LA HEREDERA DEL INNOMBRABLE

CAPITULO 3: MI CASA

Había llegado el momento de conocerlo, a él, al gran Sirius Black, al que ahora era mi padre y como dijo Lupin, se encontraba en la sala, al entrar me le quede viendo y el a mí y pensé que realmente me parecía a él, pero en ese momento el hablo.

-Tienes los ojos de tu madre- dijo esto y me abrazo, me sentí tan segura que no quería soltarlo, hasta que recordé lo que me había dicho un momento antes.

-Bueno, no le puedo decir que si o que no, ya que no la recuerdo.

-Espera un momento- dijo esto y salio de la habitación, al poco tiempo regreso con una foto de ella y pues si, mis ojos eran igual que los de ella, eran unos ojos negros muy intensos y no solo en eso nos parecíamos, sino también en el cabella rizado, la nariz y hasta las orejas, lo que no era igual, era que ella era de cabello castaño oscuro, estatura mediana y tez apiñonada y yo era de cabello negro azabache, alta y de tez blanca como Sirius.

Ella era muy hermosa y tenía una figura envidiable, figura que yo tengo, pero lo note porque ella traía un vestido corto muy entallado color rosa y con un escote precioso, en su mano izquierda mostraba un hermoso anillo de compromiso, sencillo, pero hermoso.

-Me la puede regalar- pedí poniendo cara de perrito regañado, sabía que no se iba a resistir a mis encantos.

-Claro que si, pero no me hables de usted, preferiría que me dijer…

-¿Papá, realmente para mí es muy difícil y no creo acostumbrarme tan rápido a llamarlo así- lo interrumpí muy bruscamente, pero en vez de que se enojara me sonrió y dijo:

-No, pensé que lo mejor es que me digas Sirius, se lo difícil que es para ti llamarme papá.

-Bien, entonces si no te importa Sirius me gustaría conocer lo que ahora es mi casa.

-Si claro, vamos- dijo esto muy feliz, yo no quería leer sus pensamientos, pero me agrado saber que se sentía el hombre mas feliz del mundo. Poco a poco fuimos recorriendo las habitaciones de esa gran mansión, todas estaban muy sucias.

-Esta es tu habitación- dijo esto abriendo una puerta blanca, mi recamara era grandísima, del lado izquierdo había una gran cama centrada en la pared, la cama tenía un dosel rosa pastel y un edredón blanco, de cada lado de la cama había un buró con cajones, en frente de la cama había un tocador muy bonito con un gran espejo, al centro había una pequeña salita con una mesita, también había un armario bastante espacioso y un baño muy bonito con una tina, frente a la puerta del otro lado de la habitación había una gran venta que abarcaba de lado a lado y otra puerta, solo que esta era de vidrio y corrediza, a fuera era una pequeña terraza con una mesita y dos sillas y varias plantas, no me había dado cuenta de lo tarde que era y pues si eran alrededor de las 4:30 PM, mucha diferencia de donde yo vivía, 6 horas más o menos, al regresar a la recamara vi un escritorio de madera junto con una silla, sobre el había hojas de colore, sobres, timbres postales, plumas también de colores, etc. Mis maletas ya estaban también ahí, realmente era la habitación más hermosa que había visto en toda mi vida, lo único que se me ocurrió decir fue:

-Gracias- el estaba algo preocupado ya que pensaba que el rosa no me gustaba y es que las cortinas y la alfombra eran rosas pastel- el rosa es mi color favorito y también el negro- y es la verdad.

-De nada, ahora dime ¿tienes hambre?

-Si, al parecer tú también lees la mente.

-¿Qué?- no entendía lo que le había dicho.

-Nada, luego te lo explico.

en la cocina

-¿Qué te gustaría cenar?

-Pues pizza, me encanta la pizza

-Eh, no hay eso

-Pasta- negó -¿un omelet?- negó -¿un sándwich?- negó -¿pan y leche?- volvió a negar -¿un vaso de agua?- otra vez negó.

-¿Qué hay en esta casa que pueda comer?- el solo se empezó a reírse.

-¿Qué es tan gracioso?- dije poniendo cara de enfado.

-La cara que pusiste- dijo esto poniéndose serio al ver que me estaba enfadando.

-Mira hay pan, jamón, queso, lechuga, jitomate y leche, te puedes hacer un sándwich y tomar un poco de leche.

-Gracias, yo me lo preparo, quieres uno- el solo asintió, hice los sándwiches y serví dos vasos de leche, empezamos a comer muy tranquilamente, al parecer no había nadie en la casa, solo nosotros dos, el no dejaba de mirar mi cabello.

-¿Qué sucede?- no entendía por que me miraba así, hasta que comprendí- Te preguntas porque es así mi cabello ¿verdad?

-Si, es solo que no se de quien lo has sacado así.

-No lo he sacado así, es solo que me lo e alaciado y teñido, me aburro de tenerlo siempre igual- mi cabello era rojo, más fuerte que el de una "amiga" Weasley que tengo, me llegaba a la altura de las costillas y como ya dije era lacio.

-Se te ve bonito

-Gracias, me gustaría desempacar y luego irme a dormir, anoche no dormí muy bien, de hecho, no dormí y estoy algo cansada.

-Este bien- me contesto muy amablemente.

en mi habitación

-¿Quieres que te ayude?

-No gracias

-Bueno, si necesitas algo mi habitación esta a lado.

-OK - me acerque a él y le di un beso en la mejilla, él solo sonrío y se despidió de mi.

-Poco a poco empecé a acomodar mis cosas en donde tenían que ir, cuando acabe me fui directo a la cama y me di cuenta de que eran las 10:45 PM, me había tardado muchísimo acomodando mis cosas, cerré mis ojos y me quede profundamente dormida, hacia mucho que no dormía tan tranquilamente, me desperté a las 6:20 am y ya no pude conciliar el sueño, así que decidí ir a preparar el desayuno, a las 8:00 que Sirius se despertó ya estaba el desayuno que constaba de huevos revueltos, tocino, fruta picada, jugo de naranja y café, comida muy estilo muggle.

-Vaya, todo lo hiciste tu- estaba muy sorprendido.

-Si, siempre me a gustado cocinar, sabes, creo que ya es hora de conocernos mejor- dije mientras le servía de todo un poco.