Cáp. 6

Uno a uno los integrantes de aquel numeroso grupo pasaron al enorme lugar, las maletas fueron llevadas a las habitaciones correspondientes. El anfitrión empezó a dar algunas instrucciones que junto con el mayor de los Motuo había arreglado para que todo saliera bien y no hubiesen contratiempos, él por su parte no hacía más que ver de reojo a la castaña de la cual no conseguía palabra alguna… Demonios, no se aparta de ella… pensó viendo como el pelirrojo conversaba amenamente con la chica.

Por otra parte, Tea, quien estaba observando la escena actuó rápidamente en un intento de que el antes mujeriego la notara, no como un fastidio ni como una amiga – lo de fastidio digo yo que ya muchos lo saben- sino como la mujer que ya era, los celos se le subían a la cabeza cada vez que le buscaba conversación y él solo asentía tratando de localizar con la mirada, a la que ahora, se había convertido en su rival.

Yugi rió un poco ante el comentario de la chica de ojos azules, quien enrojeció de la rabia, pues, tal parece que sus sospechas eran más que ciertas. Esos dos aparentaban no tener nada pero muy en sus adentros hasta lo inimaginable ocurría, una mano en su hombro la despertó de aquellos agrios pensamientos.

-Vamos que te pasa, hasta ahora llevamos una hora aquí y ya estás brava… ¿que acaso alguien te cayó en tus charlas sobre la amistad?-

-No es eso Joey…es solo que creo que hay algo entre Yami y esa chica…Mimi…-

-¿Tú crees?-

-Si… por eso Joey…necesito pedirte un favor…-

-¿Favor?...-

-Si…tú sabes pregúntale a Yami que siente por esa…-

-No crees que estás exagerando…-

-¡¡Jamás!-

-Está bien lo haré…-suspiró- pero esto no me va a gustar….- fue lo último que dijo el rubio antes de estrechar la mano con la celosa.

Sus pasos eran lentos, casi imperceptibles- diría yo- pero al salir de la habitación la chica lo vio, le dedicó una pequeña sonrisa y antes de continuar él le pidió conversar un poco, ante lo cual la chica no se negó. La llevó a un salón que muy pocos conocían- para serles franca- era el lugar donde el gran Pegasus guardaba con recelo las cosas de su amada, difunta, esposa.

-Y bien que es lo que te pasa ahora…- dijo la chica apoyándose en el ventanal-

-Pues es eso lo que yo ansiaba preguntarte…- viendo como el cabello de ella se mecía juguetonamente con el viento

-A mi no me pasa nada…-

-Ya veo…y que es lo que sientes por él…tu sabes el chico que se la pasa contigo-

-¿Ichiro?...él solo es mi amigo… más nada…- viéndolo

-Si...pero por lo que se ve él quiere ser algo más que un amigo para ti…-lo chica lo miró asombrada esas últimas palabras tenían cierto enojo…tanto que hasta juraría que eran celos…pero él…¡¡celoso!

-¿Estás celoso?- acercándose un poco y viéndolo a los ojos

-Como crees… ¿celoso?...de ti… ¡jamás!- en un tono no muy convincente

-Entonces mi querido Yami te dejo…Ichiro me invitó a caminar…- dijo mientras se acercaba a las escaleras

-Espera…- tomándola de la mano haciendo que se volteara

-¿Qué pasa?...-

-Es solo que…- la distancia entre ambos era muy pequeña, después de tantos besos robados, dados, demostrados…aún se sentía nervioso ante ella…- no quiero…- fue interrumpido pues sintió como sus labios eran presionados débilmente y unos brazos se cruzaban detrás de su cabeza haciendo acercarse más.

Rió un poco y correspondió, ahora sus manos paseaban por la delgada figura frente a su persona, como es de esperarse la falta de aire se hizo esperar haciendo que ambos se separaran, un pequeño ruido salio de sus labios al sentir el distanciamiento, ella rió un poco y lo volvió a besar solo que mas dulcemente

-Entonces…eso que quiere decir…- con la frente apoyada en la de la chica

-Lo que tú quieras que signifique…- perdiéndose en los ojos violáceos que el hombre poseía, ahora sus manos estaban en la pecho del chico que aun con la camisa que llevaba hacía notar lo bien formado que estaba

-Si es así…- dijo susurrándole- significa que eres solo para mí…-

Se separó de él y empezó a bajar las escaleras dejando un –Si eso es lo que quieres- resonar en sus oídos mientras que en sus labios se dibujadaza una pícara sonrisa al ver desaparecer la figura de la chica. Bajó después de un rato y se encontró con el rubio. Empezaron a caminar en dirección a la playa, pues ahí, pensaban hablar.

-Te acuerdas de este lugar…- dijo tomando asiento en uno de los leños

-Como olvidarlo, fue aquí cuando conocimos por primeras vez a Mako Tsunami…- suspiró- después de eso si mal no recuerdo él se hizo amigo de nosotros…tras la pelea que tuvieron él y tu en ciudad batallas desapareció…- hizo una breve pausa- Yugi me comentó que durante uno de sus viajes se fue en un crucero junto con Rebecca y unos amigos. Al hacer parada en una de las islas se encontraron con él…se casó y también encontró a su padre cosa que al parecer era lo que tanta falta le hacía…también se dedica a la pesca y tiene un restaurante donde vende todo tipo de platos que tenga que ver con pescados, es más me atrevo a decir que ese puesto ha de ser el más famoso de todos-

-Ni que lo digas, vaya que sabía cocinar…los pescados le quedaban deliciosos, es más se me hace agua la boca en solo pensarlo…- el rubio miró distante a su amigo y decidió poner un poco de sabor a la conversación- y tú que me dices…

-¿A que te refieres?- preguntó viendo al rubio

-Tú sabes a la amiga de Yugi…Mimi… que hay entre tú y ella

-Ni yo mismo lo sé…- suspirando con resignación- verás la he besado, he jugado con ella…

-¿Jugado?-

-Si sabes muy bien que lo mió son las apuestas...

-Ya entendí

-He reído…inclusive te acuerdas de Sakura…-

-Si

-Cuando lleve a Mimi a caminar un rato nos encontramos con la abuela de Sakura y la señora nos persiguió por casi dos cuadras diciéndome de todo un poco

-Vaya, por fin alguien te dice algo-

-Gracias amigo…-

-No hay de que…- dijo sonriendo

-En fin Joey lo que siento por esa chica es más de lo que te puedes imaginar-

-Vaya…-

La conversación se vio interrumpida por la chica de cabellos castaños y ojos azules, quien no dudó en abrazar al tricolor. El rubio captó la mirada de ella y para su pobre conciencia entendió que le debía notificar todo… ¿todo? Por fin se fueron los dos y dejaron el camino libre al chico para buscar a la ojiverde. Por otra parte.

-Dime ahora que es lo él siente por ella-

-….-

-Dime- insistió

-¿Qué vas a hacer con lo que te diga?-

-Pues eso lo veré en ese momento-

-Si tanto deseas saber solo diré que pierdes tu tiempo- después de esto se alejó lo más posible de ella

La rubia se acostó un rato en la cama de su habitación, en su cabeza los sentimientos de ansias, emoción y nervios se mezclaban continuamente haciéndose a la idea de estar frente al altar dando el "Si Acepto" al hombre con el que deseaba pasar el resto de sus días. Se quitó los lentes y los puso en una mesita cerca de su cama, suspiró y cerró un momento los ojos, por más que intentaba dormir no podía, se sentó y decidió que tal vez un baño le levantaría los ánimos. La puerta se abrió y dejo pasar a la amiga de la chica quien en esos momentos lo menos que quería hacer era saber algo de sus amigos...mucho menos de Ichiro.

-¿Y ahora que te pasa?- preguntó la chica tirándose a la cama quedando al lado de su amiga

-No lo sé…quiero que llegue ya el día de la boda…pero a la vez no quiero…-suspiró

-No te preocupes… ¡Vamos Yugi y tú se aman más de lo que cualquiera de nosotros se imagina! ¿o no?-

-¡Claro que lo amo!-

-Entonces eso es más que suficiente…- dijo la castaña sonriendo

-Haz hablado con Yugi ¿verdad?- dijo la chica

-¿Por qué?-

-Mimi…Yugi siempre me dice lo mismo…-

-Entonces ya quédate tranquila…-

La castaña se paró de la cama y caminó a la ventana, la chica no perdía de vista cada movimiento de su amiga hasta que por fin preguntó

-¿Y a ti que te pasa?-

-Es solo que… ¡Vamos Rebecca de cuando acá a mi me gusta alguien a quien conozco solo un poco!

-Desde que Yami apareció- dijo la rubia entrando al baño.

-¡Estás conciente de que él me esta volviendo loca!-

-¡A que te refieres!- las amigas conversaron un rato, antes de que la castaña se fuera.

Rieron un rato, al menos ella, aunque todos dijeran lo contrario, aquel hombre de cabellos castaños y ojos azules le hacia muy feliz, su rostro aunque se mostrase siempre serio ante ella se ablandaba. Esa era la razón por la cual él tanto la amaba, ella era la única persona que lo había visto como una persona, no como el empresario amargado que era frente a los amigos de su hermano.

-Seto…-

-Si…-

-Me haces cosquillas…- la mujer de cabellos plateados se estremecía con cada contacto que su esposo le brindaba en su vientre. Sonó una leve sonrisa por parte del hombre, quien se detuvo para luego besar la cabeza de la persona que tenía en sus brazos.- Sabes no espero el momento por tenerlo ya en mis brazos…- dijo tocando su vientre tímidamente

-Cuando ese momento llegué tendré que tomar un buen tiempo libre para ayudarte….-

-¡No señor, usted continua con lo suyo que tengo ayuda de sobre en la casa, con tanta gente a mi alrededor y con Max y Mokuba a mi lado dudo mucho cansarme-

-¿Max?-

-Por supuesto- dijo sonriente

-El Max que me cuidó de pequeño...con todo respeto pero él ya es un abuelo-

-Abuelo o no Seto él siempre ha velado por todos nosotros y dudo mucho que tú primogénito sea la excepción...- dijo sonriente ante lo cual su esposo asintió y sonrió.

ESTUVO caminando un largo rato por la isla, paseando no solo en cuerpo sino también en mente todos los escenarios que allí se mostraban, parecía mentira que todo había empezado ahí, fue ahí donde conoció a varios de sus amigos y ni hablar que de regreso de ese lugar había topado con la mujer o mejor dicho chica con la que nunca imaginó llegar tan lejos. Se sentó en una banca que encontró; su cabello era mecido lentamente por el cálido viento que pasaba, mientras que por su parte su rostro mostraba cierta molestia. Pensó un momento en todo, en su noviazgo casi convertido en matrimonio, en los felices Kaiba...¡¡eso si que le había sorprendido, al enterarse que esos dos se iban a casar fue motivo de sobra para formar fiesta y pues con el espíritu bochinchero de su hermano mayor no estuvo de más el reventón. De ahí seguían los viajes con la rubia, el paso de chica normal y modelo famosa de su amiga Tea, la transformación de Joey...otra cosa que le sorprendió al principio fue la carrera escogida por el mismo...pero quien lo diría ser médico era lo suyo, tanto él como Mimi se llevaban muy bien a pesar de conocerse tan poco, además de colegas se estaban haciendo amigos...¡¡dos medicinas distintas juntándose! Los conocimientos del japonés más los de chica influenciada por Europa no traerían más que buenas a la cosa.

Pues bueno daba en el clavo, el enamoramiento que Ichiro le mostraba a la castaña estaba de más para él y sus amigos, era más que obvio que se moría por ella, no obstante la mujer solo le quería como amigo. Izi era arquitecto en Italia junto con Satoru su hermano mayor que era dueño de una constructora hacían- si así puede decirse- un equipo indestructible, después le seguía Nai la seria del grupo, su profesión no era otra que la de ingeniero civil, y valla que era buena en su profesión...¡¡la mejor de todos los Franceses a su parecer! Y pues para terminar la castaña que se había convertido en el prospecto de mujer perfecta para su hermano.

Vamos a ver tiene buen cuerpo, tremenda personalidad y para colmo ¡¡había hecho que su hermano cambiara! De todo eso era lo que él mismo Yugi Motuo no podía creer. Al principio la joven pediatra se presentó ante él como alguien molesto, no obstante con forme la conoció se dio cuenta de la agradable que era, Rebecca le había dicho desde un principio que ella era sumamente alegre por lo que tenía a juro que ver para creer- pues ante él no era así- después de un mes en España como por arte de magia se hicieron amigos y pues inclusive se hizo amigo de Ichiro, el abogado enamorado. Ahí empezó todo, para completar el caso él mismo se había dado cuenta de las insinuaciones que su hermano le lanzaba a la mujer de cabellos castaños al recogerla del aeropuerto; fue cosa eléctrica lo que entre esos dos se consumaba.

Besos, caricias, risas inclusive lluvia de insultos, todo eso en menos de una semana; para la segunda- cerca ya de su boda- los dos se llevaban de maravilla. Le maravillaba ver a esos dos atraerse, gustarse, quererse más con forme los días pasaban y ahora con el abogado de por medio el ingeniero industrial en el que se había convertido Yami, no perdería el tiempo en tonterías. Si bien conocía a su hermano sabia a la perfección que cuando este quería algo lo obtenía como diese lugar y valla que quería a la mujer así que no preocupaba mucho en ese sentido. Era más su angustia hacia la bailarina-modelo quien amaba con fervor al mayor de ellos desde muy pequeños y quien por más que quisiera no sería correspondida- quizás- ¡¡jamás!.

Una cálida mano hizo que se despertara y volviera la realidad, al voltear se topó con los ojos violáceos de la mujer cuyo cuerpo y personalidad se había robado el corazón de Joey Wheeler. Sonrieron y luego se sentó junto a él.

-Con que te casas primero que el campeón ¿ah?- dijo con su típico tono de voz.

-Pues si lo pones de esa manera bien podría ser, todavía ahí cosas que se deben arreglar y Dios mediante para dentro de dos días tendré a Rebecca...-

-Durmiendo a tu lado- le cortó la mujer de descotada blusa mirándolo con picardía.

-¡¡Oye!- se apresuró a decir antes de que ella continuara con un rubor rojizo en sus mejillas.

-Vamos sabes muy bien que es la verdad- le sonrió

-Como sea- trató de cambiar el tema- que pasará entre Joey y tú

-No lo sé, solo te digo algo, la última vez que lo vi el chico no dijo ni una sola palabra y mucho más me dejo perpleja con el beso que me dio al final de ciudad batalla, por tanto esta vez vengo con la idea de terminar todo-

-O de iniciar algo...- le completó

-Pues podría ser...-

TOMÓ un sorbo de vino, es más tenía tiempo guardándolo, pero ahora que se presentaba la ocasión aprovechaba, ahí el creador o mejor dicho el encargado de revivir el juego de las sombras disfrutaba silenciosamente la compañía de los que una vez pelearon en su contra. Ahora que se ponía a ver las cosas... ¡¡Valla que todo había cambiado!... nunca esperó ver el día en que tanto Kaiba como Yami y los demás lo viesen con ojos amistosos en vez de rencorosos. Se volteó a ver el cuadro más hermoso de su amada esposa, sus ojos brillaron intensamente y después de un rato terminó de un golpe el líquido de su copa.

Sus ojos verdosos mostraban emoción mientras que sus manos temblaban, ante ella un manojo de rosas rojas y chocolates de dejaban ver, su novio, un ladrón milenario no resultaba ser tan malhumorado como su hermano y amigos solían decir. Pensó para sí la chica operada de la vista que esta boda les traería más sorpresas que cualquier otra, cerró sus ojos y sonrió...¡¡Esta sería una boda que nunca se iba a olvidar!