Aniharuno, encantada de conocerte, gracias por los ánimos, si me escribis reviews me dais ganas de escribir las continuaciones.

Mina, es que este fic es muy nuevo, me alegra que te guste.

Runliney, siempre te pasa igual, jajaja entras a leer un poquito y acabas por leerlo del tirón, como te pase igual con las chucherías... te parecerás a mí.

Nikjo, Gracias por categorizar mi historia en esa buena clasificación. Besitos.

Kasou, saludos, me encanta tu país, sois gente estupenda las de México. Tengo buenos amigos y amigas de allí.

Karo, ¿te quedan uñas?. jejejeje.

Felpa, aquí tienes el siguiente capitulillo, espero que te guste.

Messiah, claro que habrá lemon y hentai, me gusta ese genero, no lo puedo evitar, soy un poco ¿salidilla, jajaja.

Shadir, la mejor parte está por venir, jeje, que malo el principito lo que le hizo a Bulma. Pero es que ella no se acordó de él... ¿como se atreve?.

Por cierto, os recomiendo la lectura de mi nuevo fic AMOR PROHIBIDO, que está en la sección de Vempire hunter D. No hace falta conocer el anime para seguir el Fic, y si quereis leer algo excitante, no dejeis de leerlo please. Entrad en mi perfil y podreis acceder a él.

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Capítulo 5: Las cosas no son tan sencillas.

Por fin los pasillos interminables acabaron y Bulma salió de su ensimismamiento abriendo la puerta de las estancias privadas del Príncipe.

Para su sorpresa, no se trataba de su habitación, sino de un salón bastante lujoso con decoración minimalista aunque lujosa, de un modo 'tosco' realmente encantador.

En la mesa, se encontraban toda serie de manjares. La doncella la animó a sentarse a esperar al Príncipe. - El la recibirá en un rato más. -

Bulma se quedó sóla, desobedeciendo las indicaciones de la doncella, permaneció de pie, para observar con detenimiento cada detalle de la habitación.

Era una sala grande, de unos 50 metros cuadrados. El símbolo de la casa Real de Vegetasei presidía una de las paredes de modo imponente. En el techo relucía una luz artificial que se asemejaba a la natural por su brillo claro, pero que estaba convenientemente bajada de tono, ya que podía graduarse a más o menos intensidad según el momento del día. El suelo era oscuro, de un material brillante que parecía algún tipo de piedra pulimentada, y que estaba tan impecablemente límpio, que casi parecía un espejo enorme, tan sólo interrumpido por unas alfombras lujosas de textura suave, y color rojizo. La ventana era grande y estaba decorada con unas preciosas cortinas blancas de una tela fina y con caida, que se fruncía formando ondas en la parte de arriba. En un lateral de la sala había una pequeña biblioteca con una mesa de estudio al lado y un cómodo sofá uniplaza. En otro lateral, había una gran mesa donde estaba la comida situada. Debía ser una mesa para al menos 20 personas. Si había un calificativo que definiera el ambiente de aquella sala era uno: magestuosidad.

Bulma miró su reloj, llevaba esperando 10 minutos que se habían pasado volando. Como quiera que fuera, los siguientes 10 minutos se hicieron eternos, debido al nerviosismo de verle aparecer por la puerta de repente. ¿Qué pose debía poner para recibirle?. ¿Debía utilizar la táctica salvaje o bien la táctica suave?. ¿Cómo podría seducir al Príncipe Vegeta de modo que accediera a colaborar en el plan que había ideado para acabar con Freezer?.

La paciencia de la peliazul estaba poniendose a prueba, cuando volvió a comprobar la hora y descurbió que habían pasado 45 minutos. Llevaba esperando 3 cuartos de hora. Dios Santo, ¿cómo podía ser tan increiblemente idiota de hacerla esperar tanto tiempo?.

¿Lo hacía a propósito?. ¿Llegaba tarde para darse más magnificencia?. ¿Pretendía humillarla acaso?. ¿Se habría olvidado de su cita?. ¿Su padre le habría persuadido de no hacerle nada a la científico de Freezer cuando se enteró de su cita-orden?. Cientos de preguntas sin respuesta surcaron la mente contrariada de Bulma, incapaz de responder a ninguna de ellas.

1 Hora, una maldita hora esperando y sólo deseos de arrancarle la cabecita al principito. - Maldita sea. - Se permitió maldecir en alto, después de todo era lo único que podría hacer dadas las circunstancias. ¿Y si se marchaba?. Ahss, no podía echar por la borda todo, esta era una excelente oportunidad y tenía que aprovecharla, quizás otra sería harto difícil de lograr. Tenía que esperar.

2 horas... Bulma se había sentado en el sofá de la biblioteca y se había quedado irremediablemente dormida. Luchó contra el cansancio, pero el viaje hacia Vegetasei había sido agotador y su cuerpo le pudo por más que ella se repitió mil veces que tenía que permanecer despierta a toda costa.

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La puerta se abrió lentamente. Un carrito con un delicioso aroma entró en la habitación, siendo empujado por una sirvienta. Raditz la asió de un brazo impidiéndole entrar por su propia seguridad, y la chica se retiró mirando en todas direcciones. Él mismo se decidió a portar la comida, asegurándose de cerrar con llave la puerta detrás de él. Algo le sorprendió bastante, y es que la chica no estaba en la cama.

- ¿Dónde estás?. - Preguntó suavemente mirando en todas direcciones. No, la chica no estaba por ninguna parte y él no se había traido consigo el medidor de ki.

- Ehhh... muchacha... - Dijo algo más alto sin obtener respuesta. - Mierda. - Se quejó en alto. Aquello era desesperante, ¿dónde se habría metido?. Comprobó las ventanas, las puertas, todas cerradas... el baño... no, no estaba en ninguna parte. Al fin se le alumbró. La cama... ¿Estaría metida debajo de la cama?. ¿Sería prudente asomarse?. Bien podría quedar tuerto en el intento de hacerlo. ¿Debería asustarla arrojando algo debajo de la cama para hacerla salir?.

Una sonrisa se instaló en sus labios, parecía una buena idea. Si, una excelente idea... Cogió uno de los aros que portaba en su brazo y lo lanzó debajo de la cama, no demasiado fuerte, pero lo suficientemente ruidoso como para sobresaltarla.

El ruido cesó en cuanto el aro metálico se metió debajo de la cama. Pasados unos segundos interminables, el aro salió disparado hacia los pies de Raditz con tal fuerza que de no haber saltado velozmente le hubiera podido hacer bastante daño.

- Ya está bien. SAL DE AHI. - Gritó atronadoramente mientras caminaba hasta la cama y la levantaba dejando al descubierto a una chica que no dejaba de gruñirle.

De pronto pensó en Broly, no debía actuar como él, tenía que contener su genio para amansarla. - Oye, he venido a traerte el alimento. - Dijo más suavemente.

Raditz se decidió a dejar la cama volcada de lado, muy a disgusto de su invitada. Apareció con una pierna asada que Bra miró de reojo, desconfiadamente, y aún sin poder aguantar relamerse.

El se sentó en el suelo, a unos metros de la chica y dejó la comida a su lado. Bra no dejaba de mirarle con deseos de conseguir la pieza de comida, pero sin tener ningunas ganas de acercarse al extraño. Raditz sonrió un poco y separó el plato de él mismo un poco más, haciéndole un gesto para que lo tomase.

Bra se acercó lentamente, a gatas, sin dejar de observarle, y en un rápido movimiento asió la comida y se la llevó a su rincón junto a la cama. Sentada en el suelo, comenzó a comer mientras no le quitaba ojo a su acompañante.

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Bulma fue despertada de repente por un soldado fornido y rudo. Y ella se levantó del sofá sobresaltada.

- Lo lamento, pero el Príncipe no podrá atenderla esta noche, sin embargo, estará dispuesto a satisfacerla con su presencia mañana a la misma hora. -

- ¿COMOOO?. - Miró su reloj. 3 horas... ¿a las 3 horas decide decirle que no podrá ir a verla?.

El saiyajin no hizo caso de su expresión de enfado. - La escoltaré hasta sus aposentos en el ala científica. - Bulma le siguió muy enojada.

- ¿Siempre es así de formal el Príncipe de los Saiyajins?. - Preguntó sarcásticamente sin encontrar respuesta alguna. - Ya veo... debe ser contagiosa la mala educación. -

El saiyajin que la escoltaba se volvió de repente haciendo que Bulma perdiera el equilibrio y se precipitase al suelo de culo tras chocar contra él. - Espero que no esté insultando a la familia real con ese comentario, porque ese tipo de insulto es castigado con la muerte. -

- No se preocupe, puede tomarlo como un cumplido... - Contestó con sonrisa angelical y el guerrero no pudo más que darse media vuelta y continuar su camino como escolta.

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- Me alegra que te guste. -

¿Se estaba dirigiendo a ella?. Bra no podía dejar de sorprenderse por aquellas palabras que resonaban en su cabeza como conocidas y desconocidas al mismo tiempo.

- Mi nombre es Raditz. RA...DITZ. Dilo, vamos... ¿Puedes hablar?. - El saiyajin se levantó y cogió una jarra con agua.

La chica estaba sedienta, era evidente, después de comerse toda una pieza de carne digna de banquete saiyajin, necesitaría beber agua.

- RADITZ. Dilo y te daré el agua... -

Bra frunció el ceño, ya se estaba poniendo pesadito el tipo repitiendo todo el rato lo mismo. ¿Que quería decir?. Ella se acercó como antes y extendió la mano para coger la jarra, sin dejar de mirarle a los ojos. - Raditz... Dilo. - El saiyajin separó la jarra obteniendo un gruñido furioso a cambio de su gesto.

Bra se plantó delante de él gruñendo y alargando su mano. - ¿Qué quieres?. ¿Quires agua?. - Nuevo gruñido por respuesta.

- Si puedes gruñir, podrás hablar... ¿no?. Di mi nombre y te dejaré beber. Raditz. RA... DITZ. - Vocalizó acentuando las consonantes.

Ella se alejó de pronto dejándo desconcertado al guerrero e ignorándolo por completo, se acercó al baño, abrió la llave de la ducha y bebió esa agua. Por un segundo, Raditz se sintió estúpidamente burlado, y una gota de sudor se instaló en su frente. (Suspiro). - Si que me vas a dar trabajo, salvaje... -

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- NO PUEDO CREELO, AHHHHHHHHHHHH. - Gritó histérica Bulma una vez en su habitación. - 3 horas, 3 malditas horas esperándole... pero noooo, él no podía acudir... noooo, ohhhh, no pudo avisar siquiera... después de todo ¿qué soy yo sino una esclava con la que puede hacer lo que le plazca, verdad?. -

- Bulma cálmate por favor. - Susurró su mejor amiga algo turbada por la rabieta de la peliazul.

- NO ME CALMOOOOO. - Gritó más histérica aún. - ¿Cómo quieres que me calme cuando me han humillado de esa manera?. Idiota, malnacido, principito tonto, bastardo... ARRGGGG, LO ODIOOOO. -

La acompañante decidió que mejor hacía mutis a su cuarto y trataba de dormir, cuando la peliazul comenzó a tirar trastos al suelo.

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En otra de las habitaciones de palacio, las risas eran audibles a distancia.

El príncipe Vegeta estaba visualizando todo lo que la mujer hacía. Si, los saiyajins habían instalado cámaras ocultas en todo el recinto, después de todo tenían que determinar si las intenciones de sus visitantes eran realmente honestas.

No había duda, aquella mujer tenía caracter. Un caracter excitante.

Bulma fue a tomar una ducha caliente para relajarse. El rostro de Vegeta creció en intensidad de rojos cuando ella comenzó a desvestirse de aquel modo tan radical, presa aún del enfado. El vestido voló por la habitación, el sujetador fue lanzado hacia otro de los extremos, las braguitas pateadas hacia atrás y el peinado deshecho de mala manera.

El príncipe tragó saliba desde su puesto de mirón. Aquello se estaba poniendo realmente... excitante... Lástima que no pudiera tratarla como una esclava sexual, el no era ningún estúpido como para saber que Freezer no estaría feliz de saberlo... pero si ella en cambio accediera por voluntad propia... ¿Qué estaba pensando?. No era más que una esclava. Una esclava que se enjabonaba el cuerpo de un modo realmente... - Ahhh, ya está bien. - Vegeta apagó la pantalla. No podía ser que se dejase llevar por sus hormonas de aquella manera tan pueril y tonta. El era un príncipe, no un tercera clase cualquier...

Se levantó con la intención de marcharse, pero detuvo su paso y caminó de nuevo al sillón encendiendo la pantalla. Después de todo, ¿quién lo iba a saber?. No es como si alguien le pudiera leer la mente ¿no?. - Jajajaa. Mujer escandalosa... No creas que con esto te librarás de tu castigo... pagarás por olvidarte del Príncipe de los Saiyajins. -

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