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Capítulo 2: De bueyes perdidos y vacas encontradas
Well, life has a funny way
of sneaking up on you
When you think everything's okay
and everything's going right
(Ironic- Alanis Morissette)
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En el capítulo anterior…
El tren se disponía a pasar sobre un puente que era un poco curvo y atravesaba un alto barranco que tenía un río en el fondo. Y cuando el tren comenzó a pasar por el, el maquinista se asomó a la ventana. Miró la otra punta del puente, y le pareció ver algo extraño allá. Entornó mejor los ojos, y pudo distinguir claramente un bulto sobre el puente, y si el tren pasaba sobre ese bulto, se descarrilaría. Entonces, tirando la torta por la ventana, tomó el freno y lo jaló desesperadamente...
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Las ruedas del tren chillaron y echaron chispas naranjas. Parecía que el fin estaba cerca, pero cuando menos se lo esperaba el conductor, el tren frenó a un centímetro del bulto que estaba delante. Afortunadamente, el Expreso de Hogwarts siempre había tenido buenos frenos. Pero desafortunadamente para el conductor, el frenar tan bruscamente hizo que perdiera el equilibrio y cayó al suelo, perdiendo el conocimiento.
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Unos minutos antes...
Chicas, ya ha pasado una hora – dijo Maggie - ¿Lily no tendría que estar volviendo?
Le están diciendo cuál es la mejor manera de mantenernos a todos a raya – dijo Thelma – Créeme, eso tomará un buen tiempo.
No sé por qué se molestan – dijo Alexandra – Si saben que igual romperemos las reglas. No deberían poner a parte del cuerpo estudiantil en nuestra contra. – con tono de político embustero, y moviendo sus manos como tal ante una muchedumbre invisible.
¡Alexandra para presidenta! – gritó Connie - ¿Te he dicho que eres mi heroína más admirada? ¿Puedo ser tu amiga?
Las cuatro chicas se mataron de risa. Pero volviendo a la historia... estaban todas hablando tranquilamente, cuando de pronto todas sintieron una gran sacudida.
¿Qué está pasaaaaa...! – intentó preguntar Connie, pero cayó al suelo junto a las demás chicas, en un revuelo de baúles abiertos, túnicas de Gryffindor y golpes por la caída. Afuera del compartimiento, se podía oír que ocurría lo mismo.
Auch – escucharon que dijo Alexandra, una vez que todo se calmó.
¿Están todas bien? – preguntó Maggie.
Obviando que todos los baúles se nos cayeron encima, podría decirse que sí – dijo Thelma.
¿Qué fue eso? – dijo Alexandra, disgustada.
No podríamos saberlo, solo que el tren se detuvo bruscamente en algún lado – dijo Connie.
Eh... chicas – dijo la voz de Maggie – No podemos salir.
¿Por qué? – preguntó Thelma, extrañada.
Bueno, - continuó Maggie – La puerta está atascada y hay como seis baúles obstruyendo el pasillo.
Genial – dijo Thelma.
Probemos la ventana – dijo Alexandra – Tal vez veamos porqué se detuvo esta vieja carcacha.
Y abrió la ventana al máximo. Pero al sacar la cabeza, miró hacia abajo y se quedó completamente lívida al ver al alto barranco.
Creo que salir o asomarse no es una buena idea – dijo Alexandra.
¿Pudiste ver lo que hizo que el tren se detuviera? – preguntó seria Connie.
No, estaba muy ocupada mirando el fondo de ese barranco – dijo Alexandra.
No estás acostumbrada a las alturas, por eso nunca pudiste jugar Quidditch – dijo sabiamente Connie en tono maternal.
Yo echaré un vistazo – se ofreció Thelma.
Y sacó su cabeza por la ventana. Pero no veía nada, así que sacó medio cuerpo. Consiguió ver un poco a la locomotora, pero no lo suficiente. Así que se sentó en el marco de la ventana, mientras Alexandra decía "¿Estás loca?", y se inclinó atajándose de la ventana. Logró plena vista de la locomotora, pero no de lo que la detuvo. Solo vio algo que, desde donde ella estaba, parecía parte del frente de la locomotora.
¿Y bien? – preguntaron las chicas.
No se puede ver bien – dijo Thelma – Creo que ni aunque me parara en el marco de la ventana vería algo más allá de lo que ya vi... pero parecía que había algo frente a la locomotora, una especie de bulto, aunque creo que era parte del frente de la locomotora.
Ojalá Lily estuviera aquí – dijo Maggie.
De seguro ya debe estar averiguando junto a los otros prefectos qué fue lo que paró al tren – Dijo Connie – Si hay algo que Lily sabe hacer es no perder tiempo.
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An old man turned ninety-eight
He won the lottery and died the next day
It's a black fly in your Chardonnay
It's a death row pardon two minutes too late
Isn't it ironic... don't you think?
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Al mismo tiempo…Vamos Lily, no seas así – le dijo James Potter a la pelirroja de ojos verdes como esmeraldas – Ya verás que cambias de opinión.
Potter, en realidad tengo muchas cosas importantes que hacer, perderé mi tiempo más tarde contigo, o tal vez sea mejor que no lo haga – agregó Lily lo último, bien bajito.
Muy bien, pero no te perderé de vista – agregó Potter.
Solo no me molestes, ¿De acuerdo? – dijo Lily.
La puerta del compartimiento más cercano se abrió lentamente. Una persona miraba por la rendija, y tenía la varita en la mano, apuntando al exterior., y parecía que iba a lanzar un hechizo.
Pero en ese momento, todo el vagón se sacudió, y todo lo que estaba en él cayó de una manera u otra.
¿Qué diantres...? – exclamó la persona asomada a la rendija, pero la puerta se abrió y cayó al piso del pasillo, en un mar de baúles abiertos y alumnos sorprendidos.
¡Snivellus! – exclamó James Potter con falso asombro al ver quién cayó del compartimiento frente a él.
Potter – dijo Severus Snape indiferente.
En ese momento se escuchó una voz aumentada mágicamente que parecía la de uno de los prefectos.
"Se solicita a todos los prefectos que acudan al primer vagón para recibir instrucciones"
"Salvada por la campana" – pensó Lily entre sos baúles y tapada con una túnica que había salido de uno de ellos – No tengo tiempo para ser niñera de ustedes dos, así que no molesten – les dijo a los dos chicos frente a ella y se marchó entre el raudal de cosas tiradas, mientras James Potter la miraba con cara de "por qué se iba" y Snape de reojo y despectivamente.
Tremendo lío – dijo James Potter, mirando el desastre que se había armado – Y dime, Snivellus, ¿que tal tus vacaciones? Oí que Sirius ya te dio la bienvenida y tu regalo, espero que haya sido de tu agrado – le dijo en tono burlón.
No tientes a mi paciencia, Potter – le dijo Snape – No sea que uno de estos días te despiertes y veas que tu vida se ha convertido en un infierno.
Ay, vamos Snivvy – le dijo James – Tu sabes que no eres un rival adecuado para mí.
Usas ese ridículo sobrenombre otra vez y juro que...
¿Qué? Vamos Snivvy, puedes decírmelo - dijo James, y se agachó justo a tiempo para esquivar una maldición y ver a Snape con cara de odio – Snivy, eso fue un grave error... ¡Desmaius!
El caos había comenzado.
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It's like rain on your wedding day
It's a free ride when you've already paid
It's the good advice that you just didn't take
Who would've thought... it figures
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Lily llegó corriendo (como podía correrse con el desastre que se había armado) al vagón de los prefectos. Allí estaban los demás prefectos: Annette Benning y Rudolph Lewis (que era el que había llamado a los demás), prefectos de Ravenclaw; Edward Rice y Julie Eleison, prefectos de Hufflepuff; Nathan Finley y Aisha Wolsley de Slytherin; y su compañero de Gryffindor, Remus Lupin. Había alguien acostado en uno de los asientos.
Lamento llegar tarde, de nuevo... – dijo Lily en voz baja, disculpándose - ¿Alguien sabe qué ha pasado?
No, pero tenemos un problema más grande – dijo Annette – Nuestro Premio Anual recibió un golpe en la cabeza y ahora está tumbado allí en el asiento.
Entonces Lily se fijó mejor en el asiento y pudo ver que Simon Crofts, Premio Anual y alumno de Hufflepuff, yacía inconsciente en el asiento.
Genial... ¿Y qué haremos? – preguntó Lily.
Bueno, primero deberíamos enviar una nota al Profesor Dumbledore – dijo Julie – Es decir, mira al tren: es un completo caos.
¿No deberíamos saber que fue lo que detuvo al tren así de la nada? – sugirió Remus – Es decir, el profesor Dumbledore querría saber por qué nos detuvimos así como así.
Yo concuerdo con Lupin – dijo Rudolph – No podemos escribir una nota si no sabemos lo que vamos a poner en ella.
Yo no me preocuparía por eso – dijo Nathan con voz indiferente – Al menos no aún. Primero deberíamos calmar al tren. No tardará en comenzar el caos.
Lo mejor será que nos dividamos – dijo Edward - Dos podrían ir a la cabina y escribir la nota, los demás calmaremos al tren, necesitamos más gente en eso que en ir a ver qué pasó.
Yo opino que los de Gryffindor vayan a ver que pasó y que los demás vayamos a intentar poner a este tren en su lugar – dijo Aisha. Lily supuso que si había algo malo en la cabina, la última que estaría ahí sería Aisha, nunca arriesgaría su pellejo.
¿Lo harán? – preguntó Rudolph.
Yo no tengo problema – dijo Remus.
Yo tampoco – dijo Lily.
Entonces será mejor que nos demos prisa – dijo Annette – Finley tiene razón, el caos no debe tardar en aparecer.
Y salieron todos del compartimiento. Lily y Remus fueron hacia la locomotora, mientras que Annette, Rudolph, Edward, Julie, Nathan y Aisha fueron en lado contrario.
¿Qué crees que encontremos, Remus? – le preguntó Lily.
No tengo idea, pero esperemos que no sea algo muy grave – respondió Remus.
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Mr. Play It Safe was afraid to fly
He packed his suitcase and kissed his kids goodbye
He waited his whole damn life to take that flight
And as the plane crashed down he thought
"Well isn't this nice..."
And isn't it ironic... don't you think?
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¿Creen que debería sacar mi escoba y ver que pasa allá adelante? – preguntó Thelma a las demás, mientras miraba a su escoba antes de meterla a su baúl de nuevo.
No creo que sea una buena idea, Thelma – dijo Maggie - ¿Y si el tren se pusiera en movimiento? Te dejaríamos en medio de la nada.
Maggie tiene razón – corroboró Connie doblando una falda del colegio y metiéndola a su baúl.
Catorce, quince, dieciséis, diecisiete... – contaba Alexandra – Si, los tengo todos, no se perdió ninguno – Y metió una pila gigantesca de cuadernos muggle dentro de su baúl. Decía que eran más cómodos que un montón de pergaminos sueltos.
¿Y tu que dices, Alex? – le preguntó Thelma.
Qué estarías más loca que una cabra si te montaras en cualquier cosa encima de ese barranco – dijo simplemente Alexandra.
¿Por qué nadie se preocupa por todos los baúles que están allí afuera? – dijo Thelma – Quiero salir de acá y ver qué está pasando.
Creo que sé por qué – dijo Maggie, qué se había parado para ver si el pasillo ya estaba libre – Está pasando algo allá, parece una pelea...
Está bien, ya me cansé – dijo Alexandra. Tomó su caldero y lo empuñó por el asa – Apártense – les dijo a las chicas, y todas se cubrieron. Entonces golpeó el vidrio de la puerta con el caldero, haciéndolo añicos. – Ya tenemos una salida.
Cúbranse las manos con algún pañuelo, o si no nos rebanamos las manos – dijo Connie.
Todas se las cubrieron con algo, y apilando dos baúles, treparon por la ventana y salieron al pasillo. Luego, Alexandra miró a la ventana y dijo "Reparo", tocándola con la varita. Todos los vidrio que se habían esparcido se juntaron de nuevo en la ventana, como si nunca le hubiera pasado algo.
¿Quiénes son los que están peleando, Maggie? – preguntó Alexandra.
Parecen Potter y Snape – dijo Maggie, poniéndose de puntas de pie para ver entre el gentío de cabezas que salía de las ventanas de las puertas.
¡Agáchense! – gritó Maggie, y todas fueron al suelo.
Eh... creo que estaba más cómoda en nuestro compartimiento – dijo Thelma.
El chiste ahora es como entramos – dijo Alexandra.
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Well life has a funny way of sneaking up on you
When you think everything's okay and everything's going right
And life has a funny way of helping you out when
You think everything's gone wrong and
everything blows up in your face
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"Desmaius!" – gritó James, pero Snape lo esquivó.
"Locomotor mortis!" – gritó también Snape sin mucho éxito.
Y así prosiguió el duelo. Ninguno de los dos que estaban combatiendo daba importancia a que el tren se había detenido en medio de la nada, que habían un montón de cosas esparcidas por el suelo y que el espacio donde peleaban era estrecho y poco propicio para esquivar hechizos. También estaba el hecho de que el tren estaba lleno de estudiantes de Hogwarts.
¡Vamos James, acábalo! – gritaba Peter Pettigrew desde el compartimiento donde estaba.
¡Si James, dale duro! – gritó Sirius Black. - ¡Pensándolo mejor, ¿puedo ayudarte! ¡Parece divertido!
¡No, estoy bien! – dijo James esquivando otro hechizo de Snape.
Creo que es hora de usar un pequeño truco bajo la manga, a ver como funciona – se dijo Snape en voz baja y sin que nadie lo oyera, y apuntando a James en un momento de descuido comenzó a gritar - ¡Sectu...!
Pero más allá se oyó el sonido de pasos. Los prefectos venían por el estrecho pasillo, apartando todas las cosas del camino con su varita y metiéndolas en el compartimiento más cercano.
¿Qué está pasando aquí? – gritó Rudolph.
Al parecer son Snape y Potter de nuevo – dijo Nathan con desagrado. - ¿Por qué eso no me suena nuevo?
¡Muy bien, se acabó el espectáculo! – gritó Annette – ¡No hay nada que ver aquí, así que junten todas sus cosas esparcidas en el suelo de una vez!
En cuanto a ustedes dos... – comezó a decir Julie.
¡Julie, querida! – dijo James - ¿Qué tal? ¿Te hiciste algo nuevo en el pelo? Porque luces fabulosa – Y Julie se puso toda colorada y no terminó lo que iba a decir.
Potter, no importa cuánto adules a Eleison, de esta no te salvas – dijo Aisha – Tu tampoco Snape.
¿Qué sucede Wolsley? – le dijo duramente Snape a Aisha - ¿ Celosa porque Potter no te aduló a ti también? – Al escuchar esto, Nathan lanzó una risa sarcástica.
Calma ustedes dos – dijo Annette a todos – Y tu Aisha, compórtate.
Tu no me dices que hacer – le respondió ésta.
Eres un prefecto, no puedes estar causando disturbio por ahí, se supone que debes solucionarlos – le dijo furiosa en un susurro Annette a Aisha. La última solo se dio la vuelta y salió del lugar.
Preparate a morir, Snape – le dijo Aisha en un susurro antes de irse.
Vuelvan a sus compartimientos - dijo Edward – Julie, acompaña a Potter al suyo, - y Julie se puso nuevamente colorada - Finley, tu lleva a Snape.
Que les quede claro que informaremos de su conducta al colegio. – dijo Rudolph.
Ustedes si saben como quitarle la diversión a una fiesta – dijo James resentido – Acaban de dejar a los prefectos del año pasado como perfectos novatos.
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A traffic jam when you're already late
A no-smoking sign on your cigarette break
It's like ten thousand spoons when all you need is a knife
It's meeting the man of my dreams
And then meeting his beautiful wife
And isn't it ironic... don't you think?
A little too ironic... and yeah I really do think...
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Más adelante en el tren, en la puerta a la locomotora…¿Qué crees que encontremos adelante, Remus? – preguntó Lily.
No tengo la menos idea, Lily – dijo Remus.
Pasaron la puerta y se encontraron en el vagón donde debería guardarse el carbón, pero como era un tren movido por magia, no había nada. Más allá se encontraba la puerta a la sala de máquinas.
Ten cuidado Lily – le advirtió Remus, y ella sostuvo la varita con más fuerza.
Remus iba delante, y cuando alcanzó la puerta, se mantuvo en silencio y apretó el oído sobre la puerta de metal. Lily no entendía porqué hacía eso, si era prácticamente imposible escuchar a través de ella, pero no dijo nada. Luego de unos instantes, Remus tomó el picaporte y abrió la puerta lentamente. No había nadie, a excepción del maquinista que estaba desmayado en el suelo y con un golpe muy fuerte que le había hecho una herida.
Ay no – dijo Lily, acercándose al hombre tendido y acomodándolo.
Parece que solo está desmayado – dijo Remus, tomándole el pulso.
Supongo que frenó muy fuerte y perdió el equilibrio – dijo Lily.
¿Pero qué detendría al tren? – preguntó Remus.
Echemos un vistazo – dijo Lily, y antes de irse tendieron al maquinista en el suelo y lo cubrieron con una capa que estaba colgada de una palanca.
La punta de la locomotora había alcanzado ya un punto de roca, el final mismo del puente. Ambos subieron al pasillo colocado al lado de la chimenea, y caminaron con cuidado. Al llegar a la punta, Lily, que había subido primero, pudo ver finalmente lo que había hecho que el maquinista frenara tan bruscamente.
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Supongo que recorrer no está mal para matar el tiempo – dijo Alexandra.
Que bueno que los prefectos pararon esa pelea, me estaba dando dolor de cabeza... – dijo Connie.
¿Por qué no vamos a ver que fue lo que hizo detener al tren? – sugirió Thelma.
De seguro Lily debe estar por allá – dijo Maggie.
Si, y toda la brigada de prefectos de este año – dijo Alexandra.
Pues yo quiero ver lo que paró al tren – dijo Connie – Eso es algo digno de verse.
Entonces ya está decidido, vamos todas – dijo Thelma.
Y caminaron por entre loa vagones. Afortunadamente la gente ya había empezado a recoger sus cosas, lo que hacía que el camino esté más despejado y accesible. Lo único que daba pena mirar era el carrito de los dulces, que había recibido un duro golpe, pero la señora que lo atendía hacía lo posible para volverlo a la normalidad.
Finalmente, llegaron a la puerta de la locomotora, que estaba entreabierta. Suponiendo que los prefectos habían entrado antes de ellos, siguieron adelante. Cruzaron el vagón del carbón y luego abrieron la puerta que daba a la sala de máquinas. No había nada anormal, excepto a que el maquinista estaba tendido en el suelo con una herida en la cabeza y cubierto con una capa.
Creo que alguien ya estuvo aquí – dijo Maggie.
¿Y los demás prefectos? – preguntó Connie.
Deben estar todos desesperados en su vagoncito buscando un manual que diga "Como conducir un tren en diez pasos simples" – dijo Alexandra.
Shhhhh... - dijo Maggie.
¿Qué pa...? – comenzó Thelma.
¿Qué crees que le haya pasado? – preguntó una voz que conocían muy bien más adelante del tren.
No sé Lily, pero parece que aquí hubo un ataque – dijo otra voz conocida.
Esos son... – dijo Thelma, y se subió al pasillo de la chimenea, seguida por las demás. Thelma se detuvo bruscamente, y todas chocaron contra su espalda casi tumbándola. Por encima del hombro de Thelma pudieron ver a Lily y a Remus Lupin arrodillados ante lo que parecía una capa grande y abultada.
¿Lily, Lupin, qué está pasando? – preguntó Alexandra.
Chicas, vamos a necesitar ayuda – dijo Remus – Maggie, por favor ve a la cabina de los prefectos y diles que escriban una nota a Hogwarts diciendo que necesitamos a Madame Pomfrey. Que los demás vengan a ayudar.
Muy bien, - dijo Maggie, quien era la última de la fila, y corrió hacia el tren.
En otro lugar del tren, tres personas se preguntaban qué podría haber sido de su amigo.
¿Qué creen que le haya pasado a Moony? – preguntó Sirius Black.
Debe estar con los otros prefectos – dijo Peter Pettigrew
Afuera del pasillo se escucharon unas pisadas y alguien abrió la puerta.
Gracias por traerme, Julie, eres una verdadera dulzura – dijo James Potter, haciendo que la chica se sonrojara.
No hay porqué, James, pero procura no meterte en problemas – dijo Julie dulcemente, casi de forma tonta, y se fue..
Los prefectos te agarraron, ¿no Prongs? – le dijo Sirius.
Gracias por la ayuda Padfoot – dijo James.
Tu dijiste que no necesitabas ayuda – dijo Sirius, burlándose – Tu mandas, yo obedezco.
Ja ja que gracioso – dijo James con sarcasmo – Estos prefectos son la muerte, son más amargados que los del año pasado.
Hablando de prefectos, ¿Dónde está Moony? – preguntó Sirius.
No sé, no estaba con los que me agarraron, tampoco Evans... – dijo James, pensativo.
Me cansé de estar aquí y leer la sección de Quidditch por quincuagésima vez – dijo Sirius – Vamos a buscarlos.
Y salieron al parillo. Anduvieron como pudieron por el pasillo donde la gente estaba juntando sus cosas (NA: qué tantos cachivaches tres éstos al cole, eh?), hasta que en el primer vagón, chocaron con una chica que corría hacia el compartimiento de los prefectos.
¿Qué pasa Maggie? – preguntó Sirius.
Es que Remus me mandó a la cabina de los prefectos, deben mandar una nota urgente – dijo Maggie con la respiración entrecortada.
¿Dónde está? – preguntó James.
En la locomotora con Lily y las demás – dijo Maggie.
Wormtail, acompaña a Maggie – dijo James a su amigo – Vamos Padfoot.
Y los dos grupos fueron en la direcciones contrarias. Más adelante Maggie y Peter encontraron a los demás prefectos intentando tranquilizar a unas niñas de primero (cómo lloran tanto estos enanos! Se le escapó a Peter, y una niña que ya estaba calmada comenzó a llorar de nuevo y a tener un ataque de nervios especialmente fuerte).
Annette, Lily y Remus dicen que envíen una lechuza a Hogwarts diciendo que necesitamos a Madame Pomfrey urgentemente – dijo Maggie.
¿Encontraron lo que detuvo al tren? – preguntó Rudolph.
Si, pero necesitan a Madame Pomfrey, parece que el conductor está desmayado.
Muy bien – dijo Annette – Nathan, quédate con Edward, yo escribiré la nota.
Iré a la locomotora con ustedes – dijo Rudolph.
¿Y por qué yo debo quedarme con estas pestes? – dijo Nathan reprochando.
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Life has a funny way of sneaking up on you
Life has a funny, funny way of helping you out
Helping you out
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Media hora después….
El banquete ya está listo, Albus – dijo Minerva McGonagall.
El tren debe llegar en unas cuantas horas, ¿no es así? – preguntó Albus Dumbledore.
Si, esperemos que este año no lleguen más alborotadores – dijo McGonagall, y Dumbledore rió.
De repente una lechuza grisácea golpeó la ventana del despacho del director de Hogwarts.
Llegó una lechuza – dijo McGonagall – debe ser de algún padre de los de primero...
Y abrió la ventana para dejar entrar a la lechuza. En un rincón, un fénix llamado Fawkes soltó un graznido.
No seas así Fawkes – le reprochó suavemente Dumbledore, quitando la nota de la pata de la lechuza, mientras ésta se mantenía firme y orgullosa. Dumbledore leyó la nota con atención – Es de un prefecto – le dijo a McGonagall – dice que el tren se detuvo sobre el puente entre Applefield y el bosque de los Enanos porque había algo obstruyendo las vías, y que necesitan a Madame Pomfrey porque el conductor se golpeó la cabeza y perdió el conocimiento.
Iré a avisar a Madame Pomfrey en este instante, y yo también iré – dijo Minerva McGonagall.
Gracias Minerva, creo que yo también debería ir – dijo Dumbledore.
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De nuevo en el tren...
¿Lily, Moony, qué fue lo que pasó? – preguntó James, seguido de Sirius, subiendo por el costado de la chimenea y encontrando a todas las chicas de Gryffindor junto a ellos.
Pero se paró en seco al ver lo que estaba en medio de todos ellos. Un joven de aproximadamente quince años, herido, con la cara llena de moretones, e inconsciente con las ropas en muy mal estado. Más allá, ya sobre tierra, se veía un baúl casi destruido y un montón de cosas esparcidas por los alrededores de las vías.
Lo encontramos tendido en las vías – dijo Lily – de seguro el conductor lo vio en medio de las vías y fue lo que lo impulsó a detener al tren.
Otras pisadas se escuchaban en las vías. Rudolph venía por el pasillo después de intentar pasar por los reclamos de un montón de gente que estaba ya harta de esperar a que el tren se moviera.
¿Qué pasa aquí? – dijo.
Encontramos a alguien en las vías – repetían Lily y Remus por décima vez.
Déjenme pasar – dijo Rudolph. Le tomó el pulso al muchacho tendido – Bueno, aún está vivo.
Más allá, unas personas se aparecieron. Una era alta y con una barba muy larga. Las otras eran una mujer con una capa blanca y ropas de enfermera, y otra mujer alta de mirada severa y con un rodete apretado.
El profesor Dumbledore llegó - dijo Rudolph.
Las personas que habían llegado se acercaron al grupo de personas. Pero del tren se escucharon más pisadas, y de repente una muchedumbre se amontonaba en la puerta entre el vagón de carbón mientras los prefectos y el premio anual (que finalmente se había despertado) trataban de deternerlos.
Eres un chismoso, Pettigrew – le reprendía Maggie, mientras Peter no sabía en donde meterse.
Muy bien, gente – gritaba Edward – Aquí no hay nada que ver, todos de vuelta a sus compartimientos. – De repente, todos vieron al profesor Dumbledore entrar a la cabina del conductor.
Silencio, por favor – pidió amablemente – En Hogwarts se enterarán de todos los detalles, por favor vuelvan a sus compartimientos y mantengan la calma, el tren estará en movimiento en poco tiempo. - Solo entonces toda la muchedumbre se disipó, pero por precaución, los prefectos se quedaron en la puerta de entrada al vagón de carbón.
Madame Pomfrey había curado ya al maquinista, y éste se había levantado con cara de "¿Qué pasó aquí?", y ahora ya estaba encargándose del joven al que habían encontrado. Mientras, las chicas y los Merodeadores intentaban irse sin molestar antes de quedar castigados o algo por el estilo.
Esperen, no es necesario que se vayan – dijo el profesor Dumbledore – Si las cosas que están allá tiradas pertenecen a este joven, necesitaremos que alguien nos ayude a recogerlas, y los prefectos están ayudando en otras tareas ahora. ¿Nos ayudarían en esto, por favor? – decía, mientras Madame Pomfrey y la profesora McGonagall subían al muchacho al tren en una camilla flotante.
Si profesor – dijeron todos a coro, y se dirigieron al lugar donde estaban tiradas todas sus cosas.
¿Cómo te encuentras, Charles? – le preguntó Dumbledore al maquinista.
Fue un golpe fuerte – le dijo el maquinista Charles – pero ya estoy bien...
Mas allá, los chicos recogían todas las cosas regadas.
¿Quién creen que sea? – preguntó Alexandra, agarrando un par de libros.
Ni idea – dijo Lily, recogiendo unas túnicas.
Que raro... – decía Maggie, recogiendo otros libros.
¿Qué? – dijo Thelma, que al parecer había encontrado un caldero con un montón de tubos rotos y los estaba reparando con la varita.
Maggie tiene razón, es muy raro – dijo Remus.
¿Qué es raro? – dijo esta vez Sirius – Bueno, ya sabemos que no siempre se encuentra a un tipo tirado en las vías el primer día de clase...
Bueno, miren sus cosas – dijo Maggie – ¿A qué le recuerdan?
Todos miraron las cosas que tenían en sus manos. Túnicas negras, pantalones y camisas de colegio, libros, caldero, y todos los cachivaches como si...
Es como si el fuera al colegio – dijo James.
Exacto – dijo Maggie.
¿Pero el no es compañero nuestro? – dijo Peter - ¿O si?
No, no es – dijo Lily – Miren la túnica y las bufandas, no tienen escudo. Recuerden que el escudo aparece mágicamente cuando el sombrero seleccionador dice a que casa vas, y las bufandas se tiñen del color de la casa a la que perteneces, y así con todo el uniforme...
Bueno, cuando despierte podríamos preguntárselo, ¿no? – dijo Connie, agarrando una camisa tirada.
¿Qué cosa? – dijo Alexandra.
Si este era su primer año de colegio – dijo Connie – He oído que algunas veces los padres no mandan a sus hijos a Hogwarts en primer año, que los educan ellos, especialmente si son hijos de altos funcionarios del ministerio de la Magia. O de repente se mudó de colegio, que sé yo, de repente iba a Durmstrang o a Beauxbatons, no sabemos...
Connie tiene razón – dijo Thelma – A lo mejor esperaba el tren y fue atacado por bandidos o algo así...
¿En el medio de la nada? – preguntó inquisitoriamente Remus. - ¿Por qué no fue a la estación?
Yo que sé, de repente le queda lejos, a mi no me preguntes – dijo Thelma, poniendo el caldero y todo lo demás que había encontrado en el baúl. Todos siguieron su ejemplo, y cuando creían que no había nada más que encontrar, cerraron la tapa, que casi se caía, del desvencijado baúl.
Es algo usual que los padres de los que van a Hogwarts hagan un baúl especial para sus hijos, especialmente los que son de familias antiguas. Al cerrar la tapa, se encontraron que había algo tallado en ella. Un gran escudo de armas, donde estaba representado, frente a lo que parecía una ventana muy adornada, un dragón de perfil que en algún tiempo parecía haber estado pintado de amarillo o algo así, y bajo cuyas patas delanteras estaba un libro. En un arco encima de la cabeza del dragón y rematando la parte superior de la ventana, decía "Vitam Impendere Vero", y debajo del dragón había una especie de recuadro en forma de cinta con movimiento, que en letras grandes y antiguas decía "DOLCAMARA".
Los chicos se quedaron mudos mirando la tapa. De repente la voz mandona de la profesora McGonagall los empezó a llamar.
¿Evans, ya terminaron? – le preguntó a Lily.
Si, profesora – le respondió.
Entonces acérquense, el tren está por marchar – les dijo McGonagall.
Todos se apuraron a subir al tren llevando el baúl e intentando de que nada se cayera de él. Cuando todos estuvieron a bordo, el maquinista, que después de que Madame Pomfrey lo curara y le dieran una taza de té caliente, se había recuperado y estaba listo para comenzar el viaje de nuevo. Habían acomodado al joven sobre un camastro en el vagón del carbón, debido a que si lo llevaban al vagón de los prefectos atravesando medio tren, toda la muchedumbre volvería a molestar como nunca.
¿No tuvieron problemas? – preguntó el Profesor Dumbledore.
No, creo que encontramos todo – dijo Remus.
¿Tenía varita? – preguntó de nuevo.
Si, aquí está – le dijo Connie, quien la había encontrado y puesto en el baúl, de donde la sacó y se la dio al profesor Dumbledore.
Perfecto – dijo el profesor – Apártense un poco, muchachos... – y sacó su propia varita y la acercó a la punta de la varita del desconocido - ¡Priori Incantatem! - exclamó.
Parecía que no iba a suceder nada, hasta que salió una nube delgada en forme de un rayo rojo que chocó contra una de las paredes del vagón sin hacerle nada.
Al parecer trataba de defenderse – dijo Dumbledore. - ¿No encontraron algo que pudiera identificarlo?
Solo el baúl – dijo Maggie, y entre todos lo acercaron a donde estaba el profesor Dumbledore, quién leyó las inscripciones que estaba talladas en él.
Muchas gracias muchachos por la ayuda – les agradeció Dumbledore – Pueden ir a sus compartimientos. Minerva, Poppy, debo ir al Ministerio a informar de lo sucedido. Este joven debe ser identificado.
Nosotros cuidaremos de él – dijo Madame Pomfrey.
Dumbledore asintió y luego desapareció. Los chicos, obedeciendo al profesor Dumbledore, fueron a sus compartimientos.
¿Quién creen que sea? – preguntó Alexandra de nuevo.
Al menos ahora sabemos lo que podría ser su apellido – dijo Lily – El nombre del escudo, "Dolcamara".
¿Potter, conoces a alguien con ese nombre? – preguntó Thelma, y dijo que no - ¿Y tu, Black? – éste también negó con la cabeza. – Bueno, si ustedes que son de familias antiguas no saben quien es este sujeto, entonces...
Bueno, no podemos conocer a todo el mundo – replicó James.
Ey, ¿Se dieron cuenta de que pasaron media hora con nosotros sin sermonearnos? – les dijo Sirius.
Y si quieres que siga sí no molestes – dijo Alexandra, y todas las chicas entraron en su compartimiento.
¿Te he dicho que eres un tonto, hermano? – le reprendió James.
Vamos, tu sabes que no iba a durar mucho – dijo Sirius.
Vamos al compartimiento, estoy reventado – dijo Remus.
Hace poco fue luna llena, no debes estar sintiéndote muy bien – le dijo James en voz muy baja.
Shhhh – le reprendió Remus – Aquí en el pasillo no...
¡La señora del carrito! – gritó Peter – Voy a ver si le quedan tortas de caldero...
Si es que queda algo del carrito – le dijo Sirius.
Y entraron a su compartimiento.
¿Quién será el misterioso joven? ¿Qué le habrá pasado para estar en el medio de las vías del tren? ¿Despertará algún día? ¿Será que sobrevivió algo del carrito para que Peter lo compre? No se pierdan el próximo capítulo de ¿: "Nuevo Año, Nuevas Preguntas"
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El rinconcito de Ceres
Donde están las respuestas a tus preguntas
Bienvenidos lectores! He aquí el segundo capítulo! Bastante mejor que el anterior, no? Y esta vez puse algo más conocido: "Ironic" de Alanis Morissette, porque me recordaba que siempre la vida te da sorpresas, al igual que el título "De bueyes perdidos y vacas encontradas". Bastante loco el título, verdad? Pero lo puse no solo porque suena gracioso, sino porque quiere decir que siempre que buscas algo encuentras otra cosa o que siempre puedes encontrar algo inesperado en el camino, lo que se aplicaba al hecho de que encontraran al amigo en las vías del tren (es un dicho bastante conocido hacia donde yo vivo)...
En cuanto al resto del fic, solo puedo adelantar que este será un año muy movido para las chicas y para los merodeadores... estoy tratando de que esto no sea una copia de los 356876654968564 fics que existen de los merodeadores (Para que no me demanden por copyright jaja)... así que si tienen alguna sugerencia, ya sea en músicas para los demás caps o para la historia en general pueden mandar un review apretando abajo (como ya saben, vamos no toma mucho tiempo...) o mandarme un mail a Estaré esperando sus comentarios y sugerencias! Ahora, a modo de curiosidad, la letra de "Ironic":
Ironic (Alanis Morissette)
An old man turned ninety-eight
He won the lottery and died the next day
It's a black fly in your Chardonnay
It's a death row pardon two minutes too late
Isn't it ironic... don't you think?
Chorus:
It's like rain on your wedding day
It's a free ride when you've already paid
It's the good advice that you just didn't take
Who would've thought... it figures
Mr. Play It Safe was afraid to fly
He packed his suitcase and kissed his kids
goodbye
He waited his whole damn life to take that flight
And as the plane crashed down he thought
"Well isn't this nice..."
And isn't it ironic... don't you think?
Repeat Chorus
Well life has a funny way of sneaking up on you
When you think everything's okay and
everything's going right
And life has a funny way of helping you out
when
You think everything's gone wrong and
everything blows up
In your face
A traffic jam when you're already late
A no-smoking sign on your cigarette break
It's like ten thousand spoons when all you need is
a knife
It's meeting the man of my dreams
And then meeting his beautiful wife
And isn't it ironic... don't you think?
A little too ironic... and yeah I really do think...
Repeat Chorus
Life has a funny way of sneaking up on you
Life has a funny, funny way of helping you out
Helping you out
Ah, y por cierto, no soy dueña de la letra de "Ironic" de Alanis Morissette, Los personajes de JK Rowling y el personaje "Alexandra Audrice Fagner" de MabruBlack, yo solo los uso por un ratito...
Nos vemos en el siguiente cap!
Ceres Shamandalie Valentine
