Disclaimer: None of the characters belongs to me, I just made up the plot. Please, don't sue me! I just wanted to have fun…
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, sólo me inventé la trama. Por favor, ¡no me demanden! Sólo quería divertirme…
Atardecer de octubre: hojas secas
Empezó en el otoño, cuando las manzanas colgaban perezosamente de las ramas de los árboles. Los campos dorados y la caricia del sol convertían los campos en una deliciosa panorámica de la vida cotidiana a lo largo de la vieja Europa. Cómo un relámpago, pletórico de sonidos estruendosos y luces brillantes, la guerra barrió bosques y campos dejando a su paso desolación y muerte. Meses intensos de interminables batallas. El aire helado llevaba en su seno gritos de miedo, rabia y dolor. Tan pronto como había empezado, pareció amainar; justo cuando no quedaba más por ser destruido por miedo o por rencor. La guerra languidecía, pero no había desaparecido. El único vestigio de que la batalla final, eran las ruinas, soberbias, aún humeantes y acusadores que se levantaban silenciosas por el mundo mágico.
Como hiciera más de dos décadas atrás, El Señor Oscuro se levantó de nuevo al frente de sus leales partidarios y amenazó la frágil estabilidad que existía entre los dos mundos humanos: el muggle y el mágico. Afortunadamente para los primeros, una comisión del ministerio de magia se encargó de mantenerlos seguros e ignorantes de todas las atrocidades que tenían lugar no muy lejos de sus ciudades y casas a costa de su propia tranquilidad.
Con la novedad de la situación, muchos cambios hubieron de hacerse. Las investigaciones de Hermione Granger pusieron en evidencia la mala administración del actual ministro y ante el escándalo suscitado a través de los medios, Fudge se declaró incompetente para resolver el conflicto y abandonó el Ministerio de Magia a los pocos meses de iniciado éste. Dumbledore ocupó su puesto y llamó a su lado a antiguos alumnos suyos como Lupin, a viejos conocidos de la Orden del Fénix y los tres Gryffindor que ahora encabezaban departamentos en el ministerio por parte del grupo de "Los indecibles", Hermione de Planeación y Emergencia; Ron Weasley de Seguridad Interna y Harry Potter de Fuerzas Especiales; Arthur Weasley en el Departamento de Relaciones Muggle y Charly Weasley de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, debían tomar las medidas pertinentes para asegurar la supervivencia de todos. Dumbledore y algunos ex catedráticos de Hogwarts se encargarían de mantener a los muggles a salvo.
Meses después de que los primeros vientos y rumores de guerra estremecieran a los habitantes de la comunidad mágica, las heridas de batalla aún supuraban y el temor teñía con plañidero lamento el vibrante aire de octubre. La guerra estaba lejos de terminar, sin embargo esta breve pausa sólo recrudecía la violencia y acababa con la convicción de los dos bandos.
Los partidarios de Voldemort habían recibido apoyo también: jóvenes y viejos de prestigiadas familias que creían estar del lado ganador, magos y brujas sedientos de poder y carentes de escrúpulos, habían vuelto la espalda a Dumbledore para defender lo que ellos consideraban su mundo, sus tradiciones y su integridad de la amenaza que los muggles representaban. Hombres y mujeres que no hacían sino defender aquello que amaban y que tantos esfuerzos tomó a los suyos levantar. Draco Malfoy destacaba entre ellos tanto por tradición familiar como por su crueldad dentro y fuera del campo de batalla.
Con el fin de ganar tiempo y asegurar la seguridad de sus protegidos, Dumbledore introdujo en las filas de 'Ya-sabes-quién' a un agente con la única tarea de lograr integrarse al círculo más cercano de los mortífagos y mantener a su bando informado de sus movimientos. A pesar de la reputación del agente, su inesperado ofrecimiento de ayuda daba al anciano ex director de Hogwarts una posibilidad ínfima de victoria. Desconocía hasta que punto podía confiar en él; pero en vista de que sus recursos y tiempo se agotaban, no tuvo más remedio que correr el riesgo. Esperaba que el tiempo le diera la razón al haber depositado en sus manos tan delicada tarea. Nunca fue el mejor de los estudiantes, ni el más amable; pero tal vez su mente ingeniosa, fría, racional, analítica y retorcida podría ser de provecho.
La violencia entre los mortífagos y la resistencia alcanzó extremos inhumanos. Como el ministro de magia provisional, Dumbledore solicitó ayuda a Hermione Granger para realizar una de las acciones más osadas que la débil resistencia podía soñar: crear una red sólida y muy ramificada de colaboradores y combatientes que cerraran el cerco en torno al Señor Tenebroso y sus seguidores. La tarea era delicada y requería de mucha paciencia y recursos. Este plan demandaba la participación de sus dos mejores amigos y probablemente de la de muchos agentes cuyos rostros jamás había visto. El precio era elevado y el tiempo apremiaba. Había que actuar a pesar de las consecuencias.
Mientras la situación se recrudecía, Hermione era obligada a modificar una y otra vez el plan original, hasta que dio con la única forma de cortar de raíz el conflicto... aún cuando eso implicara gran peligro para ella y uno de sus mejores amigos, además de consecuencias muy graves para todo el mundo mágico si el plan era descubierto o sus agentes traicionados. El plan de Hermione dio inicio entonces, sin la ayuda de Dumbledore ni otros magos o brujas más experimentados. El caos se apoderaba de todo. Sin embargo, la verdadera locura dio inicio en marzo del año siguiente, cuando Harry Potter 'el-niño-que-vivió', desapareció del escenario bélico sin dejar ningún rastro.
Movidos por el pánico de unos y la algarabía de otros, se rompió entonces el delicado letargo de los contendientes y la pelea reinició con más brutalidad que antes, ambos bandos sabiendo que el fin no debía estar muy lejos. Entre tanta pasión, el miedo empezó a apoderarse de todos, el fragor de las batallas parecía disminuir, aunque la desorganización, el miedo y la destrucción aumentaban.
La desaparición del más odiado rival de Voldemort implicó graves consecuencias para amigos y contrincantes del desaparecido. Con o sin él, el transcurso de la guerra era inexorable; y la responsabilidad de llevar a buen término los intereses representados por Dumbledore recayó en Hermione, que habrían de enfrentarse a Draco, portavoz del Señor Oscuro.
***
No es exactamente más grande, pero por algo hay que empezar ¿cierto?
