Parejas: Harry/Draco

Atención: todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling. Mi musa los toma prestados y se divierte con ellos...

Amore infinitem I

Llevo varios días preparando la poción. La gente suele creer que no tengo aptitudes, que me faltan las cualidades necesarias para la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones. Bueno, quizá si me vieran ahora, estarían igual de sorprendidos... ¿Desde cuándo puedo pasarme horas mirando el burbujear del líquido púrpura en el caldero, sabiendo el momento preciso en el que añadir las hojas de manzano o los pétalos de rosa por simple intuición? Y sin descontarme al removerle, siete vueltas en el sentido contrario a las agujas del reloj, al tiempo que recito los colores del arco iris en latín.

A escondidas, en una habitación vacía, a lo alto de la torre de Astronomía. Es medianoche, el aire frío me hace titilar, los dientes me rechinan... pero yo sigo con mi empeño. Miro por la ventana: allí está, la estrella polar, la constelación de Draco rodeándola... Draco, mi sueño inalcanzable... hasta ahora. Porque si la poción tiene el efecto deseado, será mío... para siempre.

Pero no son las constelaciones lo que me importan. Es la conjetura astral de los planetas, esa noche Venus se encuentra en conjunción con Marte, en cuadratura con Urano, y en oposición con Mercurio... o algo así. Bueno, cuando la luna salga por el horizonte, habrá llegado el momento de pronunciar las palabras mágicas...

La luna... ¿Por qué cada vez que la miro me viene en mente unos ojos ámbar, una mirada llena de tristeza, de dolor...¿Por qué recuerdo siempre sus palabras, martilleándome los oídos, "No puedes hacer nada, Harry, nada. Se ha ido"¿Por qué tengo que recordar a Remus, y a Sirius...?

Pero hoy no quiero pensar en cosas tristes... después de tres meses, si todo ha salido bien, tendré un frasquito de Elixir de Amor nº 69... u otro número cualquiera, bueno, ahora ya no tiene importancia, sólo importa el resultado...

Ya sale la luna, el primer rayo plateado, como su cabello, una luna pálida como su piel... Es el momento. Un movimiento rápido de varita, grácil, mientras mis labios pronuncian el hechizo: "Amore infinitem!"

El líquido púrpura se transforma, cambia la densidad, el color... ahora tiene el aspecto de un vino tinto exquisito, importado de Francia... el color de sus labios, esos labios que en sueños beso cada noche. Compruebo una última vez en el Moste Potente Potions: sí, exactamente la consistencia deseada. Perfecto. Me gustaría ver la cara de Snape ahora, si viera que su "peor" alumno (después de Neville y de Goyle) ha logrado preparar un Elixir... puedo ver sus ojos negros como la noche saliéndose de órbita...

Lleno mi frasquito con el líquido Burdeos, lo llevo cerca mi nariz, lo inhalo cuál fuera un experto enólogo... me recuerda a Draco, la única vez que pude embriagarme con su aroma, en una fiesta donde abundó el alcohol... aquella vez estuve a punto de besarle, pero los astros nos fueron adversos, Snape y McGonagall descubrieron la fiesta en la Sala de Menesteres demasiado pronto... No importa, hoy los planetas están de mi parte, lo sé.

La segunda parte del plan, conseguir que mi objetivo beba el líquido. Después de todo lo que he tenido que pasar por ocultar algo así durante tanto tiempo, eso debería ser coser y cantar... Bueno, sé que a Draco le gusta el vino, espero que quiera beber a mi salud...

Ahí viene, con su gracia y elegancia natural, aristocrática. Y sin la compañía de sus dos amigos... Estupendo. Esa noche serás mío.

— Hola, Draco — le saludo, de forma casual. Aunque por dentro me muero de nervios, noto un cosquilleo en el estómago, mi corazón late con violencia...

Se detiene, levanta la ceja, en señal de sorpresa:

— ¿Potter¿Cómo es que te atreves a llamarme por mi nombre?

A pesar del tono cruel, áspero, percibo algo distinto... curiosidad.

— Pensaba que era lo más apropiado, después de lo ocurrido...

— ¿De qué estás hablando?

— Del beso...

El rubio ríe a carcajadas, un canto de fénix en mis oídos...

— ¿El beso¿Qué beso? jajajaja¿crees que sería capaz de besarte¿A ti¿Se puede saber qué has bebido, Potter?

Es mi oportunidad. Le ofrezco el frasquito, mientras con mi mejor sonrisa le susurro:

— He bebido la fuente de vida, Draco... ¿te atreves a beber a mi salud?

Un extraño brillo en sus ojos de plata, un brillo que recuerda el reflejo de la luna en la superficie del lago... No me he equivocado, Draco es incapaz de rehusar un desafío... Toma el frasco con su pulcra mano y lo levanta, siempre con esa sonrisa en sus labios...

— A tu salud, Potter, que más bien te conviene... que tú estás muy mal.

Acerca el frasco a sus labios y engulle todo su contenido, uno, dos, tres sorbos... De pronto un chasquido. El frasco cae al suelo y se rompe en mil añicos... Donde antes había un dios de hielo, el muchacho de mis sueños, ahora hay... nada. Pánico, algo no ha funcionado. ¿Dónde está Draco? Miro alrededor, aterrorizado. Nada, nadie, solo ese rayo de luna cruel que, una vez más, se ríe de mí.

Un ruido a mis pies. Miro hacia el suelo, y allí lo veo. Una hermosa criatura blanca, de pelaje aterciopelado, un hocico alargado y unos ojos de plata que me miran, inquisidores... Un hurón albino, la mascota perfecta para llenar ese vacío que dejó Hedwig...

Me acerco con sumo cuidado, por si intenta morderme. Pero no, el animal se limita a olfatearme, con curiosidad... Parece que le gusto, porque no protesta cuando lo agarro con suavidad y lo levanto del suelo. Lo acerco a mi rostro: definitivamente, a pesar de ser un animal, tiene los mismos rasgos que Draco...

Lo llevo en brazos a mi cuarto, esa noche duermo acurrucado con mi nueva mascota, y le oigo ronronear, feliz... Lo adoro, me adora... Sé que Draco, el hurón, me ama, me amará hasta el fin de sus días, y yo ¿cómo no voy a poder amar a tan hermosa criatura?

Amor eterno, eso es lo que buscaba y eso es lo que he encontrado.