Disclaimer: Lamentablemente Inuyasha ni ninguno de sus personajes me pertenecen, son de la gran escritora Rumiko. Pero no pierdo las esperanzas de encontrar a alguna reencarnación de Inuyasha, por que todo puede pasar, cierto?

Autor: Ayde

Y ni el tiempo borra tu partida

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Capitulo 9.-

-Solo tuya-

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-Solo vine por un café- Fue lo que fríamente le dijo ignorando por completo la forma en que Kagome lo miraba. Se sirvió el café y sin voltear a verla se fue directo a su oficina.

Sango quien ya había llegado un poco mojada, estaba en su escritorio atendiendo una llamada.

-Inuyasha, Tsubaki te llama por la línea 3-

Inuyasha le dio un sorbo a su café. –Ya le dijiste que estaba aquí?-

-No, como no contestabas en tu oficina, le dije que te buscaría-

Con la mirada aún en el café -Dile que ya salí- Dicho esto entró a su oficina.

Sango se quedo sorprendida. Inuyasha no quería atender una llamada de Tsubaki? Definitivamente algo no andaba bien. Y con toda razón, después de lo que Miroku le dijo ya se daba una idea, además era obvio que entre esos dos las cosas siempre estaban tensas. Kagome no le había dicho nada al respecto y ella no quería ser demasiado entrometida con los asuntos de su prima, pero era visible que, Inuyasha era o había sido muy importante para ella, y por lo que Miroku le dijo, él también. Pero entonces, que fue lo que paso?

Sacudió la cabeza para tratar de concentrarse en su trabajo, además… Tenía a una mujer que no le caía bastante bien en la línea 3, una mujer que muchas veces deseo decirle que Inuyasha no estaba. Apretó el botón de la línea 3 y sonrió.

Inuyasha tomaba su café en su sillón. Ya se había echo costumbre sentarse en algún momento del día ahí. En su mente varias preguntas circulaban sin tener respuesta. Por que lloraba? Por que esa aflicción en sus palabras? Sus pensamientos lo llevaron de nuevo a aquel recuerdo que Kagome había removido del lugar donde él quería que estuviera, en el olvido, etiquetado como una farsa que él se había empeñado tanto en olvidar, pero que nunca había logrado conseguir, por que esa noche había sido la mejor de toda su vida.

Ella temblaba en sus brazos. Su piel estaba levemente fría por la humedad en su ropa que aún tenía puesta y por la baja temperatura que se había producido por la lluvia.

-Kagome, estas temblando…- Su preocupación era evidente en su tono de voz.

-No te preocupes-

-Como no me voy a preocupar? Ven vamos a que te pongas algo seco- Tomó su mano y la guió hasta su recamara.

Kagome la veía buscar entre los cajones algo de ropa, no era mucha ya que él solo iba algunos días a ese departamento ya que en realidad vivía en la mansión Taisho. Entonces se dio cuenta de la situación. Estaban los dos solos y empapados. Un ligero rubor subió a sus mejillas. Sabía perfectamente lo que podría pasar y estaba consiente, lo amaba y él a ella.

-Creo que esto te puede servir…- Sacó una camisa de él y se la mostró a Kagome.

-No es lo que quiero-

-Eh?-

Kagome le sonrió y extendió su mano. –Inuyasha… ven…-

Inuyasha se le quedó viendo un instante. Kagome le sonrió ampliamente cuando se sentó a su lado y se acurruco en sus brazos. Inuyasha no sabía que hacer, solo la abrazo como su corazón se lo dictó en ese momento.

-Esto es lo que necesito…-

Inuyasha sonrió relajadamente. –Kagome…-

Kagome levantó su mirada hasta quedar frente a Inuyasha y lo miró con un brillo especial en sus ojos.

-Te amo, Inuyasha…-

Después de aquellas sencillas, pero añorantes palabras, lo besó dulcemente. Inuyasha le correspondió igual, sin prisas ni nada, un beso limpio y dulce, tierno… Luego de ese beso Kagome comenzó a rozar los labios de Inuyasha suavemente, casi como una caricia… ese juego que a él le gustaba ya que siempre que lo comenzaba Kagome se desesperaba, pero esta vez no, sentía los suaves labios de Kagome, su aliento acariciaba sus mejillas. Su respiración comenzaba a complicarse, sus labios empezaban a ser algo urgente por besar y al no resistir más, subió su mano hasta su nuca atrayéndola a su cuerpo y besarla con una pasión desbordada, anhelante de sus besos, recorriendo con su lengua cada rincón, buscando desesperado la de ella que salía a su encuentro un poco temerosa. La respiración de ambos chocaba en sus caras llenándoles de adrenalina sus cuerpos, el aire comenzaba a faltar pero eso no les importaba, lo único que importaba era sentir, experimentar, vivir aquellas sensaciones que ninguno de los dos conocía.

Se separaron un poco para llenar de nuevo sus pulmones de aire y volverse a besar con igual intensidad. Las manos de Kagome lo iban acercando a ella lentamente. Inuyasha se inclinó hacía delante quedando encima de ella. Sabía lo que pasaba, sabía lo que él mismo comenzaba a sentir y lo que podría hacer.

Se retiró un poco de ella para ver sus ojos, quería estar seguro de lo que estaban haciendo, no quería cometer alguna estupidez. Pronto tuvo su respuesta al sentir como ella comenzaba a desabotonar su camisa. Sus ojos tenían un brillo diferente, sus mejillas sonrojadas producto de la situación y sus labios más rojos de lo normal. Sintió como Kagome acariciaba su pecho, un fuego en su interior comenzó a inundar su cuerpo… Besó el cuello de Kagome mientras dejaba que ella le fuera quitando su propia camisa.

-Inuyasha…- La escucho gemir al momento en que él acariciaba uno de sus pechos por debajo de su blusa que llevaba, tomándola con sus dos manos para poder retirarla, deslizándola hacía arriba.

Kagome sintió como los besos de Inuyasha recorrían su cuello y bajaban hasta el inicio de sus senos, provocando suaves gemidos ante el estimulante placer que Inuyasha le brindaba en aquellas caricias.

Se levanto un poco para besarlo en los labios, y lentamente bajando por su cuello provocando que el soltará un ronco gemido al sentir como sus labios recorrían su fornido pecho. Las manos habían bajado hasta el broche de su falda que bajo sin ningún problema, observó el cuerpo de Kagome bajo él, la hermosura de su cuerpo, algo que nunca había imaginado, la perfección.

-Te amo tanto Kagome…- Le dijo antes de perderse en aquellas sensaciones nuevas que experimentaba.

Kagome sonrió, estaba segura de lo que haría, lo amaba en demasía y quería sentirse una con él.

-Inuyasha…- Soltó como un suspiro al sentir las piernas desnudas de Inuyasha quien ya se había librado del pantalón, sintiendo en su entrepierna un bulto que le rozaba la de ella misma. Inuyasha desabrocho la prenda que aún protegía los senos de Kagome, para poder sentir su forma, besándolos dulcemente, sintiendo como sus pezones se endurecían ante esa nueva caricia, la de su lengua acariciándolos… oía como Kagome gemía de placer al morderlos suavemente así que siguió haciéndolo un poco más bruscamente, su mano bajo hasta su cadera donde su pantaleta seguía, bajándola lentamente por entre sus piernas, sintiendo como la excitación de Kagome era evidente al notar con sus dedos la humedad que emanaba desde su entrepierna, delineo con sus dedos el contorno de su intimidad provocándole más gemidos que parecían estimularlo a seguir. –Ahhh…- Kagome se aferraba a Inuyasha quien ya no aguantaba más aquella tortura. Quería que los dos disfrutaran de su momento, de su primera vez, pero ya se había contenido mucho, además los constantes gemidos de placer de Kagome no le estaban ayudando en nada.

-Kagome… necesito… necesito, sentirte… mía… solo mía…- Le suplicaba en el oído mientras que se liberaba de la prenda que le impedía su desnudez, en su mente solo estaba ella bajo él sin ropa, a pesar de ser su primera vez, su instinto le pedía más.

-Y yo… quiero ser… tuya…- Aquella declaración fue suficiente para que Inuyasha tomará la decisión. Se acomodo abriéndose camino entre las piernas de Kagome, preparándose para lo que seguía.

Kagome cerró los ojos esperando el momento; una caricia de él en su mejilla la hizo abrirlos lentamente para verlo, necesitaba ver esos ojos que tanto amaba y al hacerlo los vio diciéndole en ellos tantas cosas, sonrió demasiada coqueta. –Solo tuya…- Observo como el asentía con la cabeza sonriéndole también. –Solo… mía…- Entonces entró en ella en una inesperada embestida haciéndola gemir ahogadamente.

-Kagome… Kagome…- Decía en cada embestida que daba, sintiendo su cabello pegarse en su espalda, sintiendo la fuerza de Kagome en sus manos que se aferraban a su espalda excitándolo aún mas. Pronto se acopló al ritmo que Kagome hacía levantando sus caderas instintivamente, tratando de sentirlo más adentro.

-Inu… yasha… te amo…- El aire que Inuyasha exhalaba en su cara era para ella como el mismo oxigeno que le faltaba con cada movimiento que ambos hacían, sus ojos dorados que la miraban intensamente, lo sabía, él la estaba admirando, era como si quisiera ver lo que le estaba haciendo, quería ver que lo que hacia era lo correcto, quería ver, si ella sentía el mismo placer que él.

Inuyasha sintió como el momento de su culminación se acercaba peligrosamente. Miles de sensaciones se apoderaron de él, cerró los ojos apretándolos ante el enorme placer que sentía. –Kagome… ya… no puedo… no puedo…- Decía negando con la cabeza quizás sin darse cuenta. Kagome cerró los ojos dejándose llevar por aquel placer que su cuerpo comenzaba a sentir al igual que Inuyasha al notar que el final se acercaba. –No te detengas…- Suplicaba Kagome al creer que Inuyasha se detendría, pero no, no era eso de lo que él hablaba, a lo que el se refería era que ya no podía alargar más el momento, sabía que de un momento a otro ya no aguantaría. –Kagome… ahhh…- Sintió como todo su interior se derramaba dentro de ella, dejando que su semilla entrará.

-Inuyasha…- Su vientre contrayéndose al sentir como él se derramaba en ella, conteniendo todo el placer que sentía sintiéndose inmensamente feliz. Recibió a Inuyasha en sus brazos y lo recostó en su pecho, aún unidos tratando de recuperarse, respirando aún dificultadamente.

-Te amo Inuyasha- Le dio un beso en la frente, viéndolo subir y bajar al ritmo de su respiración.

Él salió de Kagome lentamente y se acomodo al lado de ella abrazándola. –Mi Kagome…- Beso sus labios y le susurro al oído. –Te amo…-

El café ya había perdido su calor. Inuyasha recordaba la primera vez que había amado a Kagome, que aún la amaba, la amaba tanto que le dolía… -Kagome…- Susurro dolido. Recordar aquello no le había ayudado en nada. Quería salir, buscar a Kagome y amarla, amarla tanto como esa vez, se sorprendió ante tal locura, pero poco le importaba, no le importaba quedar como un completo idiota, si al menos podía amarla una vez más. Observó el reloj desesperado y suspiro entre triste y aliviado. A esas horas ya todos habían salido de la empresa. Se dirigió a la vitrina que adornaba su oficina y donde guardaba varias botellas de vino. Tomó una junto con una copa. No quería seguir atormentándose, quería escapar, quería escapar de Kagome y el alcohol era lo que necesitaba.

Sesshomaru llegaba apenas de la junta que había tenido con los empresarios que aportarían capital en su nuevo proyecto. Era tarde aún pero tenía que llegar a su oficina por unos papeles que necesitaba verificar. Al llegar al piso se sorprendió al ver a Kagome sentada aún en su escritorio, demasiada aburrida.

-Kagome que haces aquí?-

Kagome levanto la mirada y sonrió al instante. – Sesshomaru ya llegaste!-

-Aún no me has respondido, por que estas aquí aún?- Entro a su oficina y Kagome entro tras él.

-Te estaba esperando, creí que tal vez necesitarías algo-

Sesshomaru dibujo una media sonrisa en sus labios. Nadie había sido tan atento con él. Ya era tarde y el que ella estuviera aun esperándolo era un gesto bastante noble. –Y si no hubiera venido?-

Kagome torno su rostro a uno más serio. –Bueno, entonces… me iría cuando ya no hubiera nadie-

Sesshomaru frunció el ceño. –Hay alguien más aquí?-

-Si, Inuyasha aún esta en su oficina, de hecho… desde medio día se encerró en su despacho sin atender ninguna llamada y no ha salido desde entonces- Kagome se veía preocupada. Muchas veces por su cabeza paso el ir a verlo pero, para que? Él no quería verla eso estaba claro.

-Ese tonto, haciéndose el importante…- Se encamino hacía la oficina de Inuyasha. Kagome lo siguió, pero se quedo en su escritorio alejada lo suficiente como para que Inuyasha no la viera.

-Pero que demo…- Sesshomaru trataba de encontrar la figura de Inuyasha. Vio en el escritorio una botella de vino, imaginándose todo lo que posiblemente había pasado.

Kagome llego también al oír la exclamación de Sesshomaru y al entrar a la oficina se sorprendió.

-Esto es el colmo!- Sesshomaru salio de ahí directo al ascensor.

-Sesshomaru a donde vas?- Le pregunto, pero no recibió respuesta de este, tan solo se perdió en el elevador. Volvió a mirar hacia el interior de la oficina y trago saliva forzosamente. Camino poco a poco hasta el escritorio y tomo la botella de vino para acomodarla en la vitrina. Al voltear vio la figura de Inuyasha en el suelo, llevándose ambas manos a la boca para evitar que un pequeño ruido saliera de sus labios. Se acercó lentamente a él hasta hincarse frente a él.

-Inuyasha…- Le hablo suavemente tratando de despertarlo. –Inuyasha…- Esta vez acaricio su mejilla, como tantas veces quiso hacerlo.

Inuyasha abrió los ojos pesadamente y se encontró a la joven Kagome que le sonreía como aquella vez en su habitación. Abrió los ojos un poco asustado y encogió su cuerpo rehusando las caricias que ella le daba.

-Inuyasha tranquilo, soy yo, Kagome…-

Inuyasha la miro intensamente, confundido ya que no quería sentir el mismo vacío que lo embargaba cada que la imagen de Kagome se desvanecía frente a sus ojos. –De verdad eres tu? No te vas a desvanecer?-

Kagome sonrió tristemente. –No… de verdad, soy Kagome…-

Inuyasha entonces sonrió. El efecto del alcohol aún lo apresaban. –Kagome… si supieras cuanto te eche de menos…- Acaricio su mejilla suavemente.

Kagome abrió los ojos sorprendida por aquella confesión. –Inuyasha…-

-Si Kagome, por que nunca deje de amarte…- La voz de Inuyasha ahora entrecortada por las lagrimas que salían de sus ojos, formaron un nudo en la garganta de ella.

En ese momento llego Sesshomaru con dos personas más que levantaban a Inuyasha llevándoselo.

-Se lo llevarán?-

-Si, ellos se encargarán de llevarlo a su departamento-

Kagome miraba a un ahora dormido Inuyasha tristemente. Por que? Por que le decía esas palabras si sus actos le expresaban otra cosa?

-Kagome quieres que te lleve a tu casa?-

-Si, por favor-

Continuará…

Ah ese Inuyasha, sus arrebatos no le dejan ver la realidad y eso le complica más la vida.

Que les pareció el lemon de Inuyasha y Kagome de adolescentes?

Mándenme sus opiniones por favor!

Nos vemos en la próxima!

&& Ayde &&