Disclaimer.- Well, if I was Rowling, I'd be laughing my stomach out my mouth at all of us, fans, thinking "Suckers! You shall never find out what I'm planning!" But I'm not, so I have her laughing her stomach out her mouth at me, thinking, "Sucker! You shall never find out what I'm planning!"
"I'd want him finished. And I'd want to do it."
"That one of us is going to end up killing the other. Yes"
Harry Potter
Harry Potter and the Half Blood Prince - Chapter 23, page 512, American Hardback First Edition, 2005
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Fic: El viaje de los Horcruxes
Capítulo 15: Las caras de la guerra. Parte III.
Por: Lunis
¿Por qué Ron y otros miembros de la Orden del Fénix y el ED habían terminado en la enfermería? Esa respuesta tomará unos tres capítulos, así que espero que tengas tiempo. Si deseas puedes ir al baño antes, pasar por la cocina y traer algunos bocadillos, y te recomiendo que busques una silla más cómoda, experiencia personal. Por cierto, gente morirá.
Voldemort atacará. Hogwarts peligra. Vengan ahora.
Cuando llegaron a Hogwarts, McGonagall los esperaba. Ron dio las disposiciones finales sobre como iban a reacomodarse los grupos y McGonagall salió a darlos.
- Genial, mientras más temprano, mejor que tarde.
Todos miraron a Harry. Era evidente que su posición no iba a ser defensiva, sino, ofensiva, y todos sabían lo que eso significaba.
- Yo te secundaré -dijo Ginny decididamente.
- Tú ibas con Hermione al medio.
- Hermione puede ir con Ron, -dijo ella- yo te secundo.
- Iremos todos -dijo Ron- los seis, -Harry lo miró pensando que estaban locos de remate- rastreamos, encontramos y atacamos.
- No podemos ir los seis...
- ¡SI PODEMOS!
- Harry, podemos quedarnos atrás, pero ya estamos suficientemente involucrados como para tener a diez mortífagos detrás de cada uno de nosotros -dijo Luna, resueltamente- si vamos juntos, podemos cuidarnos las espaldas y llegaríamos más rápido. Luego, si ten encuentras a Voldemort, pasará lo que tenga que pasar...
Los demás se habían quedado en silencio. Luego Ron puso una mano sobre el hombro de Luna.
- Ese -dijo- es el mejor plan que he oído. Apoyo la idea de Luna.
- Y yo, -dijo Hermione, poniendo su mano sobre el hombro de la muchacha también.
- Y yo, -dijo Neville- El ED será comandado por la Orden.
Ginny miraba de un lado al otro y le dijo a Harry.
- ¿Sabes? me parece que si no matas a Voldemort, al menos escapas de esta. -se acercó al hombro de Luna y puso su mano sobre las demás- Tendrás que vivir con esto.
Harry se limitó a bajar la cabeza y mirar hacia los terrenos del castillo, Hagrid ya estaba ordenando a sus criaturas, los ED estaban listos al centro y los miembros de la Orden estaban tomando posición detrás de los gigantes y delante de los centauros. Qué no daría Harry por hacer que encierren a sus amigos en un sitio donde nadie les pueda hacer nada, pero no iba a poder librarse de ellos, y ellos realmente querían arriesgar sus vidas por la causa. Ginny tenía razón, iba a tener que vivir con aquello. El problema es que del dicho al hecho, hay mucho trecho...
Una vez abajo y ubicados no tardó mucho en llegar un enviado del Ministerio, quien al ver que incluso tenía ORDENES para ellos, se resignó a seguirlas. Y no pasó mucha antes de que comenzaran a atacar y ya estuvieran envueltos en una exhibición de chispas y rayos de todos los colores en todas direcciones como si fueran Wildfire Whiz-Bangs de Fred y George.
Y no es que Harry no trató, pero sus amigos estaban tan bien entrenados que no lo perdieron de vista ni un segundo. Iban andando en formación, quizás un poco separados por la multitud, pero siguiendo una ruta... había sido muy bueno para ellos haber encontrado a Draco Malfoy y escuchar atentamente lo que decía.
Pasaba el tiempo y la batalla seguía sin que ninguno de los bandos quisiera rendirse o mostrara flaquezas. Y por todos lados, cada cierto tiempo, caían cuerpos inertes al suelo, caras conocidas y nuevas, amigas y enemigas, y ellos seguían hacia adelante. Harry, Ron, Hermione, Ginny, Neville y Luna, casi en fila, atacando a diestra y siniestra sin fallar un tiro y sin confundirse de víctima. A su alrededor, los miembros de la Orden hacían lo mismo, y los del ED se encargaban de asegurarse que los caídos enemigos estuvieran aturdidos completamente y fueran llevados hacia dentro del castillo, donde estaban poniendo a los heridos y los prisioneros. Y más mortífagos caían, y más de los "buenos" caían... y era de nunca acabar. Comparado a las demás veces que se había enfrentado en combate al lado oscuro, aquello era una tortura, había mucho más gente que en el Callejón Diagon, y los ataques eran cien veces más cruentos y violentos y aumentaban en rapidez y crueldad en relación directamente proporcional a la cantidad de gente que caía al suelo. Y ningún lado parecía querer rendirse.
- ¡No se dejen! -gritaba un mortífago- ¡Conocen las órdenes! ¡Que no quede ninguno vivo! -en ese momento lanzó un rayo mortal hacia Hermione, el cual fue desviado de su curso por la reacción de Harry al apuntar al brazo del mortífago y a que Ron apartó a la muchacha de inmediato. Neville aprovechó que el hombre se quejaba para aturdirlo y siguieron abriéndose camino entre la masa de túnicas y capas negras.
- ¡Llévenlos al castillo! -gritaba la profesora Sprout- ¡Allá los ataraaaaa...! -un rayo verde la alcanzó y allí se quedó. No se levantaría más. Neville se aseguró que la llevaran al castillo.
Harry y los demás iban avanzando lentamente, tratando de ayudar lo más posible sin retrasarse mucho, pues su misión era diferente... ellos debían encontrar la cabeza, y aquello podría tomar tiempo hasta que Voldemort quisiera aparecer...
Ya no sabían si habían pasado minutos, horas, días o semanas, pero seguían peleando. No sabían cuantos habían caído ni de que lado estaban, pero seguían peleando. Criaturas contra criaturas, hombres contra hombres, muertos sobre muertos en una danza que no parecía tener fin. Aquí y allá esquivaban maldiciones y saltaban sobre charcos de sangre. Y en todo momento, aquel pensamiento que no quería dejar su cabeza le decía que el siguiente podría ser él, que los siguientes podrían ser ellos.
Caía la tarde de la jornada bélica y ningún lado parecía tener intenciones de retirarse, aunque los que aún estaban de pie y peleando comenzaban a agotarse. La mayoría de heridos había sido transportada a San Mungo y los prisioneros habían sido llevados hacia el ministerio en Londres por aurores de la Liga especial Anti-Choque. La mitad del castillo se había derrumbado y la otra se mantenía en pie, parte del bosque se había quemado, la aldea había sido saqueada y los terrenos del castillo, antes verdes por sus pastos, eran ahora rojos y negros, mezcla de sangre y cuerpos caídos. Y justo cuando varios mortífagos caían a la vez... apareció él.
A través de nuevas figuras negras, en medio de ellos, cual jefe de la manada, entraba el mago tenebroso más peligroso de la historia mágica, Lord Voldemort.
- Así que aquí estabas... Harry Potter -la sangre se le heló al escuchar aquella voz, a pesar de haberla estado esperando todo el día y que hacía media hora que el dolor en la cicatriz se le intensificaba a punzadas más y más asesinas cada vez- ¿Por qué -preguntó, acercándose lentamente- te has llevado a mi serpiente?
A su alrededor, todos los que estaban allí se iban poniendo detrás de Harry o de Voldemort, según su bando. Y al lado de Harry estaban Ron y Hermione y justo detrás de él estaba Ginny, firme y dispuesta, con ambas manos en los hombros de Harry. Voldemort no le quitaba los ojos de encima... No iba a permitir que se la quitara, no a ella también. Era tarde para fingir que no había nada allí, pero no le importaba. Voldemort se acercaba cada vez más, a paso lento, pero firme.
- Pues... no se si te contó, -respondió él- pero era una vieja amiga mía... ¿Sabías que antes de acompañarte, vivía en un zoológico muggle?
- ¿Y si era amiga tuya... por qué la mataste? -rabia y cólera eran emanadas de Voldemort, como si su aura completa fuera de fuego.
- Resulta que me dijo que ya estaba un poco cansada -respondió Harry, consciente de que todos escuchaban atentamente a cada una de sus palabras. Nadie más hacía nada ya- y que la vida inmortal no era para ella.
- Bueno, tú tomaste a mi serpiente... yo podré tomar a alguno de tus amigos a cambio...
- No, verás, tu mataste a mis padres... tu madre murió a darte a luz y -Harry comenzó a levantar la voz para que todos escucharan claramente lo que decía- a tu padre muggle lo asesinaste tú y culpaste a tu tío...
Un rayo resplandeciente brilló en la varita de Voldemort y los rápidos reflejos de Harry permitieron que sólo un rasguño apareciera en su mejilla.
- Cuando aprenderás que las insolencias sólo aceleran tu muerte...
- Cuando aprenderás que hay cosas peores que la muerte...
- ¿Quizás... si me hicieras una demostración...? -la varita de Voldemort iba de camino a Ginny y Harry inmediatamente creó el escudo que Hermione y Ron habían estado usando en cada destrucción de Horcruxes sobre las cinco personas que estaban detrás de él- Ah... no quieres perder a tus amigos, qué tierno... -apuntó la varita al escudo y lo deshizo. Parecía que habían planeado aquella parte, porque inmediatamente Ginny, Hermione y Luna eran tomadas por Mortífagos grandes. Ron y Neville saltaron a ayudarlas, y comenzaron a luchar con aquellos. Harry estaba más y más tenso.
- Esto es entre tú y yo, Tom, ¿por qué no los dejas aparte? -dijo Harry- Tengamos un duelo y el que muera, se queda con todo.
- Mhmhmh -rió- te olvidaste de algo, Harry... Soy LORD VOLDEMORT, la muerte no va conmigo... en cambio tú... ja, estás acostumbrado a perder a tus amigos... créeme, los verás morir antes que te mate... -Voldemort se acercaba hacia los Mortífagos que tenían Ginny, Luna y Hermione, mientras ponía una barrera por la cual ni Neville ni Ron pudieron pasar- ¿Qué pasaría si causaras la desdicha de estos jóvenes? -miró a Ron- Este joven perdería a su novia y su hermana... y este otro... ¿No eres hijo de los Longbottom? -le preguntó. Increíblemente, Neville estaba de pie y tieso en el piso con la cara llena de furia- Quizás le gustaría visitar también a su amiguita en San Mungo, presentársela a sus padres...
Neville y Ron estaban al borde de la barrera y miraban, con expresiones serias, no sabiendo qué hacer. Harry pensaba a máxima velocidad en la mejor forma de hacer que Voldemort levantara la barrera. Hermione, Luna y Ginny peleaban con todas sus fuerzas para liberarse de sus opresores. Voldemort se acercaba más y más y entonces, Luna y luego Hermione, comenzaron a temblar y a dejar de pelear, pero no ponían cara de terror, sino de desafío. Ginny seguía tratando de liberarse. Voldemort se acercó a ella primero y la miró directo a los ojos. Ella dejó de patalear un poco, pero seguía tratando de liberarse, mientras también le sostenía la mirada.
- Tu novia -dijo Voldemort, dirigiéndose a Harry- es igual de insolente que tú... ustedes me recuerdan tanto a tu madre y padre... -levantó la mano blanca y larga y acarició las mejillas de Ginny, esta puso cara de desagrado y volteó el rostro.
- ¡SUÉLTALA! -dijo Harry, al mismo tiempo que blandió su varita y un sonido como látigo sonó, una parte del escudo que había puesto Voldemort cayó, los mortífagos que estaban detrás salieron a enfrentarse a los miembros de la Orden, aurores y EDs que aún seguían en pie.
- Oh, ¿no quieres que me divierta con tu novia? ¡CRUCIO!
Ginny comenzó a contorsionarse mientras era firmemente apresada por el mortífago, pero no gritó, no soltó aullido o queja alguna. Harry no podía soportarlo, corrió hasta donde podía llegar, donde estaban Ron y Neville mirando como ahora Hermione y Luna gritaban de dolor, pues también a ellas les echaron el crucio. No podían hacer nada desde detrás de aquel escudo...
- ¿Por qué te preocupa que haya matado a tu serpiente, eh? -gritó Harry- ¿Guardaba algo tuyo?
Inmediatamente se levantaron las maldiciones que torturaban a Ginny, Hermione y Luna y las tres cayeron al suelo. Al mismo tiempo, la barrera caía, Ron y Neville entraron a ayudar a las muchachas mientras Harry y Voldemort se dirigían lateralmente hacia un costado. Harry sonreía.
- Toqué una fibra, ¿verdad, Tom? -canturreó Harry- ¿Quizás Nagini guardaba algo muy... PERSONAL?
- Era una serpiente tonta, ¿que podría guardar?
Harry aprovechó para lanzar un sectumsempra. Voldemort lo bloqueó al mismo tiempo, sin embargo, igual que en el cementerio, ambas varitas se conectaron. Harry estaba preparado esta vez para mantener la conexión lo más posible, y no huiría esta vez. Voldemort, por otro lado, no estaba dispuesto a ver a los espectros de sus culpas, por lo cual rompió la conexión apenas se empezara a formar aquella especie de jaula, o se elevaran a ningún lado.
- No te salvarás de la misma forma, Potter, -dijo Voldemort- Nunca repitas un plato, te dará estilo.
- No huiré esta vez, Tom, no esta vez.
- ¿Crees que confiaría en sólo una torpe criatura para guardarme de la muerte? -Harry fingió sorpresa en el rostro, mientras se acercaba peligrosamente a Voldemort. Este también se acercaba hasta que estaban casi a dos metros el uno del otro- Tendrías que viajar por el país para encontrar mis escondites...
Harry, con reflejos muy rápidos, sin siquiera pensarlo, sacó la espada de Godric Gryffindor y la juntó con su varita, las levantó y Voldemort las detuvo con su varita.
- Puedes matarme ahora, pero sólo ganarías tiempo, porque volveré a tomar forma una y otra vez hasta que acabe contigo, -dijo Voldemort- Pero si yo te matara... ¡AVADA KEDAVRA!
Harry se cubrió del rayo verde con la espada, la cual reflejó la mayor parte de la maldición, aunque una o dos chispas del tamaño de mandarinas le impactaron en el torso, el resto rebotó hacia Voldemort, quien desapareció. El rayo asesinó a una de las figuras que peleaban detrás, Harry no distinguió a quién. Al momento, Voldemort reapareció frente a Harry a apenas dos pasos con la varita apuntando a la cicatriz. Harry lo miraba a los ojos y se concentró en todas las razones por las cuales valía la pena seguir viviendo (para ocultar lo que haría en aquel momento) y el rostro de Ginny fue inmediatamente acompañado por los rostros de toda la gente que lo quería y que había estado con él desde siempre, incluyendo las de sus padres y padrino. Harry levantó la espada y la incrustó en el pecho de su oponente.
Voldemort retrocedió, la espada se quedó en las manos de Harry, haciendo más grande el hoyo en donde se había envainado mientras salía. Voldemort, rió.
- ¿Crees que eso me matará? No sangro, Harry Potter, no... -Voldemort se miró al torso y vio que, con lentitud y retardo, pero aumentando a cada segundo, sangre comenzaba a correr por su túnica negra y su piel blanca. Aterrado miró a Harry.
- Nunca hagas nada a medias, Tom, -sacó del bolsillo de su túnica la caja en donde llevaban los Horcruxes destruidos- Regulus Black te envía saludos, dice que nunca te perdonó que lo humillaras -Voldemort cayó al suelo y nadie al rededor parecía darse cuenta, pues todos estaban luchando y estaba cada vez más oscuro- Así que estas baratijas son tuyas... Una copa, un joyero -los iba sacando- un guardapelo, ah, sí, a Nagini le di un funeral como se merece, y luego... tu diario se lo di hace años a Lucius Malfoy, y tu anillo... Dumbledore lo destruyó, -Levantó la mirada hacia el rostro de Voldemort, quien lo miraba con la misma expresión que tuvo en el cementerio cuando salieron los espectros de Cedric y los Padres de Harry- Parece que se te perdieron, pero mientras los recuperaba para ti, se me rompieron.
Voldemort iba resbalando más y más al suelo, y más y más sangre caía al suelo, este dándose cuenta de que moría, tomó su varita y lanzó un rayo negro que hizo que Harry cayera al suelo, le había destrozado el tobillo. Sin embargo, antes que Harry terminara de caer al suelo, nubes de lluvia que se habían formado en los últimos minutos de batalla se acumularon y lanzaron un rayo que terminó de matar a Lord Voldemort.
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El rayo iluminó de repente a todos los terrenos de Hogwarts, e instintivamente, todos los que estaban en plena batalla miraron en dirección al sitio donde caía al escuchar el trueno, así que vieron a aquel rayo impactar a un cuerpo oscuro que estaba en el suelo, mientras que otro caía al suelo. Inmediatamente, todos dejaron sus peleas inconclusas y corrieron a ver. Sabían que uno de esos cuerpos era de Harry Potter y el otro de Voldemort.
Los amigos de Harry Potter estaban cerca y, luego de encender sus varitas, vieron que el cuerpo impactado por el rayo era el de Voldemort. El otro, que estaba moviéndose, era de Harry. Este levantó la cabeza e intentó sentarse. Todos los que llegaban alrededor se quedaban en silencio. Harry Potter se arrastró hacia el cuerpo carbonizado de su oponente y al ver su rostro, terror en los ojos, exclamó "¡LORD VOLDEMORT... HA MUERTO!".
Las piernas le fallaron y cayó sentado nuevamente al suelo. Tenía el tobillo derecho destrozado y se cogía el estómago. La voz se iba corriendo a murmullos y entonces todos reaccionaron. Los mortífagos intentaban huir mientras que los demás los capturaban con una fuerza renovada. Muchos más cayeron, buenos y malos, pero la batalla estaba llegando a su fin, igual que la guerra.
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Luna había sido alcanzada por dos rayos aturdidores a la vez y a Neville le habían fracturado el hueso frontal con una pierda que le dejó unos pedazos incrustados, por lo que ahora tenía un estilo de cabello tipo fraile. Hermione había sido atacada con el mismo encantamiento que le dio en el ministerio de magia y milagrosamente parecía resistente, pues no le costó recuperarse tanto como la vez anterior. Ginny era la que menos había sido dañada de los seis, cierto, un brazo roto y tres heridas profundas difíciles de cerrar eran graves, pero la Sra. Pomfrey pudo solucionarlo en su mayoría antes que doctores de San mungo, que habían sido asignados para ir a Hogwarts a tratar a los miembros más importantes del ED y la orden del fénix, llegaran. Harry, por su parte, había perdido parte del estómago y los intestinos, que Madame Pomfrey logró hacer que crecieran nuevamente, y su tobillo tomó un mes en regenerarse, aunque una mancha negra le quedó por el resto de su vida, tanto en el tobillo como en el abdomen.
Del staff de Hogwarts, la profesora Sprout, el profesor Flitwick, la profesora Trelawney, Filch, y la señora Norris habían muerto en combate. Hagrid perdió tres dedos de la mano izquierda y la profesora McGonagall tuvo que usar bastón por el resto de su vida. De la Orden del Fénix, Kingsley Shaklebolt, y otros más murieron. Moody tuvo que adquirir un ojo mágico y pata de palo nuevos, Tonks se fracturó una pierna y Remus un brazo. Los Weasley también fueron afectados, pero rápidamente recuperados. Del ED no murió miembro alguno, aunque varios llevaron los vestigios por el resto de su vida. Parvati ya no era exactamente igual a su hermana gemela, que ahora tenía una cicatriz larga en la mejilla, cerca de la oreja. Lavender tenía varias de esas en los brazos y Dean en el pecho, pero a ninguno de los dos les molestó ese detalle en el otro. Cho Chang les contaría a sus hijos que las cicatrices que tenía mamá en el cuello fueron porque peleó en una guerra con el famoso Harry Potter, que había sido amigo suyo en la escuela, al igual que Hannah Abbot y Ernie Macmillan lo harían con sus respectivos nietos. Y ni qué decir de Angelina, Alicia y Katie, que a pesa de sus respectivas fallas post-guerra fueron contratadas para jugar en el Puddlemere United, junto con Oliver Wood. Pasaron a la historia como las primeras cazadoras que no necesitaron extremidades completas para ganar partidos. Nadie podía creer que con sólo cuatro dedos se podían anotar goles. Por supuesto, Zacharías Smith contaba que había perdido ambas piernas luchando valientemente, cuando en realidad había estado huyendo, pero igual no le creían.
Y así fue como, poco a poco, los heridos, tanto de San Mungo como en Hogwarts, fueron recuperándose poco a poco, los muertos fueron enterrados y las heridas fueron cerrando poco a poco. Les tomó una año reconstruir todo, a algunos les tomó más tiempo. Hogwarts volvió a abrir pronto, varios de los que habían peleado ayudaron, al principio, provisionalmente, luego permanentemente, a la escuela que habían defendido con sus vidas. No hace falta decir que Neville enseñó herbología, Hagrid fue el nuevo jefe de Gryffindor y compartió las actividades de guardabosques con su hermanito. El ministerio reconoció como bestias a los escregutos mejorados, ya que habían sido de mucha ayuda en la batalla.
El cuerpo de Lord Voldemort fue incinerado junto con su varita (por recomendación del señor Olivander, quien regresó de inmediato de su escondite) y arrojado al mar, sin pompa ni ceremonia. Sus mortífagos fueron capturados y encarcelados, aunque no en su totalidad.
Muchos recibieron condecoraciones, y ordenes de Merlín, y su presencia en las figurillas de las ranas de chocolate, pero todos recordaron aquel día para siempre, el día en que la pesadilla se hubo acabado y por fin podían volver a la normalidad.
-Fin-
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¿QUÉ? ¿ACABÓ? ¿NO HAY MÁS FIC? ¡Cómo es posible!
Nota de la autora: sigan leyendo.
