Y Umbra dijo "He aquí la advertencia de derechos de autor" y todos se regocijaron...
Capítulo III
Murmullos en Grimmauld Place
Una figura solitaria estaba sentada sobre lo que era el techo de una casa reducida a cenizas, limpiaba tranquilamente sus lentes con un paño que sacó de algún lado, nade lo había notado en el caos que rondaba el lugar.
Si. Todo iba de acuerdo a su plan, había logrado llamar la atención de piezas claves y aún le faltaban algunas mas. Todo y todos habían actuado de acuerdo a como él había querido, era una suerte que hasta su nombre estuviera de su parte. Con ese pequeño primer paso se ganaría la confianza de la Orden y sobre todo de Harry Potter...
Si... y eso era justamente lo que quería. Porque asi sería mas fácil llevar a cabo lo que necesitaba... y lo que necesitaba era que Harry Potter muriese.
Aún a pesar del humo que inundaba aún el lugar notó que la claridad se hacía mas evidente, estaba amaneciendo. Se puso de pie lentamente, no podía perder mas tiempo, ese día debía regresar a Hogwarts, era de vital importancia estar dentro antes de que se revelara ante los demás.
Dio una última mirada a lo que una vez fue una alegre y tranquila calle, sintió una terrible punzada de culpa en el pecho, siempre eran los mas débiles los que sufrían mas, eso no lo hacía sentirse mejor, pero no podía hacer nada. Casi sin generar sonido y sin que nadie se diera cuenta, se desvaneció en el aire.
-o-
La claridad del día también sorprendió a un chico con anteojos que lo único que traía encima ante el frío de la mañana era una playera. No era normal que ese clima se presentara en Agosto, pero desde hacía poco mas de un año una neblina extraña caía por todo el país. A pesar de eso, Harry soportó el fresco de la mañana sin ni una queja, intentaba mantener su actitud impávida pero la realidad es que se estaba muriendo de ansiedad. Le era imposible mantenerse mas tiempo en ese lugar ahora que todo parecía haberse calmado.
Giró ansioso la cabeza hacia donde los tres Dursley estaban. Dudley había terminado por caer dormido y tía Petunia hacía enormes intentos por no acabar igual, aunque ante cada sonido pegaba un bote asustada. Tío Vernon se mantenía inmóvil en el mismo lugar pero le lanzaba peligrosas miradas a Harry, miradas que con cada hora se volvían mas y mas acusadoras. Una parte de Harry no podía culpar a su tío, pero la otra no lo entendía ¿Cómo se suponía que fuera a saber que habría un ataque a Privet Drive esa misma noche? Aunque si lo pensaba muy fríamente fue muy estúpido en no preveerlo.
Volvió a mirar hacia el lugar donde una cantidad considerable de pequeñas nubes de humo aún se elevaban, era suficiente para él, ya no podía estar ahí mas tiempo, necesitaba saber que había pasado así que comenzó a caminar hacia el origen de todo ese humo. Sabía que era mucho mas fácil aparecerse pero no quería seguir tentando su suerte cuando la noche anterior había juntado suficientes infracciones como para que le prohibieran aparecerse, claro que había sido un caso de emergencia pero necesitaba ese examen para mantener su plan en marcha.
-Ahora vuelvo –dijo por sobre su hombro –sólo quédense aquí.
No escuchó respuesta, parecía que después del escándalo del día anterior, sus tíos habían considerado que era mas peligroso tenerlo cerca de ellos que lejos. Harry comenzó a correr y no llevaba ni veinte metros cuando escuchó el inconfundible sonido de alguien apareciéndose. Escuchó el grito aterrorizado de su tía Petunia y sin dar un solo segundo para pensarlo, Harry empuñó la varita y se dio la vuelta dispuesto a derribar a quien fuese que los había encontrado.
-¡Espera, Harry, espera!
Harry detuvo el hechizo que estaba a punto de gritar al reconocer la voz, forma y figura del mago que se había materializado ahí. Cubierto de una curiosa capa de hollín negro, producto del fuego, con la túnica manchada en muchos lados y con una expresión facial entre agotada y terriblemente aliviada, estaba Remus Lupin extendiendo los brazos. El joven bajo la varita suspirando y con el corazón latiendo a mil, regresó sobre sus pasos a gran velocidad.
-¿Qué ocurrió¿Qué pasó con la gente¿Está bien? –asaltó Harry a Lupin quien sonreía con cansancio al parecer aliviado de encontrar al chico tan bien.
-Un momento, Harry –le respondió él mientras elevaba la varita y lanzaba un lluvia de chispas, en un solo instante por lo menos una docena de magos aparecieron alrededor de ellos ante el histérico grito de su tía y la completa palidez de su tío y primo.
-¿Se encuentra bien Potter? -Harry vio acercársele al mismísimo ministro de magia, Rufus Scrimgeour, en cuanto le vio con su apariencia de león, el ceño de Harry se endureció.
-Si. –le contestó él inmediatamente -¿Qué ocurrió con los mortífagos¿Los atraparon?
Pero no recibió respuesta alguna, en cambio Scrimgeour comenzó a dar órdenes al resto de los aurores que habían aparecido. Harry apretó los dientes molesto, odiaba esa actitud, odiaba que lo ignoraran y lo trataran como si la información lo fuera a romper, como si fuese un pequeño niño perdido en el mundo de los adultos. Todos parecían ignorar que tenía diecisiete años y que había visto la cara de Voldemort y sobrevivido mas veces que la mayoría de ellos, sino era que de todos.
-Traigan a los muggles también –ordenó Scrimgeour a sus hombres, nada mas se acercaron a sus tíos, y antes de que Harry pudiera advertirles, su tía comenzó a gritar con aún mas miedo encogiéndose alado de un aún mas minimizado Dudley mientras tío Vernon, muy pálido, se ponía enfrente de ellos y sacaba su pistola.
-Ustedes no se acercarán a mi familia –vociferó su tío apuntando temeroso aunque sin perder de vista las varitas, los aurores comenzaron a reír. Con un simple movimiento de varita de uno de ellos la pistola salió volando.
Los aurores se volvierona acercar a los tres temerosos Dursley que se sentían indefensos. Para sorpresa de Harry, fue Lupin quien comenzó a caminar al parecer bastante molesto por la actitud de los aurores y se les adelantó.
-Así no van a conseguir mas que les teman mas –dijo Lupin fríamente a los aurores que estaban por tomar a sus tíos, luego se colocó frente a sus tíos con mirada amable, aunque al contrario de él los tíos de Harry lo miraban con una mezcla desprecio y repulsión. Harry sabía muy bien que sus tíos habían notado la túnica raída y la cara cansada de Lupin, notó como, incluso en la situación en la que estaban, su tía Petunia no podía quitar la vista de los parches en la túnica del mago. –Señor y señora Dursley –comenzó Lupin con amabilidad –vamos a regresar a su casa y necesitamos que ustedes nos acompañen.
Eso pareció bastar a los Dursley para prestarle atención, aunque ante cualquier mención de formas mágicas de transporte, esos tres brincaban y se paralizaban. Lupin terminó sugiriendo que lo mejor era regresar caminando lo cual, a la vista de Harry y considerando la distancia que les separaba y la impresionantemente mala condición física de su familia, era una muy mala idea. Así que ante la desesperación de los aurores y ante la negativa de Harry de ser transportado individualmente, tuvieron que esperar a que un auto del ministerio apareciera frente a ellos.
La idea de viajar con los Dursley no animaba a Harry, pero odiaba siquiera la idea de ser escoltado por el ministro y ser bombardeado una vez mas por preguntas molestas, las cuales sabía que no había hecho porque Harry se negaba a separarse de Lupin, como una bien tramada treta para evitar interrogatorios ya que sabía que no iban a confiar tan fácilmente en un licántropo. Fue difícil convencer a sus tíos de entrar al auto mágico, aunque el hecho de que fuera un objeto convencional y la terrible visión de varios kilómetros de camino si se iban caminando y en pijama, les convencieron a entrar.
Los tres Dursley se acomodaron atrás y Harry también, solo que en una orilla, para sorpresa de sus tíos quienes normalmente no entrarían tan bien, ya de por si Dudley ocupaba casi todo el asiento trasero en condiciones normales. Lupin se sentó en el asiento del copiloto justo delante de Harry, apenas arrancó el auto, y ante la indignada y asustada mirada de los Dursley, la duda que corroía a Harry y que no lo había dejado tranquilo desde la noche le asaltó de nuevo y se acercó al asiento delantero para murmurarle algo a Lupin en voz baja.
-¿Qué tan malo es? –notó por el espejo retrovisor como la cara de Lupin se contraía en frustración.
-Mucho muy malo –susurró también Lupin con su voz ligeramente ronca –Aunque lo mejor será que lo veas por ti mismo. –Harry calló unos momentos preocupado y ligeramente enojado, una cosa mas que agregar a la lista para hacer pagar a Voldemort. Lupin le sacó de sus pensamientos –No sabía que te podías aparecer tan bien –murmuró con un tono apenas mas alegre.
-¿Eh? Si, desde las clases de aparición –dijo rápidamente, no quería señalar el hecho de que lo había hecho antes con Dumbledore. Repentinamente recordó algo –Hablando de eso ¿Tendré problemas por haberme aparecido tantas veces sin el carné?
-No, para nada –Lupin sonrió ligeramente –Esta situación entra perfectamente en la cláusula "peligro mortal". Y fue una suerte que pudieses hacerlo, las situación se nos había escapado de las manos por un momento. –de pronto miró a Harry inquisitivamente –Aunque yo no sabía que aprender a aparecerse con dos personas era parte de las clases tradicionales de aparición.
-No, este –titubeó Harry, por supuesto que no era parte de las clases normales –Vi a Dumbledore hacerlo cuando fue por mi el verano pasado y creí que podría hacerlo.
Era en parte verdad, claro que omitió el importante detalle de que no era la primera vez que lo hacía y parecía que Lupin había notado ese detalle inteligentemente. Pero no siguió con el tema, parecía vigilar también al conductor del ministerio que también escuchaba. Harry volvió a recargarse en su asiento esperando realmente que no fuese tan mala la situación en su antigua calle.
Pero nada le podía preparar para lo que estaba por ver. Para cuando llegaron y bajaron del auto, Harry no tenía palabras. Nunca había estado en la mitad de una batalla al aire libre, nunca estuvo en un frente de batalla que no fuese el Departamento de Misterios, y las únicas nociones de guerra que realmente tenía eran las imágenes de las guerras muggle que estudió antes de Hogwarts. Si le preguntaban ahora, eso se parecía mucho a esas imágenes.
Harry sentía que el aire a su alrededor desaparecía, era como ver la zona donde una enorme bomba había caído y devastado todo, lo poco que había logrado ver a través de la ventana la noche anterior no se acercaba al estado final del lugar claro que en ese preciso momento estaba mas preocupado y distraído por los mortífagos que por observar el lugar.
Los impecables jardines estaban destruidos y las alfombras de pasto se levantaban aquí y allá formando boquetes de tierra o al contrario, eran cerros de tierra por donde aún se podían ver uno que otro resto de flor. Pedazos de cercas estaban esparcidos por todas partes y la mayoría de los carros que dejaban estacionados a la luz de las farolas no eran ya mas que restos de chatarra retorcida. Era difícil caminar por la acera cuando esta parecía abierta en canales en varios lugares y bastante inundada a consecuencia de una toma de agua para bomberos recién vuelta a cerrar.
Lo que mas le preocupó a Harry fue el estado deplorable de las casas. La gran mayoría tenía la pinta de haber explotado ya fuese en diferentes lados o por completo. Trozos de madera quemada sobresalían de aquí y de allá. Todo cubierto de un espesa capa mezcla de niebla y humo que cubrían el sol dándole al lugar un extraño y luminoso efecto fantasmagórico. Además de la considerable cantidad de magos que circundaban el lugar, no veía por ningún lado las familiares caras de los vecinos.
-Harry...
Levantó la mirada para ver por primera vez el estado final del número cuatro de Privet Drive y sintió un terrible malestar. La parte delantera de la casa había desaparecido como si fuese la puerta de una casa de muñecas y exponiendo todo en su interior. Parecía casi imposible entrar por la cantidad de escombros tirados por todas partes, la siempre impecable sala de su tía Petunia ya no existía y los antes perfectos muebles ahora eran sólo un montón de cenizas, el televisor gigante que habían comprado para su primo estaba volteado cinco metros mas allá de su posición normal y la pantalla atravesada por la pata de los restos de una silla. La increíblemente limpia cocina parecía ahora una sala de operaciones pues había rastros de sangre aquí y allá, de la cual en ese preciso instante, a Harry no le importaba de quien provenía.
Era imposible subir al segundo piso ya que a las escaleras les faltaba una tercera parte, Harry notó con un extraño sentimiento como la pequeña alacena debajo de las escaleras, la estrecho armario que había servido de habitación por 11 años estaba ahora aplastada y destruida por los restos de la escalera. Seguía sin pronunciar palabra alguna al mirar hacia arriba y ver la enorme mancha negra donde una vez había estado la habitación principal de la casa.
Harry dio media vuelta intentando no tropezar con retos de pared y pintura en el piso y notó por primera vez que la nueva y reluciente motocicleta de su primo estaba incrustada en el techo, aunque no parecía ya una motocicleta en el sentido estricto de la palabra.
-¡Harry¿Estas bien? –por entre los escombros de la casa venía apresuradamente Arthur Weasley, papá de Ron, se veía mas pálido y delgado pero además de eso estaba bastante bien.
-Señor Weasley ¿se encuentra usted bien¿Estuvo durante la batalla?
-No, no, yo fue notificado hace unos minutos. –miró los restos de la casa de Harry –Pero por todos los cielos mira nada mas como quedó tu casa ¿Seguro que estás bien¿No te pasó nada?
-No, estoy bien –dijo el con una sonrisa triste, estaba feliz de que el Sr. Weasley no estuviera en el lugar. –Pero dígame¿Cómo pasó todo? Porque es evidente que venían por mi, porque la protección que Dumbledore colocó a esta casa terminaba cuando cumpliera la mayoría de edad. –El sr Weasley miró muy nervioso a Harry pero fue Lupin, quien los había alcanzado quien le contestó.
-Si, tienes razón. Nosotros ya sospechábamos algo así pero el Primer Ministro dijo que ya se había encargado de la seguridad. El sigue ignorando la existencia de la Orden, Harry, así que te agradeceríamos que no dijeras nada. –Harry asintió –Yo estaba de guardia ayer y debo decir que me tomó por sorpresa el gran ataque que dejaron caer.
-Pero creí que el ministerio ya estaba preparado.
-No cuando tenía un mortífago infiltrado que contó los planes al que no debe ser nombrado –susurró el señor Weasley –Claro que esto no deberías saberlo, es extraoficial.
-Claro, entiendo. Entonces el ataque no fue lo que esperaban.
-No –siguió Lupin mirando alrededor por si alguien los escuchaba –Todos creían que el ataque se centraría en esta casa desde el comienzo cuando no fue así, atacaron todas las casas alrededor y mas allá obligando a la mayoría de los aurores a dispersarse, lo que les dio la oportunidad de entrar a esta casa antes de que llegaran refuerzos.
Harry guardó silencio enfadado, el ministerio había subestimado a los mortífagos y a Voldemort, se le hacía increíble que no hubiesen descubierto un mortífago infiltrado aunque tampoco era muy fácil de detectar. Estaba seguro que ahora con la muerte de Dumbledore el otro bando había obtenido lo que querían, lograr el caos. Sin embargo había algo que le parecía extraño.
-¿Voldemort no estuvo en el ataque? –preguntó ignorando el terrible espasmo que sufrió el señor Weasley. Lupin negó suavemente.
-¿Si hubiese estado aquí crees que estaríamos conversando ahora?
Harry supuso que no y se sintió estúpido por tal pregunta, era evidente que si el mismo mago oscuro llegaba a Privet Drive no hubiese tenido oportunidad, hubiese aparecido en la casa y él no hubiese podido hacer nada para derrotarlo, no mientras aún existían partes de su alma escondidas por ahí. Entonces lo notó, un par de magos llevaba a lo lejos lo que parecía el cuerpo cubierto de un ser humano.
-¿Cuánta gente murió? –dijo de pronto Harry con voz extraña.
-De nuestro lado cinco aurores –comentó Lupin en voz baja siguiendo la mirada de Harry –Pero lo peor fueron los muggles, los mortífagos nunca se han caracterizado por dejarlos vivos. Hay por lo menos veinte muggles muertos y otros doce graves en San Mungo. –Harry resopló con frustración, eso era mas o menos la mitad de la gente del lugar. –Y... –Harry volvió a mirar a Lupin ¿qué había mas? –¿Supongo que conoces a Arabella Figg?
-¿Ella... también? –musitó Harry. Lupin asintió con tristeza.
-De hecho en realidad ella fue la primera en ser atacada.
-¡Pero ella era un squib!
-Suponemos que sospechaba que tenía trato con magos –respondió enigmáticamente el señor Weasley
Un terrible sentimiento de culpa embargo a Harry otra vez, se sentía terrible pues tenía mucho tiempo de conocer a la anciana, le pesaba pensar que por su culpa ya no abría casa con olor a repollo y los cientos de gatos de la mujer se quedarían sin hogar, era injusto, ella solo era un squib, ni siquiera era capaz de defenderse ante un mago perfectamente competente. Harry tenía mas preguntas ahora que ellos dos parecían tan abiertos a contestarlas, pero no pudo. Un mago del ministerio se acercó a ellos, no tenía cara de buenos amigos y portaba un brazo vendado.
-¿Weasley, ya hablaste con el muchacho? –Harry estaba por preguntar que tipo de pregunta mas tonta era esa cuando era obvio que llevaban un buen rato conversando, cuando el señor Weasley pareció recordar algo.
-¡Es cierto! –luego se dirigió a Harry un tanto mas nervioso –Harry, hay un tema que debo tratar contigo. Verás, el protocolo a seguir en ataques que involucren testigos muggles indica que se les debe borrar la memoria de los eventos mágicos, una norma para proteger el secreto de nuestro mundo. –Harry asintió –El asunto son los Dursley, ellos son muggles, sin embargo dado que vivieron contigo y saben de la magia por ser tu familia esta norma se puede ignorar. Aunque dada la gravedad del ataque y que oficialmente ya eres mayor de edad tu puedes opinar sobre que si alterar sus memorias o no.
Harry frunció el entrecejo, se había olvidado de los tres Dursley desde que llegó ahí, los buscó con la mirada y los encontró un poco lejos de él, tía Petunia parecía haberse desmayado de la impresión y Dudley parecía apunto de vomitar. Harry no tuvo que pensarlo mucho.
-Ellos querrán olvidar todo esto –sentenció Harry con seguridad –Y creo que les harían un gran favor, si además les dicen que yo ya me fui estarán mucho mas contentos –sonrió para si mirando la calle –Tampoco puedo negarles el placer de contarle a todo mundo que su sobrino, el raro y maleante fue el causante de todo esto.
Lupin y el señor Weasley lo miraron un instante sin decir nada y Harry les mantuvo la mirada tranquilo, estaba completamente seguro de su decisión, nadie mejor que él conocía a esos tres. El señor Weasley asintió ligeramente y luego le dijo unas cuantas palabras al mago malhumorado que se retiró en dirección de la familia.
Harry ni siquiera quiso ver, se dio media vuelta dispuesto a irse. Luego se detuvo, ahora que lo pensaba...
-¿Qué ocurrió con mis cosas? –preguntó nervioso, con todo ese alboroto lo había olvidado también¡era tan estúpido! Todas sus cosas estaban ahí, incluyendo la capa de invisibilidad que había dejado preparada dentro del baúl, si algo le pasaba...
-No te preocupes –le tranquilizó Lupin al parecer entendiendo la preocupación de Harry. –u habitación y la de tu primo fueron las que menos daños sufrieron, tu baúl esta bien. Un poco quemado pero su contenido quedó a salvo.
Harry suspiró aliviado. La realidad es que solo algunas cosas de ese baúl de verdad le interesaban, el resto no porque de todas maneras no las podía cargar todas cuando fuera con Ron y Hermione tras los Horcruxes. Ya superado ese problema lo único que quería hacer era salir de ahí.
-Deberíamos irnos –dijo Harry girando el cuello con cansancio -¿Iremos a la madriguera? –Pero tanto Lupin como el señor Weasley se miraron -¿Qué?
-Harry, verás...
Pera la explicación del papá de Ron no terminó de llegar cuando Rufus Scrimgeour llegó donde estaban, tras de él estaban otros tres aurores escoltando a los Dursley, quien a juzgar por sus caras, aún no habían sido desmemorizados. A Harry comenzaba a dolerle la cabeza.
-Potter, necesito que relates todo lo que pasó.
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No le tomó mucho a Harry contar todo lo que había pasado, aunque seguía sin entender para que diablos necesitaba a sus tíos y primo ahí también, cuando era mas que evidente que pare ellos no era una charla agradable y estarían mucho mejor si ignoraran por completo lo que había pasado. Cuando Harry llegó al punto en el que ese mago les había ayudado Lupin pareció removerse para escuchar con mas atención, cosa que Harry notó pero no dijo nada por el momento. Para él era claro que debió ser algún auror pero ahora comenzaba a sospechar que no. Harry terminó de hablar con actitud hastiada, todo lo que quería era salir de ahí.
-Muy bien, eso es lo que necesitaba. –dijo Scrimgeour –Ahora hora de ir al ministerio, Potter.
-¿Qué! –gritó Harry y no sólo él, también Lupin y el señor Weasley brincaron.
-Es evidente que te has quedado sin hogar, Potter, mientras conseguimos un lugar seguro al que moverte lo mejor sería que estuvieras en el ministerio bajo vigilancia.
-Ah no, a mi nadie me va a vigilar –replicó Harry -¡Puedo ir a la Madriguera¿Cierto señor Weasley?
-Claro, Harry. Ministro Scrimgeour, nosotros... –pero el hombre no terminó de hablar porque el ministro le interrumpió.
-Su casa Weasley, todavía no es completamente segura. Sabe perfectamente que permitíamos que se quedara ahí porque Dumbledore estaba a cargo de la seguridad del muchacho, pero desde que murió, la seguridad de Harry Potter recae sobre mi, debería recordar eso, Weasley.
-Y tal vez ustedes deberían recordar –se metió Harry ardiendo en rabia ¿quien se creía que era para decidir su vida? –que ya soy mayor de edad así que soy completamente libre de ir a donde me plazca sin intervenciones.
-También, Potter –le regresó el ministro enojado también –debe notar que no tiene casa a donde ir y no creo que quiera poner en peligro a la familia Weasley solo porque a partir de hoy es mayor de edad. Sin las protecciones adecuadas, esa casa sería el siguiente blanco.
Iba Harry a replicar que, que le importaba y que bien se podía ir a un hotel y meterse la seguridad por el trasero cuando Lupin intervino por primera vez.
-Sin embargo, ministro, con todo respeto, Harry si tiene a donde ir.
-Ya he señalado el punto de que la Madriguera no es un lugar seguro por el momento y si piensa ofrecer su casa señor Lupin debe saber de ante mano que no lo permitiré. –Harry miró a Scrimgeour con ganas de ahorcarlo.
-No, sólo quería señalar que, en realidad, Harry tiene una casa de su propiedad.
Esta vez todos miraron sorprendidos a Lupin que parecía muy tranquilo, como si ya hubiese pensado en ese contratiempo. Harry abrió la boca para preguntarle de que casa hablaba y se hizo la luz. ¡Claro! Grimmauld Place era suyo y lo suficientemente seguro para que nadie lo atacara ahí ya que estaba bajo el encantamiento Fidelio, miró al papá de Ron quien también parecía haber recordado ese detalle.
-¿Tiene una casa? –preguntó Scrimgeour incapaz de creerlo
-Si, la tengo –respondió Harry encarándosele –Y no se preocupe por la seguridad, Dumbledore se encargo de prepararla muy bien. –El primer ministro los miró furioso, Harry sabía que contra eso no podía hacer nada, si Harry tenía casa a donde ir no podía evitar que viviera en ella. Aunque la realidad era que Harry no deseaba volver a poner un pie ahí, por el momento era la única manera de zafarse de toda esa situación, en cuanto lo dejaran en paz lo primero que haría sería ir a la Madriguera.
-¿Y se puede saber su dirección?
-No, lo siento –contestó inmediatamente Harry –Seguridad ¿entiende? Si eso es todo señor ministro, le ruego me disculpe, me gustaría tomar un baño y descansar.
Harry se dio media vuelta y se alejó del lugar, casi llegando al final de la calle y con el señor Weasley y Lupin cerca de él, Harry miró hacia atrás para ver como el primer ministro se iba hecho una furia en dirección contraria.
-Bueno Harry –dijo el señor Weasley –Yo aquí me quedo, tengo que volver al trabajo y con el desastre que es esto necesitan varias manos extras, también debo mandarle una lechuza a Molly que esta muerta de preocupación. Remus te acompañará al cuartel.
Harry asintió y se despidió mientras Lupin invocaba el baúl de Harry, estaba bastante sucio y un poco maltrecho pero parecía no haber sido abierto. El señor Weasley buscó por el piso un pedazo de ladrillo y se concentró para crear un trasladador.
-¿No es eso ilegal? –preguntó Harry curioso
-En situaciones normales, si. Pero de todas formas pensaban trasladarte al ministerio con uno asi que no hay problema dado que no puedes seguir apareciéndote por ahí. Además no hay problema, serán incapaces de saber a donde lleva este trasladador. Ahora apresúrate Harry.
Lupin tomó con fuerza el baúl mientras Harry lo tomaba por el otro lado, mientras el señor Weasley seguía contando, Harry levantó la vista para cruzar su mirada por última vez con su tía Petunia antes de que un rayo les impactara, un tipo de hechizo que ya había visto antes, el hechizo para desmemorizar. En el momento en que la cuenta llegó a tres, Harry tocó el ladrillo y sintió la conocida sensación de un gancho en el ombligo antes de verse rodeado por colores.
Ahora si podía decirse, sin ninguna duda, que ese era el adiós a Privet Drive.
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Desde la ventana de la habitación de Hogwarts que compartía con su hijo, el nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras miraba curioso. A sus espaldas, el pequeño niño revisaba cada rincón de la habitación, el despacho y el aula que dentro de poco sería ocupada por los estudiantes que volvieran a Hogwarts. Sin embargo su padre parecía mucho mas entretenido siguiendo con la mirada un par de figuras que conversaban apresuradamente en los terrenos del castillo.
Henry Porter mordió un emparedado con total calma, en cambio Hagrid parecía apresurarse a buscar los carruajes tirados por invisibles caballos al tiempo que la directora, toda envuelta en su capa de cuadros escoceses aguardaba impaciente por ellos. Nadie podía desaparecerse de los terrenos de Hogwarts, asi que si querían salir y saber de primera mano si su bien nombrada esperanza estaba aún en una pieza, tendrían que esperar para llegar a Hoagsmade que era desde donde podían llegar a su amado cuartel.
Le dio otra tranquila mordida a su emparedado mientras veía complacido como el carruaje desaparecía. Esperaba haberle causado una buena impresión a Harry, lo necesitaba si quería que su querida nueva jefa lo reconociera también.
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Harry aterrizó de manera perfecta al aparecer en la cocina de Grimmauld Place, pero eso no ayudaba a minimizar el terrible sentimiento que le embargó al llegar otra vez a la casa del que fue su padrino, su propia prisión. Nada parecía haber cambiado, se notaba que había mucho mas polvo debido a que seguramente ya nadie vivía ahí, casi sintió que Sirius iba a aparecer por ahí, pero lo borró de su cabeza, hacía ya mucho que había terminado por aceptar todo eso. Lo único que le animaba era que no iba a estar ahí ni por un día.
-Bien, ya estamos aquí –suspiró Lupin con sonrisa cansada –Tal vez quieras subir a cambiarte.
-Preferiría partir inmediatamente a la Madriguera, ya ahí descansaré.
Lupin se lo quedó mirando de forma curiosa, como si Harry acabara de hablar en mandarín o algo así, aunque los ojos claros de Lupin le dieron al chico un mal presentimiento.
-¿Por qué vamos a ir inmediatamente¿verdad?
-Harry...
-No esta en mis planes pasar ni un día en esta casa –replicó Harry firmemente al reconocer ese tono de "Harry"
-Lo se, lo entiendo –Harry contuvo la respiración harto, apostaba una pierna a que seguía un "pero" –pero lo que dijo el primer ministro era cierto. La Madriguera aún no esta preparada para recibirte. Se que Molly y Arthur te abrirán su hogar en cuanto se los pidas pero ¿no quieres ponerlos en peligro, cierto? Tu viste como quedó Privet Drive.
-No, claro que no –dijo Harry, jamás permitiría que le pasara algo así a los Weasley, nunca se perdonaría que se repitiera esa terrible estampa. –Pero aún así no quiero quedarme en esta casa, preferiría ir a una habitación del Caldero Chorreante, tal vez tu casa. –Lupin sonrió.
-Muy amable de tu parte que me consideres digno de confianza pero tienes que comenzar a pensar como el adulto que eres, Harry –le dijo con mirada seria –Dumbledore no te mantuvo vivo todos estos años para tiraras a la basura toda la seguridad alrededor tuyo. Si sales de esta casa vas a ser blanco fácil.
Harry no dijo nada¿Cómo conseguía Lupin hacerle sentir tan mal? Tenía toda la razón y él lo sabía, quisiese o no, odiara esa casa o no la odiase debía ser paciente y prepararse si quería terminar la misión que Dumbledore le había encargado, porque ahora que él había muerto tenía que ser muy cuidadoso con los pasos que daba y con las personas que involucraba. También necesitaba planear su huida con Ron y Hermione, porque era evidente que no se iba a poder ir con tanta tranquilidad.
-¿Y hasta cuando me quedaré aquí? –preguntó decepcionado, aunque tramando su estrategia.
-Me imagino que irás a la Madriguera para la boda, luego no se si volverás aquí o te quedarás allá hasta que sea momento de ir a Hogwarts.
Harry asintió con simpleza, era importante también que nadie sospechara que no pensaba volver al colegio, si lo supieran lo obligarían a decir que era lo que estaba haciendo con Dumbledore la noche de su asesinato... también necesitaba descubrir donde estaba ese maldito de Snape, la verdad es que la idea de venganza contra el sujeto en cuestión no se había borrado de su mente desde que se le escapó en los terrenos de Hogwarts.
-¿Han sabido algo de Snape? –le preguntó Harry a Lupin, la mirada de su ex profesor se ensombreció.
-Absolutamente nada y eso nos preocupa, aunque para serte sincero por el momento nos hemos centrado en mantener la Orden activa aunque Dumbledore ya no este –terminó con un tono un tanto abatido, en seguida se recuperó –Moddy tomó el mando desde entonces, conocía buena parte de los planes de Dumbledore y en su momento fue un auror muy poderoso, aún lo es.
-¿Han reclutado nuevos miembros? –siguió Harry interesado en saber como seguía funcionando el principal frente contra Voldemort
-No por el momento. Pero tenemos otro problema, que cuartel usaremos ahora.
-¿Por qué? Creí que ese problema lo resolví con Dumbledore el año pasado
-Si claro, pero tiene que ver con el encantamiento Fidelio –explicó Lupin –Si el guardián muere no hay manera de que la localización del lugar se pueda decir a alguien mas, por lo que solo los que hasta el momento sabemos de este lugar somos los únicos que podemos entrar de ahora en adelante.
Harry no sabía eso y su rostro de sorpresa lo confirmó, desconocía por completo esa parte del encantamiento aunque tenía mucha lógica, ahora esa casa solo podía ser usada por los actuales miembros de la orden incluyendo a casi todos los Weasley, a excepción de Percy. Harry se quedó mirando el rellano de la puerta, una puerta donde hacia cosa de dos años...
-¡Snape! –exclamó Harry furioso -¡Snape conoce la localización del cuartel¡Podría entrar aquí en cualquier momento!
-Aunque lo sepa es incapaz de dar a conocer la localización a nadie mas –contestó Lupin molesto –pero debo admitir que eso no le impediría entrar aquí, si. Dudo que lo haga de todas maneras.
-¿Por qué?
-En primera no es tan tonto, la única manera de llegar al cuartel es por la puerta principal y por un trasladador, pero hacer uno implicaría que diera a conocer el lugar desde donde se originó y eso no le gustaría a Voldemort. Y en segunda porque hemos reforzado la seguridad del lugar desde eso, nadie puede desaparecer en esta casa y eso lo dejaría atrapado, además de que siempre hay alguien de guardia aquí para evitar ese imprevisto.
Harry quería seguir replicando pero una figura plateada apareció entre ellos. Harry casi pega un bote de alegría al reconocer la nutria de Hermione, Lupin sonrió.
-Parece que tenemos visitas –dijo poniéndose de pie y dirigiéndose a la puerta.
Harry se quedó en la cocina de pie ansioso cuando apareció el conocido borrón castaño que se le echó encima.
-¿Estas bien? –le cuestionó Hermione totalmente preocupada –Nos enteramos por la mañana y...
-Si me dieran un galeón por cada vez que me han preguntado eso hoy –sonrió Harry
Pero el abrazo de Hermione fue reemplazado por el de una totalmente histérica señora Weasley.
-¡Harry¡Estábamos tan preocupados! –comenzó a mirarlo como si fuese a descubrir alguna herida mortal escondida por ahí, mientras lo besaba en la mejilla. –Te ves tan delgado y desnutrido –Harry negó con la cabeza al tiempo que evitaba reírse, ningún saludo de la mamá de Ron podía estar completo sin el obligatorio señalamiento de su apariencia.
-¿No te puedes mantener lejos de problemas, amigo? –sonrió Ron al saludarlo una vez que su madre dejó espacio, era increíble que en un mes Ron hubiese crecido aún mas, estaba un poco pálido pero parecía alegre de ver a Harry en una pieza.
-Comenzaba a perder forma. –le contestó mucho mas alegre.
-¿Y creíste que un poco de ejercicio te haría bien? –dijo una voz conocida desde la puerta, Harry sintió que el corazón se le detenía pero por algo muy diferente a lo que había pasado ese día. Ginny también estaba ahí –Hola Harry, es bueno saber que sigues entero.
-H...Hola Ginny –musitó Harry incómodo, seguía luchando contra el impulso de mandar todo al diablo y besarla y olvidarse de Voldemort, pero también le detenía el temor de que alguien le pudiera hacer algo. Al parecer Hermione se dio cuenta de la incómoda escena porque inmediatamente habló:
-¿Y entonces, que pasó en Privet Drive?
Harry era incapaz de volver a contar la historia así que estuvo infinitamente agradecido con Lupin por relatarla por él, Harry podía así limitarse a asentir mientras le daba furtivas miradas a Ginny, que estaba ayudando a su madre con el desayuno, al parecer bastante tranquila, o en lo que cabía después de enterarse de todas las atrocidades que habían ocurrido. La señora Weasley en cambio exclamaba asustada a cada momento y volteaba hacia Harry totalmente afligida. No es que a Harry le molestara la muestra de interés pero que lo miraran como si estuviera moribundo en una cama de hospital no le gustaba nada.
Después de comer una cantidad considerable de desayuno (Harry había descubierto cuanta hambre tenía) los ojos comenzaron a pesarle, parpadeaba con furia para quitarse esa sensación molesta de los ojos una y otra vez, pero fue hasta que emitió un sonoro bostezo cuando los demás notaron su comportamiento.
-¡Oh, Harry, lo siento tanto! –dijo la mamá de Ron comprensivamente –Tu no has dormido en toda la noche ¿cierto? Y nosotros teniéndote aquí, será mejor que subas y duermas un poco.
Harry asintió luchando por mantenerse despierto. Se puso de pie y salió de la cocina solo, paso las escaleras en silencio tratando de ignorar el cuadro tapado de la madre de Sirius, lo último que quería era que despertara y escuchar sus maldiciones y gritos, ya suficiente era estar en esa casa. Se detuvo en la puerta de la habitación que hacía un par de años compartió con Ron y se quedó mirando el pasillo, un poco mas allá estaba la habitación que solía ser de Sirius, sin que ninguna expresión se formara en su rostro, Harry abrió la puerta y entró a la oscura habitación que le correspondía, no se molestó en cerrar la puerta y se quedó dormido inmediatamente.
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Profesor e hijo caminaban por los pasillos del castillo, el niño luchaba por zafarse de la mano de su padre e ir a explorar tan imponente lugar, pero el otro no se lo permitía. Finalmente llegaron frente al cuadro de un frutero y al hacerle cosquillas a la pera, este se movió para revelar la puerta a las cocinas.
Pronto se vieron rodeados de muchos elfos serviciales que se desvivían por atenderles, el niño los miraba curioso, nunca había visto tantos elfos en su vida.
-Disculpen –dijo el profesor amablemente –estoy buscando a un elfo llamado Dobby.
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Harry despertó apenas tres horas después de haberse dormido debido a todo el ruido que venía de la parte de abajo. También porque escuchaba el incesante murmullo de voces en la habitación. Abrió el ojo perezosamente para distinguir tres formas borrosas cerca de él.
-¿Por qué tendrán que hacer tanto ruido? –oía los susurros
-Es evidente que están discutiendo lo que pasó en Privet Drive. Pero a este paso van a despertar a Harry
-Demasiado tarde –dijo otra voz
Harry se puso los lentes para notar que Ron, Hermione y Ginny estaban en la habitación hablando en voz baja, aunque Ron lo miraba con media sonrisa, Harry tenía muchos deseos de seguir durmiendo pero el ruido era imposible de ignorar.
-¿De donde viene tanto escándalo? –preguntó soñoliento
-La Orden completa esta en reunión –explicó Hermione, por eso nos mandaron aquí
-Supongo que es ilógico preguntar el tema –razonó Harry.
La verdad es que no le interesaba mucho lo que dijeran ese día ahí, el había estado en el centro del evento y no había nada nuevo que pudieran decir que le interesara. Estaba convencido de que estaban hablando de lo que había ocurrido y trataban el plan a seguir en su seguridad. Harry los dejaría ser por unos días mas, pero de todas maneras su plan ya estaba preparado, por lo menos en parte, no volvería a Hogwarts y encontraría la manera de mantenerse oculto el tiempo que fuese necesario, tenía varias ideas que le ayudarían pero necesitaba tratarlas con Ron y Hermione.
El problema era que con Ginny presente no podía darse el lujo de decir nada al respecto y al parecer sus otros dos amigos lo habían pensado también porque comenzaron a contar una que otra vanalidad. Harry terminó corriéndolos para darse un baño y cambiarse de ropa.
Cuando abrió la puerta, completamente vestido para reunirse otra vez con sus amigos, se encontró con la señora Weasley, la puerta de a lado también se había abierto y las cabezas de tres chicos se asomaron también.
-Harry, cariño¿serías tan amable de acompañarme abajo?
-Claro –contestó Harry mirando intrigado a sus amigos ¿Para que lo querrían en la reunión?
Cuando entró se encontró con muchas caras conocidas que lo miraban como si fuese increíble verlo en una sola pieza o aliviados. Incluso se encontró con la mirada de McGonagall, esa tenía que ser una reunión importante. Ojo loco Moddy estaba frente a él, sus dos ojos fijos en él.
-Siéntate, Potter –dijo con su voz ronca el ex auror, Harry obedeció. –Quisiéramos tratar un tema contigo, algo sobre el ataque de hoy.
-No se que mas necesiten saber, estoy seguro que Lupin sabe lo mismo que yo –dijo Harry extrañado, luego notó que hasta el papá de Ron había llegado –El señor Weasley también escucho mi historia.
-No hablamos exactamente de la historia, queremos que nos hables del sujeto que te ayudó antes de que desaparecieras.
Ahora si Harry los miró totalmente desconcertado¿para que querían saber de él?
-Bueno, no lo ví muy bien que digamos –dijo Harry con sinceridad –todo estaba lleno de humo y la luz me estorbaba. Pero recuerdo que era alto, de cabello largo claro, traía ropa oscura y... si, creo que traía gafas. Aunque no le encuentro utilidad ¿era un auror, no?
-Te equivocas, Harry –le dijo el señor Weasley muy serio –en realidad parece ser que nadie lo conoce. –Harry miró a todos lados y se dio cuenta de que era cierto, Lupin tomó la palabra.
-También nos gustaría saber si es la misma persona que yo vi –comenzó el licántropo –Cuando llegué a la habitación que creo era de tus tíos encontré a un sujeto que acababa de derrotar a dos mortífagos y parece que tu descripción encaja con la mía. Un sujeto alto, todos vestido de negro, de cabello largo y claro, sujeto por una liga.
-Si, ese es –recordó Harry. Todos se miraron nerviosos, incluso notó que la profesora McGonagall apretaba los labios.
-Gracias, Harry. Eso era todo.
Harry no se quería ir, quería preguntar y enterarse pero sabía por experiencia que no le permitían estar en las reuniones de la Orden, seguían intentando protegerlo. Asi que sin alegar nada salió de la reunión. Pero nada mas cerró la puerta corrió escaleras arriba y se encontró de frente con Ron, Hermione y Ginny.
-¿Tienen...? –pero no terminó su frase cuando Ron agitó alegremente una especie de cuerda color carne.
-¿Creíste que vendríamos al cuartel sin estas? –sonrió su amigo con la oreja extensible.
-¡Rápido no hay tiempo que perder! –les apuró Harry
En instantes las orejas extensibles estaban en su lugar, por la prisas y el hecho de que Harry hubiese entrado les había hecho olvidar poner hechizos para que no escucharan. A penas llegó a la puerta los cuatro pegaron el oído para escuchar.
-...jo Potter lo confirma –escuchó la voz de la profesora McGonagall –y Remus también, no me puedo equivocar, la descripción encaja.
-Pero ¿por qué tanta preocupación por este sujeto?
-Tu no lo viste Arthur, hay algo muy extraño en él –dijo Lupin –Es como si recordara a alguien o a muchas personas pero a la vez es la primera vez que lo ves.
-Remus tiene razón –siguió la profesora –yo tuve la misma impresión, y luego esta su hijo. No se porque ese pequeño me puso tan nerviosa.
-Por lo menos sabemos donde esta ¿no?. Podríamos ir e interrogarlo
-Eso me preocupa aún mas –continuó McGonagall –De haber sabido que intervendría en esta batalla no lo hubiese aceptado como nuevo profesor ni permitido que ya estuviera instalado en Hogwarts.
En el piso de arriba los cuatro jóvenes se miraron atónitos ¿De quien hablaban¿Quién vivía en Hogwarts como nuevo profesor¿Era el mismo que había le ayudado? Harry recordó pensativo que por un momento ese sujeto le recordó mucho a Dumbledore, pero no sabía porque, todavía tenía que ubicar donde había visto ese escudo plateado antes.
De pronto el timbre de la puerta sonó asustando a todos. Con un fuerte tirón, Ginny regresó las orejas extensibles al tiempo que se ocultaban detrás de la puerta. La reunión se detuvo y los integrantes de la orden salieron presurosamente, se miraban entre ellos, no sabían quien faltaba, aunque desde la puerta entreabierta de la habitación, Harry notó que faltaban por lo menos tres miembros mas, entre ellos Tonks, tal vez podía ser cualquiera de ellos.
La señora Weasley fue quien corrió a abrir la puerta con la varita lista mientras todos vigilaban nerviosos. Cuando la puerta se abrió y Harry distinguió quien se asomaba por la puerta, ahogó un exclamación de sorpresa ante la mirada de los demás.
-Buenas tardes, mi nombre es Henry Porter y me imagino que usted debe ser Molly Weasley ¿me equivoco? –dijo un hombre sonriendo amablemente desde la puerta.
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Y la autora habla: Se que este capítulo fue puro bla, bla, bla pero tengo que presentar situaciones, con el tiempo esto se va a volver mas movido no tengo planeado muchos capítulos asi. Por lo pronto el que sigue va a ser mas sorpresas y planes y haber que pinta este sujeto que parece querer ver a Harry tres metros bajo tierra.
Por cierto… si creen que tuve errores de ortografía cuando puse Horcruxes, es que leí el libro en inglés y me gusta mas como suena. Los demás, tienen razón, pero me dio flojera revisarlo.
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