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Mirándolo con el desdén de una reina ultrajada, dirigió su mirada a los ojos de su captor tratando de sumergirse en las insondables profundidades de sus ojos grises y se mantuvo firme esperando las palabras que cortarían de tajo su existencia.

Draco miró su varita y luego a la joven delante de ella. Noches enteras había repasado lo que haría y lo que diría; sin embargo, al verla frente a sí, cansada del juego, decepcionada y dispuesta a dar su vida sin resistencia, las palabras se borraron de su mente. Aún sin desearlo, pensó en los últimos años que compartieron juntos: su tácita camarería y la extraña confianza que sentía alrededor de la mujer. Pero en su mente, no dejaba de revivir una y otra vez el momento mismo en que ella arriesgara su vida por él. Sin pedir nada, sin dudarlo, sin recriminarlo... la varita crecía en peso y en tamaño. Sólo había un curso de acción.... Miró de nueva cuenta la varita.

 Hermione no pude evitar la tensión que sentía. Casi temía ver el haz de luz verde que marcaría el fin de su existencia, presintió que algo importante estaba a punto de suceder. Cerró con fuerza los ojos.

Entrecerrando los ojos, Malfoy levantó la varita y finalmente gritó la imperdonable maldición asesina.

Ella dejó escapar un suspiro ahogado.

Draco guardó nuevamente la varita en su bolsillo.

-Siempre pensé que eras demasiado lista para ser real. Me alegra ver que después de todo eres humana Granger. –y añadió luego en voz baja- Has cometido errores que podrían costarte la vida. Te arriesgas estúpidamente por una causa como ésta y no pides nada a cambio. Pensé que ya habrías aprendido que eso no trae nada bueno... nunca dejas de sorprenderme... - sonrió casi con indulgencia.

Ella lo miró con recelo. Por un momento le pareció ver al Malfoy de antaño. No sabía qué decir. Sus ojos no mostraban ninguna emoción en particular, sin embargo, ella notó que parecían mucho más condescendientes. Mantuvieron la mirada del otro tratando de leer la próxima jugada de su oponente.

El sonido de pasos que hicieron eco en las escaleras los trajo de vuelta a la realidad. Hermione examinó la habitación esperando una explicación que le dijera porqué razón no estaba muerta; y la vio. En el suelo, a sus pies, yacía el cuerpo exánime de Theodore Nott. Draco lo había asesinado a sangre fría. Los pasos se acercaban. Hermione fue testigo de la curiosa transformación de Draco. Aparentemente, eso tampoco había cambiado. Sus atisbos de emoción eran poco frecuentes y parecían esfumarse con facilidad. Sus facciones se endurecieron y lo que había sucedido hace unos momentos pareció irreal al ver la expresión adusta de su compañero. Sin que mediara ninguna otra palabra, él se despojó de su larga capa negra y la puso sobre sus hombros. Luego, sin mayor ceremonia, cubrió su cabeza con la capucha de la misma.

-Vida por vida, Granger.

Ella entendió el mensaje y se apresuró a cerrar en torno a sí la capa y a ocultar los rizos castaños bajo la capucha. Miró a Draco inquisitivamente, y él, sin mudar jamás de expresión, dirigió a Hermione una última mirada apreciativa y caminó hacia la mesa en donde había dejado anteriormente algo que ella no vio con claridad. Con gran elegancia, tomó de un objeto alargado. Tratando de no mirarla, se lo mostró.

-Es tuya. Goyle me la dio. La conservaré porque no dudo que intentarías escapar por tus propios medios. No quiero arriesgarme- dijo en voz baja a la vez que guardaba en su capa la varita.

Ella levantó la mirada. No entendía qué estaba pasando. Intentó formular la pregunta, pero antes de que pudiera decir algo, él adivinó la expresión interrogante de su rostro y con una mueca de fastidio le dio a entender que no había tiempo para eso. Simplemente se encogió de hombros.

-Sígueme

Atentos para evitar ser descubiertos, se ocultaron tras un enorme pilar del oscuro corredor cuando un grupo de mortífagos –varitas en mano- se dirigía a los puestos de defensa del pequeño castillo. Él comprendió de inmediato lo que sucedía. Hablando en susurros para no ser oído por nadie fuera de su acompañante, explicó:

-Tu gente ha empezado la batalla, te llevaré cerca del frente y a partir de allí tendrás que arreglártelas sin mí, Granger, cosa que creo casi imposible, pero te auguro mediano éxito- dijo con una sonrisa burlona. Hermione sonrió muy a su pesar. Algunas cosas jamás cambiaban.

Avanzaron nuevamente en silencio. Muy cerca el uno del otro sin decir nada más. Draco apresuró el paso sin desviar la atención del camino. Jadeando por el esfuerzo, Hermione se apresuró a seguirlo.

Draco sólo tenía en mente cruzar el ala oeste tan pronto como fuera posible. Llevaban un rato caminando en medio de abruptas pausas para evadir a los guardias. En ocasiones de verdad llegaba a odiar que la mansión Malfoy fuera tan grande, especialmente ahora que el ser descubiertos era tan comprometido para su precaria situación. Disimuladamente miró a su compañera y no pudo evitar una mueca, fugaz pero casi semejante a una sonrisa, ante su expresión maravillada durante el recorrido. La mansión Malfoy era por sí misma un museo y un palacio. Probablemente ella revivía en su mente todo lo que había leído sobre el mundo mágico y sus manifestaciones culturales. La sangre mágica en sus venas probablemente la llenaría de orgullo. La observó con pesar, era una mujer sorprendente y un rival digno. Se preguntó por un instante qué sería compartir con una mujer como ella una vida, descubriendo todo a su paso, disfrutando su inagotable sed de conocimiento. Era hermosa a su manera  y terrible. Su perdición... 'Algo que un muggle no puede ser' Se recriminó mentalmente antes de volver su atención al camino.

Hermione no podía dejar de preocuparse por el giro de los acontecimientos. '¿Quién podría estarlos atacando? Harry y Ron deben estar todavía lejos de aquí destruyendo la resistencia de la periferia, eso los obligaría a retroceder hacia el centro; en donde finalmente acabarían con ellos.' Miró de reojo a su compañero. Parecía pensativo y ligeramente preocupado por el inesperado sesgo. 'Malfoy es más listo de lo que habría supuesto, me liberará del yugo del enemigo para saldar su deuda. Una vez que lo haga, la próxima vez que nos encontremos, puede que uno de nosotros esté a merced del otro. Lo que me sorprende es que de ser así, podría ser un juego limpio. En igualdad de condiciones, bastante fuera de su estilo... pudo liberarme para asegurarse de que moriría en el intercambio de fuego, aunque lo dudo bastante, porque en ese caso, me habría dejado escapar por mis propios medios...'  Hermione sacudió imperceptiblemente la cabeza como para no dar más vueltas a ese pensamiento y se concentró en el escape.

Draco estuvo a observándola de reojo todo el tiempo. Sabía que estaba pensando en algo serio y preocupante, probablemente su misión. Había aprendido a leer esa expresión hace tiempo. Miró melancólico la expresión meditabunda de Granger. Pronto podría olvidarse de ella, sólo tenía que ayudarla a escapar burlando la vigilancia que él mismo montó. Una vez salvado este último obstáculo, casi con seguridad, su camino y el de Granger no volverían a cruzarse... por un tiempo...

Allí estaba el salón de baile, descolorido y empolvado, un mudo testigo de pasados días de gloria de la familia Malfoy. Decorado en un rico estilo que contrastaba poderosamente con el resto del sombrío castillo. Al fondo, el pequeño balcón que daba al jardín y... a la libertad de Granger. El pensamiento ensombreció su semblante aunque trató de mantenerse sereno. El fin del camino había llegado.

-Este es el final del camino Granger. Esa puerta te lleva a la libertad, pero no es la última vez que nos encontramos- sentencio Malfoy con frialdad

-La próxima vez, uno de nosotros morirá ¿no es cierto?- susurró ella como para sí misma

El asintió con gravedad.

-Así será

Se volvió hacia Granger para mostrarle la ventana cuando una voz tan parecida a la suya y a la vez tan diferente lo atajó:

-Después de todo, nunca dejaste de ser un maldito cobarde, Draco. – su interlocutor dirigió una mirada llena  de desprecio al cuadro que ofrecían su hijo y la pequeña figura que lo acompañaba. Afortunadamente para ella, Lucius no la había reconocido. Continuó- Eres un traidor tan repugnante como los otros. En cuanto viste venir el peligro decidiste huir ¿no es cierto? ¡Tu deber es quedarte a mi lado hasta el fin!- sentenció mirando fijamente a la figura encapuchada. -¿Quién eres? ¡Descúbrete!

En vista de que era inútil continuar la farsa, ella se retiró la capucha del rostro. El rostro de Lucius Malfoy palideció al reconocerla.

-Granger. La sangre sucia amiga del chico Potter.- El frío rostro de Lucius Malfoy se transformó por la ira- ¡¿Granger?! ¿La misma sangre sucia que hizo sombra al único heredero de los Mafoy?- su voz iracunda translucía el profundo desprecio que sentía por la joven, mientras mantenía su varita bajo el mentón de Hermione- Creíste que conseguirías sacarla de aquí ¿no es cierto?- registró a la chica sin dar con la varita. Fugazmente observó la expresión indiferente de su hijo y luego vio a Hermione a los ojos, escrutando, tratando de adivinar cuál era su papel en todo lo que estaba pasando

Draco se encogió de hombros restando importancia a sus actos y habló con cautela:

- En realidad, pretendía valerme del auror como carnada. Se apresurarán a ir por ella y podremos escapar.

Lucius se dio la vuelta y pretendió considerar las palabras de su hijo.

- ¡¿Crees que puedes engañarme con algo así?! ¡Debe haber algo más aquí!–subrayó incrustando sin piedad la varita en la garganta de la chica- ¿Qué puede tener esta sangre sucia que pudiera beneficiarte?¿Un salvoconducto? ¡Imposible! ¡Estás condenado!-  la voz era gélida, el tono ecuánime y el semblante impasible. Sin miramientos, tomó a la chica por el brazo y la arrojó al piso. Hermione mantenía la mirada fija en Lucius y mantuvo la frente en alto aún cuando éste le apuntaba con la varita. Se volvió a su hijo y agregó con calma-  Me siento profundamente decepcionado de ti. Y serás castigado. Mátala y tu castigo será menos severo.

Había esperado algo de esa naturaleza de un hombre como su padre. La elección era simple, pero sabía que la decisión ya había sido tomada: aún cuando deseara cumplir la voluntad de su padre, no podría hacerlo hasta haber dado vida por vida. Sintió que el odio lo invadía en oleadas heladas, anegando sus sentidos y embotando su mente usualmente fría y racional. Todo cuanto siempre quiso fue el reconocimiento y aceptación de su padre. Fue por él que se convirtió en el monstruo que era y él, menos que nadie, debía juzgarlo o despreciarlo. Hermione confiaba en él. Salvó su vida aún cuando no tenía porqué hacerlo y lo hacía sentir bien. Miró a su padre y la marca de su muñeca, casi desvanecida. En la figura de su progenitor se vio a sí mismo. No podía negar su esencia. Miró la expresión ausente de Hermione y tomó una decisión. Sabía a quién pertenecía su lealtad, y aunque le pesara lo que debía hacer, empuñó la varita con la mano temblando de ira.

-Mátala

Draco vaciló

-¿Por qué no haces lo que ordeno?

El joven permaneció en silencio. Lucius lo apartó de su camino y apuntó con su varita a la mujer. Draco dio un paso al frente con indecisión. Ella lo observó en silencio. Padre e hijo se encontraban uno frente a otro ante la prisionera.

Hermione vio la mirada determinada de Draco y le dirigió a su vez una mirada aterrada al ver el profundo odio que destilaban cada uno de sus elegantes movimientos. Sus miradas se encontraron y la dolorosa certeza de  lo que sucedería a continuación la alcanzó. A pesar de su miedo, no podía culparlo. Entendía la batalla que se daba en su interior y lo miró con desconsuelo. En sus ojos grises notó la furia, el dolor, la tristeza y el temor que debía abrigar. Sintió que su cuerpo se enfriaba lentamente y perdía el color. Cerró con suavidad los ojos por segunda vez preguntándose cuándo terminaría el juego y si su vida dejaría de pender de un hilo. Lo último que escuchó antes de que la brillante luz verde se difuminara en las tinieblas y la vibración de su voz se disolviera en el silencio fue un griterío confuso que siguió al Aveda Kedavra.

***

Mejorando cada día… espero…

Hora de los agradecimientos.

Ross_malfoy, en verdad me alegró ver tu nombre por aquí de nueva cuenta. Se te extrañaba ¿sabes? Tu ofrecimiento será por completo bienvenido, prometo devolver la cortesía tan pronto como me sea posible.

A mis otros lectores (amigos, curiosos, paseantes casuales y asiduos colaboradores), un abrazo y los mejores deseos para la semana.

Escribiré pronto

Exlibris