In media res: una luz en la oscuridad

***

Harry y Ron lo observaron con pasmo antes de dirigir sus incrédulas miradas a Malfoy, que había palidecido mortalmente. El desdén dio paso a la profunda preocupación del joven, que sólo se veía reflejada en su expresión meditabunda.

La voz de Dumbledore se hizo oír de nuevo.

-Tienen poco tiempo para encontrarla. Si no se apresuran, tengo el presentimiento que no volveremos a verla...- exhaló un suspiro triste y levantó el rostro en dirección a Draco, la pequeña chispa de sus ojos azules brillaba- Sin embargo, confío en que al encontrarla, joven Malfoy, encuentre también lo que ha estado buscando...

Harry y Ron intercambiaron una mirada esperando ver en el otro una respuesta al enigmático comentario del anciano. Notaron perfectamente la manera en la que el rubio contuvo el aliento y desvió la mirada, sin embargo, no hicieron ningún comentario al respecto.

-Señor Malfoy, queda entonces en sus manos el destino de Hermione Granger, auror responsable por su custodia. Espero un reporte de esto tan pronto como sea posible. -La sonrisa enigmática aún bailaba en su rostro.

Draco asintió con seriedad. Dumbledore hizo un ademán de despedida y Harry sacó la cabeza del fuego. Acto seguido, Malfoy se volvió a sus acompañantes.

-¿Potter? ¿Weasley? ¿Qué están esperando? ¿No oyeron a Dumbledore? ¡Tenemos que encontrarla!- su voz era fría y dura, pero Harry percibió auténtica preocupación en ella- Investiguen a qué lugares podrían dirigirse y quiénes podrían estar implicados. Utilizaremos también lo que ella descubrió... Debe ser un buen comienzo...- su voz era vaga y sus facciones denotaban gran concentración. 'Encontrarla me dará la respuesta. ¿Es por eso que la busco?' No podía dejar de pensar en ella.

Harry y Ron asintieron a regañadientes antes de aceptar por completo las labores asignadas.

Durante las 12 horas siguientes, revisaron cientos de expedientes y mapas tratando de ligar los eventos venideros. Viajaron de un lado  a otro sin poder encontrar pistas útiles.

Malfoy se sentía muy preocupado. El ministerio no le había facilitado ninguna clase de material para agilizar la búsqueda. Entendía perfectamente el porqué. Él tampoco facilitaría a un potencial agresor las armas para iniciar la guerra de nuevo. Desde luego, no podía salir de la casa desarmado y a enfrentarse a un ente de maldad mucho más ruin que él mismo. ¿Cómo suponía Dumbledore que su ayuda sería útil? Sabía que el anciano ministro le había dado alguna clave, sólo debía encontrar la respuesta al enigma que se le presentaba. Enigma era la palabra correcta. Hermione acostumbraba a leerle ocasionalmente. Algunos días antes, le había hablado cobre un sujeto llamado Platón. No se escuchaba particularmente interesante, al menos para Draco, que acostumbraba buscar un sentido mucho más realista y práctico a toda fuente de conocimiento; sin embargo, recordó que ese filósofo griego dijo alguna vez que los humanos fueron creados como seres hermafroditas cuya naturaleza fue brutalmente sesgada y vagaban por la tierra buscando la parte perdida… '¿Sería eso a lo que se refería Dumbledore?' Era un misterio. ¿Qué podría servir para resolver el misterio? Paseó la mirada por la habitación tratando de dar con  alguna fuente de inspiración, y la respuesta le llegó con la fuerza de un rayo: los libros.

Cuando Hermione se encontraba sola en casa bajo circunstancias normales, probablemente debía tener cerca algún efectivo libro de hechizos, principalmente siendo ella. ¿Cómo ocultar un libro en una biblioteca? 'No puedes ver lo que es evidente…' hizo eco en su mente una voz dolorosamente familiar... ¡Eso era! Los libros de magia de Hermione estaban entre sus libros muggle, pero ¿cómo distinguirlos? Hermione no era la clase de persona capaz de dejarlos ante la vista de cualquier curioso... Esta clase de hechizos podían ser descifrados una vez que se encontraba el libro en el que el encantamiento original se había escrito. Eso podría llevar tiempo.

El anochecer iluminaba con sus haces dorados y rojos la pequeña estancia. Draco comenzó a sacar libros de las estanterías revisando sus páginas para verificar que el encantamiento no pasara desapercibido. Dejó oír un suspiro cansado al ver que llevaba muy poco material revisado y el tiempo se agotaba.

Cerca de medianoche, Harry y Ron llegaron a la casa con las varitas listas por si el atacante había decidido volver. Fueron recibidos por el terrible desorden de libros que abarrotaba la sala de su amiga.

Ron frunció el ceño. Miró las pilas de libros y luego al rubio acunclillado entre ellos.

-¿Sería demasiado pedir una explicación Malfoy? 'Mione querrá matarte en cuanto vea cómo has dejado sus libros...-gruñó

-Weasley, puedes tener por seguro que no lo hago por placer....-respondió Draco aún revisando libros.- Debo encontrar un libro en particular. Es la clave para acceder a los libros de magia de Granger.

-¿Cuál es?

-¿Cómo esperas que lo sepa? Si lo supiera no estaría buscando. Sólo sé que debe tener el hechizo para ocultarlos en el margen de alguna de sus páginas.- Volvió la vista a los dos jóvenes.- Si quieren hacer algo útil, empiecen a buscar...

Los recién llegados intercambiaron una mirada antes de sentarse en el suelo y participar de la búsqueda. Las horas continuaron avanzando hasta que el resplandor de la mañana los atrapó en su brillante luz.

-¿Estás seguro de que buscamos en el sitio correcto?- Harry hizo una pausa; su voz sonaba ansiosa y preocupada. Miró a su compañero con intensidad esperando obtener alguna reacción de sus fríos ojos claros.

-Sí.- Su voz emanaba una profunda despreocupación y ligero desdén. Sus ademanes lentos y precisos molestaron a Ron por su lánguida apatía.

-¡Pero no hay nada aquí! –gruñó el pelirrojo. Sus ojos azules chispeando por la furia y la desesperación.-¡Ni siquiera entiendo por qué pretendes ayudarnos! ¡Es por tú culpa que está pasando todo esto!

Si el aludido lo escuchó no pareció dar señales de ello. Continuó buscando entre los libros hasta dar con un pequeño volumen verde titulado "Mort", hojeó sus páginas con rapidez y sonrió.

Los recelosos ojos azules de Ron, se entrecerraron con desprecio.

-Espero que sepas lo que haces, porque si algo le pasa, yo mismo te entregaré a los dementors.

-Sé lo que hago. Haz tu trabajo y yo haré el mío. –respondió con frialdad- No acabo de entender cómo es que tú puedes ser de utilidad en este caso. Pierdes los estribos con mucha facilidad y eres un imbécil redomado. –sonrió sarcástico- Lo único que debes saber es que entiendo mejor que tú lo que pasa y haré lo que crea necesario sin importarme tu opinión. –Su tono duro y tajante no dejaba margen a discusión.

Harry puso una mano sobre el hombro de Ron para impedir que continuara avanzando hacia Draco, que buscaba algo con interés entre las páginas del texto.

-No es el momento. Sabes tan bien como yo que ella no querría esto.- dijo con suavidad.- Él intenta ayudar.

-Puede que sea cierto-concedió su pelirrojo amigo- pero no confío en él. ¿Por qué habría de hacerlo?

-Por que ella lo hace.-respondió su interlocutor con una calma que traicionaba su preocupación.

Él asintió sin decir más y volvió la mirada de nueva cuenta al rubio.

-¿Y bien? ¿Encontraste algo de utilidad?- preguntó con tranquilidad, sin embargo, la irritación del pelirrojo era evidente.

-Ya lo creo. Mantiene sus libros de magia consigo, pero es imposible sacarlos sin una varita y con un hechizo adecuado. –pareció pensativo mientras sacaba un pequeño papel de entre las páginas- Ya que yo no dispongo de la mía, Potter, el honor es tuyo... –su voz destilaba sarcasmo.

Harry Potter sacó del bolsillo interior de su capa su varita. Leyendo la línea que su interlocutor le mostraba, recitó las sencillas palabras Reperio abditus y ante sus ojos, se reveló una basta biblioteca oculta bajo las estanterías de libros muggles.

El silencioso sujeto que los acompañaba se dirigió a un rincón apartado y tomó un libro amarillento y polvoso. Lo levantó satisfecho.

-Esta misma noche la tendremos de vuelta.-declaró con una tranquilidad que no sentía y un alivio apenas disimulado.

-Por tu bien, espero que así sea Malfoy.- Murmuró Ron.

Harry tomó el pequeño libro y abriéndolo al azar leyó los párrafos con atención.  Palideció de pronto.

-Tal vez deberíamos estudiarlo a fondo Malfoy. –dijo con preocupación y ligero nerviosismo. Tras mirarlo a los ojos continuó en voz baja- Me temo que... si lo que este libro es cierto... uno de nosotros debe...

Afuera retumbó un trueno que ahogó las siguientes palabras del joven.

Les pido una atenta disculpa, mi conexión ha estada fatal en los últimos días, pero aquí tienen el capítulo que lo aclara todo… o casi todo…. Como les dije, esto es la mitad de la historia. Me temo que esta semana tampoco se presta muy bien para dedicarme al ocio, y lo siento muchísimo, merecen una respuesta personalizada a sus maravillosos reviews y una cálida bienvenida para los nuevos lectores. Desafortunadamente el trabajo me impode extenderme más. Un abrazo y una disculpa, me pondré al corriente. Contestaré en breve sus comentarios. ¡Gracias!

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