No podía resistirme, así que aquí tienen un nuevo fic de Get Backers que espero les guste. Porque¿qué es de este magnifico par si no tienen aventuras peligrosas?
Sumario: Los Get Backers deben de recuperar al ángel perdido antes de que sea demasiado tarde. Pero¿qué tiene que ver una chica con cultos satánicos¿Qué o quienes más estarán metidos en este catástrofe de la fe?
Advertencia: Este fic no fue escrito para criticar o engrandecer la religión o creencias de nadie.
Disclaimer: Get Backers no me pertenece, así que no me demanden. En serio, no se llevarán nada útil.
El sonido de pasos que iban de aquí para allá sobre el viejo piso de madera de la habitación era la única fuente de sonido. A través de la ventana se podía apreciar un cielo oscuro y estrellado, las luces de los bares y discotecas de la ciudad titilaban alegremente, invitando a las personas a entrar y pasar un buen rato. Los pasos se detuvieron en un rincón sombrío; la figura era alta y vestía de colores oscuros. Aquella persona buscó por unos momentos algo en sus bolsillos y luego de un rato sacó una caja de cigarrillos y un encendedor.
Al intentarlo dos veces, la tenue luz que provenía de la diminuta llama reveló, a medias, el rostro afilado de una mujer. Encendió su cigarro y lo colocó en sus labios para más tarde retirarlo y exhalar una gran bocanada de humo. Miró su reloj con impaciencia, se notaba enojada y por eso trataba de distraerse con el placer que le producía la nicotina. Aunque en estos momentos, aquello era inútil.
La puerta de la habitación se abrió y entró otra figura que cargaba algo grande sobre su hombro.
"Ya era hora." Espetó la mujer y tiró la mitad de su cigarro al suelo.
"Querida, esto es un arte y a los artistas no se les apresura." Respondió la otra figura mientras dejaba en el suelo el saco que cargaba.
"Por lo que veo la misión fue bastante fácil¿por qué te tardaste tanto?"
La otra figura se encogió de hombros. "Tenía ganas."
La mujer giró sus ojos, aunque por la oscuridad su acción pasó desapercibida por su acompañante. "Tu pago te será enviado." Dijo la mujer, mirando el saco en el suelo. "Nuestro Señor está muy agradecido."
1. Misión El Ángel Perdido:
"Ban, te dije que tomaras la otra ruta. Esta siempre tiene tráfico porque por aquí cerca queda una escuela."
"Maldición, no tienes por qué repetírmelo, Ginji."
Dos muchachos bastante acalorados y muy enojados se encontraban atascados en medio de un horrendo tráfico. Los Get Backers habían salido, como siempre, a promocionar su servicio de rescate. Y como siempre, no habían obtenido clientes potenciales. El castaño apretaba con fuerzas el volante, tratando de no estallar dentro de su amado automóvil; el oficial de tránsito en turno le llamó la atención dos veces por tocar tanto la bocina y le advirtió que si lo hacia una tercera vez, le quitaría el carro ahí mismo.
El aire acondicionado del pequeño auto se había averiado y eso hacia que la situación fuera mucho más insoportable.
"Ban, Ban… ¿qué vamos a hacer? Tengo mucho calor." Decía Ginji que estaba completamente sudado y luciendo como alguien que se iba a desmayar por la deshidratación. "Debimos aceptar la invitación de Madoka y quedarnos en su casa a pasar la tarde."
"¡Te dije que no iba a pasar la tarde con el maldito Chico Mono¡Como si no tuviera suficiente que ese cretino viva mucho mejor que yo y ni siquiera levanta un dedo!"
"Eso fue porque se consiguió una novia rica." Suspiró el rubio, derrotado.
Si antes estaba enojado, ahora había pasado de esa categoría. Decidiendo que lo mejor era mandar la advertencia del oficial del demonio, Ban Midou ejecutó los cambios de su auto, se subió a la acera y, mostrándole una hermosa seña con la mano al policía, salió rápidamente del embotellamiento.
Unos minutos más tarde llegaron al Honky Tonk. Ambos entraron como perros por su casa y se sentaron en el mostrador. "Natsumi, dame una soda fría." Ordenó el castaño.
"A mí dame un vaso de agua con hielo." Dijo su compañero.
Paul, que como es de costumbre, estaba detrás de su gran periódico, lo bajó un poco y miró a la joven camarera. "No les des nada, todavía no me pagan nada de lo que me deben."
"No se preocupe Jefe, la soda y el agua van por mi cuenta." Respondió la joven, guiñándoles un ojo a los muchachos. Ban y Ginji le sonrieron en señal de agradecimiento y Paul simplemente sacudió su cabeza mientras volvía a reincorporar su periódico. El ruido de unas finas campanillas comunicó que el establecimiento tenía nuevas visitas; no era nada más y nada menos que la negociadora Hevn, luciendo su seductora y casi descubierta figura. "Buenos días, chicos. Vaya, lucen como si la estuvieran pasando bien mal." Los saludó, intentando sonar casual y sonriendo alegremente.
Ginji le devolvió la sonrisa, pero Ban ni siquiera se molestó en dirigirle la mirada.
"Paul, estoy de prisa, un cliente me espera. ¿Podrías poner mi café para llevar?" Dijo la despampanante rubia mientras se acercaba al mostrador y levantaba su cartera.
"Para los clientes que pagan, no hay problema." Le respondió el dueño y se puso manos a la obra. Natsumi les entregó a los muchachos el vaso de agua con hielo y la soda que habían ordenado. "Ojala que todo salga bien con su nuevo cliente, señorita Hevn."
Hevn volvió a sonreír. "Es un cliente muy adinerado; además, contraté a la persona perfecta para el trabajo. Por cierto Natsumi¿te gustaría ir de compras conmigo este fin de semana? Hay unas tiendas en el nuevo centro comercial que me muero por visitar."
"Bueno, todo depende si el Jefe puede darme el día libre…" Contestó la joven camarera, dirigiéndole una mirada de reojo a Paul.
"¿Por qué no? Haz trabajado mucho y mereces un día libre. Aquí tienes tu café." Paul puso el café frente a Hevn y ésta le entregó el pago inmediatamente.
"Muchas gracias. Nos vemos." Dijo mientras abría la puerta. "Hasta luego, chicos." Por lo general Hevn siempre era simpática con todos, pero en esta ocasión no se podía evitar notar que cada sonrisa que le dirigía a los Get Backers no era precisamente agradable o de buenos amigos.
"¿Cuándo pretenden disculparse con ella?" Preguntó el hombre de lentes cuando Hevn había salido del establecimiento y encendía el motor de su auto deportivo.
"¡Nunca¡No quiero volver a trabajar con esa maldita arpía!" Vociferó Ban, golpeando violentamente el mostrador. "¿Quién se cree que es¿Cómo se le ocurre dividir las ganancias 60-40, sabiendo muy bien que siempre nos conseguía trabajos peligrosos y éramos nosotros los que nos arriesgábamos¡Pero ya no más¡El Gran Ban Midou pudo ver a través de su vil jugarreta!"
"Vamos Ban, ya cálmate."
Paul emitió un bufido. "Según tú, se la quitaron de encima, pero ya no tienen trabajos."
"Nos ira bien sin ella, tenemos clientes potenciales. Es más, uno de ellos quizás venga esta tarde." Mintió Ban, tratando de salvar su orgullo.
Las campanillas del Honky Tonk volvieron a sonar y por la puerta entró un joven adolescente de cabellos marrones y ojos del mismo color. Su rostro se notaba pálido y se veía muy azorado. Natsumi salió de detrás del mostrador y le dio la bienvenida como es debido. "Buenas tardes, bienvenido al Honky Tonk. Mi nombre es Natsumi¿puedo servirle en algo?"
El muchacho levantó la mirada y luego la apartó rápidamente. "Eh… bueno… mm… me gustaría un… un vaso de agua… por favor."
La camarera le sonrió amablemente y le mostró el camino a una mesa para que se pusiera cómodo. El chico tomó asiento; por algún motivo estaba muy nervioso y no podía dejar mirar a todos lados, era como si esperara que algo de la nada apareciera y lo atacara.
Al poco rato la chica de cabellos negros volvió con el vaso de agua y lo colocó frente al chico. "Aquí tienes¿deseas algo más?" El chico negó en respuesta y se tomó un trago largo del líquido. Sus ojos se dirigieron hacia el mostrador y vio que los presentes: la camarera, dos muchachos y quien parecía ser el dueño del lugar, hablaban placidamente entre ellos. O al menos tres de ellos lo hacían y el castaño simplemente era enojón por naturaleza.
"¡El servicio de los Get Backers saldrá adelante sin ella, ya lo verán!" Anunció Ban y comenzó a reír estrepitosamente.
El chico que estaba sentado en el rincón se puso rápidamente de pie, con los ojos bien abiertos. Su acción había provocado que la mesa se moviera y el vaso de agua cayera al suelo y se hiciera añicos. Todos permanecieron en silencio por varios minutos.
"¿Ustedes… ustedes son… los Get Backers?" El joven vio que tanto el castaño como el rubio asintieron algo confundidos.
Paul frunció el entrecejo, tenía el presentimiento que algo no andaba bien con aquel muchacho.
El muchacho se arrojó al suelo y pegó su frente al piso. "¡Por favor¡Se los suplico¡Tienen que ayudarme!" Su voz se escuchaba ahogada. Natsumi sintió mucha pena por él y se le acercó para ayudarlo a ponerse nuevamente de pie.
Ya sentados en la mesa y con tres vasos de té frío enfrente, Ban notó que el chico era un manojo de nervios.
"¿En qué podemos ayudarte?" Preguntó amablemente Ginji.
"Mi… mi nombre es… Akutawa Hiro." Dijo y luego de una pausa bastante larga, prosiguió. "Necesito que… quiero que… recuperen a mi ángel."
Los Get Backers compartieron una mirada de confusión. "¿Tu ángel¿Te refieres a una muñeca o una figurilla de plástico?" Inquirió el hombre del Jagan.
Hiro negó con fuerza, su cara se veía cada vez más triste. "No… quiero que recuperen a Mana." Explicó y sacó una fotografía de su bolsillo. Ginji la tomó y vio en ella a un Hiro muy serio pero a la vez muy sonrojado al lado de una chica de su misma edad, de cabello castaño rojizo y que le llegaba por los hombros. El rubio examinó detenidamente a la chica, sentía que ya la había visto en alguna parte.
"¿Tu novia?" Preguntó el castaño, tomando la situación el serio.
Hiro volvió a negar. "No, ella es mi ángel."
"¿Qué sucedió, Hiro?" Cuestionó Ginji, separando su mirada por primera vez de la foto desde que se la habían dado.
Los ojos del muchacho se llenaron de lágrimas, pero él no dejó que fluyeran. "No lo sé, hace dos noches desapareció de su casa. Nadie la ha vuelto a ver…"
Paul decidió que era el momento de meterse en la conversación. "¿Llamaron a la policía?"
El muchacho negó por tercera vez. "Ella es… ella es una chica muy gentil. Pueden creer en mí cuando les digo que no tiene enemigos. Además, no es rica y no hay razón para secuestrarla. Por favor, no tengo mucho dinero, pero prometo hacer todo lo que me pidan. Sólo encuéntrenla y tráiganla a salvo."
Ginji le tomó lastima al chico y estaba dispuesto a ayudarlo aunque sea de gratis, pero debía prepararse para convencer a Ban para que también cooperara. Cuando miró a su compañero, notó que el rostro del castaño lucía pensativo. "Aceptamos el trabajo." Todos los presentes se sorprendieron que el dueño del Jagan hubiera aceptado un trabajo sin ni siquiera pensar en la paga. Debía de estar enfermo.
"¿En… en serio?"
"Mira chico, cuando Ban Midou dice que hará algo, lo hace. No me hagas arrepentirme de mí decisión."
Ginji le dirigió una sonrisa a su compañero, al parecer podía ser gentil y comprensivo de vez en cuando. "Bien Hiro, vamos a necesitar que nos informes sobre algunas cosas. Prometemos traer a Mana sana y salva."
El joven mostró una sonrisa de alivio por primera vez. "Pueden preguntar todo lo que quieran."
Los recuperadores le hicieron todo tipo de preguntas al muchacho acerca de la chica desaparecida. Fue criada por un sacerdote católico en un vecindario de clase media en el centro de Shinjuku. Hacía trabajos para la iglesia y por lo general era una buena persona. En efecto, no existían motivos para que la secuestraran. Al menos, motivos aparentes.
Ya muy entrada la noche el muchacho se marchó. Paul y Natsumi estaban limpiando el establecimiento porque era la hora de cerrar. Inconscientemente, Ginji tomó la foto de la chica una vez más y la analizó, su rostro le era conocido.
Un coscorrón en la cabeza de parte de Ban le hizo despertar.
"¿Qué tanto miras, cabeza hueca?"
"¡Ouch¡Baaaan¿Por qué me pegas?"
"Es que pareces idiota viendo esa foto."
El rubio liberó un largo suspiro y muy serio, comentó. "Es que siento que no es la primera vez que la veo."
El castaño había encendido otro cigarrillo y lo colocó en sus labios. "Quizás la viste caminando por las calles un día. ¿Quién sabe?"
"Podría ser… Oye¿vamos a comenzar la búsqueda esta noche?" Inquirió Ginji.
"Claro que sí, idiota. ¡Oye, Paul!"
El susodicho levantó la mirada. "¿Qué quieres?"
"Necesito que me hagas un favor." Dijo Ban.
Ban se acercó al mostrador y le susurró unas cuantas cosas al dueño del Honky Tonk. Este puso una cara muy seria y a todo lo que el castaño decía, Paul asentía. Finalmente, la hora de cerrar llegó; Ban y Ginji se ofrecieron para darle un aventón a Natsumi ya que se había hecho muy tarde.
Los muchachos dejaron a la joven camarera justo frente a su casa. Ambos se despidieron amablemente de la chica y continuaron su camino.
"¿Adónde vamos ahora, Ban?" Preguntó Ginji a su compañero cuando este no tomó el camino acostumbrado al estacionamiento baldío donde dormían.
"Vamos a observar."
"¿A observar¿A quién?"
"Sí serás tonto. Vamos a la casa de la chica a observar la situación."
Al poco tiempo los dos rescatadores se estacionaron en frente de una casa pequeña y que estaba al lado de una capilla. La casa estaba hecha de cemento y la capilla de madera, a simple vista se apreciaba que fue hecha por un novato. De la casa salió un hombre de mediana edad, rondaba los 60 y tantos, estaba vestido con una sotana y tenía un parche en el ojo izquierdo. Cuando vio el auto de los Get Backers, se detuvo en la entrada.
"Buenas noches." Dijo el hombre. El tono que utilizó esperaba una respuesta.
Ban y Ginji salieron del auto y se aproximaron al hombre.
"Buenas noches, señor…"
"Padre."
"Bien, 'Padre'. Hemos venido porque tenemos unas cuantas preguntas que hacerle."
"Claro, hijo mío. Estoy para ayudarte. Esa la misión que me asignó Dios."
"Ehh, sí, como sea." Respondió Ban.
"¿Conoce a esta chica?" Pregunto el rubio y le mostró la fotografía al sacerdote.
El hombre dudó por unos minutos antes de responder. "Sí, por supuesto. Se llama Mana Kurogane. Le agrada venir a misa y me ayuda con algunos asuntos."
"¿Cuándo fue la última vez que la vio?" Agregó Ban.
"Hace dos días."
"¿Sabía usted que está desaparecida?"
El hombre respondió mecánicamente. "No."
"Que raro." Comentó Ginji. "Según lo que nos han dicho, ella vivía en esta dirección."
El sacerdote dejó escapar una carcajada un tanto falsa. "No, no. Ella viene muy a menudo, pero no vive aquí. La única persona que habita en esta humilde casa soy yo."
"Ya veo." Murmuró Ban. "Entonces nosotros nos marchamos. Disculpe las molestias." Y dio media vuelta hacia su auto.
Ginji hizo un ademán de despedida y siguió a su compañero. El sacerdote los miró detenidamente y luego dijo en un tono muy honesto. "Que Dios los bendiga y los ayude en su misión." Y luego agregó para sí. "Esa niña los necesita."
Los chicos se marcharon rápidamente del vecindario.
"No confío en lo que nos dijo ese hombre. Nos está mintiendo. Mañana volveremos para seguir investigando." Dijo el castaño, Ginji asintió.
El sacerdote cerró la puerta y dejo escapar un suspiro. ¿Quién habrá enviado a esos dos? Los que menos necesitaba era que el mismísimo Emperador Relámpago se enterara de esta catástrofe. No, él no era capaz de poner al señor Ginji en peligro. Aunque significara sacrificar una vida inocente. "Espero que Dios tenga piedad de mi alma." El sacerdote hizo la señal de la cruz.
"¿Por qué no les dijiste? Ban y Ginji pueden ayudarlos."
El hombre negó con tristeza. "No puedo meterlos en esto María. Es muy arriesgado."
Una mujer de cabello castaño y ataviada en un simple vestido verde esmeralda lo miró con enojo y tristeza a la vez. "No puedo creerlo. Después de que te esforzaste tanto, después de prometérselo a Gen¿ahora le vas a fallar?"
El hombre sacudió la cabeza, en señal de derrotado. Ya muchas personas le habían preguntado acerca del paradero de la muchacha. La falta de su presencia activaba la curiosidad de muchos creyentes. El sacerdote se vio obligado a mentir.
"Ya debo irme." Comunicó María y se colocó su abrigo. "Quizás vuelva mañana. Por favor, descansa." Se acercó al hombre y lo abrazó con fuerza. "Rezare para que las cosas mejoren."
"Espero que Dios escuche tus palabras, hija mía." Le dijo el sacerdote.
La puerta se cerró detrás de ella. El viento frío de la calle le revolvió un poco el cabello. El sonido de sus pasos compensaba la solitaria oscuridad que la rodeaba, pero ahora mismo no le importaba, ahora estaba sumergida en sus pensamientos. 'Quizás deba comunicarme con Ban y darle una mano con esto. Porque la verdad es… que esto es más serio de lo que se ve a simple vista.' Luego, la oscuridad cubrió por completo su presencia y su figura.
De camino al local baldío, el celular de Ban comenzó a sonar. Aminorando la velocidad para estacionarse cerca de la acera, el castaño contestó la llamada.
"Bastante tiempo que te tomó."
"No olvides que te estoy haciendo un favor, y gratis." Le devolvió la voz de Paul desde el otro lado.
"¿Encontraste algo?" Le preguntó mientras ponía el celular a una distancia en que Ginji y él pudieran escuchar.
"Sí. Últimamente se han cometido secuestros, no sólo de jóvenes, sino de personas de todas las edades, para luego aparecer muertas en las afueras de la ciudad. Se cree que son actos de cultos satánicos, pero la policía aún no tiene pistas concretas."
"¿Así que estamos tratando con cultos satánicos?" Preguntó el rubio.
"Podría ser. Encontré algo más; parece que mañana en la madrugada estarán transportando algo muy precisado por la carretera de la represa. El pedido fue de hace dos noches."
"Ja, con suerte están transportando a nuestra chica." Argumentó el castaño.
"Y eso no es todo…"
"¿Hay algo más?"
Paul se carcajeó por unos momentos antes de continuar. "El servicio de Transporte es uno con el que ya han tratado."
Ban cortó la comunicación y guardó su telefono celular.
"Ban¿acaso son…?"
"Así es, Ginji. Al parecer nos vamos a reunir con Himiko y Jackal."
Continuará…
OK, hasta aquí. Por fin pude publicar este pequeño trabajo. Por cierto, no se preocupen, durante esta semana publicaré el segundo cap. de mi fic Juubei x Kazuki. Culpen a la Universidad por los inconvenientes. Bueno, como sea, ja ne!
