El hombre caminó despacio hasta la mesa del anciano y tomó asiento.

-No esperaba encontrarte aquí-dijo levantando la vista de los pergaminos

-Lo s

-Espero que sepas que serás enviado a Azkaban sin mayor dilación-continuó el anciano con el semblante sereno y contemplativo

-Desde luego. Estoy cansado de huir. Sin embargo, antes de que procedas, me encantaría saber cómo te atreves a predicar algo en lo que no crees...-interrumpió mirándolo con sorna- Garantizas la vida, la libertad y la propiedad de unos a costa de otros...

-Era ese un mundo sin ley y la única forma de reformar las instituciones es creando la atmósfera de paz que se necesita...

-¿Sin importar que eso signifique jugar con la gente, sus esperanzas, sus sueños y sus sentimientos, Albus?

El semblante del anciano se oscureci

-... Creo saber por qué estás aquí, y te equivocas... yo sólo...

Con suma elegancia el hombre sacó de entre sus ropas una varita que colocó en la garganta del viejo.

-Suficiente. Has causado ya bastante daño. Espero que sepas que el camino al infierno está pavimentado por buenas intenciones. No eres sino un patético recuerdo de lo que fuiste una vez. Los años no pasan en balde... Señor Ministro...-añadió con una mueca despectiva- Las cosas cambian... y las vidas se extinguen...- levantando la varita susurró- Aveda kedavra...

El inerte cuerpo de Albus Dumbledore cayó al piso sin hacer ruido. Se veía frágil y cansado, y sin embargo, aún en la muerte, la expresión de su rostro denotaba un conocimiento y paz interior que ningún ser humano poseería jamás. Los fríos ojos claros del asesino recorrieron despreocupadamente la figura de su víctima. 'Un paso más cerca de la venganza' pensó 'En cuanto me deshaga de Granger seré libre...'

Ron levantó un libro con expresión triunfal.

-Tenemos una muy buena pista. Si pudiéramos sumar todos los eventos de los últimos meses, seguramente podríamos crear un cuadro de similitudes que nos permitieran tener un punto de partida para dar con Malfoy. Este libro me ha dado algunas ideas...

Harry levantó la vista de la pila de libros que estaba revisando.

-Bien, dime de qué se trata

-Seguro, escucha esto:

"Todos los seres humanos, sin importar su naturaleza, consiguen crear lazos que los unen y los comprometen de manera indefinida. Cada nueva experiencia, cada momento de dolor, cada sensación placentera, crea un eco, una imagen y un significado.

Los magos, a diferencia de los no-magos o muggles, pueden crear vínculos  físicos indestructibles a partir de las cosas más simples: intercambio de sangre, un hechizo malogrado, una deuda de vida y el amor.

Este tipo de magia, es a la vez una bendición y una carga para todos aquellos con sangre mágica. Se ha comprobado que las relaciones que los magos suelen tener entre ellos, no son tan abiertas ni tan desprendidas como las de los muggles, puesto que su misma naturaleza se ve comprometida durante una interacción estrecha. Sin embargo, cuando un mago une su sino al de alguien más –por amistad, deber, amor o accidente- esta unión se convierte en una espada de doble filo en que ambos quedan ligados al mismo destino.

El Ministerio de Magia decretó en 1897 que la práctica de este tipo de formas vinculación con fines no del todo lícitos serían penadas con la remoción de la magia del infractor, con lo que el vínculo creado se rompería en el acto. No obstante la sanción del ministerio, algunas formas de esta magia de alianza eran inevitables, como es el caso de los matrimonios (voluntarios o forzados) consumados, las deudas de vida o los percances."

Tal parece que podemos lograr encontrarlo utilizando a Hermione. Se supone que sus destinos quedan unidos, entonces... invariablemente se encontrarán de nuevo, es cuestión de tiempo...

-Desgraciadamente, Ron, el tiempo no nos sobra. Es peligroso que Malfoy esté sólo y más aún si los mortífagos consiguen reagruparse. No podemos seguir luchando...- Harry tomó el libro y lo revisó brevemente- Creo que olvidaste un párrafo

-¿Dice algo importante?

-No realmente:

"Las uniones amorosas representaban un grave problema, principalmente cuando se encontraba de por medio el sello de la virginidad de alguno o de los dos contrayentes, puesto que es en este primer encuentro que la magia natural fluye de manera más pura y crea los lazos más fuertes. Una atadura de esta naturaleza no se disuelve por ningún medio humano o mágico si ha creado otra vida y dura tanto como la vida del nuevo ser."

Aunque eso anula todo lo anterior. A menos que Hermione haya dormido con Malfoy, situación que es poco menos que imposible si consideras que sus sentimientos son algo reciente, me temo que estamos donde partimos.

Harry recorrió la estancia con la mirada mientras Ron tomaba otro libro.

-¿Has visto a Neville?

El pelirrojo levantó la vista del libro

-No, ¿por qué?

El chico moreno se encogió de hombros

-Es extraño, es todo.-mirando el reloj, se levantó de un salto- Más vale que me vaya, no quiero llegar tarde.

Ron asintió.

El hombre caminaba despacio, sin temor. Las aceras vacías y la neblina que opacaba el camino eran el velo perfecto para el crimen. Lo había pensado con cuidado y sabía que de no ser por la confesión de alguno de los otros miembros del extinto grupo, nadie podría encontrar la fuente de todos los eventos.

Caminaba despacio con la sonrisa bailándole en los labios y la mente concentrada en una imagen que no podía sacar de su cabeza. Una mujer. Pero no cualquier mujer, probablemente la mujer más inaccesible en la historia del mundo mágico... De no ser por que su naturaleza noble y confiada logró sobreponerse a las objeciones que su fría racionalidad estaba gritando. Se había enamorado del hombre equivocado y ese momentáneo desliz en que se vendió a sí misma sería su instrumento de ascenso al poder.

Imaginó por un momento sus labios sonrosados, las mejillas tersas y los ojos cerrados suavemente. Perdida en inocentes divagaciones entre sus sueños. Tibia. Delicada y curiosamente contrastante. Era una alusión viviente del equilibrio de fuerzas celestes y terrenas luchando por la supremacía en un cuerpecito desgarbado y extrañamente gracioso, inocente y seductor a un tiempo.

Podía acariciar su recuerdo con la mirada y sentir su cálido peso firmemente estrechado contra su cuerpo. Su vida era una constante promesa de justicia, de lo correcto, de los finales felices; y como tal una amenaza y un insulto a sus propósitos. Su sangre sucia, su falta de verdadera ambición y su apego por un mundo entorpecido y vil de seres que no merecían la vida, que gustosos la matarían de conocer su naturaleza, la convertían en un obstáculo importante. La había deseado desde que la vio placidamente dormida en una incómoda silla, y estuvo tentado a poseerla en cuanto la vio pequeña y vulnerable en la vieja cama del hostal. Cada vez que pensaba en ella sentía que el odio crecía en su interior. Debía encontrarla y doblegarla hasta tenerla a su merced y verla humillada en su lecho, desfogando así su ira. Quería verla derrotada... y entonces se la entregaría a.. el otro...

Una sonrisa amarga iluminó tenuemente su rostro exhausto. No le quedaba nada por perder y sin embargo, sus sueños de gloria se veían nuevamente sometidos a la voluntad de alguien más que lo utilizaba como un peón del que podía disponer a capricho.

No sería así por mucho tiempo.

Neville caminaba por la casa silenciosa buscando ordenar en su mente el torrente de información que se presentaba ante sus ojos. La noción del enemigo había dejado de ser clara. ¿De qué lado estaba Malfoy realmente? ¿Quiénes lo habían secuestrado? ¿Cuándo atacarían o qué esperaban? ¿Cómo sabían tanto?

Harry y Ron se afanaban abajo buscando toda clase de información útil o posible; mientras que él no había hecho nada salvo entorpecer su acción, como de costumbre. Sin embargo, ¿no había sido él el que consiguió las varitas que utilizaban desde que Malfoy se llevara las suyas? Desde luego, aunque ellos no lo sabían, eso también era obra de Ginny y Lavender. Suspiró. Accidentalmente había puesto al descubierto algo que Hermione no estaba dispuesta a discutir y que probablemente no podía entender o explicar del todo. Hasta cierto punto no podía menos que sentirse parcialmente responsable por la sombría mirada de la chica y su oscuro silencio.

No se necesitaba ser un genio para saber que no había hecho sino complicar las cosas desde que llegó. Subió las escaleras en silencio. Trataría de ser útil asegurándose de que Hermione estuviera bien. Dormía en su habitación, y Neville esperaba sinceramente que su temporal desconexión del mundo real restaurara sus fuerzas y su fe trayéndole nuevas esperanzas con la luz de la mañana.

Caminando hacia su puerta, escuchó sonidos apagados. Tocó con suavidad y esperó por una respuesta antes de entrar. Hermione, ligeramente temblorosa le abrió la puerta.

-...Neville...-comentó indicándole que pasara y cerrando la puerta tras de él

-¿Hermione? ¿Qué pasó?-preguntó preocupado al verla mucho más pálida y cansada de lo que había estado cuando subió hacía algunas horas

Ella meneó la cabeza. El joven, comprendiendo que trataba de guardar un secreto muy pesado para ella, insistió:

-Sé que estás preocupada por algo muy serio y que temes decírselo a Harry o Ron. No puedes ocultarlo por mucho tiempo. Terminaría por destruirte. –notó que el semblante de su amiga palidecía por instantes, comprendiendo añadió- Se trata de Malfoy ¿no es cierto?

Por un instante Neville temió que volviera a encerrarse en su mutismo, pero ella asintió lentamente. Sintiéndose un poco más confiado, el chico la tomó con suavidad de la mano y la miró comprensivamente a los ojos

-¿De qué se trata Hermione?¿Qué podrías decirles que resulte más difícil de aceptar que su más grande enemigo te ama?

Ella levantó el rostro y lo miró atentamente. El rostro de Neville era muy honesto y reflejaba claramente lo que sentía o pensaba. La tez blanca y el cabello castaño del hombre no habían cambiado en todo el tiempo que tenía de conocerlo, era más alto y delgado, sin embargo tenía una constitución robusta e irónicamente imponente. Desde los tiempos de Hogwarts ella sentía particular afecto por el rollizo y torpe jovencito, y mirando las profundidades de sus ojos castaños que la observaba expectantes, supo que podía confiar en él. Exhaló un suspiro y con una sonrisa nerviosa tomó sus manos.

-Neville... yo, correspondo su afecto y... tenemos que encontrar a Malfoy...

Harry observó las calles atiborradas de gente estática y murmurante sin acabar de comprender el motivo de su exaltación. Llevaba prisa, y conforme trataba de avanzar hacia el centro de la ciudad, parecía que la gente conglomerada era cada vez más. Sentía el cuerpo cansado debido a las horas de extenuante búsqueda y constante preocupación. Debía ver a Dumbledore y encontrar tantas pistas como fuera posible para dar con Malfoy. No quería volver con las manos vacías. Hermione merecía saber qué le esperaba.

Conforme se acercaba a Bradbury's, uno de los lugares más pintorescos de centro de Londres, se dio cuenta de que diversos representantes de medio de comunicación, curiosos, aurores y miembros del ministerio rodeaban el pequeño local. Sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo, se abrió paso a empellones entre protestas y rostros molestos hasta llegar a una mesa que parecía ser el centro de atención de todos los allí presentes.

Lentamente, aún sin dar crédito por completo a lo que sabía que estaba pasando, se aproximó a la figura de un hombre encorvado tras algunas sillas. Sostenía delicadamente en su mano enjoyada el borde de una sábana blanca que colocaba sobre lo que era a todas luces un cuerpo.

Sintió la boca seca y un puño helado en el estómago al reconocer al hombre que acababa de ser cubierto por el lienzo. El hombre al que buscaba. El hombre que debía estar allí cómodamente sentado hablando con él. Albus Dumbledore.

No supo cuánto tiempo contempló la sábana con expresión entre dolida y ausente hasta que una mano suave se apoyó contra su hombro. La misma mano que había cubierto el rostro de su mentor.

-Harry, no vale la pena preocuparse por esto. Encontraremos al criminal y la justicia se ejercerá en su contra...

El joven salió de su trance sorprendido por el tono paternal y ligeramente jovial de la voz del hombre. Aún sin dar crédito a sus oídos, se dio la vuelta lentamente para observar de frente al mismo hombre que hacía meses creía perdido para el mundo mágico....

Despertó agitado en medio de una oscuridad húmeda y vacía. La capa negra colgada sobre la silla al lado de la cama y lo que parecían los restos de una comida frugal eran los únicos indicios de vida que tenía la habitación. No recordaba en qué momento se había quedado dormido, sin embargo, tenía el vago sentimiento de que algo estaba mal, muy mal...

Se levantó dolorosamente del lecho destartalado y empezó a registrar el lugar. No tenía una idea muy clara de porqué se encontraba en un lugar tan inmundo ni de cómo se suponía que podría salir, o de salir a dónde iría; sin embargo, una voz en el fondo de su mente repetía incansable que debía escapar porque alguien estaba en serio peligro. Lo que no sabía era quién podría necesitarlo tan desesperadamente o en dónde empezar a buscar. De hecho, no podía recordar quién era.

Probablemente ese era su punto de partida. Se sentó en el suelo tratando de ordenar sus pensamientos por encima de la confusión y la apatía imperantes para dilucidar quién era y qué estaba haciendo allí. La misma voz de hacía unos momentos parecía estar diciendo algo, pero era como si se encontrara tras una puerta sin llave; por más que se esforzaba en identificar la fuente de ese ruido en concreto, no podía hacer que las palabras adquirieran sentido.

Se concentró en ellas por algunos minutos hasta que un nombre, Su nombre, fue claro y la misión que tenía quedó grabada en su mente aunque no podía comprender qué significaba: él era Draco Malfoy y debía encontrar a Hermione Granger a toda costa...

Neville asintió lentamente sin entender del todo la petición que Hermione acababa de formular.

-¿Por qué podrías quererlo de vuelta?¿No recuerdas que nos traicionó? Nadie sabe si vive o si desea ser encontrado...

-Tuve... –Decidió conservar el sueño para sí, de manera que lo cambió por una media verdad- Una corazonada antes de que llegaras, sé que volveremos a encontrarnos...

Él pareció meditarlo por unos instantes

-Es muy probable que esté muerto –mencionó con suavidad mirándola a los ojos, ante su asentimiento, prosiguió- ¿Entiendes que no será fácil o placentero dar con él? No sabemos a qué tendremos que enfrentarnos.

-Sí. Lo entiendo; pero es un riesgo que quiero correr, algo que debo afrontar. -Respondió con la mirada perdida, imágenes del sueño volviendo ante sus ojos

-¿Puedo saber cuál es tu interés en todo esto?

-Yo... –respiró hondamente- No creo que sea prudente, Neville...

El chico asintió de nuevo.

-Sabes que de haber vuelto con los mortífagos, él volverá por ti...- la miró con seriedad- No puedes esconderte, y no sé hasta que punto podamos protegerte. No importa si alguna vez sintió algo por ti. Esa parte de él probablemente está muerta y enterrada. -La observó con tristeza. –Los chicos deben estar abajo. Si te sientes mejor, podríamos pensar en lo que haremos ahora. Antes de saltar a conclusiones precipitadas debemos saber qué ha pasado con Malfoy.

Hermione sonrió apagadamente y lo siguió dócilmente hacia las escaleras. 'El profesor Dumbledore siempre tenía una buena razón para hacer las cosas. La guerra terminó ya y sin embargo Hermione no ha podido encontrar la paz. Siempre creí que Albus tenía la respuesta correcta a todo, pero ¿y si se equivocó respecto a ellos? ¿Y si este encuentro terminara en tragedia? Tenía buenas intenciones, pero hay veces en que no podemos luchar contra el destino...' Pensó Neville viéndola por el rabillo del ojo.

Al llegar a la sala, encontraron a Ron tomando algunas notas de un libro. Sintiendo su presencia, levantó la cabeza y les sonrió.

-Me alegra verlos. ¿Te sientes mejor? –Preguntó volviéndose a Hermione. Ella asintió levemente y sonrió ampliamente a su vez. Con tono jocoso al ver que su mejor amiga parecía repuesta, el pelirrojo añadió- Tal vez puedan ayudarme a sacar algunos datos antes de que vuelva Harry

Hermione lo observó con curiosidad

-'¿De que vuelva Harry?' –entrecerró los ojos suspicazmente- ¿A dónde fue y porqué no estaba enterada?

El rostro de Ron se volvió de un color rojo encendido

-Fue a ver a Dumbledore –respondió en voz baja- No queríamos decirte nada hasta tener una pista segura para no darte falsas esperanzas...

Ella se veía decididamente furiosa

-¡Todos aquí me tratan como si fuera incapaz de tomar decisiones o de entender lo que pasa a mi alrededor!-gritó- ¡Creen estar haciendo lo que es mejor para mí y sin embargo no dejan de excluirme! ¡¡Se trata de MI vida!! ¡¿Acaso nadie lo comprende?!-Temblaba de ira.

Ron intentó arreglar las cosas.

-Es cierto, debimos consultarte...-'Odio cuando Malfoy tiene razón' añadió mentalmente- Pero antes de que decidas tomar cartas en el asunto por ti misma, podrías esperar a que Harry volviera. Cuando tengamos información concreta, puedes determinar el curso de acción... –La miró expectante

Hermione, dándole la espalda, asintió levemente. Podía tardar un poco, pero definitivamente, haría algo.