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Harry luchaba contra la inmovilidad que lo aquejaba. Con gran esfuerzo, salió de la neblina en que se encontraba, y el mundo volvió a ser un borrón de colores. Lo primero de lo que se percató, fue de la cuerda que restringía sus movimientos y la mordaza de su boca. El suave 'click' de la puerta le indicó que Malfoy acababa de salir. Las mismas oleadas de furia que sintió en el verano de su quinto año lo invadían. Las cuerdas se desvanecieron y algunos objetos empezaron a temblar. Trató de controlarse para evitar que pudiera llamar la atención del desaparecido Malfoy. Tomó sus gafas del piso y miró el reloj. Faltaba cerca de media hora para la media noche. Aún podían detenerlo.

Arrojó un puñado de polvo en la chimenea y se comunicó con el ministerio.

-¡¿Hay alguien allí?! ¡Es una situación de emergencia!- sintió sus esperanzas desvanecerse al no obtener respuesta hasta que...

-¿Harry?

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-¿Neville? ¿Qué estás haciendo en el ministerio?-La voz de Harry, a pesar de su preocupación no podía disimular su sorpresa

El regordete joven se removía nervioso en la chimenea

-Bueno, yo... quería pedirles ayuda, ya sabes, parece que alguien ha estado encantando todos esos objetos muggle y… bueno, en vez de eso, tendré que ayudarles...

-Neville, necesitamos que aparezcas en casa de Hermione ahora mismo

-¡Eso es imposible! ¡Hay guardas a todo lo largo desde que Malfoy fue enviado!

-Así que lo sabías… -el chico palideció ligeramente- Neville, ¿recuerdas que durante la guerra lograste entrar a una de las fortificaciones de Voldemort? También estaba guardada a lo largo. No sabemos cómo lo hiciste, pero nos sería muy útil que lo intentaras otra vez. Antes de venir, consigue un par de varitas ¡no importa cómo!

-Pero Harry, ¡fue un accidente!... no creo poder ...

-¡Sin peros! ¡Si dudas, Hermione podría morir!

El semblante de su interlocutor palideció aún más. Asintió con decisión.

-Lo que sea por Hermione. Estaré allí en unos minutos Harry.

Harry le dedicó una sonrisa.

-Neville, aprecio mucho lo que estás haciendo; por favor ¡no te demores!

Cortando la comunicación, se dirigió a Ron. Desató a su compañero y procedió a despertarlo.

-¿Harry? ¿Dónde se supone que estamos?-preguntó el desorientado Weasley tratando de reconocer los alrededores.

Con un suspiro exasperado Harry lo puso al corriente de la situación.

-¡¿Neville?! ¡¿Confiaste nuestras vidas al mismo Neville famoso por los extraños accidentes que lo preceden?!- La angustia era evidente en su rostro

-Ron, a decir verdad, no tenemos elección. Sé que Neville nunca ha defraudado a 'Mione, y no lo hará esta vez.-respondió Harry resueltamente.

Hubo un tenso silencio entre los dos jóvenes. Como invocado por un hechizo, Neville Longbottom salió de la chimenea. Harry miró a Ron con una mueca burlona y ligeramente sorprendida. El chico levantó un par de varitas que llevaba en la mano.

-Bien, Ron, la caballería llegó.

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Tras la insistencia de su nuevo compañero, no tuvieron más remedio que aceptarlo en su arriesgada empresa. Fueron por la casa buscando enseres que pudieran resultar de utilidad. Tras inventariar lo conseguido, Ron empezó a analizar los hechos recientes.

-Harry, hay algunas cosas que no entiendo del todo. ¿Cómo es posible que tú y yo no podamos aparecer o desaparecer en un radio mínimo dentro de la zona de resguardo de la casa de 'Mione y por otro lado, Neville y un perfecto desconocido sí puedan?

Harry se sorprendió al oír la pregunta. Pareció pensarlo antes de contestar con atribulada incertidumbre.

- Honestamente, Ron, no tengo la menor idea. –volviéndose a Neville lo interpeló- Neville, ¿cómo hiciste para burlar las guardas?

-No estoy muy seguro muchachos. –explicó encogiéndose de hombros- Mientras viajaba hacia acá, por un instante me pareció ver con claridad una brecha. Simplemente continué en esa dirección.-los miró con el rostro lleno de expectación

-¿Brecha? –Harry sopesó la palabra tratando de darle coherencia a lo que acaba de escuchar- Eso es muy extraño... Ron ¿crees que eso implique algún poder especial?

Ron lo contempló un instante.

-Puede ser. Sin embargo es mucho más probable que se deba a un error en la vigilancia–meneó la cabeza con cansancio- Preguntemos luego a Dumbledore... en este momento la ayuda de Neville podría permitirnos recuperar a 'Mione...

Harry asintió.

-Y cuando tenga el cuello de Malfoy entre mis manos....- su voz, baja, grave y excepcionalmente fría era un reflejo del odio que chispeaba en sus apasionados ojos azules.

-Ron, tómalo con calma; de hecho, creo que Malfoy pretendía cumplir con su promesa.-sentenció Harry al darse cuenta del hecho de que probablemente pudieron morir entre sus manos.

-¿De qué hablas?-la voz del pelirrojo denotaba una auténtica curiosidad

-Sí, Harry, ¿Qué promesa? ¿Por qué habría Malfoy de prometerles algo?-Neville parecía más confundido que antes

-Antes de noquearnos, él dijo que nos permitiría que hiciéramos lo que nos pareciera conveniente para ayudar a Hermione, pero dejó muy en claro que no deseaba que nos inmiscuyéramos en sus asuntos. Es evidente que mantuvo su palabra. Pudo hacernos mucho daño, pero no lo hizo. –Harry sonrió con un dejo de ironía al tratar de hacer que sus compañeros notaran lo mismo que él había visto.

-Lo que evidente es que el golpe en verdad debió afectarte. Por si ya lo has olvidado, nos dejó amordazados, solos e indefensos. ¡Vaya ayuda!- El mal humor de Ron volvió.

-No, Ron. Si en verdad hubiera querido hacerlo, pudo haber tomado ventaja de nuestra vulnerable situación. Antes no ha mostrado ninguna clase de escrúpulo respecto a sus víctimas o las condiciones de las mismas. ¡Tú estabas allí! Ha matado a sangre fría y sin remordimiento. ¿Qué le impidió hacerlo ahora? El Malfoy que nosotros conocimos no hubiera dudado... Hay algo en él diferente, más humano, pero más mortífero... –Reprimió un escalofrío al darse cuenta de que el permitir a Draco actuar bajo el ímpetu de sus emociones podría resultar catastrófico para quien se encontrara del lado equivocado- Sólo se procuró a sí mismo un arma y evitó que lo siguiéramos. La capa de mi padre, los polvos para comunicarnos... cuanto necesitáramos para defendernos o pedir ayuda sigue aquí... salvo el libro... -miró el reloj y sonrió con malicia-...  y algo me dice que no está muy lejos...

En cuestión de minutos, reunieron todo lo que podían llevar consigo sin poner en peligro la misión. Se ocultaron bajo la capa de invisibilidad de Harry y tratando de hacer poco o ningún ruido, salieron al frío de la noche. Tal como Harry sospechaba, Draco aún estaba allí afuera, oculto apenas por los arbustos del camino apenas a unos kilómetros de la casa. Con una varita que reconoció como suya, iluminaba las páginas del viejo libro que encontraron en la biblioteca de Hermione. A pesar de la oscuridad, Harry notó que el rostro de su rival se veía preocupado y ansioso. Desde que la guerra había empezado, siendo aún ellos estudiantes de Hogwarts, había resultado muy extraño apreciar emoción alguna en su pálido semblante. Sucedió de repente y  un buen día, fue como si no fuera capaz de sentir... Corría el rumor de que al entrar al servicio de Voldemort, había perdido el alma. Resultaba extraño ver de nuevo sentimiento en sus anteriormente vacíos ojos grises.

Un ruido apenas notable rasgó el velo de la noche. Los tres compañeros se encogieron al abrigo de la capa esperando escapar de la penetrante mirada del prisionero. Su rostro nuevamente inexpresivo, los reflejos agudos, preparado para atrapar al intruso. Más que verlos u oírlos, parecía sentirlos. Iluminó brevemente el camino. Ron miró a sus compañeros. Los tres hombres contuvieron la respiración. Como recordándose a sí mismo la razón por la que se encontraba allí, volvió su vista al libro. Harry aprovechó ese instante para realizar el hechizo localizador.

En muy poco tiempo cerró el libro y le devolvió su antigua apariencia. Observaron en silencio la manera en la que lo contemplaba pensativamente. Sacó un instrumento de su bolsillo que no pudieron observar debido a la falta de luz, pero tras manipularlo para hacer alguna clase de anotación en el libro, lo ocultó entre los árboles.

La misma mirada sombría que lo marcó durante los primeros días de su estadía había vuelto a su rostro. Ron se dio cuenta de que había visto antes esa mirada en los mortífagos que, acorralados, estaban dispuestos a ir directo al infierno llevándose algunas almas por delante. Se preguntó si Malfoy perdería su humanidad al perder a Hermione. Con horror descubrió que en realidad, no había celda que pudiera contenerlo ni poder humano o sobrenatural que pudiera detenerlo; nadie había logrado darle alcance... hasta que una mujer sencilla hizo lo impensable. Supo de inmediato que él no repararía en lesiones o muertes, destrucción o dolor. Ella era su equilibrio y su contraparte. De la misma manera en que no podía haber luz sin oscuridad, Malfoy en su retorcida idea del mundo, necesitaba a Hermione para existir. La recuperaría a toda costa.

El rubio desapareció en el aire. Los espectadores se consultaron con la mirada y esperaban ansiosos a que el hechizo se manifestara. Ron sacó del bolsillo de su capa un mapa y lo extendió a la vista de sus compañeros. Fue cuestión de minutos antes de que un lugar en el mapa brillara. El semblante del pelirrojo resplandeció con satisfacción

-Se dirige a Essex