Estimados lectores y lectoras, os presento un nuevo fic: Salvaje.
Advierto de ante mano que en esta ficción habrán grandes dosis de Lemon, y algunas de escenas bastante fuertes, con lo cual, pido que si alguien es menor de 18 años, abandone de inmediato la lectura de este Fic.
Está basado en un UNIVERSO ALTERNO, de modo que Freezer y los saiyains seguían teniendo muy buenas relaciones 'comerciales'. El Rey Vegeta estaba vivo, y el Príncipe Vegeta, comienza el Fic, a la tierna edad de 15 años. Aunque veremos que el tiempo pasa rápido. Respecto a Raditz, os cuento que en este fic no es un guerrero de tercera clase ordinario, sino que debido a los méritos en la batalla de su padre Bardok, en una ocasión que salvó a Paragus, su familia fue ascendida a una de Primera clase, tras la petición de este último, y por tanto, su hijo Raditz, gozó de ese privilegio, y de la amistad de Broly, el cual tiene su misma edad en este fic. La madre de Vegeta había muerto en extrañas circunstancias cuando vegeta apenas tenía un año de edad.
Saludos, vuestra amiga, SuperBrave.
S A L V A J E
Capítulo 1: Capturada.
Nadie esperó jamás que Goku, aquel niño con colita de mono, llegase a ser la perdición del Planeta Tierra. Kakarotto, el bebé saiyajin, perdió la memoria y no cumplió su misión: destruir cualquier forma de vida inteligente. Esa casualidad del destino sólo marcó una prorroga en las vidas de la humanidad... Sin embargo, muchas veces, las casualidades del destino, acaban convirtiendose en 'gracias a...' o 'por culpa de...'. Y aún así, muchas veces, acaban siendo ambas de esas denominaciones.
La nave extraterrestre avanzó hacia el planeta, los soldados arrasaron todo a su paso, no dejaron más vida que algunas mujeres hermosas y algunos hombres, que fueron capturados con el único y grotesco objetivo de venderlos a los Dorajin, tratistas... una especie de monstruos rosados, de la misma que Dodoria, quienes se dedicaban magnificamente al comercio de objetos sexuales, esclavos, bebidas alcohólicas, drogas, y un largo etcétera de vicios indeseables.
Bulma fue elegida para vivir porque el destino quiso que quien debía ejecutarla la encontrase 'apetecible' como objeto sexual. Aún aturdida, la joven de apenas 14 años, despertó en una celda. Los recuerdos de la muerte de sus padres inundaron su cerebro llenándola de miedo y horror. A su lado, otras mujeres más lloraban recordando las escenas que presenciaron antes de haber sido capturadas.
- Debemos impresionar al Maestro. Quiere una hembra en condiciones. - Dodoria afirmó el paso y caminó dentro de la sala. - ¿Esto es todo lo que teneis?. - Gruñó con desprecio. - Algunas están estropeadas por los golpes, idiotas... -
- Tú. - El dedo señaló la mujer que estaba al lado de Bulma, una chiquilla rubia de aspecto angelical, la cual comenzó a llorar de horror. - "Demasiado llorica, a los saiyajins les gustan más guerreras..." Sus ojos vagaron por la sala recorriendo con los suyos los ojos de las recien llegadas. Cuando llegó a Bulma notó que ella le miraba odiosamente.
Sonrió perversamente y se acercó sujetándola de la barbilla. - SUELTAME. - Gritó ella revolviendose, sin darse cuenta de que acababa de sentenciar su futuro al hacerlo.
- ¡Perfecta, justo el tipo que les gusta a los saiyajins. Preparadla y llevadla dentro de media hora a la nave del Maestro. -
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- Mi estimado Rey Vegeta, me alegra que hayamos discutido acerca de todos estos temas, ha sido una reunión realmente afable, y de nuevo, le felicito por las conquistas realizadas. Me alegra enormemente que haya traido consigo al joven Príncipe Vegeta. Es increible ver como ha crecido desde la última vez que nos vimos. ¿Qué edad tiene ya? - Pronunció Freezer con melosidad y falsa amabilidad.
- Tengo 15 años. - Respondió con rapidez el muchacho, que habló por primera vez en toda la reunión de 2 horas que habían sostenido.
Freezer sonrió. - Todo un adulto. -
Vegeta frunció el ceño por el tono de burla, pero su padre lo crucificó con la mirada para que no se le ocurriera hacer algún comentario indebido, de modo que respiró hondo y cerró su boca ansiosa de una contestación mordaz hacia aquel ser que tanto le desagradaba.
Dodoria abrió las puertas y apareció con Bulma, perfectamente vestida, y aún revolviéndose entre el fuerte agarre de quienes la conducían hasta la sala.
- Soltadmeeeeeee. - Gritó ella desesperada.
- Oh, veo que ya llegó mi regalo. Rey Vegeta, me he permitido traerle una de mis nuevas adquisiciones, está sin estrenar, y estoy seguro de que será de su agrado. - El Rey se acercó a la chiquilla sonriendo.
- ¿Qué edad tienes?. - Preguntó ladinamente.
- 14 años. - Titubeó ella. - ¡Dígales que me suelten!. -
El Rey se volvió hacia Freezer. - Demasiado jóven para mi... -
- Tiene razón. Dodoria, has hecho mal tu trabajo, aunque ahora que lo pienso... Quizás su hijo la disfrutaría... ya estodo un adulto. - Vegeta frunció el ceño a punto de contestar que no, pero si hiciera eso, su padre seguramente le castigaría durísimamente, amen de entorpecer las relaciones entre saiyajins y icejins (le especie de Freezer).
- Por supuesto. - Contestó serio. Un regalo de Freezer no podía despreciarse y además estaba en uego su hombría y su madurez como adulto.
- Dodoria, has sido tan torpe... es demasiado joven para nuestro querido rey, suerte que vino acompañado de su hijo. Trae de inmediato a una hembra adecuada para nuestro invitado y prepara a esta para nuestro joven Príncipe. -
Hacía ya varios años que el comercio de esclavas sexuales habia llegado a Vegetasei. Fue un comercio al principio, con bastante poca acogida, dado que la especie saiyajin era de afectos fijos y vivían para el arte de la guerra, la lucha... Sin embargo, los 'regalos' de Freezer a las clases nobles, todas ellas de perfecta preparación previa, acabaron por convencerles de que existía bastante terreno que conquistar en las alcobas, hasta que al final, todo hombre medianamente rico de Vegetasei, ansiaba obtener el dinero suficiente para permitirse tener su propia esclava sexual, claro está, eso, si si esposa no la mataba en el acto.
Los jóvenes fueron quizás los que con mayor entusiasmo acogieron las nuevas tendencias. Las hembras saiyains eran escasas con respecto a los machos, en proporción de 15 machos por cada una de ellas. Por otro lado, estaba el detalle de que la educación recibida en estas, era bastante casta y restrictiva en materia sexual, y más bien enfocada hacia la batalla y la lucha. La sociedad saiyajin estaba cambiando y absorviendo 'costumbres' no demasiado deseables de la influencia del Imperio de Freezer. Desde que entraron en alianza con el tirano, toda la población vivía para la misión militar, de modo que los esclavos habían resultado ser absolutamente imprescindibles para el desarrollo de la economía y la vida en el planeta. Pero también las esclavas sexuales, convinieron en ser un alivio para la vida ociosa de aquellas épocas de descanso lejos del campo de batalla, además de una especie de apremiante de prestigio masculino. Esta serie de factores, hicieron que las uniones saiyajins entre machos y hembras, se retrasaran al menos hasta que el macho tenía ya casi la cuarentena de edad, no así las hembras, que en llegando a la veintena de edad solía ser reclamada como pareja, generalmente por un macho que la doblaba en edad. Aunque esto, no era demasiado alarmante, ya que los saiyajins envejecen a un ritmo tan lento, que la diferencia de edad entre los 20 y los 40 años es apenas inapreciable.
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Bulma fue conducida a una habitación perfectamente decorada, lujosa y perfumada con inciensos suaves, aromas desconocidos y embriagadores. Unas jóvenes doncellas depositaron sobre su cama unas ropas lujosas y provocativas.
- ¿Tu eres la nueva?. ¿Como te llamas?. -
- Bulma... y ¿qué es eso de la nueva?. ¿qué es lo que quieren hacerme?. - Bulma sabía perfectamente que estar en una habitación, con una cama, con ropas picantes sobre esa cama... sólo podía significar una cosa, pero aún así tenía que confirmarlo.
- Jijii, no te preocupes, la primera vez es la peor, y más cuando te ha tocado un rudo saiyajin, pero luego aprenderás que se pueden conseguir muchas cosas desde nuestro status, si se tiene un poquito de picardía y cabeza... - La más mayor de las doncellas, una joven de unos 35 años, explicaba a la recien llegada algo que no estaba ni muchísimo menos para atender.
- Vamos, ponte la ropa... -
- NO. - Gritó Bulma. - Yo... yo no soy eso... no soy una protituta... esto es un error. -
- Oye, no digas eso, porque si no te acabarán matando. Las que se niegan acaban muriendo de modos terribles... - Susurró la otra doncella.
- Me da igual. - Lloró la chiquilla. - Prefiero morir antes que hacer esto. -
- No sabes lo que dices... Mira, tienes dos opciones, o bien haces que esto sea agradable, o bien te niegas a hacerlo y acabarán por violarte, torturarte y quizás luego, curarte para seguir violándote y torturándote. Al Maestro le gustan las que se resisten... es un sádico, más te vale cooperar y tendrás el placer de acostarte con lo mejorcito del Universo y quien sabe lo que podrías llegar a conseguir. Si uno de ellos se encapricha de tí, podrías acabar siendo libre y teniendo una vida llena de lujos ycomodidades. A esta nave sólo acuden altos mandatarios. Es mejor que cooperes, no seas tonta. -
Bulma se puso a llorar y ellas procedieron a quitarle la ropa susurrándole que no se preocupase y que tenía que sobrevivir. Eso se le quedó grabado a Bulma en el alma. Sobrevivir...
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El jóven Príncipe caminó dentro de la habitación. Bulma se estremeció y tragó saliba. Al menos él no era uno de los monstruos que había visto en la nave. Si lograba razonar con él quizás conseguiría que la desviasen al departamento de ciencia o algo. Ella era un genio, no una prostituta. Si, iba a sobrevivir. Y al final, acabaría vengándose de todo el ultraje y la humillación que iba a sentir. Su inteligencia vencería a los monstruos que habían acabado con su planeta. Por un momento, sintió que algo le daba esperanza: Justicia. Vengaría a sus padres, a sus amigos, y acabaría con aquellos malvados.
El Príncipe se limitó a quitarse la ropa lentamente sin dejar de mirarla. Luego, ya desnudo, fue hacia ella y la rozó levemente. Era la primera vez que iba a tomar a una hembra. Para aquellos dos chiquillos, de 15 y 14 años, esa iba a ser su primera experiencia sexual.
La experiencia no fue placentera, por el dolor de la primera vez, pero a diferencia de lo que había pensado Bulma, el Príncipe había sido extremadamente dulce, y no la había forzado.
- Freezer dijo que estabas sin tocar. - Susurró Vegeta algo nervioso de que ella hubiera notado su inexperiencia.
- Si. - Susurró ella mientras se le caían dos lágrimas furtivas.
- ¿Por qué lloras mujer?. -
- Yo... yo no soy una prostituta, sino una científico. -
- ¿QUE?. - Gritó Vegeta haciendo a Bulma saltar de miedo.
- LO QUE OYES. - Le encaró ella sin poder contener la rabia interior que sentía.
- Pues no lo parece. - Rió él.
- ¿Te puedo pedir algo?. - Dijo ella casi suplicante.
- ¿Cómo dices?. - Vegeta arqueó una ceja sorprendido por su cambio de humor repentino.
- Por favor... haré lo que sea si me lo concedes... - Por alguna razón el príncipe se sentía un poco unido a ella después de haber compartido su primera vez juntos, así que...
- ¿De que se trata?. - Él le preguntó más bien intrigado que dispuesto a ayudarla.
- Yo soy un genio, tengo habilidades especiales para la tecnología, no quiero vivir como una puta, no lo soportaría, por favor, podría ser muy útil como científico... Ayúdame. -
- Hmp. ¿Cómo se que dices la verdad?. - Volvió a arquear una ceja.
- Te lo demostraré. Puedo desbloquear el código de salida de esa puerta con un objeto metálico... como por ejemplo... - Bulma se vistió rápidamente e inpeccionó la habitación. Por fortuna encontró un pasador del pelo que habían dejado olvidado las doncellas de antes. Lo cogió y se dispuso a desarmar la caja de seguridad del controlador de código de acceso de la puerta. Vegeta la siguió intrigado nuevamente a la vez que escéptico.
En apenas 10 minutos, la puerta se abrió dejando sorprendido a Vegeta, y sonrojada a Bulma, que se percató de la presencia indeseable de Freezer al final del corredor. Por suerte o por desgracia el lagarto divisó la extraña escena y decidió ir a investigar personalmente aquel suceso.
- Maldita sea. Cierra la puerta. - Gruñó el príncipe.
- Me llevará un segundo. Espera. - Justo cuando Freezer iba a llegar la puerta se cerró para alivio de ambos chicos.
La puerta volvió a abrirse.
- Príncipe Vegeta, no es de buena educación cerrar la puerta en las narices de tu anfitrión... -
- Mis disculpas, Lord Freezer (él jamás le llamaba Maestro), esta hembra estaba mostrándome sus habilidades para la tecnología, creo que está siendo desaprovechada como puta, siendo que podría ser muy útil en el departamento de ciencia. - Freezer casi no podía creer lo que escuchaba. Se volvió y comprobó la puerta manipulada. Su precioso sistema de seguridad vulnerado por una pequeña esclava sexual. Había gastado millones de créditos en su perfeccionamiento. Si ella logró vulnerarlo, desde luego debía ser una mente privilegiada.
- Es posible... Ven aquí pequeña. ¿Cómo te llamas?. - Bulma acudió nerviosa pero se obligó a sí misma a fingir tranquilidad.
- Bulma. -
- Dime... ¿A qué te dedicabas en tu planeta?. -
- Trabajaba con mi padre, que era científico, y todos me consideraban un genio de la ciencia. -
- ¿Cuánto te ha llevado vulnerar el sistema de seguridad de la puerta?. -
- 10 minutos... - Susurró ella desanimada. - Habría tardado menos, pero no tenía medios, sólo contaba con este pasador para el pelo. -
- Freezer abrió los ojos iracundos. Una de dos, o bien aquella niña era un genio como decía, o bien tendría que asesinar al responsable de la seguridad de la nave. -
- ¿Crees que podrías idear un sistema de seguridad mejor que el que tenemos?. -
- Sin duda. - Exclamó Bulma entusiasmada por el desenlace.
- Bien, ya veo... Príncipe, que tienes un criterio sabio. Te haré caso en el consejo, y esta mujer comenzará a trabajar en el departamento de ciencia. Zarbón, escóltala hasta el laboratorio, y proporcionale los elementos necesarios que te solicite. Ordenaré que os traigan otra compañía, joven Vegeta. -
El príncipe vio alearse a aquella muer y sintió que un terrón de amargura le estrangulaba la garganta. Hubiera preferido que ella se quedase allí con él. Era tan expontanea y fresca...
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No pasó mucho tiempo hasta que Bulma se percató de que estaba embarazada. Fue un error de protocolo. Las esclavas sexuales eran esterilizadas, o bien les administraban una vacuna anticonceptiva, pero en su caso, Freezer pensó que no la habían tocado, y nadie se preocupó de ese pequeño detallito. Temerosa de que le arrebatasen el ser que se formaba dentro de su vientre, Bulma ocultó su embarazo hasta que cumplió los 7 meses. La bata blanca ancha, su extrema delgadez, y el hecho de que el resto de compañeros del ala de ciencia eran de otras especies distintas a la suya, le facilitó la posibilidad de ocultar su estado. A los 7 meses, ella misma provocó su parto, ayudada de su única amistad dentro de la nave, su compañera en el ala de ciencia: Kiaras, perteneciente a una poco agraciada especie, que sin embargo, destacaba en cuanto a sus capacidades intelectuales. Dió a luz en los angares de la nave, en el único lugar que no estaba siendo inspeccionado por las cámaras de seguridad. Una niña peliazul, con una hermosa colita de mono azulada, a juego con sus ojos vió la luz pro primera vez y sintió el calor de su madre arrullándola. Por desgracia, la pequeña debió ser salvada de una perdición segura, enviandola a un planeta pacífico y seguro. La introdujeron en una cápsula uniplaza. Bulma la abrazó llorando por última vez, esperando dentro de su corazón, que volviera a verla algún día, cuando pudiera ganar la confianza del tirano suficiente, como para salir libremente de la nave.
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La pequeña Bra aterrizó en un descampado hermoso, lleno de árboles y una vegetación profusa. Una mujer de aspecto humanoide, orejas puntiagudas y rostro amarillento se acercó. Ella y su marido la criaron como su hubiera sido su propia hija. Los habitantes de Gundilian eran seres pacíficos, bienhechores, rechazaban cualquier tipo de violencia o estridencia. La niña creció en un ambiente protegido aún libre, gozando de un medio ambiente cuidado y hermoso. Los Gundil se encargaron de cortarle la cola definitivamente para evitar burlas o suspicacias en la niña.
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Pasaron 7 años de vida, Bulma había ganado prestigio como científico, de modo que estaba a punto de lograr que la permitiesen hacer un viaje de placer, algo, completamente inusual en el personal esclavo de Freezer. Sin embargo, una terrible noticia le asoló el alma cuando supo, que el planeta Gundilian había sido purgado, y todos sus habitantes asesinados.
Sólo Bra se había librado de aquel terrible suceso, quedando marcada para siempre su existencia, con el dolor de la muerte y la pena de una nueva separación de sus seres queridos. La niña corrió como el viento cuando su madre adoptiva se lo suplicó con sus últimas fuerzas y la libró de la matanza. Cuando acudió de nuevo a su pequeño pueblecito, vió los cuerpos putrefactos de su familia adoptiva, que para ella era propia. El horror que presenció le marcó el alma para siempre. Tras comprobar que no importa cuanto llorase, cuando suplicase que despertaran, la muerte es implacable, la niña, de apenas 7 años corrió hacia el bosque refugiándose en su cobijo, en su soledad, alimentándose de él y viviendo salvajemente alejada de todo atisbo de civilización.
Aun debieron trascurrir 5 años más, para que los yacimientos minerales fueran explotados. Cuando los primeros asentamientos comenzaron a fraguarse en el planeta, se empezó a correr la voz de que existía un espíritu herrante que atacaba a cuantos se introducían en el bosque y les mataba irremediablemente. Los pocos que lograron sobrevivir, hablaban acerca de un animal salvaje de pelo y ojos azules que brillaban en la oscuridad, de extremada agilidad y temible fuerza. Una sombra vengadora de los horrores de cuantos murieron al purgar el planeta. Así fue como la joven Bra creó la leyenda del espíritu Salvaje del bosque Gundilianita.
Pero fue entonces, cuando 3 años más tarde, un afamado cazador, de la misma raza Dorajin, acudió al planeta intrigado por la leyenda que había escuchado. Después de 2 días de árdua persecución, la presa fue cazada. Sin embargo, cuando el cazador fue a recoger su presa, se enfureció al comprobar que se trataba tan sólo de una chiquilla. ¿Qué clase de broma era aquella?. ¿De qué iba a presumir él?. De modo que decidió entregar a la Gundil salvaje a su hermano, que se dedicaba en exclusiva a la trata de esclavas sexuales. Así fue como Bra acabó compartiendo destino con su madre, acabando en la misma nave, en la que ella comenzó 17 años atrás, una nueva vida de sopervivencia.
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