-Inuyasha, ¿quieres intentar dormir un poco? No va a amanecer antes pq estés dando vueltas.
-Lo se Miroku, pero tengo un mal presentimiento, lo huelo.
-¿Lo hueles? ¡Pero si ahora eres humano!- el pequeño zorro no había acabado la frase cuando Inuyasha le dio un cachete.
-Por recordármelo - le dijo a modo de excusa el medio demonio.
-¡hay! Si Kagome estaría aquí me defendería, te aprovechas de q no esta- Y al zorrito le volvió a salir otro chichón producto de un nuevo cachete.
-Por recordarme q no esta Kagome.
-Shippo, deja de recordarle cosas a Inuyasha, a ver si podemos dormir todos un poco- Diciendo esto Sango dirigió una mirada frustrante a Inuyasha, estaba cansada, y quería dormir, se acomodo en su rincón cuando un rubor subió a sus mejillas, se volvió enfadada y abofeteo al culpable.
-Intentaba darte un masaje tranquilizador, mi querida Sango.
-Ahí no se dan los masajes tranquilizadores, monje pervertido.
Inuyasha al fin se sentó como siempre hacia e intento dormir, pero el mal presentimiento q tenia lo perseguía.
Amaneció unas horas después y un Inuyasha renovado salio de la cabaña.
-Vamos a buscar a kagome, seguro q llega tarde otra vez.
-Por eso estabas tan nervioso anoche, Inuyasha, ¿quieres ver a Kagome?
Shippo volvió a llevarse un cachete de par de mañana.
-Se lo voy a decir a Kagome¡¡¡¡
-Te pasa por metiche
-Bueno, vamonos de una vez. ¡Kirara!- Llamo Sango, y una pequeña gatita de dos colas salio a su encuentro, trasformándose en el camino en una gata enorme donde se montaron, Sango,miroku y Shippo. Y se dispusieron a ir al encuentro de Kagome. Pero algo hizo detenerse, una mujer montada en una pluma se interpuso en su camino.
-¡Kagura!-gritaron todos a la vez
La mujer hizo desaparecer la pluma y empezó a atacarles con sus abanicos. Haciendo q retrocedieran y magullando a mas de uno
-¿Q quieres? maldita –le increpo Inuyasha desenfundando colmillo de acero
-Me aburría, y aquí estoy entreteniéndome con vosotros jajaja
-maldita ahora veras, herida de viento¡¡¡¡- La herida de viento no funcionaba con Kagura,
-Cuando aprenderás, hibrido ¡-y le lanzo un ataque q lo echo varios metros atrás
-Te arrepentirás ¡
Siguieron peleando un buen rato, hasta q Kagura pareció aburrirse o se vio superada, pues Sango había empezado a atacarla también con su hueso volador y Miroku intentaba ponerse en posición para absorberla con su vortice.
La mujer saco una pluma de su cabello y ascendió aejandose de ellos a carcajadas.
