***

Hermione continuó abrazada a su pecho con el conocimiento de que bien podría ser esa la última vez que estaban tan cerca. El corazón le latía violentamente en el pecho al escuchar el suave murmullo de Draco, pero era incapaz de prestar atención a las palabras. Se sentía confundida. Cada vez que pensaba que todo había terminado, no hacía sino empezar de nuevo. Pero esta era la última vez. La lucha debía terminar.

Casi como adivinando sus oscuros pensamientos, él depositó un casto beso en su frente. Ella exhaló un suspiro imperceptible. La oscuridad empezaba a palidecer.

***

Podía saborear la victoria. Tenía un gusto dulzón bajo la sal amarga que parecía cubrirla. Su éxito significaría la devolución de su bien más amado: ella; su fracaso, sería su muerte.

Esta era la última tarea. Casi podía sentir la helada brisa de la libertad.

Amanecía. Con un sonido apagado apareció en el claro en el que Malfoy debía encargarse de la prisionera, y allí estaba. La inconfundible cabellera rubia de Draco Malfoy destacaba con toda claridad a la incipiente luz del nuevo día, pero el cuadro resultaba desconcertante. El joven Malfoy, parecía fundido en un abrazo que intentaba decir todo y detener el tiempo con la sangre sucia. El hecho era inaudito por dos razones: en principio la expresión del hijo de Lucius denotaba serenidad y alguna emoción sin nombre; cuando lo usual era su semblante inexpresivo, frío y guardado. Nunca había visto nada semejante en el joven; y en segundo plano, el hecho de que la mujer estuviera despierta implicaba que había mentido. Sólo la varita del chico Weasley podía haberla despertado.

Sintió que la sangre hervía en sus venas.

Con una coordinación asombrosa, Malfoy levantó la vista, y sus ojos grises refulgieron por un instante con una ira helada nunca antes vista antes de volver a su aspecto impasible. Soltó a su compañera con ademanes lentos y estudiados; sin perderlo de vista, la movió a sus espaldas escudándola con su cuerpo y mantuvo la mirada fija en el recién llegado.

-Después de todo, insistes en jugar según tus reglas. Pensé que ya habrías entendido que no puedes darnos la espalda. Hemos recuperado la fuerza y el poder. El ejército oscuro se alzará de nuevo y cuando eso suceda, aquellos que apoyan al viejo estúpido, morirán...-dijo el hombre con voz venenosa El joven rubio avanzó en su dirección sin el menor atisbo de emoción. La mujer se quedó de pie en el claro abrazándose para mantener la capa cerrada. Se veía sonrosada y sus labios enrojecidos, la mirada brillante, y un resplandor muye tenue parecía envolverla. La voz de Malfoy lo sacó de sus contemplaciones.

-Vine a hacer un trato contigo. Déjala ir y podrás disponer libremente de mí. Mi vida por la suya...

La propuesta lo sorprendió. A menos que hubiera un interés muy profundo del heredero de los Malfoy en la liberación de Granger, un interés que pudiera valer su vida; él no podía entender qué lo motivaba a ofrecer su vida por algo así. No creía posible que ella pudiera significar algo para Draco. Muchas mujeres mucho más bellas y de más noble ascendentes habían intentado poseerlo sin éxito. No veía qué interés podría tener él en una mujercita vulgar y desgarbada.

- Si eso es lo que quieres, debes entender que no hay vuelta atrás. Ella se va y tú me pertenecerás por completo.

El chico asintió con lentitud.

-Entonces está hecho. ¡Puedes irte, sangre sucia; vete antes de que cambie de parecer!

Draco no volteó a verla ni una sola vez durante el breve intercambio de palabras, pero cuando la orden fue definitiva, él la miró lacónicamente y murmuró 'Te amo' antes de volver la vista al frente. Ella corrió hacia el lindero del bosque sintiendo que lágrimas tibias corrían por sus mejillas. Las secó torpemente con el borde de la capa –que olía a él- y continuó corriendo a ciegas, buscando la salida del complejo laberinto de madera y tierra que se encontraba frente a ella.

***

-Espero que estés satisfecho. No murió hoy, pero has prolongado su agonía un día más.- Inclinándose hacia delante, levantó del suelo un pequeño saco de cuero, el mismo que había entregado a Draco junto con las instrucciones de su misión.- Es sorprendente ver que por una vez decidiste jugar al héroe; pero me temo que no te has dado cuenta de que ella era una simple herramienta y tú eres el verdadero fin. Ahora te has colocado voluntariamente en nuestras manos. Impensable, un error del gran Draco Malfoy ¿qué diría tu padre? Es cierto, no diría nada porque ahora es alimento de gusanos... –sonrió al ver el semblante pálido de ira de Draco- Debes saber que al final he obtenido lo que quería...

Aún sonriendo levantó la varita y la dirigió al joven rubio. Murmurando entre dientes el hechizo, del brazo derecho de Draco brotó un hilito de sangre; un nuevo movimiento de la varita hizo que parte del contenido del saco que el hombre sostenía en su mano formara un círculo arenoso alrededor de Malfoy. El joven no parpadeó.

La sangre y la arena comenzaron a mezclarse hasta disolverse en la tierra por completo. Draco sentía que un dolor indescriptible avanzaba de su brazo a su pecho; y mientras la oleada de agonía avanzaba, se daba cuenta, con horror, de que su cuerpo dejaba de responderle, pronto sus pensamientos empezaron a nublarse también. La llama de la desesperación lo impelió a tratar de rechazar esa invasión, a negarse, a repudiarla. Dio un paso al frente sintiéndose apenas dueño de su cuerpo.

-Es inútil Malfoy. Creo que has entendido lo que está pasando ¿no es cierto? Puedes seguir luchando, pero sólo retrasará el proceso y te provocará un padecimiento interminable. – Lo miró condescendientemente- No sufrirás por mucho tiempo, una vez que se haya disipado lo único que podría salvarte, dejarás de sentir dolor...- con una mueca burlona añadió como si acabara de ocurrírsele- A decir de verdad, dejarás de sentir en absoluto...

El dolor estaba siendo remplazado por el frío y Draco sintió el aguijonazo del miedo. Aún luchando contra el sopor, se llevó una mano al pecho y aferrándose al recuerdo de Hermione trató de evitar que el hombre encapuchado terminara el encantamiento. Respirar era cada vez más difícil y le parecía que estaba nadando en un río helado.

-Veo que lo entiendes. No durarás mucho tiempo. Las barreras de tu última defensa están por caer. Cuando tu voluntad sea opacada por completo, serás un títere en mis manos.- lo miró con despreció antes de continuar- espero que cualquiera que fuere la razón por la cual has aceptado entregar tu alma haya valido la pena.

Una carcajada tétrica y enloquecida fue lo último que Draco escuchó antes de que su mundo se sumiera en la más completa oscuridad.