Ya saben escribo sin lucro… bla, bla, bla…
Esta es una historia basada en el libro, "El mundo encantado de Ela" de Gail Garson Levine. Y los personajes son de la rubia multimillonaria… ¬¬'
Saludos y más comentarios al final, ahora si a leer….!
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EL MUNDO ENCANTADO DE GINNY.
By:RaNaBaNaNa ®
De centauros y ogros.
A la mañana siguiente me desperté con los dedos aferrados al collar de mamá. El reloj del palacio del rey James daba las seis. Perfecto, quería levantarme pronto y pasar el día despidiéndome de los lugares que más amaba.
Me puse el collar debajo del vestido y bajé sigilosamente hasta la despensa. Allí encontré una bandeja de pasteles recién hechos. Todavía estaban calientes, lancé dos al aire y los atrapé con la falda, que había doblado en forma de cestito. Después, intentando no perder mi desayuno, corrí hacia la parte delantera de la casa y fui directa a ver a papá. Estaba en la entrada, esperando a Neville para que le trajera el carruaje.
-No tengo tiempo para ti, Ginevra. Vete a molestar a otro. ¡Ah, y dile a Tonks que volveré con el administrador, que nos prepare algo de comer.
Tuve que rime de allí y buscar a alguien a quien molestar, tal y como me había ordenado mi padre. Además de ser peligroso, el hechizo me hacía cometer tonterías, y era el causante de que pareciera tan atolondrada. Tenía que buscar a alguien… Entonces vi a Augusta cargada con la ropa limpia. Fui corriendo y choqué contra ella, de tal forma que se le cayó el cesto. Todos mis vestidos, mis medias y mi ropa interior cayeron al suelo. La ayudé a recogerlo todo, pero la pobre tendría que volver a lavarlo de nuevo.
-Señorita, ya es bastante complicado preparar sus cosas en tampoco tiempo como para tener encima que hacerlo dos veces- protestó.
Me disculpé y fui a darle el recado de papá a Tonks, que hizo que me sentara para tomar el desayuno. Después me dirigí hacia la pequeña colección de animales salvajes que tenía el rey junto a los muros del palacio.
Mis ejemplares favoritos eran los pájaros parlantes y los animales exóticos. Si exceptuamos a la hidra en su pantano y al pequeño dragón, las criaturas exóticas (el unicornio, la manada de centauros, y los hipogrifos) vivían en una isla verde rodeada por una extensión del foso del castillo.
El dragón estaba en una jaula metálica. Era muy hermoso, tan pequeño y feroz, y parecía feliz cuando lanzaba fuego; sus ojos de color rubí brillaban entonces de forma maliciosa. Yo había comprado un trozo de queso en un puesto cercano a la jaula y lo arrimé al fuego, lo cual era una hazaña difícil porque se trataba de acercarlo lo suficiente para que se tostara, pero no tanto como para que el dragón pudiera atraparlo.
Me pregunté qué iba a hacer el rey James con aquel dragón cuando creciera. También me pregunté si yo estaría allí para conocer su destino.
Más allá, cerca del foso, había un centauro que me observaba. ¿Le gustaría el queso? Me acerqué a él lentamente, esperando que no se asustara y se fuera.
-¡Eh!- dijo una voz.
Me di la vuelta; era el príncipe Harry, que me ofrecía una manzana.
-¡Oh, gracias!- respondí.
Me acerqué al foso con la manzana en la mano. El centauro olió el aroma de la fruta y trotó hacia mí. Le lancé la manzana. Otros dos centauros se acercaron, también galopando, pero el primero ya había obtenido su premio y comenzó a comérselo, masticando ruidosamente.
-Yo siempre espero que me den las gracias, o que al menos digan: "¿Cómo te atreves a mirarnos de esa forma?" o algo por el estilo- comenté.
-No son lo bastante inteligentes como para poder hablar. Mira qué ojos más inexpresivos tienen- indicó el príncipe.
Yo ya me había fijado en ello, pero quizás Harry pensara que era su deber explicar las cosas a sus súbditos.
-Aunque pudieran hablar- dije –serían incapaces de pensar en algo que decir.
Después permanecimos en silencio. Entonces Harry se echó a reír y exclamó:
-¡Qué graciosa! Eres muy divertida. Igual que lady Molly.- luego, compungido, añadió –Lo siento, no quería recordarte a tu madre.
-No te preocupes, pienso mucho en ella. Casi siempre, mejor dicho.
Caminamos a lo largo de la orilla del foso.
-¿Quieres una manzana?- dijo ofreciéndome otra.
Quería hacerle reír de nuevo. Pateé el suelo con mi pie derecho y eché mi cabeza hacia atrás como si tuviera crin. Abrí los ojos cuanto pude, como lo haría un centauro, miré fijamente a Harry con expresión de estupidez y tomé la manzana.
Él se rió de veras, y dijo:
-Me caes bien. Te encuentro muy simpática.- y entonces sacó del bolsillo de su capa otra manzana para él.
A mí también me agradaba. No era altivo ni desdeñoso, ni creído como el canciller Fudge.
Todos los ciudadanos de Hogwarts se inclinaban a nuestro paso, y los elfos y los gnomos que nos cruzamos por el camino también lo hicieron. Yo no sabía qué hacer, pero Harry les devolvía el saludo con otra inclinación. Era algo natural para él. Yo decidí saludar inclinando la cabeza, porque si intentaba hacer una reverencia seguramente me caería.
Llegamos a la jaula de los loros, otro de mis lugares favoritos. Los pájaros hablaban todas las lenguas de la tierra, tanto las de los hombres como otras más exóticas: el gnómico, el élfico, el ógrico e incluso el gigántico. Me encantaba imitarlas todas, aunque a veces no sabía exactamente qué era lo que estaba diciendo.
Ronald, el cuidador, era amigo mío. Cuando vio a Harry hizo una reverencia y siguió dando de comer a un pájaro anaranjado.
—Éste es nuevo —comentó Ronald—. Habla gnómico y no calla en todo el día.
—fsthchor evtoogh brzzay eerth yminadboech evtoogh brzz Y—dijo el pájaro.
—fsthchor evtoogh brzzay eerth ymmadboech evtoogh brzz Y —repetí yo.
— ¡Hablas gnómico! —exclamó Harry maravillado.
—Me gusta repetir los sonidos. En realidad sólo sé el significado de algunas palabras.
—Lo hace a la perfección, ¿no lo cree así su majestad? —comentó Ronald.
—Fawithkor evtuk brizzay... —intentó pronunciar Harry, aunque enseguida renunció—. Lo haces mucho mejor tú —me dijo.
—Achoed dh eejh aphchZ uochludwaacH! —graznó el loro.
— ¿sabes lo que ha dicho? —le pregunté a Ronald, que a veces podía traducir el lenguaje de los pájaros.
Ronald negó con la cabeza.
— ¿lo sabe usted, su majestad? —preguntó él dirigiéndose a Harry.
—En absoluto, suena a chino.
—Perdóneme, señor —dijo Simón, a quien reclamaban otros visitantes.
Harry me observó mientras me despedía de cada uno de los pájaros.
—iqkwo pwach brzzay ufedjee. —Que en gnómico quiere decir «Hasta que volvamos a cavar juntos».
—ahthOOn SSyng! —Que en ógrico significa «Demasiada comida!».
—iiee oo bek aaau! —Que en abdegano quiere decir «¡Te hecho mucho de menos!».
—Porr olpess waddo. —Que en élfico significa «Camina por la sombra».
Intenté retener en la memoria a Ronald y a los pájaros y me despedí. Él me devolvió el saludo con la mano.
Para que los pájaros no temieran por su vida, un jardín les separaba de los ogros. Pasamos junto a varios, lechos de flores mientras yo intentaba enseñarle a Harry algunas de las palabras que habíamos oído. Su memoria era buena, pero su acento era espantoso.
—Si me oyen los elfos no me dejarán nunca más des cansar a la sombra de un árbol.
—Los gnomos te pegarán en la cabeza con una pala.
— ¿creerán los ogros que no vale la pena comerme?
Nos acercamos hasta la cabaña de los ogros. A pesar de que estaban encerrados, había soldados en formación para vigilarlos. Un ogro se nos quedó mirando a través de una ventana.
Los ogros no eran únicamente peligrosos por su tamaño y crueldad, sino también porque podían conocer todos tus secretos con sólo mirarte, y porque además sabían usar ese conocimiento. Podían ser irresistiblemente persuasivos si así lo querían. Cuando un ogro había terminado su primera frase en español se te olvidaban hasta sus dientes puntiagudos, la sangre seca bajo sus uñas y las matas de tosco pelo negro que le cubrían la cara. Te parecía incluso guapo, y pensabas que era tu mejor amigo. Al final de su segunda frase, te había conquistado de tal manera que podía hacer contigo lo que quisiera: meterte en una cazuela para cocinarte, o comerte crudo, si tenía mucha prisa.
—pwich aooyeh zchoaK—balbuceó una voz suave.
— ¿Has oído eso? —pregunté.
—No parece un ogro. ¿De dónde vendrá?
—pwich aooyeh zchoaK —repitió la voz, esta vez en tono suplicante.
Un bebé gnomo asomó su cabeza por un acueducto que había a pocos metros de la cabaña. Lo vi a la vez que el ogro, que podía alcanzarlo desde donde se encontraba. Fui corriendo por la criatura, pero Harry fue aún más rápido. Lo agarró justo antes de que lo hiciera el ogro. Harry retrocedió con el niño entre sus brazos, que se re torcía tratando de soltarse.
—Dámelo —le dije pensando que podría calmarlo.
Harry me lo dio.
—szEE frah myNN —gruñó el ogro mirando a Harry—. myNN SSyng szEE. niyNN thOosh forns.—Luego cambió su expresión y se dirigió a mí entre risas—: mmeu ngah suSS hijyNN eMMong. myNN whadz szEE uiv. SZEE AAI ohrth ethSSifszEE.
Varias lágrimas de regocijo bajaron por sus mejillas, dejando finas vetas sobre su sucia cara. Entonces dijo en español, sin molestarse ni en usar un tono persuasivo:
—Acércate y dame al niño.
Yo me quedé quieta. Tenía que romper el hechizo, mi vida y la del pequeño dependían de ello. Mis rodillas empezaron a temblar ante el impulso de caminar. Al intentar contenerme, los músculos de mis pantorrillas se tensaron y me dio un calambre. Me aferré al pequeño gnomo en un esfuerzo por resistirme, mientras el bebé gritaba y se revolvía entre mis brazos.
El ogro siguió riendo, y a continuación volvió a hablar:
—Obedéceme inmediatamente. Ven ahora mismo. Avancé hacia él, en contra de mi voluntad. Luego me detuve y el temblor empezó de nuevo: otro paso, y otro. Sólo veía su mirada maliciosa y amenazante, cada vez más y más cerca.
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Espero que les guste el ff, y porfa dejen un review me motiva mucho recibirlos,
y si pueden háganle propagandas a mi fic…
Voy a hablar con Carla Grey para ver si me da autorización de responder a los reviews de la misma manera que lo hace ella…
En el próximo capitulo….
UNA DESPEDIDA Y LA VERDADERA HERMIONE
—Los gnomos no entramos en detalles. La ropa que llevarás mañana, o qué dirás, eso es un misterio para nosotros. Sólo vemos el futuro a grandes rasgos, entre vemos algunos hechos.
— ¿cuáles son?
—Peligro, una búsqueda, tres figuras. Están cerca de ti pero no son tus amigas. ¡Ten cuidado con ellas! —terminó diciendo mientras me soltaba la mano.
Cuando volvíamos hacia donde estaban las fieras, Harry dijo:
—Hoy triplicaré la guardia alrededor de los ogros. Y pronto cazaré un centauro y te lo regalaré.
Bueno eso es un muy pequeño adelanto…. Besos!
RaNaBaNaNa ®
