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Draco trataba de no pensar.
Interiormente se debatía aún al respecto. Sí, había contado con que alguno de los miembros del magnífico 'trío de Gryffindor' fuera su custodio. El plan incluía una intensa sesión de tortura culminando quizá en una muerte no menos violenta seguida por el fantástico acto de escape; para cerrar con broche de oro, se encargaría de volver con más fuerza y inquina que el mismísimo Voldemort para destruir lo que quedara. Durante semanas había repasado mentalmente cada punto del plan hasta pulirlo y hacerlo sólido. En sí, el nuevo esquema que había realizado, no tenía fallas significativas de no ser por su naturaleza humana, que podría traicionarlo en el momento menos indicado arruinando meses de cuidadosa planeación. Desde luego, hacía tiempo que había renunciado a su humanidad; y por supuesto, tratándose de Potter o de Weasley, en realidad no había ningún inconveniente, podría reducirlos a 'su mínima expresión' antes de disponer de ellos sin remordimientos y continuar su macabra danza de destrucción después de hacerlo.
El verdadero problema era Granger.
Matar nunca le había resultado imposible. No sentía ni compasión ni culpa. Entendía perfectamente que ese era el único medio del que disponía para dar paso a un nuevo orden en un 'estado de hecho', en que la fuerza era la única forma de respaldar la autoridad. Sin embargo, en más de una ocasión llegó a preguntarse si era una autoridad legítima, si en verdad inspiraría respeto y con ello la tan anhelada paz y aceptación del nuevo régimen o si sólo mantendría la calma mediante el miedo que alimentaba secretamente rencores y se convertiría en motivo de una nueva revuelta.
Ella podría convertirse en el núcleo de esta nueva resistencia, prolongando la lucha hasta que uno de los dos muriera, y aún después, la batalla podría continuar hasta acabar por completo con el mundo mágico. Hermione, que bajo la simple fachada de un ratón de biblioteca ocultaba una mente fría y metódica, no temía sacrificar su propia vida si eso significaba el bien de todos y la venganza que tanto tiempo había buscado. Concretamente desde el momento en que descubrió lo que su padre y algunos de sus allegados hicieran a sus padres hacía unos años.
Miró de reojo a la mujer que hablaba en voz baja y con el rostro serio, con alguno de los miembros del Wizengamont respecto a las medidas de seguridad que se tomarían. Había mucho de ella que no sabía y que inútilmente se empeñaba en adivinar. No dejaba de ser un enigma, sin embargo, a pesar de las interrogantes que planteara y de las respuestas que el tiempo le diera, no podía entender, en ese preciso momento, por qué había aceptado custodiarlo. Probablemente sabía mejor que nadie que no había forma de mantenerlo encerrado por mucho tiempo.
Algunos miembros de la prensa hicieron acto de presencia en la pequeña sala esperando tomar nota de algunas de las atrevidas declaraciones que hacían los allí presentes. Mirando alrededor de la confusa masa de ansiosos fotógrafos que esperaban lograr una imagen de uno de los más grandes criminales de la guerra, buscó a Hermione en el recinto sin poder encontrarla. Como invocada por sus pensamientos, notó su silueta recortada contra la luz que entraba a raudales por la puerta, y discretamente, se detuvo en sus pasos y volvió la cabeza atrás para dirigirle una última mirada indescifrable antes de perderse en la lejanía.
Apenas podía ocultar su consternación. Según dictaban las leyes, no había forma de coaccionarla, la única forma en que podía ser custodio era por su propia y libre voluntad. En ese caso, ni siquiera una orden directa de Dumbledore bastaría, debía ser una especie de contrato, como los patronatos romanos. Debía saberlo, entonces ¿Por qué había decidido volver?
***
Una vez que la decisión del juez se hizo pública, los arreglos para su partida se hicieron de inmediato.
Acarició el papel observando las líneas de tinta como si se encontraran muy lejos de allí. Pensó en algo que le dijeron alguna vez mientras se preparaba como tantos otros aurores, cuando le hablaron por primera vez de la labor de un custodio...
-Un custodio es elegido de entre los aurores de mayor solvencia moral- inició el instructor con voz atronadora-, sin importar lo buenos que sean o cuánto sepan, no será sino hasta que la vida de otro ser humano repose en sus manos que entenderán en verdad lo delicado de nuestra labor. Un custodio debe ser ecuánime e imparcial. El tomar partido o dejarse llevar por las pasiones puede significar tanto su perdición como la de aquél al que se supone deben salvar. Es por esto, que a pesar de que sobrelleven los años venideros y el horror de la guerra demostrando que son los mejores, no todos podrán ser médicos de cuerpos y de almas, guías y guardianes; sólo algunos de entre ustedes tienen lo que se necesita para ser un custodio...- añadió en voz mucho más serena, casi dulce ante un público tan silencioso que la acompasada respiración del hombre se escuchaba reverberar hasta el último rincón del aula- Una vez que se les entrega la custodia de alguien, quedan obligados a proteger esa vida y cuidar los pasos de esa persona, respondiendo muchas veces de sus actos y otras tantas, disponiendo de sus efímeras existencias. Deben ser muy conscientes del enorme poder que se les confiere. Sin embargo, un custodio no tiene porqué realizar el trabajo de un gendarme. Para que la magia de la custodia se establezca, debe haber un contrato que vincule a ambas partes; puesto que se hayan a merced una de la otra. El deber de proteger la vida y compartir los recursos es recíproco. No se debe aceptar la custodia de una persona por la que no se esté dispuesta a hacer el sacrificio...- el hombre sonrió perdido en recuerdos distantes, y a pesar de que la hora había terminado, los aturdidos asistentes a la clase no se atrevían a levantarse de sus asientos hasta que el hombre despareció en las sombras del corredor desierto.
Por un momento miró la hoja sin entender por qué razón había accedido a custodiar a Malfoy. Era arriesgado. No había sino una tregua establecida basándose en el honor, pero ¿Por cuánto tiempo duraría? Ella no desconocía que Draco tenía en mente planes más allá de la simple vida de civil, y seguramente, cegado por la ambición, moriría intentado lograr lo que su padre nunca consiguió. Miró sus manos con desconsuelo. Pequeñas y maltratadas, los dedos largos y delgados pero terriblemente poco femeninos. ¿Esas manos insignificantes tendrían la fuerza para detener a Malfoy si debían enfrentarse?
Hermione se alegró de que fueran a Yorkshire. Después de todo, ella vivía en la zona y no tendría necesidad de empacar nada, lo que resultaba perfecto para sus planes. No consideraba conveniente hacer público el hecho de que sería ella quien sustituiría a Anthony, aún había mucho en juego y no podía permitir que las cosas volvieran al caos en que se encontraban antes. Suspiró. Tendría que hablar con Dumbledore para dejar a Harry y Ron fuera de la pantomima, en cuanto menos supieran, sería mejor. No era el mejor momento para delegar responsabilidades, pero no había muchas alternativas. Ella había iniciado el problema y debía terminarlo.
Decidida, volvió a la sala. Encararía lo que viniera. Era su obligación.
***
En cuanto el juez salió de la sala, Justin y Seamus se acercaron a él para llevárselo. Antes de ir a la estación de trenes, harían una pequeña escala en la mansión Malfoy para empacar algunas de sus pertenencias. Hermione se ofreció a ayudarles con los preparativos y medidas de seguridad para contener al rubio mientras coordinaban a los trolls de seguridad y hacían el papeleo correspondiente. Ambos jóvenes se lo agradecieron y tras dejar a un grupo de apoyo en caso de necesidad, partieron a resolver esos menesteres. Hermione revisó cuidadosamente los hechizos que habían realizado para asegurarse de que estuviera bien sujeto. Aunque apenas podía disimular los sentimientos confusos que bullían en su interior. Notaba su mirada penetrante y no hacía sino recordarle-sin palabras- que había salvado su vida-. Bajo el peso de esos fríos ojos grises, se debatía entre el agradecimiento y el desdén. Continuó aparentando una total indiferencia. Perdiendo la batalla interior, supo que debía decirle algo, sin atreverse a mirarlo a los ojos, añadió en voz baja:
-No les des problemas Malfoy, intentan hacer su trabajo y yo él mío. No te muevas mientras repaso tus ataduras- sus manos empezaron a recorrer con delicadeza los burdos amarres metafísicos que constreñían sus manos y pies.
-De no ser por mí, estarían desempleados- respondió él en un murmullo apenas audible aunque visiblemente trastornado por las manipulaciones de la joven, que ahora estaba cambiando los hechizos que lo mantenían inmóvil haciendo breves pausas para desentumecer sus adoloridos miembros. Su cercanía le dificultaba las respuestas mordaces.
-Veo que no les harás las cosas más fáciles-Murmuró ella con cansancio.
Revisó de nueva cuenta el hechizo localizador que se encontraba en su nuca valiéndose de sus manos. El suave contacto de sus manos tibias lo desconcertaba. Ella caminó hacia la espalda del hombre y observó que no hubiera nada en la lisa superficie de su piel blanca. Probó el hechizo y de nuevo caminó frente a él.
-Deben ganarse su paga- respondió Malfoy con sarcasmo. Miró con detenimiento los ojos cafés de Hermione y reavivó la confusión. Las pesadillas que lo perseguían largamente parecían recrearse ante sus ojos.
-¿No te cansas de hacerlos miserables? Deberías darles un respiro- Había en su tono preocupado una curiosa impaciencia apenas contenida.
-¿Y hacerles creer que puedo ser un ser humano medianamente decente? – preguntó él con una aire teatralmente horrorizado- ¡Jamás! Aún me queda orgullo y una reputación que mantener. Me temo que tendrán que aprender a vivir con eso. –afirmó con petulancia
Ella hizo un gesto reprobatorio pero no pudo evitar que una media sonrisa escapara de sus labios.
-Nos vemos en la estación, Malfoy
Hermione salió de la sala para avisar a Finnigan y Fitch-Fletchey que su labor de revisión de seguridad, había concluido.
***
De haber sido otras circunstancias, Draco hubiera disfrutado la aprensión de los dos aurores amigos de Weasley y Potter que se encontraban con él. Pero era la primera vez que volvía a la mansión tras el fin de la guerra. Se sentía incómodo. Mientras él y sus dos acompañantes avanzaban por los lóbregos pasillos, los recuerdos lo asaltaron con dolorosa intensidad. Podía verse a los 12 años idolatrando a su padre y deseando seguir sus pasos, a los 13, participando brevemente de las reuniones de mortífagos, a los 18 recibiendo 'la marca' y a los 21 traicionando todo aquello que había sido parte de su pasado por una joven que representaba todo lo contrario a las creencias que le habían inculcado. Meneó la cabeza. Antes de ella, todo cuanto podía esperar de la gente era odio, violencia, agresión, sumisión, miedo, hipocresía y traición. Temía y amaba a partes iguales a su padre y participaba continuamente de una farsa que se había montado a su alrededor. Se sentía obligado a atender a su madre, Pansy sólo era una pantalla, Crabbe y Goyle, la continuación de la costumbre de servilismo de sus padres y el poder del dinero. Una vida frívola y vacía era todo cuanto le esperaba hasta que volvió a toparse con Granger años después. Sabía, sin embargo, que su mundo no podía ser el de ella. Tenía una misión que cumplir: el señorío oscuro volvería y entonces… él serían tan temido y respetado como no lo fue nunca Voldemort.
Saliendo de sus ensoñaciones al pasar por la biblioteca, miró los libros con añoranza: no podría llevar ninguno consigo, como tampoco algunas otras cosas que atesoraba. Se sorprendió al ver que en realidad, cuanto deseaba o podía llevarse de la casa era muy poco. La mayor parte de lo que había allí le traía malos recuerdos, estaba prohibido o no le serviría de nada. Una sonrisa oscura iluminó su rostro macilento. A pesar de sus esfuerzos, no hacían sino regar la semilla de la maldad que crecía en su interior. Al morir su padre, lo había heredado todo; no sólo los bienes materiales, sino también aquello para lo que había sido predestinado, y no había nada que ellos pidieran hacer para evitarlo...
Aunque no habían dicho nada, podía ver que sus custodios se sentían sumamente incómodos en la casa. Consideró que era justo que ellos experimentaran por sí mismos la molestia que le estaban causando al mantenerlo cautivo en la pocilga que llamaban prisión. Después de un rato de vagar por los rincones más sórdidos de la residencia, le recordaron con frialdad que ya era la hora de partir con rumbo a la estación. Él no protestó. Tenía muchos planes en mente...
***
A fin de llamar la atención lo menos posible, se dispuso un grupo de seguridad maravillosamente disfrazado que lo llevaría hasta su custodio en el andén. Draco se sentía incómodo con todos los ridículos trámites por los que lo habían hecho pasar. Revisaron sus escasas pertenencias a conciencia antes de agregar a su liviana maleta, algunos documentos muggles y ropas adecuadas. Y en lo tocante a las indumentarias, Draco se sentía estúpido y totalmente fuera de personaje. Llevaba un suéter gris de cuello de tortuga, unos jeans ligeramente holgados y tenis negros con cintas, suelas y puntas blancas. Además de tener que convivir con muggles los próximos 5 años, tendría que verse como uno. Aún cuando no podía negar que resultaba mucho más cómodo que llevar las túnicas que caracterizaban a los que se habían criado en familias mágicas, se sentía repugnado. Lentamente lo despojaban de su identidad y borraban desconsideradamente su historia mientras pisoteaban su orgullo. Tendría que acostumbrarse.
Llegaron a la estación. Aún antes de que le dijeran cuál era su vagón, ubicó a Hermione. Nunca antes la había visto vestida a la usanza muggle, pero por alguna extraña razón, no podía negar que parecía adecuado. Las túnicas que vestía por regla general le daban un aspecto ciertamente asexuado, pulcro y anormalmente serio. No llevaba nada ostentoso; simplemente una falda de respetable largo de una tela bastante gruesa en color lila, un suéter cerrado de manga larga casi del mismo color, aunque ligeramente más claro, con cuello alto y zapatos de trabilla del mismo tono que la falda, las calcetas rayadas le daban un aire inocente y la hacían ver más joven de lo que era en realidad. Una mochila y un libro era todo su equipaje. No hizo mayor aspaviento al verla.
Al acercarse a ella el grupo, Hermione levantó la vista. El viento agitaba los rizos rebeldes que se habían escapado de su trenza. El frío daba color a sus mejillas y labios resaltando el tono pálido de su piel. El capitán de la guardia la saludó efusivamente para disgusto de Malfoy y tras un cortés intercambio de frases banales, se ofreció a acompañarla hasta su compartimiento en el vagón. Draco fue rudamente llevado detrás de él. Caminando entre empujones por el pasillo y entre la gente, Malfoy observó lo que había a su alrededor, y tras un rato de andar entre los viajeros, notó que los muggles podía diferir de los magos en muchos aspectos, pero de no considerarse el contexto cultural, las vestimentas o temas específicos de conversación, era evidente que pertenecían a la misma especie: sus actitudes y hábitos resultaban por demás parecidos.
El pequeño grupo se detuvo ante una puerta. El capitán de la guardia hizo entrar a Draco haciendo gala de una absoluta falta de consideración o buenas maneras antes de despedirse solícitamente de Hermione y deseándole buena suerte con 'esa escoria', se retiró junto con su guarnición.
Pasaron unos segundos antes de que la puerta se abriera de nuevo para revelar la menuda figura de la 'indecible' que encabezaba la dirección de asuntos secretos del ministerio.
-Tu popularidad nunca deja de sorprenderme- dijo ella con sorna mientras deshacía las ligaduras de sus manos y pies.
- No es tan malo, mantiene las expectativas vivas y el interés del público- contestó secamente
-¿Interés? El único interés visible fue el de colgarte de los pulgares en algún sitio turístico- aseguró la joven tomando asiento frente a él.
-Tal vez solo estás celosa- Draco la miró con intensidad y una sonrisa mordaz se dibujó en su rostro.
-¿De qué? ¿Tu irritante personalidad o tu cáustico ego?- cuestionó ella arqueando una ceja.
- Supongo que de ambas.- Sonrió ante la mueca de la mujer.
-Malfoy, hay algunas cosas que debes saber antes de que lleguemos.... –intentó explicar Hermione antes de ser abruptamente interrumpida por su interlocutor.
-Conozco los básicos. Nada de magia...
-No sé cuánto te habrán dicho. Desde hace un par de años vivo en esa localidad. Hasta donde saben, soy una empleada del gobierno que viaja a Londres con frecuencia por asuntos familiares. Trabajo en la escuela de la localidad como maestra sustituta de matemáticas. –él levantó una ceja observándola con curiosidad- No vivo muy lejos, así que te hospedarás en mi casa, por motivos de seguridad y de comodidad. No podemos hacer magia de ningún tipo, ni hacer sospechar a la población que pudiéramos estar relacionados con algo fuera de lo normal. Quebrantar las normas de seguridad para la convivencia armónica de los seres humanos, podría resultar potencialmente peligroso para nuestra seguridad tanto como para la de ellos. Respecto a ti, de intentar escapar o reincidir criminalmente... –hizo una breve pausa y lo miró fijamente- ...irías directo a Azkaban a purgar una condena de por vida.
El estatuto apenas audible hizo que Draco se estremeciera.
-Como sea. Si esperabas mi cooperación, tendrás que intentar algo mejor que amenazas vacías.-gruñó
Ella asintió. Volvió con los documentos que le habían entregado antes de salir y procedió a explicarle a grandes rasgos lo más importante sobre la vida muggle.
-Esto es dinero...
***
Querido público, estoy de vuelta. Desde luego, entenderé si no han tenido tiempo de extrañarme...
Primero que nada, una calurosa felicitación a todos aquellos que celebraron las fiestas (comiendo castañas, dulces, pan de muerto, calaveritas de azúcar, poniendo ofrendas...) en compañía de sus seres queridos (sin importar si están o no en presencia física en este mundo) y mis mejores deseos para todos con motivo del Día de Muertos (o fieles difuntos, o noche de brujas, o la festividad que celebren).
¿Qué puedo decirles? Otra entrega que espero que mantenga altas las expectativas y el interés de mis estimados lectores. Nunca dejo de sentir la emoción de la primea vez, cada que recibo sus comentarios, y me emociono tanto que después de leerlos, repaso el capítulo (o capítulos) que pondré en la próxima ocasión, y paso la noche asegurándome que no queden cabos sueltos, de que esté completo y por supuesto, de que esté lo mejor posible.
Pues bien, con la nueva de que empiezo a profundizar en el romance (y espero que se note; de no ser así, les suplico de la manera más atenta me lo hagan saber. También pueden hacerme llegar sugerencias o alguna idea para que todos hagamos de esta una historia mucho más creíble), y nos acercamos cada vez más a uno de los momentos que más les intrigan... el principio de esta historia. Claro, falta bastante, pero espero que tengan la fortaleza de ánimo para continuar leyendo...
Por lo pronto, les dejo algunas respuestas a sus comentarios...
¡Saludos a Isis! Te agradezco mucho la apreciación que haces de mi discurso. A decir verdad, eso es lo que esperaba lograr y me siento muy bien ahora que sé que alguien lo vio. Es difícil crear una historia nueva habiendo tantas allá afuera que son muy buenas –y quizás mejores-, pero lo importante –desde mi muy personal punto de vista- es el amor que le tienes a tu trabajo y la constante búsqueda de una nueva perspectiva para ver algo usual bajo una luz distinta. Cambiando el tema, he de confesar que me encanta jugar con el tiempo en la historia. La trama sigue una línea bastante comprensible, pero pequeños saltos aquí y allá, le dan parte del encanto que me recuerda mucho a escritores como Juan Rulfo, Julio Cortazar hasta cierto punto, a Stephen King en novelas como 'Dolores Clairborne'... (Suspiro soñador) Disculpa si te aburro, pero una vez que me hablan del tema, no me canso de discutirlo; si algún día te corroe el ocio, te invitaría a leer 'Rayuela' (de Cortazar), 'Pedro Páramo' (de Rulfo) o la anteriormente citada obra del americano que es un geniecillo del suspenso. Te agradezco mucho tu comentario y te felicito por haber nacido en un mes tan maravilloso como este. Espero verte con frecuencia.
¡Hola dana Snape! Otro rostro nuevo ¡qué dicha! Considerando que ya te has fogueado en el mundo del fanfic, te agradezco que consideres el mío tan bueno. Prometo esmerarme para que lo encuentres tan lindo como el día en que lo conociste. Muchas gracias por escribir. Subo los capítulos (aunque considerando la extensión de los últimos, ha sido un capítulo en cada ocasión) cada martes y jueves como es costumbre, de manera que probablemente (siguiendo la regla de que aquí la historia se actualiza a las 24 horas de la modificación) el miércoles y el viernes podrás encontrar ya dispuesto el capítulo correspondiente. Muchas gracias por participar de la lectura de esta humilde narración.
Un nombre que veo con gusto es el de Andrea Malfoy2, pero ¿pensaste acaso que no respondería tu mensaje? ¡Horror de horrores! ¡Por supuesto que tus mensajes tienen respuesta! La merecen. Lo menos que podrían decir iría por las líneas de 'leído y enterada', pero si tú te tomas la molestia de dedicar un buen rato a leer el capítulo y otro tanto a dejarme un mensaje, justo es que yo lea con detenimiento lo que has querido decirme y te de respuesta ¿no te parece? Cambiando un poco el tema –en relación con tu segundo comentario-, con Hermione como custodio de Draco, creo que las cosas empiezan a ir por el cauce que les corresponde, y de la misma forma que tú, veo venir el romance paso a paso, con una lentitud tan pasmosa que en ocasiones me frustra... Por otra parte, me temo que no tengo el MSN (y los usuarios de este maravilloso invento del hombre blanco no me lo tomen a mal, pero no es muy de mi agrado) sin embargo, tengo el messenger de Yahoo! (lo increíble de esto es que Yahoo! no me da ni cinco centavos por venir haciéndole promoción...) o una cuenta de correo –que aparece en mi 'breve biografía', pero por si no quieres tener que buscarla, te la dejo: exlibris_literature@yahoo.co.uk- y prometo (empeñando mi palabra de honor) contestar todo correo enviado. De hecho, ¿Por qué no me escribes para contarme un poco de ti? ¿De dónde eres, qué te gusta hacer, qué haces en tus ratos de ocio...? Prometo contestar contándote pormenores de la no-tan-interesante-pero-tampoco-tan-aburrida-vida-de-exlibris. Te agradezco mucho el comentario, hago mi mejor esfuerzo para darles una buena historia y si quieres escuchar un pequeño secreto, a pesar de que estudio letras, no me canso de releer, en cierta forma, no logras entender la historia hasta haberla desmenuzado y saboreado cada palabra, casi apropiándola y finalmente comprendiéndola. No hay nada de qué avergonzarse. Por cierto, sobre la edad de nuestros protagonistas, siempre he pensado que eventos como las guerras, tienden a envejecer a las personas de un golpe. Así que comprendo perfectamente que parezcan mucho más viejos de lo que son, sin embargo, quizá de allí parte su perenne estado de confusión ¿no lo crees? Gracias por continuar leyendo. Espero leerte pronto.
¡Calixta! ¡Me alegra verte! Yo también estoy ansiosa por saber qué pasará después. Podrá parecerte increíble, pero teniendo ya escrita la historia, tiendo a hacer cambios frecuentemente y parece que se enriquece y se va convirtiendo en una macrouniverso por derecho propio. Apenas concibo que todo esto nació porque yo lo estoy creando... Me alegra saber que te gustó mi anterior respuesta. Siempre he creído que leemos porque buscamos encontrar en la lectura una respuesta a muchas interrogantes y una forma de reafirmarnos en el mundo –después de todo, quien lee no hace algo, se hace alguien- y en medio del proceso de creación literaria, además de mejorar como escritora, deseo convertirme en una persona de la cual pueda sentirme satisfecha. Saber que logré hacer que alguien sonría es uno de mis grandes incentivos cada mañana, y me hace feliz saber que te alegré el día. Muchas gracias por todo, y disculpa, pero soy terriblemente curiosa, ¿Cómo celebraste tu día de muertos? Espero leerte pronto
Otra persona que amerita sus buenos párrafos es sak @il BlaK. Te agradezco mucho la explicación. Veo que tras ese nick se esconde una historia la mar de interesante y todo un proceso de pensamiento para sostenerlo que sería per se, meritorio de un ensayo, desafortunadamente, considerando esta costumbre terrible que tengo de hacer de los agradecimientos notas aún más largas que de la historia, tendrá que esperar. Supongo que ya tendremos ocasión de discutirlo por e-mail. Algo que te agradezco mucho y que de verdad aprecio es que hayas tenido el detalle de presentarte de la manera en la que lo hiciste, no dudo que cada uno de mis lectores sea especial, pero la mejor parte es cuando a través de la historia que yo escribo y ustedes leen, me dan la oportunidad de conocerlos y sacarlos de ese inmenso océano de rostros sin nombre. Por otro lado, la edad no determina la escritura. En cierta forma, es tu muy personal manera de ver el mundo. A tu edad, probablemente es la voz de la pasión lo que inspire a tu musa, pero eso no quiere decir que sea peor, sólo que es diferente y que tal vez el paso del tiempo te de nuevas herramientas para decir las cosas de una forma que te parezca más concreta, estilizada y expresiva. ¿Otra mexicana? ¡Me alegro! Conocí a una chica de Tamaulipas durante la preparatoria, y me contaba maravillas de su estado. Nunca he ido, pero me encantaría escuchar cómo es. Ojalá pudieras contármelo. Por cierto, también soy fanática del ánime y del manga, a la inversa de tu situación, sacaba 5 en matemáticas y muy buenas notas en español. Espero verte por aquí con frecuencia.
¡Ross_Malfoy! Se te echaba en falta, me alegré mucho al ver tu nick en este lugar. ¿En verdad crees que esta historia va hacia algo nuevo y fresco? ¡Me sonrojo hasta la punta de las orejas! No me atrevería a decir tanto, pero es muy bueno para el ego de cualquier escritor saber que la historia les ha gustado a sus lectores. Sí, en cierta forma reconozco que era bastante predecible el papel de Hermione –no me imagino el romance funcionando de otra forma- y sí, dulzuras y empalagos por delante es lo que nos espera. Tal como tú, empiezo a creer que he hecho del perfeccionismo un arte, y espero que eso no interfiera con mi labor de continuar escribiendo a toda prisa, pensando en nuevas ideas y presentándoselas tan pronto como han sido procesadas. ¿Nunca has venido al DF? Tiene remedio. Si me escribes sobre tu estado, prometo narrarte lo que veo todos los días por aquí. A veces es interesante ver cómo la gente percibe las cosas que le son familiares. Nunca deja de sorprenderte todo lo que se puede aprender así. Respecto a tu pregunta, la historia está ya terminada. Yo sé en qué concluye bajo qué circunstancias, de manera que-como podrás notar- esto es algo que lleva bastante tiempo de haberse pensado; tengo en archivo de Word –listo para subir a la red- un aproximado de 45 capítulos (y todavía faltan varios para el final) En cierta manera me horroriza pensar que esto podría tener la extensión de una novela (cosa que creo imposible pero podría pasar), pero allí tienes el secreto de las prontas actualizaciones. Espero leerte pronto.
Como de costumbre, la 'parrafada enorme' que sostengo con Petit Charat queda al final. Es bueno ver que la sorpresa aún está a la orden del día. Pues sí, lo que parecía una elección evidente –Hermione- en realidad no lo era tanto, y la única razón por la que se le nombró a ella, fue por la oportuna intervención del estimado profesor Dumbledore. En cierta manera has adivinado. Ahora que Hermione es consciente de que Draco no es otra cosa que una tentación –y un peligro- muy grande, haría lo posible por rehacer su vida tan lejos como fuera posible; pero la eterna lucha entre el querer y el deber –que por tanto tiempo obsesionó a los ilustrados- terminó cediendo la razón a la responsabilidad, y así es como aceptó esta tarea... Sé que lo de sus padres fue un poco –o un bastante- sádico, pero no veía razón coherente para que ella decidiera involucrarse de lleno en la guerra de no ser porque alguna tragedia significativa la obligara. Por otro lado, cuenta con lo que pediste. En un par de capítulos (aproximadamente) lo tendrás. Sé a lo que te refieres, cada vez que siento que mi libro está por terminar, me llena una incomprensible sensación de angustia, como si ansiara terminar de leer pero me rehusara a hacerlo porque a pesar de ser un descanso de la marea de emociones que despierta en una el libro, no deja de ser el final de la historia y la sola idea me horroriza. ¿Sabes? Lo he pensado y llegué a la conclusión de que al igual que tu amigo, se me podría catalogar como una persona de mente barroca, la diferencia podría estribar en que a pesar de que soy bastante extrovertida, alterno con ratos profundos de introversión.
Te agradezco mucho el review y el e-mail, que prometo contestar tan pronto tenga un respiro en este frenesí de actividad en que estoy inmersa. No eres la única que aprenderá algo aquí. Gracias por todo. Escribo en breve.
A todos, una disculpa por extenderme tanto, pero tenía que decirlo. Gracias por leer este capítulo y espero con ansias sus comentarios.
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