Hola hermosas, ¿Cómo están? Espero que muy bien y sobre todo listas para continuar. Ahora sí no les fallé. Muchas gracias por seguir al pendiente de la historia.

Les recuerdo que la historia NO es para menores de edad o para personas sensibles al tema adulto, espero comprendan y si lo están haciendo dejen de leer. Gracias.

A TRAVÉS DE MIS OJOS

XLIII

ALBERT

Salimos del salón de música tomados de la mano, no eran necesarias las palabras entre nosotros, había aprendido a hablar con las miradas y ella había aprendido a escuchar mis movimientos, los cuales le demostraban lo mucho que ella me importaba. Nuestro Lenguaje de amor era la manera en la que ahora nos comunicábamos y ambos habíamos aprendido a hablarlo.

Anthony, Archie y las chicas entraban justo en ese momento, era como si nos hubiésemos puesto de acuerdo en el tiempo que nos tomaría estar a solas con nuestras damas.

-Veo que les fue muy bien. – Comenté al verlos entrar con una sonrisa plasmada cada uno en su rostro. Anthony me sonrió y volteó a ver a Candy quien asentía a mi comentario sin poder esconder tampoco la felicidad que la embargaba.

-Tío, necesito que me hagas un favor. – Dijo Archie quien también mostraba una sonrisa amplia en su rostro mientras el de Annie se sonrojaba repentinamente al escucharlo hablar, todo me indicaba que sabía qué era lo que tenía que pedirme e intuía que la incluía a ella.

-¿Tú dirás? – Le dije poniendo atención en lo que me pediría. Sabía que al igual que Anthony, Archie no era mucho de pedirme favores.

-Quisiera me acompañaras para hablar con los padres de Annie, quiero pedir su mano. – Dijo sin más ante el asombro de todos, de todos menos de Anthony quien al parecer ya sabía lo que sucedía entre ellos. Archie tomó la mano de Annie y mostró el anillo que le había dado como promesa de matrimonio, mientras la joven se sonrojaba con el movimiento de mi sobrino.

-¡Felicidades Annie! – Fueron las palabras que Candy dedicó casi de inmediato al ver la sortija que Annie presumía en su mano.

-Gracias Candy. – Respondió Annie con timidez, sin poder evitar sonreír por la manera en la que su ahora prometido había anunciado sus planes.

Josephine también se unió a las felicitaciones con una sonrisa y Annie agradecía uno por uno los buenos deseos que todos les deseábamos para la etapa que de ahora en adelante vivirían.

-Claro que puedes contar conmigo Archie. – Le respondí seguro que así sería y como lo había hecho con Stear ahora sería el encargado de hablar con los Britter para formalizar la relación del menor de mis sobrinos.

Me sentía feliz y agradecido por la confianza que ellos depositaban en mí, mucho más allá de la confianza que tenían en sus mismos padres, quienes a pesar de que deberían ser los encargados de hacer todo el protocolo, ellos se sentían con más confianza conmigo que con ellos, un privilegio que era gratificante para mí.

-Pues yo también tengo algo que decirte. – Dijo Anthony con seguridad, su mirada reflejaba aquella seguridad que él siempre había mostrado en la vida. Recordé la manera que me miraba cuando lo enseñaba a montar, jamás demostró miedo o inseguridad, por el contrario siempre había demostrado valor y decisión en lo que deseaba. Lo miré esperando que continuara lo que tenía que decir, ya que me imaginaba que no era pedirme la mano de Candy porque se había encargado de pedirla para él mismo.

-¿No me digas que quieres pedir la mano de Candy? – Pregunté cruzando mis brazos ante la evidente pena que sintió Candy al caer en cuenta que no habían hablado conmigo para solicitar permiso.

-No tío, sabes que esa plática la tuvimos hace muchos años. – Dijo Anthony seguro, quien recordaba la plática por medio de una carta que había sostenido años atrás en donde me pedía permiso para cortejar a Candy y así convertirla en su prometida, no en su novia sino directamente como su prometida. Yo asentí con una sonrisa y Candy se sonrojó. – Quiero anunciarte que Candy y yo comenzaremos los preparativos para la boda para realizarla dentro de seis meses. – Dijo sin titubear ni por un momento, estaba decidido a casarse con Candy y al parecer ella estaba totalmente de acuerdo porque su sonrisa lo decía todo, así como el brillo que desprendían sus ojos los cuales chispeaban rayos de felicidad.

-Muy bien, entonces puedes contar con toda la familia para organizar el evento. – Dije estando de acuerdo con ellos, sabía que no podía negarme y no tenía motivo para hacerlo, si incluso yo mismo quería que pasara el tiempo más deprisa para también dar ese paso al lado de Josephine, quien se mantenía a mi lado observándonos a todos para adivinar lo que estaba sucediendo. Sonreí apenado explicándole lo que pasaba.

-Felicidades. – Dijo con una sonrisa sincera a Candy y después a Anthony quien agradeció de la misma forma. Candy por el contrario se acercó a ella para agradecerle con un abrazo que fue bien recibido por mí ahora novia.

-Creo que ha sido la mañana de las declaraciones. – Dije con una sonrisa para anunciar a todos que mi relación con Josephine acababa de iniciar. Anthony me miró con un brillo muy particular en sus ojos, como si se esperara lo que yo tenía que anunciarles. – Josephine aceptó ser mi novia. – Dije verdaderamente feliz, sintiendo como mi corazón latía emocionado por hacer pública la relación que recién iniciaba con ella, a pesar de que solo eran unos cuantos miembros de la familia a los que les decía mi feliz decisión.

-¿De verdad? – Dijo Candy emocionada, creo que aparte de nosotros ella fue la más feliz con esa noticia. Asentí a su pregunta acercándose de nuevo a Josephine para abrazarla con mayor efusividad que antes. - ¡Felicidades! – Dijo con su voz aguda mientras se aseguraba que Josephine comprendía lo que decía.

-Me alegra que te hayas decidido tío. – Me dijo Anthony extendiendo su mano para expresar sus buenos deseos. Pude observar en su mirada la sinceridad con la que me hablaba, recordando que el día de la boda de Stear él mismo me había dado el empujón que yo necesitaba para llevar a cabo mis deseos y comprender así que mi vida solo me atañía a mí y no a las personas que giraban en mi entorno, un aprendizaje difícil para alguien como yo que había sido criado para velar por el bienestar de los demás miembros de la familia, de todos menos del mío propio.

-En hora buena tío, te mereces que te quieran de verdad. – Dijo Archie haciendo lo mismo que Anthony. Me alegraba saber que a pesar de que la tía abuela no estaría de acuerdo con la decisión que había tomado, ellos me apoyarían sin importar lo que pasara, siempre y cuando me hiciera feliz. Eso era lo que hacía una verdadera familia y a partir de ahora así sería, sería un cambio para los nuevos Ardlay.

CANDY

Mi corazón latía acelerado por todo lo que había sucedido esa mañana, no podía imaginar el día anterior que solamente en veinticuatro horas después tendría todo lo que había anhelado a mi lado, cuando me la había pasado sufriendo en el jardín y horas después estaba al lado de Anthony quien había regresado recuperado por completo y dispuesto a llevar más allá la relación que habíamos mantenido hasta este momento.

Albert y los demás nos felicitaban y estaban de acuerdo en ayudar con los preparativos de la boda, cosa que yo agradecía ya que no era sencillo para mí hacerlo. No conocía nada de lo que se tenía que preparar para una boda, pero sabía que con la ayuda de todos pronto lo haría.

Las sorpresas no terminaban todavía este día y Albert nos anunciaba su noviazgo con Josephine, escuchar anunciarlo fue para mí un gran alivio, ya que no podía evitar sentir que había robado la única ilusión que ella había tenido en su vida. Podía comprender lo que era para ella haber perdido toda esperanza con la persona amada, podía comprender lo que sentía al perder a un ser tan maravilloso como Anthony, y temí tanto que no pudiera encontrar a alguien capaz de reemplazarlo en su corazón, ya que yo lo intenté tanto y jamás lo conseguí.

Mi corazón latió más tranquilo al saber que Albert había sabido conquistar el corazón de Josephine, mis miedos habían quedado atrás y por fin comprobaba que ella realmente lo amaba.

Volvimos al tema de nuestra próxima boda y de inmediato todos querían participar, incluso Josephine se incluyó en los preparativos, sonreí al ver que estaba dispuesta a ayudarme.

-Creo que debemos avisarle a la tía abuela. – Dije convencida de que a ella le gustaría mucho saber de nuestro compromiso, ella misma había expresado más de una vez delante de mí que esos eran sus deseos. Suspiré al recordar que meses atrás no pensaba lo mismo.

-Tienes razón amor, iremos a decirle en este momento. – DijoAnthony tomando mi mano dispuesto a acompañarme hasta la habitación de la tía abuela, impaciente por hacerla partícipe de nuestra decisión.

-¿Nos acompañan? – Pregunté a los demás para saber si querían ir con nosotros.

-No, prefiero verla después. – Dijo Albert en respuesta. El anuncio que acababa de hacernos no era para nada algo que la tía abuela quería escuchar frente a todos nosotros y Albert lo sabía muy bien.

-No te preocupes tío, te entiendo. – Dijo Anthony con una sonrisa, él también comprendía que Albert aún no estaba preparado para anunciarle a la tía abuela su decisión de iniciar una relación formal con Josephine. Albert sonrió agradecido por el apoyo que Anthony le brindaba. Me gustaba ver la relación que tenían ambos, me gustaba ver que Anthony lo apoyaba y que Albert se sentía más seguro con ese apoyo que él le brindaba.

-Vayan ustedes primero, después yo hablaré con ella de mis intenciones. – Comentó Archie seguro de que él también iría a hacer partícipe a la tía abuela de la dicha que lo embargaba junto a Annie.

-Muy bien. – Dijo Anthony tomando mi mano para comenzar a caminar hacia la habitación de la tía abuela. – Nos vemos más tarde. – Agregó con una dulce sonrisa mientras sus ojos se posaban sobre mí para descubrir en ellos la ilusión que lo embargaba en esos momentos.

Caminamos por el largo corredor que nos llevaba a la habitación y no podía evitar sentir los nervios dentro de mí, a pesar de que sabía que la tía abuela estaba a favor de nuestra relación no podía evitar sentirme de esta manera, no sé si era la ilusión de ser ya su esposa o la ansiedad que despertaba en mí el recuerdo del pasado.

-¿Lista? – Me preguntó Anthony emocionado, mientras yo suspiraba para tomar valor y entrar junto a él a la habitación.

-Lista. – Respondí con una sonrisa en mi rostro, sonrisa que no podía evitar resplandeciera en mí, víctima de la felicidad que sentía en mi corazón.

La voz cansada de la matriarca nos avisó que teníamos permiso para entrar. Anthony empujó la puerta con delicadeza, buscando el rostro cansado de la tía abuela.

-¿Podemos pasar? – Preguntó una vez que estuvimos dentro de la habitación. La tía abuela parecía que esperaba la presencia de Anthony en la habitación para sentir que revivía. Una sonrisa de lado que mostraba con dificultad apareció en su rostro, sin embargo en su mirada podía ver la felicidad que sentía de que él estuviera frente a ella. Tal vez ella nunca había actuado con bondad con todas las personas, tal vez había hecho sufrir a Anthony pensando que le hacía un bien, pero de lo que nunca podía dudar era del amor que ella tenía en mi amado príncipe.

-Pasen. – Dijo intentando acomodarse mejor para no estar recostada en la cama.

-No se levante. – Le dije acercándome rápidamente a ella para evitar que se esforzara de más.

-Ayúdame. – Me dijo de nuevo, dando a entender que no se quedaría recostada. Anthony y yo la acomodamos de manera que su cuerpo quedó sentado sobre la cama, recargada en una pila de almohadas que pusimos para mayor comodidad de su cuerpo.

-¿Estás mejor? – Preguntó Anthony una vez que terminó de acomodarla. Ella asintió con sus ojos intentando sonreír de nuevo. La ternura de su mirada hacia él me conmovió realmente.

-¿Cuándo será? – Preguntó intentando hablar fluido. Anthony volteó a verme y yo sonreí pensando que sería imposible que ella supiera el motivo de nuestra visita. – La boda… - Dijo para hacernos ver que efectivamente ella sabía a qué habíamos ido.

-¿Cómo supo? – Pregunté sorprendida por la manera de haber sido descubiertos.

-Sus ojos… - Dijo sin dejar de vernos a ninguno de los dos, enfocando sus cansados ojos en los nuestros, demostrando una vez más que realmente eran reflejo de nuestras almas. – Brillan como nunca antes. – Dijo con más fluidez, sorprendiéndonos con la rápida manera en la que parecía se había repuesto a su enfermedad.

-Dentro de seis meses. – Respondió Anthony sin dejar de verla. Pude advertir el hermoso brillo que desprendían los ojos de Anthony, un brillo que yo admiraba y amaba apareciera en sus ojos y en esos momentos brillaban tanto que me hacían comprender cómo habíamos sido descubiertos al imaginar que los míos brillaban con la misma magnitud.

-Hay que arreglar todo. – Dijo entusiasmada, comenzando a moverse de una manera más ágil, como si de pronto hubiera recuperado sus ganas de continuar y seguir adelante, como si nuestra próxima boda fuera el motivo que esperaba para levantarse de su lecho.

-Usted no se preocupe tía abuela. – Dije tomando sus manos para que tomara todo con calma, no quería que se cansara sin necesidad, necesitaba las fuerzas para continuar adelante. – Albert y los demás nos ayudarán en la preparación de la boda. – Dije intentando tranquilizarla, informándole que todos se habían comprometido a ayudarnos en los preparativos para la boda.

-Albert no sabe nada de bodas. – Dijo con seguridad, sus palabras causaron risa en nosotros recordando que la boda de Stear y Patty había sido organizada por él sin la ayuda de nadie y debíamos reconocer que todo había quedado de excelente manera.

-Él organizó la boda de Stear y Patty. – Comentó Anthony para no desacreditar el esfuerzo que había hecho el patriarca de la familia.

-Me pidió algunos consejos. – Dijo con una sonrisa que nos reveló cómo era que Albert había organizado todo tan meticulosamente bien. Comenzamos a reír por la manera en la que había sido descubierto, mientras la tía abuela nos observaba con una gran sonrisa en su rostro, sonrisa que cada vez podía mostrar mejor.

Estuvimos platicando con ella por un largo rato, me alegraba ver que su salud había mejorado de manera inexplicable, no sabía si era la presencia de Anthony o la noticia que le habíamos dado que su estado de ánimo cambió radicalmente, se veía más animada, tenía más ganas de platicar y salir de la habitación aunque ahora era apoyada en una silla de ruedas. Suspiré al ver cómo habían cambiado las cosas, mientras Anthony había recuperado su movilidad la tía abuela se desplazaba en una silla de ruedas, sin embargo el ánimo con el que había renacido nos alegraba a toda la familia.

ELROY

Los días habían avanzado lento para mí desde el día que había caído en cama. Podía recordar uno a uno los segundos que había pasado desde el día que descubrí los sentimientos que guardaban mis nietos y Sara por mí, algo que a pesar de haber procesado no podía evitar me siguiera deprimiendo. Recordaba el nacimiento de cada uno de ellos, recordaba la felicidad que me habían traído con su nacimiento, recordaba el orgullo que tenía al verlos crecer, sin embargo a pesar de mi manera de ser con ellos, la manera de educarlos, de tratarlos y de consentirlos en varios de sus caprichos había funcionado como yo lo había esperado.

En cambio la llegada de Anthony, Alistear y Archivald, debía confesar que no había tan placentera en un principio, tuve que educarlos con mano más firme por el hecho de ser hombres y futuros cabeza de familia, ellos deberían continuar con el legado de los Ardlay y debían aprender de manera más estricta. Muchas veces los reprendí sin justificación alguna, confiando plenamente en lo que decían mis nietos, pensando que serían personas de bien. A pesar de ello mis sobrinos habían demostrado que el amor y el respeto que me tenían era mayor al que mis propios nietos pudieran brindarme.

-¿Podemos pasar? – Preguntó Anthony una vez que había obtenido mi respuesta al llamado de la puerta. Intenté mostrar una sonrisa en mis labios en cuanto vi a Anthony de la mano de Candy, algo en su mirada me avisó que aquella visita no era precisamente por cortesía.

-Pasen. – Respondí intentando sentarme en la cama, quería tenerlos de frente para escuchar la noticia que me habían ido a dar, podía sentirlo en el brillo que ambos desprendían en sus ojos, era una luz tan intensa que me advertía que por fin habían decidido dar el paso que yo había soñado desde que descubrí la verdadera esencia de Candy, deseando que con aquella unión se reparara un poco del mucho daño que yo misma había provocado al mantener a Anthony lejos de la familia por tantos años. Sentía que era algo que le debía a los dos y quería ser testigo de aquella realización de amor que ellos merecían antes de que yo dejara este mundo.

-No se levante. – Me dijo Candy con la misma ternura que había demostrado en mí desde el día que caí en cama. Sonreí por su preocupación y pude ver en sus ojos el amor que ella me tenía a pesar del mal trato que yo le di por tantos años. Una vez más el remordimiento golpeó mi mente al demostrarme una vez más que su amor y sus cuidados no eran ni estudiados ni fingidos. Agradecía ahora tenerla a mi lado, agradecía todos los días el que Candy hubiera llegado aquella mañana a la mansión de Chicago, de lo contrario tal vez otra hubiera sido mi historia si me hubiera quedado en manos de los Leagan.

-Ayúdame. – Dije para que me ayudaran a incorporarme, no quería permanecer recostada, mucho menos con la noticia que yo esperaba desde hacía tiempo. Anthony y Candy me ayudaron a acomodarme, los dos lo hacían con cuidado y con ternura, demostrando que a los dos les importaba mucho mi comodidad. Agradecí una vez más la enorme capacidad que ambos tenían para perdonar, estaban hechos el uno para el otro y yo tontamente los había separado.

-¿Estás mejor? – Me preguntó Anthony una vez que terminó de acomodarme. Asentí con un movimiento de cabeza, intentando sonreír para demostrarle que así era.

-¿Cuándo será? – Pregunté para su sorpresa, sin embargo yo estaba tan desesperada como ellos por decirlo y yo por escucharlo que no pude esperar más a que me revelaran el motivo de su presencia. – La boda… - Aclaré para que ambos comprobaran que realmente había adivinado sus intenciones. Observé en sus ojos la sorpresa por mi intuición y nuevamente me sentí orgullosa de mis capacidades, o tal vez era porque esos dos jóvenes eran tan trasparentes en sus sentimientos que no podían ocultarlo de nadie, mucho menos de mí.

-¿Cómo supo? – Preguntó Candy sorprendida. Ella al igual que Anthony era muy transparente, era una persona tan noble, tan sincera, sin filtros y sus ojos reflejaban tanto sus angustias como sus anhelos, todo este tiempo había aprendido a conocerla y a pesar de sus esfuerzos por mantenerse firme frente a mí yo sabía que el temor que ella vivía era por la salud de Anthony a pesar de que intentó ocultarlo por no preocuparme, eso me hacía amarla más y valorarla como persona y como la futura esposa de mi nieto.

-Sus ojos… - Dije para revelar la manera en la que los había descubierto, ya que ambos demostraban ese brillo que ahora sabía siempre habían reflejado sus ojos, brillo que un día yo intenté apagar con la separación más sin embargo se había mantenido vivo en sus corazones. Miré fijamente sus ojos y una vez más me confirmaban lo que yo ya sabía. – Brillan como nunca antes. – Agregué para que se convencieran que no debían hablar mucho para que yo descubriera en ellos sus verdaderas intenciones, agradecía que ambos eran personas buenas y sinceras y con ello me habían ayudado a leer en sus miradas sus intenciones, cómo me hubiera servido tener este don con los Leagan, así los hubiera descubierto antes, o será que yo misma me cegué por el gran amor que les había tenido en el pasado.

-Dentro de seis meses. – Respondió Anthony sin dejar de ver enamorado a Candy, mientas yo los observaba a ambos orgullosa de su decisión, de su carácter. Ninguno podía esconder el amor que se tenían y ahí frente a mí lo decían todo, fui testigo una vez más de su amor, pero esta vez no haría nada por separarlos, por el contrario ahora yo sería la persona que ellos habían necesitado en el pasado, sería la persona que los ayudaría a cumplir ese sueño que tenían en sus corazones desde que tan solo eran unos chiquillos.

-Hay que arreglar todo. – Dije con entusiasmo, la noticia había renovado algo en mí y nuevas fuerzas habían salido de mi cuerpo, era como si la depresión en la que había vivido los últimos meses hubiera hecho sus maletas y se hubiera mudado de mi cuerpo, me sentí con mayor brío y ánimo de comenzar los preparativos de la boda.

-Usted no se preocupe tía abuela. – Dijo Candy intentando tranquilizar mis nuevos ánimos, sin embargo yo quería aprovechar esa nueva oleada de energía que había llegado a mí y que no sabía por cuanto tiempo estaría presente, así que debía tomar ese impulso y continuar con lo que quería hacer desde que supe que ellos se seguían amando. – Albert y los demás nos ayudarán en la preparación de la boda. – Agregó ilusionada, comentando que William Albert había sido el encargado de organizar la boda de Alistear y la señorita O'Brian.

-Albert no sabe nada de bodas. – Respondí segura de lo que decía, recordando cómo Albert había acudido a mí para decirme que debía arreglar la boda de Alistear, intentando explicar de una y mil maneras los motivos que habían llevado para prepararla con tanta anticipación, algo que me hizo sospechar que los verdaderos motivos eran otros, pero a pesar de que así fuera yo no podía hacer mucho, así que agradecía el esfuerzo de William por resolver lo que seguramente había estropeado el mayor de mis nietos. Lo único que me tranquilizaba era que tal vez pronto conocería a la próxima generación de los Ardlay.

-Él organizó la boda de Stear y Patty. – Comentó Anthony sin comprender aún que yo había tenido mucho que ver en aquella organización, al redactarle una lista con todo lo que debía y no hacer.

-Me pidió algunos consejos. – Dije revelando la verdad, no porque quería dejar en mal a William Albert, sino porque quería que me permitieran organizar este evento, tal vez el último que organizaría, era algo que le debía a Anthony desde hacía muchos años y lo quería llevar a cabo. Para mí sería una manera de calmar la conciencia que día a día me recordaba que yo había sido la causante de su desgracia, tal vez no había hecho que mi nieto cayera del caballo, pero si había sido la que dictó su sentencia al mantenerlo aislado. Anthony y Candy comenzaron a reír por la manera de haber descubierto a mi sobrino, a pesar de no haber sido esa mi intención.

Anthony y Candy salieron de la habitación para dejarme sola con mis pensamientos, pensamientos que me llevaban una vez más a recorrer todos y cada uno de los pasajes de la relación que ellos habían mantenido. Recordé mi necedad de unirlo con Elisa y la tontería de Neal de querer desposar a la fuerza a Candy. Suspiré cansada por la manera tan injusta que ambos habían sido tratados, más que nunca estaba convencida de que merecían estar juntos.

-Elisa ¿Qué habrá sido de ti? – Pensé de nuevo en mi nieta, a pesar de todo yo la amaba y me gustaría saber cómo estaba, al igual que Neal, por ese motivo yo no había revelado jamás los verdaderos motivos que me habían llevado a caer en cama, jamás revelé que había escuchado a Elisa y a Neal hablar con tal desprecio de mi persona para ver si de esa manera William me daba noticias de ellos una vez más antes de partir.

ANTHONY

Salimos de la habitación de la tía abuela después de haber comenzado una lista de los pendientes necesarios, podía ver que la noticia de nuestra boda había llenado de energía a la tía abuela, era como si ella estuviese esperando arreglar todo lo que había descompuesto en el pasado, como una especie de redención a su alma, como si con ello quisiera lavar la culpa que yo sabía cargaba en su alma por habernos separado.

Los días en Lakewood eran más tranquilos y relajados a pesar de que llevaba los negocios desde aquí. Las mañanas eran mis favoritas porque siempre salía a pasear con Candy por el jardín, disfrutando ambos el aroma de las rosas que poco a poco comenzaban a florecer. Los capullos de las rosas comenzaban a asomarse en las Dulce Candy y mi pecosa impaciente las visitaba todos los días esperando que este año florecieran con mayor anticipación.

-Creo que hoy tampoco sucederá. – Le dije con ternura al ver el entusiasmo que cada día desprendía en su actitud.

-Tal vez te lleves una gran sorpresa. – Me dijo con una gran sonrisa en su rostro, una sonrisa tan hermosa que yo deseaba tuviese razón para poder verla plasmada siempre ahí. Sonreí por sus palabras y ella me sonrió de la misma manera, observando después mis labios lo que me obligó a hacer lo mismo, sintiendo la necesidad inmediata de besarla.

-Está bien. – Le dije pensando con travesura. – Si alguna Dulce Candy comienza a asomar sus pétalos te daré un beso justo en frente de ella. – Dije sin poder evitar sonreír por mi apuesta. Candy me sonrió asintiendo que estaba de acuerdo con lo que yo le proponía.

-¿Y si no hay ninguno a punto de abrir? – Preguntó para saber qué pasaría si no sucedía así como lo había dicho.

-Entonces tú me darás un beso a mí. – Dije acercándome a ella, tomándola por la cintura para acercarla a mí, aguantándome las ganas de tomar su boca en ese momento. Ella contuvo el aliento y pude sentir como pasó saliva con dificultad. Me gustaba tenerla así frente a mí, ansiosa por besarme, dispuesta a dejarse llevar por mis caricias, sin embargo también me gustaba como su cuerpo reaccionaba ante mi cercanía y como su impaciencia crecía ofreciéndome aquella boca tan suave que poseía.

-Eso es lo mismo. – Dijo con travesura, intentando ocultar la necesidad que también surgía en ella cuando me tenía tan cerca.

-No… - Respondí sin alejarme un milímetro de ella. Me miró un poco confundida y yo sonreí de lado. – Porque si tú ganas tú me besarás a mí y si yo gano yo te besaré a ti… - Dije sin aclarar bien el punto. Ella me volvió a mirar no muy convencida, con una sonrisa de niña traviesa y ese brillo en sus esmeraldas que me hacían perder la noción del tiempo.

-¿Y cómo podría ser eso diferente? – Preguntó sintiendo que mi agarre fue más intenso al escucharla hablar.

La miré con profundidad, podía sentir que mis ojos se dilataban y se oscurecían al mismo tiempo que la miraba. Ella me miró fijamente quedándose inmóvil esperando la besara, había comprendido que tomaría sus labios y esperó ansiosa lo hiciera. La besé unos segundos sin cerrar mis ojos, perdiéndome en el brillo de su mirada, mientras ella poco a poco cerró los suyos para abandonarse de lleno a mi caricia. Mis labios comenzaron a moverse con lentitud sobre ella, sin embargo entre más la besaba más profundizaba el beso, acercándola hacía mí como si quisiera evitar saliera huyendo de mi trampa, una trampa que había formado con mis brazos y mi cuerpo, manteniéndola cautiva pegada a mí.

El beso se hizo más intenso y con mi otra mano acaricié sus cabellos, acercando su rostro más a mi boca, robando su aliento, apoderándome de su boca con total frenesí. La invadí con mi lengua buscando iniciar una lucha contra la de ella, que tímidamente se encontraba con la mía dejándose atrapar después por mis labios para que yo la saboreara. El beso duró varios minutos, minutos en los que no nos hizo falta el oxígeno para continuar, minutos que para mí fueron efímeros porque deseaba cada vez más. La solté poco a poco, abriendo los ojos para ver su reacción, continuaba con los ojos cerrados y sus labios entreabiertos. Una sonrisa apareció en su boca y yo sonreí de la misma manera que ella lo hacía.

-Ya entendí. – Dijo de pronto, ahora yo era el confundido ya que había perdido el hilo de la conversación que habíamos mantenido antes de ese maravilloso beso. Ella me miró con travesura, con un brillo tan deslumbrante en sus ojos que me hacía perder en ellos una vez más. – Ahora sé la diferencia que tú me beses a que yo te bese. – Dijo para sacarme de la duda mientras yo comprendía el motivo de sus palabras. Ella sonrió con burla por mi descuido.

-¿Ahora sí entiendes lo que te digo? – Pregunté para que comprendiera que ya había regresado a la tierra. Ella sonrió una vez más, asintiendo con su cabeza cual niña pequeña que se emociona con un dulce.

-Si yo te beso… te besaría así… - Dijo poniéndose de puntillas para rodear mi cuello con sus manos, buscando mi boca sabiendo que pronto la tendría unida a la suya. Alcancé a ver como sonreía al tenerme dispuesto y pronto sentí sus labios sobre los míos. Su contacto fue suave y cálido, tímido y lento. Su beso comenzó tierno como el aleteo de una mariposa que se ha posado en una flor. Me dejé llevar por lo que hacía, quería saber cómo me besaría por iniciativa propia y no era como si jamás lo hubiera hecho, sin embargo debía admitir que era yo el que siempre la besaba o el que adivinaba que ella deseaba un beso pero que se sentía aún avergonzada de tomar la iniciativa a pesar de la confianza que ya había entre nosotros.

Su beso era tierno, lento, pero increíblemente delicioso, su ternura me envolvía junto con su boca y yo quería que durara mucho tiempo aquella dulce caricia. El beso duró menos que el mío, sin embargo había logrado despertar de la misma manera todos y cada uno de los sentidos de mi piel. Ahora fue mi turno de quedarme inmóvil, con los ojos cerrados disfrutando de las sensaciones que me había provocado.

-¿Ves que si entendí la diferencia? – Preguntó como una niña traviesa. Abrí los ojos para encontrarme con los de ella, quien sonreía con picardía al ver lo que había provocado en mí con su tierno pero intenso beso.

-Creo que deseo más que nunca que ganes. – Le dije aún embriagado por su beso. Ella sonrió coqueta y comenzó a caminar hacia donde crecía el rosedal de las Dulce Candy. Por unos segundos me quedé parado admirando la belleza de mi prometida, quien caminaba de espaldas con una mirada atrevida, invitándome a seguirla. Mi corazón latió entusiasmado por la invitación que me hacía con sus ojos, para después girarse y comenzar a caminar hacia el rosedal, regalándome una vista completa de la parte posterior de su cuerpo, fue inevitable que mi mirada viajara por su figura, tan hermosa y delicada. Su sutil contoneo me atrapó por unos momentos, era tan natural, tan inocente que no se daba cuenta lo que provocaba en mi cuerpo con esa manera de caminar.

-¿Vienes? – Me preguntó al darse cuenta que no la seguía. Desperté de la visión que me regalaba y corrí para alcanzarla. - ¿Qué tanto hacías? – Preguntó sin comprender mi retraso.

-Admirando el paisaje… - Dije simplemente, tomando su mano para después llevarla a mi boca y besar su dorso. Ella me sonrió y su rostro se coloreó de nuevo, aquel inocente gesto me hacía detener mi respiración.

Revisamos cada uno de los botones que había en las Dulce Candy y como lo había supuesto ninguno estaba a punto de reventar, todos continuaban cerrados e incluso los más grandes guardaban celosos los pétalos que aún no estaban listos para salir.

-Creo que has ganado. – Me dijo mi dulce Candy haciendo un tierno puchero. Sonreí al ver cómo ponía sus manos detrás de su cuerpo para levantar sus labios dispuesta a recibir el beso que representaba mi premio. Me acerqué a ella y coloqué sus manos sobre mi cuello, justo como momentos antes ella lo había hecho y la aferré a mi cuerpo por la cintura, ciñendo aquella delicada y estrecha parte de su cuerpo permitiendo que nuestra separación fuese nula, podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo que de inmediato se mezclaba con el mío que salía impaciente de mí, comenzando a arder por dentro.

-Te juro que deseaba que ganaras tú. – Le dije acariciándola con mi nariz, cerrando los ojos para abandonarme a la caricia que tanto anhelaba compartir con ella.

Esta vez comencé el beso como ella lo había iniciado, tierno, dulce, lento y poco a poco lo llevé hasta el nivel que yo le había marcado minutos atrás, mientras ella se dejaba guiar por mi pasión, arrastrándola de manera intensa junto a mí, compartiendo nuestros sabores, bebiendo nuestro aliento, deseando ir más allá de aquel momento tan íntimo que compartíamos entre las rosas, aprovechando que no había nadie a nuestro alrededor.

-¡Anthony…! – Fue el llamado de mi pecosa que salió como un susurro de sus labios.

-Dime pecosa… - Le respondí de la misma manera, intentando calmar el fuego que había vuelto a encender dentro de mí y que me provocaba un calor intenso en mi cuerpo.

-Soy tan feliz. – Me dijo con dificultad, lo que me hizo abrir mis ojos para enfocar su rostro descubriéndola totalmente emocionada, sus ojos comenzaban a empañarse por las lágrimas y mi corazón se estrujó al verla reaccionar así. La abracé con fuerza a mi pecho para refugiarla en mí, quería demostrarle que conmigo siempre estaría segura ya que yo estaba dispuesto a dar todo por ella.

-No llores por favor pecosa… - Le dije sintiendo también como la emoción comenzaba a invadirme. – Ya terminaron esos días amor, sonríe, sonríe a la vida, sonríe a nuestro amor que ha vencido todos y cada uno de los obstáculos que nos ha puesto enfrente. – Dije sin soltarla de mi abrazo, acariciando sus sedosos rizos, mientras ella se aferraba a mi cuerpo con la misma intensidad que yo la sostenía a ella. – Estoy seguro que de ahora en adelante serán más los días buenos que los malos… porque nos tenemos uno al otro y yo te prometo que jamás te abandonaré ni un solo segundo de mi vida. – Le dije seguro que así sería, dispuesto a cumplir una vez más aquella promesa que le hacía firmemente.

-¿Me lo prometes? – Me preguntó levantando su rostro que lucía colorado por las lágrimas que habían corrido por sus mejillas.

-Te lo prometo pecosa. – Le dije besando su rostro para limpiarlo, una hermosa sonrisa apareció en sus labios y yo sonreí en el acto. – ¿Lo ves? – Le aseguré a modo de pregunta. – Eres mucho más linda cuando ríes que cuando lloras… - Le dije besando la punta de su nariz, provocando en ella una risa que de inmediato me contagió. – Hablando de promesas. – Le dije una vez más para recordarle una promesa que había hecho años atrás y que estaba dispuesto a cumplir, como estaba dispuesto a cumplir todas y cada una de las promesas que le hacía. Ella me miró esperando continuara. – Me gustaría conocer el hogar de Ponny… - Dije simplemente, ella me miró sorprendida y aquella sonrisa que me había regalado se amplió aún más.

Aquella reacción que vi en ella hizo que mi corazón bailara de gusto, sabía que había hecho esa promesa y qué mejor momento que ese que cumplirla, para así hablar con las personas que habían formado tan maravilloso ser humano, logrando sin querer, hacer de mi vida lo mejor que yo hubiera esperado de ella.

Continurará…

Y hasta aquí terminamos por el día de hoy. Espero que les haya gustado y que sigan aún emocionadas con el sueño de Candy jijiji.

TeamColombia. Hermosas, muchas gracias por leer, como siempre sus comentarios son bien recibidos. Me alegra que les haya gustado este capítulo como los demás, espero este también sea de su agrado, así que ya saben a comentar se ha dicho. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes. P.D. Espero que sus uñas no estén muy dañadas, les recomiendo el gelish para que no las torturen tanto y eviten comérselas jejejeje.

Rose1404. Hola hermosa! ¿Cómo estás? Espero que muy bien. No puedo dejar de pensar que ya falta poco para que tengas en tus brazos al pequeño Anthony! no creo que esté más nerviosa que tú pero creo que es porque tienes la edad de mi hija y eso me pone de nervios. Así que te mando todas mis bendiciones para ti y el pequeño. Me encanta que te haya gustado el capítulo, a mi también me gusta la pareja de Anthony y Candy, para mí la mejor, Archie y Annie creo que en la original se pudo haber explotado más, sin embargo yo me encargo de expltarla jeje. Albert es un poco complicado darle pareja porque la mayoría cree que nadie lo merece, pero no hay que ser egoístas así que intentaré seguirle dando una jejeje. Te mando un fuerte abrazo hermosa.

Cla1969. Ciao meraviglia! Hai ragione, tanto amore per l'ambiente e tanto calore. Penso che tu debba generarlo perché il freddo sta appena iniziando qui eheh. Sono contento che il capitolo ti sia piaciuto. ti mando un grande abbraccio bella.

Mayely León. Muchas gracias por tus lindos deseos, en verdad lo ocupo, esta y la otra semana son de exámenes y me vuelvo loca con los niños poniéndolos a estudiar, muchos exámenes para un solo día multiplicado por dos, pero en fin. Me alegra que te haya gustado el capítulo, espero este también te guste. Todavía no hay boda, así que espero que sigas teniendo paciencia hermosa. Te mando un fuerte abrazo.

lemh2001. Amiga bella, ya me había extrañado que no hicieras tu comentario, por poquito actualizo sin agradecerte tu lectura, pero llegaste safe a la base jajaja. No te preocupes sé que si no aparece antes de la actualización aparecerá después, para mí es una alegría que te tomes la molestia de comentar las historias anteriores, porque así me doy una idea si les gustó o no. Muchas gracias por hacer esto por mí. Esta Dorothy le gusta ser muy servicial pero a veces se pasa jajaja los ayudó a detener el carro que ya tomaba velocidad jeje. Anthony creo que se puso en el lugar de Terry, ha de haber pensado en todas las veces que lo dejan volando por que Candy prefiere a Terry, y dijo "yo no voy a ser mala onda y hablaré bien de él" jejeje, no ya en serio, Anthony es un ser noble e intenta demostrarlo siempre. La tía abuela hasta cierto punto tiene razón, Candy hizo que Anthony viera más allá de lo que había a su alrededor e hizo que comenzara a luchar por lo que creía justo y eso a ella no le convenía, quería solo títeres sin voluntad. Archie creo que su indecisión en la serie es por que sus sentimientos siempre fueron reprimidos, y no lo digo solo por la tía abuela, sino también por Candy quien lo frenó en seco dejándole a Annie de encargo solo para verla feliz, sin embargo él jamás fue feliz, por eso aquí si es jejeje. Así es amiga mi festejo de cumpleaños ha cambiado, ahora fue más una especie de agradecimiento a mi madre por haberme dado la vida. Gracias por acordarte de mí, te mando un fuerte abrazo amiga.

Julie-Andley-00. Hola hermosa, una disculpa por no actualizar antes, ánimos van ánimos vienen, y el miércoles anterior no hubo, pero sé que ustedes no tienen la culpa y a pesar de que no es un trabajo para mí debo terminar esta historia porque no me gusta dejar a medias lo que hago, fue una enseñanza de mi madre y a pesar de que ella se fue sin saber que había heredado su gusto por la escritura, ahora lo sabe y no puedo estar a gusto con saberla que dejé algo incompleto. Sé que me comprenderá la mayoría si no tengo ganas de actualizar, pero aún así no quiero defraudarlas. Muchas gracias por leer, me encanta que te haya gustado el capítulo, te mando un fuerte abrazo y espero como siempre tu comentario en este capítulo.

Muchas gracias a todas y cada una de las personas que leen y que están al pendiente de la historia, espero estén muy bien sobre todo espero ahora si se decidan a dejar un comentario si es que no lo has hecho ya, no importa el idioma yo lo traduzco para eso está el traductor y créanme que no me toma mucho tiempo. Saludos a cada una de ustedes hermosas.

GeoMtzR

23/11/2022.