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En cuanto Draco se lo pidió, ella empezó a avanzar renuentemente de regreso a la pequeña casa. En muy poco tiempo su figura se perdió a lo lejos. Ocultando su aprensión, él se acercó al extraño con estudiada calma.

La lluvia arreció aunque no parecía importante a ninguna de las dos personas que se encontraban frente a frente a la intemperie.

-¿Y bien?-Draco preguntó con sorna a su interlocutor- Aquí me tienes. No hay necesidad de seguir a la chica.

Una carcajada hueca y forzada le respondió.

-Es curioso, cualquiera podría pensar que intentabas ocultarte entre esta basura muggle. Tú, un mago del mayor abolengo y larga tradición protegiendo a esa mujerzuela. Casi lograste convencerme. Pero te conozco mejor que eso, Draco. Sé que no lo harías de no haber un motivo que lo justifique y que represente para ti un beneficio…

-¿Qué quieres?- interrumpió el rubio con hosca altanería. El agua corría por sus gráciles facciones resaltando su porte aristocrático bajo el torrencial aguacero.

Su interlocutor entrecerró los ojos con hastío y apretó los puños. Contrario a su apariencia, al hablar su voz era melosa.

-Vine hasta aquí para sacarte de este hoyo infernal plagado de escoria. –la sonrisa del hombre adquirió un cariz sarcástico- Es gracioso que después de todas las molestias que me tomé, no parezcas agradecido en lo más mínimo...

-No me hagas ser repetitivo. –replicó Malfoy con aburrido desdén.

El tono condescendiente desapareció de la voz del extraño.

-Espero que lo entiendas bien Malfoy. Te estoy ofreciendo tu libertad, poder, gloria, venganza y todo cuanto pudieras desear. ¿Lo rechazarás sin más?

Draco sintió que el tiempo se detenía y las dudas volvían a su mente. El sabor del poder, las atenciones de los vencidos, la sensación de la venganza... dejaría de ser un peón en el juego de su padre, Voldemort, o Dumbledore. Podría crear su propio destino, ser dueño de su voluntad... No podía negarse a sí mismo cuál era el verdadero anhelo de su corazón. Buscaba encajar, buscaba su lugar y propósito en el mundo. Sintió la vieja flama del odio renacer en su pecho con furiosa violencia. Tensó la mandíbula. Él desconocido tenía mucha razón, pero era lo suficientemente listo como para saber que no lo liberaría sin esperar algo de él.

-¿A cambio de qué?-la voz del joven era dura y desconfiada. Su mirada apática hizo dudar al encapuchado por unos instantes.- No creo que vengas ofreciéndome todo esto sin haber pensado antes en un precio.- su sonrisa venenosa brilló por unos instantes. De inmediato se borró y dio lugar a una mirada penetrante y furiosa.- ¿Qué pides?

Una carcajada oxidada y tétrica resonó por el aire.

-Ya veo. El alumno ha superado al maestro. Aprendiste bien de tu padre joven Malfoy.- con sorna agregó- Sabía más de la gente de lo que la gente sabía de él. ¿No es cierto?- se rió lúgubremente- Pero jamás conoció en verdad a su propio hijo. Asesinado a traición por culpa de su propia sangre. Que ironía…

Draco continuó observándolo en indolente silencio, sin un movimiento, sin un parpadeo.

-Es simple Draco. Únete a mí. Sé mi segundo al mando. Recuperaremos la gloria de los días de antaño. Serás libre y tendrás todo lo que puedas desear… incluido el perdón por tu pequeño affaire con esa sangre sucia por la que nos volviste la espalda.- Lo miró expectante.

Draco sonrió con desagrado

-¿Es así de simple?- su pregunta desdeñosa estaba llena de odio- ¿Qué obtendrás tú de todo esto?

El hombre pareció considerar la pregunta.

-El poder espacial y temporal sobre vidas y haciendas de los magos vencidos. Podemos disponer de los muggles, los sangre sucia y los squibs. Tendrás la oportunidad de vengarte de tus enemigos y de lavar tu nombre; heredarás aquello para lo que estabas destinado: el poder del Señor Tenebroso- Respondió desencantado aunque servil, casi dando por obvia la respuesta.

-¿Cómo debería mostrarte que acepté el trato?- inquirió Draco con sorna

-Entrégame a Granger y ven conmigo- Sonrió sombrío y vengativo.

-¿Y si me rehúso?- Draco lo observó con altanería. Aunque su voz continuaba siendo átona y despreocupada; la pregunta dejaba entrever a la vez desafío y auténtica curiosidad.

- Tanto peor para ti- contestó con desprecio el hombre- No olvides que están solos, en medio de la nada, vulnerables. El ministerio no intercederá por ustedes dos si eso arriesga la seguridad de miles. No hay nada que puedas hacer para escapar o defenderte de mí. ¿No es cierto? Si de verdad fueras listo, te unirías a mi causa. Piénsalo bien Malfoy. No repetiré mi oferta una segunda vez.-su sombría sonrisa pareció brillar bajo la capucha- Volveré a buscarte junto a esa patética excusa de bruja en algún momento de los próximos tres días. Debes estar convencido para entonces. En caso contrario, me temo que deberé deshacerme de ustedes. Son un obstáculo para mis planes.

Junto con sus últimas palabras, se desvaneció en la oscuridad dejando a Draco bajo la lluvia que comenzaba a amainar.

Por un momento, se quedó bajo el cielo acerino contemplando el vacío. Debía a Hermione su lealtad, sin embargo, era plenamente consciente de que el nuevo orden dejaría de fuera a los que, como él, deseaban justo reconocimiento a su sangre y a su larga tradición familiar. En opinión de Malfoy, la creciente interacción de la comunidad mágica con los muggles los condenaba a desaparecer. El odio enfermizo que le provocaba el pensamiento lo congeló por dentro. Él debía ser el nuevo caudillo. Todo parecía claro.

Draco empezó a correr de vuelta a casa con la fuerza de su renacida convicción. '¿Casa? A la casa de Herm... Granger' se corrigió mentalmente. Haciendo caso omiso de la lluvia y el viento continuó corriendo.

***

En cuanto interrumpió la conexión con sus amigos, Hermione se desmoronó en el piso con la terrible sensación de angustia atorada en la garganta. Malfoy no había vuelto aún. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y miró el reloj de nuevo. Se levantó pesadamente y subió las escaleras que conducían a su habitación. Debía ponerse algo seco o probablemente se resfriaría.

'Es estúpido quedarme aquí sin hacer nada. Debo tratar de calmarme.' Se dio una ducha con agua caliente y se vistió con un camisón de color azul claro. Secó su cabello y bajó a la sala incapaz de pensar en algo diferente a Malfoy.

'Estará bien.' Pensó 'Soy una tonta por preocuparme... pero no puedo evitarlo, de alguna manera creo que hay algo que se me escapa...' Se sentó en el sofá y trató de relajarse. 'Tal vez deba analizar lo que pasó. Eso me dará una pista y me mantendrá distraída. Malfoy volverá.'

Tomó asiento y recargó su cabeza en las manos tratando de repasar cuidadosamente todo lo que había sucedido esperando entender qué era lo que le había parecido tan extraño. No pasó mucho tiempo cuando un sonido en la puerta la hizo levantarse a abrir con el corazón latiéndole desbocadamente en el pecho.

***

Estaba por llegar a los linderos del bosque, cuando el frío, que le calaba hasta la médula de los huesos le impidió seguir corriendo. Entró al pueblo con el peso de las ropas mojadas, la certeza de lo que debía hacer, el cansancio y el temor.

La casa de Hermione no estaba muy lejos. Apresurando el paso, llegó al umbral y tocó a la puerta. Se abrió de inmediato. Ella estaba del otro lado pálida y asustada vestida únicamente con un albornoz y un camisón. En un instante eterno, él percibió el delicioso calor del interior y los brazos de Hermione alrededor de su cuello abrazándolo con fuerza. Draco consiguió cerrar la puerta tras de sí mientras cargaba a la aterrada joven en sus brazos hacia el sillón de la sala. Tratando de guardar su distancia para no mojarla, acarició su cabello.

Ella levantó la mirada de su pecho y se encontró con un par de ojos grises que la contemplaban con fascinación. 'Esto está mal, muy mal' pensaron al unísono. El momento parecía adecuado. Draco se inclinó sobre la chica sosteniendo su rostro entre sus manos. Su cálido aliento en su cuello despertando placenteros estremecimientos en su sistema. Hermione acariciaba distraídamente su espalda y cabellos. Sintiendo su calor, Draco se inclinó ligeramente hacia delante hasta casi tocarla. Ella se ladeó a su vez, y sus labios se rozaron. Todo pensamiento, temor o preocupación quedó al fondo de su mente. La sentía cálida y suave entre sus brazos, vulnerable y asustada. Hermione profundizó el beso y Draco respondió a su vez con pasión, poniendo en ese simple gesto todo lo que sentía por ella y que no había podido decir en voz alta.

Se separaron ligeramente abochornados por la súbita pasión, tras varios minutos de saborear al otro. Ambos sentían la necesidad de decir algo, sin embargo, la simple presencia del ser amado en su abrazo, parecía bastar para calmar sus inquietudes, difuminar sus dolores y devolverles la paz largamente buscada. Hermione, sonrojándose, dio un paso atrás.

-Te traeré una taza de chocolate. Ahora ve por ropa seca. Estaré aquí cuando vuelvas.- Respondió la joven levantándose de nueva cuenta y caminando hacia la cocina con una sonrisa confundida apenas disimulada.

Él exhaló un hondo suspiro. Haciendo caso de su sugerencia, cambió sus ropas mojadas por un atuendo cómodo y seco y tomó un cobertor de su cama. Pensó en meterse entre las sábanas y dormir. Caviló sobre lo que había tratado de decirle en el parque. Una guerra interna se había desatado en su mente y en su corazón. Bajó las escaleras en silencio y se sentó de nueva cuenta en el sofá. '¿Cuándo permití que esto pasara?' Se recriminó el haber cedido a un mero capricho pasajero. 'Esto no debía pasar. Sé lo que me espera...'

La puerta de la cocina se abrió para mostrar a Hermione, cansada pero mucho más aliviada, que llevaba entre las manos dos tazas humeantes. De inmediato él se levantó para ayudarla y, quitándole las tazas, la condujo al mullido sofá. Una vez que estuvieron sentados, Draco le entregó una taza y la cubrió con la colcha.

Largo rato bebieron en silencio, aún confundidos por su arrebato de pasión. Hermione se acercó a él y recargó su cabeza en su hombro. Él la estrechó contra sí. Draco se acercó más a ella y notando que Hermione aún se sentía fría, la cubrió con el cobertor hasta medio pecho. Recargó su barbilla sobre su cabeza y habló con inusual dulzura.

-Temía que algo pudiera pasarte....  y que no pudiera decirte que yo...- las palabras se negaban a salir- ...no puedo... no entiendo...yo...

Se hizo un breve silencio cargado de emoción. Hermione, respiraba pausadamente abrazada a su pecho. Levantó el rostro hacia su acompañante y con una sonrisa triste, manifestó:

-Lo sé. Para todo hay un lugar y un momento, no pienses demasiado en eso. No importa ahora... todo estará bien.

Sus miradas se encontraron y Draco notó con sorpresa que los ojos de su custodio reflejaban el miedo y la preocupación genuina que sentía y callaba. Se acercó para darle calor. La contempló con embeleso. Acarició su cabello y besó su mejilla.

Demasiado cansados e inseguros para ir más lejos o para hablar sobre sus sentimientos, permanecieron abrazados en confortable silencio.

-Draco ¿Qué pasó allá?¿Quién era ese hombre?- inquirió ella en voz queda.

Draco la miró e hizo una breve pausa. No sabía que tan conveniente era informarla de todo cuanto se había dicho. Optó por una verdad a medias, así que sólo mencionó que el sujeto pretendía intimidarlos.

-Respecto a su identidad, no sé con seguridad de quién se trata- 'pero estoy del todo seguro lo he visto antes... y no tengo muchas dudas sobre quién podría ser....' pensó amargamente

-¿Crees que sólo desee vengarse?- preguntó ella meditabunda

-No dudo que sea su justificación- sintió que su pulso se aceleraba un poco- pero es difícil saber; tal vez sólo quería recordarnos que no podemos escondernos del pasado por mucho tiempo... 'Sin embargo, busca a H…Granger… ¿por qué?'

Durante un instante se hizo el silencio mientras ambos pensaban. Ella exhaló un suspiro y se acercó a él intentando dar a su cuerpo un poco de calor. Draco se sintió muy confundido, tenerla cerca era reconfortante; sin embargo, era peligroso. Sabía que su perseguidor volvería, y cuando eso sucediera, no sabría con seguridad qué papel debería jugar. La joven se encontraba en peligro a su lado. La observó mientras estaba distraída. Hermosa y vulnerable. Dependía tanto de él como él de ella. 'Se siente segura conmigo aquí, pero no se ha dado cuenta de que yo podría ser su perdición...'

-Hermione, ¿cuándo llegarán Potter y Weasley?-indagó él intranquilo

-Pronto, Draco. Pronto.-respondió ella con confianza.

-¿Qué tanto debemos decirles?- preguntó dudoso.

-Todo. La única forma en que podemos resolver esta situación es teniendo de nuestro lado toda la ayuda disponible. A decir verdad, quisiera que llegaran en este instante. Tengo miedo- respondió en un susurro.

Él sonrió consoladoramente y la abrazó con gentileza.

En el calor de su abrazo, se quedaron dormidos.

***

Una sentida disculpa, es 20 de noviembre (día de la Revolución Mexicana) y casi nada en esta ciudad está funcionando. Prometo poner los comentarios a los reviews en mi siguiente entrega… Desafortunadamente es un poco complicado por ahora tratar de hacer más en internet… No quería quedarles mal, así que pongo el capítulo por lo pronto.

Nos vemos el martes, cuídense.

Exlibris.