Soy rubia y multimillonaria? No cierto, entonces ya saben que nada de esto me pertenece… Es una historia basada en el libro, "El mundo encantado de" de Gail Garson Levine, ósea, ya saben escribo sin lucro… bla, bla!
X favor usen mucho la imaginación… x (¬¬ usen su imaginación)
Jonnathan, muchas GRACIAS x dos de los mejores años de mi vida…
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EL MUNDO ENCANTADO DE GINNY.
By:RaNaBaNaNa ®
Una Despedida y la verdadera Hermione
— ¿Adónde vas? —gritó Harry al ver lo que yo estaba haciendo.
—Debo... —empecé a decir.
— ¡Detente, te lo ordeno.
Me detuve, pero seguí temblando mientras los soldados rodeaban la cabaña. Sus espadas apuntaron al ogro, que seguía mirándome.
Al fin dio media vuelta y volvió a la penumbra del interior.
— ¿Por qué le hacías caso? —preguntó Harry.
Yo seguía forcejeando con el niño, que tiraba de su pequeña barba y se movía tratando de escapar.
—pwich azzooghfraecH! —gritó.
Aproveché aquella interrupción para tratar de distraer a Harry y no tener que responder a su pregunta.
—Tiene miedo —dije por fin. Pero Harry insistió:
— ¿Por qué le escuchaste, Ginny?
No tuve más remedio que responder.
—Sus ojos... —balbuceé—. Había algo en ellos... Tenía que hacer lo que me ordenase.
— ¿Habrán hallado otra forma de hechizamos? —se preguntó Harry algo alarmado—. Tendré que contárselo a mi padre.
El pequeño gnomo gemía y daba patadas en el aire. Pensé que las palabras de los loros podrían consolarle.
Entonces las pronuncié, confiando en que no fueran ningún insulto:
—fwthchor evtoogh brzzay eerth ymmadboech evtoogh brzzaY.
El niño se serenó y sonrió, mostrando unos dientecitos de bebé.
—fwthchor evtoogh brzzay eerth ymmadboech ev toogh brzza Y —repitió. Tenía unos preciosos hoyuelos a ambos lados de la boca.
Lo dejé en el suelo, y nos agarró de la mano a Harry y a mí.
—Sus padres deben de estar preocupados —comenté. No sabía cómo preguntarle dónde estaban, y él quizás era demasiado pequeño para contestar.
No se encontraban cerca de las jaulas de las fieras, ni entre el ganado que pacía. Al fin vimos a una vieja gnoma sentada en el suelo, cerca de un estanque. Con la cabeza entre las piernas, era la pura imagen del desconsuelo. Otros gnomos buscaban entre los juncos y los setos, o preguntaban a todo el que pasaba.
—fraechramM! —gritó el pequeño gnomo, tirando de mí y de Harry.
La vieja gnoma levantó la cabeza, y con la cara llena de lágrimas dijo:
—zhulpH.
Después abrazó fuertemente al gnomito y cubrió su cara y su barba de besos. Luego nos miró y reconoció a Harry.
—Gracias, su majestad, por devolverme a mi nietecito.
Harry, turbado, tosió y dijo:
—Es un placer devolverlo sano y salvo, señora. Casi se lo come un ogro
—Harry..., el príncipe Harry, lo ha salvado, y también a mí —dije yo.
—Los gnomos os están agradecidos —sentenció ella, haciendo una reverencia—. Me llamo zhatapH.
Era casi tan alta como yo, pero mucho más ancha. No corpulenta, sino ancha, pues los gnomos crecen a lo ancho tras llegar a la edad adulta. Se trataba del personaje más majestuoso que yo jamás había visto, y del más viejo, si se exceptuaba a Tonks. Sus arrugas contenían otras arrugas, pequeños pliegues de piel aún más profundos. Tenía los ojos hundidos y de un color cobre turbio.
Hice una reverencia y me tambaleé un poco.
—Yo soy Ginny —dije.
Poco a poco fueron llegando otros gnomos y nos rodearon.
— ¿Cómo lograste que fuera contigo? —Preguntó zhatapH—. No se hubiera ido con cualquier humano.
—Ginny habló con él —respondió Harry, orgulloso de mí.
— ¿Qué le dijiste?
Dudé. Una cosa era imitar a los loros y otra muy distinta hablarle a un bebé gnomo. Temí parecer una idiota ante aquella respetable señora.
—fwthchor wvtoogh brzzay eerth ymnadboech evtoogh brzza Y—dije al fin.
—No me extraña entonces que fuera contigo —dijo zhatapH.
—fraecH! —gritó zhulpH alegremente y se revolvió entre los brazos de su abuela Una joven gnoma tomó al chiquillo y preguntó:
— ¿Dónde has aprendido a hablar en gnómico? —Y a continuación se presentó—: Soy la mamá de zhulpH.
Les expliqué lo de los loros y pregunté qué era exactamente lo que le había dicho a zhulpH.
—Es una expresión de saludo —contestó zhatapH—. En Español significa «Cavar es bueno para el bolsillo y también para hincar el colmillo». —Me tomó la mano y dijo—: zhulpH no será el único a quien salves la vida. Puedo verlo.
— ¿Qué más puedes ver? ¿Qué más ocurrirá en mi vida? —pregunté, pues sabía por Tonks que los gnomos podían predecir el futuro.
—Los gnomos no entramos en detalles. La ropa que llevarás mañana, o qué dirás, eso es un misterio para nosotros. Sólo vemos el futuro a grandes rasgos, entre vemos algunos hechos.
— ¿Y cuáles son?
—Peligro, una búsqueda, tres figuras. Están cerca de ti pero no son tus amigas. ¡Ten cuidado con ellas! —terminó diciendo mientras me soltaba la mano.
Cuando volvíamos hacia donde estaban las fieras, Harry dijo:
—Hoy triplicaré la guardia alrededor de los ogros. Y pronto cazaré un centauro y te lo regalaré.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo
Madame Fleur fue puntual. Ella y sus hijas observaban cómo subían al coche mi baúl y el barril de tónico. Papá estaba allí para despedirme, y Tonks permanecía de pie, un poco alejada del resto.
— Que poco equipaje llevas —comentó Hermione.
Madame Fleur estuvo de acuerdo:
—Ginny no está equipada como corresponde a su posición, sir Lucius. Mis hijas tienen ocho baúles entre las dos.
—Hermione tiene cinco y medio, mamá. Y yo sólo tengo... —Romilda se calló de repente y se puso a hacer el cálculo con los dedos—. Bueno, tengo menos, y eso no es justo.
Papá cambió de tema con suavidad:
—Es muy amable por su parte aceptar a Ginny, Madame Fleur. Sólo espero que esto no le suponga ninguna molestia.
—Oh, en absoluto, querido Lucius. Yo no las acompañare.
Papá frunció el ceño, no le había gustado que le llamara «querido».
Madame Fleur continuó:
—Con el cochero y dos lacayos estarán a salvo de cualquier peligro, exceptuando los ogros, claro. Y en cuanto a eso poco puedo hacer. Además, disfrutarán más solas, sin la compañía de su vieja madre.
Después de una pausa, papá dijo:
—En absoluto puede usted considerarse vieja, Madame. —Luego se volvió hacia mí, y dijo—: Espero que tengas un feliz viaje, cariño. Te echaré de menos. —Y me dio un beso en la mejilla.
«Mentiroso», pensé.
Un lacayo abrió la puerta del coche y ayudó a Hermione y a Romilda a subir.
Yo corrí hacia Tonks. No podía marcharme sin un último abrazo.
—Haz que desaparezcan, por favor —le susurré.
—Oh, Ginny, cariño. Estarás bien —dijo estrechándome muy fuerte.
— ¡Ginevra tus amigas te están esperando! —exclamó papá.
Subí al coche, coloqué mi maletín en un rincón e iniciamos la marcha.
Para tranquilizarme puse las manos sobre mi pecho y palpé ( Guey si lo entiendes? Palpar! XD) el collar de mamá que llevaba escondido. Si ella es tuviera viva yo no estaría yéndome de casa, en compañía de aquellas horribles criaturas.
—Yo nunca abrazaría a una cocinera —dijo Hermione encogiéndose de hombros.
—Pues claro que no. ¿Qué cocinera dejaría que la abrazases? —repliqué.
Hermione volvió al tema del equipaje:
—Con tan pocas pertenencias, las otras chicas no sabrán si eres una criada o una de nosotras.
— ¿Qué llevas escondido bajo el vestido? —preguntó Romilda.
— ¿Es un collar? ¿Por qué lo llevas bajo la ropa? —quiso saber Hermione.
— ¿Es porque es feo? —Inquirió Romilda—. ¿Por eso lo escondes?
—No, no es feo.
—Pues entonces muéstranoslo. Romilda y yo queremos verlo.
Era una orden, estaba obligada a enseñárselo. No me importó, pues allí no había ningún ladrón que pudiera quitármelo.
— ¡Guau! —Exclamó Romilda—. Es más bonito que la mejor joya de mamá.
—Nadie pensará que eres una criada si lo llevas puesto. Es fantástico. Aunque te queda un poco grande.
—Hermione lo acarició—. Mira, Romilda, qué bonitas son las perlas.
Romilda también lo tocó.
— ¡Ya basta! —grité apartándolo de ellas.
—No vamos a estropearlo. ¿Puedo probármelo? Mamá siempre me deja que me pruebe sus collares, y nunca los estropeo.
—No, no puedes.
—Oh, por favor. Déjamelo. Es un encanto.
Una orden.
— ¿Tengo que hacerlo? —pregunté. No pude contenerme. Tendría que haberme mordido la lengua.
Los ojos de Hermione brillaron.
—Sí, tienes que hacerlo. Dámelo.
—Pero sólo un momento —dije quitándomelo de prisa, para que no notaran que luchaba contra mi necesidad de obedecer.
—Abróchamelo...
Lo hice, aunque la orden no era para mí sino para Romilda.
—Gracias, querida —dijo Hermione, acomodándose en su asiento—. Yo he nacido para llevar joyas como ésta.
—Deja que me lo pruebe, Ginny —protestó Romilda.
—Cuando seas mayor —respondió Hermione. Pero yo tenía que obedecer. Traté con todas mis fuerzas de ignorar la orden de Romilda, pero me vinieron todos los males posibles: tuve retortijones, se me aceleró el pulso, se me cortaba la respiración...
—Déjaselo —balbuceé.
—Mira —dijo Romilda—, dice que me lo dejes.
—Yo sé lo que te conviene, Romilda. Tú y Ginny sois demasiado jóvenes y...
Me abalancé sobre Hermione y le desabroché el collar antes de que pudiera reaccionar.
— ¡No se lo des, Ginny! —gritó—. ¡Devuélvemelo! Yo se lo devolví.
—Dámelo a mí, Ginny —dijo Romilda levantando la voz—. No seas tan fresca, Hermione.
Le quité el collar de las manos a Hermione y se lo entregué a Romilda.
Hermione se quedó mirándome fijamente.
Empezaba a sospechar algo respecto a mi forma de actuar.
—Mamá llevó este collar en su boda —dije intentando distraer a Hermione—. Y su madre...
— ¿Siempre eres tan obediente, Ginny? Devuélveme el collar.
— ¡No lo soltaré! —chilló Romilda.
—Por supuesto que lo harás. A no ser que quieras quedarte sin cena esta noche... —dijo Hermione.
Le arrebaté el collar a Romilda. Hermione se lo puso y le dio unos golpecitos, complacida.
—Ginny, deberías regalármelo. Por el bien de nuestra amistad.
—No somos amigas —respondí.
—Claro que lo somos. Yo te adoro, y Romilda también. ¿Verdad, Romilda?
Romilda asintió solemnemente.
—Creo que me lo darás si te digo que debes hacer lo, así que... Hazlo, Ginny, por nuestra amistad. Debes hacerlo.
—Tómalo —dije contra mi voluntad.
—Gracias. Qué amiga tan generosa tenemos, Romilda —comentó, y a continuación cambió de tema—: Los criados no han limpiado muy bien el coche. Esa bola de polvo es muy desagradable. No tendríamos que ir en es te trasto tan sucio. Recógelo, Ginny.
Aquella orden me gustó. Recogí la bola de polvo y se la lancé a la cara.
—Toma, es tuya.
Me quedé satisfecha, aunque no por mucho tiempo.
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Hola, como están? Les gustó el capitulo?
Espero que si, perdón si me demore en actualizar… p
Gracias a los que me dejaron Reviews y a los que no me dejan también… Un beso! xoxoxo
RaNaBaNaNa ®
