III

Compañía Extraña en una Noche de Luna

Baile era sinónimo de vergüenza, o eso era lo que pensaban Lily y seguramente muchas de las otras chicas (y chicos). Hasta el momento, cuatro muchachos ya se le habían acercado a pedirle que sea su pareja de baile, y a todos les había dicho que no menos a uno: Bastian Grant, un alumno de Ravenclaw. El chico no era increíblemente guapo, pero su personalidad tan peculiar lo hacía atractivo para las chicas; los únicos contactos que Lily había tenido con él fueron en un trabajo de Herbología el año antepasado, compartieron compartimiento en el tren en uno de los años anteriores, y en ese año, se sentaron en la misma carroza que los llevó a Hogwarts. Aparte de eso, nada, pero el chico le simpatizaba, y de todos modos, sería divertido ir con él. Lara estuvo esperando en vano a que Remus Lupin la invitara al baile, pero nunca lo hizo. Y yo que pensaba que era el único que valía la pena de la bandita de Potter había dicho Lily, quién ayudó a Remus con unos problemitas lunares hacía ya unos dos años. Ambos incluso habían llegado a confundir las cosas (su amistad) al principio, pero lo único que habría entre ellos sería amistad, y ambos lo sabían. Luego, poco a poco dejaron de verse, y aunque todavía sentían aprecio el uno por el otro, era rara la vez que alguno de los dos hablaba con el otro. Mandy iría con su novio, y Sam no tenía pareja todavía, pero ella confiaba con que la tendría pronto. El castigo de Lily seguía en pié, aunque Cella sólo había tenido que cerrar Las Tres Escobas durante una semana y media. Así que Lily llevaba cerca de cinco días "extras" fregando platos, preparando comida, acomodando cosas etc. En ese momento se encontraba en el Gran Comedor, comiendo justamente la lasaña que había ayudado a preparar.

–¿Qué tal la lasaña chicas? –preguntó Lily.

–¿La hiciste tú? –preguntó Sam–, con razón…

–Con razón ¿qué exactamente? –Lily bajó el tenedor extrañada–. ¿Qué no está buena?

–No –dijeron Mandy y Sam al mismo tiempo, ambas sonriendo. Lily hizo un extraño ruido con la boca que sonaba mucho a malditas pero luego sonrió con ellas.

–La verdad es que me sorprendiste Lily –aceptó Sam–, nunca creí que tus habilidades culinarias superaran el huevo estrellado.

–Pues ya vez –dijo Lily arqueando las cejas con una media sonrisa–. Se aprenden cosas nuevas todos los días.

–¡Eso es verdad mi querida Lily!

Un lechuza color negro pasó volando sobre ellas antes de detenerse cerca del plato de Lily, traía un sobre dirigido hacia ella. Lily lo tomó extrañada y lo abrió.

–Miren chicas: son noticias de casa –dijo entusiasmada mientras rasgaba el sobre con la varita. Sus ojos comenzaron a leer y poco a poco su mirada radiante fue dando paso a una cada vez más pálida. Al final frunció el entrecejo notoriamente y les pasó la carta a sus amigas(N/A Disculpen el formato de la carta, sigue cambiándomelo! intenten leer por fa...):

Lilyanne:

Espero que te encuentres bien. Y espero también que estés practicando tu acrobacia; quiero que hagas buen papel en la competencia de enero. Pasando a otra cosa, hemos tenido algunos problemas aquí en casa. Primero que nada tu hermana Petunia nos está dando un poco de dificultades últimamente. Se está volviendo rebelde, y me ha estado tratando un poco mal. Pasando a otro plano, tu papá sufrió un infarto el día de ayer. Lo llevamos al hospital a tiempo y gracias a Dios pudieron revivirlo. En éste momento está bien, en el hospital. Estamos esperando los resultados de los análisis que le hicieron para poder saber qué fue exactamente lo que causó la falla en el corazón. En cuanto los tengamos te avisaré. Por lo pronto por favor no te preocupes, mi vida. Recuerda que tu papá es muy fuerte, y siempre ha sido muy sano.

Te ama

Mamá

Un silencio extraño se apoderó de las cuatro chicas. Lily se tapaba la cara con las manos mientras era abrazada por Lara. Mandy y Sam intercambiaban miradas de vez en cuando mientras se unían también al abrazo de Lily. La pelirroja no derramó casi ninguna lágrima, pero su cara estaba tan pálida como la de un fantasma, y las palmas de sus manos estaban empapadas en sudor.

–¿A los magos y a las brujas también les da infartos? –le preguntó a Sam, pues ella había sido nacida en medio de una familia de magos y brujas.

–Sí, el hecho de que sean magos o muggles da lo mismo, pues es el mismo cuerpo –explicó Samantha–. Y ya que no es una enfermedad tal cual pues, la magia no puede hacer mucho por ella.

–De hecho, la magia lo único que hace es lo mismo que se intenta hacer en los hospitales muggles, sólo que con magia –intervino Mandy, cuya mamá era muggle, pero su papá mago.

Lily se quedó pensando. Preocupada como estaba, los pensamientos parecían tener muchas dificultades fluyendo hacia su cabeza; por eso, respiró profundo y pensó acerca de lo que su mamá le había escrito. Ella tenía razón: su papá siempre había sido muy sano, siempre.

–Tu papá va a estar bien Lily, no te preocupes –la consoló Lara.

–Eso espero, porque si le pasara algo yo… –suspiró– No sabría que hacer.

–Pues lo bueno es que no tienes que saber que hacer, porque no será necesario que lo sepas –le dijo Sam con una sonrisa.

–Eso espero –repitió Lily.

–Bueno, para cambiar a algo más alegre –comenzó Mandy–¿qué les parece si me cuentan acerca de sus parejas para el baile?

–Me encantaría, pero me tengo que ir a entrenar –dijo Lily.

–Pero es de noche…

–Pues precisamente, haber si así dejo de depender de mi vista para caer en la escoba y empiezo a confiar más en mí misma –explicó la pelirroja.

–Lily lo último que necesitas es auto confianza –dijo Sam frunciendo en ceño.

–Al contrario Sam, es lo que más me falta –dijo Lily levantándose de su silla–. Nos vemos chicas.

Subió a la Sala Común; ahí sentado estaba Lupin, con un grueso y mohoso libro sobre sus piernas. Lily pasó de largo, pensando que el chico no la había visto. Pero apenas había subido un par de escalones hacia su dormitorio cuando Lupin alzó la vista para posarla en ella. Luego, con vos muy baja, casi en un susurro le dijo unas palabras que hacía casi un año que no le decía a ella:

–Hola Lily.

Se quedó estática, dio media vuelta y bajó los tres escalones que había subido, de un salto. Dio la vuelta por el sillón sobre el cuál estaba sentado el chico y se paró frente a él.

–Oh… ¡hola Remus!

–¿Cómo estás? –le preguntó cerrando el libro y posándolo sobre la mesita–, siéntate.

Lily se sentó junto a él algo extrañada por el comportamiento de Remus.

–¿Cómo estás? –repitió mirándola con sus ojos grises.

–Ehhh bueno… yo… –Lily estaba tan extrañada por el súbito interés de Remus por ella que no sabía qué decir– No sé, bien, supongo.

–¿Supones? –sonrió

–Pues sí, mi vida no es muy interesante. Estoy castigada… no entiendo nada de Defensa Contra las Artes Oscuras –Lily meditó por una milésima de segundo la posibilidad de decirle al muchacho sobre su padre, pero la idea fue desechada enseguida–, y ya.

Remus se limitó a seguir mirándola durante unos segundos, pero luego sonrió; su sonrisa se ensanchó cada vez más hasta convertirse en una sonora carcajada.

–¿Qué pasa?

–¿Tan sorprendida estás de que te haya hablado?

–Pues no… digo sí… es que después de tanto tiempo –calló un par de segundos–, se me hizo raro, eso es todo.

–Eso pensé –le dijo sin dejar de sonreír–. Escucha¿quieres venir a dar una vuelta?

Lily abrió mucho los ojos, algo quería Remus. Los chicos nunca, nunca, nunca, hacían eso, a menos de que les gustaras o quisieran algo especial de ti. Y ya que Lily estaba segura de que no le gustaba a Remus, pues entonces sólo quedaba la segunda opción. No quería ir con él, realmente, y por eso, dio gracias de que tuviera que irse a entrenar en ese momento.

–Me encantaría, pero no puedo. Es que tengo que bajar al campo de quidditch –se excusó Lily.

–Excelente¿puedo ir contigo?

–Bueno –Lily se resignó a ser acompañada por Remus, aunque ahora que lo pensaba, su compañía no era tan mala–, sólo deja voy por mi escoba.

Lily subió las escaleras, pensando todavía en su conversación con Remus. Algo quiere, estoy segura, pensó mientras tomaba su escoba de su baúl. A continuación sacó unas gafas color azul de un cajón de su mesita de noche y bajó las escaleras a la Sala Común; donde Remus la esperaba pacientemente.

–¿Qué es eso? –Remus extendió su brazo y señaló la escoba que traía Lily sobre su hombro derecho. Ante la pregunta Lily frunció el ceño.

–Una escoba, ya sabes, de esas que vuelan y…

–Sí, ya sé que es una escoba –dijo Remus arqueando las cejas–, me refiero a qué clase de escoba es.

–Oh, pues –meditó un segundo su respuesta–, es una Halo Plateado. Es una escoba de Kasfly, ya sabes, el deporte de las acrobacias en el aire.

–Sí, ya sé cuál –asintió–. Aunque no sabía que lo practicaras.

–Ya ves –dijo Lily guiñando un ojo con una sonrisa– lo hago desde mi tercer año aquí. El quidditch nunca me interesó mucho, pero sí volar. Así que aquí me ves.

–Pues muy bien Lily. Ahora vas a practicar, supongo.

–Ajá –asintió Lily–¿vamos?

–Claro.

Salieron por el retrato y se encaminaron al campo de Quidditch. La noche estaba muy fresca, no había mucho viento, pero lo que había era tan suave y refrescante que casi se podía saborear. A lo lejos se veía el lago, y alguien con buenos ojos hubiera podido ver la luna reflejada en éste desde el campo de Quidditch. Lily tomó su escoba y se puso las gafas (las cuáles le protegían los ojos del viento, por las caídas libres), mientras que el muchacho subías las gradas y se preparaba para observar.

–Escucha, tal vez me demore un poco –le advirtió Lily–. Siéntete libre de irte en cualquier momento.

–Claro que sí –asintió Remus–, aunque no creo que sea necesario.

Lily subió con la escoba. Un ligero rubor apareció en sus mejillas; ningún chico la había visto volar nunca. No había pensado en eso hasta ahora. No sabía porqué, pero le daba un poco de vergüenza ser vista por su antiguo amigo. Pero vergüenza¿por qué? Si el chico ni siquiera podía verla bien, estaba demasiado oscuro. Lily se deshizo de todo pensamiento negativo en cuanto hizo su primer movimiento. Era difícil, ya que la escoba no podía verse bien. Se confundía con la negrura de la noche y con la oscuridad del césped que crecía en el campo. Pero todo le fue saliendo por instinto poco a poco; pues para hacer esa clase de cosas no se necesitan ojos: se necesita alma, se necesita confianza, conocimiento y, sí, un poco de práctica. Se olvidó de todo por la hora completa que estuvo allá arriba. Pronto el pensamiento de que un muchacho la observaba golpeó su mente, y el antiguo rubor apareció nuevamente.

–Lo hiciste muy bien –afirmó Remus en cuanto Lily estuvo nuevamente en el suelo.

–Oh Remus –rió Lily agradecida–, te agradezco el cumplido. ¡Pero estoy segura de que no se veía nada!

–No estés tan segura. Recuerda que puedo ver en la noche –le dijo Remus–, de hecho, casi tan bien como un… lobo.

Lily se sorprendió un poco ante el comentario de Remus. Casi, casi se podía notar un deje de ironía por parte del chico.

–No te muestres tan sorprendida Lilyanne –dijo Remus en tono grave–, sabes perfectamente a lo que me refiero.

–Eh… sí, lo sé. Lo que pasa es que, bueno, no recordaba que estuvieras tan…

–¿acostumbrado, conformado… frío?

Lily asintió lentamente. A continuación, dejó la escoba y las gafas en el suelo de piedra de las gradas y se sentó al lado del muchacho.

–Lily…

–Remus… –ambos hablaron al mismo tiempo.

–Tú primero –dijo Lily.

–Muy bien –el chico soltó un suspiro casi inaudible–. Estuve pensando un poco y… bueno, no sé qué recuerdos tengas de nosotros pero, no sé Lily. Yo siento mucho que nos hayamos distanciado tanto.

Lily posó la mirada en la luna, parecía cuna de un niño dormido.

–Yo también lo siento Remus.

–Por eso, bueno, yo no quisiera que nuestra amistad terminara aquí –le puso una mano en el hombro–, quiero que volvamos a ser amigos.

Eso era lo último que Lily hubiera pensado oír de los labios del muchacho. Claro que ella quería que fueran amigos otra vez, él era un chico estupendo.

–¿Y bien? –le preguntó–¿qué piensas Lily?

–Claro que sí –se miraron sin saber que hacer. No, sí sabían, más bien, se miraron sin saber quién debía dar el primer paso. Lo hizo Lily. El abrazo duró un par de minutos.

–Te extrañé mucho Lily.

–Yo también.

La figura de una luna sonriente por primera vez ante el muchacho de los cabellos de arena, y de dos chicos concentrados en recuperar el tiempo perdido se podía ver desde las torres de castillo.

Lily no regresó a la Sala Común hasta la media noche.

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El baile estaba cerca, tan cerca que podía verse en las docenas de caras de chicos nerviosos y chicas entusiasmadas, sentirse en la inestabilidad de las clases, e incluso olerse inconscientemente en las feromonas despedidas por los adolescentes.

–¡Lily!

La pelirroja giró su cuerpo y pudo vislumbrar entre la masa gigantesca del resto de los estudiantes que se dirigían a su descanso el cuerpo de Bastian Grant.

–¡Hola Bastian! –saludó Lily con alegría– ¿Listo para el baile el viernes?

–Yo estoy listo, la pregunta es¿tú estás lista para ir con el chico más codiciado de Hogwarts?

Lily rió con ganas al escuchar el comentario del chico.

–¡No Bastian, tanto ego no es bueno! Existe el riesgo de que te conviertas en un clon de Potter –añadió Lily–. Y eso no es nada bueno.

–¿Potter? Ustedes no se llevan bien por lo que veo.

–¿Cómo adivinaste? –le preguntó sarcásticamente.

–No tengo nada en contra del chico.

–Pues que bueno que no Bastian, a ti no te ha hecho nada –observó Lily.

–¿Y a ti sí? –Bastian frunció el ceño.

–Un poco, pero vamos a hablar de otra cosa ¿sí?

–Claro –acordó Bastian– ¿Qué dices si nos damos una vuelta al lago?

Lily torció la boca con pesar al recordar que tenía que ir a las cocinas para cumplir con su, ya casi terminado, castigo.

–No puedo, tengo castigo ¿recuerdas?

–¿Aún? –el chico hizo una mueca de desagrado– ¿por cuánto tiempo más?

–Ya falta poco¡el jueves es mi último día! –dijo Lily con felicidad. Faltaban tres días, si se contaba ese mismo, ya que era martes.

–Pues que bueno –sonrió Bastian–. Ahora te dejo entonces, no vaya a ser que llegas tarde y McGonagall te alargue el castigo al viernes.

Lily se despidió de su próxima pareja y se encaminó a las cocinas. Sus pies conocían ya el camino a la perfección, así que ella se daba el lujo de dejarse llevar y pensar en algunas cosas que le estuvieran molestando o cosas así. En ese momento ya no había mucho que le molestara, la verdad, hasta ella estaba emocionada acerca del baile. Llegó a las cocinas muy pronto y comenzó a ayudar con las cosas. Ese día no había mucho trabajo para ella: simplemente tenía que clasificar las cosas perdidas por ropa, artículos varios, objetos personales (cartas, postales, etc.), joyería, libros, e incluso pergaminos. Así era más fácil para los elfos devolver las cosas a los dueños correspondientes. Sus dedos se cerraron en torno a una cadenita de oro blanco que tenía como dije a una hadita con un jarrón de arcilla sobre la cabeza, y a un centauro, ambos abrazados.

–Tienes algo que me pertenece –Lily volteó su cuerpo para encontrarse con Potter.

–¿Disculpa? –Lily frunció el ceño y se cruzó de brazos.

–La cadena que tienes en la mano –señaló el brazo de Lily–, es mía.

­–Ah¿esto? –Lily abrió el puño cerrado y dejó colgar la cadenita de sus finos dedos–, pues tómalo.

–Gracias –dijo James irónicamente al tiempo que cachaba con la mano el objeto lanzado por la pelirroja.

Un silencio incómodo los rodeaba, Lily suspiró y regresó a su tarea, esperando que cuando se volteara ya no encontraría a James ahí.

–¿Qué haces? –Lily paró lo que estaba haciendo, un poco fastidiada, sin dirigir la mirada hacia James le contestó.

–Estoy cumpliendo mi castigo.

–Oh… ¿te refieres al castigo que obtuviste por querer sabotear mi cita con Abby?

–No funcionó, desgraciadamente –dijo Lily alzando una ceja.

–Pero ¿por qué lo hiciste? O sea¿cuál fue el propósito de la actividad?

–Me estuviste fastidiando toda la semana, de hecho no –hizo una pequeña pausa–, fue todo el mes, desde el inicio del ciclo escolar, para ser exactos.

–Pues yo pienso que estabas celosa.

Lily rió exageradamente ante la respuesta de James.

–¿En serio piensas eso? –preguntó Lily como si James hubiera dicho que el lago era de color rosa–, o sea en serio que tienes problemas Potter.

–Puedes decir lo que quieras Evans, En fin¿vas al baile?

Lily hizo una cara extraña al oír la pregunta del chico.

–Sí¿y tú?

–Yo nunca falto a esas cosas, sería como privar a Hogwarts de un privilegio –dijo James medio en broma y medio en serio. Lily alzó las cejas, divertida.

–¿A sí¿Y quién será la pobre que te acompañará?

–La chica más hermosa de Gryffindor –contestó pomposamente.

–Pero mi querido James, eso es imposible, la chica mas hermosa de Gryffindor ya tiene pareja, y no eres tú –agregó rápidamente.

–¿A no? –James creía recordar perfectamente que Abby le había dicho que sí a él–. Entonces¿con quién va?

–Voy con Bastian Grant, Potter –contestó Lily riéndose ante su propio comentario prepotente.

–Ja-ja-ja –James rió sarcásticamente–, pues no hablaba de ti, hablaba de Abby.

–Lo siento James, lo que pasa es que mis conceptos de belleza son diferentes a los tuyos –Lily dijo esto con un dedo en la barbilla, fingiendo pensar duramente.

–Eso me queda muy claro –contestó James arqueando las cejas.

El elfo que estaba encargado de Lily llegó unos segundos después con una caja vacía.

–Señorita ya puede irse por hoy –le dijo tímidamente a Lily.

Contenta la chica agradeció al elfo y salió de las cocinas, siendo seguida por James. Lily no volteó la mirada siquiera, pero James comenzó a hablarle y no tuvo más remedio que establecer contacto visual:

–Este… oye Evans –Lily volvió hacia él sus profundos ojos verdes y frunció el ceño, esperando algún insulto–¿por qué vas al baile con el idiota ese de Grant?

–No es un idiota –declaró la muchacha chasqueando la lengua–. Y voy con él porque me cae bien.

–Pues sí pero¿si quiera te gusta?

–¡Por Dios Potter! –contestó Lily un poco exasperada–, ni que me fuera a casar con él.

–Eso no fue lo que te pregunté.

–De acuerdo, pues no, no me gusta.

–¿Entonces por qué vas con él? –volvió a preguntar el chico.

–¿Tú por qué vas con Abby?

James calló por un momento y pareció meditar la respuesta un segundo.

–Porque la niña que yo quería que fuera mi pareja no me soporta –dijo finalmente encogiéndose de hombros.

En silencio siguieron caminando hasta llegar al retrato de la señora Gorda.

–"Jugo de mandrágora" –recitó James, el retrato se abrió para dar paso a los muchachos.

–Espera –dijo Lily en cuanto James comenzó a adentrarse en la Sala Común–. ¿Con quién querías ir al baile originalmente?

–Contigo –dijo rápidamente justo antes de atravesar el retrato y dirigirse a su dormitorio dejando a Lily pasmada y con la boca medianamente abierta.

Faltando tres horas para el comienzo del baile las cinco chicas de séptimo curso estaban alistándose en el dormitorio. Lily, que no tenía mucho dinero iría simplemente vestida con su vieja túnica de gala color fucsia. De sus tres amigas la única que tenía túnica nueva para ese año era Lara, pero más bien había sido porque se lo había regalado su padre. La historia de Lara era triste, sus padres estaban divorciados; ella vivía con su mamá, su hermano mayor estuvo viviendo con su papá hasta que alcanzó la mayoría de edad y se fue a estudiar a China, hacía 5 años que no lo veía. Realmente nadie podía culpar a su hermano por haberse ido, su padre era un borracho; rico, sí, pero muy borracho. Cada año intentaba comprar el cariño de su hija con algún regalo, de ahí había salido la hermosa túnica de gala. Pero en fin, todas se veían preciosas, cada una en su propio estilo. Mandy tenía puesta una hermosa túnica color dorado, quedaba realmente bella con su piel color canela. Sam tenía una túnica color rojo sangre, su cara color porcelana resaltaba aún más con el color de la túnica. Pero la más despampanante de todas era Abby. Su túnica anaranjada tenía uno de los escotes más generosos del séptimo año, y su espectacular figura combinada con la negrura de sus ojos y su cabello hacían que cualquiera que la viera volteara su mirada. La cara túnica de Lara estaba costurada con hilos de oro, combinaba diferentes tonos de azul, más oscuro en la parte de abajo, aclarándose conforme subía hasta llegar al blanco en la parte de arriba. Era un vestido precioso. Finalmente Lily, vestida con una túnica que en sus tiempos debió haber sido bella; perteneció a su madre, fue reestrenado por Petunia (descosido por esta en un intento de caber en tan pequeño vestido) y al final remendado por Lily con ayuda de su varita mágica. Aún así se veía linda.

Bajaron todas juntas. Abby se reunió con James en la Sala Común, la chica se dio una vuelta para que James pudiera admirar mejor su vestido.

–Estas preciosa –le dijo James a Abby, pero por un segundo, un fugaz momento, James miró a Lily. El último comentario de James hacia ella la había tomado por sorpresa, de hecho, la había enojado un poco. ¿Quién se creía él para jugar bromitas estúpidas? La vergüenza hizo que Lily no soportara la mirada y bajara la vista.

–Oye Evans, Grant te está esperando allá afuera –señaló James con la cabeza el retrato de la Señora Gorda.

Lily no contestó, y salió de la Sala Común; justo como James le había dicho, Batian la esperaba. El chico no era nada feo. Y Lily no se arrepentía de haberle dicho que sí. A pesar de que, como James ya le había hecho admitir, ella sólo veía a Bastian como un amigo, o ni si quiera eso; más bien lo veía como una forma de evitar que la gente le preguntara porqué no tenía pareja. Saludó al chico con una sonrisa.

–¡Hola Bastian! –el chico se inclinó hacia ella y la besó en la mejilla.

–Hola Lily¿cómo estas? –no esperó la respuesta de Lily y arqueó una ceja con aprobación –hermosa como siempre, por lo que veo.

Lily se ruborizó un poco y rió tímidamente, no entendía el porqué de la ¿excesiva? Amabilidad del chico. Parecía demasiado… falso, contando el hecho de que sólo habían cruzado palabra un par de veces anteriormente.

–Gracias… ¿nos vamos?

El muchacho le ofreció el brazo a la pelirroja, quién lo tomó de buena gana. Caminaron así hasta llegar al Gran Comedor. Ya había mucha gente ahí, y como siempre, todo estaba decorado muy bien. Las calabazas gigantes de Hagrid seguían siendo tan… gigantes como siempre. Había telarañas por todas partes, cada una con su respectiva araña. Como siempre, no faltaron los murciélagos reales, que revoloteaban, contentos ante cualquier posibilidad de atrapar alguna de las arañas. Esta vez no estaban los tradicionales colores verde, escarlata, amarillo ni azul de las casas. Todo estaba decorado con colores anaranjados y negros. Las mesas tenían los platos vacíos, esperando las órdenes del director para llenarse de exquisitos platillos. Lily y Bastian se sentaron en una de las mesas, poco después llegaron Sam, Lara, y Mandy. Sam había ido, finalmente, con Frank Longbottom, quién había tenido recientemente una pelea con su novia de tres años: Anne Morrison. Lara no había conseguido pareja, había esperado demasiado que Remus se lo pidiera… estaba un poco decepcionada, pero intentaba aparentar lo contrario. Mandy y Anthony se sentaron con ellos también, pero tenían argumentos, ya que Anthony quería sentarse con gente de su casa, Hufflepuff, y Mandy quería pasar la velada con Sam, Lara y Lily. Pero como todo buen caballero, Anthony había accedido a regañadientes a sentarse en la misma mesa que los demás.

–Las palabras sobran en este momento –declaró Dumbledore –. Así que no los aburriré con ningún discurso. Sólo me quedan dos palabras por decirles y luego callaré mi boca –sonrió –. ¡Buen Provecho!

Las bandejas se llenaron instantáneamente, las jarras también. Un poco de música que parecía salir de las paredes y techo comenzó a sonar.

El baile había comenzado.

Y después de una ENORME bloqueo, por fin pude terminar este capítulo, realmente siento mucho la tardanza, y no puedo dar ninguna excusa porque no la hay :S. Espero que les guste y por favor mándenme review, que realmente me motiva (de hecho después del último review "recordé" que tenía una historia pendiente y comenzé a escribir de nuevo.

Nayru Tonks: Mil gracias, de hecho, fue tu review el que me inspiró para seguir escribiendo. Ojalá te guste el próximo capítulo. Y lo de que Lily y James se pelean jeje, la idea no es mía, de hecho después de leer el quinto libro pues supe que James y Lily no se querían mucho que digamos en un principio.

AndyVoldemort: Sanchez! Jaja mil gracias por el review! Sabes que te quiero mucho jeje. Y para cuando escribirás tú?

Tutty: Gracias por el cumplido! Ojalá te guste éste capítulo.

LuyWeasley: ¿Qué onda chica? Jeje, me da gusto que gente que aprecio se tome el tiempo de leer esto, es realmente importante para mí! Nos veremos en el foro :P Jejeje, y por supuesto que escribiremos juntas, algún día que me vaya a la Argentina :D.

Abril(): Jejeje, nbo sé si leerás esto, de hecho a Marduck hace tiempo que no lo veo, pero te agradezco mucho que me hayas dejado review, como sabes, es lo que me motiva.

Marduk: Mi representante, que hace siglos que no veo. Ojalá no te hayas perdido! Y ojalá también que sigas con tu tarea de representante.

SaraMeliss: Jejeje, lo sé, por eso mismo castigue a Lily. Gracias por tu tiempo!

Kika dlc: Pues sí, sigo peleándome con el formato :S Ojalá no me haya cambiado mucho este chapter. Gracias por el review y me alegra que te haya gustado.

Lara: Gracias por los comentarios, y como vez, ya actualizé.

Myca: JPues sigo con los problemas de formato, que bueno que a ti no te haya pasado. Gracias y ojalá disfrutes este capítulo!

Flor89: Pues James no odia a Lily, de hecho, como escribí en el primer capítulo, le obsesiona el hecho de que ella no lo pele. Y pues sí, le cae un poco mal, pero aún así sigue intrigado ante el hecho de que ella no cae fácilmente ante sus encantos.

Eso es todo, gracias y por favor review!

Paulina Gryffindor