DESPERTARES DE OLVIDO

CAPÍTULO 4

SEIS AÑOS

Aquella mañana de marzo, Makoto como de costumbre despertó a las siete de la mañana; sin embargo, como era sábado y no tenía que ir a la universidad, se permitió quedarse en la cama un poco más, pues dado que el periodo vacacional estaba comenzando, no tenía tareas por hacer. De pronto, sus ojos se posaron en el cuadro sobre la cómoda al lado de su cama, el cual estaba enmarcando una fotografía que se había tomado con Nix hace ya cinco años durante su cumpleaños. ¡Todo un privilegio! Pues esa mujer que la había reclutado hace seis para ser parte de "Las Reinas de Kanto" siempre solía ocultar su rostro tras una máscara ¡Ni hablar de permitir que la retrataran! Razón por la que quienes la conocían (incluidas las miembros importantes de LAS REINAS DE KANTO) ignoraban que era poseedora de una exquisita belleza que muchas celebridades envidiaran; y por el contrario, estaban en la creencia de que tenía una deformidad que la hacía querer ocultar una supuesta fealdad.

Sin embargo, pese a que Nix era una mujer desconfiada y sobria, Makoto había sabido ganarse su confianza y su afecto, por lo que con el tiempo, Makoto terminó convirtiéndose en la segunda al mando de LAS REINAS DE KANTO.

De pronto, mientras Makoto pensaba en lo afortunada que era al haber encontrado a aquella mujer a la que consideraba como una hermana mayor, sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido del timbre; y aunque por un momento pensó en ignorarlo, cambió de opinión cuando escuchó los gritos de Nix.

—¡Abreme, Makoto! ¡Ya sé que estás ahí!

Makoto se puso de pie, y aún somnolienta, se dirigió hacia la puerta. Le parecía extraño que Nix la buscara tan temprano, pues bien era sabido que aquella mujer no despertaba nunca antes de las diez de la mañana.

—¿Qué haces despierta tan temprano?— Le preguntó Makoto cuando le abrió

Nix entró hecha una furia a su departamento y cerró la puerta de un golpe.

—¿Se puede saber qué carajos hiciste ayer?

—Salí con un chico guapísimo y…

Nix tomó el comando de la televisión y la encendió. Después sintonizó un canal donde transmitían la repetición del noticiero de NHK que había estado en vivo hace una hora, y Makoto no pudo disimular la sonrisa de orgullo en su rostro cuando escuchó a la conductora.

"Grupo de mujeres vestidas con uniforme escolar al estilo de las sukeban y el rostro cubierto, hacen uso de violencia para asaltar un bar en el barrio de Kabukicho"

—¡Interesante!— Exclamó Makoto

—¿Interesante es todo lo que tienes que decir?— Le gritó Nix— ¿Sabes en los problemas que te puedes meter?

—¿Yo por qué?— Cuestionó Makoto fingiendo inocencia

—¿Me vas a negar que fuiste tú? ¡Es raro que alguien te llegue a lastimar en los ajustes de cuentas que haces! Y ese moretón que tienes hoy en el ojo debió hacertelo un buen peleador.

Makoto tomó una bocanada de aire y después exhaló. Sabía que no tenía caso mentirle a Nix.

—Está bien, yo estuve detrás de eso— Respondió Makoto— Pero no lo hice en nombre de Las Reinas de Kanto. Lo hice en nombre de Lady Thor y con el equipo que dirijo, así que tú y tus negocios están a salvo.

Makoto vio como la expresión de Nix se suavizaba, para dedicarle ahora una mirada de ternura.

—Mako-chan, no estoy preocupada por mí, sino por ti.— Le respondió — Cuando te conocí me dijiste que no querías nada con Yakuzas

Makoto esbozó una media sonrisa al recordar que hace años les tenía miedo a los miembros de la yakuza; sin embargo, con LAS REINAS DE KANTO había aprendido a manejar armas de fuego y había adquirido una confianza en sí misma de la que carecía cuando era una adolescente; y eso, aunado a que nunca le habían gustado las injusticias, era lo que la había llevado a meterse con personas con las que ni siquiera NIX se atrevería a meterse.

—Y si no lo hacía yo, ¿Entonces quien?— Le cuestionó Makoto

—¡Eso dejaselo a la policía!

—¿A la policía?— Se burló Makoto— ¡Por favor! Todo mundo sabía lo que ocurría en ese bar, y de cualquier manera a los policías no los dejan usar armas de fuego. Además ¿Te imaginas el infierno que debieron haber vivido esas mujeres siendo obligadas a prostituirse y en un país donde no hablan el idioma? ¡Muchas ni siquiera sabían inglés, y sólo pude hacerlas llegar a la embajada de sus países porque me señalaron cuál era su país en un globo terráqueo de adorno que llevaba en la camioneta!

—No estoy de acuerdo con que te expongas de esa manera, pero aun así , estoy orgullosa de ti— Le susurró

—Aprendí de la mejor— Respondió Makoto con una sonrisa.

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"Y en otras noticias, el drama protagonizado por el actor Kouta Nakari y la actriz y cantautora Minako Aino será doblado al inglés y trasmitido por reconocida televisora Inglesa, y además, hay rumores de que quizá sea la misma actriz quien haga el doblaje al inglés de su personaje "

Los señores Aino gritaron llenos de júbilo ante aquella maravillosa noticia que parecía abrirle las puertas a su única hija para triunfar en occidente.

—¡Papá, mamá! Les tengo una sorpresa.

Los señores Aino se dieron media vuelta, y fue la madre la primera que se puso de pie para darle un fuerte abrazo a su hija.

—Ya nos enteramos, princesa— Le dijo su padre

—No es sólo eso. Hay algo más.

—¿Qué cosa? — Le preguntó su madre.

—¡Ya conseguí mi certificado de preparatoria!— Gritó Minako llena de júbilo.

Los padres de Minako guardaron silencio un momento. No sabían que les sorprendía más, si el hecho de que después de tres intentos su hija lo hubiera conseguido, o el hecho de que a Minako le emocionara tanto algo que era tan simple al lado de su logro de convertirse en una de las actrices y cantautoras más aclamadas en Japón.

—¿Qué? ¡No me van a felicitar! Aprobar matemáticas y química no fue fácil.

Los señores Aino sonrieron, y ambos abrazaron a su exitosa hija.

—Creo que eso amerita que invite a desayunar a mi mujer y a mi princesa.

—¡Papá…

—Nada, Minako— La interrumpió su padre— Me voy a sentir mal si rechazas mi invitación.

Minako Aino no puso objeción, y regresó a su habitación para arreglarse. Estaba tan feliz con los logros que había adquirido a sus veintitrés años, y tenía presente que eso era en gran medida gracias al apoyo de sus padres que terminaron entendiendo que su vocación y talento no estaba en lo convencional, así que para celebrarlo, y aprovechando que se encontraba de vacaciones antes de empezar el rodaje de su siguiente drama, ese día les propondría irse de paseo a Europa o quizá al Caribe en un crucero de primera clase.

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—Ami

Tras escuchar aquella voz varonil susurrando su nombre, Ami abrió los ojos, y entonces, el atractivo hombre rubio que hasta hace poco descansaba en su pecho, se apartó un poco y apoyó sus antebrazos en el colchón para mirarla a los ojos.

—Dime, Hans— Respondió Ami en un perfecto alemán mientras acariciaba la espalda de su amante.

—¿Te gustaría ir el próximo fin de semana a Wieden Borstel?

Ami se incómodo al escuchar la pregunta de Hans. Wieden Borstel, que era el pueblo rural donde él había nacido y donde seguía viviendo toda su familia no era un lugar donde hubiera grandes atractivos que ver. Sabía que lo que Hans quería era presentarla a su familia, pero ella no quería una relación más formal de la que tenían.

—El próximo fin de semana vendrá mi madre a visitarme— Respondió Ami, y la decepción de Hans no le pasó desapercibida.

—Puedo posponer el viaje a Wieden Borstel para dentro de dos o tres semanas—Respondió Hans mientras se tumbaba de espaldas junto a ella.

Ami no respondió nada, y él también se quedó en silencio unos segundos, pero después volvió a hablar, haciendo una pregunta aún más incómoda.

—¿Cuándo será que me presentes a tu madre?

Ami suspiró resignada y decidió responderle, aunque sabía que la respuesta podría no gustarle.

—Hans, ya te he dicho que no creo en el matrimonio.

—No te estoy proponiendo matrimonio.

—Tampoco en los noviazgos ni en el amor romántico— Agregó ella

Hans se quedó en silencio un momento, y entonces el teléfono de Ami timbró. ¡Qué el kami no quisiera que fuera Berthold!, el chico que había conocido en un bar y con quien también se estaba acostando, pues no quería romperle el corazón a Hans. Por fortuna, cuando contestó, escuchó que era una voz varonil hablando japonés que inmediatamente reconoció.

—¡Otou San! Estoy muy bien. ¿Tu como estas? — Respondió hablando en japonés.

¿Cuándo vendrás de vacaciones, pequeña? — Le cuestiono su padre del otro lado de la línea.

—Mamá vendrá en una semana, y probablemente regrese con ella y me quedaré dos semanas en Tokio aprovechando que acá dan vacaciones de Pascua.

—Por cierto, hija. Vi la entrevista que te hicieron para esa revista de ciencia. ¡Estoy tan orgulloso de ti!

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—¡Estoy impresionado! Es tan joven, ni siquiera ha terminado la carrera y su investigación sobre cómo revertir el envejecimiento está dando mucho de qué hablar en la comunidad científica!— Exclamó Darien mientras sostenía una revista japonesa de ciencias a la que estaba suscrito y cuyos tomos le llegaban cada mes— Y su madre, casualmente, es una de las especialistas que trabaja en uno de los hospitales que tenemos con sede en Tokio.

Rei se sentó en la cama junto a Darien, y cuando en la portada de la revista vio la foto de la joven japonesa que estudiaba medicina en Alemania, le pareció como si en alguna parte hubiera visto su rostro antes.

—¿Rei?

—¡Perdón !— Exclamó Rei

Darien arqueó una ceja. No era normal que Rei no le prestara atención, así que dejó la revista sobre la cama.

—¿Te sucede algo? ¿Estás bien?

—¡Tonterías!— Exclamó Rei— Creo que me pondré celosa de tanto que alabas a esa tal señorita Mizuno— Agregó Rei fingiéndose molesta mientras se ponía de pie.

Darien, al igual que Rei, se puso de pie y la abrazo por la espalda mientras miraba el reflejo que les devolvía el espejo frente a ellos.

—¡Rei, no tienes que ponerte celosa! Sabes que eres la única, y además, estoy muy orgulloso de ti porque además de una inteligente politóloga también serás una gran diseñadora de modas.

Rei sonrió al escuchar las palabras de apoyo de su novio, pero entonces recordó que aún no lo hablaba con su padre.

—¿Cómo crees que lo tomé mi padre?

—Quizá bien, quizá no, pero yo estaré para apoyarte en lo que decidas.

Rei suspiró al escuchar las palabras de su novio. Un año después de llegar a Irlanda con su padre, se había matriculado en la Universidad de Dublín para estudiar Ciencias Políticas y seguir sus pasos; sin embargo, aunque era una buena estudiante pronto descubrió que la política no era lo suyo, pero como a Rei no le gustaba dejar empezado nada que comenzara, salirse de la carrera nunca fue opción; y aunque su padre estaba entusiasmado con conseguirle un buen puesto en la embajada Japonesa, Rei tenia planeado matricularse en la carrera de Diseño de Modas en unos meses luego de que concluyera Ciencias Políticas.

—Nunca te lo he dicho, Darien, pero el día que nos presentaron tuve un deja vu. Fue como si ya te conociera de antes, aunque suena tan cursi que…

Darien la obligo a darse media vuelta, y sonrió al ver aquel par de ojos amatista en los que le gustaba perderse.

—Quizá en otra vida fuimos novios— Le respondió él — No imagino eligiendo a otra que no fueras tú.

El sonido de la alarma interrumpió aquel mágico momento, y entonces Rei se separó de su lado.

—¡Vamos! Es hora de que me lleves a casa y de que tú te vayas al aeropuerto

—¡Te voy a extrañar!— Exclamó Darien

Rei rio ante el comentario de su novio y acarició su rostro.

—¡Bobo! El próximo fin de semana tomaré un vuelo a Londres para ir a verte.

Dado que ya era hora de irse, Rei tomó las enormes gafas oscuras que estaban sobre el tocador para cubrir sus ojos y el chal que se encontraba a un lado para cubrir su cabellera, provocando que Darien soltara una carcajada.

—¡Mi pajarillo de fuego, si tanta pena te da podríamos casarnos!

—¡No!— Respondió Rei— No me casaré hasta después de graduarme de la universidad, ya lo hemos hablado, Darien.

—Pues solamente te faltan unos meses para graduarte, así que podemos ir poniéndole fecha a la boda.

—Me refiero a cuando me gradué de Diseño de modas— aclaró Rei

Darien suspiró resignado ante la respuesta de su novia; sin embargo, estaba seguro de que ella lo amaba con la misma intensidad, así que no tenía problemas con esperar;después de todo, había muchas coincidencias y similitudes en su vida que hacían parecer que estaban destinados a ser el uno para el otro: Ambos eran japoneses viviendo fuera de su país; los dos habían dejado Japón para vivir en el extranjero el mismo día y viajaron en el mismo avión (aunque él se quedó en Londres y ella continuó hasta Dublín con su padre); tras conocerse, descubrieron que el padre de ella y el difunto padre de él habían sido grandes amigos hasta la muerte del segundo, y además, tenían conocidos en común en Tokio.

—¿Te gustaría que fuéramos a Japón de vacaciones este verano? — preguntó Darién.

Rei se puso nerviosa al escuchar la propuesta de Darien, así que rápidamente trato de proponer una idea más atractiva.

—¿Por qué mejor no invitamos a Andrew y a mi primo Kengo a que vengan de vacaciones? — Respondió Rei con otra pregunta— ¡En Japon sera la Golden Week y seguro unas vacaciones les sentarían bien!

Darién guardó silencio, y entonces se atrevió a preguntar algo que ya había notado en los tres años de noviazgo que llevaba con Rei.

—Dime, cariño. ¿Por qué te da tanto miedo ir a Japón?

Rei palideció ante la pregunta de Darien.

—¿Que?— preguntó Rei desconcertada al saberse descubierta.

Darien detuvo sus pasos, y entonces se paró frente a ella.

—Cariño, si alguien, quien quiera que sea te hizo daño, por favor dímelo — Pidió Darien

—¿Quién me haría daño con los guardaespaldas que me pone mi padre?

—Sé que suena absurdo— Respondió Darien— Pero ¿No crees que no he notado tu miedo? Cada vez que voy a Japón te pones nerviosa, y a ti no te gusta ir para nada.

—¡Tonterías!— Exclamó Rei fingiendo que era un sin sentido lo que acababa de decir Darien; sin embargo, había dado en el blanco. Pese a que ella estaba orgullosa de sus raíces y echaba de menos el templo Hikawa así como a su familia materna, lo cierto era que por alguna razón que no se podía explicar, la idea de volver a poner un pie en Japón le aterraba, y cada que Darien viajaba a su país de origen, estaba intranquila hasta que él de nuevo regresaba a Europa.

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Cuando Serena abrió los ojos, no le sorprendió verse en la enfermería de la universidad, pero si ver a su madre frente a ella.

—¡Hija! ¿Cómo te sientes?

—Un poco mejor

—Debo de regresar a clases— Dijo Serena tratando de incorporarse, pero su cuerpo pesaba tanto que volvió a recostarse.

—Señorita Tsukino. Lo mejor será que regrese a su casa— Comentó el médico a cargo de la universidad

Serena, con ayuda de su madre y el galeno, se puso de pie, y junto a ellos caminó hasta el estacionamiento, donde subió al asiento de copiloto.

—Hija, te llevaré al hospital para que te hagan nuevos estudios y…

—No quiero.

—¡Pero hija, la ciencia avanza y…

—¿Pará qué? ¿Pará qué nos quedemos en la ruina y sigan sin encontrar nada?— Refunfuñó

La señora Tsukino encendió el auto y tomó el camino a casa, y Serena sintió su corazón oprimiendose cuando miró una traicionera lágrima rodar por el rostro de su madre.

Parecía como si alguna especie de deidad se hubiera ensañado con ella, pues desde hacía seis años, su vida cada día iba de mal en peor pese a que ella se esforzaba por salir adelante.

Perder a sus amigas, a Darien y a su hija que ni siquiera llegó a concebir, fue solo la punta del iceberg, pues con el tiempo comenzó a presentar malestares que hacían incapacitante su día a día y a los cuales, los diversos especialistas no encontraban cura: Por un tiempo, presentó pústulas de un color verdoso en el rostro para lo cual ningún dermatólogo ni endocrinólogo encontró explicación, pues sus análisis hormonales salían en perfecto estado y ni el más eficaz de los medicamentos le dio resultado. Pasado un tiempo, cuando ya se había rendido, aquellas pústulas desaparecieron, pero dejaron marcas en su piel que ocultaba tras un cubrebocas; y cuando de pronto creyó que todo mejoraría en su vida, otro revés se le vino en la vida, pues comenzó a presentar fatiga, desvanecimiento, y fuertes dolores para los que la ciencia médica no encontraba explicación alguna; y así fue como todas las desgracias acontecidas fueran el detonante para que no pudiera terminar la preparatoria en tiempo y forma, aunque finalmente, a base de esfuerzos, hacía un año había conseguido su certificado, y a sus ya veintitrés años, estaba por terminar su primer semestre en Psicología.

Cuando llegaron a casa, su hermano Shingo acababa de llegar de la preparatoria, y tan pronto como la madre de ambos le contó lo sucedido, abrió la puerta de copiloto, bajo a Serena en brazos, y la llevó a su recamara.

—Hermanita, ¿Te gustaría que te ponga algo en la televisión?

—Gracias, Shingo. Solo cúbreme con una manta y dejame dormir.

Shingo acarició su cabello, y después cubrió su cuerpo con una manta.

—Estaré en mi habitación haciendo tarea, pero si necesitas algo, aunque sea ver un drama de esos donde sale la actriz de moda que se parece a ti, me llamas.

Cuando Shingo salió, una lágrima rodó por el rostro de Serena. Su hermano, quien en el pasado solía hacerla enojar, no sólo había cambiado físicamente para convertirse en un atractivo adolescente, sino que desde hacía años, cuando el cuerpo de Serena comenzó a fallar, dejó de molestarla para convertirse en un hermano afectuoso que nunca esperó que fuera.

Para tratar de dormir, puso en la grabadora a un lado de su cama un CD de Minako Aino, y seleccionó aquella primera canción de su autoría que la llevó a la fama y que la llevó al estrellato: C'est la vie. Le encantaba dormirse con el sonido de la voz de su ex amiga, pues le hacía rememorar aquellos tiempos en que fue feliz y que ahora tanto añoraba.

De pronto, cuando se estaba quedando dormida, le pareció escuchar la voz de Luna regañandola como siempre, y una sonrisa se formó en su rostro. ¡Cómo la extrañaba! No deseaba despertar de aquel sueño, pero de pronto sintió un arañazo en una mejilla, así que se sentó de golpe sobre la cama.

—¡Qué sueño tan real! — Exclamó Serena

—No soy un sueño, tonta— La regañó Luna

—¿Eres real? — Preguntó Serena sorprendida

—¿Quieres otra demostración? — Le preguntó Luna mostrándole una de sus garritas

—¡No! Siendo así te creo— Respondió Serena— ¿Dónde habías estado todos estos años? Me alegra que tú si recuerdes nuestras aventuras juntas.

—Serena, me dejaré de rodeos— Le dijo Luna— Estoy aquí para ayudarte a recuperar a Darien y fundar…

—¡Espera, Luna! — La interrumpió Serena— Estoy pasando por muchos problemas de salud en mi vida. Creeme que pensar en recuperar a un ex novio que no está en mi vida desde hace seis años es lo que menos me preocupa. Ni hablar de Tokio de Cristal. Nunca me interesó gobernar y…

—¿Cómo que no te interesa Darien? ¡Pero si es el amor de tu vida! ¡Están destinados!

—¡Luna! Levantarme cada día de la cama es un…

Serena no terminó lo que iba a decir, pues comenzó a agitarse y respirar con dificultad.

—¿Te das cuenta? Mi salud es demasiado frágil como para preocuparme por ir tras Darien

—Y ni siquiera los médicos han podido curarte

Serena se tumbó de nuevo en la cama.

—Haz el favor de irte si solo viniste a visitarme para hostigar con cosas que ni quiero ni tengo energía de perseguir.

—¿Y si te dijera que por culpa de una de tus guardianas todos olvidaron sus recuerdos, incluido Darién, y…

—¿Crees que así como estoy tengo energía de buscar venganza por algo que ya pasó?

—Está bien. Me iré, pero te diré una última cosa— Le dijo Luna— Si el Cristal de Plata ha dejado de funcionar es porque Darién dejó de amarte al olvidarse de ti. Ahora tu única opción si no quieres morir, es fundar Tokio de Cristal, pero para eso es necesario que el portador del Cristal dorado se una a ti, y que las portadoras de los Cristales Sailor unan su poder para la fundación.

—¿Qué tonterías dices?

—Es una enfermedad mágica, Serena. — Le respondió Luna

—No lo creo

Luna dejó una tarjeta sobre el buro.

—Si cambias de opinión, llámame.

Cuando Luna se fue, Serena volvió a dormirse, pero entonces , en sueños se vio en lo que hubiera sido Tokio de Cristal.

Mamá, mamá ¿Por qué no me amas?

Serena sintió que algo se estrujaba en su pecho al escuchar el llanto de la pequeña niña de cabellos rosados.

Si me amaras no te rendirías, pero tu falta de ganas de luchar es lo que me ha condenado a permanecer en el limbo.

Serena hizo un esfuerzo por alcanzar a Rini, pero la pequeña desapareció de su vista y después lo único que pudo escuchar fue su llanto que parecían alaridos de dolor.

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Los golpes en la puerta despertaron a Serena de su pesadilla, y entonces, se encontró con su hermano.

—Hermana. ¿Estás bien? — Preguntó Shingo preocupado

—Sí

—Dime la verdad. Si es necesario ahora mismo llamo a una ambulancia.

—Todo está bien, hermano

—Me quedaré a tu lado entonces.

—¿Y tu tarea?

—Ya la terminé

Serena necesitaba que su hermano saliera de la habitación para ponerse en contacto con Luna, pero no lo podía hacer con Shingo ahí.

—Shingo. ¿Podrías hacerme un favor?

—Lo que quieras, Sere

—¿Me puedes hacer palomitas de caramelo y una malteada? O si puedes has para los dos, quiero ver un drama.

Shingo asintió, y cuando salió de su habitación, Serena tomó la tarjeta que le dejó Luna y marcó al número telefónico que venía ahí.

¿Serena? — Escuchó la llamada del otro lado de la línea.

—Luna. Soy yo—Dijo Serena— Acepto. Quiero recuperar a Darien y fundar Tokio de Cristal.

¿Te puedo visitar en la noche?

—Por supuesto. Aquí te espero.

Cuando Serena finalizó la llamada. Abrió el cajón superior de la cómoda a un lado de su cama y sacó una revista de celebridades y una de ciencias. En la portada de la primera, aparecía el rostro de la famosa actriz y cantautora Minako Aino, y en la segunda, la de la chica genio que se había ido a Alemania.

Suspiró frustrada al pensar cómo llegaría a cada una de sus ex guardianas ahora que le parecían tan inalcanzables: Una de ellas residiendo en una zona exclusiva de Tokio donde vivían puras celebridades y rodeada siempre de guardaespaldas, Ami, Rei y Darién en Europa; pero lo peor era saber del paradero de Makoto y las outher, pues era como si la tierra se las hubiera tragado.

¡Hola!

Pues bien, después de poco más de una semana, aquí les traigo un nuevo capítulo de este fanfic.

¿Qué les pareció ?

Tal como les dije y pudieron ver, ya pasaron seis años en la vida de las chicas, y pues a las inner les va muy bien, aunque a Serena no tanto; y pues sí, ha llegado la hora de volver a reclutarlas.

Ahora, respondiendo a reviews:

Abel Gregov: Pues con lo de Serena convirtiéndose en un monstruo, casi que le atinaste, porque su cara quedó tan marcada que se cubre con una mascarilla. Respecto a las outher, en algún momento se va a volver a saber de ellas, asi como tambien un poco mas de los sentimientos de Rei, pero todo a su tiempo. Gracias por leer y comentar.

Vientoaguamarina: Pues ya viste lo que, o más bien dicho a quien encontró Rei viviendo allá en Europa, y ya supongo que será de tu agrado.

Hospitaller Knigh: Muchas gracias por tu review en el capítulo anterior; y para aclarar, el nombre de "LAS REINAS DE KANTO" fue algo que se me ocurrió inspirándome en una banda de chicas delincuentes que existió en los 70s que se llamaba Kanto Women Delinquent Alliance. Espero te guste este capítulo.

Marijo San Lucar: Pues en este capítulo ya mostré un poco de como es la vida de las chicas seis años después, y no les va nada mal. Pronto se viene el reencuentro entre ellas, y pues sobre romance, si va a haber, aunque será lento porque no es lo principal de la historia.

Lectores anónimos : Muchas gracias por estar ahí . Anímense a comentar que no muerdo y siempre respondo.

¡Saludos a todos!

Edythe