CXXXI
Achilles' Heel

Tokio de Cristal, 17 de septiembre de 2992, 09:33a.m.

—Ya no poseo el Cristal de Plata —dijo la Neo Reina Serena con voz trémula, mientras que el rey Endimión se interponía entre Anorus y su reina—. Renuncié a él para que pudiera entregar energía al mundo.

Anorus se llevó una mano al mentón, antes de indicar a Frostbite que verificara lo que había dicho la Neo Reina. Le tomó escasos cinco segundos hacer lo que Anorus le había ordenado.

—Ella dice la verdad —dijo Frostbite con su usual tono parejo y frío—. El Cristal de Plata se encuentra bajo el salón del trono, en un reactor construido para aprovechar su poder. No podremos apoderarnos de él, al menos hasta que hayamos encontrado una forma alternativa de proveer energía a la población mundial.

—Estoy de acuerdo —dijo Anorus, mirando a la Neo Reina con un poco de diversión—. Los humanos no tienen la culpa de los errores de las Sailor Senshi. Ponte a trabajar en una nueva clase de reactor, de forma que podamos obtener el Cristal de Plata más tarde.

—A la orden —dijo Frostbite, y, cubierto por los demás Galthazar, descendió hasta la sala del reactor. El rey Endimión miraba con impotencia cómo ellos podían hacer lo que querían, sin ninguna oposición. Tenía toda la intención de arremeter contra Anorus y su pandilla, pero no veía manera de derrotar a aquellos formidables oponentes. Cada uno de ellos debía ser más poderoso que la misma Sailor Galaxia, aunque tenía la impresión que ellos no habían mostrado todas sus habilidades. Anorus tenía razón. Ninguna Sailor Senshi tendría alguna oportunidad en contra de los Galthazar, salvo quizás Sailor Saturn o Sailor Silver Moon. No obstante, dada la situación, era mejor que Sailor Silver Moon y las Outer Senshi se mantuvieran ocultas, esperando a que los Galthazar estuvieran vulnerables. Con ese propósito, envió de forma subrepticia un mensaje a las Sailor Senshi que no se encontraban presentes.

—Neo Reina Serenity —dijo Anorus, ignorando completamente al rey Endimión, y caminando hacia ella con una cadencia calmada, casi floja, como si no tuviera nada que temer—. Tu reinado ha llegado a su fin.

La Neo Reina tragó saliva. Viendo a los Galthazar en acción, se dio cuenta que había cometido un terrible error al renunciar a ser una Sailor Senshi. Aunque, tal vez, diera lo mismo, pues ellos habían mostrado un poder que no había visto jamás en cualquier Sailor Senshi.

—¡No lo voy a permitir! —exclamó el rey Endimión, alzando su espada en contra de Anorus, pero él reaccionó como el rayo. En cuanto notó la agresión, dio media vuelta, desenvainando su propia espada mientras tanto. El efecto fue dramático. El rey salió disparado hacia la pared, cayendo al suelo, y con un corte profundo en su abdomen.

—En cuanto a ti —dijo Anorus, sin perder la calma, acercándose al rey, y cogiéndole del cuello—, tengo el tratamiento perfecto.

Anorus sacó de sus alforjas un frasco pequeño con un líquido de color rosa, lo destapó, y obligó al rey a beberlo todo. Medio minuto después, los efectos fueron notorios. El rey dejó de retorcerse, y cayó de rodillas delante de Anorus.

—Ahora, ya no recordarás que alguna vez tuviste una reina—dijo Anorus, haciendo una seña a Lightbringer, quien extendió una mano, la que brilló por breves segundos. La herida del rey Endimión se cerró casi al instante—. Por cierto, la nueva reina debería llegar dentro de poco desde Tyros.

—¡Vas a fracasar! —exclamó la Neo Reina al ver a su rey con la mirada perdida—. ¡No puedes reemplazarnos sin que haya consecuencias!

—Por supuesto que habrá consecuencias —repuso Anorus, haciendo otra seña a Stormrider, rayos brotando de sus dedos—. Serán consecuencias que beneficiarán a todos los seres vivos de esta galaxia. Ustedes, las Sailor Senshi, han causado suficiente daño, suficientes muertes y suficiente dolor.

Con un movimiento flojo de brazos, Anorus, hizo que la Neo Reina flotara hasta donde esperaba Stormrider. Él la tomó por la cabeza, y bastó una pequeña descarga eléctrica para borrarle todos los recuerdos que alguna vez tuvo como Sailor Senshi, y que alguna vez fue la reina de Tokio de Cristal y la princesa de la luna.

—Lightbringer, deja a las chicas en la ciudad, en los suburbios. —Silverblade activó su comunicador, presionando un botón—. Frostbite, asegúrate que tengan una casa y un buen trabajo. Ahora ellas son mujeres normales. Hay que tratarlas con la misma dignidad que al resto de los habitantes de este planeta.

Ambos aludidos manifestaron su aprobación, y se dispusieron a realizar sus respectivas tareas con diligencia.

Isla de Hokkaido, una hora más tarde.

Las Outer Senshi y Sailor Silver Moon habían recibido el mensaje secreto de parte del rey Endimión, y, aunque todas ellas querían pelear en contra de los nuevos enemigos, sabían que ninguna de ellas tendría alguna oportunidad en contra de ellos, ni siquiera Sailor Saturn y Sailor Silver Moon, las más poderosas de las Sailor Senshi que quedaban. Incluso Saori pensaba que era más inteligente esperar a que aquellos Galthazar bajaran la guardia.

—Ni siquiera sabemos lo que planean hacer con los reyes de Tokio de Cristal, si es que no lo han hecho ya —dijo Michiru, mirando a Haruka, Setsuna y Hotaru, quienes estaban reunidas en la casa de Haruka. Saori se encontraba afuera, montando guardia—. Tenemos que investigar qué fue de las Inner Senshi y de los reyes. No da la impresión que los Galthazar sean unos asesinos, por lo que pienso que ellas siguen vivas.

—Pero si arrebataron los Sailor Cristales de nuestras compañeras, entonces no podemos esperar que sigan con vida —intervino Haruka, luciendo un poco pesimista—. Tenemos que asumir que somos las únicas Sailor Senshi con vida en toda la galaxia.

—No son las únicas —dijo una voz de mujer que no era de ninguna de las Outer Senshi o de Saori. Todas giraron sus cabezas, y vieron a una mujer de cabello castaño y ojos verdes, acompañada de Saori y de un hombre con claros rasgos ingleses. Haruka ya sabía quién era esa mujer, pues había peleado a su lado allá en el centro de la Vía Láctea, y también sabían quién era el hombre. Eran Nicole y Jeremy Burns respectivamente.

—Las Sailor Gems aún seguimos con vida —dijo Nicole, y eso a Saori le trajo un enorme alivio, pues eso implicaba que Violet también estaba viva—. Me comuniqué con Sailor Jade antes de viajar desde Nueva Londres hasta acá, y ella y el resto de nosotras viene en camino. Tuvieron que usar transportes normales, para evitar ser detectadas. Sabemos sobre esos Galthazar, porque Sailor Jade nos contó sobre ellos. Aparentemente, un sobreviviente de un planeta de un sistema cercano nos habló de ellos. Están eliminando a todas las Sailor Senshi de la galaxia, pero sin matarlas. Parece que hallaron una forma de expulsar un Sailor Cristal sin matar a su dueña.

—Tenía razón —intervino Michiru, sonando aliviada—. Los Galthazar no son unos asesinos. Pero si están neutralizando Sailor Senshi en todas partes, entonces eso los convierte igualmente en nuestros enemigos.

—Ellos deben tener alguna debilidad —dijo Nicole, llevándose una mano al mentón—, algo que nos pueda dar alguna ventaja.

—De acuerdo al último mensaje del rey, ellos provienen de un planeta llamado Tyros —añadió Michiru, consultando en su reloj de pulsera dicho mensaje—. Si queremos derrotar a los Galthazar, tenemos que averiguar más sobre ellos. Debemos ir a Tyros y obtener información.

—Tenemos que ser cautelosas —dijo Hotaru, quien lucía taciturna por alguna razón—. Si los Galthazar ya derrotaron a las Inner Senshi, estoy segura que nos buscarán lo antes posible. Si vamos a dejar este sistema solar, debemos hacerlo sin transformarnos. Eso les hará más difícil encontrarnos.

—Podríamos usar el transporte en el que vienen mis compañeras —sugirió Nicole, y las demás estuvieron de acuerdo—. En el momento en que ellas lleguen, nosotras abordamos la nave, y nos vamos hacia Tyros. Nos haremos pasar por refugiadas—. Nicole hizo una pausa para consultar una notificación que le había llegado a su reloj, y compuso una expresión de urgencia—. El transporte acaba de ingresar a la órbita terrestre. Estará aquí en diez minutos.

—¿Y qué hay de mí? —preguntó Jeremy, a quien no le gustaba la idea de que Nicole se fuera a un planeta lejano.

—Nadie sospecha de ti —dijo Nicole, tomándole ambas manos y sonriéndole—. Trata de acercarte lo más posible al trono. Averigua lo que puedas sobre los Galthazar y de lo que planean hacer.

Jeremy asintió por toda respuesta, tragando saliva.

—Ahora, solamente debemos esperar por el transporte —dijo Michiru, tomando asiento sobre una silla de madera. Haruka y las demás hicieron lo mismo. Todas tenían la ominosa impresión de que aquella sería su última misión como Sailor Senshi, y aquello les hacía creer aún más en lo que debían hacer.

Tokio de Cristal, 22 de septiembre de 2992, 08:17a.m.

Serena salió de su casa, cartera en mano, en la cual llevaba un refrigerio para el almuerzo en su nuevo trabajo. Hace dos días atrás había asistido a una entrevista de trabajo para una firma de ropa de alta costura, y, por sorprendente que pareciese, Serena se manejaba bastante bien con eso, mejor que las otras personas que habían asistido a la entrevista. Serena siempre había sido una mujer que cuidaba bastante su apariencia, y eso se hacía extensivo a su ropa. Podía ser un cero a la izquierda en matemáticas e inglés, pero en cuestión de estética, ella se sentía como un pez en el agua.

Su primer día no fue particularmente movido, pues la encargada de recursos humanos había decidido probar a la nueva empleada con tareas que no fuesen demasiado pesadas para ella. Por eso, Serena tuvo que hacer diversos catálogos con ropa de temporada, aunque sí hizo algunos alcances con respecto a algunos elementos de los catálogos, pues, aparentemente, alguien había puesto ropa de primavera en la temporada de otoño.

La empresa tenía muy pocos empleados, pues todo se hacía a través de máquinas. La nueva política económica hacía que la necesidad de trabajar se estuviera convirtiendo en algo más parecido a un pasatiempo que a un trabajo en toda regla. Serena no iba a recibir dinero por su trabajo, pero hacerlo bien igualmente repercutía en su estilo de vida, pues, mientras mejor fuese su desempeño, iba ganando acceso a más beneficios, entre ellos, más tiempo libre, clases gratuitas sobre lo que a ella le interesaba, e incluso podía optar por realizar ampliaciones a su casa. Regalar cosas no formaba parte de los beneficios, pues ella, tal como cualquier otro ciudadano, podía tener acceso a productos libre de costo. De ese modo, los beneficios estaban orientados a mejorar directamente la calidad de vida de una persona, sin tener que obtener dinero para que pudiera costear dichos beneficios.

Serena salió de su oficina a las dos de la tarde, hora en la que acabó con todos sus deberes. En esos tiempos, los horarios de trabajo no eran fijos, sino que estaban dados por las labores a desempeñar. Una vez que el trabajador acababa con sus deberes, era libre de retirarse a su casa a descansar. Era tan poco el volumen de trabajo realizado por humanos que casi todos los trabajadores salían a las una o dos de la tarde de sus lugares de trabajo, e incluso podían hacerlo desde sus propias casas. Las únicas personas que tenían turnos completos eran los encargados de mantenimiento de las máquinas que realizaban la mayor parte de las labores en esos días. Sin embargo, ya se estaba investigando en máquinas que fuesen capaces de realizar sus propios diagnósticos y hacer mantenimiento por sí mismas. El objetivo de aquellos esfuerzos era eliminar por completo el trabajo humano, para que ellos se dedicaran a lo que les gustaba hacer. Finalmente, después de siglos de dogma laboral, el ser humano tendría tiempo para hacer las cosas que quisiese, ya fuese pintar un cuadro, escribir un libro, o investigar el universo. El ser humano tendría tiempo para desarrollar su máximo potencial, y convertirse en seres de sabiduría y compasión. O al menos eso fue lo que había oído Serena mientras trabajaba en su oficina.

No obstante, el hecho que el ser humano estuviera alcanzando nuevas cotas de entendimiento sobre lo que le rodeaba, no implicaba que una de las cosas que había definido a la especie humana desde tiempos inmemoriales hubiese desaparecido. La entretención aún imperaba a sus anchas en Tokio de Cristal, y en todo el resto del mundo. No obstante, su objetivo ya no era distraer a las masas para que los poderes fácticos hicieran lo que quisiesen sin que la población se diera cuenta. Su objetivo simplemente era dar algo a los humanos para que pudieran dejar atrás un mal día. No obstante, la farándula ya no existía, porque la gente en esos tiempos eran reconocida, no famosa (162). Serena, mientras caminaba por las calles de Tokio de Cristal, directo a su casa para descansar, vio un póster virtual (163), donde se anunciaba el concierto de un grupo musical. Aquello a Serena le trajo recuerdos de los noventas, cuando había visto un panfleto haciendo alusión a un grupo musical. Sin embargo, el grupo de los noventas era un grupo de pop, mientras que el grupo que anunciaban en ese momento era una banda de heavy metal llamada Achilles' Heel (164). Se trataba de una agrupación de cinco integrantes: un vocalista, un baterista, un bajista, un guitarrista y un tecladista.

¿Qué me pasa?

No sabía por qué, pero Serena se sentía extraña al ver el póster virtual, como si ya conociera a los integrantes de la banda. No obstante, se sacudió la cabeza, creyendo que estaba imaginando cosas. Luego, recordó que mañana se celebraba la coronación de la nueva reina de Tokio de Cristal, algo que no podía perderse, pues estaría cerca del palacio, y a ella le gustaba estar cerca de ese lugar, por alguna razón.

Cuando se encontraba a unos doscientos metros de su casa, se encontró con Amy, quien también regresaba a su casa. Ella había estado bastante ocupada trabajando en una mejora sustancial para el reactor que entregaba energía a todo el mundo.

—Hola, Serena —saludó Amy, quien, por algún motivo, lucía un poco distraída.

—Hola, Amy —dijo Serena, quien notó la expresión de su amiga—. ¿Qué te ocurre?

—Bueno, es que, desde que vi esos anuncios sobre la banda de heavy metal que va a tocar esta noche, me he sentido extraña, como si a ellos los conociera personalmente.

Serena sintió un ligero nudo en el estómago. Amy había tenido la misma sensación que ella. No podía ser coincidencia que ambas fuesen presa de los mismos sentimientos. Queriendo salir de dudas, llamó tanto a Rei como a Lita y Mina, solamente para confirmar que ellas también se habían sentido extrañas cuando vieron los anuncios. Hubo un consenso general entre las chicas para ir al recital de Achilles' Heel, y acordaron juntarse junto al anfiteatro a un costado del palacio de Tokio de Cristal, lugar donde se iba a presentar la banda para su concierto.

El dinero ya era cosa del pasado, por lo que las chicas no tuvieron problemas para ingresar al recinto. Como era predecible, ellas eran de las pocas mujeres presentes en el anfiteatro, pues eran los chicos quienes disfrutaban más de ese tipo de música. Serena no entendía porque la inmensa mayoría de los presentes usaba ropa negra, de cuero, con remaches de níquel y botas pesadas, aparte del pelo largo. Amy le explicó que aquella forma de vestirse era típica de los fanáticos del heavy metal, y, aunque ella era más fanática de la música clásica, no negaba que el heavy metal tenía influencias clásicas, lo que le hacía un estilo musical más virtuoso que el pop (165), por ejemplo, aunque no sonara como música virtuosa en absoluto.

Serena y las demás habían ocupado un lugar en lo más alto del anfiteatro, en cuyo centro se encontraba el escenario donde la banda iba a tocar. Ellos ya habían acabado con las pruebas de sonido hace unos quince minutos, lo que implicaba que el concierto iba a comenzar muy pronto.

Veinte minutos después de la llegada de las chicas al anfiteatro (y los demás las miraban raro por sus vestimentas), el vocalista anunció el inicio del concierto. Serena lo vio con más detalle, y la razón de los atuendos de los asistentes quedó clara al instante. El líder de la banda, un sujeto de cabello castaño y largo, usaba una chaqueta de cuero, sin una camiseta debajo, y pantalones de color negro y remaches. Sostenía el micrófono como si lo fuese a arrancar de cuajo de su soporte, y así fue. En ese momento, Serena le echó un vistazo a los demás integrantes de la banda. Vestían de forma similar, pero sin exponer el pecho, pero solían usar el mismo tipo de chaqueta de cuero, a excepción del guitarrista, quien usaba una camiseta apretada con una calavera blanca estampada en éste.

Hubo un sonido de guitarra bastante profundo y pesado, lo que dio inicio al concierto. El vocalista anunció el nombre de la canción, la que se llamaba "despertando a la bestia", y se la dedicó a todos sus fanáticos. Y, con un rugido del público que sonó más como una aeronave despegando que como una masa de gente gritando, la canción comenzó.

—¿Y a esto le llaman música? —protestó Mina, llevándose las manos a los oídos, cosa que Rei y Lita imitaron. Amy, por otro lado, era la única que era capaz de apreciar la música que tocaba Achilles' Heel. Pese a que el sonido era agresivo y potente, las notas tenían sentido, y gozaban de un nivel de orquestación que otros géneros carecían. En ese momento, las influencias clásicas del heavy metal eran más que evidentes, sobre todo en los solos de guitarra y teclado, y cada vez que ambos eran combinados.

—¡Es horrible! —exclamó Lita, introduciendo los dedos en sus oídos—. ¡Pero el baterista es muy guapo!

—¿De qué hablas? —gritó Rei, indignada por el impacto auditivo que estaba recibiendo—. ¡El guitarrista es el más guapo de los cinco!

—¡Yo voto por el bajista! —intervino Mina, mirándolo fijamente.

Tanto Serena como Amy miraban el espectáculo en silencio, pero por razones distintas. Mientras Amy miraba con atención al tecladista, sin decir palabra alguna, Serena volvió a sentirse extraña cada vez que dirigía su atención a la banda en general. No sabía por qué le daba la impresión que conocía a esos hombres, pero estaba decidida a averiguarlo.


(162) La gente que es reconocida solamente lo es dentro del mundo al que pertenece y por hacer cosas que pertenezcan a tal mundo. Por ejemplo, un físico puede ser reconocido, pues solamente es conocido por la gente interesada en la física, mientras que otras personas podrían ni siquiera haber escuchado su nombre. Por otra parte, un famoso es alguien conocido por todos, independiente de los intereses de las personas que los siguen.

(163) En los tiempos de Tokio de Cristal, se comenzó a evitar el uso de papel como medio de comunicación. Todos los medios eran digitales, incluso los anuncios de eventos y otros. La idea era evitar la tala de árboles, para de ese modo, mantener el equilibrio natural.

(164) Quienes me conocen, saben que soy fanático del heavy metal. Tal vez no sea muy inteligente introducir elementos de mis aficiones en un universo claramente pensado para el público femenino, pero cada vez hay más fanáticas de este género musical, e incluso se las puede ver liderando grandes bandas actualmente. Eso de que el heavy metal era algo exclusivamente masculino ya no es más que un estereotipo, pues hombres y mujeres por igual pueden disfrutar de aquella música. Por eso decidí incluir a la banda en este fic, a modo de paralelismo con los Three Lights. Por cierto, Achilles' Heel, significa "Talón de Aquiles". En caso que exista una banda con ese nombre, aviso que este fic no usa nombres de bandas para propósitos comerciales, y les entrego los créditos correspondientes.

(165) Es difícil ver virtuosismo en el heavy metal, pero las influencias clásicas de aquel género musical son innegables. Los pioneros del género eran fanáticos de la música clásica oscura, como la de Wagner, cuyas orquestas poseían una cantidad increíble de bajos, muy similar a lo que se ve en un concierto de heavy metal actualmente. Muchos miembros de bandas, como guitarristas o bajistas, tienen amplios conocimientos de teoría e historia musical, y pueden hablar de octavas, bemoles, estacatos, arpegios, y otra terminología que un ídolo del pop actual podría no conocer.