h! ya estoy de vuelta. Y traje otro capi (por que yame dijieron muchos)espero que les guste por que me costo mucho hacerlo jejeje
Yamato se encontraba en el aeropuerto de Nueva York en medio de una muchedumbre apurada que pasaba por su lado arrastrando maletas y bultos, empujando y atropellando. Estaba sólo con su mochila al hombro y un billete arrugado en su bolsillo, llevaba otros 3 en una de sus botas, su padre le había aconsejado cautela ya que Nueva York no era lo mismo que el pequeño pueblito que conocía. Estaba cansado, 6 horas de viaje alado de un gordo que ocupaba más espacio del necesario, impidiéndole dormir o ver la película en paz, hasta que por fin el avión aterrizo y descendió de el aliviado buscando a su prima con la vista, pero no la vio, como lo esperaba.
Una hora más tarde Rika todavía no llegaba, y Matt empezaba a enojarse enserio. Se felicito el poder recordar su número telefónico tanto como su dirección, pero en ese momento no servia de nada, llamo varias veces por celular sin ninguna respuesta.
-¿Qué hago ahora?
No, decidió, no podía perder la cabeza solo por que su prima no llegaba; talvez estaba atrapada en el tráfico o se había retrazado por otras razones. Paso otra medía hora, y para entonces tenía tanta rabia contra ella que si la hubiera tenido en frente la habría insultado. Recordó las bromas pesadas que ella le había hecho durante años, como la caja de chocolates rellenos con salsa picante que le mando para su cumpleaños. Esa misma mujer le enseño a nadar en unos 5 minutos, empujándolo a la piscina cuando tenia 4 años.
A la hora y media de espera en el aeropuerto el rubio ya no sabía que hacer, imagino cuanto gozaría Rika Makino al verlo desesperado, así que decidió no darle esa satisfacción; debía actuar. Se colocó su chaqueta y su mochila en el hombro y salió a la calle. No tenía idea de que el invierno en Nueva York era tan desagradable, olor a gasolina, nieve sucia en las banquetas; Sintio latir la herida en su mano izquierda y calculó que debía cambiar el vendaje apenas llegara con su prima. Sabía la dirección, más no tenía idea de cuanto costaría ir en taxi, necesitaba un mapa pero no sabía donde hallarlo, se dirigió a la parada de buses.
-Hola ¿andas solo?- se acerco una muchacha.
La chava llevaba un bolso de lona al hombro y un sombrero que le llegaba hasta las cejas, las uñas pintadas de negro, además de una argolla de plata atravesada en la nariz. Matt se quedo mirándola un rato, en verdad era muy bonita a pesar se sus pantalones rotos, sus botas de soldado y un aspecto más bien sucio. Matt farfullo una respuesta vaga, sabía bien que no debía de hablar con extraños pero ella no representaba ningún peligro alguno, se veía por lo menos un par de años mayor.
-¿Dónde vas?-insistió mientras encendía un cigarrillo.
-A casa de mi prima vive en la calle 14 por la 2ª avenida ¿Sabes como puedo llegar allá?
-Claro yo voy para el mismo lado podemos tomar un bus. Soy Morgana- se presento la joven-¿Cuál es tu nombre?
-Yamato Ishida, me dicen Matt-dijo el rubio en tono seco.
Aguardaron en la calle por unos minutos, los cuales Morgana aprovecho para contar un poco de su vida: hacía años que no iba a la escuela- eso era para entupidos- y se había escapado de su casa por que no aguantaba a su padrastro- Voy a pertenecer a una banda de rock, ese es mi sueño-agregó- lo único que necesito es una guitarra eléctrica. ¿Qué es esa caja que llevas atada a la mochila?
-Una armónica.
-¿Eléctrica?
-No, de pilas- se burlo el rubio con sarcasmo.
Justo cuando sus orejas estaban por transformarse en cubos de hielo apareció el bus y ambos subieron. El ojiazul pagó su pasaje y recibió el vuelto, mientras Morgana buscaba en los bolsillos de su chaqueta.
-¡Mi cartera! Creo que me la robaron...-tartamudeo.
-Lo siento niña tendrás que bajarte-le ordeno el chofer.
-¡No es mi culpa si me robaron!- exclamó casi a gritos.
-Tampoco es culpa mía. Acude a la policía-replico severamente el chofer.
La joven abrió su bolsa de lona y vacío todo el contenido en el pasillo del vehículo: ropa, cosméticos, papas fritas, varías cajas y paquetes. Revisó cada prenda con pasmosa lentitud.
-No puedo esperar toda la noche niña. Tienes que bajarte-replico el chofer, Morgana lo ignoro, para entonces se había quitado su chaleco y revisaba el forro, mientras los pasajeros empezaban a reclamar por el retrazo.
-¡Préstame algo!- exigió finalmente, dirigiéndose a Matt.
-¡Préstame para el pasaje- reclamo de nuevo Morgana.
En circunstancias normales a Yamato no le hubiera importado prestar dinero, pero en ese momento no estaba en condiciones de portarse generoso, por otra parte decidió no abandonar a una mujer en una situación así. Le alcanzaba justo para ayudarla sin recurrir a sus billetes de la bota, así que pago el segundo pasaje. Morgana le lanzó un beso burlón con la punta de sus dedos y le saco la lengua al conductor, mientras recogía rápidamente sus cosas y siguió a Matt hasta la última fila del vehículo, donde se sentaron juntos.
-Me salvaste el pellejo, a penas pueda te pago- le aseguró.
Matt no respondió. Morgana le producía una mezcla de fascinación y rechazo, era totalmente diferente a cualquiera de las chicas de su pueblo incluso las más atrevidas. Para evitar mirarla, hizo la mayor parte del viaje con la vista fija en el vidrio oscuro de la ventana. Morgana se había quitado la chaqueta naranja y debajo llevaba una blusa corta de encaje negro y un collar de cuero con puntas metálicas.
-Me muero por una fumada- dijo.
Matt le señalo el aviso que prohibía fumar en el bus. Ella echó una mirada alrededor, nadie les prestaba atención, había varios asientos vacíos y los otros pasajeros leían o dormitaban. Al comprobar que nadie se fijaba en ellos se metió la mano en la blusa y extrajo del pecho una bolsita mugrienta.
-Yerba-murmuró.
Yamato negó con la cabeza. No se consideraba un puritano, ni mucho menos, había probado marihuana y alcohol algunas veces, pero no lograba comprender su atractivo, excepto el hecho de que estaban prohibidos. Había probado algo mejor, escalando las montañas con su padre, era su pasatiempo favorito, no le gustaba perder el control del cuerpo y de la mente. Cuando regresaba de las escaladas con su padre, llegaba todo cansado, adolorido y hambriento; pero lleno de orgullo por haber vencido sus temores y obstáculos de la montaña. Se sentía electrizado, poderoso y casi invencible. Matt había aprendido a cumplir con sus obligaciones pero secretamente se jactaba de 3 virtudes suyas: valor para escalar montañas, talento para tocar su armónica y claridad para pensar. Y le era más difícil aceptar sus errores el cual le había dicho su madre en más de una ocasión: su escepticismo y su mal carácter, que lo hacía explotar en el momento menos pensado.
En todo caso, no le atraía el ofrecimiento de Morgana, en oportunidades en que había sentido que volaba al paraíso, si no que se le llenaba la cabeza de humo y sus piernas se volvían de lana. No, las drogas no eran para él, tampoco el cigarro. No pudo evitar una breve sonrisa al acordarse del método empleado por su prima para cortarle de raíz la tentación del tabaco.
Flash Back
Yamato tenía por lo menos 13 años y a pesar de que su padre le había dado un sermón sobre el cáncer de pulmón y otras consecuencias de la nicotina, salía fumar a escondidas con sus amigos.
Rika Makino llego a pasar con ellos la Navidad y con su nariz de sabueso no tardo en descubrir el olor, a pesar de la goma de mascar y el agua de colonia con el que procuraba disimularlos.
-¿Fumando tan joven Yamato?- le pregunto de buen humor. Él intento negarlo pero ella no le dio tiempo-Acompáñame vamos a dar un paseo-dijo.
El chico subío al coche y murmuro entre dientes algo para la buena suerte, por que su prima era una terrorista del volante. Lo condujo a trompicones y frenazos hasta el supermercado, donde adquirió 6 enormes cigarros de tabaco negro, luego se lo llevo a una calle tranquila, estacionó lejos de miradas indiscretas y procedió a encender un puro para cada uno. Fumaron y fumaron con las puertas y ventanas cerradas hasta que el humo les impedía ver a través de la ventanilla. Yamato sentía que la cabeza le daba vueltas y el estomago le subía y le bajaba. Pronto ya no pudo más, abrió la portezuela y se dejó caer como una bolsa en la calle, enfermo asta el alma. Rika espero sonriendo hasta que acabara de vaciar su estomago y luego encendió otro cigarrillo y se lo paso.
-Vamos Yamato, pruébame que eres un hombre y fúmate otro- lo desafió de lo más divertida.
Durante los 2 días siguientes debió quedarse en cama, verde como una lagartija y convencido de que las nauseas y el dolor de cabeza iban a matarlo. Desde entonces el habito de fumar, que tanto éxito tenía entre su amigos, le revolvía las tripas.
Fin del Flash Back
-Es yerba de la mejor- insistió Morgana señalando el contenido de su bolsita- también tengo esto, si prefieres- agregó mostrando 2 pastillas blancas en la palma de su mano.
Matt volvió a fijar su vista a la ventana del autobús sin responder. Estaban llegando a la estación de buses, en pleno centro de la ciudad y debían bajarse.
A esa hora aun no disminuía el tráfico de autos ni la de personas, Las duras luces de neón y las luces de las vehículos daban a las calles mojadas un aspecto casi irreal.
-Estoy muerta de hambre ¿podríamos comer un poco?- sugirió.
-Ya es tarde debo llegar donde mi prima.
- Tranquilo hombre te voy a llevar con tu prima. Estamos cerca pero nos vendía bien echarnos algo a la panza-insistió ella.
Sin darle oportunidad a que se negara, lo arrastró de un brazo hasta el interior de un ruidoso local que olía a cerveza, café rancio y fritanga. Detrás de un gran mesón de formica había un par de empleados asiáticos sirviendo unos platos grasientos. Morgana se instalo en un taburete frente al mesón y procedió a estudiar el menú, escrito con tiza en una pizarra. Matt comprendió que le tocaría pagar la comida y se dirigió al baño para sacarse los billetes que llevaba en las botas.
Las paredes estaban cubiertas de palabrotas y dibujos obscenos, por el suelo había papeles arrugados y charcos de agua. Entró en un cubículo, cerro la puerta, y a pesar del asco se sentó en la taza para poder sacarse la bota, tarea nada sencilla en un espacio muy reducido y con una mano vendada. Contó su dinero con un suspiro, él no comería y esperaba que Morgana se conformara con un plato barato. Mientras no se encontrara a salvo en el departamento de Rika, esos 3 billetes doblados eran todo lo que tenía; se colocó nuevamente las botas, guardo el dinero en un compartimiento de su mochila y salió del cubículo. No había nadie más en el baño. Se colocó en frete del lavamanos y puso su mochila en el suelo, se acomodó el vendaje de la mano izquierda, se lavo meticulosamente la mano derecha, se echo bastante agua en la cara para despejar el cansancio y se secó con papel. Al inclinarse para agarrar su mochila se dio cuenta, horrorizado, que había desaparecido. Salió disparado del baño, el robo había ocurrido en menos de 2 minutos, el ladrón no podría estar lejos, si se apuraba podía alcanzarlo antes de que se perdiera entre la multitud.
En el local todo seguía igual, nadie volvió a mirarlo cuando grito que le habían robado. La única diferencia es que Morgana ya no se encontraba sentada ante el mesón, no había rastro de ella. Matt adivino en un instante quien lo había seguido al baño, quien se había llevado su mochila en un abrir y cerrar de ojos.
-¡Como pude ser tan estupido!
Morgana lo había engañado como una criatura, despojándolo de todo menos de la ropa que llevaba puesta. Había perdido su dinero y6 hasta su preciosa armónica, lo único que le quedaba era su pasaporte que por casualidad llevaba en el bolsillo de su chaqueta. Tuvo que hacer un tremendo esfuerzo por combatir las ganas de explotar y gritar como un maniático.
Quien boca tiene, a Roma llega era uno de los axiomas de su prima Rika. Apenas logro tranquilizarse, decidió que era cosa lógica: debía averiguar para que lado quedaba la 2ª avenida y contar las calles, muy sencillo; pero no le pareció tan sencillo cuando averiguo que se encontraba en la calle 42 con la 8ª avenida. Subió el cierre de su chaqueta, metió la cabeza entre los hombros, puso las manos en los bolsillo y se hecho a andar.
Había pasado la media noche y empezaba a nevar cuando el rubio llego a la calle de su prima. El edificio era una torre gris en medio de otras torres idénticas, rodeadas de rejas de seguridad. Toco el timbre y de inmediato la voz de su prima pregunto quien se atrevía a molestarla a esa hora de la noche. Matt advirtió que ella lo estaba esperando pero por supuesto jamás lo admitiría. Cuando por fin se abrió la puerta del ascensor, estaba determinado a impedir que ella lo viera flaquear.
-Hola, primita- saludo entre dientes.
-¡Te he dicho que no me digas prima!- lo increpó ella.
-Hola Rika.
-Llegas bastante tarde Yamato.
- ¿No quedamos que irías a recogerme al aeropuerto?-replicó tratando de amantar las ganas de ahorcar a su prima.
-No quedamos en nada, si no eres capas de llegar del aeropuerto a mi casa, menos serás capas de ir conmigo a la selva-dijo- Quitate la chaqueta y las botas, voy a darte una taza de chocolate y prepararte un baño caliente, pero conste que solo lo ago para evitarte una pulmonía. Tienes que estar sano para el viaje. No esperes que te mime en el futuro ¿entendido?
-Nunca he esperado que lo hagas-replico el rubio.
-¿Qué te paso en la mano?
-Muy largo de contar.
El pequeño apartamento de Rika era oscuro, atiborrado y caótico. Vio maletas, mochilas, bultos y cajas tirados por los rincones, libros periódicos y revistas amontonados sobre las mesas. Había un par de cráneos traídos del Tíbet, arcos y flechas de los pigmeos del África, escarabajos petrificados de Egipto y mil objetos más. Hasta entonces no había visto a su prima en su ambiente y debió admitir que ahora resultaba mucho más interesante. Rika Makino tenía 20 años, un par de años mayor que Matt, era delgada; sus ojos azules que habían visto muchos mundos eran agudos como puñales. El cabello castaño con unos pequeños rayitos más claros amarrado con una coleta y al final parado en todas direcciones como si jamás se lo hubiera peinado. Invierno o verano siempre vestía unos pantalones de mezclilla y un chaleco sin mangas lleno de bolsas, donde según ella llevaba lo indispensable. Esa prima tan estrafalaria protagonista de increíbles aventuras, que traía noticias de lugares tan exóticos que costaba imaginarlos.
Media hora más tarde, Matt ya había entrado en calor y comía albóndigas con papas, la única especialidad de Rika.
-Son las sobras de ayer-dijo ella. Pero Yamato calculo que fue echa especialmente para él. No quiso contarle su aventura con Morgana, sin embargo tuvo que admitir que le habían robado.
-Supongo que me vas a decir que aprenda a no confiar en nadie.
-Al contrario, iba a decirte que aprendas a confiar en ti. Ya ves a pesar de todo pudiste llevar a mi departamento sin problemas.
-¿Sin problemas, casi muero congelado en el camino.
-¿Y el pasaporte?.
-Se salvo por que lo llevaba en el bolsillo.
-Pégatelo con cinta adhesiva al pecho por que si lo pierdes estas frito.
-Lo que más lamento es mi armónica.
-Tendré que darte la armónica del abuelo. Pensaba guardarla hasta que demostraras algún talento pero supongo que esta mejor en tus manos que tirada por ahí.
Busco entre un estante y le entregó un estuche empolvado de cuero negro.
-Toma Yamato, la uso el abuelo durante 40 años cuídala.
El estuche contenía la armónica de Joseph Ishida, el más celebre compositor del siglo, como habían dicho los críticos cuando murió. Yamato abrió con delicadeza la caja y acaricio la armónica: era hermosa. La tomo delicadamente y se la llevo a los labios, al soplar las notas escaparon con tal belleza que él mismo se sorprendió.
Rika le entrego un librito amarillento con las hijas sueltas: Guía de salud del viajero audaz. El muchacho lo abrió al azar y leyó los síndromes de una enfermedad causada por comer el cerebro de los antepasados.
-No como órganos.
-Nunca se sabe lo que le ponen a las albóndigas-replico su prima- mañana tendrás que vacunarte contra media docena de enfermedades. Déjame ver esa mano no puedes viajar con una infección-le ordenó.
Lo examino y decidió que su tío había echo un gran trabajo. Mientras le ponía un nuevo vendaje Rika le explico que la revista Internacional Geographic, había financiado una expedición al corazón de la selva amazónica, entre Brasil y Venezuela, en busca de una criatura gigantesca, posiblemente humanoide, que había sido vista en varias ocasiones.
Que tal?
perdón por no continuar muy rapido ni tampoco voy a poner escusas jeje (si quieren ahorquenme jeje)
solo digo que a este finc le estoy poniendo especial cuidado, estoy cuidando cada detalle para que salga bien.
El el siguiente capitulo por fin la expedición se unira y empezara en verdad la ventura yeah!
gracias a sakurarika y a SAnGo-chan25 por sus comentarios.
Bueno los veo luego, estoy ya con los siguientes capis de mis otros 2 finc y los problicare pronto (bueno si es que mi madre me deja acabarlos ¬¬jeje).
Nos vemos (o nos leemos, como sea jeje)
att. aMy
