Pasados varios años finalizo la guerra y la ciudad de Giran se convirtió en capital del imperio pero, a pesar de todo, había algo que seguía faltando en la vida de Huor.

No podía perdonarla por lo que había pasado pero tampoco quería alejarla de su lado así que una noche de luna llena se levanto y, sin decir nada a nadie se enfundo en su Dark Crystal, ensillo un caballo y salió en busca de Merenwen.

Recorrió todas las tierras del imperio arriesgando muchas veces su vida y logrando fama bajo una falsa identidad.

Tras meses de búsqueda llego al pueblo de Goddard y vio un cartel de "Se busca" con una foto de Merenwen, aunque él la reconoció por el nombre mas que por la foto.

Basándose en su instinto y en sus ya oxidadas habilidades, Huor fue a donde sabia que estaría, la forja de los Dioses, hogar del mítico dragón Valakas.

Lo que vio al llegar allí le helo la sangre en las venas. El cuerpo de su amada estaba cubierto de heridas relativamente recientes.

Sin pensar en otra cosa que en salvarla bajo rápidamente hasta donde ella estaba, corto las cuerdas que la mantenían presa y cargo con ella hacia el pueblo.

A mitad de camino una cuadrilla de guardias le cortaron el paso y le dijeron que ayudar a una fugitiva suponía la muerte.

Al oír estas palabras Huor la dejo en el suelo y, antes de que los guardias pudieran desenvainar sus espadas, acabo con ellos.

Al buscar entre sus cuerpos encontró unas pócimas que le permitieron curar a Merenwen.

Una vez estuvo recuperada se arrodillo ante ella y le pidió disculpas por lo que había hecho a lo que ella respondió que también le había estado buscando aunque no hubiese salido bien.

Felices de volver a estar juntos subieron al caballo y partieron al galope hacia giran perdiéndose entre la bruma de aquella noche.


Esta parte esta dedicada a la fuente de inspiracion de esta historia.

Mucho es lo que te debo y algun dia te lo devolvere, no lo dudes