Disclaimer: no, Harry Potter NO me pertenece (por desgracia). Es de JK Rowling (mi intento de teñirme de rubio y hablar inglés nativo fue fallido xD). Los personajes que no reconozcáis son míos (Kate Llewelyn, Jane Wallace, Gaia, Nénya, Nárye, Sûlye) junto con el argumento. Si quieres utilizarlos obviamente yo te los prestaré, pero pide permiso antes, por favor
Capítulo dedicado a… mi sis foral Carlis ¡Gracias por darme la tabarra¡A ver si algún día escribimos nuestra historia:P
Segunda Oportunidad
-por Arwenej Elentári-
Capítulo 2 – "Un despertar"
"Volver a nacer, volver a despertar, volver a descubrir cosas ya anteriormente conocidas"
Voldemort estaba preocupado. Y eso se notaba. El ambiente en de la mansión Riddle se podía cortar con un cuchillo. ¿El porqué? Sus mortífagos y sirvientes no conocían la causa, pero desde luego ese era el peor momento para llevarle malas noticias.
¿Por qué esa preocupación, esa inquietud? El lord oscuro sentía algo. Algo que no había sentido hace mucho tiempo y quizás no tenía miedo, pero ese algo le preocupaba.
¿Pero qué era eso? No lo sabía. Pero si ni el mismo Lord Voldemort, que había estaba sembrando el terror en el mundo mágico durante catorce años, lo sabía… eso era alarmante.
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Michael Wallace aprovechó el momento en el que alguien llamó a la puerta para marcharse. Se despidió rápidamente, llevando consigo el espejo que le había dado su hermana. Cuando salió, se encontró en el portal de la casa con unas amigas de su hermana, acompañadas por su madre, Elspeth Robbins.
-Justo a tiempo-, pensó. No le agradaba la compañía de esas pequeñas chismosas. Tanya y Sophie eran dos hermanas amigas de Jane. Eran realmente pesadas y nunca paraban de reír con una sonrisita estúpida.
Con la mente ocupada y sin pensar bien en lo que estaba haciendo, Michael cruzó la calle. Oyó el sonido de una bocina… pero todavía parecía estar lejos…
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El sonido de un claxon sonó fuertemente en la calle. Kate Llewelyn salió hacia la puerta, mientras el matrimonio Wallace y Elspeth Robbins aguardaban dentro con las niñas.
Un coche frenaba apresuradamente mientras tocaba la bocina para avisar al descuidado niño que estaba en medio.
El coche iba demasiado rápido… Y el niño no parecía darse cuenta de lo que pasaba alrededor.
¿En qué diablos estaba pensando ese niño!
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¡Había un niño delante! Debía frenar, y pronto… ¿Por qué los frenos no funcionaban cuando uno quería?
Eran ya menos de dos metros los que le separaban del pequeño. Volvió a tocar el claxon.
El niño, asustado, se dio la vuelta. Pareció percatarse de lo sucedido y en unas pocas milésimas de segundo, con sus brillantes ojos verdes tremendamente abiertos, creó inconscientemente una poderosa cúpula protectora, de un blanco purísimo. La cúpula creada detuvo al coche frenándolo cuidadosamente.
Cuando todo se hubo detenido, el coche ya se había parado y la cúpula ya había desaparecido, Kate Llewelyn se acercó al niño que había producido todo.
Comprobó con sorpresa que era su nieto.
-¡Michael,- murmuró extrañada. -Pero… ¿qué hiciste?
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-Despertó,- declaró una mujer. Su apariencia era extraña. Tenía una larga cabellera de color verde, como las hojas de un árbol, trenzada. Su piel era de color oscuro, castaño, como el tronco de un árbol o las hojas de las plantas caducas en otoño.
-Sabíamos que llegaría este momento, y de un modo u otro, lo esperábamos-, le contestó un hombre. Parecía estar hecho de fuego. Su pelo y su cuerpo cambiaban de color según su estado de ánimo, desde tonos naranjas y rojos hasta azules.
-Habrá que hacer que algo al respecto,- intervino ahora otra mujer. Su pelo y piel azul eran un rasgo muy característico en ella. Y ahora, estaba preocupada.
-Esperar… Debemos esperar,- concluyó una cuarta persona. Era un hombre con el pelo de color violeta y de andar ligero.
-Y esperaremos. Pero el tiempo no corre de nuestro lado. El mundo mágico ha tenido que esperar demasiado…- añadió la mujer de los cabellos verdes.
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El detector de magia accidental del Ministerio de Magia sonó fuertemente. Nunca había hecho eso. La magia en menores de edad estaba prohibida, pero no era muy poderosa hasta que llegaban a Hogwarts y eran educados en esas disciplinas. Por lo tanto, el detector nunca o casi nunca había detectado magia en niños menores de once años.
Mafalda Hopkirk, jefa de la Oficina Contra el Uso Indebido de la Magia del Ministerio, se preocupó. Cogió cuidadosamente el papel que señalaba los datos de la alerta.
-Michael Keith Wallace,- leyó en voz alta.
-¿Qué ocurre,- preguntó Hillman, uno de sus subalternos.
-Llama a Dumbledore,- le contestó escuetamente eludiendo a su pregunta. Al ver su cara de confusión resumió: -Es un caso de magia en menores de edad… Pero… ¡llámalo, rápido!
El joven hombre salió apresuradamente de la sala, en busca a la chimenea más cercana para hablar con el afamado director.
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Desde que comenzó la Guerra Mágica contra el Señor Oscuro, Dumbledore había recibido a mucha gente vía red flu. Quizás estuviera algunas de esas personas más
preocupada o inquieta que el joven auror Hillman, pero generalmente no le avisaban con tanta rapidez y diligencia por un simple caso de magia en menores de edad, mientras que había múltiples ataques y problemas mucho más graves que ese ínfimo asunto.
Sin embargo, tomó en cuenta el aviso de Hillman y se dirigió rápidamente al ministerio para poder saber más del asunto.
Realmente el informe que le dieron a leer no daba a saber demasiado. Era bastante sencillo, la verdad. Decía sólo que un niño de once años cumplidos había realizado un escudo protector potente. Y también decía su nombre: Michael Wallace.
Dumbledore notó como una pequeña alarma ante la situación, algo que le avisaba que había algo fuera de lugar en ese niño. Pero construir castillos en el aire no era bueno, así que decidió tener paciencia hasta que al día siguiente le visitara.
Tener paciencia… Dumbledore nunca había sido un hombre inquieto, pero debía reconocer que ese asunto despertaba su curiosidad de un modo bastante peculiar. ¿Quién podría ser ese tal Wallace? Por lo que le habían dicho en el ministerio era de familia muggle… era extraño que la magia se manifestara tan fuerte antes de llegar a Hogwarts… y más si la persona en concreto no había tenido otro contacto con la magia, como era en ese caso.
"Uhm… realmente interesante," pensó Albus.
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Parpadeó ligeramente. O quizás creyó que parpadeaba. Realmente era un lugar extraño, tan brillante, tan… ¿blanco?
-¿Michael¿Te despertaste ya,- oyó decir cerca de él una voz infantil conocida.
Michael entreabrió los ojos y le pareció ver a una pequeña figura de cabellos castaños. No pensaba con demasiada claridad, pero la relacionó rápidamente con su hermana pequeña Jane.
-¡Sí¡Despertó, mamá! –gritó Jane cuando vio que reaccionaba y se fue a buscar a su madre que estaba hablando con otra persona en el otro lado de la sala. La mujer reaccionó rápidamente y fue veloz junto a su hijo.
-¡Michael¡Estaba muy preocupada por ti¡Has estado aquí durante dos días! –exclamó la madre mientras su hijo abría sus ojos todavía algo confuso.
-¿Dónde estoy¿Y… qué me pasó? –preguntó Michael desconcertado mientras se incorporaba. Vio que aparte de su hermana y su madre había una tercera persona. Un anciano con una larga barba plateada y vestido de una forma algo extravagante. Tenía unos ojos azules brillantes y aunque Michael no se dio cuenta, brillaban aun más cuando le miraba a él.
-Estás en el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas –contestó el anciano mientras se acercaba más al joven paciente. –Hace unos días usaste muy fuertemente tu magia que había estado muy inactiva desde hacía tiempo. Así que quedaste exhausto y te trajeron aquí para que pudieras recuperar tu energía rápidamente y a tiempo para septiembre.
Michael se sintió raro con las palabras del anciano. Por un lado, su mitad racional intentaba negar el asunto… pero su otra mitad de algún modo sabía que las palabras del hombre eran ciertas. Era como si hubiera dos personalidades en su cuerpo… o quizás dos mentes, una que había vivido cosas muy distintas a la otra. Por eso sabía que lo que le decía el anciano debía ser en cierto modo cierto, pero no puedo evitar pronunciar…
-¿Magia? –exclamó. –Discúlpeme, señor…
-Dumbledore… -respondió prontamente- Albus Dumbledore.
-Bien, señor Dumbledore... La magia NO existe. Hace tiempo que dejé de creer en ella… -contestó duramente con su mitad más racional. En ese momento, otra parte de él se quejó silenciosamente, dándole a entender que aquello que había dicho no era cierto.
Michael cerró los ojos intentando así calmar esa pequeña lucha interior. Cuando los volvió a abrir le pareció ver que ese brillo de los ojos de Dumbledore disminuyó. Sintió una punzada de dolor al notar aquello. Era como si hubiera decepcionado a aquel hombre que acaba que conocer. Confundido, escuchó las palabras que le dirigió su madre.
-Mira, Michael, yo tampoco creía en la magia. Pero la abuela Llewelyn no aseguró que te vio haciendo una especie de escudo. Y realmente, hay algo más en ti… no eres como yo o mamá… Parece que nuestra vida corriente se te quedara pequeña. Nunca pudiste quedarte quieto, tenías que soñar con lugares remotos, extrañas aventuras… Sí, todos pasamos por esa etapa alguna vez, en la que quizás pueda estar tu hermana Jane. Sin embargo, hay algo en mí, que podrás llamar intuición, que me dice que esto es más de lo que parece. Que la decisión que hagas en este momento, decidirá una parte muy importante de tu vida. No te tomes esa decisión a la ligera.
Su madre nunca le había hablado así. Sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo mientras ella pronunciaba esas palabras. Éstas penetraron profundamente en su mente, y apreció mucho más a su madre por habérselas trasmitido.
-Michael, eres un mago –le dijo Dumbledore. –Te hicimos pruebas cuando estabas inconsciente y puedes estar seguro de que no fallaron. Es más, si decides aceptarlo serías uno de los más poderosos… tienes mucho poder dormido en ti, esperando ser despertado. Yo te ofrezco una plaza en uno de los colegios mágicos más prestigiosos del mundo, Hogwarts. Allí te enseñarán todo lo necesitas para llegar a aprovechar ese potencial que escondes.
En ese momento, Michael lo tuvo claro. Debía ir a Hogwarts. Poco tiempo después se preguntó como podía estar tan seguro de una decisión de la que dependería el curso que tomara su vida.
Tímidamente, Michael movió la cabeza de arriba a abajo, en gesto afirmativo. Todavía estaba confuso por esa decisión. No entendía como podía haberlo tenido tan claro para embarcarse en una aventura totalmente desconocido. Michael Wallace, a pesar de sólo tener once años, tenía la cabeza bien sentada. Recapacitaba las cosas varias veces y pese a que estudiar en esa escuela podría ser una gran oportunidad, habría dudado. ¿Por qué? El inevitable miedo a lo desconocido.
Una semana más tarde, cuando charlaba mientras tomaba el té con su abuela Kate, comentó aquella extraña sensación, de saber que hacer pero no saber el porqué de esa decisión. Su abuela le mostró su apoyo, diciendo que quizás su estadía en aquella escuela fuera favorable para él y que realmente nunca podría temer convertirse en un hombre gris cualquiera, ya que tenía algo que le daba color. Sin embargo, lo que Kate no le dijo a Michael es que tenía miedo. Miedo de perder a su sobrino para siempre.
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Remus Lupin estaba sorprendido. Hacía más de una década que Albus Dumbledore no le pedía su ayuda, sin embargo, la carta que le había llevado Fawkes no lo podía decir más claro. Pedía que se presentara en la oficina del director en Hogwarts.
No podía comprender todavía el porqué de esa citación. Remus había pasado demasiados años alejado del mundo mágico. Sintió una pequeña punzada de dolor… primero habían sido Lily y James, luego Sirius… y por último… Harry. Una lágrima solitaria resbaló por su mejilla. Había estado demasiado tiempo solo, recapacitando, sumido en su dolor… Ya era hora de que empezara a superarlo y esa citación era un buen comienzo para volver con buen pie al mundo mágico.
Cuidadosamente, secó la lágrima que había derramado, aspiró aire profundamente y tomó la firme decisión de no mirar al pasado. Había gastado demasiado tiempo pensando en los que se fueron. Ahora era el momento de invertir su tiempo en los que han venido.
Agarró la capa más presentable de su armario y se dirigió a la chimenea, donde según recordaba todavía guardaba algo de polvo flu para emergencias. Echó un poco sobre el fuego que había conjurado en la chimenea.
-¡Oficina del director de Hogwarts! –dijo cuando estuvo dentro y desapareció dejando atrás unas pocas llamas verdes.
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Dumbledore debía haberse equivocado. Si no, no podía comprenderlo. Quizás entendió mal el nombre del muchacho o algo así.
Pero una voz interior suya le dijo que Dumbledore no podía haberse equivocado. Sin embargo, ahí estaba la prueba. No existía ningún Michael Keith Wallace registrado en el libro de nacimientos mágicos. Por lo tanto ese chico debía ser un muggle.
Sin embargo había hecho magia. ¿Eso no lo convertía en mago? También le habían hecho pruebas en el San Mungo y habían dicho sin miedo a equivocaciones que Michael Wallace era un mago. "Uno muy poderoso si me permite añadir, señor", le había dicho uno de los sanadores a Albus.
A pesar de todo aquello, el libro debía mostrarlo. Que fuera de familia muggle no debía ser ningún inconveniente para que se mostrara.
Con todas esas dudas en la mente, McGonagall cogió cuidadosamente el pesado libro y se dirigió pensativa hacia el despacho del director.
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Michael miró los deberes de vacaciones con algo de nostalgia. Sabía que cuando entrara en Hogwarts ya no tendría que pensar en ecuaciones, fracciones o verbos irregulares. De hecho, ese sería el sueño de cualquier niño. Pero sentía, que su vida no volvería a ser normal. Que no podría ir tranquilo y sosegado a un restaurante con su familia, puesto que ya le habían explicado que en el Mundo Mágico se libraba una guerra. Una batalla a dos bandos, el bien y el mal. Y cuando entrara quizás no sería muy bien visto, ya que era hijo de una familia muggle, sangre sucia, tal y como llamaban los magos despectivamente a la gente como él. Pero ánimo y al toro. Era Michael Wallace y eso debía hacerle caminar con la cabeza bien alta, enorgullecerle. Y… ¡ay, de quien se metiera con él!
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N/A¡Fin del segundo capítulo! Creí que nunca lo acabaría. Y debería haberme puesto los pilas en las vacaciones, pero me entró una flojera… ¡lo siento!
Como anotaciones… la frase del principio es una paranoia mía xD. Estuve buscando algo para poner, pero no se me ocurrió nada :P. El libro que me referí en este capítulo espero que sepan cual es… si no, pregunta en el review
Para la gente que preguntó… La familia de Michael de puramente muggle… por eso Michael no aparece en el libro.. sanguíneamente no tiene magia. ¿Por qué Kate tenía los espejos? Próximamente lo sabréis . Y Ron y Hermione aparecerán… En el próximo capítulo tengo pensado que salga Snape y Hermione.. Ron no, todavía no he decidido cual es su situación :P
Mi intento de hacerme un blog hecho y derecho va para largo, así que me voy a crear un "libro de visitas" o un livejournal para que podáis preguntar vuestras dudas y os pueda responder largamente (no quiero ocupar la mitad del capítulo con respuestas, espero que lo entiendan).
Pero eso sí, muchísimas gracias a todos sus reviews. A pesar de que no lo haya demostrado me alegraron y animaron mucho. Y he de reconocer que es el fic/capítulo que más reviews he recibido en mi vida! ) Gracias también a aquellos que me agregaron a sus favoritos! GRACIAS en mayúsculas a TODOS!
Y ahora, individualmente… Caelius (sí, Ron y Hermione tienen también 11 años más ), Monik, amsp14, Mawi, Meriet, Undomiel de Vil (yo no odio a Dumbledore… adoro escribir desde su perspectiva pero si, utiliza a Harry :P Pero aquí ya no existe Harry… sino Michael xD es distinto, ya verás ), Samantha 245 (ya viste que Michael y Dumbledore se encontraron… aunque fue muy cortito el encuentro :P en próximos capis saldrá más ), Loka Lupin (me encantaría hacer capítulos más largos! Pero realmente me quedaría sin ideas para el capítulo siguiente xD), arcangel negro, Nayade (che, después de leer tu review me siento fatal de haber tardado tanto… discúlpame y por favor, sigue leyéndome!), Kary Anabell Black, marce, Julio, issy, Marla, TheHard (arriba contesté a tu pregunta ), galateapola, aloromora (arriba respondí tus dudas sobre la familia Wallace y Ron y Hermione), Zeisse, marina-potter (lo siento por tardar tanto! En mi otro fic tardaré más en actualizar, tengo que hacer muchas cosas antes!), JC, kat basted, Clawy, Ladys-fantasy y…… ¡Olivia!
¡Gracias por esos 25 reviews!
(¡Nota: tengo como futuro proyecto un fan fic de Star Wars, lo digo para los que les guste el género si me quieren ayudar como revisores y correctores de datos erróneos)
