Disclaimer: Ni Inuyasha ni los demás personajes me pertenecen, sino a la gran Rumiko. Que más quisiera que ser la dueña de Inuyasha, pero en fin, no todo se tiene en esta vida.

Autor: Ayde

Y ni el tiempo borra tu partida

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Capitulo 5.-

-Tu indiferencia-

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Kagome lo observaba sorprendida. Cariño? No es nadie? Que estaba pasando? –Inuyasha…- Su voz sonó tan dolida que hizo sentir a Inuyasha como el más ruin de los hombres. Quería irse, y lo iba a hacer, solo que la voz de Sango la detuvo.

-Ah Inuyasha, aquí estabas- Miroku saludaba a su amigo y a su acompañante cortésmente al igual que Sango.

Kagome tenía la mirada baja. No esperaba un recibimiento tan cruel como ese. Fue el único escenario que su mente no había construido, había imaginado tantos, juntos con las posibles respuestas a sus preguntas… pero ninguno como ese.

Sango se encargó de las presentaciones. –Bien, Inuyasha, señorita Tsubaki, les presento a mi prima Kagome-

Tsubaki sintió como un balde de agua helada le caía por la espalda. Por fin conocía al fantasma con el que siempre estuvo luchando tratando de ganarse el amor de Inuyasha aún sin conseguirlo. Por fin conocía… a la tan lastimosamente amada, Kagome.

Kagome extendió su mano hacía Tsubaki, estrechándola apenas, no se atrevió a estrechar la de Inuyasha, aún se sentía aturdida por sus palabras.

Al no ver alguna reacción de su prima, Sango decidió intervenir. -Kagome, él es…-

-No te preocupes Sango, ya tuvimos es gusto; nos conocemos desde hace mucho tiempo…- Su sarcasmo fue acompañada por una media sonrisa.

-Disculpen- Kagome se alejó de ahí en dirección al tocador.

Sango se sorprendió por la actitud de Kagome, mientras que Miroku ahora, empezaba a comprender varias cosas.

-Por que no nos sentamos todos juntos?- Preguntó cínicamente Tsubaki, sorprendiendo a todos.

-Bueno, no lo sé…- Dudo Sango. Tal vez Kagome se sentía mal y no sabía si la idea sería de su agrado.

-Yo creo que es una buena idea, verdad Inuyasha?-

-Feh! Hagan lo que quieran-

En cuanto llegaron a la mesa Sango se disculpo y se dirigió al tocador en busca de Kagome, quien ya se había tardado un poco. Tocó la puerta del tocador esperando encontrar a Kagome. –Kagome?- Pregunto en el tocador esperando respuesta por parte de ella.

Kagome salió de uno de los baños ya repuesta. –Estoy bien Sango-

Su mirada estaba intranquila, pero aún así trató de esbozar una sonrisa que no convenció para nada a Sango.

-Te sientes mal?-

-No, estoy bien, vamos con Miroku- Salieron del tocador de damas pasando por entre las mesas de las demás personas. A medio camino Kagome se detuvo al ver que Miroku estaba con Inuyasha y Tsubaki junto con dos asientos libres. –N…no…- Susurro para sus adentros.

-Que pasa Kagome?-

-No, nada…- Respiro hondo y tomó fuerzas para seguir caminando sin saber de donde salían, esta vez su mirada era diferente.

-Ah, Kagome creí que te sentías mal- Repuso Miroku al momento que ayudaba a ambas mujeres a sentarse.

-Estoy bien Miroku gracias- Trató de portarse lo más tranquila que pudo. Pero pareciera que Inuyasha trataba de hacerla sentir intranquila, sentía la mirada intensa de Inuyasha a cada momento, incluso sin estarlo viendo, logrando ponerla un tanto nerviosa.

-Kagome-

Volteo hacía Tsubaki quien la miraba despectivamente. –Si?-

-Miroku nos dijo que acabas de llegar a Tokio, vivías fueras?-

-Si, en China- Respondió mecánicamente Inuyasha sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta, se percató de lo que acababa de hacer al sentir la mirada de todos centrarse en él, incluso de la misma Kagome que parecía sorprendida. Se hizo el desentendido y bebió de su copa.

-Si- Continuo Kagome. –Viví en China como 8 años-

-Nueve- Corrigió Inuyasha, mirándola intensamente.

Los tres presentes observaban con cierta confusión la actitud de ambos.

-Y no estas comprometida Kagome?-

La pregunta de Tsubaki los tomó por sorpresa a todos. Lo que realmente quería saber, era que tan peligrosa resultaba ser Kagome para ella, para sus planes. Amaba a Inuyasha y no permitiría que Kagome se lo arrebatará, si había alejado a Kikyou, por que a ella no?

Inuyasha miraba a Kagome impaciente, la pregunta de Tsubaki lo había perturbado demasiado. Quizás ella ya tenía a alguien más… Maldición! Por que Tsubaki tuvo que preguntarle eso? Más bien, por que tenía que importarle tanto a él? Por que aun la amas…

-No… claro que no- Fue la seca respuesta de Kagome. Parecía más bien un reproche hacía Inuyasha quien lo entendió de esa forma haciéndolo sentir mal.

Tsubaki la miro desafiante. –Pues yo lo espero pronto- Elevo una mano hacia el mentón de Inuyasha para guiarlo hasta sus labios donde lo besó lentamente como echándole en cara el que Inuyasha en estos momentos estuviera con ella. Dejándole claro que Inuyasha era de ella.

Todos miraron la escena confusos, inclusive el propio Inuyasha quien a pesar del beso de Tsubaki no había despegado la vista de Kagome la cual al ver el acto bajo la mirada más que adolorida sintiendo como su corazón se rompía en mil pedazos.

El mesero se acercó a la mesa con una flor roja que le entregó a Kagome, junto con una nota.

Kagome tomó la rosa y el papel que leyó enseguida tratando así de olvidar el beso doloroso de Inuyasha y Tsubaki.

Una bella mujer no debería de estar sola, espero aún me recuerdes como yo a ti. Busco la rosa roja

-Vaya señorita Kagome, parece ser que tiene un admirador- Miroku en verdad se estaba divirtiendo con esto. Al parecer ver la cara de Inuyasha en esos momentos le parecían demasiado placenteros? Y claro que lo era, si Inuyasha estaba que se moría de celos. Al verse atrapado en la mirada de Miroku lo miro con enfado, sabía su jueguito, así como sabía que él ya se había dado cuenta de quien era Kagome en su vida, y en su pasado.

-Kagome quien te la envió?- Pregunto curiosa Sango.

-No lo sé- Miro hacía atrás buscando la rosa, sin mucho interés. Lo que quería era evitar la mirada de Inuyasha y huir si se podía de esa situación que se estaba tornando desagradable.

A tres mesas de ahí, un joven de ojos azul profundo y cabello sujeto en una coleta alta la miraba sonriente.

Kagome sonrió enormemente. –Kouga- Dijo visiblemente contenta. –Disculpen…- Se levantó de su asiento y camino hasta Kouga abrazándolo efusivamente.

-Nosotros nos vamos- Repuso Inuyasha inmediatamente en cuanto vio a Kagome abrazar a ese sujeto. Sabía que si no se alejaba de ahí, podría cometer una estupidez enorme, como ir a partirle la cara.

-Pero…- Rebatió Tsubaki un poco decepcionada del jueguito que había formado con kagome.

Inuyasha la ignoro y se puso de pie aun lado de ella. Antes de caminar a la salida le hablo. –Te vas a quedar?- Fue lo ultimo que dijo antes de salir del restaurante seguido por Tsubaki.

Kagome observó como Inuyasha salía con Tsubaki, suspiro pesadamente ignorando las palabras que Kouga le decía. En su corazón ya no quedaba nada… había perdido a Inuyasha, si no era por la mujer que lo acompañaba, era por su partida…

Continuará…