-Mami, mami, mira, mira!-emocionada su hija de cuatro años tiraba de ella para llevarla al jardín.

Los primeros botones de diferentes especies habían empezado a florecer llenando el lugar con su dulce aroma.

Akane sonrió viendo como todo alrededor de su humilde hogar se llenaba de color y siguió a su pequeña Saori sin oponer resistencia.

-Son muy hermosas, mami, mira, mira!-jugaba alegremente la pequeña entre las flores.

-Te gustan mucho?-preguntó arrodillándose frente a su hija. La pequeña de ojos azules asintió efusivamente y le mostró una de las flores del jardín junto con su mejor sonrisa.

-Para ti, mami-ofreció dándole un beso y echando a correr por el lugar.

Akane se incorporó nuevamente y acomodó un largo mechón de cabello tras su oído.

El tiempo había transcurrido muy rápido y aun no había dejado de mirar tras de sí, nerviosa de ser encontrada por Mousse.

Estaban a salvo, se repetía cada noche con su hija durmiendo a su lado. Se habían alejado tanto como les fue posible de Nerima y sus costumbres, casi al otro extremo del país. Solo le pesaba no haber podido terminar su conversación con Ranma aquella vez, pues no sabía, quizas nunca sabría si le creyó o no.

En su huida habían incluso cambiado sus identidades, en su intento por desaparecer todo rastro de ellas.

Sus conocimientos le permitieron establecerse en una villa tranquila donde se cultivaban distintos tipos de flores y una dulce anciana les dio acogida en su hogar. La mujer había fallecido meses atrás legando la humilde propiedad a sus "hijas adoptivas", Akane y la pequeña Saori, bajo sus nuevos nombres Noriko y Ranko Hidaka, una joven viuda y su hija.

-No te alejes, cariño-pidió a la niña que revoloteaba igual que una mariposa entre las flores.

-Mami, es una oruga!-pronunció malamente la pequeña y su madre se acercó para observar el descubrimiento de su hija.

-Estás feliz de tener tantas flores hoy?-preguntó acariciando su cabello

-Sí-confirmó la niña sonriendo con dulzura. Saori era cada día más parecida a su padre.

Después de recorrer el colorido jardín hasta agotarse, descubriendo orugas y una extensa variedad de insectos, la niña cayó pesadamente dormida en brazos de su madre que la columpiaba en un viejo trapecio colgado en el fuerte árbol del patio.

A media mañana, Nina, su compañera y guardiana canina empezó a ladrar y ladrar sin detenerse.

Akane se levantó nerviosa, abrazando a su hija con fuerza.

La figura masculina se coló en el patio evitando apenas los ataques furiosos de Nina.

Sus ojos, azules como el mar, la observaron llenos de emoción.

-Lo sabía, sabía que eran ustedes-lo escuchó decir antes de correr a abrazarlas.

.

.

.

-De qué estás hablando, Ranma?-balbuceó nerviosa Ukyo

-He dicho que no me casaré contigo.-reclamó soltando la corbata en su cuello- Nada pasó, estaba borracho, pero no soy estúpido. Me tienes harto, te he dicho un millón de veces que no me interesas, ya deja de insistir, no voy a casarme contigo, entiende!

El murmullo de los invitados ni siquiera intentaba ser discreto. Era la quinta vez que Ukyo organizaba una boda bajo las excusas más locas y siempre obtenía el mismo resultado. El novio se negaba a cumplir el compromiso.

Aquella dinámica no llegaba a ser nunca aburrida. Por la supuesta premura la novia no solicitaba obsequios y además el banquete siempre era servido.

Shinosuke se acercó para hablar una vez más con su ex amigo, realmente esperaba que está vez si lo escuchase en lugar de querer molerlo a golpes.

-Ranma-lo detuvo tomándolo por el brazo justo antes de que cruzara junto a él.

-Si no piensas decirme dónde están mejor lárgate antes de que me desquite contigo, Shinosuke.

-Eso es algo que no puedo decirte, yo tampoco lo sé.-admitió con tristeza el abogado- Ranma, me marcharé en dos días de Nerima y lo único que tengo aún pendiente es entregarte la carta de tu padre.

-No me interesa esa estúpida carta.

-Y a mí tampoco me interesa que no la quieras, pero es mi deber dártela-afirmó sacando el sobre de su maletín- Tírala, rómpela o quémala, me da igual, pero créeme, tal vez la respuesta que buscas está escrita aquí.-dijo ofreciéndole la carta.

No encontró todas sus respuestas, pero si las necesarias para no rendirse en su búsqueda. Akane y Saori eran suyas, siempre habían sido solo suyas. Su padre, bajo mil excusas, había admitido ser el artífice de su desgracia y también señalaba al difunto Mousse y a su supuesta prima, Shampoo, como responsables de que él no fuese capaz de recordar nada respecto a Akane.

Esos tres le habían robado los recuerdos de su amor y aun así, el mismo sentimiento renació dentro de él, a pesar de todo.

Como si no hubiera sido suficiente tiempo lejos de ellas, tardó un año más en encontrarlas. La pequeña Saori acababa de cumplir cuatro años cuando dio con una posible pista a su paradero.

No tenía forma de como encontrarlas, absolutamente nada, hasta que un día uno de sus hombres le trajo una información que lo llenó de esperanzas y dudas por igual.

Al otro lado del país había una niña con un nombre muy singular, uno que él estaba seguro había sido el producto de sus celos por ellas dos, en su infantil deseo por sentirse parte de ellas. Sin embargo el nombre de la madre no coincidía en absoluto, tampoco el apellido.

Pese a todas sus dudas emprendió el viaje y casi sintió como si el corazón le volviera a latir al verlas junto a aquel columpio.

.

.

.

-Por qué huiste así? Las he estado buscando como loco todos estos años-aquello no era un reclamo, distaba mucho de serlo.

Dado todas las circunstancias que los rodeaban estaba seguro de que si ella había escapado así de Nerima debía tener una muy buena razón. Solo necesitaba saber cuál era.

Entre las muchas posibilidades Ranma había considerado que Akane se hubiese visto envuelta de alguna manera en la muerte de Mousse, después de todo él era consciente de lo que el chino sentía por Akane así como del claro rechazo que ella le demostraba, pero tras la declaración de Shampoo tuvo que descartarlo así como terminó por descartar que Shinnosuke la había ayudado a escapar, no le quedaron dudas cuando el que una vez fue su amigo le informó que debido a que Saori no estuvo en la mansión durante más de dos años, la propiedad pasaba solo a su nombre. Claro está que primero debería casarse para reclamarla.

Se preguntó mil veces donde estarían. Buscó a Akane Tendo/Saotome, a Saori Saotome/Tendo y cuando ya casi se quedaba sin opciones probó buscando a Ranko.

Pronto descubrió que solo existían un puñado de personas con ese nombre y entre ellos solo una menor de edad.

-Cómo nos encontraste?-le devolvió ella la pregunta en lugar de responder.

-La llamas Ranko-contestó él acariciando su rostro.-Y ese es el nombre que su padre eligió para ella.

Akane se apartó nerviosa.

-Mousse sabe que estás aquí? Ha venido él contigo?

-Él está... Falleció hace tres años, la misma noche en la que te fuiste, Akane. Fue Shampoo-concluyó

La mujer lo miró horrorizada, no pensó ni en sus sueños más locos que aquella mujer pudiera hacer algo así. Sinceramente pensó que solo discutirán, la verdad era que solo quería marcharse y poner a salvo a su hija y no midió las consecuencias de sus palabras.

-Fue mi culpa-murmuró dejándose caer nuevamente sobre el columpio.-Le dije a Shampoo que él-se cubrió los labios con la mano libre.

-Está bien-Ranma se inclinó frente a ella- Las he echado mucho de menos.

-Mousse era tu hermano-murmuró Akane todavía en shock-O eso decía tu padre, que era posible que él.

-Lo sé, papá escribió algunas cosas.-Ranma contempló a su hija dormida, había crecido mucho desde la última vez que la vio.

-Ranma-lo llamó Akane-Has recordado algo?

-Tengo hambre-intentó evadir la pregunta.-Quieres que vayamos por algo de comer?

-Ranma!-lo regañó molesta y él sonrió al sentirse atrapado.

-Mami-Saori restregó sus ojos intentando ahuyentar el sueño. Casi de inmediato se encontró con la figura masculina frente a ella.

-Hola-el desconocido la saludó y la niña se escondió al instante en el pecho de su madre.

-Está bien, amor-Akane acarició su cabello para tranquilizarla-Es un poco tímida-le explicó-No tenemos muchas visitas.

-Mami-con el valor que le daba estar en brazos de su madre, la pequeña Saori se aventuró a mirar nuevamente al desconocido.

-Hola, Ranko-probó está vez Ranma con su mejor sonrisa, sin embargo el resultado fue exactamente el mismo.

Saori volvió a esconderse en brazos de su madre y poco después le susurró algo al oído. La sonrisa de Akane se dibujó en sus labios iluminándole el rostro. También le susurró algo en respuesta y su hija la miró con los ojos tan grandes como platos.

-Quieres saludarlo?-preguntó la mujer y la niña asintió sin despegar el rostro de su pecho.-Necesitas que te ayude un poco?-está vez la niña dudó. Parecía estar realmente analizando la propuesta de su madre.

-No-pronunció finalmente, separándose de ella para mirar al desconocido por tercera vez.

Ranma permaneció en silencio, casi seguro de que volvería a ser rechazado por su pequeña Ranko.

-Hola-lo saludó con timidez, mordiéndose el dedo índice de la mano derecha.

-Hola, pequeña.

El cálido viento meció el cabello de la niña.

-Eres mi papá?

Ranma miró a Akane buscando su aprobacion antes de responder, ella sonrió en respuesta.

-Así es. Cómo lo supiste?

La niña dejo de morder su dedo indice antes de responder

-Mamá dijo que tenías unos ojos muy, muy azules, como los míos!

.

.

.

Después de comer los tres juntos y de jugar un rato en la playa, volvieron a la casa casi al anochecer.

Su hija había dominado la conversación contándole cada detalle de sus vidas en el pueblo y haciéndole un millón de preguntas sobre él.

Cuando por fin se quedó dormida, logró retomar la conversación pendiente con Akane.

-Entonces, aún no recuerdas nada-preguntó ella sentada en el borde de la cama de Ranko.

-Algunas cosas-mintió él.

No podía recordar. Cada vez que lo intentaba su salud se resentía. Fuese lo que fuese que le habían hecho, realmente lo habían jodido. El doctor que lo revisó le sugirió no esforzarse en recordar.

-Y aún así viniste a buscarnos-la escuchó decir.-Por qué?

Ranma dejó de jugar con los peluches de Ranko, acomodados en el marco de la ventana.

-La respuesta es muy fácil:te amo, y a Saori igualmente. Incluso si no recuerdo esos días, cómo voy a olvidarme de ti, de nuestra hija.-afirmó sentándose a su lado para tomar sus manos entre las suyas.-Podemos hacer nuevos recuerdos, si estamos juntos.

Akane pareció sonreír pero se detuvo para hablar.

-No quiero volver a esa mansión. Somos muy felices aquí, no quiero que mi hija viva atrapada en esas paredes, en un lugar como Nerima.

-Entiendo eso. No hace falta volver si no quieren. Me quedaré aquí, con ustedes entonces.

-Vas a dejar todo, solo para mudarte aquí?-preguntó con incredulidad Akane

Ranma se acercó un poco más a ella para darle un beso.

-Si es para estar con ustedes, no lo dudaré ni un segundo.

-Y qué harás con las propiedades que tienes en Nerima. Ranma, no puedo pedirte que hagas algo así.

-Pondré todo a nombre de nuestra hija. Ella sabrá que hacer cuando crezca.

.

.

.

Cargando un pequeño cesto de flores y usando el vestido más lindo que su padre encontró en la ciudad, la pequeña Ranko Saori Saotome Tendo fue esparciendo los pétalos, que volaron con el viento de la playa hasta perderse.

Seguida por la niña, su madre caminó sonriente hasta llegar a donde el nervioso y emocionado novio la esperaba.

Tras un año de convivencia en aquel pueblo rodeado por las playas más encantadoras del Japón, la tan deseada boda tuvo lugar.

Por supuesto, no fue una sorpresa para nadie el embarazo que pretendía ocultarse bajo el holgado vestido blanco.

El segundo hijo del matrimonio Saotome Tendo llegó apenas seis meses después de la boda.

.

.

.

Nota de la autora:

Ya sé, ya sé, me tomé demasiado tiempo para terminar este fic. En mi defensa no sabía que hacer hasta hoy con Ranma y Akane (pensé en escenarios tristes, raros y deprimentes, pero no tuve corazón para hacerles algo así, de modo que escribí, borré y volví a escribir ).

Pues eso, espero que les haya gustado esta historia y agradezco muchísimo su compañía. Besos!