Cero.

Bajo tu piel

Cerré los ojos cuando función terminó, el corazón me latía con fuerza en el pecho mientras hacía la reverencia correspondiente, los cimientos de Lincoln Center se removían al compás de los aplausos. lo hice, pensé que no podría pero lo hice.

Este apenas era mi tercer año, pero fueron tres años de disciplina esfuerzo y dedicación. Miré a Marwin a mi lado que, también estaba en posición de reverencia, antes de volver mi vista a mis zapatos de vallet.

Suspiré recordando a mis ángeles.

Mamá, papá, Ryle, Edward, sobre todo Edward.

Tragué el nudo en mi garganta al pensar en ellos, sobre todo en él, el hombre que me salvo de muchas maneras. nos levantamos sonriendo a la audiencia que nos seguía regalando sus aplausos.

Con un movimiento de Marwin, quien interpretó al príncipe Cascanueces, tomó mi mano y nos dirigimos a camerino, todavía escuchando algunos aplausos.

Abrí los ojos cuando alguien palmeó mi hombro.

—Bien hecho Izz—dice Thomas—. Wick, la próxima cerveza va a mi nombre —grita al barman del otro lado de la barra.

Estamos en Sixclub, al parecer es el bar predilecto de los bailarines y siempre se reúnen para celebrar el éxito de la primera obra de la temporada, en la mesa del centro están Mila, nuestra directora, Marwin y los demás bailarines principales, se supone que una de las sillas lleva mi nombre, pero estoy bien aquí en la barra. Este es el mejor momento de mi vida, mi mayor logro, llevaré por siempre a Clara en mi corazón y al maestro que me ha dado la oportunidad de estar aquí, esta es la nueva yo, atrás ha quedado el miedo, la incertidumbre, solo no soy muy buena socializando, no después de…

Niego con la cabeza.

«No recuerdos tristes Isabella, hoy es un día feliz.»

Sí, sigo llamándome así internamente, para todos los demás soy Izzy.

Llevo la botella a mi boca y mis uñas rasgan la etiqueta, mientras Marwin hace tintinar su copa de vino.

—Compañeros, antes de que esto empiece a llenarse, quiero que nos demos un gran aplauso por lo que sucedió esta noche. Eliza… —Hago una mueca ya que nunca dice mi nombre bien, para Marwin bailar junto a mi fue casi una ofensa cuando nos enteramos de lo ocurrido con Francesca quien sería la protagonista de la obra. — que gran entrada nena. —Todos aplauden y yo levanto mi cerveza hacia él.

El bar permanecería cerrado por una hora mientras llevábamos a cabo nuestra celebración privada, pero abrirá a todo público en exactamente cinco minutos.

Miró mi cerveza y los recuerdos se difuminan entre las sombras que cubren mi pasado, recuerdos felices, recuerdos tristes. Respiro profundo antes de llamar a uno de los compañeros de Wick, necesito una Stella mientras espero, solo me quedaré veinte minutos y me iré, la última temporada de Grey Anatomy me espera.

—Una Stella Artois —dije al joven que llega a atenderme, es alto, con músculos definidos y sonrisa pícara.

Coqueteamos un poco mientras bebo mi cerveza y él sirve bebidas a los clientes que van llegando, me cuestiono si será buena idea llevarlo a casa, por cuatro años he intentado mantenerme alejada de cualquier tipo de relación.

Él está muerto, él no puede tocarme, pero su organización tiene tentáculos largos… o al menos eso dijo Carlisle la última vez que nos vimos.

Quizá podemos ir a casa de Bree, sé que ella ira con su novio esta noche o a la casa del chico, pero… Niego con mi cabeza, ni siquiera debería estar en Nueva York, pero sentía que no podía seguir viviendo en Londres así que me transferí The Royal Ballet School a New York City Ballet. Hacia casí un año.

No me giró de mi lugar, pero puedo escuchar el murmullo de los clientes entrando y empiezo a dudar sobre quedarme esos veinte minutos. Pero el sexo no me caería nada mal después de los días de tensión por el estreno de la obra. pasos se detienen detrás de mí, pero la barra ha empezado a llenarse, es hora de volver a casa, sonrió en dirección al chico nuevo y sopeso la idea de dejarle mi número de teléfono antes de disfrutar de lo que queda de mi cerveza, dejando que el líquido suave y amargo baje por mi garganta.

—Una vez tuve una amiga que me dijo que preferiría beber vinagre antes que una cerveza. —Mi respiración se atora en mi garganta y recibo una nueva botella de cerveza del chico con el que llevo coqueteando unos minutos—. Isabella—su voz se corta y mis dedos se ciernen cerveza la botella, nadie me llama Isabella, nadie desde hace cuatro años. …

¿Hay alguien aquí con vida?

Ary.