Antes de nada quiero daros las gracias por vuestros atentos comentarios. Me anima mucho ver que os gusta como va quedando el fic, para continuarlo. No obstante, veo que hay muchísima gente que no utiliza las reviews, animaros y me comentais alguna cosilla, de verdad, no os corteis, veo las estadísticas y se que este fic está teniendo bastante éxito, porque son muchos los lectores, venga, dejadme alguna notita, que me hace muy feliz.
Gracias Dulce-vg, Shadir, Naru y Kasou, sois estupendas.
Capítulo 4: ¿Quién es quién?.
Vegeta caminaba por los pasillos. Entonces la vió. Esa belleza azul que fue la primera hembra de su vida. Jamás podría haberse olvidado de ella. Escoltada por Zorn. ¿Sería ella la científico de Freezer?. Sin duda alguna... Lástima... ahora el lagarto enviaba como espías de los saiyajins a hermosas mujeres. Como si eso impresionase a un guerrero...
Bulma giró su cabeza hacia el lado y frenó su paso un instante sintiendo que sus piernas casi se le aflojaron. Kiaras se paró a su lado y la habló mentalmente:
- "Bulma, tranquilízate, los saiyajins son desconfiados, podrán oler tu turbación y se pondrán en guardia más de lo que están". -
Al fondo de la encrucijada de pasillos, Vegeta sonrió levemente dispuesto a cruzarse en el camino de las nuevas 'invitadas' para darles una sutil advertencia. Avanzó con paso firme, magestuoso, totalmente imperativo y dominante. Ya no era aquel muchachito de 15 años, sino todo un hombre. Bulma reanudó la marcha cuando Zorn giró levemente la cabeza para saber el motivo de que hubiera palidecido.
- "Viene hacia aquí, Kiaras, no podré disimular... viene hacia aquí... Dios mio, piensa decirnos algo... " - La llamó mentalmente.
Zorn frenó el paso y se inclinó ante el príncipe. Bulma y Kiaras se arrodillaron ante él, cumpliendo el protocolo que como esclavas llevaban realizando desde hacía demasiado años. Aún así, cada vez que Bulma tenía que arrodillarse ante alguien maldecía interiormente tener que hacerlo, y se daba el gusto de insultar mentalmente al presunto 'ser superior' que saludaba.
- "El te ha reconocido Bulma, quizás eso nos favorezca, pero aún así desconfía de tí. Se fuerte, vamos, hemos pasado mucho para llegar hasta aquí, tienes que controlar tus nervios." -
Bulma respiró y alzó la mirada encontrándose de lleno con aquellos ojos azabaches que habían protagonizado gran parte de sus sueños en los años pasados.
- Así que estas son las 'científicos' de Freezer... - Pronunció despectivamente Vegeta. - Me suena tu cara. - Dijo en son de burla tomando del mentón a Bulma, que casi tembló al sentir sus manos de nuevo.
- En efecto. - Informó Zorn.
- ¿Nos conocemos de algo?. - Siguió insistiendo Vegeta.
- "Está jugando contigo, él te recuerda perfectamente, Bulma". -
- "Pues se va a enterar... nadie juega con Bulma Briefs". No creo que hayamos tenido el placer de conocernos Principe Vegeta, difícilmente olvido las caras de las personas 'importantes'. - Dijo Bulma con una voz dulce, ocultando la ironía que escondían sus juegos de palabras.
- "Maldita hembra, ¿lo está haciendo a propósito?. Estoy seguro de que ella también tiene que acordarse de mi... 'importantes'..." Hmp. - Vegeta se exasperó. Era impensable que ella no le reconociera, él no había podido olvidarla, aún después de tantos años recordaba su breve encuentro, su pelo suave, su olor, su piel, su frescura... Y ella aseveraba que no le recordaba, y más le insultaba indicando que sólo recordaba a los importantes. ¿Acaso no había sido él importante para ella?. Gracias a él la destinaron a ese estúpido departamento de ciencia, él había sido quien la estrenó, y más aún, parece que había prosperado como esclava obteniendo prestigio y la protección del mismísimo Freezer. ¿Qué se había creido esa mujer?.
- "Bulma, creo que le has dejado kao..." -
- "Este va a contestar, estoy segura... pero a mi no me la gana". -
Vegeta la miró de arriba a abajo para intimidarla, la tomó nuevamente del mentón. Bulma evitó mirarle a los ojos. - Mírame, esclava. - Ordenó imperativamente el príncipe. - Mientras estés en Vegetasei, servirás a las órdenes de la Familia Real. Me da igual si eres una esclava científico, esta noche tendrás el honor de venir a mis aposentos, a las 22 horas. Y... lleva algo más... adecuado. Zorn, encárgate de ello. "Eso la enseñará a 'recordarme' ". -
Bulma se congeló. Eso si que no lo esperaba. - Yo... -
Vegeta se alejó dandose media vuelta y Zorn acudió detrás de él tratando de hablar un segundo a solas. - Señor. - Se inclinó susurrando apenas para no ser escuchado por ellas.
- ¿Qué quieres?. - Vegeta no le miró de reojo sin volverse siquiera.
- Señor, por favor, con mis disculpas, Freezer insistió en que se les diera un trato adecuado como científicos, no son esclavas sexuales, él aprecia sobre todo a la tal Bulma, creo que tiene una mente prodigiosa y Freezer estaría muy enojado con los saiyajins si supiera que la hemos obligado a prostituirse. Más sabiendo que... - Pronunció con mucho apuro.
- Jajajaja. Se muy bien lo que hago, Zorn. Márchate y haz lo que he ordenado. - Vegeta se alejó riendo y Zorn se volvió para llevar a las turbadas chicas a sus nuevos aposentos, sin poder evitar sentir él mismo algo de inquietud.
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- No te asustes. No voy a hacerte daño. -
Pero la chica se arrinconó en un extremo de la bañera opuesto a donde él estaba.
Raditz trató de acercarse a ella léntamente. - Sólo quiero curarte, ¿entiendes lo que digo?. - Extendió una mano hacia ella pacíficamente.
Bra ablandó su pose un instante mirándole a los ojos fíjamente quedando casi himnotizada con esa profundidad oscura e indescifrable. Raditz sonrió levemente al notar que ella se había relajado y en ese preciso instante, fue apenas una fracción de segundo, Bra atacó con un zarpazo más propio de una gata salvaje, y le provocó un corte profundo en la mano.
- MALDICION. - Gritó Raditz encolerizado.
Bra saltó ágilmente fuera del baño, pero al aterrizar en el suelo notó un dolor agudo en sus costillas y permaneció de rodillas sujetándose el pecho. De su garganta no salió un sólo quejido, ni un sólo sonido. Se había acostumbrado a ser sigilosa, silenciosa, su supervivencia estaba en juego.
- TU, MUJER SALVAJE. - Gritó enrabiado al verse herido en la mano por una simple esclava sexual y más en una situación tan torpe.
Bra no le miró siquiera, en realidad ni siquiera podía moverse debido a las punzadas que la asediaban después de la paliza de Broly, pero recurrió a la técnica que utilizaban los animales cuando se encontraban indefensos ante un depredador. Gruñir amenazadoramente. Dado que no podía luchar, podría amedrentarlo con sus gruñidos.
- ¿Qué ruidos son esos, ¿eh?. ¿Me piensas comer acaso, ¿Acaso no entiendes que sólo pretendía ayudarte?. - Dijo algo intrigado volviendo a acercarse.
- Grrrrr, grrrrrr, grrrr. - Los gruñidos emitidos helarían la sangre a cualquiera que se adentrase en el bosque sin saber que clase de felino era el emisor de tales sonidos roncos y temibles, pero esto no frenaba al saiyajin, sino que le incitaba a aproximarse más. Era un reto aquella muchacha salvaje.
- Si no son curadas tus heridas se podrían infectar. ¿Imaginas lo que significaría eso?. Te pondrías enferma y quizás... morirías, y... eres bastante cara como para dejar que te mueras así como así. -
- Grrrrrr, GRRRRR. - Bra gruñó más fuertemente al sentir que él se acercaba.
- Bien, si no colaboras voy a tener que sedarte por tu propio bien. -
Raditz hizo una última intentona de acercárse y Bra le miró fieramente rugiendo como si fuera una leona. - AAAHHHHHH. - Gritó Raditz al tope de su potencia haciendo que Bra temblase del miedo y dejara ver una mueca de dolor terrible en su intento frustrado por moverse. - Ya veo... tu no comprendes lo que digo ¿verdad?. Pero entenderás... Si no has saltado con el susto que te he dado es porque debes estar malherida. ¿Te duelen las costillas eh?. - Dijo más suavemente.
Con un rápido movimiento cogió sus brazos y aprisionó su cuerpo llevándola a la cama a pesar de los gruñidos y forcejeos emitidos. Una vez depositada sobre el colchón, siguió sosteniéndola permaneciendo inmovil y susurrándole. - Sssss, sssss, ssss. - Como si fuese un caballo salvaje. Cuando Bra se tranquilizó, Raditz la soltó - Descansa. - Habló suavemente y se alejó de ella saliendo de la habitación.
Cuando quedó sóla se quedó pensativa tumbada en la cama mullida. Las palabras rondaban su cabeza enlazándose y haciéndola recordar breves instantes. - Des.. Des...can... des...cannn...sssa... sa. - Imitó la voz ronca de Raditz. - jajaja. - Rió divertida al sentir en su garganta los sonidos de las consonantes. - Des...cansa, descan...sa, jajaja, descansa. - Su voz sonaba femenina pero aún así ella imitaba la voz de Raditz y se escuchaba sonora y grave. - Ssss. ssss. - Ella trató de recordar que una vez habló con otras personas utilizando palabras, pero su mente estaba bloqueada, su alma le dolía demasiado al tratar de recordar aquellos tiempos. En su cabeza, en sus sueños, siempre estaba laa imagen repetitiva, como una escena en bucle que jamás para de reproducirse. Su querida madre gritandole que corriera, ella corriendo al bosque. Y después, cuando días después volvió a su casa, la terrible visión del cuerpo de ella descuartizado y lleno de moscas, putrefacto, inerte...
Pasó media hora, y escuchó unas voces al otro lado de la puerta. - Yo llevaré eso, dí a los demás esclavos de servicio que bajo ningún concepto deben entrar en esta habitación. -
- Si, señor. - La voz femenina captó la atención de Bra, sonaba tan distinta a la de Raditz. La sirvienta se elejó con pasos rápidos y la puerta se abrió.
Raditz caminó dentro llevando un mueble metálico con ruedas que dejó cerca de la cama de Bra. Ella no intentó moverse, pero se tensó desconfiando de lo que trajera en ese artilugio. - Sssss. - Susurró él acercándose nuevamente y encontrándose con nuevos gruñidos de advertencia.
- Ahhsss. - Suspiró él. - Está bien... voy a hacer un último intento de curarte, pero si sigues en esa actitud... tendré que sedarte aunque no me guste hacerlo... - Advirtió seriamente.
Raditz se aproximó a la gran cama y Bra se incorporó rápidamente acomodándose en una esquina sin dejar de gruñir. A pesar del dolor tenía que salir de allí, no podía quedarse quieta a esperar que la masacraran como hicieron con aquella que llamaba mami.
- Bien. No hay otra solución. - Masculló observando que a pesar de las muecas de dolor en el rostro de ella, aún se ponía en guardia. Raditz sacó una pistola de inyectables y se volvió a ella con mirada de cazador. - Ahora... me voy a acercar... - Dijo suavemente. - Sssss. - Trató de asirla de los brazos pero ella le clavó las uñas en el pecho. El apretó los dientes sin retirarse y le inyectó el sedante justo cuando ella iba directa a morder su cuello, y no con fines eróticos, precisamente.
Bra sintió que iba perdiendo fuerza con suma rapidez. Él la abrazó apenas desclavando las uñas incrustadas profundamente en su piel. - Sssss. - Volvió a susurrarle. - Te dije que no te haría daño y no lo haré. Ahora voy a curarte. - Bra veía borroso pero seguía consciente. Raditz le había inyectado una dosis de relajante muscular, pero no la suficiente para dormirla totalmente. El quería que ella viera lo que le hacía, que sólo pretendía ayudarla, aunque eso sonase irónico, viniendo de alguien que la había comprado para que fuera su esclava sexual. ¿Había diferencias entre una esclava sexual y un animal de compañía?. En el Imperio de Freezer no. Se les cogía cariño, o se las mataba sin más, pero eran una posesión más, que tenía el valor que para el dueño y el mercado suponía.
Raditz retiró a una lado la larga melena y la desabrochó el vestido no conteniendose al pasar sus manos libremente por sus pechos al hacerlo. - Ssssss. - Susurró al notar que Bra trataba inutilmente de articular alguna clase de gruñido. Le quitó el vestido mojado y su boca se abrió al observar completamente desnudo aquel cuerpo virginal, de perfectas proporciones, de blancura inmaculada si no fuera por aquellos golpes y cortes. Raditz gruñó en el recordatorio de Brolly. Cogió un algodón y lo empapó en antiséptico, pasándolo suavemente por los cortes. Bra le miraba borrosamente, sus pupilas estaban dilatadas y sus músculos no parecían responderle ni para gruñir en protesta. El la curaba con lentitud, susurrándole palabras tranquilizadoras. Ella se relajó unos instantes dejando que la curase, de algún modo sabía que no la estaba dañando aunque no podía evitar tensarse de repente cuando le tocaba una herida algo más difícil.
- Ahora viene la peor parte, voy a comprobar como tienes esas costillas y te va a doler un poco... - Dijo suavemente acariciando su frente y sus mejillas. Bra le miró extrañada, realmente no se sentía amenazada, pero aún así no podía confiar en nadie. Un gemido de dolor se escuchó cuando el saiyajin presionó su parte más adolorida. - Ssssss. Ya pasó. - Susurró para tranquilizarla.
Ella le miraba enojada. Después de haberle tocado las costillas el dolor era insufrible. Sin embargo ella seguía sin quejarse más que la evidencia en su rostro del dolor. - Por suerte no tienes nada roto, pero como parece que te duele, te voy a aplicar esta pomada, dejará de dolerte enseguida y no tendrás que mirarme tan odiosamente. Jaja. - En efecto, con movimientos suaves, Raditz le untó la pomada y el dolor fue cesando por momentos. Bra volvió a mirarle de reojo.
Cuando acabó de curar sus golpes y de vendar la zona de las costillas, no pudo evitar remontar con una mano uno de sus senos. Después de todo, la hembra había sido comprada para eso, y lo mejor era acostumbrarla a esos toques. Bra comenzó a respirar agitadamente mientras él jugaba con su pezón suavemente. Enseguida dejó que sus manos recorriesen sus muslos. - Sssss. - Susurró al besar la piel suave. - Sssss. - Susurró nuevamente al aspirar el aroma que desprendía su feminidad.
Bra no sabía qué clase de cosa estaba haciendo, pero el pudor era de las pocas cosas que conservaba de las enseñanzas de su infancia, y sabía interiormente que no era correcto que la tocasen de aquella manera. Con un gran esfuerzo emitió un sonido lastimero, un gemido de animal herido. Raditz la miró sin dejar de rozar su estómago, de jugar con sus vellitos púbicos azules enredándolos con un dedo. - Ssssss. - Bra trató de emitir un gruñido, algo, tenía que parar. Su impotencia se tradujo en lágrimas y en una mirada de odio y rabia. El saiyajin la miró contrariado. Estaba llorando, pero él ¿por qué se iba a preocupar de eso?. Algunas de sus anteriores esclavas sexuales habían llorado las primeras veces y luego todo había estado bien.
Con un gruñido Raditz retiró sus manos. Aquella no era una esclava normal, ella no entendía aún, tendría que ir más despacio. Domarla le iba a llevar un buen tiempo. Lo que estaba claro es que si Brolly pensaba que golpeándola iba a lograr que se volviera más suave, estaba equivocado, de no haber estado sedada, sin duda, hubiera atacado ferozmente. Prueba de ello era el corte que le había hecho en la mano y en el pecho a él mismo, que era uno de los mejores guerreros de Vegetasei. - Tienes fuerza... salvaje. Pero no me pillarás desprevenido nuevamente. Descansa. -
El se alejó y Bra quedó sóla nuevamente. Cuando la luz se apagó, se sintió aliviada. En la oscuridad se sentía protegida, escondida de todo. Sus ojos se cerraron y quedó dormida al instante.
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Ya era de noche. Bulma se acomodó en las ropas selectas que fueron traidas para ellas. Un vestido largo, burdeos, de terciopelo, con un escote pronunciado, muy elegante y fino, exportado de algún planeta dedicado a la producción textil de alto standing. Ella recogió su pelo con gracia en un moño del que colgaban algunos mechones. Se miró al espejo, estaba realmente hermosa, y se sentía realmente nerviosa.
- "Kiaras... cómo quisiera que vinieras conmigo para decirme lo que tiene en su cabeza el principito... ¿tu crees que querra... ?" -
- "No lo se, pero Zorn estaba alterado pensando que quizás él quisiera tomarte a la fuerza. Temen la ira de Freezer si te hacen algo incorrecto". -
Bulma respiró al escuchar la puerta que se abría. Una doncella le indicó que la acompañase a las estancias del Príncipe. La peliazul asintió brevemente. Tenía que ser fuerte, esta era una buena oportunidad para ganarse la confianza de él. Además, no es como si ella fuese virgen, no era ninguna santa, y para salir airosa de más de un apuro, se había visto obligada en varias ocasiones a utilizar sus artes de seducción. Ya no era una chiquilla asustada, ella era ya toda una mujer de más de 30 años, había sobrevivido en un ambiente lujurioso, insano, violento, había salido adelante y no sólo eso, sino que se había colocado en un status alto gracias a su inteligencia y a sus atributos. Sabía bien como encandilar a un hombre y si eso era lo que buscaba Vegeta ella se lo iba a conceder. Después de todo, no era como si tuviera que acostarse con Freezer, Vegeta a escepción de la cola de mono, era de aspecto completamente similar a los humanos, y eso era de agradecer. Además, era atractivo, ella ya se había acostado con él antes... y... Dios, él fue el primer hombre que la había tocado, y fue... ¿cómo fue?. No tan desagradable... incluso... agradable... Ahhsss ¿cómo podía siquiera pensar aquello?.
Había llegado la hora de la venganza. Bulma Briefs iba a tejer la última fase de la telaraña en la que cazaría al Maestro Freezer y lo derrotaría. Pero para eso necesitaba a los saiyajins, necesitaba la ayuda de alguien que odiase a Freezer tanto como ella, que quisiera acabar con él, y ganar a cambio... ¿poder, ¿venganza, ¿gloria?. ¿Por qué el príncipe Vegeta tenía aversión hacia el lagarto?. Tendría que empezar por ahí. No... tenía que empezar por seducirle... y luego... se daría lo demás.
Por fin los pasillos interminables acabaron y Bulma salió de su ensimismamiento abriendo la puerta de las estancias privadas del Príncipe.
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