CAPITULO 10


Espero les guste este nuevo capitulo


George llego con tiempo para tomar un baño y cambiarse. Estaba listo esperando por las damas en la biblioteca cuando escucho como la señorita Duncan discutía con la señora Elroy

No se me hace justo que William me tenga tan abandonada, él es quién me tendría que llevar

Lo siento Elena dijo la señora Elroy, pero como te dije por la tarde él en este momento no puede atenderte, tiene mucho trabajo

Pues entonces yo no voy a ningún lado me quedo aquí, no quiero salir sin William a ningún lado y dando la vuelta subió las escaleras y regreso a su habitación

George salió de la biblioteca para ver cómo estaba la señora Elroy

Esta usted bien, pregunto preocupado el bigotón

Si George estoy bien, solo que esta muchacha va a ser un dolor de cabeza por los días que la tengamos de huésped

Lo mejor hubiera sido que el joven William las llevara el día de hoy a la exposición y no yo –dijo George

Nada de eso George, no somos los títeres de esta niña, las cosas son así y tiene que acatar las cosas como son

La verdad es que no tenía muchas ganas de ir a la galería, pero con esta nueva situación me van a tener que aceptar como mal tercio, pues yo no me quedo con esta niña en la casa

Que haga berrinche y lo quiera pero lejos de mí, - dijo una Elroy muy seria

Jajaja rio George de buen gana, para nada que hace mal tercio, al contrario gracias a usted por fin abrí los ojos y pude ver a Dorothy mi ahora novia

Y en cuanto a la señorita Duncan, dijo George – creo que más bien es grosera al rechazar la invitación que le hace usted como la dueña de la casa

Sabes George, dijo Elroy viendo al bigotón, hace tiempo atrás hubiera andado atrás de William para que cortejara a Elena pero después de estar con Candice entendí a mi sobrino. Esa niña tiene una energía tan contagiosa, una vivacidad por cada una de las acciones que son a veces rutina, pero ella convierte todo en una aventura

Es tan similar a William, ellos se entienden muy bien lo que no entiendo es que los detiene a dar el siguiente paso, suspiro la mujer mayor

George se levantó, cerró la puerta de la biblioteca con seguro y volvió a tomar asiento y muy serio viendo a los ojos a la matriarca de los Andrew le dijo: miedo señora Elroy, le voy a contar lo que creo que les pasa a estos muchachos

La señorita Candy tuvo una relación como usted lo sabe con el joven duque de Grand-chéster, cuando la relación termino la señorita Candy enfermo y también se deprimió por algún tiempo, ese tiempo fue cuando los dos compartían el apartamento magnolia. Por esos días William ya estaba enamorado se la joven pero tuvo que callar sus sentimientos y ayudarla a superar aquella desilusión

Luego vino el regreso de la memoria de William y todo se complicó más aun, él sabía que era el tutor de la señorita, también estaba el hecho de que ella no sabía en verdad quien era William, para ella era un vagabundo que la salvo de morir ahogada al caer de la cascada en un bote

Él tuvo que regresar y preparar todo para su presentación como el patriarca de los Andrew, la dejo sin explicación alguna porque no sabía cómo decirle el secreto de quien era él, como seguir escondiendo el sentimiento de amor por ella y también en aquella época estaba muy reciente la desilusión de la señorita

Cuando fue la señorita a buscar mi ayuda por la boda planeada con Neil no dude en mandarla a Lakewood, yo sabía que William estaba enamorado de la señorita Candy, pues me insistía en que la cuidara, que velara por ella de que no le faltara nada. En aquellos días yo personalmente le llevaba dinero a su apartamento por orden del William, pero usted que ya conoce a la señorita sabrá que nunca lo quería aceptar

Tuve que hacer del uso de mis dotes de negociador, pues sabía que si la señorita no aceptaba el dinero William no se podía concentrar en los negocios

Como la convenciste George, pregunto una Elroy intrigada

Le dije que si no aceptaba la ayuda del tío abuelo William, entonces no tendría más opción que el venir a vivir en la mansión bajo el resguardo de la tía Elroy, dijo un apenado George

Vaya vaya George que eres buen negociador, dijo riendo Elroy

Pero sigue George cuál es tu teoría de que estos muchachos no estén juntos

Bueno William quiere a la señorita sin la sombra del pasado, quiere que todo el amor de ella sea para él y no quiere aceptar menos de eso. Por eso es que ha dejado pasar el tiempo, pero yo creo que la señorita Candy esta tan enamorada de él como lo está él de ella

En cuanto a la señorita Candy creo que se siente menos al lado de William, el que es el patriarca de un clan escoces, con una fortuna de muchas generaciones atrás y todo lo que lo rodea, eso la hace sentir insegura creo yo. Además el hecho no tener una familia y…

Vamos George no te detengas, dijo una Elroy muy segura de sí misma

George saco el aire de sus pulmones y dijo, el hecho de que usted antes no la acepto en la familia

Se hizo un silencio en la biblioteca

George tú siempre has tenido un acierto en tus observaciones, eso te hizo ser un excelente negociador, ver lo que los demás no ven, los detalles pequeños que con los años se vuelven aciertos contundentes. Y sé que tienes razón en la mayoría de cosas que me acabas de compartir, tú has estado al lado de William más tiempo que yo, además eres su amigo, confidente y demás cosas, eso te hace observarlo y conocerlo mejor que nadie, bueno creó que Candice y tú son los que más conocen a mi sobrino

Gracias por compartir esto conmigo, como te lo dije tiempo atrás lo único que quiero es ver feliz a mi sobrino y si es al lado de esa rubia hermosa entonces hare todo lo posible porque así sea

Sabes cuando llego la señorita Duncan saludo a William de una forma por demás empalagosa, hubieras visto a Candice, estaba molesta, celosa y no lo disimulo nada. Ahora estoy segura de que ella también quiere a William

Ahora tenemos que tener paciencia con nuestra invitada y ver que no provoque un caos con los rubios de esta casa, dijo una Elroy pensando en cómo mantener a la invitada lejos de los rubios

Tocaron a la puerta y George se levantó y abrió para encontrarse con su hermosa novia, siento el retraso pero la señorita Duncan pidió ser arreglada y eso me retrasó un poco, pero ya estoy lista

La señorita no nos va a acompañar dijo una Elroy poniéndose en pie, así que vayamos porque esta vez vamos justos de tiempo

Así salieron las tres personas de la mansión hacia la galería

Elroy tuvo una buena tarde platicando con el director del conservatorio, con el director del hospital el doctor Leonard y demás personas interesantes

En la mansión la invitada se quedó dormida, después de haber llorado por un buen rato, estaba bastante enojada por que no la habían complacido

En las oficinas del banco de Chicago, Albert mandaba a todos a descansar a sus casas, le había dicho al chofer que él también se marchara y le dejara las llaves del auto. Eran 8:15 de la noche cuando las oficinas ya estaban vacías, solo un par de rubios seguían en la presidencia trabajando

Albert cerro los ojos un momento y puso sus dedos en el tabique de su nariz, estaba cansado de su vista, tantos y tantos números, cláusulas de los contratos lo tenían a esa hora de la noche abrumado

Candy se levantó y por la alfombra no hizo ningún ruido llego hasta él y empezó a dar masaje a la sien del rubio, luego a los hombros y regresaba a la sien. Al principio se sobresaltó un poco el rubio pero después agradeció aquel contacto de Candy, las manos de la rubia subieron también para poder tocar los cabellos de su Albert los dos estaban disfrutando esa cercanía

Solo las respiraciones de los rubios y uno que otro gemido de placer de Albert ante el masaje de la rubia se escuchaba. Él tenía los ojos cerrados y disfrutaba, el aroma de la rubia se colaba por las fosas nasales de él y viceversa ella estaba con los ojos abiertos contemplando al hombre del que estaba enamorada, era guapísimo por Dios, sus cabellos eran suaves y tenían un olor tan masculino, su frente, su nariz, su mentón y esos labios tuvieron que ser cincelados por los dioses griegos

El aroma varonil de él era delicioso, verlo disfrutar de lo que ella le estaba haciendo era para querer sentarse en sus piernas, perderse en sus labios y que sus brazos fuertes la acariciaran

Él abrió sus ojos y se encontró con unas esmeraldas dilatadas y turbias, no lo pensó más y la tomo por la cintura y la puso a ahorcajadas en sus piernas, eso sorprendió a la rubia más no hizo nada por bajarse, por el contario se acomodó mejor, levanto su vestido para que sus piernas estuvieran más cómodas…

Estaban perdidos en la mirada del otro cuando él atrajo a Candy por la nuca y unió sus labios, primero solo fue un roce de labios, después con su lengua empezó a rozar los labios de la rubia los cuales se abrieron ante la caricia y el beso se profundizo, estaban perdidos uno en otro. Albert acariciaba sus piernas por debajo del vestido y se estaba volviendo loco, ella se presionaba contra él, sentía sus pechos apretados en el amplio pecho del rubio, ella empezó a sentir la virilidad de Albert que en vez de asustarla la incitaba más

Las voces a lo lejos los sacaron a ambos de ese idilio amoroso, Candy con su agilidad de un brinco estaba de nuevo en pie enfrente de Albert, acomodaba su vestido y sus cabellos, Albert como pudo se puso de pie y entro al sanitario lo más rápido que pudo, pues con tremenda erección era difícil caminar

La rubia tomo asiento y controlo su respiración lo más que pudo, además del color que seguramente tenían sus mejillas. Siguió según ella con las hojas que tenía enfrente, haciendo sumas, retas y multiplicaciones según el caso

En la puerta de la presidencia apareció la señora Elroy y detrás de ella Dorothy con George, tocaron y Candy dio el paso

Como lo imaginamos George los muchachos siguen trabajando, dijo Elroy al ver a la rubia tras el escritorio. Candy agradeció que la luz era tenue una vez retirándose un poco de la lámpara que tenía Albert para revisar los papeles. Pues sus mejillas estaban al rojo vivo, sus labios temblaban ante aquel beso

Albert en el sanitario estaba tratando de controlar todas las emociones que Candy le hacía sentir, especialmente la más notoria en sus pantalones

Afuera decía Elroy, que bien que pasamos por ustedes, ya es hora de ir a descansar, tienen sábado y domingo para terminar todos los papeles, no es así George. Así es señora creo que el día de hoy trabajamos mucho y mañana terminaremos con todo el papeleo para estar listos el lunes y recibir al señor John

Y William en donde esta Candice, pregunto Elroy. Aquí estoy tía dijo el rubio saliendo del sanitario. Hijo venimos por ustedes ya es tarde para que sigan trabajando

Gracias tía y si ya es tarde para que estemos trabajando, además creo que Candy tendrá hambre al igual que yo

Sin más todos salieron de las oficinas del banco, abordaron un coche George y Dorothy, en otro se fueron la tía Elroy, Candy y William. Cuando iban de camino la tía les conto a los rubios del porque Elena no había ido a la galería. Hijo creo que tendrás que hacer un poco de espacio en tu agenda para que tengas tiempo de invitar a esta joven a conocer la ciudad

El rubio iba concentrado manejando y pensando en lo que había pasado en la oficina antes de que llegaran a interrumpirlos, sentir a Candy, sus labios, acariciar sus piernas, su sabor… wow era simplemente lo mejor que le había pasado en toda su vida. Tenía ganas de subir de nuevo a su regazo a Candy y poder perderse en ella

Cuando de repente escucho a la tía pedirle que tenía que tener tiempo para atender a la visita… oh no podía creer su suerte, él lo único que quería era tener tiempo para Candy, para la mujer de su vida la dueña de su corazón, quería besarla de nuevo, sentir sus manos en su cabellos en sus hombros y en todas partes

La rubia por su parte también iba pensando en el beso que se habían dado, en la forma en que Albert la tomo y la coloco encima de él, en como acaricio sus piernas, sus labios sobre los suyos, su sabor… hasta que escucho la voz de la tía pidiendo a Albert tener tiempo para que saliera con la señorita Duncan, la mujer más empalagosa que había conocido

Eso no hizo ni una pizca de gracia a la rubia, no quería que su Albert saliera con esa señorita, es más no quería que saliera con nadie que no fuera ella

Elroy fue consiente del cambio en el rostro de ambos rubios, veía que a ninguno de los dos les hacía gracia el tener a la invitada entre sus planes

La tía continua con su perorata, sería bueno que mañana que vayan a la galería se llevaran a Elena con ustedes, o tal vez quieran ir a otro lugar, ustedes decidan lo que quieran hacer pero inclúyanla a ella, por favor

Al llegar a la mansión tomaron asiento y les sirvieron la cena a los 3 y en silencio cada uno pensando en sus cosas. La cena fue ligera dado que ya era un poco tarde

Albert como siempre iba a acompañar a Candy a su habitación, allí hablaría con ella un poco sobre el incidente en la oficina, pero la tía le dijo a William que quería hablar con él un momento que la acompañara a su habitación

Los rubios esa noche no pudieron hablar sobre lo que había pasado, Candy entro a su habitación y así sin más se tiro en la cama, cerro sus ojos y pensó en Albert, en sus labios, sus manos, su olor, su sabor y de nuevo sus mejillas se encendieron… tal vez Albert también tenía sentimientos de amor por ella, tal vez

En la habitación de la tía, hijo te hice venir porque quiero pedirte que tengas cuidado con Elena, pues es una joven que si no obtiene lo que ella quiere se pone de malas y puede llegar a ser grosera, protege a Candice mañana que salgan los tres, porque algo me dice que le hará desplantes y demás cosas para que se sienta incomoda

Ella está aquí William por algo y ese algo eres tú hijo así que ten mucho cuidado

Me tiene sorprendido tía, yo pensé que usted haría todo lo posible porque yo eligiera a una mujer como ella y ahora hasta me aconseja que tenga cuidado con ella y lo más importante que proteja a Candy

En eso tienes razón hijo, pero la gente cambia y ya lo vez yo soy la prueba de ello, sé que cuando llegue la indicada para ti no la dejaras ir y por fin me darás la noticia sobre tu matrimonio

No tenga duda de ello tía usted será la primera en saber sobre eso, la dejo buenas noches tía

Al pasar por la habitación de la rubia, sintió unas ganas tremendas de entrar y dar un beso de buenas noche, pero esta vez no en su frente si no en sus labios, pero se contuvo y siguió de largo, mañana sería otro día y la vería para montar juntos