Epílogo (el inicio)

Ginny caminó hacia el altar al son de la marcha nupcial. Harry se encontraba al final del pasillo, y parecía estar deslumbrante. La emoción de la pelirroja aumentaba mientras llegaba al altar, dándole una graciosa mirada al novio de brillantes ojos verdes. Harry le sonrió y volteó a mirar de nuevo al pasillo. Esta vez entraba la novia. Luna se acercaba con un vestido color perla que la hacía resplandecer. Su padre, el excéntrico editor del Quibbler la llevaba con cuidado.
La otra dama de honor de Luna, Hermione, parecía no poder controlar a su pequeño hijo, que corría de un lado a otro. Por tanto, le dio a su marido una mirada de reproche, que él interpretó al instante. Ron tuvo que levantarse de su asiento para tomar al pequeño y pelirrojo Billy (Billius) y sentarlo a su lado. Draco le hizo muecas a su sobrino para tranquilizarlo y Ginny le sonrió. Draco sería un magnífico padre, murmuró para sí tocando su vientre con una mano, en la que mostraba su anillo de matrimonio. Más tarde ese día, le daría la noticia a su esposo. Ginny le dio una mirada a Harry y Luna, y supo que aunque no lo hubieran sabido desde que se conocieron, serían muy felices. Harry, un reputado Auror, cuyo compañero inseparable era su hermano Ron. La maternal Hermione trabajaba en San Mungo como una eficiente medimaga. Luna había empezado a publicar novelas de conspiración. Draco trabajaba como negociador en el Ministerio, nadie podía negar su habilidad para hablar y su astucia. Y ella, trabaja allí también, pero en Relaciones Muggles. Ella aseguraba que no había elegido esa carrera para vengarse de su suegro de alguna forma, aunque ese pensamiento no rondaba muy lejos de su cabeza. Ginny tenía su vida por delante a pesar de haber recorrido ya mucho, y superado muchos problemas. Cuando sentía esa vida que crecía dentro de ella, supo que este era sólo el inicio.

FIN