Disclaimer: Ni Inuyasha ni los demás personajes me pertenecen, sino a la gran Rumiko. Que más quisiera que ser la dueña de Inuyasha, pero en fin, no todo se tiene en esta vida.

Autor: Ayde

Y ni el tiempo borra tu partida

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Capitulo 6.-

-Cuidarte el alma-

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Tsubaki se aferraba al asiento nerviosamente mientras tragaba saliva. La velocidad en la que iba Inuyasha no era tranquilizadora. Podía oír como pisaba hasta el fondo el acelerador. Las luces de los demás automóviles pasaban rápidamente ante sus ojos ignorando los reclamos que le hacían oprimiendo el claxon molestos.

-Inuyasha, baja la velocidad…- Volteo a verlo y se asustó al ver su rostro inexpresivo, tan solo su mirada puesta en el frente. Jamás había visto a Inuyasha así…

-Inuyasha…- Volvió a llamarlo, esta vez captando su atención.

-Que pasa Tsubaki?- Pregunto fríamente.

Tsubaki notó como Inuyasha iba bajando la velocidad poco a poco. –Te… pasa algo?-

-No-

-Seguro?-

-Maldición, no me pasa nada!- Respondió golpeando el volante molesto. Por que? Por que tenía que encontrarse a Kagome? Justo ahora que había empezado a asimilar todo… no lo negaba, verla de nuevo lo tranquilizo ya que no sabía nada de ella desde hacía nueve años. No había dejado de contemplarla en el restaurante. Seguía siendo ella, sus mismos ojos… su mismo cabello… su mismo aroma incluso, a pesar del tiempo, él seguía recordando cada detalle de ella, inclusive aquel lunar rojo que tenía en su cuello que había descubierto cuando los dos se entregaban por primera vez. Pero por que tenía que haberse ido con ese idiota? Por que se puso tan feliz de verlo! En ese momento sintió la mano de Tsubaki acariciándole la entre pierna. Era verdad, como podía reclamarle a Kagome, si el mismo estaba ahora con Tsubaki? Que estupida actitud estaba tomando…

-No te… apetece ir a mi departamento?- Las suaves caricias que hacía en su entrepierna la hicieron formular esa pregunta. Sabía que una vez que despertaba los instintos de Inuyasha difícilmente podía detenerse. Ésa era una de las cartas que ella poseía.

-Claro…- Sonrió algo inquieto por el leve calor que comenzaba a emanar de su cuerpo.

Llegaron al departamento de Tsubaki besándose. El precalentamiento en el auto de Inuyasha había bastado para hacerle hervir la sangre y dejarse llevar por sus instintos. Inuyasha se sentó en la orilla de la cama aún besando a Tsubaki, quien se sentó encima de él sintiendo el miembro de Inuyasha rígido detrás de ella incitándola a quitarle la camisa buscando la desnudez de su pecho musculoso. Él comenzó a acariciar sus piernas hasta posarse en sus caderas.

Después de quitarle la camisa recorrió con sus labios su pecho depositando suaves besos que le arrancaban más de un suspiro. Subió hasta su cuello de nuevo besándolo provocándole un gemido de placer. Inuyasha apretó sus manos que seguían en sus caderas moviéndola como si ya hubiera entrado en ella haciéndola gemir. –Ahhh… Inuyasha…- Se quejó al sentir su miembro rozándole en su intimidad a pesar de llevar los dos aun puesta su ropa. Cerró los ojos concentrándose en el placer que esto le producía y sin poder hacer algo al respecto, a su mente se vino la imagen de Kagome que le hablaba dolidamente. "Inuyasha…" Abrió los ojos y se paro de inmediato tirando a Tsubaki al suelo.

-Que pasa?- Preguntó mas que molesta confundida.

Solo si pudiera estar contigo,

Tu dormida entre mis brazos,

Y mirarte en el silencio

-Yo…- Que iba a decirle? Que el recuerdo de Kagome se lo había impedido? –Yo… lo siento, pero… hoy no Tsubaki…- Tomo su camisa del suelo y se volteo para irse de ahí.

Tsubaki oyó la puerta cerrarse y ni se inmuto. Permaneció aun en el suelo, pasmada por la actitud de Inuyasha y preguntándose que fue lo que lo puso así. Y como un rayo se le vino a la mente la imagen de ella. Kagome.

–Maldita! No me lo quitarás…- Sus ojos rojos de cólera se llenaron de lagrimas que evitaba dejar salir, al recordar las innumerables ocasiones en que él la recordaba haciéndola sentir que peleaba con un fantasma, conteniéndose las ganas de llorar en el momento en que él la llamaba cuando se derramaba dentro de ella.

Recordando que la primera vez que intimido con él, estaba tan tomado que dejó que la llamará Kagome sin pensar que aunque estuviera en sus cinco sentidos resultaría igual.

-No me vas a apartar de él… así tenga que deshacerme de ti…-

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De nuevo emprendía una nueva carrera. Su cabeza estaba a punto de estallarle.

–Maldición!- Era una palabra que ya había utilizado mucho en ese día. –Por que… por que… siento que si no estoy contigo… moriré irremediablemente?-

Solo si pudiera dibujarte

Una escena de mis sueños

Donde siempre estas presente

-Vuelves de nuevo Kagome…- Esta vez lo decía analizando sus propias palabras. Y si la vida la pone en su camino para estar juntos? –No, eso es imposible! No te importé cuando te fuiste! No te importo, dejarme… cuando más tontamente enamorado estaba de ti…-

Con solo tenerte aquí

Decirte lo que yo siento

Kagome se encontraba pensativa en su cama. Por que Inuyasha la había tratado así? –Inuyasha…- Una fría lágrima rodó por su mejilla cayendo en su almohada que abrazaba fuerte. Recordó cuando lo vio en el restaurante sonriendo.

-Kagome…-

Al oír su nombre en aquella voz que tanto deseaba escuchar la hizo voltear lentamente mientras sentía como la sangre abandonaba de golpe su cuerpo y lo vio ahí, frente a ella. Permaneció por unos segundos observándolo, admirándolo, grabando en su memoria cada rasgo de él. –Inuyasha…-

Es que me gusta tú cara, me gusta tu pelo,

Soñar con tu voz cuando dices te quiero,

Me gusta abrazarte, perderme en tu aroma

Poder encontrar en tus ojos el cielo

Entonces lo vio sonreír, como cuando le sonreía cada vez que la veía cada día, cuando eran unos niños apenas. Sintió unas ganas de soltarse a llorar en su hombro diciéndole lo mucho que lo había echado de menos, pero la mirada penetrante de una mujer la distrajo tanto, que ni cuenta se dio cuando ella ya estaba al lado de él.

–Inuyasha, cariño quien es ella?-

Las palabras de la mujer la aturdieron. Miro a Inuyasha esperando una explicación excusándolo, una explicación, que nunca llego. Y tan solo escucho las duras palabras de Inuyasha negándola.

-Ella es… no es nadie…-

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Seguía manejando sin un lugar fijo. Solo en sus pensamientos Kagome permanecía en su cabeza. -Pero que es lo que me hiciste Kagome, que no te puedo apartar de mi vida?-

Me gusta tu risa, me gusta tu boca,

Me gusta creer que por mi tu estas loca,

Yo quiero que sientas, conmigo la calma,

Y cuando llegue la noche, cuidarte el alma…

Aquella lluviosa noche en que Inuyasha había escapado de su casa, donde había pasado la noche entera cuidando de Kagome ya que los truenos la asustaban.

-Inuyasha, que haces aquí?- Pregunto la pequeña al ver a su amigo que entraba sin permiso a su habitación por la ventana.

-No quería estar en casa…-

Kagome rió bajito. –Te castigaron?- Pregunto inocentemente.

Inuyasha lejos de enojarse sonrió. Le gustaba ver a Kagome sonriente, de esa forma tan fresca.

Un trueno se oyó asustando a Kagome quien se sentó en el suelo abrazando sus rodillas. –Tengo miedo…-

-Kagome, es solo un relámpago-

-Aún así… me dan miedo…-

Inuyasha camino hasta ella y la abrazo. –Me quedaré contigo y cuidaré que no te pase nada, si?-

-Kagome sonrió. –Si!-

Y así durmieron los dos abrazados, protegiéndose del frío que afuera comenzaba a sentirse.

Como despertar en la distancia,

Sin tu piel junto a la mía,

Amando tú fotografía

-No soy nadie… no soy nada para ti Inuyasha?- Era verdad… ella se había marchado -Esto es lo que me merezco después de haberme marchado sin decirte nada…- Se voltea abrazando su almohada, para soltarse a llorar afligidamente. La almohada le ayudaba a silenciar sus propios sollozos.

Por que la vida se empeñaba en hacerla sufrir más? Que acaso todo lo que había sufrido en el pasado no era suficiente? En su corazón la esperanza de volver a ver a Inuyasha y poder ser felices después de arreglar los malentendidos, era lo que la mantenía firme cada día que pasaba. Y… lo volvió a ver, si, pero… no fue como ella se lo imaginaba.

-Si solo supieras…- Observó entre sus manos una pequeña joya que colgaba de una cadena. – Mi tesoro…- La apretó con fuerza recordando aquella vez en que Inuyasha le regalaba, su gran tesoro.

Podemos mandar besos con el viento,

Mirar la luna al mismo tiempo,

Contar un día más…

-No entiendo… que pude hacer mal para que te alejarás de mi?- Sentado en él asiento del automóvil miraba insistentemente hacía la gran escalinata del templo, ya que, sin haberse dado cuenta había llegado hasta ahí. Tal vez por que en el fondo quería verla, disculparse por la forma en que la había tratado. Por que aún la amaba… a pesar de todo…

Con solo tenerte aquí,

No sabes lo que me falta…

Bajo del auto lentamente y subió las escaleras. En su mente tan solo estaba ella, su Kagome. No quería ir y despertarla, tan solo quería ver su silueta aunque sea en la penumbra de su habitación. Se paró justo fuera de su ventana. En su interior se debatía una lucha entre el corazón y la razón. Quería verla, abrazarla, besarla, decirle lo mucho que aún la amaba, lo mucho que la había extrañado. Pero también estaba el reclamarle su huida… además irrumpir en su habitación así como así era de pensarse… ya no tenía ni 8 ni 16 años, edad en la que él entraba sin ningún problema por aquella ventana que ahora se le hacía tan lejana. Suspiró y se metió las manos a los bolsillos. Veía como las cortinas se mecían hacía dentro, producto del suave viento que soplaba.

Y a pesar de todo,

Y sin darnos cuenta,

Estaré en tu puerta diciéndote otra vez…

Una opresión en su pecho la hizo voltear hacía la ventana. Veía como las cortinas rosas se ondeaban con el viento fresco que afuera corría. Otoño después de todo. Se levantó pesadamente sintiendo a cada paso que daba la suave brisa tocando su cara suavemente, alborotando su cabello. Apartó las cortinas haciéndolas a un lado para ver hacía fuera, sorprendiéndose de lo que veía, dejándola sin habla.

Continuará…

Wow! Que habrá visto Kagome que la dejo helada? Bueno si quieren saber ya saben, en el próximo capitulo lo sabrán. Je, je, je.

Dudas o sugerencias ya saben, solo den un clic y me lo harán saber.

&& Ayde &&