Bueno, me pidieron una niñera… pero ya tengo planes para la historia y les aseguro que tendrá los mismos resultados y quizás el final que todos esperamos. Solo déjenmelo todo a mí, y no les fallaré. Gracias por su apoyo!
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Capítulo 3.
A las tres de la tarde, Libby y Cindy se dirigían a la dulcería por unos helados. Caminaban lentamente sin hablar, dejándose llevar por la tranquilidad que en ese momento reinaba en Retroville.
- ¿Y que harás al respecto? – Libby interrumpía el silencio que se había creado.
- ¿Al respecto de qué?
- Del asunto con Jimmy. Si te gusta deberías hacer algo. No puedes ocultar tus sentimientos para siempre.
- No lo sé…
- ¡El problema es que ambos deberían dejar de ser tan orgullosos y admitirlo de una vez!
- ¿Por qué dices ambos? – Cindy no lo entendía.
- ¡Es que es tan obvio! ¡Si hasta toda la escuela lo sabe! Solo falta que ustedes dos se den cuenta.
- ¿Toda la escuela? ¿Darnos cuenta? ¿De qué rayos me hablas? – Cindy parecía realmente no entender nada, ni siquiera lo que pasaba frente a sus narices.
- ¡Cindy! No puedo creer que…ay!…mejor no me hagas caso – Libby se dio cuenta de que no valía la pena perder el tiempo tratando de hacer entrar en razón a alguien que nunca entendería nada si seguía anteponiendo su orgullo antes que sus sentimientos verdaderos. Era mejor dejarlo todo como estaba y esperar a que se solucionara solo.
- Bueno, si tú lo dices…- Cindy abrió la puerta y ambas entraron dentro de la dulcería.
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Dentro de la casa de los Neutron, Frankie acomodaba sus cosas en la habitación de huéspedes. Había notado la actitud hostil de su primo, y decidió probarle que su estadía en Retroville no iba a ser molesta como él pensaba, sino todo lo contrario.
- Chicos, ¿quieren ir a la dulcería? Yo invito – dijo, cuando terminó de arreglar todo.
- ¿Alguien dijo dulcería? ¡Con mucho gusto! – la voz de Sheen retumbó en toda la casa mientras se dirigía a la sala. Ahí Frankie los esperaba lista para partir.
- ¡Yo ya voy! ¡No me dejen! – gritaba Carl.
- Yo no iré – Jimmy se había sentado en el sillón con los brazos cruzados. En ese momento no quería saber nada de nada.
- Vamos Jimmy, un helado no le hace daño a nadie – la dulce sonrisa de su prima casi había logrado convencerlo, pero su orgullo y su enojo eran más fuertes.
- ¡No iré!
- ¿Acaso no te acuerdas que te encantaba ir conmigo cuando eras más pequeño? El que te hayas mudado aquí y que hayas crecido mucho igual que yo no quiere decir que no podamos volver a divertirnos juntos como antes, ¿no es verdad Jimmy?
- … - Jimmy se había puesto a pensar. Frankie tenía razón, ella era su prima favorita, y no podía dejar que un simple enojo por una insignificancia no le dejara disfrutar su estadía aquí.
- ¿Qué dices? ¿Irás? Di que sí… - la mirada de cachorrito triste que puso, como siempre, había dado en el blanco.
- ¡Esta bien! Pero no vuelvas a mirarme así.
- Lo prometo – dijo con una sonrisa – Ahora si, ¡vamos!
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Llegaron a la dulcería cuando Cindy y Libby se sentaban en una de las mesas. Sheen se dirigió inmediatamente hacia allá, para sentarse al lado de su amada Libby.
- Hola Sheen – dijo ella, ya acostumbrada a este tipo de situación.
- ¿Por qué estás aquí y vienes de esa manera? – dijo Cindy, algo molesta.
- ¡Duh! – Dijo Sheen burlonamente - Porque me invitaron a mí, a Carl y a Jimmy a tomar un helado, ¿no es más obvio?
- ¡No me hables de esa manera! – Cindy se paró y se dirigió hacia él para atacar.
- ¡Tranquila Cindy! – Libby apenas podía sostenerla mientras Sheen se escondía detrás de ella.
- Grrrr – Cindy apenas se pudo contener, y se sentó de nuevo cruzándose de brazos.
- ¿Qué pasó aquí? – preguntó Carl cuando llegaron él, Jimmy y Frankie.
- Nada, todo está bien – dijo Libby.
- ¿Quién es ella? – preguntó Cindy, aún molesta, lo que se notaba demasiado por su forma de hablar.
- Lo siento por no presentarme, – dijo Frankie tranquilamente, y con una sonrisa – soy la prima de Jimmy, y estoy aquí de visita. Como veo que ustedes se conocen, creo que no les molestará que nos sentemos juntos y que les invite un helado a todos.
La actitud de la chica de hermosos ojos azules había desarmado a Cindy. No se esperaba una respuesta como esa, y no tuvo más remedio que acceder.
Esperando que llegaran los helados, Frankie les contó a Libby y a Cindy el motivo de su visita.
- Pues buena suerte – dijo Cindy burlonamente en el momento en que llegaron los helados – Neutron y sus experimentos son un caso perdido.
- ¡Igual lo son tú y tus ridículas presentaciones en el colegio! – respondió Jimmy.
-¡Al menos no estoy a punto de destruir el mundo entero dos veces por semana!
- Ahí vamos de nuevo – dijeron al unísono los dos chicos y Libby. Frankie solo se limitó a escuchar la pelea. Entonces, sin razón alguna, comenzó a reír, interrumpiendo la discusión.
- Lo siento…jajaja…ustedes continúen…jajaja…no puedo creer lo mucho que se quieren ustedes dos…jajaja…Jimmy – dijo más calmadamente – ¡no sabía que Cindy te gustara tanto! Lo pensé cuando entramos, pero ahora veo que se importan más de lo que me imaginé.
- ¿De qué hablas? – dijeron los dos – ¡Él no me gusta! – dijo Cindy – ¡Mucho menos ella a mí! – añadió Jimmy.
- Si, si, lo que digan – dijo Frankie – Bueno, ¡será mejor que coman sus helados antes de que se derritan! – agarró su helado y empezó a hacerlo. Libby Carl y Sheen le siguieron la corriente.
Jimmy y Cindy se miraron por un momento y voltearon para el otro lado avergonzadamente. ¿Frankie tendría la razón? Y si fuera así, ¿Qué sucedería a partir de ese momento?
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Bueno, ¿que les pareció? Pronto lo continuaré, y seguirá mejorando. ¡Manden reviews!
