Un murciélago entre magos
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Parte 2
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Habían llegado las vacaciones de fin de año, así que Bruce decidió dejar sus investigaciones sobre Voldemort y volver con su familia. No podía esperar volver a ver a su hermana, nunca antes habían estado separados tanto tiempo.
Sonrió cuando vio a sus padres y a Hermione esperándolo en la estación 9 3/4. Bajó del tren junto a los gemelos Weasley (Lee se había quedado en Hogwarts). -Vengan, quiero presentarles a mi familia.
George sonrió al ver a los Granger. -Vaya, no mentiste cuando dijiste que eran muggles.
Bruce frunció la nariz. -¿Qué se supone que significa eso?
Fred se rió. -Nada, nada... es solamente la ropa que usan.
Llegaron hasta donde estaban los Granger, la madre de Bruce lo abrazo. -Bienvenido a casa.
Bruce se sonrojó y se quitó a su madre de encima. -Hola, Hermione, mamá, papá... estos son George y Fred Weasley, mis... mejores amigos.
El padre de Bruce asintió y le tendió su mano a George, quien era el Weasley más cercano a él. -Gracias por hacer sentir a Bruce como uno de ustedes, nos habló de ustedes en sus cartas.
George se rió. -Bueno... la verdad Bruce es quien nos ehh...
Fred continuó la oración de George. -'tranquiliza' un poco... por lo general es la voz de nuestra conciencia...
George se llevó la mano al mentón. -Todavía no estamos seguros de que sea bueno, pero igual, nos divertimos.
De pronto llegó corriendo una señora regordeta y pelirroja, gritaba los nombres de George y Fred como loca. Bruce no tuvo que pensarlo dos veces para darse cuenta de que se trataba de la madre de los gemelos.
Llegó hasta donde estaban los Granger y luego respiró pesadamente. -¡Me tenían preocupada! ¿Quienes se creen que son para irse por ahí sin primero ver a su madre?
Bruce arqueó una ceja ante la mujer. Luego miró detrás de ella y vio a un hombre pelirrojo que la seguía, caminando junto a Percy, obviamente era su esposo. -Perdón, es que quería presentarlos a mis padres.
George y Fred sonrieron y se pusieron firmes, con la mano en la sien, como militares. -¡Sí, señora, mamá, señora!
Los padres de Bruce saludaron a los de los gemelos. -Perdonen, es culpa nuestra... queríamos conocer a los amigos de nuestro hijo.
Bruce miró confundido a su padre, no había sido su culpa que la madre de los Weasley se preocupara por nada. Suspiró, dándose cuenta de que el muggle adulto simplemente estaba siendo amable.
La mujer parpadeó repetidas veces. -¡Oh! Deben pensar que soy una tonta, soy Molly Weasley, encantada...
-Dan Granger -respondió el padre de Bruce sonriendo. -Y esta es mi esposa, Marianne Granger y mi hija, Hermione Granger.
El padre de los Weasley miró a Bruce con interés. -Ah, entonces tú debes ser Bruce Granger, ¿verdad? ¡Y tus padres son muggles!
-¿Algún problema con serlo? -preguntó Hermione, a medias de manera inocente, a medias ácidamente.
El hechicero adulto se sonrió. -No, al contrario, soy lo que se puede decir un fan de los muggles, colecciono todo tipo de cosas de ustedes. De cualquier manera... entiendo que su hijo ha sabido controlar un poco a mis dos bromistas, somos nosotros quienes deberían agradecerles.
Marianne Granger sacudió su cabeza. -No hay de qué, Bruce es así.
Percy tosió llamando la atención. -Creo que ya deberíamos irnos, tengo que hacer unas tareas que me encargó la Profesora McGonagall, dice que si sigo así seré prefecto sin lugar a dudas.
Fred le sacó la lengua a Percy. -Nuestro pequeño y audaz marinerito, ¡Percy Weasley! El más grande y aburrido ególatra que el mundo jamás haya conocido.
Molly frunció el ceño ante el comentario de Fred, luego le dedicó una sonrisa a los padres de Bruce. -Nos vemos.
Dan asintió sonriendo. -Nos encantaría que vinieran algún día de las vacaciones de los chicos a cenar.
Arthur pareció excitado con la invitación, saltó delante del padre de Bruce y le tomó ambas manos y las sacudió de arriba abajo. -¿De verdad? ¡Excelente! Entonces la mejor fecha sería el Cuatro de Enero, así Bruce podría venir a nuestra casa luego y lo llevamos a Hogwarts por ustedes.
Dan parpadeó cuando Arthur le soltó, de pronto pensó que no fue buena idea invitar a los Weasley, sin embargo, decidió seguir siendo amable. -¿De verdad? Gracias, nos facilitaría mucho las cosas.
-¡Hasta entonces! -saludó Arthur al tiempo que colocaba una mano sobre el hombro de George y Fred y con un 'pop' desaparecieron.
Molly sonrió a Bruce y Hermione. -Ha sido un gusto -y entonces colocó su mano sobre el hombro de Percy y de la misma manera que los gemelos y el padre, desaparecieron.
Los Granger (Menos Bruce) parpadearon repetidas veces, al no estar familiarizados con ver magia... luego recordaron a que escuela iba Bruce. Hermione más que sorprendida parecía excitada, como con ganas de que ya fuera 1991 para poder ir ella misma al colegio.
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Bruce estaba feliz a medias. Le encantaba estar con su hermana... pero le estaba empezando a cansar por la cantidad de preguntas que hacía con respecto a la magia.
Hermione, sin embargo, decidió dejar la pregunta más obvia para el final. -Y dime... ¿Ya has aprendido algo de magia? -preguntó, obviamente con intenciones de que Bruce le mostrara lo que sabía.
Bruce se encogió de hombros. -Sé magia, pero no puedo hacer nada fuera de Hogwarts, leyes del Ministerio de la Magia.
La cara llena de expectación de Hermionese convirtió en una de disolución. -Pero entonces... no habría problema si yo hago magia, ¿verdad?
Bruce arqueó una ceja ante la pregunta. -Pues... no estudias en Hogwarts, supongo que no... pero igual, no es seguro. ¿Y qué magia podrías hacer?
Hermione se mordió el labio. -Estoy segura de que sé hacer un par de hechizos básicos, pero sin varita... -comentó mirando de reojo la varita de Bruce, que estaba sobre su mesa de luz.
Bruce se recostó en su cama y miró a su hermana con una mueca. -No te voy a prestar mi varita. Vas a tener que esperar a que llegue tu carta para ir a Hogwarts, Dumbledore dijo que tenías magia...
Hermione dio un salto. -Claro que tengo magia, si no fuera así no habría hecho levitar mi torta de cumpleaños.
Bruce parpadeó. -No me habías hablado de eso... -luego pareció recordar algo. -¡Casi lo olvido! -exclamó saltando fuera de su cama y corriendo hasta su baúl. Lo abrió y sacó unas cuantas cosas tirándolas hacia su costado. Finalmente encontró lo que buscaba. -Compré esto, lo vi en el Daily Prophet y supe que era para ti. -Comentó levantando un objeto que Hermione no podía ver porque la espalda de su hermano le bloqueaba la vista.
La niña saltó sobre Bruce queriendo ver de qué se trataba. -¡Es una varita! -gritó esperando que así fuera. Sin embargo, frunció el ceño al ver que era un libro... pero su decepción desapareció cuando notó que se trataba de un libro de técnicas de estudio mágicas.
Bruce le sonrió. -¿Te gusta? Regalo de cumpleaños retrasado.
Hermione abrazó a su hermano. -Lo voy a leer esta noche.
Bruce formó una mueca en su rostro. -Pero si mañana es navidad... ¿Te vas a quedar toda la noche leyendo?
-¿Toda la noche? -murmuró confundida la niña mirando el libro, parecía tener unas cuatrocientas páginas. -Leo esto en un par de horas.
Bruce rió ante la niña. -Supongo que tienes razón... debes ser la niña de diez años más obsesionada con los libros de toda Inglaterra.
Hermione se sonrojó. -¿Seguro? Bueno, me gusta leer.
Bruce volvió a su cama. -Esa eres tú -comentó cerrando sus ojos. Hermione se quedó pegada al libro, dándole oportunidad al muchacho de dormir.
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La navidad fue agradable. Sus padres le habían regalado ropa abrigada. Hermione entretanto le había dado una piedra redonda... la cual brillaba de una manera demasiado curiosa para venir de una tienda muggle.
Bruce frunció el ceño ante su hermana. -Hiciste magia, ¿verdad? Te dije que no tocaras la varita... me puedo meter en problemas.
Hermione sacudió su cabeza repetidas veces. -La compré por encargo. Es para sentirse cómodo con cualquier temperatura.
Bruce arqueó una ceja. -En otras palabras, calienta el cuerpo cuando hace frío y lo enfría cuando hace calor.
La niña asintió y luego abrió su regalo, estaba en una caja de tamaño pequeño, era un papel. Lo leyó y saltó de felicidad. -¿Esto es lo que pienso que es?
Marianne, la madre de los chicos, le sonrió con amor. -Un vale por una varita mágica, mañana iremos a comprártela, ¿está bien?
Bruce frunció el ceño mirando el vale sobre el hombro de Hermione. -¿Están seguros de comprársela? Ella es chica.
Hermione se dio vuelta y le dedicó una mirada asesina a su hermano. -¡No te atrevas! ¡No hay reglas contra tener varita antes de ir a Hogwarts!
Bruce se encogió de hombros. -Supongo que tienes razón. No había nada de eso en 'Hogwarts, una historia'... de hecho creo que había algo por ahí sobre niños que ya tenían varitas desde antes de recibir la carta... igual, eres chica, no sabes nada de magia.
El padre de los chicos frunció el ceño. -¿Es peligroso? -le preguntó a Bruce.
El chico se encogió de hombros. -Puede ser, depende de lo que haga con ella.
Hermione dio un salto levantándose de golpe, parecía desesperada, a punto llorar. -¡Prometo no hacer nada peligroso! ¡De cualquier manera para hacer magia avanzada primero hay que saber lo básico! Apenas y sé lo básico.
Bruce soltó un bufido. -No creo que sepas lo básico.
Hermione rió de manera burlona. -Apuesto a que sé casi tanto como tú.
Bruce suspiró. -No me vas a engañar para que te muestre magia, no voy a ceder.
Su hermana se mordió el labio. -Cuando tenga mi varita te voy a mostrar...
Bruce bostezó. -Pues... es ilegal hacer magia fuera de Hogwarts si eres menor de edad.
La discusión siguió así durante varios minutos, hasta que al final los padres de los chicos decidieron no comprarle a Hermione una varita hasta haber cumplido los once años cuando menos. Esto no le agradó a ninguno de los niños, a Bruce porque Hermione tendría todo un año de varita antes de Hogwarts y a Hermione porque le faltaban bastantes meses para cumplir los once.
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El tres de enero Hermione arrastró a Bruce al callejón Diagon. Más que nada para comprar libros en Floirsh & Botts.
Bruce suspiró ojeando algunos libros que Dumbledore le había recomendado sobre Voldemort (Libros que no estaban en Hogwarts por algún motivo). Parpadeó repetidas veces al ver la última copia de uno de los libros, el único que estaba en la librería: 'Mortificantes Mortifagos'. Básicamente era un libro de unas seiscientas páginas con estudios de casos sobre los diferentes Mortifagos que habían sido descubiertos, Voldemort también iba incluido, curiosamente le llamaban por todos sus nombres. El libro era de tapas duras y lleno de polvo.
Batman disfrutaría leer aquél libro... seguramente podría aprender una o dos cosas sobre los criminales mágicos. Y con un poco de suerte tendría un lugar de donde empezar para combatirlos.
Bruce esperó media hora hasta que se cansó de esperar a que Hermione se decidiera, tomó el brazo de la chica y le quitó los libros que llevaba encima. Ojeó los títulos y luego devolvió dos a sus estantes. -Solamente tenemos dinero para comprarte dos libros.
Hermione se mordió el labio. -¿Y el libro que llevas encima?
Bruce sonrió. -No es para niñas de diez años.
La chica giró la cabeza y leyó el titulo. -¿Mortifagos? ¿Qué es eso?
El hermano mayor suspiró, se acercó al encargado y pagó los libros. Cuando salieron respondió. -Son asesinos, más adelante vas a saber sobre ellos, seguro.
Ella se llevó las manos la espalda. -¡Asesinos! ¿Y por qué lees sobre personas así?
Batman se sorprendió ante la reacción de Hermione... sin embargo, no iba a detenerse cuando se trataba de aprender cómo los criminales se mueven. Pero... obviamente no estaba dispuesto a discutir ese tipo de cosas con su hermana. Así que se quedó callado.
Estaban caminando casi sin rumbo, pero Bruce se detuvo al ver la tienda de mascotas... un animal enjaulado a plena vista le interesó. -Guau... -murmuró acercándose a la vidriera.
Hermione miró el animal con aburrimiento. -Ahora sé porque lees sobre asesinos, estás loco.
Bruce le sonrió y le acercó el libro sobre Mortifagos. -Tenme esto un momento, ya vuelvo.
La chica parpadeó repetidas veces. -¡No pensaras comprar ese animal! ¿verdad?
Bruce asintió y entró corriendo a la tienda. Minutos después salió con una jaula que contenía un... murciélago blanco. -La dueña de la tienda dice que tiene las mismas funciones que una lechuza, pero es bastante más elegante en mi opinión.
Hermione miró al animal horrorizada. -¡Es horrible!
Bruce se encogió de hombros. -Míralo bien... no es un monstruo, además me cae bien.
La chica suspiró. -Supongo que no se ve tan mal... ese color es raro, ¿qué tipo de murciélago es?
Bruce se encogió de hombros. -Es un tipo de vampiro sudamericano, supuestamente tiene alguna que otra cualidad mágica. ¿Le pones el nombre?
Hermione arqueó una ceja. -¿Dijiste vampiro? Bueno... supongo que Chiroptera le va. -Comentó citando el nombre científico de los murciélagos.
Bruce se rió. -Eres una enciclopedia parlante, ¿sabías? -comentó comenzando a caminar para irse de el callejón Diagon.
Hermione sonrió. -¿Pero si entendiste lo que dije... no eres también una enciclopedia parlante?
Él se limitó a gruñir en respuesta, aceleró el paso. Estaban junto a la tienda de varitas de Ollivander... y no estaba de humor como para discutir con ella al respecto. Afortunadamente, Hermione parecía metida en su propio mundo como para preocuparse de ver su alrededor.
-¿Qué tal Nightwing?
Batman hubiera abierto sus ojos como huevos al escuchar el nombre que escogió la niña. –¿Night… wing?
Ella asintió, no entendiendo el motivo por el cual él parecía 'asustado'. –Me parece un buen nombre, aunque también le podría ir 'Whitewing' teniendo en cuenta su color.
Bruce sacudió su cabeza negativamente. –Se llama Nightwing, lo escogiste, es el destino -murmuró acercando su mano a la cabeza del animal, lo acarició y, para sorpresa de Hermione, Nightwing no mordió.
La niña miró detenidamente al animal. -Es más inteligente de lo que parece... o tal vez sea más tonto de lo que parece.
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El cuatro de enero, día anterior al regreso a Hogwarts, los Weasley visitaron a los Granger para cenar. Los Granger obviamente se vieron sorprendidos cuando los Weasley visitaron con los tres chicos que iban a Hogwarts... y otros dos más pequeños.
Marianne no sabía qué hacer. -Perdonen pero... no hice suficiente comida para todos -comentó mirando a los Weasley más pequeños.
Molly se sonrió. -No se preocupe, yo lo arreglo -comentó entrando a la cocina, con un movimiento de su varita la comida se multiplico -una de las tantas ventajas de la magia.
Marianne asintió lentamente, no del todo segura de que estaba complacida de que la bruja se metiera en su cocina. Sin embargo, suspiró, realmente quería agradarle a esa gente, después de todo los gemelos eran buenos amigos de su hijo.
La familia de magos se caracterizaba por una cosa más que cualquier otra: Eran extraños. Muy extraños. O por lo menos lo eran para Marianne y Dan Granger. Hermione estaba indecisa, principalmente quería hablar con Ron y Ginny sobre magia y cosas por el estilo, pero ninguno de los dos parecía saber mucho sobre el tema más allá de lo que ella conocía.
Bruce descubrió a los gemelos colocando una poción extraña en la bebida de Percy el monologo Hermione, maravillado de cómo una hija de muggles pudiera hablar casi como un profesor. Los gemelos se reían por lo bajo y caminaron hasta donde Bruce.
-¿Qué le pusieron al jugo? -preguntó Bruce con tono autoritario, arqueando una ceja.
Fred abrió los ojos como huevos. -¿Pero de qué hablas?
George asintió, asiéndose el ofendido. -¡Nosotros no tocamos el jugo de Percy!
Bruce se cruzó los brazos. -No, simplemente vertieron una poción en el jugo... saben, dudo que Percy caiga en semejante broma, el color de la bebida cambió a morado...
Fred se rió por lo bajo. -¿Y qué?
Bruce desvió la mirada. -Es jugo de naranja.
De pronto el rostro de Percy se volvió azul, todos se le quedaron mirando confundidos. Percy, sin embargo, no se había dado cuenta de lo que había sucedido. Solamente cuando la casa estalló en risas se enteró de lo que había sucedido.
Ron se acercó a los gemelos y Bruce. -¿Ustedes hicieron eso? -preguntó con una sonrisa.
Fred miró al techo. -No, Ronnie, fue el hada de los zapatos.
El resto de la cena pasó más tranquila. Después de todo Molly reprendió a los gemelos y los amenazó con dejarlos sin comida durante una semana. Por supuesto, Fred y George sabían que no podía hacer eso, teniendo en cuenta que al otro día iban a Hogwarts... pero de todas maneras decidieron calmarse y disfrutar del Pato a la Naranja.
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Cuando regresaron a Hogwarts Bruce descubrió que no podía tener a Nightwing en la pajarera... lo pareció lógico, teniendo en cuenta de que el animal era un vampiro. Probablemente se hubiera comido un par de lechuzas. Así que tuvo que tenerlo en la habitación de los alumnos de primero, lo cual le vino bien, así lo veía siempre.
La segunda mitad del año se la pasó leyendo y releyendo el libro sobre los mortifagos, creando teorías y perfiles. Encontró un par de incoherencias en algunas de las sentencias para ciertos presos en Azkaban.
Como no quería retrasarse en sus estudios, pero aún así quería estudiar sobre los criminales del mundo mágico... tuvo que dejar por un tiempo de juntarse con los gemelos Weasley para hacer payasadas. Curiosamente ellos no le preguntaron el motivo por el cual ya no se juntaba tanto con ellos para salir de noche y hacer quién sabe qué.
Una noche, estaba en la sala común de Gryffindor preparando un trabajo para Pociones... y se sorprendió al escuchar las voces de los Weasley en la oscuridad. Ellos no le vieron. Caminaban a hurtadillas, y llevaban sus varitas encendida con Lumos (sin embargo no era un hechizo lo suficientemente brillante como para permitirles ver hacia delante, no parecía tener utilidad).
Entrecerró sus ojos, no se suponía que debían hacer eso. Dejó sus cosas de lado y caminó siguiéndolos. No hacía sonido alguno, parecía un ninja. -Veamos que travesura tienen planeado hacer... -murmuró para sí mismo.
A Batman sin embargo le aburría la sola idea de seguir a un par de niños traviesos. Pero veía una utilidad práctica para el aprendizaje de Bruce, seguir a un criminal sin que este se de cuenta del hecho es clave para todo detective. Especialmente para un detective 'ninja'.
Los gemelos parecían caminar en círculos a veces... sin embargo, nunca se encontraban ni con Flich ni con ningún profesor. A Bruce le parecía raro... parecía como si los hermanos supieran dónde estaba cada persona. Tragó saliva cuando los dos se detuvieron en una esquina. Se ocultó detrás de un pilar.
Los hermanos parecían estar hablando entre ellos. Se dieron vuelta y Bruce pudo distinguir un par de sonrisas burlonas. -Sabemos que estás ahí.
Cerró los ojos. ¿Había hecho algún error acaso? No... estaba seguro de que no se trataba de eso... Batman aseguraba que no había hecho ruido alguno. ¿Entonces cómo supieron los gemelos que él estaba ahí?
Batman llegó a dos conclusiones:
La primera: No sabían que estaba ahí, simplemente lo imaginaban.
La segunda: Sabían que estaba ahí, pero no por un error de él, sino por un medio mágico que él desconocía.
-¡Vamos! Sal de ahí, te escuchamos hace un momento -comentó Fred levantando la voz.
Bruce entrecerró sus ojos. Estaba seguro de que, en condiciones normales, Fred no hubiera hablado tan alto teniendo en cuenta el peligro de que Flich estuviera cerca. Batman había llegado a una conclusión, la segunda era la verdad.
-¿Están usando algún artefacto mágico? -preguntó Bruce saliendo de su escondite.
Los gemelos murmuraron algo y luego caminaron hasta donde estaba Batman. -¿Qué dices? -preguntó George al tiempo que ocultaba algo detrás de su espalda.
Bruce miró la mano de George con sospecha. -¿Qué traes ahí?
Fred frunció el ceño. -Ya pareces un prefecto Bruce, ¿importa lo que tenga George ahí?
Bruce asintió. -Es algún artefacto que les permite saber donde están las personas, o algo por el estilo.
Los gemelos se miraron el uno al otro. -¿Cómo...? -murmuraron al unísono. Luego suspiraron. George le pasó a Bruce un pergamino en blanco.
Bruce lo miró con interés. -Esto... está en blanco.
Fred suspiró, como derrotado. -La verdad, no sé como te das cuenta de algunas cosas...
Bruce levantó la cabeza. No estaba seguro de si su comentario era sarcasmo por decir algo obvio, o afirmación honesta por descubrir que tenían un objeto mágico. -¿Cómo funciona?
George tomó el pergamino de vuelta y levantó su varita. -Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.
De pronto se formó una especie de carta de presentación en el pergamino... y luego éste se convirtió en un mapa. Bruce le arrebató el objeto al Weasley y frunció el ceño. -Esto es un mapa de todo Hogwarts... aquí estamos, cuarto piso. Oh, oh.
Fred miró sobre el hombro de Bruce el mapa. -¿Oh, oh?
Bruce comenzó a caminar rápidamente hacia la torre de Gryffindor. -Síganme, McGonagall.
Los gemelos corrieron tras él. -Oye, el mapa es nuestro.
Bruce asintió y le alcanzó el mapa a Fred. -¿Dónde consiguieron algo así? Puede ser peligroso, ¿saben?
George desvió la mirada. -Flich... pero mejor hablemos después, ahora es mejor escapara de McGona..
De pronto una figura los detuvo. -gal? -terminó por ellos, la profesora McGonagall. -¿Qué hacen afuera a estas horas? ¡Tienen suerte que no los encontró Snape!
Fred tragó saliva y colocó el mapa a sus espaldas, luego George murmuró unas palabras tocando con su varita el pergamino. El mapa desapareció, dejando lugar a nada. Bruce no pudo contenerse de sonreír ante la audacia de los hermanos de hacer eso frente a una persona de tan imponente presencia como McGonagal.
-¿Y bien? -espetó ella mirándolos a los ojos. -¿Qué hacían andando por los pasillos a estas horas?
Bruce dio un paso al frente. -Quería entrar en la sección prohibida de la biblioteca... Fred y George se ofrecieron para ayudarme.
McGonagall miró a Bruce de tal manera que sus ojos parecían dagas. -Me decepciona, Granger... y ustedes dos, ya me tienen harta. Mañana vayan con Hagrid, se le escapó una mascota y planea buscarla por la mañana.
Fred levantó la vista. -¿Por la mañana?
La profesora asintió. -Entiendo que luego de Defensa tienen dos horas libres.
Los gemelos Weasley le dedicaron miradas asesinas a Bruce, quién simplemente sonreía fingiendo no saber porque estaban enfadados.
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Los tres se vieron frente a la cabaña de Hagrid, poco antes de las doce de la mañana. Los hermanos Weasley no parecían estar muy felices con el asunto, pero aun así sonreían.
Fred tomó a Bruce por el cuello, jugando. -Si hubieras salido más rápido podríamos haber escapado de McGonagall.
Bruce sonrió. -Tal vez, supongo... y si le hubiera dicho que ustedes estaban haciendo una de las suyas probablemente estarían metidos en los pasillos limpiando como Elfos.
-Bien, vemos tu punto. Por lo menos esto puede ser divertido.
De pronto la puerta de la cabaña de Hagrid se abrió y salió el enorme hombre. Miró a los tres y les sonrió. -Entiendo que están aquí para ayudarme a encontrar a Fluffy.
-¿FLUFFY? -Gritó George
Hagrid asintió. -Se me escapó ayer por la noche cuando lo estaba haciendo pasear por el Bosque Prohibido.
Bruce se masajeó el mentón. -Dime Hagrid... ¿Qué tan grande es Fluffy ahora?
El hombre se encogió los hombros y luego extendió sus manos mostrando metro y medio aproximadamente. -Algo así, creo.
Fred y George no sabían que pensar. Por un lado le temían al enorme animal. Por otro lado, querían ver el Bosque Prohibido. De hecho... sí sabían que hacer, no tardaron en sonreír pícaramente.
Bruce miro irritado a los gemelos. -Bueno... ¿Vamos?
Hagrid asintió. -Síganme -ordenó comenzando a caminar hacia el bosque.
Estuvieron media hora caminando... Bruce evitó tres veces que los gemelos se fueran por su propia cuenta. Curiosamente no se encontraron con nada interesante, salvo... Fluffy, comiendo lo que parecía ser carne. Bruce no quiso imaginarse de lo que se trataría.
Hagrid les entregó una flauta a cada uno de los chicos. -Necesito que toquen música lo mejor que puedan. -Y sin decir más se dio vuelta y caminó lentamente hacia el perro de tres cabezas.
Los gemelos no parecían saber qué hacer con la flauta. Bruce frunció el ceño y comenzó a tocar una melodía simple. Fluffy levantó la vista como asustado y luego cerró sus ojos... durmiendo como un gatito.
Hagrid tomó a Fluffy con sus enormes manos y lo levantó. -Bien, bien, No pares hasta que lleguemos a mi cabaña. Tú eres Bruce Granger, ¿verdad?
Bruce asintió, pero no detuvo la música.
Siguieron a Hagrid durante quince minutos, momento en el que un árbol... le cayó encima a Bruce. Tal vez haya sido por estar ocupado con la melodía, o tal vez Batman se durmió tanto como Fluffy... pero el caso es que Bruce no se dio cuenta de que venía el árbol hasta que era muy tarde.
De pronto Fluffy se despertó y comenzó a ladrar. Hagrid lo sostuvo y le acarició, calmándolo un poco.
Fred corrió hacia donde estaba Bruce. -Oye amigo, ¿estás bien?
Bruce hizo una mueca de dolor. -Creo que me rompí un par de huesos... pero sí, estoy bien... ¿qué pasó?
George dio un paso hacia atrás. -Troll.
Hagrid colocó a Fluffy en el suelo con suavidad. -Quédate quieto, no quiero que andes por ahí. Fluffy se recostó y volvió a dormir.
De pronto otro árbol cayó, pero esta vez Hagrid lo tomó con sus manos y lo uso para golpear a algo que se ocultaba entre unos arbustos. Un enorme ser de piel viscosa cayó delante del grupo.
Hagrid se acercó y le tocó el cuello. Frunció el ceño. -Es raro, los Trolls por lo general no andan por esta parte del bosque, tal vez tenga algo que ver con Fluffy... bueno, a ver... déjame ayudarte Bruce. Perdón por esto.
Bruce asintió sin darle importancia. -Ya me había lastimado antes, no es nada... -pero luego de esas palabras, se desmayó.
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Resultó que una alumna de sexto (Nymphandora Tonks) fue la culpable de que el Troll estuviera en esa sección del bosque. Fred y George quisieron averiguar cómo había logrado tal cosa, pero a Bruce no le interesó. Se quedó los siguientes tres días en la enfermería leyendo libros.
Sin embargo, unas horas antes de que le dieran de alta, entró una muchacha con el pelo color azul y se sentó junto a él. Ella le miró como esperando a que él le comentara algo, pero él simplemente arqueó una ceja.
-Siento que ese Troll casi te matara -comentó la muchacha mayor al tiempo que se levantaba.
Bruce cerró su libro. -¿Y cómo fue que llegó ahí... Tonks?
La muchacha le miró por unos momentos y luego se rió. -Estaba viendo que tan fácil podría ser atrapar a un Troll... claro, cuando oí a Hagrid aproximarse me fui corriendo del bosque. No pensé que alguien terminaría herido. -Mientras decía esto, su cabello cambió de color, a rosa, rubio, morocho y luego naranja.
Bruce arqueó una ceja ante la metamorfomaga. -Tengo mucho que aprender de éste mundo mágico, por lo que se ve -concluyó volviendo a abrir el libro. -Por cierto, no es que 'casi muero', fueron heridas menores.
Ella asintió. -Bueno... mejor me voy, creo que es tiempo de empezar a estudiar.
Bruce se mordió el labio mientras ella salía de la enfermería. ¿Empezar a estudiar? Sacudió su cabeza... de pronto los Weasley parecían unos santos.
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Bruce terminó su primer año como el mejor alumno de Defensa Contra las Artes Oscuras e Historia de la Magia. Él pensó que también debió llevarse el titulo de mejor en pociones, pero eso lo terminó teniendo Roger Davies de Ravenclaw.
El profesor Prewett de Defensa terminó el año con un accidente que, según había escuchado, tenía que ver con una broma pesada de los hermanos Weasley... pero también había escuchado que tenía problemas familiares y por eso se retiraba a Nueva Zelanda.
Batman la había pasado bien ese año... descansando más que nada, y aprendiendo sobre pasados criminales del mundo mágico. Tenía pensado hacer un par de trabajos durante el verano con respecto a Voldemort y... obviamente, Harry Potter.
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Fin de la Parte 2
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Notas del Autor: No tengo mucho para decir esta vez... salvo que este capitulo no terminó siendo como esperaba en un principio... se hizo largo y para colmo tuve que cortar algunas escenas. Sin embargo, creo que dentro de todo quedó bien, teniendo en cuenta que estos primeros episodios son principalmente para preparar las reglas del juego para cuando llegué Harry a Hogwarts.
Por cierto, sé que Bruce fue un tanto Stu en las partes finales. Pero eso no es más que la excepción, no la regla.
