...✿*·..·°*°·..✿.·°*°·..✿...

El verano, es una estación que a muchos les agrada; sin embargo Terry no estaba entre esos muchos, pues no le gustaba tanto las temperaturas altas y más si llovía, ya que la humedad era insoportable. Lastimosamente, para el castaño, ese fue el clima que los recibió a su arribo a Escocia.

-Espera Candy, te vas a mojar. – Terry la detuvo cuando la rubia estaba por dejar la protección que les brindaba el techo de la estación de trenes.

-Pero Terry, es sólo una pequeña llovizna, además no pensaba salir, solo quería sentir la lluvia en mis manos.

-Una llovizna que bien podría mojarte y causarte un resfrío, no me arriesgaré, aunque quieras sólo tocarla.

-Exagerado. – lo golpeó en el pecho de manera juguetona. – entonces esperaremos a que disminuya.

-Buena chica! – le desordenó el cabello de manera juguetona.

-Terry, deja de hacer eso! - alejó la mano de su esposo y se arregló rápidamente el cabello desordenado.

-No te enojes amor – dijo riendo de lo rápido que se arreglaba el cabello, le gustaba molestarla de ese modo, pues Candy era muy pulcra con su arreglo.

-Sabes que odio que hagas eso con mi cabello.

-Y tú sabes lo mucho que me gusta tocarlo. – le dijo de manera insinuante, logrando que se sonrojara al recordar que Terry siempre jugaba con sus rizos cuando la tenía abrazada después de demostrarse cuanto se amaban.

La rubia escondió su rostro en el pecho masculino, al soltar Terry una carcajada por su actitud de repente tímida, llamó la atención de los que estaban a su alrededor.

-Terrence?

-Anthony! – Terry miró con una sonrisa a su amigo, un joven rubio de ojos celestes como el color del cielo, se acercó a él para darle un abrazo. – hace cuánto que volviste? – pues su amigo había dejado Escocia unos meses antes que el castaño.

-Hace como un año, mi padre se jubiló y nos mudamos aquí permanentemente. – respondió el joven – y tú? Te hacía en América.

-Y regresaré allá, sólo vine para arreglar algunos trámites y por vacaciones. - el castaño notó la mirada de su amigo y supo que era a Candy a quien observaba – oh disculpa! – miró a la rubia – ella es Candy, mi esposa. – aunque no fue intencional, remarcó la palabra esposa. – cariño, él es Anthony, un amigo.

-Mucho gusto, Candice Graham – le extendió la mano, la cual fue besada.

-El placer es mío, Anthony Brower – internamente el rubio deseo haber oído mal y tener una oportunidad con la rubia. – déjame felicitarte, tienes una esposa muy hermosa. – inevitablemente la rubia se sonrojó.

Los jóvenes conversaron mientras esperaban a que la lluvia disminuyera, Anthony le contó todo lo acontecido en el pueblo y cuando la lluvia cesó, fue él quien los llevó en su auto, el cual estaba aparcado a una cuadra de la estación.

...·°*°·.*❁*.·°*°·…

-Ana! Ana! – Lucy entró a la casa buscando a su hermana.

-Lucy, qué sucede!? – la mayor de las hermanas apareció asustada de que algo le hubiera pasado a la menor – estás bien, te pasó algo? – trataba de ver si tenía una herida visible.

-Qué? Yo estoy bien.

-Entonces, por qué entras de esa manera a casa? casi me matas del susto.

-Lo siento - se disculpó – es que… Terry volvió!

-Cómo? Terry?

-Sí, acabo de verlo entrando a su casa, llevaba unas maletas, quise saludarlo, pero entró rápido, trataba de no mojarse con la lluvia.

-En serio era él? Estás segura?

-Sí, te digo que lo vi. – dijo feliz – él regresó.

-Regresó… por mí? – se cuestionó internamente la morena – Estaba solo?

-Sí, no vi a nadie más, creo que Anthony lo trajo. Reconocí su coche a lo lejos. – vio a su hermana mayor sonreír ampliamente – estoy segura que regresó para llevarte con él, te amaba mucho.

-Y si no? – dijo para sí misma, pero su hermana la oyó.

-Vi que metía muchas maletas, seguro que regresó para quedarse mucho tiempo.

-Ve a cambiarte, estás mojada.

-Irás a verlo?

-Ahora está lloviendo, esperaré un poco, mejor ve a cambiarte, estás toda mojada.

-De acuerdo. – ante la voz autoritaria de su hermana mayor la niña no tuvo más que obedecerla.

Ana se quedó sola en la estancia, cuestionándose si lo mejor era ir a buscar a Terry o esperar a que sea él, quien la buscara.

-Tal vez no le fue bien en América y por eso volvió. – supuso - me habrá olvidado? Yo nunca lo hice. Nos amábamos mucho, hasta quería que nos casemos. – caminaba de un lado a otro – sí… regresó por mí, Lucy tiene razón, él me amaba mucho, tal vez quiera llevarnos con él, esa fue su intención hace tres años. – ahora sonreía – oh Terry! Ahora, sí me iré contigo, te extrañé tanto que si hubiera sabido tu dirección te habría ido a buscar. Viniste por mí, verdad? Sé que no me has olvidado – Dijo entusiasmada.

Cuando vio por la ventana se dio cuenta que la lluvia había cesado. Tuvo el impulso de correr hacia la casa del castaño y al verlo, abrazarlo tan fuerte para que supiera que lo había extrañado y lo más importante, que aún lo amaba.

...·°*°·.*❁*.·°*°·…

Dos horas antes.

-Llegamos. – anunció el rubio.

-Gracias Anthony, si no hubiera sido por ti, nunca habríamos dejado la estación, es difícil encontrar transporte.

-Me alegra haber sido de ayuda. – dijo tomando la manija de la puerta con la intención de bajar del coche.

-Entra rápido a la casa cariño, yo traeré las maletas - Le abrió la puerta a Candy y regresó al auto.

Durante el trayecto a la casa del castaño comenzó a llover nuevamente, cuando llegaron la lluvia no era tan fuerte, pero Terry prefería que Candy no se mojara, nunca olvidaría lo vivido hace más de una año.

-De acuerdo, yo meto está bolsa – dijo tomando una bolsa con bollos y queso, pues no sabían en qué condiciones encontrarían la casa, así que compraron algo para comer.

Terry junto con Anthony bajaron las maletas y las llevaron al pórtico de la casa, el rubio se marchó enseguida, alegando que su padre debía estar preocupado esperándolo.

Después de agradecerle nuevamente, el castaño metió la última maleta; al estar dentro, miró atentamente la casa, muchos recuerdos volvieron a su memoria; su madre sentada en la mesa mientras bordaba, otra cerca a la estufa preparando o sirviendo la cena y la última, cuando se vio solo.

-Terry… - Candy al darse cuenta de la melancolía en la mirada de su esposo, no tardó en abrazarlo – debes extrañarlos mucho – refiriéndose a sus padres – pero recuerda que ellos deben estar orgullosos y felices por ti.

-No pude evitar recordar ese día.

-Lo sé, y creo que nunca lo olvidarás; pero recuerda que ya no estás solo.

-Lo sé amor… gracias. – se abrazó más a ella. – tienes hambre? – se alejó un poquito de ella – o acaso ya te comiste una ranita? – dijo riendo del ruido que hizo el estómago de Candy.

-Uy! Nunca pierdes oportunidad para molestarme. – lo empujó y fue hacia la bolsa de comida que estaba en la mesa.

-No imaginé que todo estaría en buenas condiciones.

-No te fuiste por mucho tiempo, además lo dejaste todo cubierto.

Antes de comer, ambos limpiaron la casa, como no había muchos muebles, antes de irse, no fue difícil para Terry cubrirlos con sábanas para protegerlos del polvo mientras.

-Por suerte insististe en venir aquí. – los planes del castaño eran quedarse en un hostal y ya al día siguiente ir a ver cómo estaba la casa.

-Me moría por ver la casa donde creciste.

-Aquí fui muy feliz; aunque también viví los momentos más devastadores de mí vida.

-Pero fueron más los momentos felices, así que quédate solo con esos.

-Así lo haré y ahora tengo otro - tomó su mano - estar aquí contigo, creí que jamás volvería. - Terminaron de comer los bollos, Terry tomó las tazas que habían usado para el té.

-Yo los lavo, dime donde debo hacerlo.

-No te preocupes amor, yo lo haré; tú descansa, el viaje fue largo.

-Mejor iré a preparar la habitación. – dijo sonriendo – es esa verdad? – señaló la habitación de Terry, quien con asentimiento lo confirmó.

Tomando la escoba, Candy fue hacia el lugar dispuesta a limpiarlo y prepararlo para cuando sea la hora de dormir.

...·°*°·.*❁*.·°*°·…

Terry salió, a la parte trasera de la casa, por agua para lavar los trastos usados, mientras caminaba por el patio, los recuerdos regresaron a él, se paró en el lugar donde solía sentarse a conversar con su madre, cuando tenían tiempo libre.

-Nada salió como esperaba mamá. – dijo en voz alta – todos los planes que tenía en ese entonces, no salieron como lo habíamos planeado. – al estar de espaldas, no vio que alguien estaba detrás de él, escuchándolo.

-Entonces tenía razón, no le fue como bien en América y volvió… por mí, por nosotros. – pensó Ana.

-Tú me llevaste hacia ella, verdad? – Ana sonreía, imaginando que se refería a ella – la traje para…

-Terry! – el castaño se sorprendió al sentir que lo abrazaban por detrás, reconoció la voz de quien fue su novia.

-Ana…? - se giró, la morena no soltó el abrazo – qué haces aquí?

-Lucy… ella te vio llegar. – dijo apoyando su frente en su pecho, resistiéndose a ser alejada de él. – te extrañé tanto! – comenzó a llorar – quise ir a buscarte, pero no sabía tu dirección. – el castaño se sorprendió de lo confesado - Me arrepentí de no haber ido contigo… - no se daba cuenta que él trataba de alejarla – pero mamá estaba enferma, y tenía miedo que le pasara algo malo durante el viaje… ella murió hace dos años.

-Ana – finalmente la alejó – yo no…

-Lo sé, no lo sabías, ella te quería mucho – lo interrumpió – debí decírtelo, pero tenía miedo… a tus planes, a que no se cumplieran y arriesgar a mi familia…

-Anabel – la interrumpió, por su emoción no se dio cuenta del tono del castaño - siento mucho lo que pasó con tu madre, pero yo…

-Regresaste - afirmó sonriendo - y lo hiciste por mí… por nosotros, verdad?

-No Ana – estaba serio, ella no lo dejaba hablar, lo interrumpía a cada momento – no regresé por ti – ella lo miró sin entender – cuando dejé mi vida aquí, lo hice completamente.

-Entonces… por qué volviste?

-Porque quería que mi esposa conociera mi hogar.

-E-esposa?

-Sí, me casé con una mujer extraordinaria, Candy – sin darse cuenta sonrió al nombrar a la rubia.

-Pero sólo te fuiste hace tres años. – había dolor en su voz. – no creo que te hayas enamorado tan rápido de una americana. – lo dijo enfadada e incrédula.

-Sí, y sólo tarde unos minutos en enamorarme de ella. – no le gustó como llamó a Candy y tampoco la actitud que estaba tomando la morena.

-Pero… yo…

-No pretendo lastimarte; pero cuando dejé Escocia, dejé también todo lo que viví aquí.

-Incluso… a mí? - no quería creer lo que le decía.

-Dejé todo atrás, incluso a…

– Terry! – posó sus manos en el pecho masculino, su voz sonó herida, y cuando el castaño la alejaba escucharon una dulce voz.

-Terry? – ambos giraron hacia quien lo llamaba, el castaño sonrió levemente, pues la mirada de su esposa le decía que había escuchado, tal vez toda, la conversación con Ana.

-Candy…

-Por qué tardas tanto? – miró a la morena – quien es ella? – su voz seguía sonando dulce y tranquila; pero su mirada distaba mucho de aquella realidad.

-Ella es Ana, una amiga del pueblo – Terry enfatizó la palabra amiga, no tanto para Candy, sino para la morena – ella es Candy, mi esposa. - Ana miró detalladamente a Candy, la rubia se acercaba a ellos con una fingida sonrisa.

-Mucho gusto, Ana.

Por un momento la morena se sintió insignificante, pues el porte, la piel cuidada, lo arreglada y bonita que era la esposa de Terry, la hizo sentir fuera de lugar, no importaba que la rubia llevara un vestido sencillo, claramente supo que la rubia pertenecía a la clase alta.

-Mucho… gusto – dijo bajito. – es mejor que me vaya – apenas y miró al joven se marchó, pues tenía tantas ganas de llorar por haberlo perdido.

-Es bonita. – dijo Candy al quedarse sola con Terry.

-Lo es. – confirmó Terry – pero tú eres hermosa. – agregó cuando ella lo miró enfadada.

-Oí todo.

-Ah sí?

-No pretendía espiar; pero… - los celos la habían atacado – no me gustó que te abrazara.

-Estás celosa? – dijo con una sonrisa de lado.

-No empieces Terry. – estaba molesta – dejaste que te abrazara por mucho tiempo.

-Lo dijiste, ella me abrazó, yo no lo hice.

-Ella te sigue amando.

-Pero yo no.

-Lo sé – ahora si sonrió - me amas a mí.

-Que presumida.

-Es seguridad. – lo miró - Te amo y sé que tú me amas también; pero no quiero que ella se te acerque tanto. – bajó la mirada – ella fue importante para ti.

- Exacto, fue. – tomó delicadamente la barbilla femenina e hizo que lo mirara nuevamente – en el pasado, tú eres mi presente y futuro, no me gusta que te sientas insegura por algo que ya terminó y se olvidó.

-No puedo evitarlo – dijo bajito – siento que nuestra vida es un lindo sueño y que pronto despertaré.

-No quiero que te sientas insegura de lo nuestro, Candy, eres mi esposa, te amo más que a nada en este mundo - la abrazó.

–Yo también te amo.

-Voy a demostrarte que esto no es un sueño, sino algo muy real – la tomó en sus brazos y la metió a la casa – espero que hayas preparado la habitación señora Graham.

-Cómo a usted le gusta señor Graham. – dijo rodeando el cuello del castaño para besarlo, Terry correspondió arduamente a su beso, pero mirando de reojo el camino, no quería hacerla caer, bueno, no hasta llegar a la habitación.

...·°*°·.*❁*.·°*°·…

-Es aquí. – dijo dejando las flores sobre las tumbas de sus padres. – regresé – murmuró cerrando los ojos.

-Señor Thomas, señora Eleonor – Candy se arrodilló y dejó las flores junto a las de Terry – soy Candy, la esposa de Terry – posó su mano sobre el hombro de su esposo.

Internamente cada uno habló con Thomas y Eleonor, como si ellos estuvieran presentes escuchándolos. Terry, afirmando cuanto los extrañaba y necesitaba, les contaba lo feliz que era a lado de Candy. Ella, presentándose y agradeciendo haber guiado a Terry hasta ella, jurándoles que lo amaría y cuidaría hasta el último de sus días.

-Terrence? - Estaban poniéndose de pie para marcharse cuando alguien llegó hasta ellos.

Terry se giró, miró duramente a quien lo había llamado y tomando la mano de su esposa se retiró del lugar.

-Espera, hijo. – Candy notó cómo se tensó su esposo.

-Le dije en Nueva York que no vuelva a llamarme de esa manera. – dijo girando levemente la cabeza – mi padre yace ahí - señaló con la mirada – y no tengo otro. – apretando levemente la mano de Candy, la jaló para alejarse, dejando atrás a Richard.

Como Terry lo había mencionado, el día del estreno de su primer protagónico, Richard Granchester lo visitó en su camerino.

Flashback

-Hijo.

-Se equivocó de camerino señor. – dijo mirando al visitante de la manera más dura.

-Terrence, acaso no recuerdas quien es tu padre?

-Claro que lo hago, cada día recuerdo a Thomas Graham, mi padre.

-Sabes bien que él no era tu padre, sólo era el esposo de Eleonor.

-Un lugar que usted perdió por cobarde y que él se ganó.

-Sé que me equivoqué! – dijo el hombre – pero quiero reparar lo que hice.

-No queda nada por reparar, siga con su vida Duque, y yo haré lo mismo; hasta ahora resultó para ambos.

-Eres mi hijo – dijo con seguridad – y si tenías contigo el anillo de la familia Granchester es porque…

-Porque pensaba devolvérselo en un futuro, no porque quisiera llevarlo conmigo como si fuera un buen recuerdo. – la frialdad en sus ojos asombró al mayor – ya que menciona el anillo, supongo que fue así como me encontró.

-Esa joya le pertenece a la realeza, nunca pasa desapercibida.

-Quiere que le pague lo que le costó recuperarla?

-Quiero que lo lleves contigo siempre.

-Ja! Por qué haría tal cosa?

-Porque tú perteneces a la realeza, tu abuela…

-Mis abuelas, abuelos y padres murieron. – tomó su saco – no trate de atribuirme responsabilidades con su familia duque - se acercó a la puerta - cierre al salir.

No le dio tiempo de hablar, el castaño abrió la puerta y en seguida se encontró a Candy, su padre y tía esperando por él, por sus caras supuso que habían escuchado todo, aunque no le dijeron nada. Ya después les contó quien era Richard Granchester y recalcó que no quería nada que ver con él.

Elroy y William se sorprendieron al saber que Terry tenía sangre noble, y mucho más que la rechazaba; si les hubiera dicho al principio quien era su verdadero padre, lo habrían aceptado en seguida. William admiró la lealtad y cariño que el castaño mostraba a quien lo había criado como su hijo.

Fin de flashback

Richard sólo vio partir a su hijo, internamente se sintió orgulloso de él, pues tenía el porte y carácter de todo un duque, juró que no se rendiría y le daría el lugar que siempre le correspondió.

-Terry…? – nunca lo había visto así, con la mirada sumamente dura – estás bien? – dijo una vez fuera del campo santo.

-Ese hombre me altera.

-Quiere que te quedes en Inglaterra y que tomes el título de duque, verdad?

-Sí, te lo dijo tu padre – dijo serio, ella sólo asintió – quién se cree, para venir ahora y reclamar un lugar que no le corresponde? – estaba furioso, pues William le contó que Richard lo amenazó para que deshiciera el matrimonio de la pareja; pero el duque no contaba con el poder que William tenía en América y tomaba en Europa, él, simplemente le dijo que apoyaría a su hija y a su esposo, Terrence Graham, pues no conocía a ningún Granchester.

-Crees que haga algo para separarnos?

-No hará nada que perjudique el nombre de su familia, no te preocupes – dulcificó su voz y expresión - cuando regresemos a América estaremos lejos de su alcance.

Y así fue, pues Richard no tenía poder en América y, como dijo Terry, no podía ensuciar el nombre de su familia con escándalos, que astutamente el castaño amenazó con armar si intentaba hacer algo en contra de su esposa o suegro.

Al mayor no le quedó más remedio aceptar la decisión de Terry, o por lo menos cambiar de estrategia si quería recuperara a su hijo; estaba seguro que le tomaría mucho tiempo, pues el castaño era, a su parecer, el hombre más orgulloso y rencoroso que había conocido, nuevamente sonrió al saber que se parecía tanto a él.

...·°*°·.*❁*.·°*°·…

-Ya está listo tu equipaje?

-Sí, lo empaqué todo ayer. – se acercó a su esposo – no quiero dejar este lugar.

-Yo tampoco; pero tenemos que hacerlo.

-Fueron los mejores meses de mi vida. – soltó un suspiro al recordar el tiempo que se quedaron en Escocia - Volveremos cada año, verdad?

-Claro que sí. – besó su frente – vinimos dos y nos vamos tres. – tocó el vientre plano de la rubia.

-Papá se pondrá feliz al saber que será abuelo.

-Ya lo imagino. – recordó que él casi se desmaya con la noticia.

Los tres meses que se quedaron en Escocia, Terry llevó a Candy al lago; un lugar al que increíblemente nunca llevó a Ana, pues cuando lo encontró intentó mostrárselo; pero siempre surgía algo que lo impedía. Al final solía ir a ese lugar solo y ahora lo agradecía, pues fue ahí donde engendró a su primer hijo, ese lugar se volvió sólo de ellos dos.

Cuando llegaron a América fueron recibidos por Charly, quien los llevó a su departamento, amaban su hogar. Candy siempre le decía eso, pues ahí inició su familia y él pensaba igual, nunca olvidaría el lugar donde vivió los mejores momentos de su vida; aunque muy pronto tendría que comprar una casa, ya que su familia estaba creciendo y necesitaban un lugar más amplio.

-Papá! – Candy corrió a los brazos de su padre. – te extrañé tanto.

-Yo también princesa.

-María, Karla – las abrazó y no pudo evitar que unas lágrimas escaparan de sus ojos.

-Por qué lloras Candy. – dijo Karla al ver a su amiga muy afectada.

-Es que… yo… - no podía hablar, su llanto se hizo más intenso, algo que preocupó a sus amigos y familia.

-Cariño, qué sucede? – dijeron al mismo tiempo Amanda, Elroy y William, el último acercándose a su hija.

-Estoy bien… es normal… - todos miraron a Terry con preocupación, mientras él sonreía levemente y se acercaba a su esposa para abrazarla.

-El médico dijo que estos síntomas eran normales – las mujeres ya sonreían, pero los hombres mostraron una preocupación profunda al escuchar la palabra síntomas.

-Hija…

-Serás abuelo, papá! – dijo limpiándose las lágrimas.

-A-bue-lo. – buscaba donde sentarse.

-Sí, estoy embarazada!

-Oh Candy, felicidades!

Todos se acercaron para felicitar a los futuros padres, y también al abuelo, quien reaccionó después de que George le hiciera una broma. La bienvenida se convirtió en festejo, pues saber la llegada de un nuevo miembro los ilusionó a todos.

-Papá, estás feliz con la noticia? – Candy se acercó a su padre, quien había salido al pasillo mientras todos seguían festejando.

-Lo estoy mi amor. – dijo con melancolía.

-Entonces, por qué no estás festejando con nosotros? – se puso triste.

-Lo siento cariño, estoy muy feliz, créeme. – la abrazó – es sólo que un día hablamos esto con tu madre, imaginamos este día.

-Hubiera querido que mamá estuviera conmigo en este momento.

-Yo también, su deseo era verte feliz, y lo eres, - agregó – pero también disfrutar de tus hijos, soñaba con mimarlos. - se le quebró la voz – supongo que lo haré también en su nombre.

Candy lo miró con mucho amor, le gustaba cómo su padre seguía amando a su madre; pero también quería que avanzara y sea feliz.

-Creo que lo mimarás demasiado. – dijo una voz detrás de ellos.

-Tenlo por seguro. – contestó el mayor.

-No serás el único, pues Amanda y Elroy ya están planeando todo lo que le comprarán.

-Vamos George, estoy seguro que tú también pensaste en algo.

-Quiero que sea mi ahijado. – dijo con seriedad – Candy, ya se lo dije a Terry y haré todo para que acepten.

La rubia sólo sonrió, amaba tanto a George y a Amanda; pero también sabía que Terry querría que Charly y María fueran los padrinos.

-Vamos, los están esperando, Terry pregunta por ti. – señaló a la rubia.

-Vamos papá, es hora de celebrar.

-Y Candy – habló nuevamente George – sigo esperando tu respuesta. Sonriendo la rubia se apresuró a entrar al departamento.

Todos esperaban la llegada del bebé. Visitaban regularmente a la rubia, la cuidaban y atendían, en especial Terry, quien estaba ansioso por conocer a su primer hijo o hija, bueno, William también, ya quería ver a su nieto o nieta, incluso mandó a preparar una habitación en su mansión para cuando se quede con él.

-Soy inmensamente feliz mi amor. – Terry besaba la frente de su esposa.

-Yo también, nuestra familia está creciendo – miró a su bebé, quien dormía en sus brazos.

-Thomas es tan tranquilo.

-Pues tienen suerte que sea tranquilo – dijo William – porque toda su energía será para esta pequeña traviesa – miró a la bebé que jugaba con su corbata, intentaba quitársela.

Hacía más de un mes que Candy había dado a luz a un niño a quien llamaron Thomas y a una niña, a quien nombraron Rose. Todos se volvieron locos al ver a los bebés, Amanda, María y Elroy, no dejaban de atenderlos y mimarlos; William y George, no se quedaban atrás, los consentían y les compraban de todo.

Terry hacia todo para no dejar sola por mucho tiempo a Candy, sabía que cuidar a dos bebés era mucho trabajo, y agradecía la ayuda que Karla y su madre le brindaban al cuidar a los bebés mientras Candy se bañaba o dormía un poco; él llegaba más temprano de los ensayos y estaba negociando no ser parte de la gira, pues alejarse cuatro o cinco meses de su familia no era opción, quería ser testigo del crecimiento de sus hijos.

-No me gusta que la prensa se meta en nuestras vidas.

-Es normal, eres famoso. – dijo la rubia mientras se acostaba junto a su esposo.

-No sé cómo se filtró la noticia del nacimiento de los bebés. – dijo molesto. – no quiero que te molesten o atosiguen solo para la satisfacción de los chismosos.

-No creo que lo hagan, no salimos mucho y no saben la ubicación de la casa.

-Ni lo sabrán, soy muy cuidadoso en ese aspecto. – Candy solo sonreía con los ojos cerrados, estaba agotada, sus hijos eran muy enérgicos. – descansa cariño, yo atenderé a los niños si despiertan. – murmuró al ver la respiración acompasada de su esposa.

Cuando salió la noticia del nacimiento de los mellizos del actor Terrence Graham, una rubia lacia arrugó y rompió el diario, quería desquitarse, quería arruinar toda esa felicidad que no era suya; pero enseguida recordó la amenaza de William White y cesó con sus planes mentales. – "si un día se le ocurre hacer o decir algo en contra de mi hija o mi yerno" – recordó – "no solo no tendrá trabajo, deberá prepararse para ser una indigente, pues no dejaré que tenga ni un centavo" – la mirada, la voz y actitud de aquel hombre la asustaron, no pensaba ponerlo a prueba, así que sólo se tragó su rabia y continuó con su vida.

Una vida que sonreía a Terry y a Candy, pues estar con sus hijos y rodeados de sus seres queridos, es lo que más habían anhelado. No importaba las pequeñas discusiones o desacuerdos que tenían, o el cansancio que sentían al final del día, estos eran tan insignificantes ante el amor y la felicidad que sentían.

FIN.

✿·*·..✿·*·..✿

Ahora sí el final, espero que les haya gustado. Creo que me excedí un poco, tenía planeado dos epílogos; pero sería extender mucho la historia, así que decidí sacar solo uno centrándome en nuestra pareja.

Hasta otra oportunidad! Espero volver pronto.

Se cuidan mucho y tengan un buen resto de semana.