Oro y Rubí (o las chicas del ED)

El cambio que las palabras de Draco causaron en Ginny fue gradual. Poco a poco fue notando como había dejado que su vida se hundiera. Era muy pronto, sólo siete meses después de la caída de Voldemort, pero la sonrisa sincera de Ginny al fin fue vista en Hogwarts. A su vez, Ginny trató de que Luna recuperara ese aire de extrañeza que tan única la hacía. Luna sintió que era su deber agradecer lo que su amiga hacía por ella así que volvió a algunas de sus extrañas costumbres, como los aretes de cebollas.
Cada vez que sentía que se desanimaba veía a Draco mirándola burlón, y su ira la hacía recuperar fuerzas. Le demostraría a ese chico rico que ella era fuerte, tanto o más que él o Luna. Fue entonces que se recibieron interesantes noticias. "Así que el profesor Lupin y la Aurora Nymphadora se casan…" dijo Colin Creevey con voz melosa. Ginny forzó una sonrisa. "Sí, mi madre está muy emocionada al respecto." "Me han invitado," agregó el muchacho. Luna alzó los ojos impaciente. "Sí lo sé," contestó Ginny. "Estaba pensando que se vería muy bien que fuéramos juntos como pareja." Ginny parpadeó. No podía creer que hacía unos años este joven hubiera vivido sólo adorando a Harry, y ahora era el que ahora trataba de coquetear con su novia. "Lo siento mucho, pero quedé con Neville que iría con él. Él era un amigo muy cercano de Harry, y estoy segura que hubiera querido que fuera con alguien de su confianza." Colin apretó los labios. "Como quieras, le preguntaré a alguien más." "Nos vemos allí," murmuró Luna.
"¿Puedes creerlo?" Luna movió la cabeza con exasperación. "La gente cambia demasiado." "Vas venir con nosotros a la boda¿no Luna?" dijo de pronto Ginny, pensando que tal vez Colin intentaría llevar a Luna ahora. "No, quedé con alguien para ir juntos." Luna miró el techo de pronto como si fuera fascinante. "¿Luna?" Su amiga la miró sonriendo. "Ginny, deberías llevar el anillo de Harry en el dedo, si es que realmente te sientes comprometida con él. Si no… no deberías llevarlo." Luna se dirigió a la sala común de Ravenclaw, mientras Ginny se quedaba pensando en sus palabras.
Era raro, pero desde hacia unas semanas ya no pensaba en Harry a cada segundo. ¿Estaría olvidándolo? Tomó el anillo de rubí y se lo puso en el dedo. "Soy la novia viuda de Harry Potter."

Ginny salió a caminar al lado del lago cuando vio a Draco sentado mirando el horizonte. Por un momento, el brillo de las hojas le hizo parecer que sus ojos eran verdes como los de Harry. Pero cuando volteó a verla la ilusión desapareció. "Otra vez nos encontramos. ¿Hay algún nuevo motivo para que discutamos?" Ginny negó con la cabeza y se sentó un poco lejos de él.
"¿Qué miras?" "El agua. Cuando estaba con el Señor Oscuro no se nos permitía salir de día. Cuando vengo aquí y veo el agua resplandeciendo me alegra haber tomado las decisiones que elegí." "¿Has recibido noticias de tus padres?" Draco sonrió. "Mi madre me escribe con frecuencia, pero mi padre se siente decepcionado de mí. Es una suerte que esté en cadena perpetua, porque sería capaz de venir a matarme." "No hablaras en serio." "No todos tienen una familia perfecta como tú." Ginny se ruborizó.
"Tu madre también me escribe bastante." Los ojos de la chica se desorbitaron. "¿Mamá¿Pero por qué…? No le habrás contado…" "¿Lo del hospital?" El terror se mostraba en los ojos de Ginny. "Nunca hablaría de eso, aunque ella haya sido la razón de mi intervención." "¿Cómo"
Draco miró al cielo. "La verdad es que poco me importa lo que te pase Weasley, pero tu madre no merece sufrir por tu culpa. Me alegra que después de que habláramos hayas decidido retomar tu forma de ser. Tu madre realmente se oye contenta." Algo en las palabras de Draco la hirió. Inconscientemente se había convencido que en su retorcida forma Draco se preocupaba por ella. Pero ahora estaba segura que no era así. La hacía enfurecer sólo para que su madre sea feliz.
"Es decir que todas nuestras peleas no te importaban, sólo querías que mi madre recuperara a su hija." "Algo así." Ginny se levantó. "Agradecería entonces que dejes de hablar conmigo. Ya volví a ser la Ginny de antes, obsesionada con Harry Potter pero una persona por mí misma." "Lo celebro. Debo irme. Me han dado permiso de salir esta semana para prepararme para la boda del Profesor Lupin." Ginny parpadeó. "¿Estás invitado?" "Claro que sí. Soy de la Orden."

Ginny llegó a su clase con un humor extraño. "¿Qué pasó?" "Malfoy que siempre sabe como molestarme." Luna dio una sonrisa extraña y miró al techo. "No dejes que te moleste tanto. Si sigues así, sólo pensarás en él. Y poco a poco, no podrás sacártelo de la cabeza." Ginny se sentó a su lado. "No digas tonterías. Yo tengo a alguien en la cabeza. Harry." Luna la miró atentamente. "Bueno… Hacía tiempo que no hablabas de él, esperaba que ya hubieras curado tus heridas." La pelirroja miró a Luna muy atentamente. "¿Por qué quieres que olvide a Harry, Luna?" Los ojos de la joven parpadearon. "No es eso. Sólo quiero que seas feliz"
Ginny iba a reaccionar cuando llegó McGonagall para empezar la clase.
La joven Weasley tomó sus cosas con violencia y empezó a marcharse. "Ginny, espérame," llamó Luna al ver que no parecía esperarla. Luna tuvo que correr para alcanzar a Ginny. "¿Qué pasa?" Ginny la miró impasible. "Nada. Sólo que no quiero seguir atormentándote con mis quejas." "No me atormentas…" Ginny bajó la mirada. "Yo sé lo que sentías por Harry." Luna no respondió. "Nunca dijiste nada, pero ahora eres más insufrible que antes." Luna empezó a sentirse mal. "Tengo que soportar que tú intentes cuidarme… ¿Por qué lo haces?" "Es lo único que me queda por hacer." Luna se volteó y se alejó. Ginny se sintió culpable, pero era demasiado orgullosa para ir a pedirle perdón.

Pasaron un par de semanas, en las que la joven Weasley se ensimismó. Iba a clase pero no participaba y se escondía a la hora de almuerzo. Luna había sido adoptada por los Creevey, que parecían locos de felicidad de tener a la ahora más bella miembro del Ejército de Dumbledore dentro de su círculo social.
Ginny fue recogida por Fleur y Bill dos días antes de la boda de Lupin. "¿Cómo estágs, Ginny?" preguntó Fleur con un acento más disimulado que de costumbre. Desde los trágicos eventos de ese verano, la cuñada de los Weasley había aprendido a tratar mejor a sus jóvenes parientes. "Bien," mintió Ginny algo cansada. Sus días después de discutir con Draco y Luna le habían hecho recordar la pérdida que sintió cuando perdió a Harry.
Las horas previas a la boda, fueron atareadas. Andrómeda Tonks, la madre de Nymphadora, tenía un talento especial para elegir los colores que más desentonaban con la decoración, así que Molly y Ginny se la pasaban atrás de ella para deshacer lo que decoraba. Ron y Hermione parecían ser los novios, ya que iban y venían revisando que todo estuviese listo. Remus estaba desaparecido, las malas lenguas decían que se la pasaba en el techo aullando a la Luna en un desesperado intento de superar sus nervios. En cambio, Tonks estaba en las nubes. Todo lo que le decían parecía olvidarlo dos segundos después y su rostro estaba iluminado por una tenue luz.
El día de la ceremonia, Ginny descubrió con placer que a diferencia de otras novias, que elijen horrendos colores para la ropa de sus damas de honor y así no ser opacadas por ellas, las túnicas de gala que había escogido Tonks era de un bonito color azul cielo. Ella y Hermione se encontraron en la entrada de la Madriguera. La ceremonia se llevaría a cabo en un pequeño pueblo de Inglaterra, cercano a la casa Weasley, para tratar de pasar desapercibidos de los curiosos. "Hermione, este color está precioso¿verdad?" Hermione asintió distraída, estaba segura que se le olvidaría algo antes de salir. "Relájate, Hermione. Tú no eres la novia." Su amiga la miró y sonrió. "Tienes razón. Debo dejar de tomármelo todo tan en serio." Neville llegó a recoger a Ginny poco después, y ambos se fueron mientras el resto de la familia Weasley bajó momentos después para dirigirse al lugar.
Cuando Ginny vio a Hermione llegar, Ginny notó que su amiga recordaba de pronto qué era lo que se había olvidado, pero ya no podía remediarlo, por el rostro que puso. Mientras esperaban en el altar que tocaran la marcha nupcial, vieron como iban llegando diferentes amigos del Ejército de Dumbledore y la Orden del Fénix. Neville estaba sentado en una de las filas delanteras hablando con Seamus, que había traído a Parvati Patil. Padma, que los acompañaba, parecía muy interesada en todo lo que Neville decía.
Colin Creevey llegó del brazo de Romilda Vane. Hermione hizo una mueca, mientras Ron la miraba con cierto terror. Dennis venía solo, ya que, según sus propias palabras, le sería fácil encontrar alguna chica desesperada por su compañía. Colin alzó una ceja mirando a Ginny, y ella lo ignoró. Sin embargo, fue incapaz de ignorar a la siguiente pareja. Con un paso majestuoso, Draco Malfoy y Luna Lovegood entraron a la sala. Ella, pese a su eterno gesto de incomprensión, se veía hermosa en su traje verde agua y daba bien con la túnica de gala de Draco. Ginny sintió algo muy extraño que la confundió y enfureció a la vez.
"¿Pasa algo?" murmuró Hermione la verla alterada. "No, nada." Dijo entre dientes. No hubo más conversación, ya que Remus apareció en el altar a la vez que la marcha nupcial empezaba. Nymphadora Tonks, la alegre metamorfa, traía el cabello castaño y algo ondulado. Remus la veía radiante, sin llegar a creer que él merecía esa felicidad. Pero Ginny Weasley no fue parte de esa alegría, ya que pasó toda la ceremonia tratando de leer los labios de Draco y Luna.
La recepción de la boda era tan lujosa como se podía esperar para dos héroes de la 2da Guerra. Sin embargo, para muchos sólo la visión de felicidad de Nymphadora y Remus era suficiente. Ginny en cambio no participaba de esta felicidad, y se encontraba parada contra la pared, con el ceño fruncido. No estaba segura de porque le molestaba tanto que Draco luciera tan bien bailando con Luna. La mayoría de personas tenían reparos en relacionarse con el último de los Malfoy, pero ninguno parecía recordarlo cuando lo envidiaban vendo a Luna bailar con él. La rubia se detuvo de pronto. "Estoy cansada," le dijo a Draco y ambos se sentaron en una mesa vacía. "Ginny, ven," llamó Luna, y la pelirroja se acercó haciendo una imperceptible mueca. "Que sorpresa que hayan venido juntos." Draco sonrió malévolamente. "Luna es una excelente acompañante." Luna miró a Ginny con los ojos inexpresivos. "Él me lo pidió muy amablemente, aunque creo que no soy la persona que más le interesa." Y diciendo estos, se levantó. "¿Viniste con Neville, no? Quiero hablar con él." Luna se alejó en dirección de Seamus, las gemelas Patil y Neville. Draco alzó una ceja. "No sé bien de lo que habla la mayor parte del tiempo, pero Luna es muy interesante. "Más interesante que una chica débil como yo," dijo entre dientes Ginny. Los ojos de Draco brillaron. "¿Acaso te importa?" Ginny se puso del color de su cabello y se fue violentamente.
Hermione alzó la vista y notó como Ginny desaparecía tras un jardín. Pero se sorprendió al ver salir a Draco en su búsqueda. "¿Mione?" llamó Ron y ella lo miró fingiendo tranquilidad. "¿Sí¿Qué pasa, Ron?" "¿Has visto a Ginny? Hace un rato estaba por aquí y de pronto la perdí de vista. Quiero que esté presente, porque tengo un anuncio que hacer." "Yo…" Hermione se quedó callada un momento. "No, aunque salió hace un rato por aquella puerta," dijo señalando una puerta en dirección contraria.
"¿Qué te sucede¿Por qué sales así del salón?" Ginny volteó desafiante a mirar a Draco. Sus ojos estaban brillantes, por lágrimas que luchaban por salir, pero habló con serenidad. "Disculpa si arruiné tu cita con Luna." "Difícilmente podría considerar esto una cita. Luna está enamorada de alguien más desde hace demasiado tiempo, y creo que nunca lo superará. Sin embargo, sabía que si la traía me divertiría y causaría alguna reacción en ti similar a la que ahora veo." Ginny se enfureció. "¿Y que te importa cómo reaccione yo¿Cuál es tu problema¿Por qué siempre tienes que estar alterándome?" La joven no lo había notado, pero al gritar esto último había acortado peligrosamente la distancia que la separaba de Draco. Él no pudo contenerse por más tiempo, al ver el rostro de la joven Weasley tan cerca de él. El rubio terminó de desaparecer la distancia entre sus labios y calló con un beso, los reproches de Ginny Weasley.