***

El sonido de la alarma del despertador mecánico rompió el silencio de la oscura habitación. Hermione sin necesidad de abrir los ojos, apagó instintivamente el reloj despertador que sus padres le regalaron al salir de Hogwarts. Había ocasiones en que al verlo no podía evitar sentir un poco de nostalgia y un nudo en la garganta que se apresuraba a disimular repitiéndose mentalmente que ya había derramado lágrimas suficientes; que había llorado tanto que ya no había manera de continuar llorando. Estaba seca por dentro. Sin embargo, aún cuando se decía que había iniciado una nueva vida, en que fantasmas pasados de cosas que debía aprender a aceptar por ser irremediables, habían desaparecido, era incapaz de deshacerse del reloj. Cuando pudiera deshacerse de él, sabría que había dejado atrás el dolor y el remordimiento que siguió a la muerte de las únicas personas que alguna vez la habían amado sin juzgarla. Había pasado mucho tiempo, y sin embargo, aún podía ver en sus noches de sueños inquietos retazos de la horrible escena que la recibió en esa mañana helada de febrero: la casa destrozada, los muebles relamidos por el fuego, sus preciosos libros destrozados con gran saña y… los cuerpos desmembrados de sus padres colgando del techo… La sangre se confundía en el piso con toda clase de sustancias, muchas de las cuales probablemente había sido utilizadas para matarlos lenta y dolorosamente. Había pasado varios minutos tratando de comprender lo que veían sus ojos sin entender por completo. Cuando la escena fue completamente procesada por su acogotado cerebro sintió un odio feroz por los mortífagos; incapaz de entender qué los llevaba a producir a otros, a inocentes, a gente ajena a Su guerra el dolor que le provocaban ahora a ella. Fue entonces que decidió participar con Dumbledore, dar la vida por evitar a otros el dolor que la destrozaba por dentro… Mortífagos…. Después de una noche de sueño inquieto, se sentía exhausta, y no podía dejar de pensar en Draco.

Toda la tarde del día anterior se dedicó a trabajar en los pergaminos que le habían entregado al término de juicio. Después del proceso, había revivido una y otra vez lo que viera entonces y decidió hacer lo único que podía hacerla olvidar: sumirse en el trabajo… Muy a su pesar, se trataban de asignaciones bastante laboriosas, y en medio de su alterado estado, era incapaz de concentrarse adecuadamente o de realizar algún avance significativo. Tratando de recuperar el control de cuanto sentía, tratando de acallar el sordo rumor de voces, de gritos, de lastimeras plegarias llevadas por el viento, se pudo en pie y se acercó a la ventana. El amanecer era límpido y fresco, justo como aquél que trataba desesperadamente de olvidar, pero a diferencia de aquella mañana, ésta estaba llena de esperanza y no de sangre, ésta prometía el fin de su sufrimiento, y aquella marcó su vida y la estela de destrucción que la siguió a partir de entonces. Suspiró recobrando la paz para volver al trabajo. Como de costumbre, una vez que las cosas empezaban a volver a su cauce normal, ella estaba de nueva cuenta ahogada en responsabilidades ineludibles y montañas de documentos, investigaciones y labores varias.

Aún cuando el mundo mágico y sus problemas eran muy importantes, en ese momento en concreto, le preocupaba la suerte de una persona en particular: Draco Malfoy. De alguna manera su destino se había entrelazado al suyo en algún momento que era incapaz de determinar. Habían estado allí cuando el otro sufría, en silencio, en las sombras, acechando, continuando un juego mortal que no significaba nada para nadie salvo para ellos. Arriesgando la vida por razones que eran incapaces de expresar. Se habían enfrascado en una danza que los llevaba con cada compás a una muerte segura, y sin embargo, continuaban siguiendo la música, serenos, con pasión, esperando que con la destrucción del rival el dolor que había iniciado el pasodoble cesara. Como si destruirse fuera la única forma de expiarse.

Y sin embargo, le había salvado la vida.

Hermione sabía que no era su intención en realidad, antes todo lo contrario, pero se había visto frustrado su intento por una mala conjunción de planes del destino, de circunstancias y por el vínculo que ella creó al acudir en su ayuda tiempo atrás durante su entrenamiento. El destino tenía una forma muy extraña de jugarle malas pasadas. Era una simple cuestión de supervivencia, en este caso era simple: sólo había un ganador.

Y sin embargo, él salvó SU vida no una sino DOS veces… Miró con desprecio la pila de papeles en el escritorio.

Sería una larga mañana.

***

Una noche de inconstante duermevela y nerviosismo dejaron a Draco extenuado. La luz de la mañana iluminaba la sencilla habitación que en breves horas no volvería a ver por largo tiempo. Se levantó de la incómoda litera en donde había intentado conciliar el sueño la noche anterior y se dirigió a la pequeña mesa que se encontraba en el centro de la celda. Sobre ella se hallaba una bandeja con viandas de dudosa procedencia, lo que presumió su desayuno.

Draco se obligó a sí mismo a echar mano de la frugal comida, pero tras examinarla, decidió que aún si era la última comida que vería en largo tiempo, preferiría prescindir de ella antes que comerla. Después de todo, preso o no, era un Malfoy.

Sin tocar la comida, dio algunas vueltas alrededor de su pequeña prisión. Las horas pasaban con increíble lentitud. Finalmente, poco antes de las 11, un grupo de trolls de seguridad comandados por Finnigan y Fitch-Fletchey lo llevaron con muy malos modos hasta su asiento frente al tribunal. Antes de dejarlo, le dirigieron sendas miradas de odio reconcentrado, probablemente en memoria de los viejos días en Hogwarts, antes de retirarse de la sala.

En los breves instantes que precedieron el inicio del juicio buscó, entre el gentío concurrente, el familiar rostro de Hermione Granger. Desconocía cuál podría ser su papel en esta charada, pero estaba ansioso por terminar pronto con la farsa. El juez estaba por llegar y Hermione no estaba en ningún lugar visible. De nueva cuenta, preso de una furiosa agitación, recorrió el salón con la mirada. El batir de las oscuras puertas de nogal atrajo su atención. Allí estaba ella. El cabello más alborotado que de costumbre, la túnica mal puesta que dejaba ver sus ropas muggle, las mejillas sonrosadas por el esfuerzo y... el semblante sereno y decidido. Al verla no pudo evitar preguntarse qué habría sucedido para que ella, usualmente pulcra, tranquila e intelectual, llegase en semejante estado. Pero todo pensamiento sombrío se disolvió al ver la manera en la que Hermione encontró su mirada. Sin decir nada, le hizo recobrar la compostura. La siguió con la mirada mientras tomaba asiento en una pesada silla de Rowan. La sala estaba vacía a excepción de algunos magos y brujas que habían participado del proceso anterior. Principalmente juristas, abogados, miembros del Wizengamot e intelectualoides. Se preguntó qué estaría haciendo ella entre la concurrencia. Con la entrada del magistrado, el proceso dio inicio. Draco olvidó por completo que hasta hacía unos minutos se había sentido próximo a la ira. Con Hermione allí, tenía un público para el cual actuar.

***

En cuanto salió de la ducha, Hermione recordó los pergaminos que esperaban en una esquina de su escritorio. Sabía que no había terminado de leerlos y era poco posible que pudiera darles respuesta con tan poco tiempo disponible. El sentido del deber fue más fuerte que el sentido común. Tomó algunos de la enorme pila del mueble y empezó a dar rápidos vistazos al material que tenía entre manos. Con la audiencia de Malfoy tan próxima, no podía concentrarse con claridad en lo que estaba haciendo. Sin embargo, resultaba desconcertante para su lógica analítica su insana preocupación por el destino de Draco; después de todo, durante años salió de complicaciones más serias y no veía por qué no habría de seguir haciéndolo.

Mientras se arreglaba para ir al juicio, pensó en el tiempo que compartieron juntos en su último año en Hogwarts y el que estuvieron en el campo de entrenamiento de aurores de 'Los indecibles'.

Las circunstancias los obligaron a trabajar juntos. Y a pesar de la rivalidad existente entre sus casas y personas, se convirtieron en un equipo altamente eficiente. Realizaban y entregaban trabajos el doble de rápido con la mitad del esfuerzo. Nunca tuvieron problemas respecto a la franqueza con el otro. Desde luego, era evidente que los cumplidos no eran de ninguna manera el común denominador; sin embargo, aprendieron a trabajar con el otro adaptándose sin problemas a sus respectivos estilos y haciendo de la amarga experiencia, una maravillosa oportunidad para competir.

De alguna manera, el tiempo, les dio una especie de sexto sentido para identificar el trabajo llevado a cabo por el otro. Irónicamente, el conocimiento que se pretendía fuera utilizado para unirlos contra Voldemort, se utilizó para que lucharan uno contra otro por casi cuatro años. Exhaló un hondo suspiro. No tenía por qué pensar más en eso. Había leído el formato en que quedaba asentado que los tres candidatos a custodios eran Anthony Goldstein, Alicia Spinnet y Cho Chang. Frunció el ceño. Le parecía que el ministerio no estaba considerando el problema –Draco Malfoy- con la seriedad que ameritaba. ¿Acaso nadie salvo ella veía que se trataba de un peligro potencial que requería de medidas extremas?

Se dejó caer en la silla un tanto molesta. No veía caso alguno a presentarse al juicio. Todo estaba decidido. Hastiada, empezó a remover el rimero de papeles que había ante ella tratando de ubicar y leer los de mayor prioridad. Por accidente, tiró algunos pergaminos y al acercarse a levantarlos, notó que uno de ellos tenía el sello del ministerio y la letra de Dumbledore. Intrigada, lo levantó del suelo y empezó a leerlo:

Mi estimada señorita Hermione Granger:

Reciba un cordial saludo y los mejores deseos del personal del ministerio que le agradece todas las horas que dedicó a devolver la paz a nuestro mundo...

Leyó la carta apresuradamente incapaz de dar crédito a lo que leía. No era algo con lo que hubiera contado de antemano, y definitivamente, no le parecía particularmente viable. La simple conjunción de circunstancias resultaba sospechosa. A veces llegaba a preguntarse si Albus no hacía sino jugar con sus vidas con sus misterios y sus constantes acertijos. Le debía mucho al hombre, sin embargo... Pensó en rehusarse antes de recriminarse el pensamiento. Ella no era como él. Tomó la primera túnica que tenía al alcance, se la abotonó torpemente y tomó polvos flu de la repisa de la chimenea. Por el día de hoy, la habían conectado a la red. Una vez que llegó a Londres, corrió un buen trecho antes de topar con la puerta de la cabina telefónica que la llevaría hasta el ministerio y una vez allí, se dirigió a la sala en que el juez sentenciaría. Dumbledore debía estarla esperando. Cruzó el umbral sin mayor ceremonia, agitada y en medio de un gran barullo. Divisó un asiento vacío y se dirigió a él. Al levantar la vista notó fugazmente al objeto de todo este proceso y le dirigió una mirada fugaz antes de que el juez entrara en la sala.

***

El anciano magistrado tomó asiento y tras revisar que todo estuviera en orden, inició la audiencia.

-Bien señor Malfoy, estamos aquí nuevamente para decidir qué haremos con respecto a usted. La opinión pública lo considera demasiado peligroso para aceptar que transite libremente por las calles y la reputación que se ha granjeado, no lo ayuda a disipar esas reservas –Malfoy dejó escapar una sonrisa sarcástica ante la molestia del juez- Por esta razón, pedimos ayuda al ministerio al momento de decidir cuál podría ser un buen programa de rehabilitación para usted.- fue el turno del jurisconsulto para mostrarse sarcástico- Por sugerencia del jurado aquí presente y en consideración a su historial, suponemos que la mejor manera de pasar su primer año del programa será observando el error en su política de 'pureza de sangre'. Para llevar a buen término esta labor, realizará una especie de servicio social en la comunidad de la parroquia de Haxby,  distrito de  Alne, en el condado de Weltang deYorkshire Wolds, localidad que no excede a los 300 habitantes –Draco palideció-  Su labor será enseñar alguna materia de formación cívica a niños muggles de aproximadamente 10 años en la escuela primaria de la población. Para facilitar su trabajo, se le proporcionarán libros y material para que pueda integrarse con mayor prontitud. En cuanto a las medidas de seguridad, no se escatimarán hechizos, pero tratando de mantener nuestra presencia lo más disimulada posible, estará acompañado en todo momento por un auror que fue asignado por el ministerio.- Levantando el pergamino ante sí leyó el nombre- Anthony Goldstein...- ignorando por completo al enjuiciador, Draco no pudo disimular una mueca. Sus planes estaban empezando a sufrir severos reveses. Contaba con que algún miembro del trío Gryffindor se ofreciera a hacer el trabajo. Entonces podría escapar y quitar de en medio a sus conocidos rivales-... que si no me equivoco, tiene un historial maravilloso, de intachable reputación y pieza clave del ministerio... – Draco apenas escuchaba lo que el juez decía -... su trabajo constante interactuando con  muggles le permitirá evaluar mejor su labor –finalizó el magistrado.

Draco apenas podía creer lo que acababa de escuchar. No sólo tendría que vivir rodeado de muggles, sino que también debería estar bajo el cuidado de Goldstein. Definitivamente, esa sería una dura prueba a su paciencia y autocontrol.

Un chico nervioso se acercó al juez y le entregó un pequeño sobre. Reconociendo la caligrafía, el hombre dirigió la vista y observó al recién llegado Albus Dumbledore y con una mirada que reflejaba su desconcierto, procedió a  abrir el plegado. Asintió con severidad al ver las líneas escritas y añadió:

-La presentación de un documento de vital importancia nos obliga a replantear la sentencia. Se inicia el periodo de receso de 10 minutos.- con un último golpe de su varita sobre la mesa, se levantó para encontrarse con Dumbledore.

***

El receso le venía bien. Tenía mucho que ordenar en su mente. Podía haberse negado, continuar su vida, permanecer lejos, pero estaba allí, siguiendo la voluntad de un hombre que no hacía sino dirigirla con palabras vagas. Acarició el pedazo de papel que llevaba en el bolsillo con ligero nerviosismo.

No podía creer que estaba participando de esta charada. Trató de consolarse. Dumbledore no se lo habría pedido de no haber considerado que era la más adecuada para la tarea; sin embargo, no era imposible que esto se tratara de un error, no era imposible que Albus se equivocara y lo que verdaderamente la aterraba es que temía ser incapaz de mostrarse objetiva y cumplir únicamente con su papel. Había demasiadas cosas ocultas detrás de la simple petición del anciano.

La suerte no tenía nada que ver, y sin embargo no dejaba de estar a merced del destino. Miró al prisionero disimuladamente. ¿Cómo reaccionarían ante las nuevas?

***

-¿Estás seguro de esto Albus?-preguntó entre susurros el magistrado

-Así es Miles, vengo de San Mungo, y me temo que no hay nada que podamos hacer en este momento. No hubo manera de hacer cambios de planes con anticipación, contábamos con que no hubiera contratiempos.-sentenció Dumbledore en voz baja

-Estoy convencido de que conoces de jurisprudencia tanto como yo; sin embargo, debes saber algo que yo desconozco. Espero que sepas que el curso de acción que sugieres es bastante arriesgado. Tienes una historia larga y sangrienta en medio...-añadió preocupado

-Sé que nunca se había intentado y reconozco que presenta muchas dificultades, sin embargo, creo que no hay una mejor opción. –respondió con una suave inclinación de cabeza- De hecho, me pregunto por qué no se consideró como una solución posible...

-Es demasiado arriesgado. Si algo sale mal, espero que entiendas que no tenemos forma de intervenir. La tensión política del ambiente hace imposible que podamos inmiscuirnos de forma directa. No hay margen de error.

-Lo sé.-aseguró el anciano con cansancio- Pero es la mejor solución que tengo

El magistrado tomó el pergamino que le extendía el ministro de magia. Suspiró.

-A veces creo que no debería permitirte tantas libertades, pero, has demostrado que sabes lo que haces, y no hay cosa que un jurista valore más que la búsqueda del bien común...

***

El receso llegó a su fin con la reaparición del jurisconsulto. Pronto se hizo oír de nueva cuenta:

-Habrá una ligera pero no menos sustancial modificación en la sentencia. En vista de que se ha presentado un infortunado contratiempo, esta corte tendrá que hacer un cambio...

***

Hermione se removió nerviosa en el asiento. Se sentía como partícipe de un fraude. Sin embargo, no había nada extraño en todo esto ¿o sí? Tratando de darse valor, sacó el papel de su bolsillo y lo releyó:

Mi estimada señorita Hermione Granger:

Reciba un cordial saludo y los mejores deseos del personal del ministerio que le agradece todas las horas que dedicó a devolver la paz a nuestro mundo

Por medio de la presente, me permito informarle que sus servicios al ministerio son requeridos de nueva cuenta para una causa noble que un servidor sabe que usted entenderá y sabrá apreciar. Esta tarea es la de fungir como custodio del Sr. Malfoy durante su primer año en el programa de reintegración social.

Como sabrá, el joven Draco es considerado por la comunidad mágica como un criminal de alta peligrosidad. Su expediente incluye un excelso dominio de las artes oscuras, una mente aguda, terrible falta de escrúpulos, gran manejo de todo tipo de armas y el  conocimiento de variadas formas de defensa personal que lo hacen potencialmente peligroso aún cuando no esté armado. En vista de que es necesario preparar el terreno para lograr que otros custodios y diferentes labores le sean asignados sin mayor problema, me permití sugerir al consejo responsable por su caso, su colaboración provisional en tan difícil menester.

Es de mi conocimiento que usted ha trabajado anteriormente con el Sr. Malfoy en términos bastante aceptables, por lo que pensé que podría auxiliarnos en esta tarea.

Tratándose de una labor absorbente y que incluye la renuncia a ciertos derechos, nos aseguraremos de que sea adecuadamente gratificada por este año sabático. Se verá relevada de sus responsabilidades a partir del día de mañana, 15 de noviembre y hasta nuevo aviso. Los detalles de su labor los conocerá durante la audiencia de ese mismo día.

El nombre del custodio titular probablemente será de su conocimiento para el momento en que reciba este comunicado, sin embargo, se han realizado los arreglos pertinentes para que ocupe su lugar. No obstante, me gustaría pedirle tanto su colaboración como la mayor discreción posible en este asunto tan delicado

Contando anticipadamente con su acuerdo de participación, sin más por el momento, queda de usted

Albus Dumbledore.

Su lectura fue interrumpida por la sonora voz del juez.

-Lamentablemente, el Sr. Goldstein ha sufrido un infortunado accidente que lo mantiene postrado en cama. En vista de que la lista de candidatos ha agotado sus opciones, solicitamos la colaboración de un destacado miembro de la comunidad mágica, la actual dirigente de Planeación y Emergencia de 'Los indecibles', señorita Granger, pase al estrado.

Todas las miradas se posaron en la simpática figura de la joven. Draco la observó con particular atención. Sin perder el aplomo y denotando gran seguridad, se abrió paso al frente de la sala. El juez la miró con una sonrisa.

-Por tratarse usted de un auror custodio, debemos entregarle este manual de reglas que deben seguir durante su estancia en Yorkshire. Usted estará acostumbrada a moverse entre muggles, siendo que ese es su origen, por lo que tal vez sólo deba hacérselas saber al señor Malfoy. Al término del periodo de un año, deberá presentarse ante este tribunal para una evaluación de sus actividades – el juez entregó a Hermione un pliego de pergaminos y agregó- Podrán retirarse a su nuevo destino tan pronto como se hayan efectuado los hechizos correspondientes para garantizar su seguridad. Una vez que se hayan instalado, le agradecería me enviara una lechuza para hacérmelo saber. Contáctenos si el señor Malfoy le da problemas.- mirándola con una sonrisa paternal, el anciano añadió- Buena suerte...... la necesitará – dijo en dirección a Malfoy.

Draco parecía desconcertado. No acababa de comprender lo que estaba pasando. Buscó al anciano ministro entre los concurrentes sin poder encontrarlo. Entornó los ojos. El viejo era muy listo. Debía tener cuidado.

No muy lejos, Albus Dumbledore salía de la sala con un brillo en los ojos que decía claramente que tenía sus propios planes en mente.

***

Hora de los agradecimientos.

Primero que nada, me he encontrado con una grata sorpresa al ver firmas nuevas, y atención a estos nuevos rostros que se unen a la aventura de esta historia, inicio con ustedes.

¡Saludos sak @il BlaK! (por cierto que es un nick muy curioso cuyo origen me encantaría conocer) Te agradezco la ovación porque, después de todo,  no deja de sorprenderme la grata acogida que ha tenido este humilde relato considerando mi inexperiencia, y la constante motivación de mis lectoras ha sido determinante para animarme a seguir. Por otra parte, me es muy grato el que hayas notado la dedicación con la que elaboro cada capítulo. Hago lo humanamente posible por que tengan la calidad que mi respetable público merece y una historia tan consistente como me resulte posible lograr, y si puedo lograr por medio de la palabra escrita, producir en el lector las emociones que pretendo darle a la historia, sé que ha valido la pena el esfuerzo.

Respondiendo a otras de tus interrogantes, tengo 18 años (19, el 10 de noviembre), estudio la carrera de Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) y en mis ratos libres, me dedico de lleno a estudiar Derecho. Me encanta el color verde, los tacos de pollo, soy fanática del chocolate y caminar sin rumbo por horas. A decir verdad, soy una espectadora de la vida y me encanta sentarme a contemplar el mundo.

Muchas gracias por tus palabras de aliento, actualizo la historia cada martes y jueves, trato de que no haya dilaciones (soy una maniática de la puntualidad). Me despido esperando encontrar noticias tuyas pronto.

¡Hola Calixta! Gracias por compartir conmigo tu historia. No suele resultar fácil cuando se trata de decirle a un desconocido algo tan personal, pero ¿te gustaría escuchar mi opinión? Toda palabra es un conjunto azaroso de sonidos a los que atribuimos un sentido arbitrario, sin embargo, lo que hace a las palabras sonoras y especiales, es el significado que les damos o aquello que representan. Lo mismo aplica para un nombre. Será un cascarón vacío si tu no lo llenas de algo, y estoy segura de que tienes miles de historias interesantes que contar y una gran personalidad a juego. Puedo decir que eres una persona bastante decidida y con gran sentido del humor. Lo demás, es accesorio.

Te agradezco mucho el que me sigas capítulo a capítulo y dejes tus comentarios cada vez que pasas, siempre me recuerdas el sentido humano que me impulsó a escribir en primer lugar, y el saber que la emoción es algo que aún te acompaña al leer, es uno de los mejores incentivos que tengo para no dejar de escribir. Al saber que te consideras mi 'prima lectora', me siento muy orgullosa de lo que hago. Espero que no se me suban los humos... (guiño) y sobre tu petición ¿no hacemos aquí en el ff.net un remanso de placer para el lector? Me encantará acceder a tu amable solicitud. Empezaré la historia a la par que termino de redactar esta y prometo hacerte saber cuándo podrás leerla. Gracias por escribir.

Ross_malfoy, vi tus reviews y me hiciste sonreír bastante. Creo que una de las cosas más gratas de escribir en este sitio virtual, es la posibilidad de encontrar gente que vive tan cerca y tan lejos como tú y yo. ¿Podrías creer que jamás he estado en Yucatán? Cambiando un poco el tema, sí, parece que el subconsciente de Malfoy- que tenía órdenes estrictas de no revelar nada- ha dejado escapar algunas palabras de más. Una sentida disculpa por no subir más capítulos, pero en mi afán por mejorar, creo que me ha dado por ser muy meticulosa. (Siempre lo mejor para mis queridos lectores). Gracias por el apoyo... ¡Me olvidaba! Creo que no lo había mencionado antes, pero también me encanta Evanescence. De hecho, en capítulos venideros, tal vez algunas cosas te resulten familiares...

Muchísimas gracias por escribir

Finalmente, la respuesta de Petit Charat

Sí, ha dicho más de lo que era sano para él. Sin embargo, puede que a la larga sea lo mejor para todos... Yo pensé por un momento en la expresión de Ron, y me sentí tentada a hacerle participar, pero consideré que después de la afrenta que pasó frente a Dumbledore y Harry, no querría liarse en algo así. Ese pelirrojo es muy visceral, sin embargo, hay que reconocerle que ha empezado a madurar (y no te doy más detalles porque no sería divertido)...

Por otras parte, me alegro de que hayas entendido mi pequeña apreciación de la motivación de la historia. Te aseguro que la espera valdrá la pena, sólo necesito un poco de tiempo para que las cosas pasen. Ya me conoces, a veces pienso demasiado las cosas... ¿sabes? Cuando crees que has llegado al 'Final feliz', es justamente cuando la historia inicia, así que no te preocupes, si creías que el fin estaba cerca, me temo que tendrás que seguir esperando.

Pues sí, cuando me escuchan hablar al principio, se asombran, pero después lo ven con naturalidad. En verdad les causa gracia, pero no me imagino hablando de otra forma. Hablando de eso, es bueno saber que este sencillo diálogo te da la oportunidad de abrir la comunicación a otras cosas.

Ojalá no encuentres el capítulo muy decepcionante. Espero tus comentarios.

PS Te envié un e-mail, pero por alguna extraña razón me anunció que tardaría en llegar...

Como fuere, un abrazo y nos leemos luego

Gracias a todos por su paciencia

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