Bueno, hola como están?

Espero que muy bien, lamento mucho haberlos hecho esperar, pero he aquí otro capitulo de amor ciego, tarde algo en inspirarme por que es algo difícil ponerse en los zapatos de una persona invidente, y mas aun alguien que no ha visto nada en toda su vida; me inspire en el día del amor y la amistad para esta historia, es algo cursi e incluso melosa, para variar un poco de mis historias tristes y deprimentes, espero les guste. Gracias por leer y de nuevo discúlpenme por el retraso.


Capitulo 3: Magia. (Magic) (魔法) (Mahou)

Cuando se es niño, se cree en la magia, se cree que el mundo es un lugar mágico, donde seres invisibles como hadas, duendes y ángeles brincan y bailan por doquier; un lugar donde cualquier sueño se puede hacer realidad; sin embargo conforme vamos creciendo, poco a poco la magia va desapareciendo; empezamos a pensar de una forma mas "lógica", mas "madura"; año tras año nuestra inocencia infantil va desapareciendo, y llega un punto en que esta junto con la magia desaparece por completo; a veces volteamos hacia atrás; hacia nuestra infancia y añoramos poder tener de nuevo esa inocencia, esa magia, que te hacia sorprenderte por la caricia del viento, por la frescura del agua, por la calidez del sol, por la aspereza de la tierra; y a veces lloramos y sufrimos por que ya no podemos creer en esos ángeles, hadas y duendes que nos acompañaban en nuestro sueño; nos entristecemos por que ahora ponemos limites a nuestras fantasías, y después que lloramos y sufrimos, vemos en retrospectiva que ese tiempo paso, y que esa magia esta dentro de nosotros.

Siempre hay un tiempo para todo; a algunos esa magia, esa inocencia les dura toda la vida, a otros, como a mi; la magia se acaba muy pronto; la magia, la inocencia, la infancia, para mi acabo a los ocho años; deje ese mundo mágico; para hundirme poco a poco en un mundo estéril, donde la mayor emoción era llegar a mi casa para alejarme de todas esas personas que me veían con lastima; para ya no escuchar mas a esas voces diciendo lo desafortunado que debía de ser por no poder ver el mundo; yo cada noche recordaba mi pasado y lloraba hasta dormirme deseando que me hubiera quedado estancado en ese lapso de tiempo, donde mi ceguera no era una discapacidad, ya que yo aun no estaba consiente de eso, no estaba consiente que mas allá de estas tinieblas hay un mundo de formas y colores que son totalmente incomprensibles para mi, estancado en mis juegos infantiles, donde una caricia y una palabra dulce valían mucho mas que cualquier imagen que me pudiera estar perdiendo; pero eso quedo en el pasado, y por mas que rezara y suplicara a los dioses, ninguno de ellos me escucharía ni me regresaría a esa época feliz, ya para mi no había esperanza, yo sabia que el día de mañana seria igual o peor que este día.

Es sorprendente como las cosas cambian, jamás me imagine que un cambio de ciudad, de escuela, me haría tanto bien, pero así fue y estoy agradecido por eso, estoy agradecido ya que gracias a esos cambios la magia volvió hacia a mi.

Habían pasado 6 meses de que conocí a Tai; el con el tiempo paso de ser un simple conocido a un amigo, y de un amigo paso a ser mi amigo incondicional, el que siempre esta a mi lado y del cual jamás esperaría ninguna lastima; el es el único que tiene mi permiso para ayudarme, el único que puede tocar mi cabello o mi cara, el único que puede tomarme de la mano cuando vamos a cruzar una calle transitada o vamos a un lugar desconocido para mi; todo eso tomo tiempo, pero conforme el se ganaba mi confianza y mi afecto, la magia dentro de mi que había creído muerta hace tiempo poco a poco renacía.

El 14 de febrero, fue cuando esa magia dormida por años dentro de mi despertó totalmente; si lo se, se que esa fecha es muy trillada, se que es un cliché, pero dadas mis circunstancias no hubiera podido haber mejor día para eso.

Ese día hubo una gran kermés en la escuela, todos los alumnos iban de salón en salón repartiendo chocolates flores y tarjetas; algunas eran para sus amigos otras para esa persona especial; como me lo esperaba yo no recibí ninguna tarjeta, ni chocolates, ni flores; ya estaba acostumbrado a eso; ese día me sentía especialmente deprimido ya que Tai se había ausentado; el era el único que me hacia sentir feliz, el único que hacia que esa sensación de dar lastima se esfumara; pase ese día rodeado de los insoportables gritos de sorpresa de las niñas; y las enmieladas frases de los chicos a las chicas; lo detestaba lo único que deseaba era poder llegar a mi casa para poder olvidar este día; pero el tiempo fue cruel conmigo, ya que para mi cada minuto duraba el triple; por fin después de una interminable espera acabaron las clases; no deseaba estar mas tiempo ahí, así que salí lo mas rápido posible; pero no me dirigí hacia mi casa, me dirigí hacia casa de Tai; el me había invitado varias veces, así que me memorice el camino; no se porque tenia esas irreprimibles ganas de estar con el, de escucharlo.

Cuando llegue a su casa, y toque su puerta; su mama me abrió; la reconocí por el sutil perfume de flores que acostumbra usar; pude sentir su mirada y enseguida dijo:

"Hola Yamato, Como estas?"

"Muy bien señora, Gracias, esta Tai aquí?" Pregunte preocupado. "Es que no fue a la escuela y pensé que tal vez estaba enfermo."

"No, Yamato, el no esta aquí, se fue desde temprano a casa de un amigo, para pasar el día de la amistad con el."

"Ah, esta bien, que bueno que el este bien." Dije desilusionado. "Bueno señora Yagami, ya me voy, que pase un buen día del amor y la amistad."

"Pero Yamato, no quieres pasar un rato? No quieres tomar algo?" Pregunto cordialmente.

"No muchas gracias señora, prefiero irme a mi casa, gracias." Conteste monótonamente sintiendo como en mis ojos se acumulaban cada vez mas lagrimas.

"Muy bien; no quieres que le diga algo a Taichi, que le deje un recado?"

"No hace falta señora." Dije al mismo tiempo que me volteaba y caminaba lejos de la puerta. "No le diga que vine."

Salí corriendo de ahí, bueno corriendo tan rápido como un invidente puede sin poner en riesgo su vida; me sentía terriblemente decepcionado, desilusionado; pensé que Tai era diferente, pensé que el iba a estar siempre conmigo; pero creí haberme equivocado; las lagrimas ya no pudieron contenerse en mis ojos y salieron a borbotones, eran cálidas y saladas.

Corrí sin que me importara nada, no me importaba tropezarme con las cosas, ni con las personas, o golpearlas con mi bastón mientras pasaba; las miradas de lastima que tanto desprecio, pasaron desapercibidas; lo único que quería era llegar a mi casa, hundirme en mi almohada y llorar hasta que mis ojos no pudieran mas y mi cuerpo se durmiera debido al cansancio; por fin llegue a mi casa; ahora, viéndolo en retrospectiva es un milagro que haya llegado a salvo; abrí la puerta y avente mi mochila enseguida que entre; furioso me quite los zapatos y también los avente al espacio; luego me agache para buscar mis pantuflas pero no las encontré, en su lugar encontré una hoja escrita en braile que decía:

"Si pudieras pedir tres deseos, que pedirías?

Déjame adivinar.

Primero desearías comer, ya que debes de morirte de hambre:

Después desearías poder plasmar esos bellos sentimientos en algo mas que en palabras;

Y por ultimo tal vez desearías poder descubrir el significado del azul de tus ojos;

Pues estas de suerte, ya que por ser mi mejor amigo, y por ser día de la amistad, yo cumpliré tus deseos."

Al acabar de leerla me percate de un olor que inundaba el ambiente; era un olor dulce, como de canela y algo de chocolate; era el aroma de Tai, su loción; lleno de dudas me atreví a preguntar:

"Tai, eres tu, estas aquí?"

"Si Yama, aquí estoy te estaba esperando." Su voz provenía de enfrente de mi, era cálida y dulce, como siempre.

"Pero que haces aquí, como entraste, que significa esta carta, porque no fuiste a la escuela?" Pregunte tan rápido que las palabras se entrecruzaron y no formaron ninguna oración comprensible.

"Tranquilo Yama, respira." Dijo Tai mientras daba unos pasos hacia a mi y ponía sus suaves manos en mis hombros. "Ahora dime poco a poco, Que dijiste?"

Di un suspiro, y luego me hice para atrás para que sus manos dejaran de tocar mis hombros, entonces ya mas tranquilo le dije:

"Primero pregunte, que haces aquí?"

"Como que, que hago aquí?" Pregunto sarcásticamente. "Pues que no es obvio?"

"Si claro, como pude ser tan tonto como para no darme cuenta" Conteste sarcásticamente, imitando el tono de voz que el había utilizado previamente.

"No tienes que ser sarcástico conmigo Yamato." Respondió un poco indignado.

"Lo siento Tai, pero es que no entiendo el porque estas aquí."

"Pues para celebrar contigo el día de la amistad." Respondió en tono burlón usando una voz infantil.

"Aun no entiendo Tai, que quieres hacer?"

"Acaso no leíste la carta?"

"Si la leí pero no entiendo."

"Son tus regalos de San Valentín."

"Mis regalos de San Valentín? No entiendo." Realmente no entendía, bueno tal vez no quería entender, todo esto era nuevo para mi, nadie me había regalado nada en san Valentín, ni siquiera mi padre, así que todo esto me tomo por sorpresa.

"Si, estas listo?" Pregunto amablemente, mientras yo empezaba a entender de que se trataba esto, y empezaba a sentir algo que jamás había sentido.

"Tai?" Mencione tímidamente su nombre solo para saber donde estaba.

"Si Yama?" El contesto cordialmente, y yo me dirigí hacia su voz, cuando lo tuve justo enfrente no pude contenerme y le di un gran abrazo; era algo muy extraño en mi, jamás había abrazado a alguien, pronto me invadió la vergüenza y rompí el abrazo con Tai, sintiendo mi cara extremadamente caliente.

"Perdón, perdona Tai, no se que me paso." Dije al borde de las lagrimas y sintiendo que el calor de mi cara aumentaba mas y mas y que pronto explotaría.

"Yama no tienes por que disculparte de un abrazo, no es nada malo." Susurro utilizando una voz suave casi inaudible pero sumamente tranquilizadora.

"Pero, es que yo... no se ..." Trate de hablar entre sollozos, cuando el me interrumpió.

"Es que nada, Yama." Dijo mientras me rodeaba entre sus brazos; por unos instantes no supe que hacer, pero luego reaccione y yo también lo abrace, puse un brazo alrededor de su cintura, mientras el otro le rodeaba el cuello, descanse mi cabeza en uno de sus hombros, entonces el me apretó con fuerza, no con la suficiente como para hacerme daño, pero si como para hacerme sentir protegido; así permanecimos durante unos minutos, la sensación fue increíble, la calidez de su cuerpo hacia que mis lagrimas desaparecieran, poco a poco deje de sentir aquel calor asfixiante y empecé a sentir un calor suave, apacible, confortable, por fin el retiro sus brazos de mi cuerpo y yo hice lo mismo, luego el puso sus manos en mi hombros y me pregunto:

"Ahora ya sabes que un abrazo no es malo, verdad Yama?

"Gracias Tai." Fue lo único que pude decir mientras esbozaba una sonrisa.

"Muy bien." Dijo sonriendo. "Estas listo para festejar el día de la amistad?"

"Si, Tai, ahora ya estoy listo." Conteste, el soltó una pequeña risita, y entonces me tomo del brazo, y salimos de mi casa.

Salimos tan deprisa que apenas me dio tiempo de recoger mis zapatos que afortunadamente no había lanzado tan lejos como había creído, pero pronto me di cuenta que me faltaba algo, mi bastón, así que decidí regresar cuando Tai me detuvo y me dijo:

"Que pasa Yama, por que quieres regresar?"

"Es que deje mi bastón en mi casa, y sin el no puedo andar por la calle."

"No te preocupes Yama, puedes tomar mi mano y yo te guiare."

"Yo preferiría ir por mi bastón, me siento mas seguro."

"Vamos Yama, se nos hace tarde, yo te guiare bien, será divertido, yo seré como tu perro guía, tu lazarillo."

Dijo mientras acerco su cara a mi cuello y empezó a hacer sonidos con su nariz como lo haría un perro, luego ladro un poco y empezó a jadear y a lamer mi mano con su lengua. "Vamos Yama, guau, guau." Decía una y otra vez, yo no pude contener la risa, así que empecé a reírme, sin importarme que la gente nos estuviera viendo, o le que estuviera pensando de nosotros, cuando estoy con Tai todo el mundo desaparece y solo estamos los dos.

"Esta bien Tai, tu serás mi perro guía." Respondí aun riéndome.

"Que bueno Yama, por que ya se nos hace tarde." Dijo mientras tomaba mi mano con la suya y entrelazaba sus dedos con los míos; en ese momento sentí algo en todo mi cuerpo era como electricidad, la sensación de su mano sobre la mía era muy cálida, sentí una gran paz y ternura.

Mientras íbamos caminando, el no me quiso decir hacia donde íbamos, solo respondía que era una sorpresa; también le pregunte que porque no había ido a clases y como fue que entro a mi casa; el respondió que no entro a clases porque estaba haciendo los últimos arreglos de mis regalos, y que había entrado a mi casa con un par de llaves que mi papa le dio, ya que el ya le había contado el plan a mi papa, y este había aceptado, según palabras de Tai.

En fin, yo no me quejaba, solo que esto era tan extraño para mi, después del divorcio de mis padres y de que nos separaran a Takeru y a mi; deje de escuchar palabras de apoyo y todo contacto físico se perdió, mi madre por su supuesto sentimiento de culpa, y mi padre por su excesivo ritmo de trabajo para poder mantenernos; así que estaba dispuesto a disfrutar cada momento con Tai, era justo que de vez en cuando alguien se preocupara por mi y me consintiera.

Después de unos minutos caminando, Tai se detuvo, apretó suavemente mi mano, y dócilmente me dijo:

"Bueno Yama, ya llegamos."

Otra vez yo no entendía, así que no pude evitar preguntar, A donde?

El se rió un poco y luego con esa voz cálida y tierna, que empezaba a notar que solo empleaba conmigo, dijo:

"Te acuerdas de la carta, verdad?"

"Si, la recuerdo." Conteste aun sin entender nada.

"Que bueno, y dime cual era el primer deseo?" Pregunto sonriendo.

"Mmm. Creo que era algo acerca de comida, o no?"

"Exacto." Exclamo sonriendo y apretando un poco mas mi mano.

Por fin entendí un poco, pero para cerciorarme, pregunte:

"Me estas invitando a comer?"

"Vaya por fin entendiste." Dijo aliviado.

"Pero Tai, yo no merezco esto, vamonos a mi casa y ahí podemos comer algo." Le dije tratando de disuadirlo; la idea de comer en un restaurante no me atraía, odiaba tener que hacer que el mesero u otra persona me leyera el menú, o estar tirando los vasos o platos por que no sabia donde estaban.

"No, no, Yama, demasiado tarde, ya hice reservaciones, vamos, se que te va a gustar." Dijo mientras se ponía detrás de mi y me empujaba suavemente hacia a delante.

"Ok, Ok, ya no insistas." Dije tratando de que no se oyera el desencanto en mi voz.

Es increíble como las cosas mágicas suceden a veces por las causas mas triviales, y es aun mas asombroso como nosotros los humanos podemos pasar de una emoción a otra en segundos; eso me sucedió a mi; Tai puso sus manos en mi espalda, y yo poniendo las manos hacia en frente me encontré con la puerta del restaurante; era de vidrio; baje mis manos hasta encontrar una manija o algo con que abrir la puerta, y encontré una manija, pero no era una simple manija, era de acero y en la parte posterior tenia una inscripción en braile que decía:

"Bienvenidos al restaurante "Nix Aeternum." El único restaurante donde se come a oscuras."

Abrí la puerta sorprendido, y di unos pasos hacia en frente, Tai ahora había puesto sus manos en mi cintura, como para poder seguirme; y de repente una voz nos hablo:

"Buenas Tardes, Bienvenidos a nuestro restaurante, Tiene reservaciones?"

"Si." Contesto Tai, un poco nervioso. "Yagami, dos personas."

"Si aquí esta." Dijo el recepcionista. "Según dice aquí, lo acompaña uno de nuestra condición, verdad?"

"Si, así es, mi amigo Yamato." Dijo Tai, mientras yo volvía a estar confundido por enésima vez en el día.

"Muy bien Yamato san, Traerá usted acaso su bastón?" Pregunto cordialmente el recepcionista.

"No, no lo traje." Conteste aun confundido y ahora molesto levemente con Tai, por no haberme dejado ir por mi bastón.

"No se preocupe caballero." Dijo consoladoramente el recepcionista. "Si puede dirigirse hacia mi voz, con gusto le prestaremos uno."

Yo hice lo que me indico, y el recepcionista, me toco con su mano el hombro, luego bajo su mano hasta mi brazo, y con su otro brazo me dio un bastón.

"Muy bien, si mueve su bastón hacia la izquierda, se dará cuenta que hay una pequeña canaleta, para guiar el bastón; Ya la encontró Usted?"

"Si así es." Conteste un poco dudoso.

"Muy bien, dado que uno de ustedes, es uno de nosotros, no será necesario guiarlos en el restaurante; su mesa es la numero cuatro, solo siga la canaleta, hasta que encuentre 4 pequeños vibradores, ahí esta su mesa, las sillas están del lado izquierdo de ustedes, una un poco mas delante de la señal y la otra un poco mas atrás." Indico el recepcionista con amabilidad, y luego añadió. "Buen Provecho."

Yo seguí la canaleta, y Tai seguía tomándome de la cintura, aun no entendía que clase de restaurante era este, por lo que le dije a Tai.

"Podrías soltarme, ya no tienes que empujarme, ya estamos adentro."

"Si te suelto seguro me caería, o algo." Dijo nerviosamente.

"Por que?" Pregunte aun sin entender.

"Es cierto no te lo explique, este restaurante esta completamente a oscuras, es para que las personas que vemos, sepamos por unos instantes lo que es no poder ver."

Por fin entendí, Tai me había llevado a un lugar donde yo no seria el raro, de hecho el fue el raro, después de que nos sentamos, y tengo que decirlo, Tai, se callo al piso por que no encontró su silla, el mesero llego con los menús, que por supuesto estaban en braile; Tai avergonzado me dijo que si podía leerle el menú, ya que el no entendía nada; comimos entre una platica y ambiente agradable, con música tranquila, y el ocasional ruido de los cubiertos de Tai, por que no encontraba el plato o el vaso; pero pese a eso, o gracias a eso, fue una comida que jamás olvidare y me hizo querer a Tai aun mas; después de que el pago, que por cierto yo trate de pagar la mitad, y el se negó rotundamente; nos fuimos de nuevo a mi casa; esta vez yo tome su mano, y entrelace mis dedos en los suyos; como ya he dicho, cuando estoy con el, las miradas de lastima de la gente desaparecen, ya que, vuelvo a repetirlo, es como si solo estuviéramos el y yo en el mundo, por esa razón me acerque mas a el y me atreví a descansar mi cabeza en uno de sus hombros, pude sentir como por unos momentos tensó todo su cuerpo, para luego relajarse por completo; pude oír que reía ligeramente esbozando una sonrisa; y luego pude sentir como ahora el recargaba su cabeza sobre la mía que descansaba en su hombro; Tal vez al describirlo parezca una forma extraña de caminar, e incluso incomoda, pero en ese momentos, era como si yo estuviera entre nubes.

Lo primero que hice cuando llegamos a mi casa fue abrazarlo, lo abrace muy fuerte, y mi cabeza se recargo en su pecho oyendo los latidos de su corazón; el me dio unas palmadas en la espalda y me dijo que todavía me faltaban dos regalos; yo todavía no podía creerlo, seguramente esto era un sueño; un sueño del que no quisiera despertar.

"Recuerdas cual era el segundo deseo de la carta?" Pregunto alegremente.

"Mmmm. Creo que era algo de describir mis sentimientos con algo mas que palabras, no?" Dije dudando de que mi respuesta fuera correcta.

"Si así es, entonces, estas preparado para recibir tu segundo regalo?" Pregunto emocionado.

"Tai, no se si merezca todo esto que estas haciendo por mi, te gastaste mucho dinero en la comida y no quiero dejarte sin dinero."

"No te preocupes Yama." Dijo sonriendo. "Ya te dije que le comente a tu papa de la idea, y el coopero con dinero, asi que estos regalos en realidad son de el, yo solo soy el mensajero."

"Pero Tai..."

"Nada de peros Yama." Me interrumpió amablemente. "Todo esto te lo mereces, y no quiero escuchar mas reclamos de tu parte, disfruta esto, no te preocupes por otra cosa."

"Muy bien, tienes razón, ya no me debo de quejar por todo." Dije sonriéndole.

"Esa es la actitud. Entonces espérame aquí, ya que guarde tu otro regalo por aquí."

Tai se alejo hacia la habitación de mi papa, entonces empecé a oír que cargaba algo, y luego regreso hacia a mi, poniendo algo en el suelo justo enfrente de mi.

"Bueno, lo que esta enfrente de ti es tu regalo, vamos ábrelo." Me dijo ansioso.

"Pero que es?" Pregunte tremendamente curioso.

" Vamos Yama, ábrelo y sabrás."

Como pude abrí la caja, que era algo larga, saque unas laminas de unicel, que estaban para evitar que lo que estuviera adentro no se dañara, y por fin, la saque.

"Tai... es lo que había querido." Dije tocando el regalo que había sacado de la caja.

"Espero te guste Yama, yo mismo la escogí."

"Es perfecta Tai, pero como supiste que quería una guitarra?"

"Yama, era obvio, si cada día que oías una canción decías que seria fabuloso que tu pudieras tocar un instrumento; y como siempre dices eso cuando alguien toca la guitarra, supuse que eso querías."

"Pero Tai, como voy a aprender si ni siquiera puedo ver lo que toco?" Pregunte un poco desesperanzador.

"Supuse que ibas a decir algo así, por eso prepare esto." Dijo Tai alegremente mientras me daba un libro.

"Que es esto?"

"Vamos léelo, se que te ayudara mucho."

Era un libro de Lecciones de guitarra en Braile. "Pero Tai, como conseguiste esto?"

"Por eso no fui a la escuela en la mañana, tuve que ir a una librería especializada, por suerte era el ultimo ejemplar en existencia." Dijo Muy contento mientras ponía su brazo alrededor de mis hombros. "Pero valió la pena, se que no te gustaría tomar clases, por eso conseguí el libro; tu eres muy inteligente, y se que pronto estarás tocando la guitarra, solo espero que me toques algunas canciones."

"Claro Tai, todas las que tu quieras." Le dije mientras volvía a abrazarlo una vez mas; ahora el puso su cabeza sobre mi hombro, y yo descanse mi cabeza sobre la suya, era algo muy cómodo, su cabello era extremadamente suave, casi como la seda, y tenia un ligero olor a chocolate; puse mis brazos alrededor de su cintura, y el hizo lo mismo; así nos quedamos un rato, en silencio, solo oyendo nuestra respiración; cuando de repente recordé que la carta mencionaba tres deseos, y yo solo había recibido dos, así que pregunte.

"Tai, en la carta, dice que son tres regalos, no es que quiera mas, todos estos regalos son fabulosos, pero tengo duda de que es el ultimo regalo."

"Tienes razón Yama, casi se me olvida el ultimo y mas importante regalo, recuerdas que decía la carta?"

"Si, creo que decía, algo de saber el significado del color de mis ojos, o algo así."

"Exacto!" Dijo Tai Sumamente emocionado. "Este regalo, en realidad es el único regalo mío, los otros dos los compre con el dinero de tu papa, que me dio cuando le conté mi idea, así que en realidad son regalos suyos; pero este es cien por ciento mío; espero te guste Yama."

"Seguramente me gustara Tai, pero que es?"

"Bien Yama, primero tenemos que sentarnos." Dijo tomándome de las manos, y dirigiéndome hacia la sala, para que después nos sentáramos en un sillón. "Este regalo es muy especial, se que tu, no puedes ver colores ni formas, pero yo te ayudare a que puedas imaginártelos."

"Tai, muchas gracias, pero eso es imposible, yo jamás podré imaginarme el color de las cosas." Dije un poco desilusionado y con un tono de molestia.

"Estas equivocado Yama, si se puede, yo vi un documental de una pintora ciega, ella hace paisajes muy reales, aunque no puede ver que dibuja, lo hace asociando un color con algo que ella conozca." Dijo Tai solemnemente, como si fuera un genio acerca de esos temas.

"Asociándolo, con algo que yo conozca?" Pregunte un tanto emocionado e incrédulo.

"Si, Yama, ella lo asociaba con aromas, así podrías imaginarte los colores; nunca lo he intentado, pero tal vez funcione, quieres intentar?"

"Si Tai, esta bien, al fin y al cabo, no tengo nada que perder." Dije ahora totalmente ilusionado y esperanzado que esto funcionara.

"Muy bien, primero empezaremos contigo, tocaras lo que yo te diga, te diré de que color es, y luego te diré algo con que asociarlo, de acuerdo?"

"Estoy listo."

"Empezaremos con tu cabello, tócatelo." Me indico Tai, y así lo hice, pero por alguna extraña razón empecé a temblar, y no pude tocar mi cabello, fue entonces que Tai tomo mi mano, y dirigió con suavidad mi mano, hasta mi cabeza, entonces empecé a acariciar mi cabello, y el también lo hizo; fue algo muy extraño ya que no permito que nadie me toque mi cabello, en realidad no permito que nadie me toque, pero Tai, el es diferente, así que a el le permití, tocar mi cabello.

"Bien." Dijo el mientras guiaba mi mano sobre mi cabeza. "Tu cabello, es rubio, es de color amarillo, mas bien es de color dorado; imagínate que estas en un día lluvioso, todo el ambiente esta frió y húmedo, pero cuando la lluvia cesa, y las nubes se despejan, la luz del sol nos calienta, y acoge; tu haz sentido alguna vez eso?"

"Si Tai, por eso me siento junto a la ventana, para poder recibir la calidez del sol."

"Ahora imagina que en tu cabello sientes esa calidez, imagina que cada vez que tocas tu cabello, tocas la luz del sol que te calienta." Siguió diciendo mientras seguíamos tocando mi cabello, y por unos instantes forme una imagen en mi mente, no se si en realidad me haya imaginado el color, pero vi en mi mente algo, y eso me sorprendió mucho.

El siguió diciéndome asociaciones para que me imaginara los colores, asocio el azul de mis ojos con el mar, dijo que al igual que el mar ellos cambian, a un azul oscuro cuando estoy enojado, como cuando en el mar hay una tormenta, a un azul opaco cuando estoy triste, como cuando caí una lluvia ligera pero constante en el mar, a un azul claro, radiante cuando estoy alegra, como cuando el mar esta en calma e iluminado por el sol. Describió mi cara como pálida nieve, tan suave que uno teme que cuando la toque se derrita. Me pude imaginar todos los colores que me dijo, y por primera vez en mi vida, pude imaginarme por tan solo unos instantes como soy yo; me emocione tanto, que no pude evitar abrazar de nuevo a Tai, sentía lagrimas en mis ojos, pero esta vez era diferentes, no eran las pesadas y amargas lagrimas del miedo o la tristeza, estas eran suaves, ligeras, e incluso dulces, eran de alegría.

Después de que abrace a Tai por unos momentos, me separe de el, pero dirigí mi mano hacia su cara, la toque con suavidad, sentí como el tensaba los músculos, para luego relajarse ante mi caricia, y después de que mis manos recorrieran su tersa piel, le dije:

"Dime como eres tu Tai, quiero saber."

El no dijo nada, solo puso mi mano entre las suyas, y la dirigió primero hacia su cabello, y dijo:

"Mi cabello esta alborotado, y tengo mucho, a veces dicen que tengo mas cabello que cabeza, pero a mi me gusta mucho, mi cabello es de color café claro, como del color del chocolate con leche que tomamos cuando hace frió."

De nuevo pude imaginarme el color, sus palabras, en convertían en imágenes, era algo que jamás había experimentado.

"Luego están mis ojos." Dijo dirigiendo mi mano hacia sus párpados, y todo alrededor de sus ojos. "También son café pero mas claros, y al igual que los tuyos también cambian de color; a veces cuando estoy enojado, adquieren un tono rojizo, como el fuego; cuando estoy triste se vuelven negros como el carbón, y cuando estoy feliz, como lo estoy contigo ahora, se vuelven claros que hasta casi parecen dorados, como la luz del sol, o como tu hermoso cabello."

Dirigió mi mano ahora hacia su cara, hacia su mejilla. "Mi piel también es de un color café, pero no como mi cabello, ni como mis ojos, mi piel es como el color de la canela."

Después me soltó la mano, pero yo seguí tocando su cara, me imagine todo lo que me había dicho, y de repente me lo imagine a el, estaba frente a mi, con esos hermosos ojos, ese cabello revuelto y sedosos, y esa piel tan tersa y hermosa, y fue entonces que supe que en el mundo no podía haber otra cosa mas hermosa que el; volví a abrazarlo, pero esta vez puse mi cara contra su pecho para oír su corazón, el me rodeo entre sus brazos, y el tiempo pareció detenerse; era el día mas feliz de mi vida, y aunque parezca cliché, ese día volvió la magia en mi, ya que después de todo, Tai había logrado que por lo menos por unos segundos, un ciego pudiera ser capaz de ver.

El tiempo se detuvo, y no había en mi ninguna otra intención, si no de disfrutar ese momento lo mas que pudiera.


Muy Bien, que les pareció?

Espero este a la altura de grandes lectores como ustedes, prometo escribir el siguiente capitulo mas pronto que este, por favor dejen sus opiniones, muchas gracias.