"Ex de Verdad"
This is a continuation of "Rompo Contigo"
Esta es la continuación de "Rompo Contigo"
Por favor escucha Ex de Verdad. Todas las letras de este fic son propiedad de © Emi Foray Music, Sony/atv Latin Music Publishing Llc, Moskitas Muertas Publishing, Universal Mus. Publ. Mgb Mexico S.a. De, Rayito Musik-os
Compositores: Ashley Grace Perez Mosa / Hanna Nicole Perez Mosa / Antonio Rayo / Beatris Luengo
Habían pasado dos años desde que Ginny rompió con Harry. Había logrado convertirse en capitana de su equipo de Quidditch tal como se lo propuso y por fin estaba en paz con su soltería y con haber perdido a Harry. Hoy había decidido ir a comprar un abrigo nuevo en Londres. Su entrenadora le recomendó una tienda del lado muggle y Ginny decidió seguir su consejo. Lo necesitaría para el tour del campeonato. Al salir de la tienda chocó con alguien que caminaba por la acera. Llevaba tanto impulso que casi se cae. Si no hubiera sido porque la persona con quien chocó la sostuvo de los antebrazos, seguro se lesiona. Se disculpó con prisa mientras se sacudió nieve que le cayó del extraño. Miró hacia arriba y se encontró sus ojos verdes esmeralda. El único pensamiento que tuvo fue: Ay, no.
¿Por qué?
Hoy en mi tranquilidad
Si es tan grande esta ciudad
Hoy te tuve que encontrar, oh, oh-oh
"¿Harry?"
El ojiverde asintió con una sonrisa que le hizo sentir mariposas en el estómago. "¿Estás bien?"
"Sí," le contestó un poco anonadada.
Harry le dio un beso apresurado en la mejilla e inmediatamente después se sonrojó. Ginny sabía que estaba pensando en su última conversación y lo que le había pedido. "Disculpa."
"No pasa nada," Ginny le sonrió un poco.
Harry parecía otra persona. Su cabello estaba en un corte muy prolijo, tenía una barba completa con candado incluido. Había cambiado sus gafas por unas que le iban mucho más a su rostro y resaltaban sus ojos y su quijada definida. Traía puesto una camisa formal con un blazer y pantalón de vestir, pero no tenía corbata y los dos primeros botones de su camisa estaban desabrochados. Era evidente que estaba haciendo mucho ejercicio. Traía consigo varias bolsas.
"¿Cómo has estado? ¿Te apetece un chocolate caliente?" le preguntó. "Bueno, si es que ya podemos hablar..." se veía contrariado. "No quiero irrespetar tus deseos."
"No te preocupes. En realidad, suena delicioso para este frío, pero no conozco mucho este lado de la ciudad."
"Pero yo sí, vamos," le sonrió galantemente y le ofreció su brazo, al ver sus ojos sorprendidos dudó y le preguntó "¿Demasiado?"
¿Por qué?
Tu sonrisa despertó
Sentimientos que guardé
Con candado en un cajón (¿por qué?)
Su corazón empezó a latir muy rápido. No puede ser posible que siga sintiendo cosas por él. Maldita sea tu sonrisa, Harry Potter. Le sonrió y tomó su brazo, "No, gracias por ser tan caballeroso como siempre."
Llegaron a una pequeña cafetería y pidieron sus chocolates calientes y un par de sándwiches.
"Supe que te hicieron capitana. No sabes la alegría que me dio... Estoy muy orgulloso de ti. No he ido públicamente a tus partidos porque no quería ni faltar a mi palabra ni que la prensa dejara de concentrarse en el deporte," Harry le sonrió de nuevo. "Pero he ido cuando he podido con poción multijugos."
Ginny quedó boquiabierta, "¿De verdad?"
"Claro. Ginny... antes que cualquier cosa fuimos amigos. Tu familia fue demasiado buena conmigo y tú... Tú significas mucho para mí. Me emocionó mucho verte cumplir ese sueño."
"¿Recuerdas que siempre quise ser capitana?... Hasta en Hogwarts quería tu puesto," Ginny se rio.
Harry también se rio, "Es cierto. Siempre tuviste más madera de capitana que yo... Nunca me querían hacer caso y siempre terminabas imponiendo orden tú."
"Bueno, alguien tenía que hacerlo," suspiró pensando en aquellas épocas donde todavía tenía sueños amarrados a él.
"¿Y te quedaste en el mismo apartamento?"
"Sí, pero lo estoy comprando... ¿Lograste vender Grimmauld?"
"No... Al final decidí donarla."
Ginny parpadeó varias veces, algo perpleja, "¿Donarla?"
"Sí. Un orfanato se quemó y necesitaban el espacio... Entonces lo doné al gobierno no mágico para que pudieran mover a los niños ahí. Hubo que remodelarlo casi todo, claro. Creo que si fueras hoy no reconocerías más que la puerta principal. A veces ni yo puedo creer que es la misma casa oscura y tenebrosa que fue por tantos años... Por cierto, nunca te pedí disculpas por haberte hecho vivir ahí," Harry se sonrojó y miró hacia abajo.
"No hace falta... Todo eso está en el pasado," le sonrió y sin querer le tomó la mano y la estrechó.
Harry volvió a ver sus manos juntas con el entrecejo mínimamente fruncido y Ginny lo soltó inmediatamente, pero él le sonrió como diciendo que no le molestaba.
"Gracias. Temí que nunca me perdonarías," Harry admitió esto con una cara de arrepentimiento. "Mi proceso de crecer y madurar fue a costo de tu fe en mí y en nuestra relación y créeme que no he dejado de recriminarme por eso. Merecías mucho más de lo que yo te di."
"Lo sé. Creo que siempre lo supe... Pero no te culpes, siempre has tenido problemas con tomar como tuyas culpas que no deberías achacarte," Ginny le respondió. Moría de ganas de preguntarle sobre Hermione. ¿Habría valido la pena su sacrificio? ¿Harry era feliz? Nadie en su familia le hablaba ni de Harry ni de Hermione y aunque agradecía ese silencio que le ayudó a tratar de seguir adelante, ahora odiaba no saber qué había pasado. ¡Claro! El Señor Granger era la excusa perfecta.
"Cuando terminaste conmigo yo no quise decir nada porque sentí que en el fondo sabía que tenías todo el derecho a decirme cualquier cosa y que me lo merecía... Pero quiero que sepas que agradezco todo el tiempo que pasé contigo, todo lo que aprendí. Solo lamento mucho no haberte dado lo que merecías. Realmente eres una mujer maravillosa y cualquier hombre se sentiría muy feliz a tu lado."
Eres el peor amor que he conocido
Tan perfecto que no te olvido
Piensa en mí, ayúdame a odiarte
Haz las cosas que hacen los cobardes
Ginny respiró profundo. ¿Por qué tenía que ser tan maravilloso con ella? ¿Por qué decía siempre lo correcto? ¿Por qué había madurado y aceptado su parte en el fin de su relación? Todo sería más fácil si fuera un idiota, grosero, inmaduro e irrespetuoso.
"Muchas gracias, Harry," le sonrió y trató de no permitir que sus ojos se empañaran, pero fue inútil así que tomó un sorbo de chocolate y cerró los ojos. "¿Cómo siguió el Señor Granger?"
Harry sonrió, "Lo operaron un par de veces, pero Daniel es un luchador. Ya volvió a trabajar inclusive... Su recuperación fue larga, pero afortunadamente ya está mucho mejor. De hecho, su médico dice que, si no supiera su historial, creería que está perfectamente sano y que nunca ha padecido de nada."
Ginny sonrió genuinamente, "Me alegra escucharlo... La Señora Granger y Hermione deben estar muy felices."
"Mucho," Harry respondió sin dar más detalles.
"Um... ¿Y ya Hermione terminó la universidad?"
"Sí. Ya sabes que le gusta probar que los planes de estudio y su duración son una sugerencia," Harry rio un poco. "De hecho está terminando su carrera en la mitad del tiempo que se suponía que tenía que durar y eso con todo lo que pasó con su papá... ¿Y tú? ¿Qué me cuentas?"
"Clasificamos al campeonato europeo," le dijo entre mordidas de su sándwich.
"Lo sé. Estuve en el juego de clasificación," le contestó. "Tu amago de Wronski estuvo sensacional. No podían perder después de eso," sonrió orgulloso. "¿Qué haces en este lado de Londres?"
"Comprar un abrigo para el tour."
"Ah, claro. Muy importante," le asintió. "Sabes que siempre pensé que intentarías entrar al equipo nacional... Tienes el talento para hacerlo. Conozco al entrenador si algún día quieres hacer la prueba," Harry ofreció esto como quien ofrece pasar la sal en la mesa. Sin ningún aire de nada. El entrenador de la selección nacional era famoso por tener un círculo diminuto y era muy difícil que hiciera pruebas a jugadores que no conocía o escogía personalmente. Ginny podía sentir como todos sus sentimientos arañaban las paredes del baúl donde los había desterrado tratando de salir a flote desesperadamente.
No me trates bien, ni sonrías más
Pues mi alma sigue sufriendo, sé
Un ex de verdad
Y trátame mal
Ayúdame con eso
"Muchas gracias. No he tenido el honor de conocerlo aún," Ginny admitió, mordiéndose el labio.
"Si quieres lo invito a almorzar y los presento... Bueno, si no te parece demasiado pronto," le dijo Harry un poco preocupado.
Ginny recordó cómo reaccionó su cuerpo cuando la saludó. El calor de sus labios en su mejilla fría se extendió rápidamente y tuvo muchas ganas de prenderse de su cuello y besarlo. No era culpa de Harry. Habían pasado dos años. No hizo nada inapropiado. Tendría razón en pensar que no era peligroso acercarse a ella a este punto, pero para Ginny sí lo era.
¿Por qué
Te atreviste a saludar?
Con un beso, sin pensar
Sin ver mi fragilidad, oh, oh-oh
"Sería un honor. Pero tendría que llevar a mi entrenadora porque si se da cuenta que no la invité sería capaz de ponerme en banca todo el campeonato," Ginny bromeó y tomó otro sorbo de su chocolate.
"No... No lo creo. Si quiere ganar no te va a poner en la banca nunca," Harry se encogió de hombros como si fuera lo más obvio del mundo.
"¿Me puedes enviar la invitación al estadio?"
"Claro que sí," le sonrió un poco confundido.
Ginny le devolvió la sonrisa y explicó, "Es que sino no me van a creer."
"Ya veo."
Ginny moría de ganas de preguntarle por qué. Por qué no habían funcionado las cosas. Por qué no había luchado por ella. Por qué había aceptado las condiciones que ella le impuso. Pero al mismo tiempo sabía que todas las respuestas a esas preguntas volverían a destrozarla.
Y sé (y sé)
Que mañana yo seré
La culpable de esperar
Dejarte escapar sin preguntar por qué
"Harry..."
"¿Sí?"
Un mesero trajo la cuenta. Ginny intentó tomarla, pero Harry fue más rápido, "Por favor, yo te invité, Gin."
"Gracias," le sonrió conmovida. Solo Harry podía decirle Gin y hacerlo sonar como un cumplido.
El mesero tomó la tarjeta y se fue.
"Harry..."
"¿Dime?"
"¿Puedo preguntarte algo?"
Harry le alzó una ceja y entendió que ya le había preguntado algo con decirlo así. Se iba a corregir, pero Harry sonrió de nuevo, "Por supuesto, pregúntame lo que quieras."
Había mil cosas que quería saber. Pero una las resumía todas. Al final del día, dejando atrás todas las mezquindades y los celos, después de tanto amor y tanto tiempo, solo una pregunta era importante para ella.
"¿Eres feliz?"
La expresión de Harry se convirtió en una de sorpresa y sus ojos se llenaron de lágrimas. "Muy feliz. ¿Y tú?"
"Yo... yo lo sigo intentando," trató de que no se notara, pero sus lágrimas estaban colgando de sus pestañas.
"Ginny... perdona. Tal vez no debí. Yo... No quería afectarte en nada. Solo me alegré tanto de verte y quería saber de tu vida. Te he extrañado mucho y-"
"No te preocupes. Yo debí decirte que no... Es mi culpa. Yo también te he extrañado mucho."
El mesero vino con el recibo y la tarjeta. Harry la guardó en su billetera y la abrazó fuerte.
Ginny lloró contra su hombro y se permitió pensar que por unos momentos estaba en una realidad paralela en la que Harry seguía siendo suyo. Harry besó su frente y la despertó del trance.
Eres el peor amor que he conocido
Tan perfecto que no te olvido
Piensa en mí, ayúdame a odiarte
Haz las cosas que hacen los cobardes
"Por favor no me trates tan bien, Harry."
"¿Cómo?" parpadeó confundido.
"Necesito que te portes como un ex de verdad."
No me trates bien
Ni sonrías más
Pues mi alma sigue sufriendo, sé
Un ex de verdad
Y trátame mal
Ayúdame con eso
"¿Y cómo es eso?" le preguntó confundido.
"Ayúdame a odiarte por un tiempo, ¿sí? Creo que va a ser la única manera de que pueda superar lo nuestro algún día."
"Ginny, yo no puedo tratarte mal... Pero puedo alejarme otra vez por el tiempo que consideres necesario. Voy a pedirle a Oliver Wood que vaya a tu reunión con el entrenador. Así no tienes que verme más. Ojalá algún día podamos vernos y no te afecte más. Lo lamento mucho. No fue mi intención," Harry besó la parte de atrás de su mano. "Te deseo todo lo mejor de este mundo. Te lo mereces," le sonrió, tomó sus cosas y se fue.
Eres el peor amor que he conocido
Tan perfecto que no te olvido
Piensa en mí, ayúdame a odiarte
Haz las cosas que hacen los cobardes
Ginny caminó rápidamente a un callejón para poder hacer su aparición y llegar a su apartamento. Una vez ahí, se tiró a su cama y lloró por todo lo que había sentido y por todo lo que se había perdido. Harry era realmente el hombre ideal. Su único defecto era que no la amaba. Su único defecto era que amaba a Hermione Granger. Lloró hasta quedarse dormida. El día siguiente en su entrenamiento, llegó una tarjeta de invitación formal.
Señorita Weasley,
Deseamos contar con su honorable presencia el próximo 30 de setiembre a medio día en el Estadio Nacional. William Cranstek, el entrenador de la selección nacional y yo, Oliver Wood, el capitán de la selección, hemos escuchado muchas cosas maravillosas de sus habilidades. Por favor invite a su entrenadora a que nos acompañe también. Confirme su asistencia antes del 15 de setiembre y no olvide su uniforme.
Saludos,
OW
Ginny jamás pensó que pasaría tan rápido. En Hogwarts nunca había jugado con Oliver, pero sabía que era excelente jugador y un capitán muy exigente. Por eso Inglaterra había ganado las últimas dos copas mundiales. Su entrenadora casi tuvo un colapso nervioso de la impresión, pero de todas formas confirmaron su asistencia ese mismo día. Solo Harry Potter podía lograr algo así en menos de 24 horas. Ginny sabía que Harry odiaba usar sus influencias y por eso este gesto era aún más significativo.
No me trates bien
Ni sonrías más
Pues mi alma sigue sufriendo, sé
Un ex de verdad
Y trátame mal
Ayúdame con eso
Ayúdame con eso
Un año después, dos semanas después de que ganara su primer partido con la selección nacional, Ginny se levantó un poco desorientada por la celebración. Se sirvió un café y abrió El Quisquilloso. En primera plana una foto a color de Harry y Hermione absolutamente radiantes. Harry estaba vestido con un traje negro con corbata roja. Sobre su traje, su túnica del Jefe del Wizengamot. Era el jefe más joven en cien años. Hermione tenía puesto un vestido largo y elegante del mismo tono rojo de su corbata. Ginny la vio por primera vez sin rencor y tenía que reconocer que quedaba muy poco del ratón de biblioteca que fue su amiga alguna vez. Se veía más linda que nunca. El vestido resaltaba su figura, contrastaba hermoso con su color de piel y la hacía ver espectacular. Su cabello estaba estilizado en ondas estilo antiguo de Hollywood. Su maquillaje era elegante y discreto y resaltaba sus mejores rasgos. Sus ojos brillaban.
Los brazos de Harry la rodeaban por la cintura y las manos de ella estaban sobre las de él. Hermione traía puesto un anillo precioso de rubíes y diamantes. Ginny lo reconoció de inmediato. Era el anillo de compromiso de Lily Potter. El anillo que ella siempre anheló llevar en su dedo. Era el anillo de sus sueños. Por el fondo de la fotografía, la habían tomado en Hogwarts. El único texto en la portada era una palabra: "¡Comprometidos!"
Ginny miró la foto por un largo rato. Respiró profundo y esperó a sentir tristeza, nostalgia, enojo, frustración, hasta desesperación. Pero nunca llegó. Se tocó la mejilla y sintió una lágrima, pero se dio cuenta con gran dicha que lloraba de la felicidad. Lloraba de felicidad porque Harry era feliz. El mejor de los hombres, que ella pensó tanto tiempo era el amor de su vida, por fin sería feliz con el amor de su vida y a Ginny ya no le dolía nada pensar en eso.
Fue a la madriguera y encontró a su familia reunida. Todos habían ido a ver el juego la noche anterior y su mamá los había invitado a desayunar. Todos estaban tensos tratando de ocultar el periódico y de no hablar de Harry. Su mamá la llevó aparte. Una vez confirmó con ella que estaba bien, le dijo que tenía su invitación para la boda de Harry y Hermione. Venía con una carta.
Ginny,
Si estás leyendo esto debe ser porque Molly pensó que podía dártelo. Gracias a ti voy a poder envejecer con el amor de mi vida. Decir solo gracias nunca será suficiente, pero tienes mi gratitud para siempre. Si no hubiera sido por ti, jamás habría tenido el valor para acercarme a Hermione. De todo corazón, nos haría muy felices si deseas acompañarnos. ¡Felicidades por el partido! Invita a quien quieras... Me contó una lechuza por ahí que Oliver Wood se cayó de su escoba por primera vez en su vida por estarte viendo entrenar embobado. Digo, por si te parece un buen plan. Sería maravilloso saber que quien está contigo es alguien genial como él. No para de hablar maravillas de ti.
Espero que estés muy bien y que nos acompañes.
Harry
Ginny sonrió con lágrimas en sus ojos. Puso la carta en la cama de su madre y se levantó.
"¿Hija?" Molly la llamó. "Ay no... ¿Hice mal en darte la carta?"
"No, mamá. Solo estoy muy feliz por él," Ginny respiró profundo. "Si me disculpas, tengo que invitar a alguien a que vaya como mi acompañante a la boda del siglo."
Molly sonrió aliviada. Ginny subió a su antiguo cuarto a escribir. Por fin su hija estaba lista para seguir adelante con su vida. Había perdonado a Harry y lo había soltado por fin. No fue por chismosa, pero vio un nombre conocido de pasada mientras iba a guardar la carta. ¿Oliver Wood? Molly no iba a dudar del criterio de Harry. Hizo una nota mental de que tenía que comprar más estambre para hacer un abrigo Weasley con una 'O' para la próxima Navidad. Tendría que averiguar cuál era el color favorito del joven.
