Disclaimer: Lamentablemente Inuyasha ni ninguno de sus personajes me pertenecen, son de la gran escritora Rumiko. Pero no pierdo las esperanzas de encontrar a alguna reencarnación de Inuyasha, por que todo puede pasar, cierto?
Autor: Ayde
Y ni el tiempo borra tu partida
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Capitulo 8.-
-No soy nada para ti?-
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
-Oye Miroku, tu entiendes lo que esta pasando?-
-Mi querida Sango, creo que si-
Sango se le quedo viendo sorprendida. Espero que le revelara que era lo que pasaba, pero Miroku nunca articulo una palabra. –Dime que es lo que pasa!- Se desespero.
Miroku la miro seriamente, tomo una de sus manos y le hablo suavemente. –Te lo diré mi querida Sango… pero hazme el honor de acompañarme a cenar-
Sango suspiro derrotada. –Nunca te cansas?-
-No-
Inuyasha estaba sentado en el pequeño sillón que había en la esquina de la oficina. No tenía muchas ganas de meterse en los asuntos de la empresa. Y aunque era molesta su presencia, ahora que Sesshomaru estaba aquí, podía darse un tiempo para descansar. Pero no dejaba de descansar de su entrañable amigo, Miroku quien entraba a la oficina con plenas intenciones de molestar.
-Es difícil, no?-
-De que hablas?- Observo atento a Miroku esperando que le aclarara de lo que hablaba, pero él se dio su tiempo, hasta que no se sentó cómodo en el escritorio y tomar un sorbo de su café hablo.
-De la señorita Kagome, por supuesto-
Inuyasha arrugó el ceño y trató de hacerse el desentendido. –No te entiendo-
-Eres idiota?-
La pregunta lo confundió un poco. –Como que idiota!- Le reclamo molesto.
Miroku todo lo contrario a sentirse intimidado, hablo con toda calma. –Kagome es la mujer por la que te emborrachabas, no es verdad Inuyasha?-
Inuyasha se sintió descubierto. Cerró los ojos evitando enfrentar la mirada de Miroku. –Eso ya termino-
-Ah, entonces lo aceptas?-
-Eh?-
-No entiendo por que tiene que terminar si aun la amas-
-Miroku…- Comenzaba a fastidiarlo
-Por que no me cuentas que fue lo que pasó?-
-Por que no es algo que quiera recordar!-
-Ni vivir?-
-No sabes de lo que hablas…-
Miroku se levantó y camino hacía la puerta. Antes de salir se volteo para verlo. –Eres tu Inuyasha quien no sabe lo que habla-
Inuyasha lo miro hasta que salio de la oficina, sintiéndose frustrado. –Maldito Miroku, solo sirves para confundir a la gente!- Refunfuño enfadado.
Kagome se encontraba sentada al lado de Sesshomaru revisando el reporte.
-Parece ser que todo esta en orden-
-Y eso que quiere decir?- Pregunto Kagome.
-Que Inuyasha ha sabido manejar bien la empresa- Sesshomaru se levantó y camino hacía la ventana. Su mirada parecía perdida, algo se veía que lo preocupaba. Quiso preguntarle que era lo que le pasaba pero a la vez sabía que él no le diría nada.
Sesshomaru se dio cuenta de que Kagome lo miraba. –Y como esta tu familia?-
-Eh?- La pregunta la tomo por sorpresa. –Ah si, estamos bien, muchas gracias Sesshomaru-
Sesshomaru volvió a enfocar su mirada en la ventana
Kagome se mordió su labio, indecisa. No le gustaba para nada el silencio que comenzaba a incomodarle.
Pensó en lago para terminar aquel molesto silencio. –Oye Sessh…-
Sesshomaru volteo sorprendido. Sessh? Nunca lo habían llamado así, y sin embargo no le molestaba viniendo de ella, no se podría enfadar por eso con Kagome. La quería demasiado.
-Bueno, yo quería…- Se sonrojo al sentir la mirada penetrante de Sesshomaru en ella. –Quería darte las gracias… por todo lo que has hecho por mi… por nosotros…-
Las palabras de ella de alguna forma le hacían sentir algo cálido en su interior, pero nunca supo que era.
-No tienes por que agradecerlo, lo hice con mucho gusto- Esas palabras son mías? Pero que pasa conmigo? La sencillez de Kagome que siempre había admirado desde que era un adolescente, lo había cambiado. Pero por que siempre es solo ella? Por que con ella podría mostrarse diferente a todos los demás? No sabía por que, pero con Kagome se sentía… indefenso, desprotegido, ya que no podía escudarse de su frialdad que mostraba a todos los demás.
La rutina en la compañía era la misma. Ya era el tercer día para Kagome y pasaba sin ningún problema.
Inuyasha se había desaparecido desde que entró a trabajar ella. Era mejor así, pasar el tiempo que le faltaba sin ver a Inuyasha, ya que cuando Sesshomaru se fuera ella tendría que irse de ahí también.
Suspiro mientras recogía su cabello en una coleta alta. Estaba tan aburrida que solo se le ocurría jugar con su cabello, que volvía a caer ya que no tenía alguna liguilla para recogerlo.
Sesshomaru no se encontraba, había ido con un cliente que parecía interesado en invertir en un gran proyecto que Taisho Company estaba planeando desde hacía unos meses atrás.
Volteo hacía la puerta de la oficina de Inuyasha. Seguro que estaba ahí. En la mañana lo había visto entrar a su oficina después de que Sesshomaru le indicaba que saldría por un momento, un momento que se había convertido en más de tres horas.
Su amiga Sango no estaba, Miroku la había convencido de que salieran a comer juntos y como ella no quería arruinar la oportunidad de Miroku de estar solo con Sango, prefirió no ir con ellos, además el clima no le daba ánimos para salir a comer.
El teléfono del escritorio de Sango sonó provocando que Kagome se asustara un poco. Se le quedo viendo por un momento, decidiéndose por contestar. Camino hasta él y levanto el auricular, si no contestaba Inuyasha podría salir en cualquier momento y era lo menos que ella quería.
-Inutaisho Company en que le puedo ayudar, habla Kagome… el señor Inuyasha, si permítame…-
Se quedo unos segundos con el dedo encima del número que lo comunicaría con Inuyasha, tenía que agarrar fortaleza para oprimirlo.
El teléfono de Inuyasha timbró y él contesto enseguida.
-Inuyasha…?-
Inuyasha sintió un vuelco en el estomago al oír la voz inconfundible de Kagome, dejó lo que estaba haciendo y se enfocó en la voz de ella. –Kagome?-
-Si…-
-Que pasa?- Preguntó neutro
-Ah, es verdad, te llama el señor Myoga-
-Eh? Ah si, pásame la llamada por favor-
-Claro…-
Fue lo último que escuchó antes de oír la voz de Myoga.
Kagome colgó el teléfono con una media sonrisa. Había intercambiado pocas palabras con Inuyasha y por primera vez no habían peleado, de echo… se había portado un poco amable con ella.
Se levantó de su asiento con la intención de ir por un café.
Inuyasha termino de hablar por teléfono y se pregunto por que Kagome le había pasado la llamada?
Miró el reloj y confirmo que aún Sango no llegaba de su hora de comida. Eso significaba que Kagome no había salido a comer y estaba sola con él? Es cierto, Sesshomaru había salido a ponerse de acuerdo con el inversionista del nuevo proyecto de la compañía.
Kagome llenaba su taza de café mientras observaba el cielo a través de la ventana. En la mañana había amanecido nublado y para estas horas una traviesa lluvia estaba haciendo de las suyas. La temperatura empezaba a bajar un poco.
-Un día lluvioso…- Miro por la ventana, como las gotas golpeaban suavemente el cristal. El cielo gris y el aroma inconfundible de la lluvia. Era un paisaje que movía en su interior muchas emociones.
Inuyasha se había quitado su saco y lo había acomodado en el respaldo de su silla. Su vista se empeñaba en enfocarle la atención debida a los documentos que tenía frente a él, los del último pedido que tenían que cubrir pronto. Todo marchaba a la perfección, así que no tenía por que preocuparse.
Al levantar la mirada reparó que afuera estaba lloviendo.
-Comienza a sentirse fresco…- Salió de la oficina en busca de un café. Gracias a dios sabía prepararse un café y no dependía de Sango para hacerlo.
Al llegar vio a Kagome parada frente a la ventana pensativa. Se quedo en el mismo lugar sin saber que hacer. Ella aún no lo había visto, además algo en su mirada lo tenía intranquilo, parecía triste…
-Un día lluvioso… igual que hace 9 años…- Sus palabras sonaron un tanto melancólicas.
Permaneció en el mismo lugar. Él también recordaba un día así pero… Se estaría refiriendo al mismo?
Los dos jóvenes venían abrazados. En la mente de Kagome aquellas palabras aún le provocaban un estremecimiento "Yo te amo más" Inuyasha la amaba no tenía dudas. El cielo comenzó a dejar caer las gotas de agua mojando las calles al contacto con estas. Inuyasha y Kagome corrieron hasta el departamento que él tenía. No vivía ahí, pero si iba constantemente cuando necesitaba estar solo, a decir verdad lo había comprado para en un futuro vivir ahí.
Al llegar los dos estaban completamente empapados. Kagome estornudo e Inuyasha la vio completamente mojada.
-Kagome vas a resfriarte, espera iré por una toalla-
Kagome se quitó los zapatos antes de entrar a la sala. Observó el lugar tratando de imaginarse a Inuyasha viviendo en ese departamento. En su mente recreó una escena de Inuyasha sentándose en el sillón azul que estaba frente a ella viendo la televisión, haciéndola sonreír. Los cuadros en la pared de paisajes pintorescos y el de su madre al centro. Una mujer hermosa y de carácter como ella lo recordaba. El mueble grande de roble que estaba a un lado de ella tenía infinidad de libros ordenadamente. Arriba del mueble una espada enorme, regalo de su padre. Todo estaba decorado como solo un hombre podría vivir.
Inuyasha llegó con una toalla en sus manos. Al llegar vio como Kagome observaba con gran interés la espada de su padre "Colmillo de acero" un regalo muy inusual, pero muy significativo. Se quedo admirando a la mujer que amaba.
Su cabello lacio a consecuencia del agua le daba la impresión de ser mucho más largo de lo que recordaba, ya que ahora le llegaba a la cintura. La falda que llevaba se adhería a sus piernas, delineando su figura, al igual que su blusa que dejaba apreciar sus formas femeninas.
Kagome vio el reflejo de Inuyasha detrás de ella, en uno de los vidrios del mueble y volteo. Notó que la mirada de Inuyasha era intensa lo que sonrojo a la joven.
Inuyasha se acercó a ella y la abrazó enrollándola en la toalla.
-Toma…-
Kagome sonrió. –No te olvidaste de algo?-
-Que?-
-Tu toalla-
-Ahh, eso…- Al ver la dulce sonrisa de Kagome también sonrió. Se acercó a ella y la abrazó. –Sabes que te amo mucho?-
-Si, y me gusta oírte decírmelo-
Inuyasha la cargó y comenzó a girar con ella. –Pues entonces te amo, te amo, te amo-
Kagome reía ante el juego de Inuyasha. –Yo también te amo- Le dijo una vez que el juego había terminado. Se acerco a el dándole un beso suave en los labios. –Siempre lo hice…-
-Kagome siempre serás parte de mí…-
Una lágrima se escapó de sus ojos que se empeñaban en no dejarlas caer. La lluvia seguía golpeando los vidrios y las calles vacías comenzaban a acumular agua.
-Siempre serás parte de mi…- Repitió las palabras de Inuyasha como si estuviese en el instante en que las decía. –Ahora… no soy nadie para ti…-
Un nudo en la garganta fue lo que Inuyasha sintió. Claro que recordaba aquellas palabras, si el mismo fue quien las había pronunciado. Pero no tenía ni la más mínima idea de que Kagome las recordará con tanto ahínco. La vio girarse y la miro profundamente. Inconcientemente su mirada busco una huella visible, que encontró en una de sus mejillas aún a punto de perderse. Estaba llorando? Pero… por que lo hacía? Si ella lo único que hizo fue jugar con él, ahora… se arrepentía? Ella que se fue al día siguiente sin ninguna carta de despedida ni nada. Como podía siquiera repetir aquellas palabras que él había dicho con el corazón en la mano?
Continuará…
Pobre Kagome, como sufre, y ese tonto de Inuyasha tan orgulloso, pero bueno, así es el. El resentimiento por el repentino abandono de Kagome lo detiene mucho.
Nos vemos en el siguiente capitulo.
&& Ayde &&
