder que el Señor Tenebroso desconoce"...

- ¿Qué quieres decir? -preguntó Ron, mirando de uno a la otra.

- Que si Harry experimentaba alguna emoción en aquel momento, también serviría para recrear el efecto... -Hermione miró a Harry, que estaba tratando de mirar a cualquier otro lado- sé que estoy exprimiéndote como Rita Skeeter lo haría, Harry, pero ¿entiendes por qué es importante lo que te digo? -Harry asintió y volvió a mirarlos a ambos.

- Tenía miedo de morir, -Hermione comenzó a tomar notas de nuevo y Ron miraba con gran aprehensión- tenía miedo de fallarle a Ginny y a Ron, y a ti... -Hermione levantó la cabeza, Ron se veía bastante perturbado, igual como en la tarde en que casi muere su hermana.

- Tenías miedo de perder a los que quieres... -susurró Hermione- querías salvarnos...

Al día siguiente, Ron había encontrado una daga de plata entre los trastes viejos, que tenía esmeraldas verdes incrustadas en el mango con dos serpientes cruzándose, y en la empuñadura, el emblema de los Black, el cual, por ser un objeto que gritaba "Slytherin" y "Mortífago" por todos sus brillantes lados, al igual que el colmillo del monstruo de Slytherin. Hermione ya estaba terminando de hacer venenoso el filtro de muertos en vida, que, según ella, sería el que más se asemejaría al veneno de basilisco: en vez de un líquido pálido y ligero, era un fluido de la textura de mayonesa aguada y de un color amarillo enfermizo. Harry, sin embargo, trataba de recordar, muy a su pesar, cómo se había sentido exactamente. Recordaba la imagen de la cámara de los secretos perfectamente: La habitación llena de columnas rodeadas de Serpientes, Tom Riddle, el basilisco tirado en el suelo, sangrando, la alta estatua de Salazar Slytherin y a sus pies... no... Hacía un par de años, el sólo recuerdo de Ginny allí, entre los grandes pies de piedra, pálida y fría como la muerte, había sido lo suficientemente perturbador como para necesitar causarle escalofríos y repetir en él la sensación horrible de verla allí, casi muerta. Ahora, sin embargo, ahora que la quería tanto como para alejarse de ella por su bien, era simplemente insoportable, él sabía que ella estaba aún estaba en peligro, igual que todos, pero quería hacer más, quería asegurase que viviera, que estuviera bien, que fuera feliz...

- ¿Estás listo? -preguntó Ron, con quien Hermione ya habían dejado todo listo a un lado. Habían decidido hacerlo allí mismo, pues no querían armar mucho alboroto, y ya que aquel día no había casi nadie en el cuartel, salvo Parvati, lavender, Remus, que estaba descansando pues el día anterior había terminado la luna llena, y Dobby, pero estaban desayunando en la cocina, la cual estaba muy bien protegida, por lo tanto, era seguro hacerlo allí.

- Sí... hagámoslo de una vez.

Ron y Hermione, por insistencia de Harry, estaban al otro extremo de la habitación, ambos proyectando un escudo de protección que Hermione había encontrado en uno de los libros un par de días atrás, ambos podrían ver lo que sucedía a través de la superficie semitransparente del escudo. Harry, arrodillado al medio de la habitación, tenía en la mano derecha su varita, y en la izquierda, empuñada firmemente, la daga de plata untada con el veneno que Hermione había preparado y, en el suelo alfombrado, el guardapelo, yaciendo inocentemente en un lado que las doxys no habían tocado. Harry levantó la daga, la empuñó también con la mano que cogía su varita y entonces la bajó directamente sobre el centro de la última reliquia de Salazar Slytherin, clavándola firmemente en medio de la S. Un rayo de luz blanquecina iluminó la habitación una milésima de segundo y entonces, el guardapelo se abrió. El Horcrux había sido destruido.

Ron y Hermione levantaron sus varitas y el escudo se levantó. Salieron de su rincón y se acercaron rápidamente a Harry, que seguía de rodillas, observando el guardapelo, que tenía ahora un hoyo en la tapa, pero que había conservado las fotos que habían puesto años atrás.

- Ja... -dijo Harry, antes que le preguntaran si estaba bien- Tom y Merope Riddle...

En efecto, las fotografías mágicas en tonos sepia allí guardadas por tantos años eran las de una bruja joven cuyos ojos miraban a lados diferentes y un joven muy guapo de cabello oscuro, ambos mirándose con embelesado amor. Harry sabía que Merope había dado poción amorosa a Tom, lo que los había llevado a huir juntos y tener un hijo, que viéndose liberado de la poción amorosa, Tom había dejado a su mujer embarazada para regresar a su mansión en Little Hangleton, y Merope había caído en desgracia, vendido el guardapelo para sobrevivir un poco más hasta que nació su hijo, y entonces se dejó morir. Era casi irónico pensar que Voldemort utilizara precisamente ese guardapelo como Horcrux, cuando él mismo había asesinado a su padre, por lo cual Harry pensó que Voldemort nunca abrió aquel objeto.

El éxito del experimento llevó a los tres huéspedes del número doce de Grimmauld Place los llevó a aprobar la teoría como válida y entonces debían partir hacia el siguiente punto que señalaba el diario de Regulus Black, para lo cual necesitarían algunas cosas que sabían que podrían encontrar en una tienda hacia el final del callejón Diagon. Ron, sin embargo, sugirió que sería mejor idea ir primero a la Madriguera, para asegurarle a su madre en persona que estaba bien y de paso preguntar por los gemelos. Harry aceptó la propuesta sin pensarlo mucho. Sabía que allí estaría Ginny, y a pesar que sabía que sería doloroso verse, para ambos, él también se aseguraría con sus propios ojos que estaban bien, pues los comentarios ocasionales de Bill y el Señor Weasley, por alguna extraña razón, no le eran suficientes. Empacaron sus mochilas, lo cual no les llevó mucho tiempo, y, despidiéndose de Remus y agradeciendo a Parvati, Lavender y Dobby por su ayuda, salieron por la puerta hacia la calle neblinosa, doblando en la esquina.

Al mismo tiempo, con tres leves "pop" tres figuras oscuras aparecieron entre la niebla y sin mucha ceremonia avanzaron por la calle, mirando de reojo a su alrededor. Se detuvieron entre los números 11 y 13 por unos segundos. Entonces, de la nada apareció una puerta bastante vieja y maltratada entre ambas casas. Las tres figuras se dirigieron al edificio recién aparecido y llamaron a la puerta.

Una vez admitidos dentro, se sacaron las capuchas.

- Ginny, Neville, Luna... -dije Remus- que grata sorpresa... Harry se acaba de ir con Ron y Hermione... sólo estaba cerrando la puerta y ustedes han llamado.

Neville y Luna saludaron mientras Ginny miró instintivamente al rededor suyo, y entonces miró a Remus.

- Entonces hemos llegado a buen tiempo, -dijo- Hemos venido a recoger a Parvati y Lavender para la reunión, conseguimos hacerla en Hogwarts...

- Si, están trabajando a la oficina, pero les recomiendo que primero disfruten del acogedor interior del armario de escobas que está aquí. -les sugirió Remus.

- ¿Por qué? -preguntó Luna.

- Porque Harry ha dejado la capa invisible aquí encima -señaló la mesita del recibidor, en donde, efectivamente, se encontraba la capa- y no tardará en darse cuenta y regresar -y con esas palabras, el timbre sonó.

- ¡Tú nunca nos viste! -susurró Ginny.

Los tres recién llegados saltaron a esconderse en aquel armario mientras Remus cogía la capa invisible y abría la puerta.

- ¡Remus! -exclamó Harry- creo que he dejado...

- ¿La capa de tu padre, Harry? En dónde tienes la cabeza, muchacho...

Harry, que estaba en el resquicio de la puerta, con Ron y Hermione detrás suyo, tomó la capa, pero se detuvo de repente. Un pequeño aroma a flores muy familiar para él flotaba en el aire. No, seguramente no, ella estaba en casa, con su madre, no podía encontrarse allí. Había estado pensando en ella tanto en los últimos día que quizás se estaba imaginando cosas.

Ginny, que observaba desde un finísimo resquicio de la puerta del armario de escobas lo vio detenerse y mirar a su alrededor. No, no tenía como adivinar que ella acababa de llegar, seguramente... no, no podía sospechar que ella estuviera allí, le daría un ataque y probablemente gritaría.

- ¿Te pasa algo, Harry? -preguntó Remus, al ver la cara que tenía.

- No, no es nada, gracias, Remus... ¿Algún recado para la Señora Weasley?

- Oh, sí, dile por favor que Tonks y yo si iremos el domingo a almorzar, - contestó Remus con una ligera sombra rojiza asomándose a su pálido rostro y una sonrisa que Harry no había visto hacía mucho- nos ha invitado.

- Bien, se lo diremos a mamá, -dijo Ron- ahora vamos que se me congela todo, Harry.

- Parece que nevará -dijo Hermione- mejor nos apuramos.

- Los veré luego, entonces. -se despidió Remus.

- Cuenta en ello -le dijo Harry.

Una vez que estuvo segura que Harry ya se había marchado, Ginny salió del armario a tropezones.

- Eso estuvo demasiado cerca...

- Ginny, Harry se va a terminar enterando de todas formas, y lo sabes, -le dijo Remus, sabiamente.

- Ya lo sé, ya lo sé... -contestó ella, acomodándose la túnica mientras que Luna y Neville se las acomodaban mutuamente- pero aún no quiero que lo haga... si antes de Navidad no hemos hecho nada aún, se lo diré cuando vaya a casa para Navidad... ¿Te animarás algún día a ayudarnos?

- Siempre fuiste el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que tuvimos... -dijo Luna.

- El mejor profesor de todos -añadió Neville

Al recordar aquella escena, Ginny sonrió para sí misma, aquel día había sido la primera reunión con el ED. Casi la había descubierto y eso no hubiera sido bueno... Pero al menos habían convencido a Remus de darse una vuelta por alguna de las reuniones.

Así que Ginny ahora recibía ayuda de los profesores del colegio que supervisaban algunas de las sesiones de práctica del ED y además, McGonagall les daba un poco de entrenamiento en cuanto a batallas con varitas se refería.

- Recuerden que los mortífagos no son sólo más grandes que ustedes, sino que también más avanzados en magia oscura, así que, a veces, los hechizos defensivos no son suficientes. -les decía.

Mientras tanto, cada día parecía que más gente necesitaba un lugar donde refugiarse, y como prácticas, McGonagall enviaba a los jóvenes del Ejército de Dumbledore por turnos a patrullar, no sólo los pasillos y entradas secretas, sino que también los terrenos del castillo y el pueblo. También les decía que era mejor que el ministerio no supiera nada sobre la re-integración del Ejército de Dumbledore, al menos hasta cuando fuera estrictamente necesario. De momento, sólo parecían activos ante el ministerio cuando iban recolectando firmas para la liberación de Stan Shumpike (organizada por la Orden del Fénix) pero aquello de no tener trabajo estaba poniéndose de moda en aquellos días: ya nadie confiaba en nadie y las madres preferían los hijos haciendo nada en casa que los hijos muertos en aquellos días.

Todo se encontraba en una especie de paz-armada, lo cual hacía que el ánimo en la comunidad mágica estuviera más alerta que nunca: en cualquier momento podía estallar algo, y la ausencia repentina de ataques de dementores parecía augurar que sería algo grande.

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- ¡Pero miren quién se digno a hacernos una nueva visita, por campaña Navideña, Fred! -dijo George desde el mostrador, luciendo su túnica magenta de trabajo.

- ¡Nuestro socio capitalista¡Por Merlín, cuánto tiempo sin verte, muchachón! -contestó Fred, saliendo de la trastienda con una túnica igual a la de su hermano.

- ¡Y viene acompañado¡Nuestro hermanito Ronnie y la siempre linda Hermione! -George hizo una reverencia teatral- ¿Qué milagro los trae a nuestro humilde negocio?

Ginny, que estaba en la trastienda organizando algunos anaqueles e inventariándolos, se paralizó al oír a sus hermanos saludar tan efusivamente. Iba a ser imposible ignorarlos y fingir que no estaba allí.

- Pues, necesitamos herramientas, compañero. -respondió Harry.

- Aja, nuestra línea de Defensa Contra las Artes Oscuras -dijo Fred, entusiasmado- sí, el ministerio ahora está distribuyendo algunos de nuestros productos a los hogares mágicos, creo que hicieron llegar un equipo familiar a la casa de tus tíos...

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Cinco lechuzas dejan en la sopera repleta de la cena de tía Petunia una caja de cartón, salpicando a los tres Dursley.

- ¡PERO SI EL MOCOSO YA SE LARGÓ¡MALDITAS LECHUZAS¡NO MÁS...! -comenzó a gritar Vernon Dursley.

- Dice: Lugar de residencia de Harry James Potter; del Ministerio de Magia y Sortilegios Weasley: Equipo familiar de DCAO. Gracias por pagar sus impuestos...

- ¡COMO SI DIECISÉIS AÑOS NO HUBIERAN BASTADO¡LECHUZAS VOLADORAS! ...

Dudley Dursley abre la caja manchada de sopa y encuentra cuatro sombreros de brujo, tres capas de mago una de bruja grises y cuatro sobrecitos que dicen "Polvo Peruano de Oscuridad Instantánea" y, perplejo, se los muestra a sus padres

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- Pagaría por ver eso... -suspiró Harry, con media sonrisa.

- Oh, pero ese equipo es pura basura, es decir, es bueno, sirve, pero el equipo que presentamos primero en la licitación era cien veces mejor... -comentó Fred, con un leve trazo de resentimiento.

- ¿Qué sucedió, entonces? -preguntó Hermione, mientras miraba por allí algunos productos en venta. Fred y George se miraron, rodaron los ojos y suspiraron.

- Presupuesto gubernamental. -dijeron al unísono.

- ¿Esa basura que decretó Umbridge sobre no botar el dinero en seguridad ciudadana y más bien pagarle mejor a los funcionarios? -preguntó Ron, mientras curioseaba en la sección de golosinas.

- Esa vaca es una idiota. De todas formas, al menos accedieron a hacer sólo una reducción. -dijo Ginny mientras que salía de la trastienda cargada de cajas para poner en demostración y se las entregaba a otro de los empleados.- Hola, chicos, tanto tiempo sin verlos.

Harry se dio la vuelta para verla. Llevaba una túnica de trabajo igual a la de los gemelos y el resto de empleados, algo más corta, lo suficiente como para dejar ver sus jeans y zapatillas, pero esta llevaba algunas insignias con nombres de bandas de rock muggles y mágicas; el cabello rojo fuego estaba atado en una cola de caballo con algunos mechones rebeldes detrás de las orejas. Ella levantó la mirada y la clavó directamente en los ojos de Harry por un segundo que lo dejó sin aire.

- Hola Ginny, -saludaron Hermione y Ron.

- Hola, -dijo Harry.

- Bueno, como estábamos diciendo, aún el primer equipo que sugerimos no se compara con lo que estamos haciendo ahora. -dijo Fred, mientras Ginny regresaba a la trastienda, aquello había sido suficiente para dos meses más.

- Nuevo y mejorado, -dijo George

- El más avanzado

- Y aunque ustedes no lo crean...

- ¡Equipo Exclusivo Súper Deluxe de Defensa Contra las Artes Oscuras! -dijeron ambos al unísono.

Un empleado tocó una fanfarria con una trompetita. Harry, Ron y Hermione miraron desconcertados a los gemelos y estos sonrieron tímidamente.

- Tenemos que trabajar en el nombre... -dijo George. Una de las empleadas de la tienda les acercó lo que parecía ser nada más que una mochila vacía muggle común y silvestre.

- Y es sólo para nuestros clientes especiales... -añadió Fred en tono serio, pues ya habían aprendido su lección sobre a quiénes les vendían y a quienes no.

- Edición limitada, lo que quiere decir, que cada uno ha sido hecho pensando a quién se los vamos a vender.

- ¿Y qué hace? -dijo Ron, acercándose al mostrador- ¿Saltos mortales?

- No nos subestimes, sopedazo de bruto... -respondió Fred.

- Mejor se les explicamos como funciona esta maravilla, hermano.

- Lo primero, es que se le instala una contraseña al momento de la compra, así sólo el dueño lo puede abrir, -dijo Fred.

- Y también está la versatilidad de la cubierta. Sólo sientes un décimo de lo que cargas, es decir, si llevas diez kilos de peso, sólo sentirás que llevas un kilo. Y está ampliado por dentro a tú conveniencia, -continuó George.

- Tiene un repelente de maldiciones intermedias, bastante resistente y renovable. En la parte delantera hay pergamino, y pluma auto-entintable, siempre útiles -Fred le guiñó un ojo a Hermione- un estuche especial para varitas que puede ser llevado también colgado del cinturón de los pantalones y, una de nuestras nuevas invenciones: Cinco súper ligas pequeñas y de fácil uso que resisten cargas de hasta veinte kilos cada uno.

- El segundo compartimiento -siguió George- es más interesante -abre un cierre- no uno, sino diez sobres de polvo peruano de oscuridad instantánea, una linterna especial que alumbra sólo al dueño, esa es una novedad, polvos flu, una navaja abre puertas, un frasco con tres bezoares pequeños -George miró a Ron- nunca se sabe cuando puedes ser envenenado, y diez latitas de Comidas Fáciles de Mamá Weasley que sólo calientas en un caldero y tienes entrada, sopa, segundo, postre y helado, la receta es de mamá.

- Y el último compartimiento de esta mochila en particular, -dijo Fred, poniendo voz teatral, mientras los demás empleados seguían acomodando la tienda antes de abrirla- es ideal para el viajero, como ustedes. Ganchos para colgar nuestras capas y sombreros anti-maldiciones, que vienen incluidos, este es el compartimiento extensible, y pueden guardar lo que quieran dentro... incluye bolsa de dormir, un caldero pequeño para calentar las Comidas Fáciles de Mamá Weasley, además de un encantamiento convocador para que lo que necesites llegue a tu mano sin necesidad de vaciar todo el contenido.

- Y si te llevas tres, -añadió George, acercándose a Harry- como sabemos que lo harás, te daremos un paquete especial de bromas, de regalo. ¿Qué les parece?

- Vaya, -dijo Hermione- eso sí que es impresionante...

- Gracias, -dijeron los gemelos, haciendo una leve inclinación.

- Y también debe ser muy costoso... -añadió Ron, con las orejas ligeramente enrojecidas.

- Pero vale la pena cada knut, hermanito, nosotros también las tenemos, y todos nuestros empleados, no escatimamos en cuanto a seguridad. -le dijo George.

- Y así no tienen excusas para legar tarde, -añadió Fred.

- Si, -dijo Harry, adelantándose a ver más de cerca a la mochila maravilla- me parece que es justo lo que andábamos buscando... -Fred sacó de debajo del mostrador dos más.

- Harry, no... -titubeó Ron.

- Cállate y recibe, -le dijo Harry, arrojándole una mochila negra al pecho, mientras cogía una de color verde oscuro.

- Gracias, Harry -dijo Hermione, observando su bolso de color azul oscuro, mientras Ron mascullaba sus gracias.

- Así que todos sus empleados tienen uno -dijo Harry en un tono casual que no engañó a nadie- ¿quiénes más tienen uno?

- Bueno, para empezar, es por eso que los elaboramos en distintos modelos: bolsos, carteras, maletines... para que nadie sepa que es lo que lleva dentro y el ministerio no venga pidiéndolos a rebaja.

- Mamá y papá tienen uno cada uno, Bill, Fleur, y le enviamos uno a Charlie.

- y McGonagall nos pidió como setenta y cinco para la Orden del Fénix...

- Más o menos eso es todo, -terminó de decir George, olvidando convenientemente mencionar al ED.

- Nunca se sabe -dijo Harry, simplemente- ¿Verdad?

- incluso en una bonita mañana nevada de miércoles antes de Navidad, -dijo Fred, seriamente- como esta, podría estallar una batalla en nuestras narices...

Y como si Fred hubiera pronunciado las palabras mágicas, gritos desgarradores y una explosión al otro lado del callejón sonaron. Varios empleados salieron de la trastienda, seguidos por Ginny, que se guardaba algo en el bolsillo de la túnica.

- ¡Cierren todo! -les dijo George- ¡Ya saben qué hacer!

De inmediato, todos apagaron las lámparas, aseguraron los mostradores y anaqueles, cerraron las puertas de la trastienda y subieron por una escalera. Pero Harry vio que ambos jefes se llevaron la mano al bolsillo, se miraron, miraron a Ginny que salía hacia la tienda, esta asintió y los tres pasaron por delante de Harry, Ron y Hermione que estaban sacando las varitas. Harry tomó del brazo a Ginny, esta volteó.

- ¿A dónde creen que van? -dijo, casi gritando. Ginny se soltó.

- Síguenos y lo verás... -le dio un beso en la mejilla y le susurró al oído- lo siento, -y salió por la puerta. Harry estaba en shock.

Afuera, los pocos guardias que habían, más algunos dueños de las tiendas ya estaban poniendo oposición a lo que parecía al menos una treintena de mortífagos. Al instante, como Harry lo había esperado, aparecieron varios miembros de la Orden del Fénix, pero mientras corría hacia el principio de la calle, vio que aparecían también compañeros de Hogwarts... miembros del ED... y Harry vio que estos parecían saber lo que hacían, pues se iban poniendo detrás de Ginny y los gemelos. Ron y Hermione, que también estaban mirando, se detuvieron un poco, como para esperarlos. Harry los miró sorprendido, y estos se limitaron a encoger los hombros. Harry corrió a alcanzar a Ginny y los demás.

- Estuvimos entrenando, - dijo Ginny rápidamente, mientras los demás ya comenzaban a usar sus varitas- la Orden necesitaba ayuda y allí estábamos nosotros... ¿te unes? -se hizo a un lado, como ofreciéndole su sitio.

Harry ni siquiera tenía que contestar, de hecho, al verlo allí, algunos de los miembros del ED le sonrieron. Entonces se unieron a la batalla. Y verdaderamente había estado entrenando, pues no parecían estar perdidos en el espacio, de hecho, Harry notó mientras se agachaba para evitar una maldición y lanzaba otra, estaban divididos en grupos que iban dirigidos por uno o dos de ellos, y todos ellos seguían a los que estaban adelante. Entonces se dijo a sí mismo que después se encargaría de preguntar cómo había pasado aquello y limitarse a acabar con cuanto mortífago se le cruzaba, algo en lo que ya tenía experiencia.

Las maldiciones y los contrahechizos volaban por todas partes, y la gente se mezclaba entre nubes de polvo, escombros de las tiendas y otras personas. Y por todos lados, Harry veía caras conocidas, de la orden y del ED, los mortífagos estaban usando sus típicas máscaras y parecían haber traído a un par de dementores con ellos. Por supuesto, los miembros de la Orden del Fénix y del ED se estaban encargando de ellos, ya que a los Aurores del Ministerio, que acababan de llegar, los habían tomado por sorpresa. De vez en cuando, Harry oía un grito, o alguna explosión y rogaba porque todos los de su lado estuvieran bien, "estas mochilas deberían incluir Félix Felicis", pensó Harry, mientras corría a ayudar a Ernie Macmillan con un mortífago que casi les sacaba medio cuerpo de altura. Y a cada momento, mientras esquivaba maldiciones y corría, trataba de ver a su alrededor, ni siquiera para ver si alguien más se le venía encima, sino para ver dónde estaban los demás. Allí estaba Hermione, con una mortífaga, por allí estaba Ron enviando a su patronus, más allá estaban algunos profesores de Hogwarts, dándole a algunos más, y hacia la mitad de la calle vio a Hagrid y a Grawp, que estaba levantando a una figura delgada encapuchada. Una maldición le rozó al brazo izquierdo mientras miraba y una melena roja pasó delante de él.

- ¿Estás bien? -le dijo Ginny, mientras lo ayudaba a levantarse, mientras el mortífago que lo había atacado estaba inconciente en el suelo.

- He estado mejor -dijo, levantándose rápidamente- así que a esto estuviste jugando mientras me fui... -lanzó una maldición por detrás de la muchacha.

- Si, me aburría un poco en casa de mamá -ella lanzó una maldición al costado y ambos se agacharon- y la paga no es mala en lo de Fred y George...

- Pero te gusta la acción ¿no? -dijo Harry, mientras ella se agachaba para dejar que él golpeara a un mortífago que estaba a punto de atacar a Luna por la espalda.

- Qué puedo decir... -respondió ella- ¡oh! allí están mamá y papá...

- Y allá está Nott -Ginny lo bloqueó- estaba... agáchate.

Ginny se agachó y Harry pudo desmayar a otro mortífago, mientras que Ginny hacía tropezar a Neville, para que no le diera una maldición. Harry no pudo dejar de notar que ellos dos eran un buen equipo, paro tenía que concentrarse en lo que estaba haciendo y entonces así siguieron por bastante rato más... Luego llegó el grupo de los hombres-lobo, y Harry pudo ver que Bill y Remus se dirigían hacia ellos, detrás los seguían un pequeño grupo de personas que tenían toda la pinta de querer freír Greyback, antes de agacharse de nuevo para dejar que Ginny mandara a volar a un dementor.

Mientras los demás corrían a ayudar con los recién llegados, los mortífagos que quedaban sin aturdir, que aún era mas o menos la mitad, volvieron a cargar contra los que estaban atrás, un grupo en el cual habían varias manchas pelirrojas. Ginny y Harry se miraron y se empezaron a abrir paso entre las maldiciones y los que caían. Era evidente que la señora Weasley no estaba acostumbrada a usar su varita contra los demás, al verlos, Arthur Weasley le hizo señas a Harry, para que ayudara, el cuál ya estaba casi llegando allí. Lamentablemente, ya había diez mortífagos allí y estaban llegando más dementores y mortífagos. Y justo cuando Ginny se hubo agachado para esquivar un rayo verde que le dio a la vitrina vacía de Olivander's, dos dementores y tres mortífagos más llegaron a donde estaban ellos. Harry trató de mirar al rededor, Cho Chang pasaba dándose con una mortífaga pequeña y Dean Thomas estaba más allá junto a Lavender Brown batiéndose con un dementor especialmente grande. Todos estaban con las manos ocupadas por aquí y por allá, Hermione y Ron estaban hacia el final del callejón, dejando atrás una ruma de mortífagos aturdidos, pero no podían llegar hasta allí. Harry se puso a batirse con dos mortífagos a la vez, mientras Ginny intentaba llevar a su madre hacia un sitio donde pudiera desaparecerse, aunque no lo quisiera. Una vez que se hubo ido, Harry jaló a Ginny de la mano para volver hacia donde habían dejado al señor Weasley prácticamente sólo, mientras aparecían más funcionarios del ministerio. Se habían alejado bastante, y Harry se alegró de ver que Fred y Bill también estaban corriendo hacia donde su padre luchaba con... ni siquiera se veía bien con cuantos... también Percy había llegado allí, tratando, como podía, de ayudar. Cuando de repente, una explosión sonó hacia el caldero Chorreante, varios miembros de la Orden, más Hagrid y Grawp que estaban dirigiéndose hacia el centro de la calle regresaron para ayudar, y entonces, pasó.

Sin saber cómo ni de dónde, en menos de un segundo, aunque a Harry le pareció una eternidad en cámara lenta, varios mortífagos lanzaron rayos de diferentes colores hacia el centro de un grupo, directamente hacia una figura delgada con pocos cabellos rojos... Arthur Weasley cayó al suelo, inconciente, mientras los mortífagos emprendían retirada ante la aparición de una horda más de funcionarios del ministerio, con lo cual casi les doblaban el número.

Lo que sucedió después casi no tenía sentido. Al ver que se iban, varios comenzaron a recoger a los heridos, los aurores comenzaron a recoger a los capturados y otros simplemente recuperaban el aliento, sin embargo, de los diferentes puntos en donde habían estado, los hijos del matrimonio Weasley comenzaron a acercarse al punto donde Harry, Ginny, y Percy, un poco más allá, miraban desconcertados, paralizados como si no pudieran creer lo que veían... Hermione emitió un sollozo y Ron parecía que se iba a desmayar. Bill fue el que se acercó primero, se arrodilló al costado de su padre y vio que aún seguía vivo, aunque casi yéndose. Los demás se acercaron rápidamente y lo rodearon, entre Bill, Percy y los gemelos arreglaron una camilla para llevarlo a San Mungo antes que los demás heridos empezaran a ser enviados allá, mientras que Ron y Ginny los seguían para buscar una chimenea, ya que Ginny aún no sabía aparecerse. Habían decidido ir allá primero, antes que avisar a su madre. Hermione y Harry se quedaron un poco atrás, pues los miembros del ED los estaban reteniendo, para contarlos y ver si no faltaba alguno. Harry delegó rápidamente aquella tarea a Luna y Neville que estaban cerca, diciéndoles al oído a dónde tenían que ir, y entonces, él y Hermione se desaparecieron con dirección a San Mungo.

Al llegar allí, ya estaban llegando las primeras camillas desde el callejón, por lo cual se apresuraron hacia el mostrador para preguntar por el Señor Weasley y lo enviaron hacia la planta de accidentes mágicos, donde los demás estaban tratando de explicar lo que sabían a los tres curanderos que revisaban al Señor Weasley, que respiraba pesadamente, mirándolos a todos. Ginny y Percy estaban aún aturdidos, pues eran ellos los que lo habían visto. Harry entonces explicó rápidamente lo que podía, mientras se acercaba a la camilla, mientras Hermione se acercaba a Ron y lo tomaba de la mano. Los tres curanderos se miraron entre sí y negaron con la cabeza, entonces una voz resonó y los llamó hacia el recibidor, pues estaban llegando todos los demás heridos. El curandero que quedó, el que parecía que tenía más experiencia, terminó de revisar al señor Weasley y llamó aparte a Bill, que era el mayor y hasta el momento estaba manteniéndose sin llorar.

- Parece que de esta si no salgo, muchachos... -susurró el señor Weasley. Los demás dijeron ¡No!- Vamos, no se pongan así... ¡Percy!

- Padre... padre, discúlpame -tartamudeaba Percy entre sollozos- discúlpame por ser tan... tan...

- No te preocupes, hijo... estás aquí... Ginny... cuida a tu madre, eres muy valiente, hija mía, cuida a tus hermanos… Y ustedes también, cuiden a su hermana…

- Papá... no digas esas cosas -dijo Fred, que también lloraba- no digas eso...

- Me voy tranquilo, muchachos, defendiendo a nuestra familia... Bill, hijo...

- Papá... -se acercó a abrazarlo, los demás supusieron que había que esperar lo peor- no... No...

- Ahora que tendrás tu familia, no dejes a tu madre¿sí? aún recuerdo cuando sus hermanos... ella los quería mucho...

Ahora todos lloraban, pero el señor Weasley parecía decidido a irse tranquilo, porque continuó hablando como si les estuviera dando consejos, sentado a la mesa de la cocina en la Madriguera.

- Chicos, cuídense y sigan con la tienda... y pónganle mi nombre a algo... Perkins casi se cae de la silla cuando le dije que los de los Sortilegios Weasley eran mis hijos...

-Sí, papá -dijo George- lo haremos...

- Ron... eres tan hábil como quieras ser... no dejes de ir a dónde te necesiten... Así tengas que volar en auto...

- Sí, papá -contestó Ron- lo haré...

- Hermione, Harry... gracias por estar aquí -Hermione soltó un sollozo- y por estar siempre cerca de mis hijos... Harry... jamás te agradeceré lo suficiente lo que has hecho por nosotros... sigue cuidando a mis hijos... ¿Sí? -Harry asintió, pues no atinaba a nada más- siempre fuiste un hijo más de la familia, muchacho... y tú también Hermione...

- ¡Arthur! -la señora Weasley acababa de llegar con Fleur, quien, para sorpresa de Harry, parecía haber ganado unos cuantos kilos en el área abdominal- ¡Oh, Arthur¿Por qué¿Por qué?

- Molly, cariño, se fuerte... -la señora Weasley se desplomó a su costado, mientras que Fleur abrazaba a Bill- dile a Charlie que lo quiero mucho, los quiero a todos... no lloren -todos trataban, en vano, de contenerse- no se pongan tristes... siempre los estaré cuidando, que no se metan en líos...

- ¡Arthur! -la señora Weasley parecía inconsolable.

- Molly... -el señor Weasley cerró los ojos, su respiración se iba ralentizando- lamento haber hecho que el auto volara...

Y con un último suspiro, Arthur Weasley murió.

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Y con eso concluyo el capítulo siete, detestándome por hacerle eso al Señor Weasley… ¡SOY UNA BASURA¡SOY PEOR QUE LUCIUS MALFOY! ¡POR QUÉ LO HICE! ¡POR QUÉ LO HICE¡POR QUÉ LO HICE¡POR QUÉ LO HICE¡POR QUÉ LO HICE¡POR QUÉ LO HICE¡POR QUÉ LO HICE¡POR QUÉ LO HICE¡POR QUÉ LO HICE (Estuve viendo "El pianista" este fin de semana, una muy buena película) ¡POR QUÉ LO HICE¡POR QUÉ LO HICE!

Bien, al final sólo recibí una idea, así que bueno… fue utilizada con algunas variaciones, Ron y Hermione estaban muy ocupados como para pensar en ponerse cariñosos frente al guardapelo, pero ya luego Hermione dará la explicación. Ahora, bueno, ahora tienen que llorar la muerte del señor Weasley, por la cual no me perdonaré nunca, al igual que no perdonaré a Rowling por lo de Sirius, y si hace lo mismo que yo, aún peor. En fin, díganme qué opinan de este capítulo… me llevó dos semanas terminarlo, no saben lo difícil que es hacer que alguien patee la lata.

Lista de canciones… déjenme ver, ahora la encuentro… (Lunis se arroja a una piscina de papeles y no se le ve por un rato) "We are pleased to inform you that the seminar…" no, no es ese… "… ha llegado el momento de añadir las alcaparras y el vinagre de armadillo…" no, creo que ese tampoco es… "Ollanta adelante, Alan le sigue y Lourdes se queda…" no, ese es el periódico… qué tantos papeles guardaré… "Harry y Ginny supieron que los demás no tenían que enterarse de lo que acababan de hacer mientras estaban solos en…" ¡Oh, no, no, no, no! Eso es para después… ¡BINGO! "Potter Puppet Pals… Susuki Tohya, Rito Kohsaka, Aku Tenshi… Mugglecast, ugly little girls… el gato espacial… Lista para el capítulo siete…" Rayos, tenía que estar comiendo papas con ketchup…

País de tus sueños - Mar de Copas

Increíble - Cabas

Por que todavía podemos decir una vez más - Panda

My favourite Game - The Cardigans

Nothing's gonna stop us - The Starting Line

Superman - Five for Fighting

You get what you give - New Radicals

Save Ginny Weasley - Harry and the Potters

Me voy - Julieta Venegas

El problema - Arjona

She will be loved - Maroon 5

Toxic - Britney Spears

Huye de mí - Eva Ayllón

Ghost of you - My Chemical Romance

The places you have come to fear the most - Dashboard Confessional

Resistiré -Erreway (sí, esa, sólo la letra si quieren, pero Tonkisita siempre dice que esa es la canción del ED)

Muy variada como siempre y esta vez sí se las recomiendo porque está muy buena… el capítulo ocho está en camino y en los siguientes días estaré poniendo las canciones que falten del seis y las del siete en mi blog, ya saben donde (h t t p / janelunis. Blog. Com) Y a ver si dibujo algo del fic en estos días… así que bueno, este ha sido el capítulo siete, y si les gusta el Harry/Ginny les recomiendo que lean el capítulo 8 que será muy triste y a la vez muy… ya verán…

Besos de la chica que aprovecha el feriado para terminar de escribir aunque la noche anterior(oseases el 30 de abril) anduvo bebiendo vino como si fuera chicha. ¡Feliz cumple, Cali!

Lunis.

PD.- se preguntaran por que tarde tanto en poner el capi, es que ff.nt tenia un pequeño problea y no me dejaba subir el capi... en fin, ya se arreglò, no sin un poquitin de persuación (lunis saca una varita)