¡Hola de nuevo! Siento el retraso, pero tenía crisis de inspiración, acabo de regresar a clases y estuve llena de tarea y nunca tenía tiempo… Así, que aunque los hice esperar, aquí tienen el nuevo capítulo.

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Capítulo 9. No todo es como queremos que sea

Jimmy cruzó la calle y tocó la puerta de la casa de Cindy. Estaba algo nervioso. Llevaba en su mano la rosa roja que le dio Frankie y pensó en la manera en la que ella lo había vestido. Llevaba unos jeans azules oscuros y sus acostumbradas zapatillas blancas, pero esta vez lucía una polera negra, y tenía el pelo peinado hacia atrás. "No es un gran cambio" recordó que Frankie le decía "Pero te ves genial…seguramente le gustará mucho". Sonrió. De repente se abrió la puerta y salió Cindy, dejando a Jimmy con la boca abierta. Vestía una hermosa falda jean con unas delicadas sandalias que combinaban con el color de su top rojo. El poco maquillaje que llevaba y su pelo suelto la hacían más bella, pensó Jimmy.

- Hola – pronunció Cindy, sonrojándose por el efecto que había causado en el chico.

- Cindy te ves espectacular… - dijo Jimmy, y al instante dejó de mirar bobamente y añadió – Toma. Es para ti.

- Gracias - Cindy alargó su mano para tomar la rosa, y partiéndole el tallo, se la puso como un adorno en su cabello.

- ¿Nos vamos? – dijo Jimmy. Cindy asintió – El deslizador nos espera.

Ambos subieron y emprendieron la ida hacia la feria.

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Apenas notaron que Cindy y Jimmy habían partido, Libby y Frankie salieron de la respectiva casa en la que estaban llevando una bolsa llena de artefactos extraños.

- ¿Trajiste todo lo que conseguimos? – dijo Frankie.

- Sí – le respondió su cómplice – ya es hora de que estos dos tórtolos den el siguiente paso.

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La feria era todo un espectáculo. Las luces de los puestos de juegos se distinguían a la distancia y todas las atracciones se veían interesantes. El ambiente de primavera se podía sentir en el aire. No había cosa alguna que faltara. La habían construido cerca de un lago y había botecitos para pedalear, una pista de patinaje sobre hielo, y una tienda de recuerdos.

- ¡Vaya! – exclamó Cindy cuando llegaron – ¡cada año esta feria está mejor!

- Eso fue lo que me dijeron – Jimmy se acercó a ella y juntos empezaron a caminar – por eso fue que quise compartir esta experiencia con alguien muy especial para mí.

En el rostro de Cindy se dibujó una dulce sonrisa. Comenzó a mirar en todas direcciones para evitar que Jimmy viera el sonrojo de sus mejillas. De repente lo agarró de la mano y lo arrastró.

- ¡Mira! – dijo – ¡Vamos allá!

- ¡A dónde me llevas! - Jimmy tan solo se dejó llevar.

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- ¿Los ves por algún lado?

- No…espera… - dijo Frankie – ¡allí están!

- ¡Dónde! – Libby le quitó los lentes de acercamiento.

- ¡Allí! Cerca al…¿juego de tiro al blanco?

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- Déme diez dardos para dos personas, por favor – Cindy puso unos billetes en la mesa del juego.

- Cindy, yo no sé hacer esto – dijo Jimmy dubitativamente.

- Descuida – Cindy agarró cinco dardos y le pasó los restantes – yo te enseñaré.

Los globos colgaban de la pared y se mecían con el viento. Cindy se mordió los labios y pronto tiró los cinco dardos que tenía. Todos dieron en el blanco…y uno pasó rozando la cabeza del dueño del puesto…

- ¿Cómo hiciste eso? – le preguntó Jimmy.

- Es parte de mi entrenamiento de karate, la concentración y visualización. ¿Quieres intentarlo?

- Bueno, no sé…

- Su premio, señorita – el dueño del puesto le entregó un enorme oso de peluche.

- Gracias – le dijo, y luego se dirigió a Jimmy – ¿y bien?

- Solo si tú me ayudas.

- De acuerdo – Cindy le pasó un dardo, y vio el primer intento de Jimmy.

- No está muy bien…mira, primero tienes que…

Jimmy no prestaba atención a lo que decía. Cindy había tomado su mano entre las suyas y sujetando con él el dardo, muy cerca de su cuerpo, lo puso nervioso, pero lo hizo sentir como en el cielo…

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- Oye – dijo Frankie – Cindy se ve muy bonita, ¿tu la arreglaste?

- Sí, y no sabía que tenías tan buen gusto con la ropa para varones, Jimmy se ve genial…

- Bueno, es que veo muchos canales de moda y-

- ¡Se están moviendo! – dijo Libby, y ambas empezaron a seguirlos.

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Jimmy y Cindy ya se habían subido a todas las atracciones hasta el momento. Tenían planeado ir por toda la feria, incluso se habían detenido a tomar un helado. El lugar era maravilloso, y ambos se estaban divirtiendo mucho. Tenían mucho tiempo todavía, y no lo iban a desperdiciar.

- Ya no doy más! – gritó Frankie – ¡si se siguen moviendo así, nunca podremos hacer nada! ¡Voy a desfallecer!

- ¡Cállate, nos pueden escuchar! Ya verás que pronto se detendrán en algún lugar, y podremos hacer lo que teníamos pensado.

Frankie se desplomó en una banca.

- Es que es inútil…creo que están haciendo el trabajo ellos solos.

- Ya lo sé…pero yo quiero ver como termina esto. Párate, se dirigen a la pista de patinaje.

Frankie solo hizo un gesto de queja, y la siguió.

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Jimmy y Cindy entraron a la pista de patinaje. Se deslizaban por el hielo agarrados de la mano. Se veían felices. Pero eso pronto iba a cambiar.

- Jimmy, me alegra haber venido contigo.

- A mi igual me alegra. Nunca pensé que pudiera tener una tarde o un encuentro en paz contigo, y encima divirtiéndonos tanto…

- ¿Cómo? – Cindy se escuchó algo enojada.

- Verás – Jimmy empezó a hablar sin darse cuenta del tono de su voz y de lo desalentadoras que sonaban sus palabras – siempre me molestaba estar contigo, y cuando me tocaste como compañera de trabajo me enojé demasiado – era ahora el orgullo de Jimmy el que estaba hablando, y sonaba arrogante – no pensé que funcionáramos juntos. Parecía que el odio era mutuo.

Cindy se detuvo en seco y su tristeza era evidente.

- ¿Qué dices? No te entiendo.

- Nunca pensé que con una persona que me molestaba tanto pudiera divertirme tanto. No lo sé Cindy, pero así es como me siento.

- Entonces, ¿Por qué me invitaste? ¿Me quieres decir que te dio la gana de invitarme solo porque hacíamos el trabajo de ciencias juntos? ¿Me quieres decir que todo lo que nos pasaba era solo porque de repente te divertías conmigo?

Jimmy se dio cuenta de cómo habían sonado sus anteriores palabras demasiado tarde. No supo qué responder. Se había dejado llevar por su orgullo, y ahora no podía hacer nada al respecto.

- Entiendo. Entonces me engañaste de maravilla, aunque no sé en qué exactamente. Gracias por nada. No te olvides de llevar el trabajo a la escuela el lunes – Cindy tiró los guantes de patinaje al suelo, y salió de la pista con lágrimas de rabia brotando de sus ojos.

- ¡Cindy, espera, no quise decir que… - Jimmy se quedó solo, en medio de la pista - Genial Neutron, eres un idiota - se dijo a sí mismo.

Desde una esquina Libby y Frankie miraban consternadas.

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Bueno, sé que fui algo dura, pero ya tengo el final en mi cabeza (¡este es el penúltimo capítulo!) así que no se preocupen, y espérenlo con ansias.

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